BSEHL 13 (2019), 235-255
Emma Gallardo Richards
La ortografía catalana en los manuales
para la enseñanza del castellano en Cataluña:
el caso de El Auxiliar del Maestro Catalán
(1869-1925) de Salvador Genís1
1.
Introducción
A partir de la segunda mitad del siglo XIX y a lo largo de las primeras décadas
del siglo XX, el proceso de codificación de la ortografía catalana fue objeto de
múltiples discusiones y revisiones impulsadas desde distintas instituciones
(Miracle i Montserrat 1976; Segarra i Neira 1985a y 1985b; Marcet i Salom
1987, 82; Badia i Margarit 1994). El objetivo de las siguientes páginas es
analizar la evolución de las distintas propuestas en materia ortográfica que se
aplicaron al contexto escolar decimonónico de Cataluña. Si bien la lengua
vehicular en la enseñanza y en los libros escolares fue el castellano, tal y como
se había promulgado en la Ley Moyano (Medina López 2002, 51; Corchón
Álvarez, Raso Sánchez y Hinojo Lucena 2013, 150; Pagès Blanch 2015, 21;
Canales Aliende y Romero Tarín 2018, 36), algunos pedagogos catalanes impulsaron una corriente metodológica que partía del catalán, la lengua materna de los
estudiantes, para acercarse al castellano (Verrié i Faget 1981; Solà Cortassa
1984; Pujol i Fabrelles 1998, Cala Carvajal 2002); por este motivo, muchas
obras escolares incorporan ambas lenguas en sus páginas.
Concretamente, se ha seleccionado El Auxiliar del Maestro Catalán, un
manual escolar destinado a la enseñanza del castellano en Cataluña en el que se
parte de la lengua materna de los estudiantes, el catalán, para facilitar la
enseñanza del castellano. Esta obra se publicó entre 1869 y 1925 por el maestro
gerundense Salvador Genís y Bech. En total, se han consultado las 14 ediciones
entre los dos volúmenes que lo componen —la Primera Parte (1877, 1880,
1887, 1892, 1895, 1898, 1906, 1916, 1925) trabaja aspectos relativos a la lengua
oral y en la Segunda Parte (1869, 1873, 1883, 1892, 1909) se desarrolla la
1
El desarrollo de esta investigación se ha realizado dentro del proyecto "Historia interna
del Diccionario de la lengua castellana de la Real Academia Española en el siglo XIX (18691899)" (n.º de referencia PGC2018-094768-B-I00).
Artículo recibido el 30/09/2019 y aceptado el 19/12/2019
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lengua escrita— con el fin de observar el proceso de adopción de las distintas
propuestas ortográficas que se van introduciendo en el catalán.
Este estudio examinará, en primer lugar, las referencias que los paratextos
de la obra contienen acerca de los modelos ortográficos catalanes que se siguieron en cada edición de El Auxiliar del Maestro Catalán y, en segundo lugar, se
analizarán dos de los cambios ortográficos de mayor relevancia que se encuentran en sus páginas: por una parte, b > v en las desinencias del pretérito
imperfecto de indicativo de la primera conjugación y, por otra parte, -as > -es en
las terminaciones del femenino plural en sustantivos y adjetivos que se registran
en las ediciones de este manual.
2.
La codificación ortográfica del catalán
La lengua catalana alcanzó su apogeo en el siglo XV en un nivel tanto
lingüístico como literario (Nadal i Domingo y Prats i Farreras 1996). A partir del
siglo XVI y durante el siglo XVII, la producción escrita del catalán decreció por
distintas causas: por una parte, Comas i Pujol (1978, 8), Escribano Riera (2016,
232) y Bernat i Baltrons (2018, 87) exponen que la unión de las Coronas de
Aragón y de Castilla comportó una subordinación de la lengua catalana hacia el
castellano en un plano político y cultural. Por otra parte, Kamen (1995, 33), Peña
Díaz (1997, 153) y Marfany Garcia (2002, 72) hacen referencia a la amplia
difusión del mercado literario castellano y de la imprenta, que acabó eclipsando
la tradición literaria culta escrita en catalán, y, en consecuencia, contribuyó a que
el catalán se quedara sin un modelo lingüístico ni ortográfico al que seguir
(Miracle i Montserrat 1964, 8; 1976, 13). Tal y como señala Comas i Pujol
(1978, 7), todo ello propició un declive en la consciencia lingüística del catalán y
acabó marcando un punto de inflexión en la fijación normativa del catalán2.
Si bien durante los siglos siguientes este panorama no sufrió demasiadas
transformaciones, durante el siglo XVIII se empezó a gestar una inquietud
acerca de la imposibilidad de reproducir algunos sonidos del catalán mediante
las grafías del castellano (Miracle i Montserrat 1976, 18), como la representación de las africadas a final de palabra. Sin ir más lejos, esto se refleja en el
debate ortográfico3 surgido en el Diario de Barcelona entre los meses de julio y
2
Por este motivo, tal y como muestran Miracle i Montserrat (1876, 13) y Badia i Margarit
(1994, 14) el catalán de los siglos XVI-XIX se caracteriza por incorporar un elevado número de
arcaísmos y castellanismos.
3
Esta discusión fue iniciada por Lluc Capsigrañ –pseudónimo posiblemente adoptado por
Josep Pau Ballot i Torres (Miracle i Montserrat 1976, 24)– y participaron otros autores bajo los
pseudónimos El Niño D.J.S, Mosén Henric Proug, Bernat Soca, Taboll, Mosén Botall y Tio Anton
o Anton lo Blat (Segarra i Neira 1985a, 104-116).
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La ortografía catalana en la obra de Genís
noviembre de 1796, que enfrentaba el uso de grafías catalanas tradicionales
contra otras de corte innovador.
