Esta publicación se realiza gracias al valioso aporte
de la Conferencia Episcopal de Esatados Unidos
Amenta, Sara Graciela
Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán / Sara
Graciela Amenta ; Ana Cecilia Aguirre ; coordinación general de
Sara Graciela Amenta ; Ana Cecilia Aguirre. - 1a ed. - San Miguel
de Tucumán : Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino.
UNSTA, 2020.
396 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-8421-01-8
1. Historia. I. Aguirre, Ana Cecilia. II. Título.
CDD 982.43
Dibujos de Tapa: Félix Alberto Montilla Zavalía
Primera edición: diciembre de 2020
Editorial UNSTA
Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Salta
Argentina
Los escritos sobre Elmina Paz de Gallo (1833-1911)
Apuntes para una biografía
Cynthia Folquer1
¿Es posible escribir una vida? ¿Qué capacidad tiene la biografía de abarcar una
vida? Los debates historiográficos respecto al género biográfico comenzaron a ser
más indulgentes en los últimos 30 años, ya que se lo había subvalorado debido a
la pretensión de objetividad científica en la ciencias sociales durante gran parte del
siglo XX, provocando un eclipse de la escritura biográfica entre los cultores de la
ciencia histórica (Dosse, 2012: 192). Desde una postura de valoración del género
biográfico, Giovanni Levi, afirmaba que la biografía es un lugar ideal para observar
el ejercicio de la libertad del sujeto, para subrayar la irreductibilidad de una persona
y de sus comportamientos a sistemas normativos generales (Levi, 1989: 139). Por
otra parte Bourdieu impugnaba el recurso biográfico argumentando, que lo único
que garantiza un análisis científico desde las ciencias sociales, era la reconstrucción
del contexto, la superficie social sobre la que actúa una persona, siendo éste el único
modo de proceder posible para evitar una “ilusión biográfica” (Bourdieu, 1986).
La microhistoria italiana volvió a darle su derecho de ciudadanía a la singularidad y ha sabido posicionar la centralidad del individuo para pensar una
época, como bien señala Paula Bruno (2012: 157) y en este sentido, en otros
trabajos me he referido al contexto socio-político-económico en que emerge
la vida de Elmina Paz Gallo, para comprender y ubicar su figura en la época y
circunstancias en que se desarrolló su acción.
Estos apuntes para una biografía de Elmina Paz de Gallo (1833-1911) pretenden realizar una aproximación a su vida, analizando los textos ya producidos
sobre ella, planteando algunas claves de interpretación del proceso de transformación de su itinerario vital, comprendiendo que el proceso de una vida implica la
compleja formación progresiva y no lineal de la identidad. En este recorrido por
los escritos sobre su vida, se confirma que no es posible retornar al antiguo dogma de la soberanía ilimitada del sujeto respecto de las normas de su época, pero
1
Instituto de Investigaciones Históricas “Prof. Manuel García Soriano”. UNSTA
256
Historias de Vida
sí reconocer como afirma Patrice Gueniffey que “el cambio social es obra de los
actores y no resultado de un proceso impersonal” (2003: 87).
Todos los autores analizados se detienen en los ámbitos de sociabilidad y
las relaciones más significativas que tuvo Elmina Paz, desde la convicción que
el grupo y las personas con las que interactuó impregnaron sus decisiones y el
perfil que fue tomando su vida. Como afirma François Dosse (2012: 266), las
transformaciones que los sujetos experimentan en su vida están impregnadas
de los vínculos con los otros.
Elmina Paz-Gallo: fuentes para narrar su vida
Nicolasa Elmina Paz de Gallo nació en
la ciudad de Tucumán (Argentina) el 10 de
septiembre de 1833, hija de Manuel Paz y
Dorotea Terán. Contrajo matrimonio a la
edad de 24 años en 1857, con Napoleón Gallo (1819-1886), hombre de fuerte militancia política, nacido en la provincia de Santiago del Estero, ciudad en la que vivieron
durante siete años.
Su esposo provenía de una familia de
raigambre federal, partidario de Urquiza,
por ello entró en conflicto con la facción
leal a Rosas de su provincia y tuvo que radicarse en el Paraguay, en donde se dedicó a
la explotación agropecuaria. De regreso a la
Elmina Paz hacia 1857. Caja: Fotos
Elmina Paz. Archivo Hermanas
Argentina vivió en Buenos Aires y al retorDominicas de Tucumán (AHDT).
nar al norte se vio enfrentado al clan de los
Taboada que dominó la política santiagueña durante largos años. Esto lo obligó a
emigrar a Tucumán en donde colaboró con sus sobrinos en los emprendimientos
azucareros familiares. Napoleón Gallo también participó en expediciones militares y fue integrante de las milicias fieles a la confederación en Tucumán y Salta2.
Elmina acompañó a su esposo en las vicisitudes de la inestable vida política de la segunda mitad del siglo XIX, tuvieron que huir varias veces a Salta,
acampando a la intemperie junto a su esposo y su hija pequeña. Ella también
2
“Napoleón Gallo”, El Orden, 9 de enero de 1887.
Cynthia Folquer
Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán
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asumió un compromiso político en las cuotas de participación establecidas para
la mujer, al integrar y liderar asociaciones de beneficencia que se constituyeron
en verdaderos espacios de sociabilidad política. Fue presidenta de la Sociedad
de Beneficencia de Tucumán en dos períodos e integró la Tercera Orden Seglar
Dominicana tanto en Santiago del Estero como en Tucumán.
Fruto de este matrimonio, nació su hija María Jesús, quien murió a los tres años
de edad en 1864. El dolor experimentado y las luchas políticas en Santiago del Estero, fueron los motivos que provocaron la decisión de radicarse en Tucumán.
