Secuencia (2013), 87, enero-abril,129-152
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Caldas, Colombia; maestro y doctor en Estudios
Latinoamericanos (Historia) por la Universidad Nacional Autónoma de México. Autor de Historia
y nación. Tentativas de la escritura de la historia en Colombia (2007) e Historia, ciudad e ideas. La obra de
José Luis Romero (2001). Editor de Policromías de una región. Procesos históricos y construcción del pasada
local en el Eje Cafetero (2008); editor con Renzo Ramírez Bacca de Miradas de contraste.' estudios comparados sobre Colombia y México (2009), y con Ana Irisarri Aguirre y Miguel Nicolás Caretta (eds.) de
Estudios regionales y de frontera interior (2008). Ha publicado artículos y capítulos de libros en revistas
científicas que abordan temas de historia intelectual, historiografia e historia comparada. Actualmente
es profesor-investigador de la Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad
Autónoma de San Luis Potosí, y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Resumen
El trabajo presenta un análisis sobre la construcción de la memoria acerca de los acontecimientos de la revolución mexicana en la producción de escritura de la historia local potosina;
el texto centra su atención en el modo en que
permanecen en esta producción algunos temas
sobre ese movimiento armado a partir de los
años sesenta del siglo XX; además, resalta cómo
esta dinámica se condensa finalmente en los
manuales escolares que permiten difundir a
escala local la idea del papel central que tiene
San Luis Potosí en los procesos nacionales mexicanos. De esta forma, el trabajo propone una
contextualización de algunos procesos nacionales que pueden llegar a justificar el planteamiento de nuevos caminos de análisis para la
escritura de la historia regional potosina tanto
en el plano historiográfico como político.
Palabras clave:
Historiografía; historia nacional; historia regional;
historia cultural; historia contemporánea.
Fecha de recepción: Fecha de aceptación:
abril de 2012
julio de 2011
Secuencia (2013), 87, enero-abril,129-152
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464
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MexícanRevolutionwINyiiuLuis Potosi
Alexander Betancourt Mendieta
BA in Humanities, University of Caldas, Colombia; MA and PhD jo Latin American Studies
(History), National University of Mexico. Author of Historia y nación. Tentativas de la escritura de
la historia en Colombia (2007) and Historia, ciudad e ideas. La obra de José Luis Romero (2001). Editor
of Policromías de una región. Procesos históricos y Construcción del pasado local en el Eje Cafetero (2008); editor with Renzo Ramírez Bacca of Miradas de contraste: estudios comparados sobre Colombia y México
(2009), and with Ana Miguel Irisarri Aguirre and Nicolas Caretta (eds.) of Estudios regionales y de
frontera interior (2008), he has published articles and book chapters in scientific journais that
address issues of intellectual history, historiography and comparative history. He is currently a
research professor at the Coordination Unir of Social Sciences and Humanities at the Autonomous
University of San Luis Potosí, and a member of the National System of Researchers.
Abstract
The paper presents an analysis of the construcnon of memory about the events of the Mexican
Revolution in the production of writmg on the
local history of San Luis Potosi. The text focuses
on the way certain issues concerning the
Mexican Revolution have remained in this pro
duction since the 1960s. It also highlights the
way this dynamic is eventually condensed loto
school textbooks disseminating the central role
of San Luis Potosí in Mexican nacional processes
at the local level. Thus, the paper proposes the
contextualization of certain national processes
that may justify the approach to new forms of
analysis for writing about the regional history
of San Luis Potosí at both the historiographical
and political level.
Key words:
Historiography; National History; Regional History;
Cultural History; Contemporary History.
Final submission:
July 2011
Acceptance:
April 2012
Secuencia (2013), 87, enero-abril,129-152
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464
Alexander Betancourt Mendieta
1 impacto de un acontecimiento
como la revolución mexicana adquirió múltiples formas a lo largo y
ancho del territorio nacional. Al igual que
otros sucesos en la vida mexicana —como la
independencia y la reforma—, la revolución
en el siglo xx obtuvo un lugar central para
la consolidación del estado nacional y para
trazar los proyectos políticos y sociales del
siglo xxi. Este carácter nodal repercute en
la determinación de sus alcances a escala
local y regional y en el papel que tuvieron
en su desenvolvimiento diferentes actores.
En esta época de conmemoraciones sobre
el bicentenario de la independencia y el
centenario de la revolución mexicana,
resulta interesante tratar de establecer de
qué forma un proceso tan extraordinario
como la revolución afectó a la escritura de
la historia en un espacio regional.