En el paso del siglo XVIII al XIX, la consciencia acerca del resurgimiento
del catalán como lengua literaria —en el marco de La Renaixença (v. Pla i Arxé
1975; González Planas 2002, 20)— coincidió con un aumento en la necesidad de
normativizar el catalán, hecho señalado por Segarra i Neira (1985a, 132). Para
compensar la falta de fijación de esta lengua, algunos autores publicaron por
iniciativa propia obras que incluían distintas soluciones gramaticales y ortográficas que podían servir como modelo para el catalán (Segarra i Neira 1985a, 133;
Marcet i Salom 1987, 82). Este es el caso de la Gramatica y apología de la
llengua cathalana (ca. 1814) de Josep Pau Ballot Torres o del Diccionari de la
llengua catalana (1839-1840) de Pere Labèrnia. Según Miracle i Montserrat
(1976, 37), estas dos obras testimonian el creciente interés de los escritores por
codificar la lengua catalana y por buscar un modelo de lengua para el catalán
escrito (Solà Cortassa y Marcet i Salom 1982, 16).
No fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se empezaron a
difundir sugerencias desde varias instituciones que se proponían dar unidad tanto
a la lengua como a la ortografía catalana. En el caso de las grafías, tema que
ocupa las páginas de este trabajo, la primera tentativa se desarrolló en el seno de
los Jocs Florals, un certamen literario de origen medieval que fue reinstaurado
en 1859 y que tenía como objetivo la recuperación del catalán como lengua
literaria. El comité organizador se dio cuenta pronto del escollo que entrañaba la
falta de consolidación ortográfica, por lo que nombraron una comisión hasta en
tres ocasiones (1861, 1862, 1863) que tenía como fin dilucidar esta cuestión. El
resultado fue la publicación de Ensaig de ortografia catalana (1863), fruto del
trabajo de recopilación de Terenci Thos de dos proyectos ortográficos propuestos con anterioridad por Manuel Milà i Fontanals y Antoni de Bofarull en
1862. Los objetivos de esta obra fueron los siguientes:
Com en son comensament se adverteix aquest ensaig no es la espressió exacta de totas las
ideas de cap de las personas que contribuiren á formalo. Tampoch vol esser responsable de
tots sos permenors lo Consistori de aquest any, que ab tot ha cregut molt util publicarlo
pera'ls fins seguents: Primer, pera uniformar la ortografía dels que aspiren als premis del
Jochs Florals aixi com tambè la de las obras premiadas que deuhen estamparse. Segon, pera
auxiliar de las personas que escrihuen la llengua catalana y no's creurán ab prou coneixements pera fers'en una de propia. Y tercer, com á basa de las reformas y estudis que
promourer podrán los senyors Mentenedors vinents pera arribar á formar una ortografía
definitiva (1863, 3).
Sin embargo, Miracle i Montserrat (1964) indica que no los encargados de
redactar esta obra no supieron aprovechar la oportunidad que se les había
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brindado, ya que las discusiones internas entre sus miembros dificultaron llegar
a acuerdos.
El segundo intento fue llevado a cabo por la Real Academia de Buenas
Letras de Barcelona (v. De Riquer y Morera 1953), que publicó en 1884 la
Ortografía de la lengua catalana. Esta obra se marcaba una meta clara: "acabar
con la anarquía que en este punto prevalece" (1884. 6). Pese a que este código
permaneció vigente hasta 1923, tuvo una incidencia nula en la fijación normativa del catalán (Segarra i Neira 1985a, 169; Gimeno Ugalde 2010, 136).
Paralelamente, algunos de los miembros de la Real Academia de Buenas Letras
de Barcelona también pasaron a formar parte de la Academia de la Llengua
Catalana, constituida en 1881, aunque no se llegó a ningún acuerdo concluyente
en las reuniones de esta entidad (Miracle i Montserrat 1976, 94-95).
Otros de los medios que se hizo eco de las reformas necesarias en la
ortografía catalana fue en L'Avenç, una de las primeras revistas modernistas de
Catalunya que vio la luz en 1881 y en la que se distinguen dos etapas: las
comprendidas entre 1882-1884 y entre 1889-1893 (v. Pla i Arxé 1975). Es en
esta segunda etapa cuando se emprende una campaña lingüística —tanto escrita,
en la forma de artículos en la revista, como oral, en conferencias— de la mano
de Pompeu Fabra, Joaquim Casas-Carbó y Alexandre Cortada, unas acciones
que tenían como propósito la modernización del catalán (Segarrra i Neira 1985a,
263).
En este punto cabe aludir a la dilatada labor de Pompeu Fabra en favor de la
normativización del catalán, que no estuvo exenta de detractores y críticas (v.
Miracle i Montserrat 1998). Entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera
década del siglo XX destacan sus propuestas en L'Avenç, la Contribució a la
gramática de la llengua catalana (1898) y el Tractat de ortografía catalana
(1904), donde trata extensamente temas ortográficos, o la comunicación que
presentó en el marco del I Congreso Internacional de la Lengua Catalana en
1906, titulada "Qüestions d'ortografia catalana".
Tras la aprobación por parte de la Diputación de Barcelona, el 4 de febrero
de 1911 se creó la Sección de Estudios Filológicos y de Expansión de la Lengua
del Institut d'Estudis Catalans, en la que Pompeu Fabra tuvo un papel preeminente en el proceso de elaboración de las Normes Ortogràfiques, publicadas
por el Institut d'Estudis Catalans en 1913. Tras dos años de sesiones de trabajo y
múltiples redacciones con enmiendas —siete, en total (Segarra i Neira 1985c,
191-230; 2008, 30-35)—, estas Normes fueron acogidas con prontitud por la
mayoría de los medios de comunicación y por los escritores catalanes (Badia i
Margarit 1994, 27, Miracle i Montserrat 1976, 277).
Con posterioridad, en 1917, vio la luz el Diccionari ortogràfic,
confeccionado por Pompeu Fabra con la ayuda de Emili Guanyavents y Emili
Vallès (Segarra i Neira 1985b, 17). Este Diccionari, que consta de una segunda
238
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La ortografía catalana en la obra de Genís
edición publicada en 1923, fue un vocabulario precedido de la versión definitiva
de las normas ortográficas catalanas, que habían sido revisadas, discutidas y
votadas por los miembros del Institut d'Estudis Catalans. En 1925, Fabra publicó
la Ortografia catalana y en 1926, el Diccionari ortogràfic abreujat (v. Rico
Busquets 2008 y 2012).