Napoleón Gallo, murió el 1 de junio de 1886, a la edad de 67 años, luego de
una larga y penosa enfermedad. Ese mismo año, en los meses de noviembre y
diciembre, se desató en Tucumán una epidemia de cólera que diezmó la población y Elmina decidió hacer de su casa un hogar para los huérfanos víctimas
más vulnerables del contagio. Esta experiencia marcó su vida y decidió consagrarse a Dios y fundar una congregación religiosa para dar continuidad a esta
obra. En este nuevo proyecto emprendido a la edad de 53 años, fue fundamental
la mediación de Fr. Ángel María Boisdron -un dominico francés radicado en
Tucumán- y un grupo de amigas que se sumaron a esta aventura. Luego de abrir
el asilo-escuela en San Miguel de Tucumán, continuó respondiendo a necesidades de otros puntos del país, fundando conventos y escuelas: Colegio Santísimo
Rosario en Monteros, Tucumán (1895), Asilo San Vicente de Paul, luego Colegio La Asunción en Santiago del Estero (1898), Asilo-Escuela Sagrado Corazón
en Buenos Aires (1902); Colegio Santa Rosa en San Miguel de Tucumán (1902);
Asilo- Escuela Sagrada Familia en Santa Fe (1908) y Asilo- Escuela Javier Correa, luego Colegio Santísimo Rosario en Rosario, Santa Fe (1909).
Estos breves datos sobre su vida están contenidos en las biografías que fueron escritas a lo largo de la centuria que nos separa de su muerte y que mantuvieron viva la memoria de su fecunda vida.
El sermón fúnebre de Fray Ángel María Boisdron
(2 de noviembre de 1911)
El primer texto que contiene un relato sobre su vida, lo constituye el sermón
fúnebre que pronunció Fray Ángel María Boisdron el día de sus exequias3, en
donde hace referencia a Elmina Paz como “una santa mujer” que representaba
“lo más elevado de nuestras creencias y lo más benéfico de nuestra religión”, una
Sor María Dominga del Santísimo Sacramento, en sus exequias, 2º de noviembre de 1911, en
Boisdron (1921: 199-200).
3
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mujer de “ideales, pensamientos y obras”. Describe su corazón liberado de odio
o resentimiento y con una gran capacidad de amor a todos, según el espíritu del
evangelio de Jesucristo. Describe el compromiso de Elmina en su dimensión caritativa: “no hay obra de beneficencia en que no tenga parte; pocos son los institutos
humanitarios en que no haya prestado sus servicios, como presidenta o con otro
oficio por ella preferido, porque era más humilde” (Boisdron, [1911] 1921: 199).
Recuerda el gesto de Elmina Paz de entregar su casa para acoger a los niños, la
disposición de sus recursos para curarlos y sostenerlos y su entrega personal a este
proyecto, no solo con la donación de su dinero. En este sermón fúnebre, Boisdron
resalta la fundación de la congregación de Hermanas Dominicas, como otra gran
decisión de Elmina Paz, en el deseo de hacer más duradera esta obra comenzada
y no duda en hacer alusión a figuras como Santa Teresa de Avila y Santa Juana de
Chantal, con quienes frecuentemente se ha comparado a esta mujer tucumana.
También expresa el sufrimiento y sacrificio que esta obra le implicó a Elmina, “los reveses de fortuna”, “las horas de martirio”, pero destacando el espíritu
de fe que siempre la sostuvo y cómo ella encontraba las energías necesarias en su
consagración y en sus prácticas de piedad. También alude a la larga enfermedad
que la acosó y que fue como un crisol en donde probó su vida virtuosa.
Describe la escena de serenidad y calma de su muerte, rodeada de familiares y religiosas de la congregación y evoca la sensación y la certeza de que “así
mueren los santos”.
Al final del sermón le dirige una oración pidiendo su intercesión ante Dios
para que las religiosas tengan “fervor y perseverancia en su vocación de piedad
y caridad” y en este sentido Boisdron, la considera una santa, una mediadora
ante Dios, según el rol otorgado por la tradición de la iglesia a quienes son reconocidos en su santidad.
La Corona Fúnebre de 1912
La repercusión que su vida tuvo no sólo en Tucumán sino en la República
Argentina, quedó plasmada en numerosos artículos de diferentes periódicos del
país, que confirman la fama de santidad de Elmina. Estos textos se reunieron en
un libro titulado “Corona Fúnebre. Elmina Paz de Gallo (en religión Sor María
Dominga del Santísimo Sacramento)”, impresa al año de su muerte en 1912, por
iniciativa de su sucesora, Sor María Inés de los Ángeles Olmos.
En la introducción, se expresa que “la memoria de Ella” provoca un “profundo
recogimiento” en quienes la conocieron y que con esta publicación se pretende que
Cynthia Folquer
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“jamás mengüe el sentimiento de su presencia”4. Se afirma también que la Congregación fundada por Elmina Paz de Gallo publica esta Corona Fúnebre para “satisfacer en forma sensible y quizás más estable su intenso cariño y los deseos de las
personas que han conseguido por Ella especiales gracias”5.
Los textos publicados en la Corona Fúnebre corresponden a diferentes periódicos del país: El Orden, El Heraldo (Tucumán); La Nación, La Razón, El
Diario Español, La Semana, El Pueblo, La Mañana (Buenos Aires); Stella (Catamarca) y Verdades y Noticias (Mendoza). Incluye este libro también el sermón
fúnebre de Fr. Ángel María Boisdron; textos de Baltazar Olaechea y Alcorta;
Ernesto Padilla; Elena P. Aceña; José Fierro; Asilo de Huérfanos de Santiago del
Estero; Sociedad de Santa Imelda; alumnas del Colegio Santísimo Rosario de
Monteros; Fray Antonio Battista OP y Juan Isella. Además poemas de Fr. Tomás
Luque OP y Fr. Jacinto Carrasco y una gran cantidad de telegramas y tarjetas
de pésame recibidas tanto en Tucumán como en Buenos Aires. Todos los textos
reunidos en este pequeño libro, constituyen un testimonio del impacto benéfico
que la vida de Elmina Paz provocó y del sincero reconocimiento en todas las
localidades hacia donde se expandió su obra.
