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LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO

Introducción a la Sociología del Conocimiento Héctor Diomede* Esta introducción también podría llevar por título: de la ideología a la sociología del conocimiento. Bien sabido es que en la literatura sociológica, el tema de la ideología es controversial, denso y lleno de diferentes aristas. Vale también para los sociólogos, lo que en una visión más amplia se estigmatizó a través de este paradigma paródico de Geertz: “Yo tengo una filosofía social, usted tiene opiniones políticas, él tiene una ideología”.1 Varios autores ven la necesidad de introducir el tema por medio de un análisis semántico del concepto de ideología. Este concepto es “vacío”, “difuso y universal” (Horkheimer, M., 1966), “fastidioso y difícil” y al mismo tiempo “tan útil” (Horowitz, L., 1958), de “empleo harto frecuente por sociólogos” y en la “vida cotidiana” (Lefort, 1971), “irónicamente ideologizado” (Geertz, C., 1973), y uno de los conceptos “más difíciles y oscuros” (Lefebvre, H., 1970). En cada encuentro con el fenómeno ideológico la sociología siente el impacto de la confrontación, siente cierto escozor y parece perder su autodominio. Como escribe Gouldner, A. (1976): “Cuando se habla de ideología, la sociología pierde su voz calma y su lenguaje opaco, su lenguaje técnico repentinamente une sus fuerzas al habla común ruda y vivaz” Como en la torre de Babel, nadie se entiende y los sociólogos pierden su capacidad de comunicarse, de modo que, la ideología se ha constituido –parafraseando a Bachelard- en un “obstáculo sociológico”. Esta misma certeza hace escribir a de Ipola de, E.: “En lo que se refiere a la cuestión de la (o de las) ideología(s) todos estamos de acuerdo en que se trata de una cuestión en la que todos estamos en desacuerdo” 2 La razón por la cual la sociología delimitó como propio el campo de la teoría de la ideología, es porque sobre él desarrolló la sociología del conocimiento y como parte de ella, una sociología de la sociología, y por extensión teórica una sociología de las ciencias sociales. Esta afirmación puede ser considerada sin miramientos como “panideologismo”, por las corrientes sociológicas que abogan que la ideología sea la frontera de demarcación, cumpliendo con la doble tarea “con un sentido crítico y gnoseológico para medir el grado de objetividad e incluso de cientificidad de una doctrina o teoría social” -posición que no compartimos- ya que sostienen que 1 Geertz, C. 3 La Ideología co o siste a cultural e El proceso ideológico , Editorial Tie po co te porá eo, Buenos Aires. 2 De Ípola, E. c. A álisis de Ideologías , i eo , “erie: E s , Nueva Visió , Bue os Aires. 1 se utiliza a la ideología “para ocultar y explicar las relaciones las relaciones de determinación social de las conciencias”.3 Podría decirse que la piedra lanzada por Marx y Engels en la “Ideología Alemana” y en los trabajos posteriores, produjo un alud. Remmling4 sostiene que la expresión “sociología del conocimiento” se desarrollo en una rápida sucesión cuando el sociólogo y filósofo Wilhelm Jerusalem5, en 1909 fue primero en usar la expresión “Soziologie des Erkennes”, luego en 1912 Durkheim, utilizó en una de sus obras6 la expresión “teoría sociológica del conocimiento”, más tarde en 1924 Scheler usó el título “Sociologie des Wissens” y por último, Mannheim en 1925 contrajo el término más familiar en alemán de “Wissenssociologie”. Podemos reconocer tres desarrollos históico-geográficos en la sociología del conocimiento: 1) la escuela alemana, 2) la escuela francesa, y 3) la escuela anglo-estadounidense. En la literatura especializada se da por sentado que esta disciplina da a luz en Alemania en un momento histórico muy particular, aunque el mismo Mannheim, K (1966) haya sostenido que: “la sociología del conocimiento apareció por primera vez en Marx, cuyos aperçus profundamente sugestivos fueron al corazón del asunto”. Durante la llamada República del Weimar –entre 1913 y 1933- Alemania vivió en perpetua ebullición y agitación, luchas en las calles, asesinatos, desbordes y enfrentamientos entre “monárquicos, militaristas, veteranos de guerra, comunistas, socialistas, anarquistas y nacionalsocialistas”7, a la crisis política siguió la económica, durante 1923 el marco se