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Sobre héroes y tumbas Quotes

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Sobre héroes y tumbas Sobre héroes y tumbas by Ernesto Sabato
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Sobre héroes y tumbas Quotes Showing 31-60 of 95
“Aquella noche tuve un sueño agitado. Al despertarme casi me asusté, en la madrugada, no recordé inmediatamente los hechos del día anterior y hasta que tuve plena conciencia miré con sorpresa la confusa realidad que me rodeaba. Pues no nos despertamos de golpe, sino en un complejo y paulatino proceso en que vamos reconociendo el mundo originario como quien viene de un larguísimo viaje por continentes lejanos e imprecisos, y en que después de siglos de existencia oscura hemos perdido la memoria de nuestra existencia anterior, y sólo recordamos de ella fragmentos incoherentes. Y después de un tiempo inconmensurable, la luz del día empieza tenuemente a iluminar las salidas de aquellos laberintos angustiosos y entonces corremos con ansiedad hacia el mundo diurno. Y llegamos al borde del sueño como náufragos exhaustos que logran alcanzar la playa después de una larga lucha con la tempestad. Y allí, semiinconsicnetes todavía, pero ya tranquilizándonos poco a poco, empezamos a reconocer con gratitud algunos de los atributos del mundo cotidiano, el tranquilo y confortable universo de la civilización.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Y la miraba allá arriba, inquieto, como quien vigila a un equilibrista querido que se mueve en zonas peligrosísimas y sin que nadie pueda prestarle ayuda.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Fiindcă nu-s de ajuns oasele și carnea, își zicea el, ca să plămădești un chip, și de asta e infinit mai puțin fizic decât trupul: chipul se definește prin privire, rictusul gurii, cute, prin tot ansamblul de atribute subtile prin care sufletul se dezvăuie prin mijlocirea cărnii. Din pricina asta, chiar în clipa în care cineva moare, trupul i se preface brusc în ceva diferit, atât de diferit încât am putea spune „nu mai seamănă”, în ciuda faptului că e alcătuit din aceeași materie ca o clipă înainte, o clipă înainte de acel moment misterios când sufletul părăsește trupul, iar acesta rămâne fără viață, ca o casă din care pleacă pentru totdeauna cei care au locuit și, mai cu seamă, au suferit și s-au iubit acolo. Căci nu pereții, nici tavanul și nici înălțimea nu imprimă personalitate casei, ci ființele care o însuflețesc cu vorbele lor, cu râsetele, iubirile și ura lor, ființe care o impregnează cu ceva imaterial, dar pătrunzător, cu ceva la fel de diafan ca surâsul de pe un chip, chiar dacă o fac prin obiecte materiale, covoare, cărți sau culori. Pentru că tablourile pe care le vedem pe pereți, culorile în care au fost vopsite ușile și ferestrele, desenul covoarelor, florile de prin camere, discurile și cărțile, deși obiecte materiale (tot așa cum buzele și sprâncenele țin de carne), sunt, neîndoios, manifestări ale sufletului; fiindcă sufletul nu se arată ochilor noștri materiali decât prin mijlocirea materiei, și asta e un neajuns al sufletului, dar și o ciudată subtilitate.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Y pienso si no será siempre así, que el arte de nuestro tiempo, ese arte tenso y desgarrado, nazca invariablemente de nuestro desajuste, de nuestra ansiedad y nuestro descontento. Una especie de intento de reconciliación con el universo de esa raza de frágiles, inquietas y anhelantes criaturas que son los seres humanos. Puesto que los animales no lo necesitan: les basta vivir. Porque su existencia se desliza armoniosamente con las necesidades atávicas. Y al pájaro le basta con algunas semillitas o gusanos, un árbol donde construir su nido, grandes espacios para volar; y su vida transcurre desde su nacimiento hasta su muerte en un venturoso ritmo que no es desgarrado jamás ni por la desesperación metafísica ni por la locura. Mientras