Primer Aniversario de su fallecimiento (1912):
Alocución de Fray Ángel María Boisdron6
En el homenaje realizado en el Asilo de Huérfanas de San Miguel de Tucumán,
con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, el discurso pronunciado
por Fray A. M. Boisdron, volvió a acentuar su fama de santidad, afirmando que “la
llamamos, la creemos santa” y destacando nuevamente su marcada caridad hacia
los más pobres, la entrega de su vida y su fortuna para cuidarlos, atestiguando que
“era para ellos como el ángel Rafael en la casa de Tobías” (Boisdron[1912]1921:
202) en clara alusión a la tradición veterotestamentaria, en donde se adjudica a los
ángeles un rol protector sobre la vida humana. En el mismo discurso, Boisdron
enuncia que “no solo había que venerarla sino sobre todo imitarla”.
“In memoriam”, en Corona Fúnebre (1912: 5).
“In memoriam”, en Corona Fúnebre (1912: 7). Llama la atención la veneración hacia la figura de
Elmina, se refieren a “Ella” con mayúscula y se deja constancia de las gracias divinas conseguidas
por su intercesión. Seguramente esta publicación de la Corona Fúnebre tenía ya la intención de
recuperar la memoria de su fama de santidad.
6
Se trata de una pequeña publicación de la alocución de Boisdron, Caja: Escritos sobre Elmina
Paz-Gallo, Archivo de las Hermanas Dominicas de Tucumán (AHDT). Este discurso también fue
publicado en Boisdron ([1912] 1921: 201-203).
4
5
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Historias de Vida
Como todo discurso fúnebre, los textos elaborados sobre Elmina Paz constituyen un verdadero elogio de su vida y obra. En la tradición eclesial la elaboración de necrologías o elogios de difuntos, son memorias del ausente que se
transforman luego en biografías de santidad o hagiografías, como bien explica
Laia de Ahumada (2011: 41-55).
Clotilde Cortés7: La primera biógrafa, 1917
En 1917, se publicó una primera biografía de la autoría de Clotilde Cortés
de González, como homenaje a Elmina Paz y para obtener recursos para el asilo
con la venta del pequeño libro, así lo expresaba en la dedicatoria:
“sea este impreso un medio de aliviar siquiera en parte las duras aflicciones presentes de esta utilísima santa casa generalicia, que con solicitud
de verdadera madre cobija amorosamente a numerosísimas huerfanitas”
(Cortés, 1917).
Por ser la primera biografía, tiene el valor de brindar numerosos detalles de
su vida que luego servirán de insumo para las siguientes, indicando aspectos
de la niñez de Elmina y la educación recibida en la escuela doméstica de Ercilia
del Corro. Narra detalles de su matrimonio con Napoleón Gallo y los destierros
y migraciones que vivió debido a las contiendas políticas en las que se vio envuelta por el compromiso político de su esposo en Santiago del Estero. Detalla
el dolor por la muerte prematura de su pequeña hija María Jesús a la edad de
3 años y señala como Elmina encarnó el himno a la caridad de la Carta a los
Corintios 13, ejercitándose de manera extraordinaria:
sencillamente ataviada dentro de su riqueza, casi diariamente abandonaba todas las comodidades que le brindaba su magnífico hogar y para ir
a los barrios suburbanos. Llegaba cual ángel de bondad a derramar a manos llenas cuanto es dable imaginar y mucho más que la ayuda material
era lo que recibían los pobres, era sobre todo el agradable estímulo por lo
bueno, el sabio consejo, la prudente defensa en contra de cualquier falla
Sobre Clotilde Cortés de González no encontramos muchas referencias, pero evidentemente
conoció muy de cerca a Elmina Paz y también la encontramos como integrante de la Comisión
organizadora de las Celebraciones del Centenario de su nacimiento y escribiendo el prólogo del
libro conmemorativo de 1933.
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Cynthia Folquer
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y aún más la suave caricia que los pequeños recibían de la encumbrada
dama, que al encontrarse con ellos se sentía tan feliz, contenta y satisfecha
como en los más elegantes salones (Cortés, 1917: 9).
Resalta la participación de Elmina Paz en la Sociedad de Beneficencia de
Tucumán, su colaboración en la instalación de las religiosas del Huerto en la
ciudad en 1876, quienes llegaban para asumir el Hospital de las Mercedes (hoy
Padilla) y una escuela para mujeres.
Cortés aporta detalles de la enfermedad de su marido y su muerte acontecida en 1886 y de cómo al quedar viuda le solicitó al dominico Fr. Ángel M. Boisdron, un reglamento de vida8 como guía de crecimiento espiritual. La biógrafa
manifiesta que Elmina le había expresado a su esposo sus deseos de ingresar en
la Casa de Jesús, el beaterio que existía en la ciudad, pero que el Sr. Gallo le había
declarado su disconformidad agregando que “en su casa podría hacer cuanto
deseare” (Cortés, 1917: 11).
Cortés se detiene en los hechos de la epidemia y en la decisión de Elmina de
transformar su casa en hogar para los huérfanos, luego de discernir junto a Fr.
Ángel María Boisdron y al Dr. Ignacio Colombres, quien en ese momento ejercía como Intendente municipal. Este proyecto inició con seis personas que la
ayudaron: Raquel Camaño, Fortunata y Rosario Estrada, María Reina, Tomasa
Alberti y Lucinda Flores (Cortés, 1917: 13). Indica cómo fue recibiendo ayuda
monetaria de varias personas, destacando el apoyo brindado por el Intendente
de Buenos Aires, Don Torcuato de Alvear quien le envió la mitad de lo obtenido
por la rifa de los anteojos del General San Martín, dinero que le fue otorgado a
través de su hermano Benjamín Paz. Esta circunstancia brinda a Clotilde Cortés
la oportunidad para comparar la gesta de Elmina con la del Gral. San Martín,
quienes con su acción contribuyeron al bien de la patria (Cortés, 1917: 14).
Entre los protectores de la obra de Elmina, identifica al Dr. Pedro Ruiz de
Huidobro9, quien fue sostén y guía en la administración de la obra y el médico
de cuantos sufrían alguna enfermedad en el asilo.
8
Se conserva en el archivo de las hermanas dominicas este pequeño reglamento que es una orientación para el crecimiento en la vida de oración y de servicio a los demás. Reglamento de vida, en
Fascículo Cartas de Boisdron a Elmina Paz, 1886-1900. Caja: Cartas de Boisdron a Elmina Paz Gallo
(AHDT).