devaluó de 2,4 marcos por dólar a 2.400.000.000 marcos por dólar, una stagflacción insuperable y gigantesca. Durante 1924 comenzó la recuperación económica y en cinco años, para 1929, Alemania era la primer potencia europea. Con la crisis de la Bolsa de New York en octubre de 1929 surge nuevamente la crisis económica y para 1933 el 50% de la población estaba desocupada. Lo que sigue es bien conocido con la llegada a Hitler al poder. Por otro lado, el contenido semántico del término “conocimiento”, parece haber jugado también su papel, el término alemán “wissen” significa “saber”, y está muy próximo al inglés “knowledge” que denota un “conocimiento positivo” y por extensión “ciencia”; mientras que el francés “connaissance”, indica tanto una aproximación al objeto aunque no se lo comprenda totalmente como su perfecta comprensión. Maquet J. (1949) escribió: “…’connaissence’ en ‘sociologie de la connaissence’ y ‘knowledge’ en ‘sociology of knowledge’ tienen una significación más amplia que ‘conocimiento’ (´wissen´) que bien considerado, significa ciencia, mientras que ‘knowledge’ incluye tanto el proceso simple mediante el cual un objeto se presenta ante el espíritu…como el proceso conceptual a través del cual se logra completa comprensión de este objeto”8 3 Hidalgo, Alberto (2003) Metodologías Alfa-Mertonianas y Beta-Childianas en Sociología del Conocimiento y de la Cie cia , U iversidad de Oviedo. Enseñanza de las Ciencias Sociales, 2003,2. 4 Remmling, Gunter (1973) “Hacia la Sociología del Conocimiento”, F.C.E., México. Wilhelm Jerusalem (1854-1929) 6 “Las Formas Elementales de Vida Religiosa” 7 Remnling, Gunter (1973) ob. cit 8 Maquet, Jacques (1949) “Sociologie de la Connaissence”, Lovaina, tomado de Wolff, Kurt ( 1968) “Contribuciones a una sociología del conocimiento”, Amorrurtu, Buenos Aires 5 2 De cualquier modo, como hemos expuesto con anterioridad, el término “conocimiento” para la disciplina que nos ocupa incluye tanto el saber científico como otras formas sociales de conocimiento. Bottomore, T. (1968) le da al término el conocimiento capaz de ser analizado por la sociología un sentido amplio: “Todo conocimiento es susceptible de estudio de sociológico. Empleo el término ‘conocimiento’ no en le sentido filosófico para denotar ‘una subclase de creencia verdaderas’, sino para denotar cualquier producto de pensamiento reflexivo, distinto de la intuición o de la experiencia inmediata. En este sentido, el conocimiento incluye creencias verdaderas y falsas, así como creencias que no son ni verdaderas ni falsas; es a los filósofos y no a los sociólogos, a quienes atañe establecer tales distinciones. Al sociólogo le interesa, por ejemplo, tanto la alquimia como la química, la metafísica de Platón tanto como la teoría darwianiana. La sociología del conocimiento es, pues, el estudio de entre las construcciones de pensamiento reflexivo y la estructura social, esto es, entre tales construcciones y los grupos sociales (ocupaciones, comunidades, etcétera, así como las clases sociales), las instituciones y las sociedades totales” 9 Ahora bien, estas construcciones de pensamiento reflexivo, el conocimiento, pueden dividirse resumidamente en tres enfoques teóricos multicomprensivos: (a) uno al que podríamos llamar “individual o psicológico”, (b) el otro “histórico-cultural o sociológico” y (c) un tercero “mixto o sociopsicológico”. En el primero, el sujeto produce el conocimiento a partir de la interacción con el entorno físico y social, dependiendo de sus capacidades cognitivas. Un ejemplo de ello es la teoría de Piaget, donde el desarrollo sensoriomotriz se vincula con los esquemas mentales y las operaciones lógicas. Otro enfoque es el de la psicología de la cognición social, que asume que la conducta humana puede especificarse en función del procesamiento de la información social. Existe un proceso activo del sujeto por la selección, categorización e interpretación de la información disponible en el medio para una posterior toma de posición y acción consecuente, así como también de guía o modelo mental para procesar futuras informaciones. En el segundo enfoque, el histórico-cultural o sociológico, la sociedad impone al individuo el esquema de las representaciones que el adopta como parte de su conocimiento de la realidad. Ya sea visto a partir de las categorías