La mirada histórica desde la perspectiva regional en México adquirió un particular impulso en la década de los años
' Trabajo contemplado dentro de las actividades
del proyecto Región y Regionalismo en América
Latina: Miradas Interdisciplinarias 0010.173-46961,
CONACYT/PROALMEx/DAAD), y del Cuerpo Académico Estudios Regionales y de Frontera Interior en
América Latina (UASLP-CA-189), adscrito a la
Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades
de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Secuencia
setenta a partir del impacto de dos obras
esenciales en la tradición historiográfica
profesional mexicana: Pueblo en vilo.
Microhistoria de San José de Gracia (1968),
libro célebre del historiador Luis González
y González, y el trabajo de John Womack,
Zapata and The Mexican Revolution (1969).
Los problemas planteados por estos dos
libros abrieron nuevos caminos en los
objetos y las metodologías para la investigación histórica sobre la revolución en
las últimas cuatro décadas. Más allá de las
novedades temáticas, un aspecto relevante
que ofrecieron estas obras fue el énfasis en
el cambio de la escala de análisis que llevó
a que el objeto general, la revolución, que
había sido considerado específicamente
como un fenómeno nacional, paulatinamente fuera asumido por la escritura de la
historia como una multiplicidad de fenómenos sociales, políticos y económicos
que tenían raíz desde la segunda mitad del
siglo xix tanto en lo regional como en lo
local. El cambio de escala en los estudios
históricos para el periodo de la revolución
puso el énfasis en las tensiones sobre la
hegemonía entre un gobierno nacional
mexicano emergente y los líderes de facciones políticas en los ámbitos estatal y local.'
[129]
' Wasserman, "Introducción", 1996, pp. 1.1-28.
núm. 87, septiembre-diciembre 2013
En este contexto, desde fines de los
años setenta hasta la década de los años
noventa aparecieron los primeros estudios históricos sobre San Luis Potosí elaborados por historiadores profesionales.
Estas obras eran parte del replanteamiento
sobre las explicaciones históricas que
tenían como objeto de estudio los acontecimientos relacionados con la revolución
y tenían una característica peculiar, además de ser trabajos de historia regional,
hicieron énfasis en la figura de uno de los
principales actores de los sucesos relacionados con la revolución en el estado de
San Luis Potosí: Saturnino Cedillo (18901939). Sin embargo, el acento en una
figura política fuerte, enfrentada abiertamente con los poderes centrales —inicialmente con el poder estatal y luego con el
poder federal— convirtió al personaje en
la explicación aglutinante para comprender a la región en ese periodo.
La presencia reiterativa de una sola
causa explicativa de la revolución en San
Luis Potosí permite plantear algunas interrogantes sobre otras posibles lecturas y
otros autores relacionados con las diversas variables históricas en el mismo espacio temporal. Si bien este aspecto no es el
objetivo central de este trabajo, el análisis
sobre la memoria de los acontecimientos
de la revolución en la escritura de la historia local potosina a través de la contextualización de algunos procesos nacionales,
puede llegar a justificar el planteamiento
de nuevos caminos de análisis para la escritura de la historia potosina, tanto en el
plano historiográfico como en el político,
durante los años que abarcan el periodo
entre 1930 y 1960. A partir de allí, este
escrito propone una descripción de la dinámica que adquiere el tema de la revolución mexicana como un objeto de estudio
130
dentro del contexto de la institucionalización de la escritura de la historia en el
Estado nacional posrevolucionario mexicano; luego, describe cortes en la tradición de la escritura de la historia en San
Luis Potosí para establecer cómo en ese
devenir se desenvuelve el tema de la revolución mexicana. Al plantear una aproximación a estos procesos, el trabajo hace
énfasis en la forma que permanecen algunos temas planteados desde el revisionismo historiográfico de los años sesenta
en los estudios históricos producidos en
los años noventa; además, resalta cómo
esta dinámica se condensa finalmente en
los manuales escolares que permiten difundir regionalmente la idea del papel
central que tiene San Luis Potosí en los
procesos nacionales mexicanos.