que el hombre, al levantarse sobre las dos patas traseras y al convertir en un hacha la primera piedra filosa, instituyó las bases de su grandeza pero también los orígenes de su angustia; porque con sus manos y con los instrumentos hechos con sus manos iba a erigir esa construcción tan potente y extraña que se llama cultura e iba a iniciar así su gran desgarramiento, ya que habrá dejado de ser un simple animal pero no habrá llegado a ser el dios que su espíritu le sugiera. Será ese ser dual y desgraciado que se mueve y vive entre la tierra de los animales y el cielo de sus dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención. Ese ser dolorido y enfermo del espíritu que se preguntará, por primera vez, sobre el porqué de su existencia. Y así las manos, y luego aquella hacha, aquel fuego, y luego la ciencia y la técnica habrán ido cavando cada día más el abismo que lo separa de su raza originaria y de su felicidad zoológica. Y la ciudad será finalmente la última etapa de su loca carrera, la expresión máxima de su orgullo y la máxima forma de su alienación. Y entonces seres descontentos, un poco ciegos y un poco como enloquecidos, intentan recuperar a tientas aquella armonía perdida con el misterio y la sangre, pintando o escribiendo una realidad distinta a la que desdichadamente los rodea, una realidad a menudo de apariencia fantástica y demencial, pero que, cosa curiosa, resulta ser finalmente más profunda y verdadera que la cotidiana. Y así, soñando un poco por todos, esos seres frágiles logran levantarse sobre su desventura individual y se convierten en intérpretes y hasta en salvadores (dolorosos) del destino colectivo.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Ahora advierto que escribía cada vez que era infeliz, que me sentía solo o desajustado con el mundo en que me había tocado nacer. Y pienso si no será siempre así, que el arte de nuestro tiempo, ese arte tenso y desgarrado, nazca invariablemente de nuestro desajuste, de nuestra ansiedad y nuestro descontento. Una especie de intento de reconciliación con el universo de esa raza de frágiles, inquietas y anhelantes criaturas que son los seres humanos.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“¿Sería uno tan duro con los seres humanos -decía Bruno- si se supiese de verdad que algún día se han de morir y que nada de lo que se les dijo se podrá ya rectificar?”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“-Me fascinaba -agregó Martín- como un abismo tenebroso, y si me desesperaba era precisamente porque la quería y la necesitaba. ¿Cómo ha de desesperarnos algo que nos resulta indiferente?”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Pogledaj onaj osvetljeni prozor, tamo na onoj kući - reče Alehandra i pokaza rukom. - Uvek me uzbuđuju ta svetla u noči. Možda se porađa neka žena? Ili neki siromašan student čita Marksa. O, kako je svet tajanstven! Samo površni ljudi to ne vide. Razgovaraš sa uličnim pozornikom, stekneš njegovo poverenje i za tili čas otkriješ da je i on jedna zagonetka.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“La dictadura acecha siempre detrás de la demagogia.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Siempre me pareció portentoso que alguien pueda crecer, tener ilusiones, sufrir desastres, ir a la guerra, deteriorarse espiritualmente, cambiar sus ideas, transformar sus sentimientos y sin embargo seguir recibiendo el mismo nombre: Fernando Vidal. ¿Tiene algún sentido? ¿O es verdad que, a pesar de todo, existe algún hilo, infinitamente estirable pero milagrosamente unitario, que a través de esos cambios y catástrofes mantenga la identidad del yo?”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“...una de las trágicas precariedades del espíritu, pero también una de sus sutilezas más profundas, era su imposibilidad de ser sino mediante la carne.