durkheimnianas o de la determinación social de la conciencia en Marx. El tercer enfoque de la psicología social es el de las representaciones sociales, que expresan el conocimiento como un conjunto de sistemas de conceptos, creencias, valoraciones y actitudes. Las representaciones sociales guían tanto el comportamiento, como la experiencia de la práctica social promueve nuevas formas de representaciones sociales. La sociología al tomar en consideración el estudio del conocimiento y su relación con la sociedad, encontró en sus diversas vertientes teóricas un campo de significación que dieron marco a la estructuración de una disciplina especial. Hay que reconocer con Mannheim que fue Marx que instaló el tema –aunque no la disciplina- y con sus más y con sus menos, todos después, se sienten obligados a dialogar intelectualmente con él, discutiendo, concordando, discordando, aclarando, poniendo reparos, especificando y hasta queriendo superarlo. 9 Bottomore, Tom (1968) “Marx y Mannheim”, en Historia y Elementos de la Sociología del Conocimiento, Tomo I, Eudeba, Buenos Aires. 3 Pero los primeros aportes significativos a la naciente disciplina, esto es, la sociología del conocimiento proviene de Durkheim, Scheler y Mannheim. Como Mannheim es un “deslizamiento” del marxismo nos pareció más interesante tratarlo más adelante. Hay un punto crucial entre la teoría sociológica y la sociología del conocimiento, y es el tema de la determinación social del pensamiento. Pensamiento no sólo como acto reflexivo sino que incluye ideas, creencias, experiencias, sentimientos, en un sentido, la existencia misma. De modo que, una corriente sociológica, tomemos el caso la fenomenología, no puede sino definirse sobre “el problema de la determinación” sino de una manera coherente con sus postulados teóricos. Veamos pues, por donde pasan esos núcleos fuertes en Durkheim primero, y luego en Scheler. La obra de Emile Durkheim (1858-1917) tiene un hilo conductor del cual parecen pender todos los demás temas: el orden moral. La sociología de Durkheim es conservadora y positiva y en muchos sentidos puede ser considerada como la continuadora de Saint Simon y Comte. El concepto de “solidaridad orgánica” de Durkheim tiene antecedentes en la “solidaridad social” tanto sansimoniana como comtiana. En otro sentido, en la sociología de Durkheim está en ciernes el desarrollo teórico del estructural-funcionalismo que se continuará mucho después con Talcott Parsons, como figura paradigmática entre muchos otros. Durante 1885-86 el sociólogo francés pasó un año de licencia en Alemania estudiando la obra de Kart Marx, para volver más convencido en su posición. Si en Marx el factor de determinación era el económico –para decirlo rápido y esquemáticamente- en Durkheim era la moral. Aportó a la sociología del conocimiento lo que se dio en llamar “el problema de las categorías” 10, esto es, visiones parciales y culturales de la realidad, distintas entre sí, pero que no por ello son erróneas ni necesariamente distorsionadas. Durkheim trata de demostrar que aún las categorías fundamentales del pensamiento, por ejemplo las relacionadas con el tiempo, el espacio, el género, etc., se originan en la sociedad y cumplen una función social. Así escribe Durkheim (1968): “Existe en la raíz de nuestros juicios, un cierto número de nociones esenciales que dominan toda nuestra vida intelectual; son las que los filósofos, desde Aristóteles, llaman las categorías del entendimiento: nociones de tiempo, espacio, de género, de número, de causa, de sustancia, de personalidad, etc. Ellas corresponden a las propiedades más universales de las cosas. Son como los cuadros sólidos que encierran el pensamiento; este no parece liberarse de ellos sin destruirse, pues no parece que podamos pensar objetos que no están en el tiempo o en el espacio, que no sean numerables, etc. Las otras nociones son como contingentes y móviles; concebimos que pueda faltarle a un hombre, a una sociedad, a una época; éstas nos parecen casi inseparables del funcionamiento normal del espíritu. Son como la osatura11 de la inteligencia”. 