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Abades de la Colegiata de Ampudia. Apuntes biográficos.

2020, La Corredera, Revista Cultural de Ampudia, ISSN 2172-5950

Se ofrecen algunos datos biográficos sobre tres Abades de la Colegiata de Ampudia, Don Diego del Castillo (abad entre 1611 y 1616), Don Antonio Grande Barrientos (abad entre 1718 y 1749) y Don Antonio José de Cavanilles (nombrado Abad en 1787y que renunció al cargo).

HISTORIA E INVESTIGACIÓN 12 ABADES de la COLEGIATA de AMPUDIA Apuntes biográficos José Ignacio Izquierdo Misiego Los Estatutos de la Colegiata, ordenados por el Duque de Lerma y aprobados por el Nuncio Papal en 1609 (Archivo Parroquial de Ampudia, APA, Carpeta de documentos de la traslación), detallan en su título cuarto, que trata del numero de Preuendados y precedencia de cada uno y de las calidades que an de tener y de sus obligaciones, algunos requisitos competentes a la dignidad y cualidades del Abad: Conforme a la Bulla de la traslacion de la dha Iglessia collegial y las que despues se an concedido por su santidad, a de hauer en ella como esta dho una Abbadia quatro dignidades doce canonigos ocho racioneros y ocho capellanes y el dho Abbad a de ser graduado de licenciado o Doctor en Canones o maestro en theologia el qual quiero que como caueça de la dha Iglessia tenga el primer lugar en todas las cossas y partes donde concurriere el Cauildo y silla en medio de los dos choros que haran los demas capitulares y que presida en el choro y cauildo y en su ausencia presida el Prior y en falta suya el thesorero y despues del el chantre y despues el maestrescuela y despues el de mano en mano el mas antiguo segun la orden que auajo ira declarada y no a de presidir ningun Preuendado quando fuere capero o no estuuiere en el choro mientras se dicen los officios diuinos o en el cauildo quando le huuiere. En el título segundo de los mismos Estatutos, referido al Patronazgo desta Igla. y de las preminencias y prerrogatiuas que a de tener el Patrón, se establece de forma inequívoca que el derecho a proponer personas para ocupar todas las Prebendas de la Colegiata, y, como más excelente y primera en jerarquía, la de Abad, es exclusivo de la casa de Lerma, del Duque y sus sucesores en su mayorazgo, que ejercerán este derecho de “presentación” para que luego el Papa (en el caso del primer Abad) o su Nuncio en España los ratifiquen. Los problemas que sobrevinieron tras la caída en desgracia del Duque en 1618 y las disputas por heredar sus títulos y feudos, que se prolongan hasta el siglo XVIII, tuvieron como consecuencia la falta de nombramientos en algunas épocas y la prolongación anómala de períodos de “sede vacante” en la historia de la Colegiata. No contienen los citados Estatutos detalles sobre el ceremonial de investidura de un nuevo Abad, pero conocemos el ritual, que se mantuvo prácticamente invariable a lo largo de los años, gracias a los Libros de Acuerdos del Cabildo (Archivo Parroquial de Ampudia, APA)1. Los primeros trámites de nombramiento de un nuevo Abad consistían en la presentación en sesión ordinaria del Cabildo capitular de la documentación acreditativa del nombramiento, a saber, Bulas pontificias y orden del patrono de la Colegiata con el nombramiento del candidato. Estos papeles en la mayoría de los casos eran presentados al Cabildo por un apoderado del nuevo Abad, no por el interesado en persona. En algún caso se notificaba el nombramiento mediante carta del interesado que se leía igualmente al Cabildo. El día de la toma de posesión personal del Abad, el Cabildo “en hábito de coro” (con las vestiduras de asistir a los oficios de coro, 1 Ver, especialmente, APA, Libro de Acuerdos Capitulares, nº232 –1667 a 1685-, fol 14 y ss; en la toma de posesión del 7º Abad de la Colegiata, Manuel de la Torre García, ampudiano de nacimiento. Fecha 9 de febrero de 1668. normalmente un sobrepelliz, prenda parecida al roquete pero de manga larga y abierta, que se pone sobre la sotana, y capa, “conforme a lo que en aquel tiempo se trajere o usare” según dicen los Estatutos de la Colegiata ) se dirige a la casa donde esté el candidato; allí le revisten de roquete y mangas, le ponen el pectoral y la capa de chamelote de seda carmesí (capa de lana de camello revestida o forrada de seda) y le acompañan hasta la iglesia; a la entrada del templo se ponía un altar con cruz y dos candeleros de plata con velas, y encima a un lado el libro de los Santos Evangelios y al otro el de los Estatutos de la Colegiata. Ante este altar el Tesorero de la Colegiata, o el que hubiera hecho función de presidente del Cabildo en el período de “sede vacante” previo, pide al candidato que jure los Estatutos. Hecho el juramento entran todos en la iglesia. En el coro el candidato se sienta en la silla abacial y recibe un breviario; después el Tesorero deposita en sus manos un doblón de a cuatro en señal de que se le compensará con todos los frutos y rentas de la Iglesia y Abadía que le correspondan. Luego se le reviste con amito, alba, cíngulo, estola y capa pluvial y se le pone la mitra. De la sacristía salen entonces cinco caperos (clérigos con capa pluvial) con candeleros que portan el báculo pastoral y la paletilla (un candelero con asa o palmatoria). El Tesorero ofrece al candidato la cruz para que la bese y le rocía con agua bendita. Se canta el Te Deum y, tomado el báculo, el Abad es acompañado hasta la Capilla Mayor. Antes de acceder al presbiterio el nuevo Abad se postra a orar en una almohada de tercio de color carmesí con repostero situada en la escalera de dicho presbiterio hasta que termina el canto del Te Deum. Luego se entona una antífona, la oración Deus Fidelis y se accede al presbiterio donde el Abad se sienta en su silla. Al terminar las oraciones el Cabildo y miembros del Concejo besaban el anillo, y el Abad solía impartir la bendición al pueblo (v. Peña, 2003, pp. 318-19). Relación cronológica de los