9
Era un médico, nacido en Tucumán y graduado en la Universidad de Buenos Aires en 1881.
Ejerció activamente la profesión toda su vida alternando con intensas actividades políticas. Fue
intendente de Tucumán de 1883 a 1886; diputado nacional por Tucumán en dos oportunidades,
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Además esta biógrafa la compara con Santa Catalina de Siena en su caridad
para atender a los enfermos y con San Vicente de Paul por su actitud de acoger a niños abandonados, viviendo el mandamiento del amor según se indica en
el evangelio “yo los he amado para que ustedes se amen también entre ustedes
mismos. Ninguno siente mayor amor que el que expone su vida por sus amigos”
(Juan, 15, 13-14).
Un detalle que pasó inadvertido en otras biografías fue la acogida en su casa
de un huérfano abandonado, quien le fue entregado por el jefe de policía D.
Bernardo Colombres (Cortés, 1917: 11) experiencia que constituyó un pequeño
antecedente de la apertura de su casa para acoger a muchos más.
La circular de Mons. Agustín Barèrre, Obispo de Tucumán, 1933
En 1933 con motivo del primer centenario de su nacimiento, el Obispo de
Tucumán Mons. Agustín Barèrre, escribió una circular para toda la diócesis,
exaltando la vida y virtudes de Elmina Paz, testimoniando su fama de santidad e
invitando al Pueblo de Dios a reconocerla discípula de Jesús, como laica, esposa,
viuda, madre y consagrada10. Afirmando que en su vida fue providencia de los
pobres y madre de los huérfanos11.
Compara a Elmina Paz con Santa Juana de Chantal, porque ambas fueron
madres, esposas, viudas, fundadoras de congregaciones religiosas y comprometidas con los que más sufren12.
Asevera que Elmina estuvo marcada por un “sello especial” y que fue “fiel a
las menores inspiraciones de la gracia”13, advierte también que “nuestra heroína” conquistó con esfuerzo su fama de santidad.
Un pilar fundamental del proyecto de fundación de la Congregación y de la
apertura de nuevas casas fue Fr. Ángel María Boisdron, pero luego de 4 años de
iniciada la obra, en 1890 se le pidió que asuma nuevas responsabilidades como
profesor en la Universidad de Friburgo, Suiza. Este alejamiento inesperado impactó en Elmina Paz y en la obra iniciada, por ello el Obispo afirmó que ella
de 1886 a 1890 y de 1906 a 1910. Ocupó también reiteradas bancas en la Cámara de Senadores de
la Provincia: en 1885, y luego en 1902-1904,1904-1908,1914- 1916 y 1916-1920.
10
Barrère, Agustín, Obispo de Tucumán, Carta Circular del 10 de septiembre de 1933. La Semana
Católica, Boletín Oficial de la Diócesis de Tucumán, año V, Nº 206, 1933: 2115-2122.
11
Barrère, Agustín, Carta Circular…1933: 2120.
12
Barrère, Agustín, Carta Circular…1933: 2116.
13
Barrère, Agustín, Carta Circular…1933: 2117.
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Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán
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“comprendió que era necesario cimentarla en la más plena confianza en Dios y
el más absoluto desprendimiento del corazón”14.
Barrère que la conoció expresa que
su afabilidad hacía fácil y ameno el trato con ella, pero un recato sobrenatural que envolvía a toda su persona, imponía respeto y atajaba toda
palabra que pudiera lastimar la caridad. Después de hablar con ella, uno
se sentía mejor, lo hemos probado más de una vez15.
Barrère recordaba “El duelo por su muerte fue general ¿no había sido desde
niña la providencia de los pobres y más tarde de la madre de los huérfanos?”
(1933: 2120).
El libro del centenario de su nacimiento. 1933
Con motivo del centenario de su nacimiento se hicieron varios actos de homenaje, en las distintas provincias en donde las hermanas estaban presentes y se
publicó un libro como recordatorio de todas las celebraciones. Se hace referencia
con fotografías a la obra de teatro sobre su vida, los discursos pronunciados, poesías y textos elaborados en su memoria, que manifiestan un profundo reconocimiento a la vida y obra de Elmina. Estos textos se produjeron en varios puntos
del país y la publicación contó con la autorización del Obispado de Tucumán.
En la presentación Fray Antonio Battista OP, alude al texto evangélico que
se refiere a la predilección de Jesús por los niños: “Dejen que los niños vengan
a mi y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como
ellos” (Mt 19,14) aseverando que “quien parte su pan y ofrece su techo, su cariño
y sus cuidados a los niños, ese es el amado de Jesús; con Él ha partido su pan y
la sombra de su hogar”16.
Este libro contiene todas las publicaciones en la prensa de diferentes provincias del país en donde se rindió homenaje a Elmina (Tucumán, Santiago del
Estero, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires), se detallan los nombres de los integrantes de las comisiones que se constituyeron en cada provincia, los actos de
homenaje, la obra de teatro, discursos, poesías, telegramas y cartas recibidas en
Barrère, Agustín, Carta Circular…1933: 2118.
Barrère, Agustín, Carta Circular…1933: 2120.
16
Fray Antonio Battista OP, “Presentación”, en Libro del Centenario del Nacimiento de Elmina
Paz (1933).
14
15
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adhesión a los festejos y todos contienen referencia a la fecundidad de la vida y
misión de Elmina.
Entre los discursos pronunciados, las emisiones radiales y las publicaciones en la prensa podemos señalar los de Juan B. Terán; Fr. Jacinto Carrasco
OP; Juana Romero de Torres17; Fr. Tomás Luque OP; Gregorio Aráoz Alfaro;
Alberto Padilla; Abelardo Gallo; Abraham de la Vega; Pbro. Tomás Carrone;
Ernesto Padilla; José Fierro y Fr. Reginaldo de la Cruz Saldaña Retamar OP.
Todos reconocen la fama de santidad de Elmina Paz, comparándola con
otras fundadoras de congregaciones religiosas de Argentina, como afirma Fr.