Como se ha podido inferir de esta breve síntesis, la ortografía catalana fue
objeto de una codificación tardía respecto a otras lenguas románicas (Badia i
Margarit 1994, 11). Además, Miracle i Montserrat (1963, 48-49), Segarra i Neira
(1985a, 288; 1985b, 9) y Solà Cortassa (1987, 55) ponen en valor el papel de
Enric Prat de la Riba en su cargo como presidente de la Diputación de Barcelona
entre 1907 y 1914 (v. Balcells i González 1998; Gimeno Ugalde 2010, 311-313;
Colominas Ferran 2019), dado que sin el apoyo de distintos organismos locales
no hubiera sido posible la unificación ortográfica.
3.
El Auxiliar del Maestro Catalán
El Auxiliar del Maestro Catalán, publicado por el profesor gerundense Salvador
Genís i Bech (1841-1919), fue uno de los materiales didácticos para la enseñanza del castellano que gozó de más acogida en las escuelas de Cataluña durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.
Además, recibió la aprobación para usarse como libro de texto oficial por la Real
Orden fechada el 26 de febrero de 1906. Sin embargo, este mérito no se
reconoció hasta 37 años desde su primera publicación.
Este manual se editó por primera vez en 1869 en un solo volumen centrado
en la enseñanza escrita del castellano, pero desde la segunda edición se dividió
en dos partes: una primera que debía manejar el maestro, dedicada a la enseñanza oral, y un segundo tomo para el estudiante que se centraba en la lengua
escrita. La vida editorial de las dos partes se recoge en la siguiente tabla:
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
AÑO DE
PUBLICACIÓN
LUGAR DE EDICIÓN
AÑO DE
PUBLICACIÓN
LUGAR DE EDICIÓN
1877
Girona, Imprenta de
Vicente Dorca
1869
Girona, Imprenta y
Librería de Paciano
Torres
1880
Barcelona, Imprenta de la
Renaixensa
1873
Girona, Imprenta de
Vicente Dorca.
239
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Emma Gallardo Richards
1887
Barcelona, Imprenta de la
Renaixensa
1883
Girona, Imprenta y
Librería de Paciano
Torres
1892
Girona, Imprenta y
Librería de Paciano Torres
1892
Girona, Imprenta y
Librería de Paciano
Torres
1895
Girona, Imprenta y
Librería de Paciano Torres
1909
Barcelona, Imprenta de
Joaquín Horta
1898
Barcelona, Imprenta y
Litografía de José Cunill y
Sala
1906
Barcelona, Imprenta y
Litografía de Joaquín
Horta
1916
Barcelona, Imprenta y
Litografía de Joaquín
Horta
1925
Barcelona, Imprenta y
Litografía de Joaquín
Horta
Tabla 1. Ediciones publicadas de las dos partes de El Auxiliar del Maestro Catalán
Esta división responde a la defensa del autor hacia un aprendizaje práctico del
castellano, en términos de comunicación, más que una instrucción teórica y
memorística. Así, Genís i Bech desarrolló estos pensamientos metodológicos en
sus artículos en la prensa pedagógica del momento (v. Ferrer Costa y Pujadas
Marqués 2000), así como en los prólogos de las distintas ediciones de El
Auxiliar del Maestro Catalán:
No ignoramos tampoco que en la mayor parte de las escuelas de Cataluña se ejercita á los
niños en la traduccion catalana de los libros de lectura, para que aprendan á interpretar el
sentido de los escritos castellanos. Este procedimiento, que adoptamos tambien en un
principio nosotros, abandonándolo al poco tiempo, no puede calificarse de malo en absoluto,
240
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La ortografía catalana en la obra de Genís
pero sí de insuficiente, porque no llena el objeto de la enseñanza. En efecto, por medio de él
aprenden los niños á traducir el castellano á su lengua, pero nó á hablarlo ni á escribirlo
bien, que es uno de los principales fines de la enseñanza en las escuelas de Cataluña. (Genís i
Bech 1869, III).
Además, Solà Cortassa (1984) presenta una clasificación de los métodos
empleados en Cataluña durante el siglo XIX y cataloga El Auxiliar del Maestro
Catalán dentro de la categoría de "procedimiento mixto" (1984, 177). Es decir,
este manual continúa tratando conocimientos teóricos —en la Segunda Parte,
destinada a la lengua escrita—, pero potencia el dominio oral en la Primera
Parte, que constituye la parte práctica.
Hay que señalar que Solà Cortassa (1984, 179) también incluye este manual
dentro del método comparativo deductivo, que va de lo conocido —el catalán—
a lo desconocido —el castellano—, para facilitar el aprendizaje del castellano
para los estudiantes catalanes4; esta era una tendencia pedagógica extendida en
Cataluña en ese momento (Marcet i Salom 1987, 118; Solà Cortassa 1998, 1038;
Cala Carvajal 2002, 40). Cabe recordar que en el contexto de la Cataluña
decimonónica, el castellano no era la lengua materna del grueso de la población
catalana (v. Marcet i Salom 1987; Ginebra Serrabou 1999a y b; Marfany Garcia
2001; Anguera Nolla 2003), por lo que se hacía necesaria su enseñanza en las
escuelas, más aún si se tiene en cuenta la entrada en vigor de la Ley Moyano en
1857, que disponía, entre otros aspectos, la formalización del castellano como
lengua de enseñanza en la escuela.
4.
La ortografía catalana en El Auxiliar del Maestro Catalán
(1869-1925)
Cada edición de El Auxiliar del Maestro Catalán introduce correcciones y
novedades tanto en el castellano como en el catalán, las dos lenguas en las que
se encuentra redactado. Uno de los cambios que suscita mayor interés en este
manual escolar, por su relevancia en el campo de la historia de la normativa y la
codificación del catalán, es la continua reforma de la ortografía catalana; en este
sentido, se han identificado cinco estadios que evidencian el empeño del autor
por actualizar la ortografía de esta lengua.