Abades de la Colegiata de Ampudia 1º Cristóbal de Lobera y Torres (16071609) 2º Diego del Castillo (1611-1616) 3º Juan de Salcedo (1616-1619) 4º Juan Fernando Jiménez Simancas (16191622) 5º Antonio Castañeda (1622-1647) 6º Juan de Escalada (1649-1667) 7º Manuel de la Torre García (1668-1677) 8º Alonso de Arribas (1678-1679) 9º Juan Manrique (1679-1684) 10º Juan Castaño (1684-1701) 11º Pedro Fletos (1701-1707) Bernardo Giménez Cascante (?)2 12º Antonio Grande Barrientos (17181749) 13º Francisco Sánchez de Cos (1750-1773) 14º Pedro Agustín Ruiz (1773-1781) 15º Francisco Galante y Saavedra (17811786) Antonio José Cavanilles (1787), renunció al nombramiento 16º Juan Antonio Sanz del Moral (17881805) 17º Narciso Villafruela (1805-1819) 18º Bernardo Sainz de Baranda (18201824) 19º y último Juan García Cabañas (18251837) De 1837 a 1847 ejerce como “Gobernador eclesiástico de la Abadía” el canónigo Juan Casimiro Castrillo, y como presidente del 2 En el período 1707-1718 la Colegiata estuvo sin Abad (en “sede vacante”), entre otras razones por los pleitos existentes entre distintas familias nobles para heredar los señoríos y títulos del ducado de Lerma. Es posible que en este lapso fuera nombrado como abad Don Bernardo Giménez Cascante, que en algunas fuentes aparece como Abad de Ampudia, aunque no hay constancia alguna en las actas capitulares. Fue colegial del Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá, Abad de la Colegiata de Santander, obispo de Barcelona (1725-1730) y propuesto para Arzobispo de Tarragona (renunció al cargo) y se le caracteriza como acérrimo defensor de la inmunidad eclesiástica, por lo que mereció a la silla apostólica los más distinguidos elogios (Ruiz de Vergara 1766-1770, pp. 167 y 173). HISTORIA E INVESTIGACIÓN 13 HISTORIA E INVESTIGACIÓN 14 Cabildo firma las actas el Tesorero Juan Machuca, cuya presidencia fue contestada por algunos miembros y alterna a veces con el Chantre Francisco García de Tovar hasta 1856. En 9 de abril de 1847 fallece Juan Casimiro Castrillo3. En sede vacante se nombra nuevo Gobernador eclesiástico el 16 de abril de 1847 al canónigo Policarpo Martínez y Gutiérrez, que venía ejerciendo de Secretario desde septiembre de 1846, ocuparía el cargo hasta 1856. Pero hubo reclamaciones sobre este nombramiento y en reunión del Cabildo a 1 de agosto de 1856 se leyó una carta de la Reina de España de 10 de julio reconociendo como válida la anterior elección de Juan Machuca como presidente del Cabildo en 1837, en consecuencia Policarpo Martínez cesó y se reorganizaron los cargos en sede vacante4. No hubo más nombramientos de Abad por parte del patrono (el Duque del Infantado en estos años, que muere en diciembre de 1841 y se hicieron solemnes exequias en la Colegiata en su memoria). Desde 1842 se aprecia en las actas de las reuniones del Cabildo un cierto malestar, faltas a los oficios, enfrentamientos de los prebendados y situación crítica de las arcas capitulares. Las reclamaciones de la renta anual de 1.000 ducados, comprometida por el Duque de Lerma en la fundación, al Duque del Infantado, se suceden sin éxito –algo similar estaba sucediendo con la Colegiata de Lerma-. La ley de desamortización de bienes del clero secular (Espartero) de 1841 supuso otro golpe importante para la Institución. El Cabildo se resistió al principio a elaborar y entregar el Inventario de sus bienes inmuebles que exigía la ley y recibió varios apercibimientos de la Junta Inspectora a través del alcalde de Ampudia; a 24 de febrero de 1842 todavía no habían cumplido y se les impuso multa de 50 ducados. A lo largo de 1843 prácticamente todas las tierras de la Colegiata y sus Prebendas en 13 lugares de la provincia de Palencia fueron vendidas en subasta pública en lotes de desigual tamaño (unas 280 hectáreas de promedio). Con ello desapareció la principal fuente de ingresos privados de los prebendados (ya en 1821 se había reducido el diezmo eclesiástico a la mitad y en la misma ley desamortizadora de 1841 se suprimió definitivamente) (Izquierdo 2004, pp. 202-213). El Concordato entre el Papa Pio IX y el reino de España (Isabel II) firmado en 16 de marzo de 1851, que supuso una total reorganización de la geografía eclesiástica del país, suprimió definitivamente la Colegiata de Ampudia para reducirla a simple iglesia parroquial dependiente del Obispado de Palencia (artículo 21 del Concordato). En 5 de abril de 1864 se recibe comunicación oficial del Nuncio de Su Santidad en la que se nombra “Administrador apostólico de la Abadía” al obispo de Palencia, Jerónimo Fernández, y se exige voto de obediencia y sumisión a los pocos prebendados que aún ejercían. En 1867 sólo quedaban 3 Prebendados en el Cabildo (Santiago, Maestro y Baltasar Antón, secretario). La última acta del Cabildo colegial se firma el 22 de mayo de 1868, con pocos acuerdos relevantes: que se haga el novenario a la Virgen de Alconada y se la traslade a su ermita el domingo 7 de junio y que se manden imprimir 1.000 ejemplares de su novena en Valladolid a medio real cada uno. Del primer Abad de la Colegiata de Ampudia, Don Cristóbal de Lobera y Torres, ya reseñamos algunos datos biográficos en número anterior de esta misma revista (v. La Corredera nº 5, pp. 43-45)5. Proseguimos ahora esta relación de biografías con las de tres Abades más que destacaron por sus méritos o iniciativas en la historia de la Colegiata. 2º ABAD (1611-1616): Diego del Castillo. Tomó posesión por poderes a través de su 3 APA, Acuerdos Capitulares, 248, fol. 164 vto. 4 APA, Acuerdos Capitulares, 248, fol. 248. 