12 Como vemos aquí se aparta tanto del empirismo -según lo cual derivan de la experiencia y por lo tanto tiene una visión de carácter individualista- como de Kant que las consideraba universales, sosteniendo Durkheim el carácter social de las categorías. Éstas preexisten a los mismos individuos y deben ser aceptadas para vivir y actuar coordinadamente en el mundo social. Las categorías son para Durkheim -aunque existen las individuales-, “representaciones esencialmente colectivas” y dependen de la constitución y la organización de la sociedad, y de sus “instituciones religiosas, morales, económicas, etc.” 10 Izzo, Alberto (1969) “Sociología del Conocimiento”, Estrada, Buenos Aires. 11 Osatura” significa fuerte. Dícese de la masa muscular compacta y bien distribuida en todo el cuerpo. Durkheim, Emilio (1968) “Las Formas Elementales de la Vida Religiosa”, Schapire, Buenos Aires. 12 4 Considera también al racionalismo como “inmanente” a la teoría sociológica del conocimiento – léase sociología del conocimiento- y como una posición intermedia entre el empirismo y el apriorismo. Para agregar en una nota al pie de página: “Para el primero (empirismo), las categorías son construcciones puramente artificiales; para el segundo (apriorismo) son al contrario datos naturales; para nosotros, son en un sentido, obras de arte, pero de arte que imita a la naturaleza con una perfección susceptible de crecer sin límite” 13 Las “representaciones colectivas” son para Durkheim el resultado de un proceso que se extendió en el tiempo como en el espacio fruto de “una cooperación inmensa” en crearlas a través de mentes individuales que han combinado esfuerzo, voluntades, ideas y sentimientos, en ellas generación de generaciones han acumulados conocimiento y experiencias, que es “infinitamente más rica y compleja” que la de los individuos aislados. Las propuestas de Durkheim serán retomadas luego por la corriente del estructural-funcionalismo. Estas representaciones colectivas serán un antecedente de las representaciones sociales, desarrolladas mucho tiempo después. En su obra relacionada con “la sociología religiosa y la teoría del conocimiento” según lo expresa Durkheim donde explicita el objeto de su investigación, estudia la religión más primitiva para aislar el efecto de su desarrollo posterior, para llegar a esta conclusión entre otras que: “Estamos de acuerdo de reconocer que el derecho, la moral, el pensamiento científico mismo ha nacido de la religión, que se ha confundido durante largo tiempo con ella y ha quedado penetrados de su espíritu. ¿Cómo una vana fantasmagoría habría podido modelar tan fuertemente y de una manera tan durable las conciencias humanas?” 14 Max Scheler (1874-1928)15, filósofo de orientación fenomenológica, se puso el traje de sociólogo y escribió una serie de trabajos sobre la “sociología del saber”. Desde el vamos afirma que la sociología del saber es una parte de la sociología de la cultura, para sostener luego que la nueva disciplina tiene necesarias relaciones implícitas con: 1) la teoría del conocimiento y la lógica, 2) el estudio genético-evolutivo y psicológico-evolutivo del saber, y 3) con las otras partes constitutivas de la sociología de la cultura, tales como: la sociología de la religión, del arte y del derecho. Asimismo divide a la sociología en dos campos, la sociología de la cultura (para la cual reserva “una teoría del espíritu humano”) y la sociología real (donde da cabida a “una teoría de los impulsos humanos”). Y escribe: 13 Ibíd., Ibid., 15 “La desdichada república (del Weimar) esta sociedad suspendida entre las llamas infernales de la guerra mundial y de la dictadura total, encontró en Scheler a otro antihéroe; hijo de madre judía y padre protestante, católico ferviente, difamador de la religión, militarista germano, pacifista europeo, demócrata; Scheler se abrió paso a través de tres casamientos, que tenía aventuras amorosas en habitaciones de hotel y relámpagos de intuición en la tierra de nadie de los clubs nocturnos; Scheler, fumador empedernido, exilado de la clase media académica; Scheler, cuyo hijo primogénito paso de la delincuencia de poca monta a las camisas pardas hotlerianas y de ellas a la muerte temprana en la lucha callejera” (“Max Scheler, An Intellectual Portrait” – Gunter W. Remmling- Social Forces, vol. 46, núm. 4). 