Si bien en un primer momento (1869-1877) Genís i Bech se muestra flexible
ante las reglas ortográficas catalanas para no interferir en el aprendizaje del
castellano, a partir de la segunda etapa (1880-1887) empieza a regularizar la
ortografía del catalán. Desde la tercera etapa (1892-1898), cumple con los
4
A su vez, Pujol i Fabrelles (1998, 37) apunta a que la inclusión del catalán se empleó
como una vía para contrarrestar la castellanización de la escuela catalana.
241
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preceptos que proceden de la Ortografía de la lengua catalana publicada por la
Academia de Buenas Letras de Barcelona en 1884. En la cuarta etapa (19061909) se incluyen innovaciones en materia ortográfica extendidas entre los
escritores catalanes. Finalmente, las ediciones de 1916 y 1925 adoptan las
Normes Ortogràfiques publicadas por el Institut d'Estudis Catalans en 1913.
A continuación, se distinguirán en primer lugar estas fases a través de las
referencias a estas modificaciones en los prólogos y, en segundo lugar, se
ejemplificarán dos cambios ortográficos que se documentan en las ediciones del
manual: b > v en las desinencias del pretérito imperfecto de indicativo de la
primera conjugación y -as > -es en las terminaciones del femenino plural en
sustantivos, en adjetivos y en verbos.
4.1
La ortografía catalana en los prólogos
Como ya se ha apuntado, El Auxiliar del Maestro Catalán se concibe dentro de
metodología deductiva en la que se parte del catalán para aproximarse al
castellano (Solà Cortassa 1984, 177). Este es un planteamiento común que se
encuentra en otras obras didácticas de características semejantes que se publican
en Cataluña durante la segunda mitad del siglo XIX, como el Método práctico
para la enseñanza de la lengua castellana en Cataluña (1862) de Odón Fonoll i
Guarda, el Método práctico racional para que los niños que frecuentan las
escuelas de Cataluña puedan aprender sin grande esfuerzo el idioma castellano
(1870) de Ramon Torelló i Borràs o la Guia del instructor catalán ó método
teórico-práctico de gramática castellana para el uso de las escuelas de
Cataluña (1872) de Mariano Brosa i Arnó.
Pese a este enfoque didáctico, la ortografía catalana pasa a un segundo
plano a fin de no interponerse en la ortografía del castellano en las primeras
ediciones de El Auxiliar del Maestro Catalán (1869, 1873, 1877): "hemos
prescindido del rigorismo ortográfico en algunas palabras catalanas para evitar
que los niños vícien con la costumbre de ella la ortografía castellana" (1869, 4).
Así, parece instaurarse un influjo castellanizador en lo que se refiere a las grafías
catalanas en pro de facilitar la enseñanza del castellano a los estudiantes,
evitando interferencias entre ambas lenguas. De este modo, Genís i Bech declara
alejarse conscientemente de los buenos ortógrafos al adoptar algunos usos
gráficos que se detallan a continuación:
Así que no escribimos el verbo catalán haber, ni el pretérito imperfecto de indicativo de 1.ª
conjugación -cantava, rosegavas, cridavan, etc.- con v, como debe escribirse en catalán, sino
con b. Por la misma razón escribimos cuant y cuart en lugar de quant y quart; así como
cuinar, cuidado, feina, áigua, etc., en vez de cuynar, cuydado, feyna, áygua, que es como se
escribe por los buenos ortógrafos catalanes (1869, 4).
242
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La ortografía catalana en la obra de Genís
Genís i Bech no es el único autor que optó por adaptar la ortografía catalana a la
castellana. A este respecto, Solà Cortassa (1984, 187) indica que esta tendencia a
la castellanización de la ortografía también se produjo en otras obras publicadas
en la misma época, como en el Vocabulario valenciano-castellano (1868) de
José M.ª Cabrera. De igual modo, Schmid (2014, 239 y ss.) también remarca la
influencia del castellano en el catalán en gramáticas y en ortografías publicadas
en territorios de habla catalana durante este periodo.
Esta situación varía en las tres ediciones siguientes (1880, 1883 y 1887),
puesto que Genís i Bech aboga por regularizar el sistema ortográfico catalán. Si
bien no explicita el modelo que va a implementar en el manual, detalla que se
trata de la tendencia más extendida entre los escritores catalanes:
Cediendo á autorizado consejo, hemos sujetado la ortografía catalana al rigorismo de que
hasta aquí habíamos prescindido, adoptando el sistema que más partidarios cuenta entre los
escritores de nuestro Principado (1883, 7).
Además, añade que esta solución es provisional hasta que la Academia de la
Lengua Catalana resuelva sus propuestas ortográficas: "esperamos que la Academia de la lengua catalana, que acaba de constituirse, dicte su fallo en este
punto para someternos á el respetuosamente" (1883, 7).
La Academia a la que se refiere Genís i Bech no acabó publicando sus
resoluciones, pero muchos de sus miembros también formaron parte de la Real
Academia de Buenas Letras de Barcelona, que en 1884 publicó la Ortografía de
la lengua catalana. Esta Ortografía partía de una versión provisional titulada
Proyecto de Ortografía catalana (1879), llevada a cabo por Josep Balari i
Jovany. Estas fueron las reglas que se adoptaron en las ediciones de 1892, 1895
y 1898 de El Auxiliar del Maestro Catalán: "concluimos advirtiendo que en esta
5.ª edición adoptamos la ortografía catalana publicada últimamente por la Real
Academia de Buenas Letras de Barcelona" (1892, 5). Esta Ortografía, según
Segarra i Neira, se adscribe a una tendencia que se decanta hacia soluciones
gráficas del catalán en su época de esplendor, durante los siglos XIII, XIV, XV y
XVI (1985a, 218-222), como la restricción de las oclusivas que podían ocupar el
final de palabra (t, p, ch), la eliminación de ç o la simplificación del sistema
acentual, que pasa a representar únicamente el acento agudo (1985a, 163-164).