5 Murió en 1632 y fue sepultado inicialmente en la catedral de Plasencia, pero luego sus restos se trasladaron, tal como ordenó en su testamento, a una ermita dedicada a Santa Teresa de Jesús que él mismo fundó a las afueras de dicha ciudad, en el camino de Trujillo, pasado el río Jerte, en términos de una dehesa llamada “de los caballos” propiedad antigua de su familia, apoderado, el doctor Felipe Vicente, el viernes 15 de abril de 16116. Había sido Prior y canónigo de la catedral de Palencia y a primeros de mayo del mismo año 1611 se envía una delegación del Cabildo a Palencia para ir a recibirle. El 4 de mayo de 1611 ya asiste por vez primera a reunión del pleno capitular en Ampudia. A partir del 17 enero de 1616 cesa su asistencia al Cabildo, probablemente por enfermedad . El 21 de enero de 1616 se declara sede vacante por su muerte; se acuerda se le de sepultura junto a la capilla mayor a la puerta del pre. (presbiterio?) de afuera y se reserven en aquel sitio tres o cuatro sepulturas por si muriesen otros capitulares7. Al parecer nació en Salamanca, en cuya Universidad obtuvo el doctorado en Teología (Villar y Macías, 1887, p. 377). Siendo canónigo en Palencia le correspondió el cargo de Provisor y Administrador del Hospital de San Antolín, dependiente del Cabildo de la ciudad, y heredó de su antecesor en el cargo un pleito de cuya sentencia solicitó expedición de ejecutoria8:. El problema era el nombramiento de oficios de la villa de Pedraza, cuya jurisdicción dependía de dicho Hospital, para el año de 1595; los alcaldes ordinarios y regidores de la villa propusieron nombres para los demás oficios, de acuerdo a las ordenanzas y costumbres de Pedraza, pero un tal doctor Espinosa, canónigo entonces y Provisor del Hospital y, en consecuencia justicia mayor de esta villa, no los aceptó y nombró a otros. En el pleito se da la razón al Provisor en contra de los nombramientos hechos por los alcaldes precedentes. La villa de Pedraza era jurisdicción del Hospital de San Antolín de Palencia, vinculado a la Catedral, desde el siglo XIII, en que Alfonso VIII y su mujer Da. Leonor, hicieron donación a este Hospital de todo el realengo que poseían en esta villa (1162, 1179). El rey Felipe II intentó en 1581 deshacer esta vinculación y recuperar la jurisdicción de la villa sin conseguirlo. Según las Ordenanzas de la villa de Pedraza, redactadas a mediados del siglo XVI, los oficios ordinarios (alcaldes, regidores, merino, procurador, escribano...) eran nombrados directamente por el Provisor del Hospital, y los elegidos tenían obligación de aceptarlos so pena de pagar 2.000 maravedís de multa, 1.000 para el Hospital y los otros 1.000 para arreglos de la muralla; y si se negaban segunda vez, 4.000 maravedís de multa y 30 días en el cepo. Los demás cargos y oficios eran a su vez nombrados por los principales, prohibiéndose que recayeran en familiares directos. Además, para ocupar cargos, había que ser residente en la villa al menos durante 10 años seguidos (San Martín Payo 1958, pp. 43-62.). En 1600 D. Diego del Castillo estaba en Roma acompañando a una legación española, a cuyo frente iba el conde de Lemos y Andrade dotándola con dos capellanías para criados o hijos de criados suyos. Allí se colocó su epitafio que decía: En este sepulcro está el Ilustrísimo Señor Don Cristóbal de Lobera, natural de esta ciudad de Plasencia, Maestrescuela de esta Santa Iglesia, Abad de Ampudia, y de Lerma, Obispo que fue de Badajoz, de Osma, de Pamplona, Córdoba, y electo Arzobispo de Santiago, y Obispo de esta ciudad. Murió en Plasencia en 21 de octubre de 1632 años, y fue aquí trasladado en 27 de julio de 1637 de la S. Iglesia de Plasencia. (V. González Dávila, Gil (1647) Theatro eclesiastico de las civdades e iglesias metropolitanas y catedrales de los Reiynos de las dos Castillas: vidas de sus arzobispos y obispos y cosas memorables de sus sedes ... Tomo 2. Madrid: En la Imprenta de Pedro de Horna y Villanueva. Página 512. Se conserva la “dehesa de los caballos” en la toponimia local, aunque parte de su superficie, antaño dedicada sobre todo al cultivo de olivos, está hoy ocupada en parte por el polígono industrial de Plasencia. La ermita de Santa Teresa sufrió profanación durante la Guerra de la Independencia, se cerró en la década de los 60 del siglo pasado; fue restaurada por la Escuela Taller Vicente Paredes VII y reabierta al culto en 2005. 6 APA, Acuerdos Capitulares, 228, fol. 193. 7 APA, Acuerdos Capitulares, 229, fol. 43. 8 “Ejecutoria del pleito litigado por Antonio Martín, vecino de Pedraza de Campos (Palencia), con el doctor Diego del Castillo, canónigo en la Catedral de Palencia, provisor y administrador del Hospital de San Antolín de dicha ciudad, sobre la elección de alcaldes y regidores de los estados de hijosdalgo y de pecheros de 1594 de dicha villa” Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS,CAJA 1791,16 fecha 22 de agosto de 1595). HISTORIA E INVESTIGACIÓN 15 HISTORIA E INVESTIGACIÓN 16 (Fernando Ruiz de Castro), Virrey de Nápoles, que fue a presentar sus respetos al Papa Clemente VIII en una misión llamada “oración de primera obediencia” (una especie de audiencia de presentación de credenciales al recién elegido Papa); el duque de Sessa y Baena (Antonio Fernández de Córdoba), embajador español en Roma, formaba parte también del séquito. En esos días se supo que el cardenal César Baronio, confesor del Papa y personaje muy influyente en el Vaticano, que redactaba entonces unos Annales Eccesiastici, especie de monumental historia del Pontificado, cuestionaba lo que la tradición mantenía en España sobre la predicación del Apóstol Santiago en este país; el duque de Sessa recibió instrucciones del rey Felipe III para que solicitase al Papa que no se permitiera novedad alguna sobre el tema, especialmente en los Breviarios que se estaban ya confeccionando para uso del clero y que asumían las tesis de Baronio. Para apoyar su solicitud el duque pidió a Diego del Castillo que redactase un escrito sobre la venida y predicación de Santiago en España que luego se publicó impreso en 1608 (por consejo, según el autor, del propio cardenal Baronio, que quedó muy impresionado tras leer el manuscrito). Hubo que esperar a 1625 para que se rectificaran algunas expresiones de los Breviarios oficiales