14 5 “Esta última división en sociología cultural y sociología real, en sociología de la superestructura y de la infraestructura del contenido total de la vida humana, es ciertamente una división que establece dos polos extremos, pero en cuya esfera hay, sin embargo, una multitud de transiciones intermedias: por ejemplo, la técnica, cuya forma depende tanto de factores económicos como de jurídicos-políticos, científicos, etc., o en posición de un arte ‘puro’, un arte de fines utilitarios, o un arte condicionado por las valoraciones y los ideales de los poderosos, verbigracia, de una casta religiosa dominante”. 16 Max Scheler trata de configurar tres tipos o formas puras de conocimiento: (a) El conocimiento teológico (en relación con la “sabiduría” y la “salvación”) (b) El conocimiento filosófico (ideas y valores para interpretar el mundo) (c) El conocimiento científico (el “mundo exterior” de las ciencias exactas) Estas tres formas puras se vinculan con la sociedad, en una época dada dando lugar a formas mixtas de conocimiento y aunque no tienen ninguna conexión las distintas etapas de Comte, guarda sí cierta reminiscencia. Scheler propone una “ley del orden de sucesión en la actuación de los factores ideales y reales” donde los factores reales (impulsos relativos como el hambre, el sexo y la ambición de poder) condicionan la elección de los factores ideales (culturales) pero no su contenido que se mantiene inalterable. La sociología fenomenológica de Scheler tiene su continuación en las corrientes sociológicas subjetivistas, que vislumbran un mayor grado de libertad del sujeto en sociedad. ¿Ahora que había escrito Kart Marx, que agitó sobremanera el avispero? De todos los escritos de Marx uno debiera usar un aventador para separar “la paja del trigo”, de las obras panfletarias, de los trabajos de economía política, filosofía y sociología, y además considerar que éstos últimos generalmente tratan más una disciplina a la vez. Sin embargo aquí, nos interesa hacer foco en una afirmación de Marx que nos permite sacar todas las conclusiones, por lo menos provisoriamente, ya que volveremos con mayor detalle sobre el particular más adelante. Escribe Marx, K.: “El modo de producción de la vida material determina el carácter general de los procesos sociales, políticos y espirituales de la vida. No es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino, por el contrario, el existencia social es lo que determina su conciencia.... Al cambiar la base económica, la inmensa superestructura se transforma en su totalidad con mayor o menor rapidez” 17 Aquí Marx hace tres afirmaciones fuertes: 1. El modo de producción determinan los procesos sociales, políticos y espirituales de la vida. 2. La existencia social determina la conciencia. 3. Al cambiar la base económica (modo de producción) cambia la superestructura 16 17 Scheler, Max (1935) “Sociología del Saber”, Revista de Occidente, Madrid. Marx, Karl (1982) “Prólogo a la Crítica de la Economía Política”, tomado de Remmling G., Hacia la Sociología del Conocimiento. 6 En otro trabajo junto con Engels “La ideología Alemana”, pasan revista a un tema no menor, como el de la ideología. Allí va a sostener entre otras cosas que la ideología es la expresión de las ideas de las clases dominantes. Además para cerrar el círculo, la ideología está ubicada en la superestructura. Mannhein, K.(1966) había afirmado en “Ideología y Utopía”: “Resulta oportuno empezar por explicar qué quiere decir la amplia expresión ‘determinación existencial del conocimiento’ (Seinsverbundenheit des wissens). Como hecho concreto, puede ser abordado mejor por medio de un ejemplo. La determinación existencial del pensamiento puede considerarse como un hecho demostrado en aquellos campos del pensamiento en que podamos demostrar: a) que el proceso de conocer no se desarrolla históricamente en la realidad de acuerdo a leyes inmanentes, que no proviene sólo de la ‘naturaleza de las cosas’ o de ‘puras posibilidades lógicas’ y que no es impulsado por una ‘dialéctica interna’ Por el contrario la aparición y cristalización del pensamiento real están influidas en muchos puntos decisivos por factores extrateóricos de las clases más diversas. Estos últimos factores, en contraposición, con los factores puramente teóricos, factores existenciales. En esta determinación existencial del pensamiento tendrá que ser examinado también como un hecho; b) si la influencia de esos factores existenciales sobre el contenido concreto del conocimiento posee una importancia meramente