Es probable que Genís i Bech tomara partido por este código normativo a falta
de existir otro, ya que no tardó en añadir enmiendas en materia ortográfica.
En las dos siguientes ediciones, publicadas en 1906 y 1909, se introducen
innovaciones basadas en el uso de la lengua, una vez más, de los literatos
catalanes:
243
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Concluimos advirtiendo que en esta edición hemos modificado ligeramente la ortografía y el
sistema de acentuación catalanes, aceptando innovaciones hace tiempo adoptadas por la
generalidad de los escritores (1906, 7).
En la edición de 1906, el cambio de mayor significación es el reemplazo de un
único acento —el agudo— propuesto por la Real Academia de Buenas Letras de
Barcelona (Segarra i Neira 1985a, 165) a favor de un doble sistema de acentuación formado por el acento agudo y grave según el grado de abertura
vocálica:
Así, marcamos con acento grave los sonidos abiertos de nuestras tres vocales a, e, o,
cuando por razones prosódicas ó de claridad de sentido deben acentuarse las palabras
correspondientes; y con acento agudo los sonidos cerrados de las dos últimas vocales
citadas: v. gr.: será, mercè, pòsit, digués, Mataró, présech, ell dèu dèu pessetas, Déu es bo;
aqueixa dòna ho dóna tot (1906, 7).
Por lo que respecta a la edición de 1909, cabe destacar la adopción de e como
desinencia en sustantivos femeninos plurales y en los paradigmas verbales en
plural:
En la ortografía catalana, seguimos el sistema más generalmente admitido en estos días de
lenta, pero incesante reforma de nuestro idioma regional escrito. De ahí que empleemos
también la e átona en las terminaciones del plural de los nombres femeninos y verbos (1909,
8).
Las dos últimas ediciones de El Auxiliar del Maestro Catalán (1916, 1925) se
implantan las Normes Ortogràfiques prescritas en 1913 por el Institut d'Estudis
Catalans:
Concluimos advirtiendo que en esta edición hemos modificado la ortografía y el sistema de
acentuación concernientes a las voces catalanas, aceptando las innovaciones que acerca de
ello han introducido las Normes publicadas por el Institut d'Estudis catalans. Marcamos con
acento grave los sonidos abiertos de nuestras tres vocales a, e, o, cuando por razones
prosódicas o de claridad de sentido deben acentuarse las palabras correspondientes; y con
acento agudo los sonidos cerrados de las dos últimas vocales citadas: v. gr.: será, mercè,
pòsit; digués, Mataró, préssec, ell dèu dèu pessetes; Déu es bo; aqueixa dòna ho dóna tot
(1916, 8-9).
Este código ortográfico se extendió con celeridad entre los medios escritos
(Badia i Margarit 1994, 27) y gozó de una amplia difusión en el mundo escolar
(Iglesias Franch 2012, 97). Ello se consiguió gracias a los esfuerzos de Enric
Prat de la Riba, de la Diputación de Barcelona y del gobierno catalán por
unificar la ortografía (Segarra i Neira 1985a, 338-346 y 1985b, 9; Miracle i
Montserrat 1976, 262-263).
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4.2
La ortografía catalana en la obra de Genís
Cambios gráficos
Se han seleccionado dos fenómenos para ejemplificar las modificaciones en
materia ortográfica que tienen lugar en El Auxiliar del Maestro Catalán de
Salvador Genís: en primer lugar, el cambio de b > v en las desinencias del
pretérito imperfecto de indicativo de la primera conjugación y, en segundo lugar,
-as > -es en las terminaciones del femenino plural en sustantivos y adjetivos,
que también se acaban aplicando a terminaciones verbales. En las últimas
décadas del siglo XIX y principios del siglo XX estas polémicas ortográficas
fueron objeto de debate y se trasladaron sobre todo al marco de la prensa (v.
Segarra i Neira 1985a, 172; Gimeno Ugalde 2010, 228-229), dado que la
elección de una grafía u otra se encontraba ligada también al debate acerca del
modelo de lengua que debía seguirse.
4.2.1
B>v
El primer cambio ortográfico de relevancia que se ha analizado concierne la
sustitución de b por v en las desinencias del pretérito imperfecto de indicativo de
la primera conjugación. La grafía correspondiente a esta terminación fue objeto
de debate entre los partidarios de seguir un criterio etimologista -es decir, utilizar
b, la misma grafía que en latín— y los seguidores que respaldaban la evolución
fonética en el paso del latín al catalán —en la que la [b] en posición
intervocálica latina tiene como resultado [v] en catalán (Badia i Margarit 1984,
186)— y que, por tanto, optaban por v. Hay que mencionar, además, que la
pérdida de distinción entre /b/ y /v/ en algunos dialectos del catalán a partir del
siglo XV (Gulsoy 1977, en Segarra i Neira 1985b, 28; Recasens i Vives 2017,
278) causó la confusión entre las grafías b y v en esta lengua. A este respecto,
cabe señalar que hoy en día son pocos los dialectos del catalán que todavía
conservan /v/: según Recasens i Vives, se mantiene en Alguer, en las Islas
Baleares y en algunas zonas de Valencia (2017, 278).
En primeras ediciones de El Auxiliar del Maestro Catalán (1869, 1873,
1877, 1880, 1883, 1887) Salvador Genís tomó partido por una tendencia
castellanizante de la ortografía catalana, tal y como se ha expuesto (§4.1). Por lo
que respecta al caso de b y v como parte del morfema verbal del pretérito
imperfecto de indicativo, se posiciona a favor de -aba para no interferir en el
proceso de aprendizaje del castellano por parte de los estudiantes catalanes, pero
en el prólogo admite que debería escribirse con v: "así que no escribimos […] el
pretérito imperfecto de indicativo de 1.ª conjugación —cantava, rosegavas,
cridavan, etc.— con v, como debe escribirse en catalán, sino con b" (1869, 4).