para restablecer el respeto a la tradición española. Lo cierto es que el motivo de las disputas era una simple frase en que se ponía en duda la predicación del apóstol en nuestro país y se daba a entender que era simple creencia española sin fundamento histórico, aunque en el fondo de todo ello había también cuestiones políticas: Clemente VIII apoyó a Francia en contra de los intereses españoles en Europa y también Baronio, cuya obra, especialmente el volumen XI, se prohibió en España por orden directa de Felipe III (Cédula Real de 23 de junio de 1610, firmada en Lerma, que prohibía “meter, vender, comprar, tener o imprimir en estos Reinos el tomo XI de los Anales del Cardenal César Baronio”), (Flórez 2002, pp. 82-83). La obra escrita por nuestro Abad lleva por título: Defensa de la venida, y predicación evangélica de Santiago en España / Dirigida a la C.R.M. Del Rey Don Felipe III./ Por Diego del Castillo prior y canónigo de la S. Iglesia de Palencia: que es traduzido de lo que en latin presentó en Roma à la Santidad de Clemente VIII P.M. el año de mil y seycientos. Zaragoza (España): Lorenzo de Robles, Impresor del Reino de Aragón y de la Universidad. En la misma sostiene el autor que Santiago entró en España desembarcando en Cartagena y cita un breviario armenio traducido por el obispo Pedro Pacheco de Villena (1488-1560), estudiante y profesor en Salamanca, obispo de Albano, Mondoñedo, Ciudad Rodrigo, Pamplona, Jaén, Sigüenza y Virrey de Nápoles de 1553 a 1555, que asistió al concilio de Trento9. Este trabajo fue citado por ilustres teólogos y cronistas de la época, por ejemplo Gil González Dávila (1618, p. 22). Parece que también escribió una controversia sobre San Juan (Orationes duae de diuo Ioanne Euangelista habitae in Capella Pontificia sub Pont. Maximis. Sixto V. & innocentio IX, Roma: Ascanio y Jerónimo Donangeli, 1592), un estudio sobre La verdadera y real comunión de la Eucaristía y un opúsculo contra Jansenio y otros herejes (Roma: Zanetto 1593) (Villar y Macías 1887, pp. 387-88). Del ejercicio de su ministerio en Ampudia han pervivido algunos vestigios de gran interés cultural y patrimonial: En 1611 instituyó, a petición del Cabildo, la Cofradía de Nuestra Señora de Alconada (de los Pastores)10; en 1613 se documenta la realización de danzas el día de la fiesta de Alconada y en 1619 los beneficiados de la Colegiata encargan y pagan 9 Copia manuscrita del Memorial original en latín en la Biblioteca Nacional de España: Diego del Castillo.Disputatio de adventu et praedicatione Sancti Jacobi in Hispania, Fecha entre 1601 y 1700? Signatura Mss/7419. Algunos otros documentos de Diego del Castillo sobre este asunto se recogen en: Papeles tocantes a la predicación del apóstol Santiago [Manuscrito]. Fecha entre 1601 y 1700?. Biblioteca Nacional de España, Signatura Mss/1349, v. espec. Fol 22 y ss. 10 APA, Acuerdos Capitulares, nº 228, fol. 202 vto. Cabildo extraordinario de miércoles 19 de julio de 1611, donde dice “que se instituya cofradía de nra. Sra. de Arconada y se cometió al Sr. Abbad”. algunos miembros del Cabildo, denunciadas por el propio Duque de Lerma a través de Juan López de Olaeta, su contador, quien en 1614 transmitió al Abad informe sobre personas que con poco temor de Dios Ntro Sr. y en desprecio de sus ministerios no rezaban las horas canónicas y vivían deshonestamente y que en sus casas recibían mujeres para deshonestidades...11. trajes para danzantes por valor de 19 reales (Peña 2004, p.54-55). El 15 marzo de 1612, encargó al orfebre vallisoletano Juan de Nápoles un relicario para la reliquia de Lignum crucis que guardaba la Colegiata; el precio, pagado por el canónigo Sancho, fue de 60 reales (2.040 mrs.) tal como aparece en las cuentas del año 161516. (Peña 2010, p. 8). Otras intervenciones realizadas bajo su mandato fueron, por ejemplo, arreglos en los órganos de la Colegiata y de la ermita de Alconada encargados al organero Felipe Salas en 1612 y encargos al cantero Juan de la Sierra para labrar dos altares de piedra para la misma ermita de Alconada en 1615. (Peña 2004, p. 49). En otro orden de cosas este Abad tuvo que hacer frente a ciertas desviaciones morales de 12º ABAD (1718-1749): Antonio Grande Barrientos. Tomó posesión en 31 de enero de 1718 por poderes a través de su procurador o apoderado Blas de la Guerra12. La presentación correspondió al Duque del Infantado, Patrono de la Colegiata desde el 8 de febrero de 1707, tras algunos problemas porque la Colegiata había prescindido del Patronato (sentencia de Privación de Patronato por los Provisores ante la falta de la dotación de 1.000 ducados anuales establecida en la fundación, que la Institución no recibió durante los últimos años debido a los conflictos por la herencia del ducado de Lerma; esta sentencia estaba todavía pendiente de recurso en estas fechas)13. A este Abad se le da la posesión ...con la protesta de que la escritura de consentimiento del Conde de la Gomera para el paso del Real Consejo, no pueda perjudicar el derecho de propiedad y posesión del Patronato de esta dha. Iglesia que goza el Duque del Infantado y Lerma, único presentero de ella, ni influir, ni tener efecto alguno en esta Posesión, y asimismo con la protesta de que esta Posesión que se manda en virtud de los despachos mencionados y título del dho. Duque del Infantado su fha. 8 de febrero de 1707 no pueda perjudicar a la sentencia de Privación de Patronato dada por los Srs. Provisores desta Abadía contra dho. Sr. Duque por aver faltado a la paga de la dotación de dho. Patronato y su aseguración, no obstante aver sido despachado dho. título en tiempo habil de gozo, posesión y paga, y estar pendiente 11 APA, Acuerdos Capitulares, nº 230 fol. 53, Cabildo espiritual de 14 de febrero de 1614. 