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“... ese afán que tienen los hombres de aferrarse a cualquier despojo de alguien que quisieron mucho, esos despojos del cuerpo y del alma que han quedado abandonados por ahí: en esa especie de destrozada e incierta inmortalidad de los retratos, de las frases que alguna vez dijeron a otros, del recuerdo de alguna expresión que alguien recuerda, o dice recordar, y hasta de esos pequeños objetos que de ese modo alcanzan un valor simbólico y desmesurado (una cajita de fósforos, una entrada de cine); objetos o frases que producen entonces el milagro de hacer presente aquel espíritu aunque fugaz, inasible y desesperadamente presente, del mismo modo que un recuerdo querido con algún transitorio golpe de perfume o un fragmento de música; fragmento que no tiene por qué ser importante ni profundo, y que bien puede ser humilde y hasta trivial melodía que en aquel tiempo mágico nos hizo reír por su vulgaridad, pero que ahora, ennoblecida por la muerte y la separación eterna, nos parece conmovedora y profunda.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Per avere una visione nera del mondo bisogna infatti averci prima creduto. Ed è ancora più curioso e paradossale il fatto che i pessimisti, una volta delusi, non siano costantemente e sistematicamente disperati, e che in un certo senso sembrino disposti a rinnovare la loro speranza in ogni momento, pur dissimulandosi dietro la nera apparenza di amareggiati universali, in virtù di una sorta di pudore metafisico, come se il pessimismo, per conservarsi sempre forte e vigoroso avesse bisogno ogni tanto di una nuova e micidiale delusione.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato? Esta feroz lucidez que ahora tengo es como un faro y puedo aprovechar un intensísimo haz hacia vastas regiones de mi memoria: veo caras, ratas en un granero, calles de Buenos Aires o Argel, prostitutas y marineros; muevo el haz y veo cosas más lejanas: una fuente en la estancia, una bochornosa siesta, pájaros y ojos que pincho con un clavo. Tal vez ahí, pero quién sabe: puede ser mucho más atrás, en épocas que ahora no recuerdo, en períodos remotísimos de mi primera infancia. No sé. ¿Qué importa, además?”
Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas
“Lo siento por Macedonio Fernández, por Borges y tal vez por Bioy Casares, aunque estoy dispuesto a alegrarme por Derrota Ocampo: el mate no hace una cultura.”
Guillermo Cabrera Infante, Tres tristes tigres
“I always dream. Of fire, of birds, of swamps that I'm sinking into or panthers that are clawing me to bits, of snakes. But fire especially. In the end, there's always fire.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“I didn’t want one coffee so I drank three.”
Guillermo Cabrera Infante, Three Trapped Tigers
“Y cuando llegaba a ese punto y cuando parecía que ya nada tenía sentido, se tropezaba acaso con uno de esos perritos callejeros, hambrientos y ansiosos de cariño, con su pequeño destino (tan pequeño como su cuerpo y su pequeño corazón que valientemente resistirá hasta el final, defendiendo aquella vida chiquita y humilde como desde una fortaleza diminuta) , y entonces, recogiéndolo, llevándolo hasta una cucha improvisada donde al menos no pasase frío, dándole algo de comer, convirtiéndose en el sentido de la existencia de aquel pobre bicho, algo más enigmático pero más poderoso que la filosofía parecía volver a dar sentido a su propia existencia. Como dos desamparados en medio de la soledad que se acuestan juntos para darse mutuamente calor.”
Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas
“Pero eso lo entendió después de duras experiencias, cuando ya era tarde. Como casi siempre sucede (como si el tiempo se divirtiese en presentarse antes de lo debido para que la gente haga representaciones tan grotescas y primarias como las que hacen ciertos cuadros de aficionados a los que les falta experiencia: Otelos que todavía no han amado).”
Ernesto Sábato, Sobre Heroes y Tumbas
“Además, si prevalece siempre el bien ¿por qué hay que predicarlo?”