El cambio ortográfico aba > ava se produce en la edición de 1887 de El
Auxiliar del Maestro Catalán y se mantiene en las ediciones posteriores, como
245
Emma Gallardo Richards
BSEHL 13 (2019), 235-255
se puede observar en la conjugación y la actividad de traducción incluidas en la
lección XVIII de la Primera Parte del manual:
LECCIÓN XVIII (1880)
CONJUGACIÓN.
LECCIÓN XVIII (1887)
CONJUGACIÓN.
Jo hi anaba
Tu hi anabas
Ell hi anaba
Yo iba
Tú ibas
Él iba
Jo hi anava
Tu hi anavas
Ell hi anava
Yo iba
Tú ibas
Él iba
Nosaltres hi anábam
Vosaltres hi anábau
Nosotros íbamos
Vosotros íbais
Nosaltres hi anávam
Vosaltres hi anávan
Nosotros íbamos
Vosotros íbais
Ells hi anaban
Ellos iban
(1880, 27-28)
Ells hi anavan
Ellos iban
(1887, 28)
LECCIÓN XIX (1880)
TEMA.
Tothom rabiaba.
Todo el mundo rabiaba.
Algú espiará.
Álguien espiará
LECCIÓN XIX (1887)
TEMA.
Tothom rabiava.
Todo el mundo rabiaba.
Algú espiará.
Alguien espiará.
Totas las contan.
Pochs s'afligeixen.
Jo'm passejaba.
Vostés s'agenollan.
Jo la portaré.
No me'ls portan.
Tu las penjas.
Penjaban als
lladres.
Totas las contan.
Pochs s'afligeixen.
Jo'm passejava.
Vostés s'agenollan.
Jo la portaré.
No me'ls portan.
Tu las penjas.
Penjavan als
lladres.
Todas las cuentan.
Pocos se afligen.
Yo me paseaba.
Ustedes se arrodillan.
Yo la llevaré.
No me los traen.
Tú las cuelgas.
Ahorcaban á los
ladrones.
(1880, 29)
Todas las cuentan.
Pocos se aflijen.
Yo me paseaba.
Ustedes se arrodillan.
Yo la llevaré.
No me los traen.
Tú las cuelgas.
Ahorcaban á los
ladrones.
(1887, 29)
Esta edición, como ya se ha puesto de manifiesto, empieza a dejar atrás el influjo
castellanizador y apuesta por regularizar el sistema ortográfico catalán, pero no
alude a ningún modelo en concreto. No es hasta la edición de 1892 que se
explicita que se adoptan las normas incluidas en la Ortografía de la lengua
catalana (1884) de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona.
Esta Ortografía solía regir sus normas por un criterio etimologista, aunque
en su prólogo declara: "la etimología, cuando está en lucha con la fonética, cede
siempre a esta" (1884, 7). Si bien la elección de v en esta desinencia verbal
responde a una distinción fonológica que ya no se producía en el siglo XIX en
todos los dialectos del catalán —entre ellos el bloque oriental, donde se situaría
el catalán de la zona de Barcelona—, puede postularse que se trata de un criterio
basado en un criterio fonético. En cambio, Pompeu Fabra propone introducir un
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BSEHL 13 (2019), 235-255
La ortografía catalana en la obra de Genís
criterio historicista para mediar entre las posturas etimologistas y las fonetistas
(Segarra i Neira 1985b, 29): "la norma pera fugir d'aquestos extrems es l'historia
de la llengua" (1908, 219). Fabra, en relación con las grafías b y v, plantea que
se tenga en cuenta la evolución de las palabras en el paso del latín al catalán y
remarca que el tratamiento de las grafías de las voces patrimoniales y cultismos
tienen un comportamiento distinto (1908, 217).
En relación con la grafía correspondiente a la desinencia del pretérito
imperfecto de indicativo, la Ortografía de la lengua catalana de la Real
Academia de Buenas Letras de Barcelona sanciona:
Se empleará la v en los siguientes casos:
1.º Después de n: envit, convit, invent.
2.º En la terminación ava del pretérito imperfecto de los verbos de la primera conjugación:
jugava, pensava, amava. [...]"
3. º En el verbo auxiliar haver, havent, havia, á excepción de sus derivados prohibir, exhibir,
cohibir.
4.º En los pronombres meva, teva, seva y demás casos en que la u pasa á ser consonante,
como: de escriure, escrivim; de deure, devém; de nou, nova.
(1884, 21-22).
Es precisamente la segunda regla ortográfica la que se aplica a las ediciones de
El Auxiliar del Maestro Catalán a partir de 1887.
4.2.2
-As> -es
El segundo cambio de relevancia atañe a las desinencias de los sustantivos y
adjetivos femeninos plurales. Cabe destacar que esta cuestión va más allá de la
ortografía, ya que el posicionamiento a favor de una u otra de estas desinencias
pone de manifiesto dos concepciones del modelo lingüístico que debía seguirse,
a saber, una tradición antigua y una corriente moderna del catalán. Por una parte,
los defensores de -es se mostraban partidarios de tomar como base la lengua de
los siglos XIII-XVI, mientras que los partidarios de -as optaban por las tendencias lingüísticas imperantes en los siglos XVII y XVIII.
Los defensores de -as justificaban la necesidad de continuar empleando esta
desinencia porque era lógica dado que seguía la etimología y se acercaba a la
solución de lenguas cercanas como el castellano (Segarra i Neira 1985a, 181 y
1985b, 64). A este respecto, Antoni de Bofarull i Brocà enumeró así los motivos
por los que defendía -as: "mes lógich, mes etimológich, mes agermanat amb los
plurals de totas las llenguas que mes de prop rodejan á la patria catalana" (1874,
4, en Segarra i Neira 1985a, 181).