12 APA; Acuerdos Capitulares, nº 234, fol. 249 vto. 13 En la Biblioteca Nacional de España se conserva un expediente en el que se intenta defender el privilegio del Duque del Infantado para este nombramiento, debido a los problemas surgidos. BNE, Pro expeditione causae Antonij Grande Barrientos, ad Abbatiam Ecclesiae Collegiatae de Ampudia, per D. Ducem del Infantado, praesentati sequentia proponuntur fundamenta. Signatura: PORCONES/169(32/1), 5732281-1001. Fecha (deducida del texto) 1706. Firmado por Licentiatus D. Petrus Gomez de la Caba. HISTORIA E INVESTIGACIÓN 17 HISTORIA E INVESTIGACIÓN 18 el recurso de apelación en la Real Chancillería de Valladolid por vía de fuerza... En 26 de septiembre de 1718 se celebró su investidura y juramento14. Su nombre completo era Antonio Honorato Grande Barrientos Grande y Silguero, natural de Villarino de la Ribera –de los Aires-, provincia de Salamanca, hijo de Antonio Honorato Grande y María Barrientos Silguero. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde obtuvo el título de licenciado en Teología, y llegó a ser rector de la misma en 1696-97 (Vidal y Díaz, 1869, Apéndice, p.378). En la Memoria de la Universidad de Salamanca para el Curso de 1877 a 1878 se incluye una relación histórica de rectores desde 1392 hasta 1845. En ella aparece el mismo como Rector entre 1696 y 1697, en sustitución de Don Benito de Navas, que fue elegido para tal cargo pero no compareció, por lo que fue incurso en las penas de Constitución y Estatutos, borrándole de la matrícula y privándole de sus cursos y grados. Se añade que le sustituyó Antonio Grande de Barrientos natural de Villarino (Salamanca). En las Actas del Claustro universitario de Salamanca (Archivo Universidad de Salamanca, AUSA, libro 166) se recoge su nombramiento en 25 de noviembre de 1696 y su aceptación y juramento del cargo en la Capilla de Santa Bárbara de la Catedral se celebró el 1 de diciembre de ese mismo año (AUSA, 166, fol 1-2); el 10 de noviembre de 1697 sería sustituido por Don Francisco de Bustamante (AUSA, 166, fol 36, el cargo de Rector de la Universidad de Salamanca en estos años tenía una duración anual). Se conserva un magnífico VITOR a él dedicado en lugar preferente a la entrada de las Escuelas Mayores del Estudio salmantino en el que figura un capelo episcopal con las iniciales F:S: y la siguiente inscripción en tinta de color negro: Don Antonio Grande Barrientos, Rector de esta Universidad en 1697, Colegial del Mayor de San Ildefonso y Rector de la Universidad de Alcalá, Predicador de Su Majestad y calificador de la Suprema15 y de Su Junta y Abad (qt) de A....-no se ve lo demás-, Al pie de esta inscripción figuran las iniciales F DE entrelazadas. Teniendo en cuenta los datos biográficos que se reseñan este Vítor tiene que ser posterior a 1718 (no se aprecia la fecha de realización) y creemos que en el texto faltante debía de figurar su cargo de Abad de Ampudia. Tal como dice la inscripción comentada, fue colegial de San Ildefonso en Alcalá, (germen de la Universidad Complutense de esta ciudad) donde ingresó en 1699 y luego, en 1704 obtuvo los títulos de Doctor en Teología, y Maestro de Artes16. El Libro de recepciones de colegiales y capellanes de dicho colegio17 anota su ingreso el día 6 de octubre de 1699 y añade que había sido VÍTOR dedicado a D. Antonio Grande Barrientos. Universidad de Salamanca Escuelas Mayores, entrada principal (imagen con realce digital forzado para permitir su lectura; original muy deteriorado). 14 APA; Acuerdos Capitulares, nº 234, fol. 281 vto. 15 Calificador de la Suprema: miembro señalado del Consejo de la Suprema Inquisición, encargado de dar los dictámenes teológicos y doctrinales en los casos juzgados. Este Consejo tuvo un número variable de miembros, nunca superior a 10. 16 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,L.406,Fols.7 y 330. 17 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,L.1233. fols. 121 vto-122 rector de Salamanca , de Alcalá y luego Abad de Ampudia. El texto completo de la referencia es: 948 (nº orden en el libro). Recepción del Licenciado Don Antonio Grande y Barrientos, natural de Villarino de la Rivera, diócesis Salamanca = Electo en Beca teóloga de voto a seis de octubre de mil seiscientos y noventa y nueve, siendo Rector el Dor. Don Francisco Saludador Cavezudo = Fue Rector el año de 704 a 705; se graduó de Doctor en Theología y maestro en Artes, habiendo /122/ sido Rector de la Universidad de Salamanca en el año de 1696 = Salió Abad de Ampudia el de 1707 (sic, error de fecha). Antes de ser admitido a ocupar una Prebenda de Teología como plaza de ingreso en San Ildefonso, tuvo que someterse a investigación de su linaje y limpieza de sangre, como era habitual en este Colegio: el 4 de agosto de 1699 el consejo del Colegio, presidido por su rector, daba poderes al colegial mayor Don Manuel Lora García para que hiciera todas las averiguaciones necesarias al respecto en Villarino, cuna del candidato, y éste mismo firmaba otro poder el 30 del mismo mes a favor del Colegio autorizando dichas investigaciones; en este segundo documento añade al pie los nombres y apellidos de sus padres y abuelos, todos naturales del mismo pueblo18 (v. también Gutiérrez Torrecilla 1992). En el año 1704 figura como rector de la Universidad de Alcalá planteando un pleito contra los bedeles D. Francisco de Salcedo y Azcona y D. Mateo de la Fuente y Úbeda, por el modo de llevar las mazas y las insignias de la Universidad19. Siguió de rector hasta 1705 y se remitió informe al Consejo de Castilla en una ocasión en que estuvo enfermo20.. Concurrió a la Cátedra de Artes entre 1705 y 1711, pero no parece que la consiguiera21. En 1712 pleiteó por réditos de un censo con los alcaldes ordinarios del lugar de La Aldehuela (Madrid)22 Fue el Abad que más tiempo ocupó este cargo y, en los más de 30 años que estuvo al frente de la Colegiata, fue también el más impopular y polémico, el que más conflictos planteó y el que más se significó por su carácter autoritario y sus decisiones arbitrarias, tal vez producto de aptitudes desarrolladas