periférica o es de mayor importancia, si son importantes para la génesis de las ideas o penetran en sus formas y contenidos, y si, además, determinan decisivamente el alcance y la intensidad de nuestra experiencia y de nuestra observación , es decir, aquello que anteriormente denominábamos la ‘perspectiva’ del sujeto” 18 Este es un pasaje sustantivo de la obra de Mannheim por varias cosas, la primera, el concepto de determinación social o existencial del conocimiento, donde subyace la idea de la no existencia mecánica de una relación causa-efecto, sino una situación de grado. El mismo en el pasaje anterior usa para esa relación la expresión “influidas”. En segundo lugar, separa los factores teóricos de los extrateóricos o existenciales, dejando junto con los primeros a las “leyes inmanentes”, la “naturaleza de las cosas”, las “puras posibilidades lógicas” y las impulsadas por una “dialéctica interna”. Para decirlo rápido, deja de lado las ciencias exactas y naturales. Tercero, muestra el grado de la presencia de los factores existenciales dentro de un conocimiento. A partir de las dos concepciones de ideología enunciadas por Mannheim, la particular y la total, va a fundamentar las bases de la sociología del conocimiento. La concepción particular de ideología guarda para sí el hecho del escepticismo y la reticencia a aceptar las ideas y representaciones de nuestros adversarios, pues se las considera deformaciones más o menos conscientes de la “naturaleza real de una situación, cuyo reconocimiento verdadero no estaría de acuerdo con sus intereses”19 La concepción total de ideología, está fundada sobre el plano noológico-epistemológico, aunque Mannhein reconozca la dificultad de separar ambas concepciones. El modo por el cual el sujeto se apropia de la conciencia de mundo, va acompañando por el desarrollo de nuevos estilos de pensamiento, desplazando “los modos de interpretar y de explicar el mundo”.20 De la concepción total de ideología –sostiene Mannheim- tenemos dos tipos de formulaciones: especial y general. En la especial procedemos a realizar un análisis sociológico de nuestros adversarios. En la formulación general de la concepción total de ideología, todas las ideas y creencias, incluso las nuestras entran en el análisis. 18 Mannheim, K. (1966) “Ideología y Utopía”, FCE, México. Ibidem 20 Ibidem 19 7 Escribe Mannheim: “Con el nacimiento de la formulación general de la concepción total de ideología, su teoría simple se convierte en Sociología del Conocimiento. Lo que en un tiempo fue el arma intelectual de un partido, se ha transformado, generalmente, en un método de investigación de la historia social e intelectual. Al comienzo un determinado grupo descubre la “determinación posicional” (Seinsgebundenbeit) de las ideas de sus adversarios. Inmediatamente el reconocimiento de este hecho es elaborado en un principio omnicomprensivo de acuerdo con el pensamiento de cada grupo es considerado como si surgiera de sus condiciones vitales. De esta manera, se convierte en tarea de la historia sociológica del pensamiento analizar, sin consideración a las inclinaciones partidistas, todos los factores, en la actual existente situación, que puedan influir en el pensamiento” 21 Para fundamentar la Sociología del Conocimiento en un campo de análisis no partidista, dirá Mannhein, se necesita partir de una investigación no valorativa. Para ello hay dos soluciones distintas y divergentes, una el relativismo y la otra, que él llama relacionismo. El relativismo para Mannheim es la discrepancia entre visiones intelectuales del proceso real de pensamiento y la teoría del conocimiento, mientras que relacionismo es una moderna teoría del conocimiento, que explique el carácter relacional (pero diferenciándolo del relativo) a partir del presupuesto “de que hay esferas de pensamiento en que es imposible concebir la verdad absoluta como si existiera independiente de los valores, de la posición del sujeto y del contexto social”.22 Siguiendo a Kuhn, T. (1962)23 podríamos decir que así como Scheler y Mainheim instalan un nuevo paradigma sobre la determinación social de las ideas respecto de Marx, así, lo mismo hará Bloor al intentar instalar el paradigma del “programa fuerte” en la sociología del conocimiento, respecto de sus predecesores, aunque por ahora se trata de una pica en