Jacinto Carrasco:
pocas provincias nuestras pueden ostentar en su historia lugareña figuras
tan completas, venerables y santas como la de doña Elmina Paz de Gallo.
Es cierto que el hogar argentino se destacó aún en desde aquel fondo
sombrío del coloniaje y pudo producir una reverenda Madre Antonia de
Paz y Figueroa en Santiago (para solo señalar una Santa) y un conjunto
de dignisimas matronas en todas las provincias”. Y más adelante expresa
que “al lado de la Madre Camila Rolón solo puede y debe ponerse a nuestra Madre Elmina 18.
Fr. Tomás Luque, provincial de los dominicos en 1933, también afirma la
santidad de vida de Elmina testificando
el hecho de poder constatar, salvo juicio más respetable y siempre inspirado de la Iglesia, el advenimiento no lejano de un insigne honor que
todavía nos falta: el de una Santa nativa de esta bendita tierra, que sería la
V. María Dominga del Santísimo Sacramento Paz Gallo, sobre los altares
de la piedad argentina19.
En un apartado de libro titulado “Pensamientos dedicados”, se encuentra un
texto escrito por Ernesto Padilla que también reconoce la vida santa de Elmina Paz:
Maestra de la Escuela Elmina Paz Gallo de San Miguel de Tucumán.
“Discurso de Fr. Jacinto Carrasco”, Libro del Centenario del nacimiento de Elmina Paz de Gallo
(1933: 64).
19
“Discurso de Fr. Tomás Luque en la fiesta literaria realizada el domingo 10 de septiembre de
1933”, en Libro del Centenario… (1933: 69).
17
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Aprendí a admirarla en el elogio con que la mencionaba mi madre que,
de mayor edad, la conoció y trató. A mi vez, fui testigo de su heroica determinación y he seguido los pasos que ha marcado su vida de renunciamiento y de cristiana consagración. Y cuidé de llevar hasta ella a mi hijo
para que contara la dicha de conocer una santa20.
Vida de Elmina Paz escrita por Tomasa Alberti, 1934
En 1934 la Hna. Tomasa Alberti, fue una persona muy cercana a Elmina desde antes de la fundación de la Congregación, estaba junto a ella en el momento
en que Fray Ángel María Boisdron la visitó para pedirle ayuda con motivo de la
epidemia. Estuvo junto a Elmina para atender a los primeros huérfanos y luego la
acompañó consagrándose a Dios como dominica, escribió la biografía de Elmina
Paz con preciosos detalles que recuperan sus gestos y palabras, constituyéndose
en testigo fundamental de su vida. Es a partir de este manuscrito que se pueden
recuperar diálogos y frases pronunciadas por Elmina por haber estado Tomasa en
el momento de ser pronunciadas, por lo que la oralidad está presente en su escritura. En esta narración, brinda detalles de la familia de Elmina, infancia, matrimonio y maternidad, la epidemia de cólera y la transformación vivida por Elmina.
Detalla cada fundación y recrea todo el proceso vivido por la nueva congregación.
Gracias a Tomasa Alberti tenemos las palabras de los diálogos de Elmina con
diferentes personas que permiten recrear con certeza, el proceso vivido para
hacer de su casa un hogar de huérfanos, así rememora este diálogo:
El R.P. Boisdron, que era entonces Prior del Convento de Santo Domingo, empezó por representar el estado, la situación en que se hallaba la
ciudad, aunque ella conocíalo bastante y tenía la amarga aflicción de no
poder remediar en algo siquiera, proporcionando a los niños pobres un
hogar para intentar salvarlos de la terrible epidemia y le dijo por fin: “Usted Señora no podría hacer algo por estos pobres niños?”... ella calló un
instante... momento sublime!... Bástale a Dios, para dar a entender a la
noble matrona la grandeza de la obra para la que la destina y que redundaría en su mayor gloria, salvación de su propia alma y en bien de la
humanidad. No necesitó más Doña Elmina para responder, velando lo
inquebrantable de su resolución con encantadora modestia: “Mi Padre, a
20
Ernesto Padilla, “La Madre Elmina”, en Libro del Centenario… (1933: 89).
Los escritos sobre Elmina Paz de Gallo (1833-1911). Apuntes para una biografía
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Historias de Vida
los niños pobres los ayudaré, no solo con dinero, sino con mi persona. Yo
los cuidaré mi casa será la de ellos (Alberti, 1934: 19).
Una sucesión de diálogos son recuperados por Tomasa, testigo privilegiado
de la vida de Elmina, quien se pone en tarea de buscar ayuda aunque también
encuentra oposición a su decisión:
Un día fui a la finca a pasar un rato con la Sra. Elmina. Empezamos como
siempre a hablar de cosas espirituales, y de pronto me dice: “mi casa será
para los niños pobres, pienso en quien me ayudará”. Los niños venían
con el contagio, y por otra parte, había personas a las que no parecía bien
que ella se tomara esta tarea tan penosa y de tanta responsabilidad y le
decían: “tú no estás para estas cosas, tu salud está muy quebrantada; más
estás para mantenerte retirada y tranquila en tu casa” (Alberti, 1934: 20).
Es Tomasa quien va recuperando las voces de apoyo al proyecto de Elmina,
sobre todo de sus colaboradores más cercanos, su hermano Benjamín Paz y su
sobrino Ignacio Colombres:
Sabiéndolo el Dr. Benjamín Paz, su bueno y querido hermano, le dijo:
“si tu ves que puedes hacer esta obra tan grande, yo te ayudaré en todo
lo que pueda”, como efectivamente lo hizo. Otro Señor, el Dr. Ignacio
Colombres que también era de su familia y médico de profesión, le dijo:
“Dios te pide que hagas esta obra tan grande; yo atenderé a los niños, yo
te ayudaré, sigue adelante; es un gran bien que vas a hacer a tantos niños
desamparados, Dios te ayudará” (Alberti, 1934: 21).