en sus tiempos de rector o miembro del Consejo de la Inquisición. El 22 de junio de 1723 condenó al alguacil mayor y alcaide de la cárcel, Diego Díez de Mata, a diez días de reclusión en el convento de San Francisco, con obligación de asistir a todas las horas canónicas y cultos, respetando los ayunos, trabajos y demás prácticas de la vida conventual, por no haber cumplido ese año el precepto de confesión y comunión. El acusado fue incluso excomulgado y “puesto en tablillas”, hasta que el superior del convento certificó su arrepentimiento y confesión (Peña 2017, pp. 127-129 y 161-163). El 19 de enero de 1727 publica un edicto ante el notario Lucas de Villanubla para que todos los mayordomos cesantes de las cofradías exhibieran sus cuentas ajustadas, lo mismo ordena a los administradores de obras pías y a los mayordomos del Hospital de Santa María de Clemencia y capellanes de capellanías de sangre, lo cual creó un gran descontento entre los implicados. En 1728 se enfrenta a un Corregidor que cumplía orden real de hacer reconocimiento de la existencia de trigo almacenado en los Pósitos reales del reino ante un año de muy malas cosechas y necesidad de repartir grano entre los necesitados. El Abad adujo que el Pósito de 18 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,L.710. “Informaciones genealógicas de colegiales. Poderes 1690-1732”. 19 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,761. 20 Archivo Histórico Nacional , CONSEJOS,27788,Exp.13. 21 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,32,Exp.56, 60, 61 y 62. 22 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,282,Exp.30. “Pleito ejecutivo de Antonio Grande Barrientos, colegial en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá, contra José Barreña y Alonso Garrido, alcaldes ordinarios, y demás consortes, vecinos todos de la villa de La Aldehuela (Madrid), por una deuda de 6.000 ducados de vellón y 300 reales por cada año relativos a los réditos de un censo.”. HISTORIA E INVESTIGACIÓN 19 HISTORIA E INVESTIGACIÓN 20 Ampudia era fundación del Arcipreste Alonso de Castro y el Corregidor no tenía jurisdicción sobre él. La mediación del procurador de la Villa permitió abrir el Pósito el 6 de enero de 1729 y repartir 250 cargas de trigo entre los más necesitados, con la condición de reponerlas antes del mes de agosto siguiente (la resistencia del Abad parece estar motivada exclusivamente por una intención especulativa con los granos en épocas de escasez, reteniendo producto a la espera de subidas de precios), (Izquierdo 2004, pp. 180-181). A partir de agosto de 1730 realiza una información ante el notario Lucas de Villanubla recabando testimonios sobre la vinculación de esta panera al clero local y jurisdicción en consecuencia del Abad, y que nunca fue Pósito real (Peña 2009). En 10 de junio de 1729 el Cabildo acordó derribar la vieja ermita de Alconada para construir una nueva. Fueron contratados los arquitectos Manuel Barrado y Juan Herrero de Valladolid, pero sería Fray Juan Antonio Suárez, dominico de San Pablo de Valladolid, quien se haría cargo de la obra a partir de 1731, gracias a ciertas extrañas maniobras del Abad. Para organizar todo correctamente se formó el 18 de mayo de 1731 una especie de Junta de gestión del proyecto compuesta a medias por representantes del pueblo y del Cabildo, y en la que cada uno de sus miembros tenía una función específica: desde programar la recogida de limosnas para financiar la obra, hasta el control económico, la atención al arquitecto o la organización y mantenimiento de las cuadrillas de obreros. Pero el Abad de la Colegiata pretendió asumir personalmente todo el control de la obra y revocó los acuerdos alcanzados hasta el momento por la Junta gestora, con la excusa de que la original decisión fue de reconstruir la ermita, no la de hacer una nueva. Se planteó un pleito y se recurrió a la mediación del Nuncio Papal, quien, en primera instancia, se inhibió del asunto y pareció dar la razón al Abad; los miembros de la Junta, sin embargo, no cedieron, y entre muchos vecinos empezaron a surgir dudas entre la obediencia a la autoridad religiosa y la cesión de unos derechos seculares sobre los asuntos de Alconada que creían a salvo, pese a lo cual los trabajos de cuadrillas de voluntarios siguieron adelante en las épocas hábiles y en sus días libres. El Abad persistió en sus pretensiones, en contra incluso de la opinión de otros miembros del Cabildo; excomulgó a los dos principales representantes de la Junta gestora, el Prior José de Loaysa coordinador de los clérigos y a Felipe Ruiz presidente de la comisión o Cabildo civil. En 1733 (12 de febrero) el Nuncio Papal se pronuncia de nuevo y esta vez clara y enérgicamente en contra del Abad, a la vez que nombra al Prior del Monasterio de Valdebusto como fiador para hacer una puesta al día de las cuentas y trabajos realizados hasta el momento. El enfrentamiento se prolongó hasta el año siguiente, siendo necesaria la mediación también del Obispo de Palencia. Finalmente el 15 de marzo de 1734 se aprueban normas definitivas para el funcionamiento de la Junta de gestión en presencia de un juez civil de Palencia y pudieron reanudarse las obras. No terminaron, sin embargo, aquí los problemas: Fray Juan Suárez, harto de reclamar sus derechos y una atención digna mientras estuvo en el pueblo, dimitió como arquitecto responsable y se volvió a su convento el 20 de marzo de 1735. Hubo que esperar a 1737 para encontrar otro que quisiera hacerse cargo de la obra (Manuel Maestro de Medina de Rioseco, luego Manuel Portela y finalmente, desde 1741, Eugenio Correa de Zaratán). (De Castro Matía 1976, Izquierdo 2004, p. 180-181). Como consecuencia de estos conflictos el Abad, que empezó pronto a ausentarse de Ampudia por largas temporadas, demandó en 1743 a todos los demás miembros del Cabildo ante la justicia por “los vicios que parecen tener”23. 