Ernesto Sábato, Sobre Heroes y Tumbas
“No vaya a creer que sus cuadros me dijeran cosas directas, pues en ellos no había ni siquiera figuras humanas, y mucho menos anécdota. Eran naturalezas muertas: una silla al lado de una ventana, un florero. Pero, qué milagro: uno dice "silla" o "ventana" o "reloj", palabras que designan meros objetos de ese frígido e indiferente mundo que nos rodea, y sin embargo de pronto transmitimos algo misterioso e indefinible, algo que es como una clave como un patético mensaje de una profunda región de nuestro ser. Decimos "silla" pero no queremos decir "silla", y nos entienden. O por lo menos nos entienden aquellos a quienes está secretamente destinado el mensaje, críptico, pasando indemne a través de las multitudes indiferentes y hostiles. Así que ese par de zuecos, esa vela, esa silla no quiere decir ni esos zuecos, ni esa vela macilenta, ni aquella silla de paja, sino Van Gogh, Vincent (sobre todo Vincent): su ansiedad, su angustia, su soledad; de modo que son más bien su autorretrato, la descripción de sus ansiedades más profundas y dolorosas. Sirviéndose de aquellos objetos externos e indiferentes, esos objetos de ese mundo rígido y frío que está fuera de nosotros, que acaso estaba antes de nosotros y que muy probablemente seguirá permaneciendo, indiferente y helado, cuando hayamos muerto, como si esos objetos no fueran más que temblorosos y transitorios puentes (como las palabras para el poeta) para salvar el abismo que siempre se abre entre uno y el universo; como si fueran símbolos de aquello profundo y recóndito que refleja; indiferentes y objetivos y grises para los que no son capaces de entender la clave pero cálidos y tensos y llenos de intención secreta para los que la conocen. Porque en realidad esos objetos pintados no son los objetos de aquel universo indiferente sino objetos creados por aquel ser solitario y desesperado, ansioso de comunicarse, que hace con los objetos lo mismo que el alma realiza con el cuerpo: impregnándolo de sus anhelos y sentimientos, manifestándose a través de las arrugas carnales, del brillo de sus ojos, de las sonrisas y de las comisuras de sus labios; como un espíritu que trata de manifestarse (desesperadamente) con el cuerpo ajeno, y a veces groseramente ajeno (...).”
Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas
“(...) el hombre, al levantarse sobre las dos patas traseras y al convertir en un hacha la primera piedra filosa, instituyó las bases de su grandeza pero también los orígenes de su angustia; porque con sus manos y con los instrumentos hechos con sus manos iba a erigir esa construcción tan potente y extraña que se llama cultura e iba a iniciar así su gran desgarramiento, ya que habrá dejado de ser un simple animal pero no habrá llegado a ser el dios que su espíritu le sugiera. Será ese ser dual y desgraciado que se mueve y vive entre la tierra de los animales y el cielo de sus dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención.”
Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas
“Al salir del bar, y después de hacer mi visita nocturna a la pensión, sobre la Plaza del Once, contemplaba aún el gran cartel que anuncia los fideos Santa Catalina, y aunque no recordaba quién había sido Santa Catalina no me parecía difícil que hubiese sufrido el martirio, ya que el martirio fue siempre el fin casi profesional de los santos; y entonces no podía dejar de meditar sobre esa característica de la existencia humana consistente en que un crucificado o un desollado vivo con el tiempo se convierte en una marca de fideos o de conservas en lata.”
Ernesto Sábato, SOBRE HEROES Y TUMBAS I Literatura Contemporanea Seix Barral
“llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“But what if all that isn’t true?” the girl who was at that moment behind his back was to say to him two years later; an enormous span of time—Bruno thought—because it was not measured in months or even in years, but rather, as is peculiar to this class of beings, in spiritual catastrophes and days of utter loneliness and inexpressible sadness; days that lengthen and become distorted, like shadowy phantoms on the walls of time.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Los apóstoles de la máquina nos dijeron que cada día daría al hombre más tiempo para el ocio. La verdad es que el hombre tiene cada día menos tiempo, cada día anda más enloquecido.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Era una especie de santo del infierno.”
Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas
“Because the dictionary created its suspense with one word lost in a wood of words (not like needles in a haystack which are easy to find, but one particular pin in a pincushion) and there was the wrong word and the word innocent and the word guilty and the word-assassin and the word-police and the word-chase and the word-rescue-patrol in the last word-reel and lastly the word end, and because the suspense of the dictionary lay in seeing oneself looking desperately for a word up and down the columns until one found it and when it turned up seeing that it meant something different, this was better than one's surprise at the last real...”
Guillermo Cabrera Infante, Three Trapped Tigers
“Because the dictionary created its suspense with one word lost in a wood of woods (not like needles in a haystack which are easy to find, but one particular pin in a pincushion) and there was the wrong word and the word innocent and the word guilty and the word-assassin and the word-police and the word-chase and the word-rescue-patrol in the last word-reel and lastly the word end, and because the suspense of the dictionary lay in seeing oneself looking desperately for a word up and down the columns until one found it and when it turned up seeing that it meant something different, this was better than one's surprise at the last real...”
Guillermo Cabrera Infante, Three Trapped Tigers

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