En cambio, los simpatizantes de -es defendían la grafía de esta terminación
porque, además de ser representativa de un periodo de esplendor del catalán, se
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Emma Gallardo Richards
alejaba de las tendencias ortográficas castellanas y contemplaba la pronunciación de otros dialectos occidentales, como los de la zona de Valencia o las
comarcas del sur de Cataluña (Segarra i Neira 1985a, 180-181; 1985b, 64), como
defendía Josep Taronjí i Cortès:
Contribueix á dar carácter a la llengua separantla de les terminacions castellanes; uneix
l'ortographía moderna ab la dels antichs, y serveix maravellosament á la pronuncació que del
catalá tenen en tot lo regne de Valencia (1872, 263, en Segarra i Neira 1985a, 181).
Como se observa en estas defensas, se desprende que distintos autores se
pronunciaron sobre este tema durante las últimas décadas del siglo XIX y los
inicios del siglo XX, hasta que la publicación de las Normes Ortogràfiques
(1913) del Institut d'Estudis Catalans legitimó la desinencia -es para el femenino
plural en los sustantivos y adjetivos, así como para las desinencias verbales. Su
adopción se realizó con rapidez:
I. No s'escriuràn amb a sinó amb e la terminació del plural dels noms en -a i les terminacions
verbals en -s, -n, -m i -u d'aquells temps en què la tercera persona del singular acaba en -a;
així, tot escrivint-se taula, forca, formiga, força, etc., amb a, s'escriurà, en el plural, taules,
forques, formigues, forces, teoremes, etc., amb e; tot escrivint-se pensa, trenca, prega, siga,
etc., amb a, s'escriurà penses, pensen, trenques, trenquen, pregues, preguen, sigues, siguen,
etc., amb e; tot escrivint-se pensava, dormía, faría, etc., amb a, s'escriurà pensaves,
pensaven, pensàvem, pensàveu, dormíes, dormíen, dormíem, dormíeu, faríes, faríen, faríem,
faríeu, etc., amb e (1913, 5).
En el caso de El Auxiliar del Maestro Catalán, hasta la edición de 1906 se
seguía empleando -as, pero se convirtió en -es a partir de 1909. En esta edición,
tal y como se expresa en el prólogo, se aceptan innovaciones basadas en el uso
general de los escritores, por lo que cabe pensar que en ese año el uso de -es
estaba ya extendido entre los literatos catalanes: "en la ortografía catalana,
seguimos el sistema más generalmente admitido en estos días de lenta, pero
incesante reforma de nuestro idioma regional escrito" (1909, 8).
Acerca de la aplicación de este cambio ortográfico en este manual5, baste
como muestra las diferencias que se encuentran en el siguiente ejercicio de
traducción que se encuentra en la Primera Parte, comparando la edición de 1906
5
Como ya se ha constatado, el cambio de -as > -es se produce en la edición de 1909 de la
Segunda Parte del manual. Dada la vida editorial distinta de los dos volúmenes de El Auxiliar del
Maestro Catalán, se ha optado por presentar de forma separada cuándo se adopta el cambio
ortográfico en las dos partes. Por esta razón, se ilustra en primer lugar cómo varía un mismo
paradigma en las ediciones de 1906 y 1916 de la Primera Parte, que son las ediciones anteriores y
posteriores más cercanas al año en que se produce el cambio ortográfico. De igual modo, respecto
a la Segunda Parte, se compara la edición anterior (1892) al cambio con la edición en la que se
produce el cambio (1909).
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La ortografía catalana en la obra de Genís
—anterior al cambio ortográfico, que se produce en 1909— y la edición de 1916
—posterior al cambio ortográfico—:
1906
Els méus camps.
Las mevas vinyas.
Els téus fills.
Las tevas fillas.
Mis campos.
Mis viñas.
Tus hijos.
Tus hijas.
Els meus camps.
Les meves vinyes.
Els teus fills.
Les teves filles.
Els séus germans.
Las sevas germanas.
Els nostres cosins.
Las nostras cosinas.
Els vostres uncles.
Sus hermanos.
Sus hermanas.
Nuestros primos.
Nuestras primas.
Vuestros tíos.
Las vostras tías.
Els séus nebots.
Las sevas nebodas.
Vuestras tías.
Sus sobrinos.
Sus sobrinas.
(1906, 17)
Els séus germans.
Les seves germanes.
Els nostres cosins.
Les nostres cosines.
Els vostres uncles (o
oncles).
Les vostres ties.
Els séus nebots.
Les seves nebodes.
1906
Fesme una coca
gruixuda.
Que li fassi un gech
nou.
¿Femli unas
espardenyas?
Diu que li fèu la
ermilla.
No sab que li fassin
camisas.
[…]
Hazme una torta
gruesa.
Que le haga una
chaqueta nueva.
¿Hagámosle unas
alpargatas?
Dice que le
hagáis el
chaleco.
No sabe que le
hagan camisas.
1916
Mis campos.
Mis viñas.
Tus hijos.
Tus hijas.
Sus hermanos.
Sus hermanas.
Nuestros primos.
Nuestras primas.
Vuestros tíos.
Vuestras tías.
Sus sobrinos.
Sus sobrinas.
(1916, 22)
1916
Fesme una coca
Hazme una torta
gruixuda.
gruesa.
Que li fassi un gech
Que le haga una
nou.
chaqueta nueva.
¿Fémli unas
¿Hagámosle unas
espardenyas?
alpargatas?
Diu que li feu l'ermilla.
Dice que le hagáis el
chaleco.
No sap que li fassin
No sabe que le hagan
camisas.
camisas.
(1906, 115)
(1916, 103-104)
En la Segunda Parte del manual también se observa esta modificación tanto en
las desinencias nominales, adjetivales y verbales en unas prácticas de traducción
centradas en la ortografía castellana y en conjugaciones verbales, en las
secciones Temas sobre dificultades ortográficas castellanas y Temas sobre
verbos, como se advierte confrontando las ediciones de 1892 y 1909:
249
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Emma Gallardo Richards
1892
Las figas de la plata son totas cubertas de
floridura (1892, 104).
1909
Les figues de la plata són totes covertes de
floridura (1909, 98).
Á la meva guarnició no hi ha ondas y á la de
María sí (1892, 109)
A la meva guarnició no hi ha ondes, y a la de
María, sí (1909, 102).