23 Archivo Histórico Nacional. UNIVERSIDADES,332,Exp.57. “Carta en virtud de un pleito de Antonio Grande Barrientos, abad de Ampudia (Palencia), contra los canónigos de su iglesia por los vicios que parecen tener”.Fecha Creación: 8 de marzo de 1743. El jueves 11 de septiembre de 1749 falleció el Abad Grande Barrientos y fue enterrado al día siguiente en la parroquia de San Ginés de Madrid. El Cabildo recibió la noticia a través de carta dirigida al canónigo Blas Domínguez, escrita por Don Manuel de Mañas de orden de la Excma. Sra. Duquesa, Patrona de la Colegiata. En 17 de septiembre de 1749 se declaró, en sesión ordinaria del Cabildo, sede vacante en la Colegiata24. En 1767 el rey Carlos III (1759-1788) reclamaría para la Corona la recuperación del derecho de presentación de cargos eclesiásticos, que había sido un privilegio real desde tiempo inmemorial y que algunos monarcas fueron cediendo a linajes nobles cuando algunos de sus miembros creaban fundaciones eclesiásticas, como fue el caso del Duque de Lerma en Ampudia. El 12 de marzo de ese año se expide una Real Cédula cuyo título textual era25: Cédula de Carlos III para que no se introdujera novedad alguna en el patronato de Ampudia (Palencia) , ni en la posesión que de él tenia el Duque de Lerma, como así mismo en el derecho de presentación; y que se le devolviera la bula original, de Pablo V por resguardo de su derecho. Ya hemos mencionado como desde años atrás la Colegiata tuvo problemas para ingresar la renta anual de 1.000 ducados a que estaban obligados los titulares del Patronato de la misma, herederos de los títulos antiguos del Ducado de Lerma, y como incluso el Cabildo llegó a adoptar la decisión unilateral de plantear un pleito para desvincularse de aquellos derechos de mayorazgo unidos a las condiciones de su original fundación. Otras fundaciones del Duque de Lerma tenían similares problemas en estos años, al haberse desvinculado títulos de territorios en los pleitos por los estados de Lerma desde mediados del siglo anterior. Pese a la reclamación real del derecho de presentación mencionado, en los nombramientos de los Abades Francisco Sánchez de Cos (17501773), Pedro Agustín Ruiz (1773-1781) y Francisco Galante y Saavedra (1781-1786), sucesores inmediatos del reseñado Antonio Grande Barrientos, todavía figuran como Patronos de la Colegiata y proponentes de aspirantes a beneficiados de la misma, distintos personajes titulares del Ducado del Infantado, como Pedro de Alcántara de Toledo y Pimentel (1729-1790), 12º Duque del Infantado y titular del Marquesado de Távara, y ducados de Lerma y Pastrana; y su sucesor, Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo y Salm-Salm (1768-1841), heredero de los títulos del Infantado, Lerma, Távara, Extremera, Francavilla y otros más y Patrono de las Colegiatas de Pastrana, Lerma y Ampudia26. Unos años después, entre 1780 y 1783, el Papa Pio VI concede al rey Carlos III la libre disposición de algunas rentas eclesiásticas “para sus fines de caridad y piadosos” (Acedo 1792)27. Estas iniciativas pontificias suponen la consolidación de lo que se ha dado en llamar regalismo, patronato real o derecho de los monarcas a proponer personas para ocupar cargos eclesiásticos importantes (obispos, abades de colegiatas, etc.) que ya había sido reconocido en el Concordato que se firmó con la Santa Sede en 1753, bajo el reinado de Fernando VI. Con el respaldo de estas disposiciones legales, el rey Carlos III mandó en 1786 poner su Escudo Real en lugar destacado de la iglesia de Ampudia, sobre una verja de madera que entonces existía separando el presbiterio y capilla mayor del resto del templo, y cubriendo los blasones del Duque de Lerma que allí figuraban desde principios del siglo XVII. El 24 APA, Acuerdos Capitulares, 240, fol. 145 vto. 25 Real Cédula dada en El Pardo a 12 de marzo de 1767 en la que Carlos III reclama la Bula original de Paulo V: Archivo Histórico Nacional, ES.45168. SecciónNobleza AHN/1.7.11.13.7.2// OSUNA,C.1951,D.2 (1.7 Ducado del Infantado). 26 APA, Acuerdos Capitulares, nº 243, fol. 285 vto. 27 Breve Pontificio de 14 de marzo de 1780 de Pio VI dando a Carlos III facultad para disponer de algunas rentas eclesiásticas para sus fines de caridad y piadosos; y Cédula del rey en 11 noviembre 1783 que reproduce el Breve; y de 1 diciembre de 1783. HISTORIA E INVESTIGACIÓN 21 HISTORIA E INVESTIGACIÓN 22 documento que recoge las diligencias para dar cumplimiento a esta Orden Real describe con todo detalle el Escudo de Armas Reales que se instaló y que hoy se conserva en el Museo de Arte Sacro de Ampudia28: “... con castillos y leones contrapuestos en quarteles, las tres Lises, granadas, Corona Real, y orlado del toyson de oro, dorado y pintado según los colores de otras Armas Reales; estando las presentes esculpidas a medio relieve, circuyendo a dho. Escudo Real un atado tallado de hojas de laurel, sostenido de dos leones y en baxo del mismo escudo se fixó una targeta que contiene la Inscripción del tenor siguiente: esta Colegiata es del Duque de Lerma por donación que hizo a dho. Sr. y sus succesores del Patronato de la Colegiata de Husillos unida a esta de Ampudia con sus Dignidades y Prebendas el Sr. Dn. Phelipe Tercero Rey de España, año de mil seiscientos y quatro Y el Sor. Rey Carlos Tercero (que dios gue.) mandó poner este Escudo e Ynscripción año de mil setecientos ochenta y seis...”