También la solidaridad de Tomasa Alberti emerge ante la preocupación de
Elmina: “en la atención de los niños quién me ayudará?” a lo que no sabía más
que contestarle: “no se aflija Dios proveerá; aquí me tiene para ayudarla en todo
lo que pueda, me cambiaré a su casa lo más pronto que me sea posible para
ayudarla” (Alberti, 1934: 21). Y es ella la que recupera un significativo gesto de
desprendimiento que tuvo Elmina al acomodar su casa para los huérfanos:
Viendo yo que hacía sacar todos los muebles, hasta su cama, no pude menos
que decirle: “pero señora en que va a dormir? qué está por hacer?” y me
contestó con toda naturalidad: “ya lo verá, a una madre que lo está por ser
de hijos pobres no le quedan bien estas cosas” (Alberti, 1934: 21).
Cynthia Folquer
Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán
267
El texto de Tomasa Alberti de 1934, tiene entre las fuentes que cita escritos
de Fr. Ángel María Boisdron, a veces transcribe párrafos de sus cartas, que se
refieren a Elmina o al proceso fundacional de la congregación.
José María Feraud García, Sor María Dominga
del Santísimo Sacramento Paz de Gallo, 1934
El mismo año en que se dio a conocer el manuscrito de Tomasa Alberti, se publicaba en Salamanca, España, otra biografía de Elmina Paz de la autoría del Pbro.
José María Feraud García, operario diocesano nacido en España, quien había residido en nuestra provincia y conocido personalmente a Elmina. Él mismo lo afirma
al explicar algún aspecto de su vida declarando: “damos fe de ello, pues en aquellos
años, nos cupo la suerte de conocerla y de auscultar los latidos más íntimos de
su alma. Justipreciaba como pocos la responsabilidad que sobre ella pesaba como
fundadora de un instituto religioso” (Feraud García, 1934: 17).
Este autor declara que tuvo como fuentes de su escrito los discursos de Fr. A.
M Boisdron, la circular del Obispo Barrère y los escritos inéditos de una de las
primeras religiosas de la Congregación21 (Feraud García, 1934: 3).
Así podemos observar que la fuente primigenia de estas biografías son los
escritos de Boisdron, sus discursos y cartas. Es en ellos en donde se nutren las
sucesivas narraciones de la vida de Elmina.
Todo el relato de Feraud sigue el recorrido lineal por la vida de Elmina: infancia, adolescencia hasta el matrimonio (24 años), esposa (27 años) y consagrada a Dios (25 años) deteniéndose en el gesto de Elmina de acoger a los huérfanos en su casa y narrando las vicisitudes de la agitada vida política del país que
repercutían en el asilo-convento.
Observa los momentos de angustia en la vida de Elmina y nos acerca algunas
escenas muy gráficas de los inicios del asilo:
cundió la angustia dentro del asilo a causa de la epidemia de cólera. Muchos niños habían sido contagiados y murió en 2 horas la primera víctima, una nenita. Fue preciso improvisar un lazareto allí cerca. Fallecieron unos cuantos niños más. Pero Doña Elmina velaba y oraba sin cesar,
Se trata del manuscrito de Tomasa Alberti, al que nos hemos referido, ya que en otra parte Feraud
expresa “de los apuntes biográficos escritos por la H. María Tomasa Alberti, una de sus fieles compañeras desde antes de la fundación, entresacamos los siguientes testimonios…” (Feraud García, 1934: 20).
21
Los escritos sobre Elmina Paz de Gallo (1833-1911). Apuntes para una biografía
268
Historias de Vida
socorrida por médicos, parientes y amigos, no desesperó un solo instante
hasta que al fin logró dominar el flagelo (Feraud García, 1934: 12).
María Haydée Herrera: Una biografía teológica, 2011
En 2001, la Hna. María Haydée Herrera, presentó una tesis de teología espiritual en la Universidad de Comillas (Madrid) titulada Elmina Paz, heredera
e iniciadora. Una biografía teológica. Este trabajo de investigación sumó nuevas
fuentes de archivo al estudio de su vida, la correspondencia de Elmina Paz que
se conserva en el Archivo de las Dominicas de Tucumán, fuentes que hasta ese
momento permanecían inéditas. Haydée Herrera incluyó nuevas perspectivas
de la vida de Elmina, su dimensión más subjetiva, ya que las cartas brindan al
investigador aspectos más íntimos.
La publicación de esta investigación se realizó con motivo de la celebración
del centenario de su muerte en 2011, el libro está estructurado en capítulos, el
primero de carácter más histórico, da cuenta del contexto político, social y eclesial
de Tucumán y Argentina de fines del siglo XIX y se detiene en el lugar social de la
mujer. El segundo capítulo analiza los testimonios de quienes conocieron a Elmina Paz, tematizando los contenidos de las biografías y discursos sobre Elmina Paz,
realizando una mirada desde la teología sobre su vida y obra. Como bien afirma
Michel de Certeau, “una teología va siempre dentro del discurso hagiográfico”
(2006: 265) y se hace evidente en la vida del santo, por ello la autora de esta biografía teológica, recurre al estudio de Michael Schneider (2000), sobre la teología
como biografía. En el caso de Elmina Paz la práctica de las virtudes troncales de
la vida cristiana, fe, esperanza y caridad, corroboran toda una tradición cristiana,
en donde el compromiso con los pobres es un signo del seguimiento de Jesucristo.
El tercer capítulo del libro se refiere al itinerario espiritual de Elmina Paz, reconstruye su biografía en el marco de una trama de relaciones, en el contexto epocal que le tocó vivir y en donde aportó su sello personal (Herrera, 2011: 90). Se
detiene a observar la experiencia de despojo personal y entrega a los niños más vulnerables. Las palabras de Elmina Paz jalonan este capítulo “No solo con mi dinero,
sino con mi vida toda. Yo los cuidaré, mi casa será la de ellos”. Analiza las cartas
de Elmina como espacio de decibilidad de su experiencia (Herrera, 2011:117); la
vivencia de la oración y la eucaristía y el vínculo con Fray Ángel María Boisdron, su
compañero en la empresa de fundación de la congregación religiosa.
La autora considera las experiencias de vulnerabilidad e impotencia de Elmina Paz y reconoce el espacio de la casa de Elmina como lugar de inclusión
para muchos. (Herrera, 2011:138). Concluye su estudio examinado como las
Cynthia Folquer
Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán
269
huellas de los pasos de Elmina continúan en el presente, inspirando un camino
de contemplación y solidaridad, según el estilo de Jesús de Nazareth.