¿Has fet adobar aquellas cadiras?—Adoba be
aquestas pedras, que no l'embarrasin'l pas
(1892, 122)
¿Has fet adobar aquelles cadires?—Adoba bé
aquestes pedres, que no embarrassin el pas
(1909, 112)
[…] Amaneix totas las eynas, que no s'hajin
d'esperar.—¿Son amanidas aquestas olivas de
la plata? (1892, 124)
[…] Amaneix totes les eines, que no s'hagin
d'esperar.—¿Són amanides aquestes olives de
la plata? (1909, 114)
Mira que'm trepitjas.—Aparta't,
trepitjarias (1892, 150)
Mira que'm trepitges.—Apàrtat,
trepitjaríes (1909, 137).
5.
que'm
que'm
Conclusiones
Las distintas propuestas y debates desarrollados por escritores y académicos
catalanes durante las últimas décadas del siglo XIX y los inicios del siglo XX
constituyeron un hito para la codificación normativa de la ortografía del catalán,
que culminó en 1913 con la publicación de las Normes Ortogràfiques del Institut
d'Estudis Catalans. A lo largo de ese periodo, se ha podido constatar la publicación de algunos códigos que disfrutaron de distinta suerte, dado que no todos
gozaron de la misma acogida entre los literatos catalanes, como el Ensaig de
ortografia catalana (1863), desarrollado en el seno de los Jocs Florals, o la
Ortografía de la lengua catalana (1884), publicada por la Real Academia de
Buenas Letras de Barcelona.
En este estudio se ha podido comprobar la evolución de las propuestas en
materia ortográfica aplicadas al contexto escolar decimonónico de Cataluña,
concretamente, en uno de los manuales que se empleó para la enseñanza del
castellano, El Auxiliar del Maestro Catalán. Se han distinguido cinco etapas en
las catorce ediciones del manual: la adopción de tendencias ortográficas del
castellano, las primeras tentativas regularizadoras, el empleo de la Ortografía de
la lengua catalana de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, la
introducción de innovaciones generalizadas entre los escritores y, finalmente, la
implementación de las Normes Ortogràfiques del Institut d'Estudis Catalans.
Asimismo, se han ejemplificado dos cambios ortográficos: b > v en las
250
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La ortografía catalana en la obra de Genís
terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo que se produce en la edición
de 1887 y -as > -es en las terminaciones de sustantivos y adjetivos femeninos
plurales, que se lleva a cabo en 1909.
En definitiva, es relevante que en un libro de texto escolar destinado a la
enseñanza del castellano ocupe un lugar tan significativo la ortografía catalana.
Si bien la concepción metodológica de este manual se basaba en emplear el
catalán como puente para aprender el castellano, cabe presuponer que también se
utilizaba para la enseñanza del catalán, dada la continua actualización de la
normativa catalana, sorteando la legislación lingüística vigente. No obstante,
resulta preciso realizar un análisis pormenorizado acerca de la adopción de las
modificaciones en la ortografía catalana en las distintas ediciones de El Auxiliar
del Maestro Catalán, tomando en consideración otros cambios, a saber: la
distribución de c y q ante vocal, la sustitución de y por i en el diptongo
decreciente ai, la supresión de grafías arcaicas o la configuración del sistema de
acentuación.
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Título / Title
La ortografía catalana en los manuales para la enseñanza del castellano en
Cataluña: el caso de El Auxiliar del Maestro Catalán (1869-1925) de Salvador
Genís
Catalan orthography in textbooks for the teaching of Spanish in Catalonia: El
Auxiliar del Maestro Catalán (1869-1925) by Salvador Genís
Resumen / Abstract
Este trabajo se propone examinar la transformación del sistema ortográfico catalán en El Auxiliar
del Maestro Catalán de Salvador Genís i Bech, un manual escolar bilingüe (catalán-castellano)
destinado a la enseñanza del castellano en Cataluña que se empleó durante la segunda mitad del
siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Con el objetivo de delimitar los distintos estadios
que experimenta la ortografía catalana en las catorce ediciones del manual, se hace referencia, en
primer lugar, a las alusiones documentadas en los prólogos acerca de los modelos ortográficos
catalanes que se van a seguir en cada tirada. En segundo lugar, se presenta la evolución de dos
cambios gráficos se hallan en las ediciones de la obra. De este modo, este análisis ha permitido
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BSEHL 13 (2019), 235-255
La ortografía catalana en la obra de Genís
evidenciar las continuas reformas en la ortografía catalana que va introduciendo el autor, vinculadas al proceso de codificación ortográfica del catalán en esos años.
This paper aims to examine the transformation of the Catalan orthography in El Auxiliar del
Maestro Catalan by Salvador Genís i Bech, a bilingual textbook (Catalan-Spanish) that was used
in the schools in Catalonia for teaching Spanish between the second half of the 19th century and
the first decades of the 20th century. In order to distinguish the stages that Catalan orthography
undergoes throughout the fourteen editions of the textbook, we firstly refer to the mentions
recorded in the forewords about the orthographic models that are going to be followed in each
edition. Secondly, we present the evolution of two orthographic changes that can be traced in the
textbook. Thus, this analysis has highlighted the continued reforms in the Catalan orthography that
the author introduces, which are linked to the codification process that this language goes through
at that point in time.
Palabras clave / Keywords
Ortografía, historia de la ortografía catalana, codificación del catalán, enseñanza del español, siglo
XIX, siglo XX, Cataluña.
Orthography, history of Catalan orthography, codification of Catalan, teaching of Spanish
language, 19th century, 20th century, Catalonia.
Código UNESCO / UNESCO Nomenclature
550614, 570511
Información y dirección de la autora / Author and address information
Emma Gallardo Richards
Departamento de Filología Española
Facultad de Filosofía y Letras
Universitat Autònoma de Barcelona
Campus UAB, Edifici B, Carrer de la Fortuna
08193 Bellaterra (Cerdanyola del Vallès)
Correo electrónico: emma.gallardo@uab.cat
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