. Como consecuencia probable de todos estos cambios legales, fue nombrado en 1787 abad de Ampudia don Antonio José de Cavanilles (1745-1804), directamente a propuesta del conde de Floridablanca ( José Moñino y Redondo, 1728-1808, Secretario de Estado entre 1777 y 1792), no ya de ningún Patrono heredero de los títulos de Lerma. El doctor Cavanilles, sin embargo, renunció al nombramiento alegando problemas de salud y no llegó a tomar posesión: en sesión del Cabildo de 16 de mayo de 1788 se leyó una carta suya fechada en París a 25 de abril del mismo año, en la que avisa al Cabildo de haber renunciado dicha Abadía en razón de su quebrantada salud y se ofrece en todo tiempo y lugar a la disposición del Cabildo; éste se dio por enterado y acordó responderle dando cuenta de haber recibido el mensaje, estimando su atención y ofreciéndose igualmente a sus órdenes29. En efecto Cavanilles prefirió marchar a París a seguir sus investigaciones botánicas y parece que le avergonzara que algunos colegas le recordaran a veces esta “distinción y beneficio” y le llamaran con un poco de sorna “el abad de Ampudia”; sin embargo firmó algunas cartas como Abad de Ampudia en 1787, por ejemplo parte de las que dirigió al también célebre botánico y naturalista José Celestino Mutis (1732-1808), y también se le da ese título en distintos tratados y relaciones de la época, tanto españoles como franceses. Ver, por ejemplo, Rozier y Mongez (1787, p. 235) donde en una relación de publicaciones científicas sobre botánica se reseña la: Quarta Dissertatio Botanica 128 species complectens, 50 tabulis incisas, Auctore Antonio. Josepho Cavanilles, Hispano-Valentino, Collegiatae Ecclesiae de Ampudia Abate, in Academia Valentina Doctore Theologo, è Societate Regia vulgo Bascongada, atque Societatis Regiae Parisiensis Agriculturae Correspondante, Parisiis, apud FranciscuumAmb. Didot, 1787. También se le menciona con el título de Abad de Ampudia en la revista Memorial Literario, instructivo y curioso de la Corte de Madrid, en su Tomo XV, publicado en Madrid, Imprenta Real en 1788, en la que se publica (p. 167-169) una carta dirigida a los redactores de la Revista, fechada en Lima a 11 de noviembre de 1787 y remitida por “un vecino de Lima”, aunque tiene relación directa con los trabajos de una Expedición Naturalista iniciada en 1786, y que trabajó en el estudio de la flora americana durante casi 30 años. En esta carta se dice: 28 A.P.A. Testimonio con inserción de una Real Cédula para que se ponga el Escudo de las Armas Reales en la Colegiata de Sn. Miguel de la Va. de Ampudia; y de la Diligencia de haberse fixado, relativo a lo demás practicado en vrd. de la misma Rl. Cédula. 15 de febrero de 1787. 29 A.P.A., Acuerdos Capitulares, 244, fol. 122 ...acerca de las disertaciones botánicas de Don Joseph Cabanilles. Muy Señores míos: por este último correo acaban de recibir los Botánicos de esta Expedición una carta de D. Antonio Joseph Cabanilles, Abad de Ampudia, escrita desde París juntamente con un extracto de los nuevos géneros dedicados que ha descubierto de la clase de las Malvaceas , o Monadelphias, diciéndoles haberse tomado la libertad de llamar y honrar a dos de ellos con sus nombres... Salvador Rizo Blanco, 1801: Retrato del Abate Antonio José de Cavanilles examinando la Rizoa. Óleo sobre lienzo. Museo Nacional de Colombia. Se trata del ilustre botánico valenciano, preceptor de los hijos del Duque del Infantado, maestro en Filosofía y Doctor en Teología por la Universidad de Valencia, profesor de la Universidad de Murcia, autor de varias obras de botánica en las que describió más de 40 géneros de plantas hasta entonces desconocidos30, que mantuvo correspondencia abundante con el también prestigioso botánico citado José Celestino Mutis en 1786, 1787, 1794, 1795, 1801, 1802 y 1803 (las cartas se conservan en el Jardín Botánico de Madrid) y después de varios viajes, especialmente a París, mantuvo contactos postales frecuentes también con exploradores de América (reunió datos de las expediciones a Nueva España –1786 a 1803- y la famosa de Malaspina – 1789 a 1794-), igualmente mantuvo relación postal con los naturalistas y geógrafos Alexander von Humboldt31, Bonpland y Willdenow. Fundó la revista científica Anales de Historia Natural (primer número en 1799, denominada Anales de Ciencias Naturales a partir de 1801). Fue miembro de la Real Sociedad de Amigos del País de Valencia y de la Sociedad Regia de Agricultura de París y fue nombrado Director del Jardín Botánico de Madrid en 1801, sucediendo a Casimiro Gómez Ortega, reformó y modernizó este Jardín al que donó sus colecciones y papeles y siguió impartiendo clases y publicando artículos y tratados de botánica hasta su muerte (Minguet 1980, Gredilla 1911, VVAA 2004). Aunque de hecho no llegara a ejercer el ministerio de Abad de Ampudia (le habría correspondido el lugar 16º en la serie histórica de abades de la Colegiata), creemos que su nombramiento es una prueba de lo que afirmábamos al principio de este trabajo: la Colegiata de Ampudia era, todavía en el siglo XVIII, una Institución de prestigio para cuya presidencia se buscaban personas de la más alta cualidad y dignidad, aunque a veces resultaran nefastas para la propia institución en la gestión diaria de los muchos asuntos e intereses de su competencia. 30 Aparte de sus obras de botánica publicó también unas Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del reyno de Valencia. Madrid: 1795-1797, en las que se incluye un mapa muy detallado del Reino de Valencia, este trabajo fue producto de un encargo personal del rey Carlos IV a Cavanilles para que recorriera España y “examinara las plantas que en ella crecen”. 31 En carta escrita a Cavanilles desde México en 22 de abril de 1803 Humboldt le dice: ...uno se asombra de los trabajos que ha hecho y de los que prepara para la posteridad, es admirable que un hombre solo haya sido capaz de concebir y ejecutar un plan tan vasto... HISTORIA E INVESTIGACIÓN 23 HISTORIA E INVESTIGACIÓN 24 En diciembre de 1788 fue nombrado Abad Don Juan Antonio Sanz del Moral, terminando el período de sede vacante que había durado más de dos años (desde noviembre de 1786) y que tuvo como figura de referencia a Cavanilles, Abad de Ampudia de iure, que no de facto. Y también hubo un retorno al ejercicio del derecho de presentación por parte de los Duques del Infantado. g Referencias Bibliográficas Acedo Rico, Juan (1792). 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