Elmina Paz y un grupo de huérfanas, San Miguel de Tucumán, hacia 1895
Rasgos de la escritura hagiográfica
Todas estas biografías, asumen un estilo hagiográfico porque se trata de escribir la vida de alguien que se considera santa, “una encarnación humana de lo
sagrado que se pretende volver ejemplar para el resto de la humanidad,” como
describe Dosse (2012: 275). La escritura hagiográfica tiene por objetivo buscar la
edificación del lector y por ello “no se refiere esencialmente a lo que pasó como
ocurre con la historia sino a lo que es ejemplar” (de Certeau, 2006: 257-258).
Como lo analicé en otro estudio (Folquer, 2008c) todo grupo humano por pequeño, que sea se define y cohesiona por medio de modelos de comportamientos
ideales que expresan sus creencias. Estos modelos se construyen a través de narraciones, imágenes y símbolos que les dan sentido y los proveen de significado,
otorgándoles capacidad de transformar las prácticas y relaciones hacia adentro y
hacia fuera del grupo.
En la tradición cristiana, la elaboración de imágenes de santidad a través de
relatos de vida como modelos ejemplares a seguir, se remonta a los tiempos primitivos de la iglesia. La vida de un santo se inscribe dentro de un grupo, iglesia
o comunidad y representa la conciencia que este tiene de sí mismo, la narración
es la cristalización literaria de los preceptos de una conciencia colectiva (de Certeau, 2006: 260). Como bien expresa François Dosse, “el relato de vida tiene el
Los escritos sobre Elmina Paz de Gallo (1833-1911). Apuntes para una biografía
270
Historias de Vida
valor de testimonio de una travesía experiencial, la de la relación con Dios del
que fue canonizado como santo” (2012: 276)
El discurso hagiográfico es un discurso de las virtudes (de Certeau, 2016:
264), en donde los testigos de su vida adquieren un lugar singular, lo que se
busca resaltar es que la lógica misma de su existencia estuvo siempre guiada por
la preocupación de donar su propia vida a los otros.
Historiografía sobre Elmina Paz Gallo
Desde el punto de vista historiográfico, los primeros trabajos fueron realizados por Sofía Brizuela y Pablo Hernandez (2000; 2003), a partir de un primer
trayecto de investigación para elaborar sus tesis de licenciatura en historia, estos
autores son quienes por primera vez acceden como historiadores al archivo de
las Hermanas Dominicas de Tucumán, y escudriñan fuentes que permanecían
ocultas esperando ser descubiertas.
Brizuela y Hernández realizaron un importante aporte al estudio de la vida
de Elmina y sus proyectos, desempolvaron cartas, crónicas, memorias y fotografías antiguas. Orientaron su mirada a detectar el protagonismo femenino en
Elmina y su primer grupo de compañeras, reconstruyeron el contexto social,
político y eclesial en que vivieron, indagaron en la trama de relaciones de Elmina Paz y el grupo fundador.
Luego Cynthia Folquer avanzó en esta misma línea de investigación en orden a la escritura de su tesis de doctorado titulada “Viajeras hacia el fondo del
alma. Sociabilidad, política y religiosidad en las dominicas de Tucumán, 18861911”, dando un paso más en el estudio de las fuentes referidas a Elmina Paz y
el surgimiento de la congregación de Dominicas de Tucumán. En este trabajo se
examinó en la figura de Fr. Ángel M. Boisdron, con quien Elmina Paz fue diseñando el proyecto de acogida a los huérfanos, se analizó su autobiografía y correspondencia, buscando reconstruir su itinerario vital. También se profundizó
en el primer grupo de religiosas las “heroínas de lo efímero”, buscando descubrir
la acción política de este grupo de mujeres, a la vez que su camino místico y sus
espacios de sociabilidad22.
Fruto de esta investigación se produjeron varios artículos publicados en revistas y libros de historia religiosa, en donde se dan a conocer numerosas fuentes para el conocimiento de Elmina Paz:
cartas, memorias, informes, biografías, publicaciones en la prensa y estudios sobre su contexto
epocal (Folquer 2007; 2008a; 2008b; 2008c; 2010; 2011; 2012; 2013 y 2017)
22
Cynthia Folquer
Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán
271
Conclusiones
Este recorrido sobre los textos escritos sobre Elmina Paz, busca dar cuenta de
la producción realizada a lo largo de una centuria y detectar las coincidencias de
miradas a través del tiempo. Se plantea este análisis de los diversos tipos de escritura biográfica como apuntes para una biografía que debe ser escrita, para continuar aproximándonos a esta figura tan interesante de la historia de Tucumán.
Este trabajo se enmarca dentro de la nueva corriente de historia política que busca
rescatar la singularidad irreductible, la riqueza del recorrido individual y apuesta
al retorno del acontecimiento y del sujeto en la investigación histórica.
Todos los escritos sobre Elmina Paz centran su mirada en el proceso de
transformación experimentado, en el giro que dio su vida. Si utilizamos la imagen del desplazamiento interno, al que se refieren de alguna u otra manera los
estudios sobre su vida, podríamos nombrar los siguientes, sin pretender abarcar
todos los aspectos:
- De mujer de elite a madre de los pobres
- De miembro de la sociedad de beneficencia a convertir su casa en hogar de
huérfanos
- Del duelo por la muerte de su esposo a la disponibilidad
- De una espiritualidad devocional a un camino de interioridad. El Viaje al Fondo del Alma
- De la ilusión a la conciencia del límite
- De la preocupación en la confianza en la providencia.
Mirar el recorrido de una vida a partir de sus transformaciones, permite prestar
atención a la voluntad, a la elección personal y a la acción deliberada de esta mujer
que produjo un cambio social (Guenifeey, 2003: 81). Una vida no solo está determinada por el contexto social y cultural de una época, sino que la acción humana
implica fundamentalmente una voluntad deliberada, por ello estas biografías buscan descifrar la irreductible libertad de un derrotero personal, que emerge en los
intersticios inherentes a los sistemas generales (Levi, 1986: 149).