Flandes. Otra tipología bipolar está dada por la visión “macro” y “micro” sociología del conocimiento, donde se entrecruzan problemas de nivel de análisis, del tipo relación como metodológicos. “Por lo tanto, son posibles dos clase bien diferentes de sociología del conocimiento. Con el objeto de distinguirlas con claridad puede ser útil para esta coyuntura llamar a una macrosociología del conocimiento, porque fija su atención en la sociedad total y su influencia, por así decirlo, sobre el macrocosmos social, y, la otra, la microsociología del conocimiento, porque se ocupa del mundo del saber y el arte, como si dijéramos, el mundo domestico de hombre de saber y de la creación artística” (Stark. W., 1963) Digamos que Stark, produce una reducción muy grande en el texto precedente, al restringir los campos de la microsociología al mundo del saber y de la creación artística, que más adelante queda a salvo, aunque parcialmente, cuando sostiene que debería investigarse en otros campos de la realidad la relación existente entre la “superestructura mental y la subestructura organizacional”. Por otra parte, es cierto que el foco de interés principal de la sociología del conocimiento está centrado en los temas macrosociales. Sin embargo, sería injusto no señalar especialmente en la escuela francesa con Gurvitch a la cabeza, el interés en un programa que incluya los elementos y factores micro de la sociedad, y también en la escuela americana por el desarrollo de una sociología de la ciencia, un campo especializado de la sociología del conocimiento. 21 Ibidem Ibidem 23 Kuhn, Thomas (1962) “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, México, Fondo de Cultura Económica. 22 8 “Recordemos que por regla general nos parece tan imposible hacer microsociología sin tener en cuenta los grupos y sociedades globales, como hacer macrosociología descuidando la microsociología. Si el análisis está bien hecho, se debe, mediante la microsociología, encontrar la macrosociología y viceversa, lo mismo que partiendo de la sociología de los grupos se llega, necesariamente, a la microsociología y, por otro, a la sociología global y a las clases sociales.” (Gurvitch, G., 1969) Con el tipo de relación que vincula existencia con la realidad se pueden dar los mismos tipos a que hicimos referencia antes (determinación, condicionamiento, influencia, etc.) y además para relacionar lo macro con lo micro, usando la metáfora marxista poder decir: la infraestructura determina la superestructura y ésta última una forma particular de existencia (jurídica, religiosa, política, etc.). Esto se acerca tanto a la posición de Engels como a la “sobredeterminación” de Althuser. Por último, habría que agregar, que metodológicamente el enfoque microsociológico desemboca, tiende casi siempre en investigaciones empíricas, mientras que el enfoque macro en estudios histórico-culturales. Especialmente habría que hablar también como parte de la microsociología, de un grupo de autores que podría englobarse bajo la denominación de “sociología de la vida cotidiana”, aunque sea éste un paraguas demasiado amplio y comprensivo. Está aquí la etnometodología de Harold Garfinkel y su interaccionismo simbólico con su acento en lo subjetivo de la vida social, y la relación entre conductas individuales y formas de organización social. Incluiríamos también aquí a Erving Goffman con su particular visión de la máscara social usada en las interacciones sociales. Otra exponente de este grupo es Agnes Heller, desde otra perspectiva ya que se declara de la escuela marxista. Pero es precisamente el tipo de conexión especial por el cual las ideas, el conocimiento y las mentalidades están fuertemente relacionadas con las grupos socioeconómicos y las comunidades de pertenencia, que las distintas corrientes llaman: “determinación” (marxismo clásico), codetermiminación (Scheler), sobredeterminación (Althusser), u otras formas de implicancia como condicionamiento ‘existencialmente condicionados’, (Merton), “interrelación” (Gurvitch), etc., lo que da razón de ser a la sociología del conocimiento. Serán pues, dos temas fuertemente imbricados que configurarán el campo de la sociología del conocimiento: la determinación social de las ideas y la teoría de las ideologías (*) Sociólogo. Profesor Emérito de la Universidad del Salvador. 9