Como afirma François Dosse (2012: 284), el individuo no está desconectado
del tejido social que le pertenece y se encuentra inmerso en el juego complejo de
determinaciones múltiples, por ello también Elmina Paz se comprende al explicar la historia tucumana, la epidemia del cólera y sus espacios de sociabilidad.
La obra está íntimamente ligada a una vida, por ello las acciones de Elmina
Paz revelan su centro más recóndito ya que su obra la expresó en su dimenLos escritos sobre Elmina Paz de Gallo (1833-1911). Apuntes para una biografía
272
Historias de Vida
sión más íntima. Los autores que hemos analizado han buscado comprender
sus intenciones y emociones, tratando de descifrar las tramas intrínsecas de lo
humano, tarea que como explica Paula Bruno, es inherente a quien pretende
convertirse en biógrafo (Bruno, 2016: 271).
Existe una dificultad de atrapar la complejidad entera de una vida y el riesgo
de pretender construir una biografía lineal y excesivamente coherente (Bruno,
2012:162), en este sentido, rescato del texto de María Haydée Herrera, entre
otros, la incorporación de las experiencias de incertidumbre y sufrimiento que
señala en el itinerario de Elmina Paz. Las trayectorias individuales experimentan rupturas, discontinuidades, contradicciones, incertidumbres (Gueniffey,
2003: 96), las existencias nunca son lineales y Elmina Paz no fue ajena a experiencias de desolación o desconsuelo. Ella vivió diversas situaciones de vulnerabilidad que provocaron una profunda confianza en quienes podía apoyarse y
la apertura a una dimensión de lo sagrado en su vida que ella interpretó como
abandono en la providencia divina. Vivió un profundo proceso de desprendimiento y humildad que la fue transformando en una actitud de confianza fundamental para poder continuar la obra que había emprendido.
Encontrar el significado de una experiencia singular implica escudriñar el
momento en que le tocó vivir y las acciones emprendidas, optando por esta
escala de observación, la de las estrategias individuales de su trayectoria biográfica. En este sentido Jacques Revel (2015: 15-16) se refiere a la dimensión del
microanálisis y el necesario juego de escalas que debe realizar todo historiador
para comprender las lógicas sociales. Los estudios históricos realizados sobre
Elmina Paz, aportan este juego de escalas, como una suerte de lente que intenta
captar los pequeños detalles de su vida, a la vez que realizan una fotografía de
todas las dimensiones del contexto tucumano.
Frecuentar las vidas escritas sobre de Elmina Paz, ha sido para mí una profunda experiencia de comprensión de la obra de esta gran mujer tucumana.
Como bien explica Dosse (2007:15-18), las largas horas de estudio de la vida de
otra persona, obligan a abandonar el propio yo demasiado estrecho y a marchar
a la aventura de sumergirse en la vida del otro. Escribir una vida exige cierta
desposesión del propio yo para poder transportarse hacia el otro y a la vez abre
el santuario del sujeto y lo propone como vía de inspiración para otros en el
presente.
Una vida como la de Elmina Paz, es sin duda una inspiración para nuestro
presente, por eso hay que continuar narrándola.
Cynthia Folquer
Aportes para la historia de la Arquidiócesis de Tucumán
273
Cronología de Elmina Paz de Gallo
1833
(10 de septiembre)
1834 (18 febrero)
Nacimiento en San Miguel de Tucumán. Nombre completo
Nicolasa Elmina Paz. Hija de Manuel Paz y Dorotea Terán
Bautismo en la Parroquia Nuestra Señora de la Encarnación, San Miguel de Tucumán
1840-1847
Educación primaria en la escuela doméstica de Ersilia del Corro
1857 (9 de febrero)
Matrimonio con Manuel Napoleón Gallo. Parroquia Nuestra
Señora de la Encarnación, San Miguel de Tucumán
1857-1864
Durante 7 años vive en Santiago del Estero
Integra la Orden Seglar Dominicana
1861 (3 de febrero)
Nacimiento de su hija María de Jesús Gallo
1864
Fallecimiento de María de Jesús Gallo
1864
Retorna a vivir en Tucumán. Se instala en la casa ubicada
en la actual calle 24 de septiembre al 500, con estadías en el
Ingenio Luján, propiedad de la familia Gallo
1865
Integra la Orden Seglar Dominicana
1877-1879
Preside la Sociedad de Beneficencia de Tucumán
1886 (1 de junio)
Fallecimiento de Napoleón Gallo, San Miguel de Tucumán
1886 (28 de diciembre) Abre su casa para acoger a 48 huérfanos víctimas de la epidemia de Cólera
1887 (17 de junio)
Funda la Congregación de Hermanas Dominicas del Santísimo Nombre de Jesús. Ingresa al Postulantado junto a 11
compañeras
1888 (15 enero)
Realiza sus primeros votos religiosos
1888 (4 de junio)
Afiliación de la Congregación a la Orden Dominicana
1890
Inauguración del nuevo edificio para el Asilo de Huérfanos y
Convento y de la Escuela en Avenida Sarmiento 253
1891 (15 de enero)
Realiza sus votos perpetuos
1895 (8 de marzo)
Fundación del Colegio y Convento Santísimo Rosario en
Monteros, Tucumán.
1898
Fundación del Asilo-Escuela y Convento La Asunción de
Santiago del Estero
1902 (23 de enero)
Fundación del Colegio y Convento Santa Rosa, en San Miguel de Tucumán
1902
Fundación del Asilo-Escuela y Convento Sagrado Corazón
en Buenos Aires
1908
Fundación del Asilo-Escuela y Convento Sagrada Familia
de Santa Fe
Los escritos sobre Elmina Paz de Gallo (1833-1911). Apuntes para una biografía
274
Historias de Vida
1909
Fundación del Asilo-Escuela Javier Correa y del Convento
Santísimo Rosario en Rosario, Santa Fe
1910 (7 de septiembre) Aprobación Pontificia de la Congregación
1911 (2 de noviembre) Fallecimiento de Elmina Paz en San Miguel de Tucumán
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