MEMORIA DE UN PROCESO NACIONAL
La revolución mexicana se convirtió en un
suceso central y efectivo en la memoria
nacional cuando logró ser asimilada como
parte de la "religión de la patria mexicana"; es decir, cuando estos acontecimientos empezaron a ser parte de la actualización del gran relato nacional. De acuerdo
con los cortes históricos establecidos por la
producción letrada que se enmarca entre la publicación de México a través de los
siglos (1884-1889) y México: su evolución
social (1900-1902), la revolución tomó el
lugar de la apoteosis de la evolución liberal que le había sido otorgada por aquellas
obras al régimen de Porfirio Díaz. Una
vez concluidas las luchas armadas y en el
marco de la consolidación de una hegemonía política a partir de los años treinta,
iniciaron los trabajos para forjar a la revolución como el tercer momento más
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
importante de la historia nacional mexicana en un arco de continuidad que la ubicaría como colofón de la independencia y
la reforma. Estos tres momentos crearon
y le dieron forma a la nación.
Al igual que en el plano político, la
revolución tomó un lugar central después
de ganar la batalla de la memoria. En ella,
la escritura de la historia bajo el impulso
de instituciones específicas generadas por
el Estado nacional posrevolucionario estableció nuevas interpretaciones del pasado
nacional. En este proceso, el periodo del
régimen de Porfirio Díaz dejó el lugar
culminante que se le atribuyó durante la
segunda mitad del siglo xix para convertirse en una etapa oscurantista, equiparable a otros momentos históricos designados así por la perspectiva liberal triunfante
en aquel siglo como el periodo de dominio español; los gobiernos conservadores
posteriores a 1821 y los años de la presencia francesa a cargo del emperador
Maximiliano durante los años de 1860.
La revolución mexicana tomó el lugar de
la síntesis del "destino nacional" en el siglo
xx porque era el culmen de la evolución
liberal del Estado nacional mexicano complementado con el sello de una revolución
popular.
Colocar a la revolución como el tercer
gran momento de la historia nacional
mexicana fue el fruto de diversos esfuerzos
que se plantearon desde la década de 1930
cuando el Partido Nacional Revolucionario pretendió modelar el pasado reciente
al anunciar que establecería un archivo,
un museo y una comisión para escribir la
historia de la revolución. Los proyectos no
se realizaron en el momento que fueron
propuestos precisamente porque aún no
2
O'Gorman, Historiografía", 1960, pp. 423-426.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS POTOSÍ
se subsanaban las heridas que representaban la existencia activa en la política
nacional de diversas facciones que participaron en los sucesos armados y políticos en
las décadas de 1910 y de 1920. Cada uno
de estos grupos esbozaba interpretaciones
sobre los sucesos cercanos que impedían
el establecimiento de hitos básicos que
permitieran delinear la imagen de una
revolución única y nacional. Pese a esta
situación, en la década de los años 1930 se
dieron los primeros pasos para plantear
una reconciliación en la memoria, en julio
de 1931; por ejemplo, fueron colocados
simultáneamente los nombres de Venustiano Carranza y Emiliano Zapata en el
muro de la Cámara de Diputados y obtuvieron un espacio al lado de los héroes de
la independencia y de la reforma. 3 Escribir
una historia única y oficial de la revolución
tendría que esperar aún dos décadas más.
INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA ESCRITURA
DE LA HISTORIA NACIONAL
Al mismo tiempo que trataba de establecerse una reconciliación en la memoria
sobre la revolución y se fortalecía el Estado
nacional posrevolucionario comenzaron a
darse los primeros pasos para institucionalizar la escritura de la historia. Este proceso
cuenta con antecedentes como la apertura
de la Academia Mexicana de la Historia
(1919) y la formalización de los estudios
históricos dentro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
de México (1924). A partir de allí, la escritura de la historia tomó el camino de la
profesionalización con la apertura de tres
instituciones clave para el fomento de los
Benjamin, Revolución, 2003.
131
estudios históricos: el Instituto Nacional concurso de Historia de la Revolución
de Antropología e Historia (1939); El Mexicana convocado por el Partido ReColegio de México (1940) y el Instituto de volucionario Institucional en 1949. La
Investigaciones Históricas (1945). La Historia de Alberto Morales pretendía
apertura de las instituciones referidas y el ofrecer una "idea integral, clara y precisa
arribo de los transterrados españoles a del desarrollo de los principales aconteciMéxico que impartieron cátedra en estos mientos de la revolución mexicana" a tralugares fueron fundamentales para el pro- vés de un relato conciso de los hechos
ceso de profesionalización de la investiga- acompañado de ilustraciones que facilitación histórica en el país. Los estudiantes se ran el empleo de este trabajo, no sólo
formaron bajo la guía de diferentes méto- como un compendio de la historia redos de trabajo que le dieron sellos carac- ciente, sino también como manual escolar
terísticos a la producción y a los modos que pudiera ser "leído por el pueblo". El
de trabajar de cada institución. Fruto de texto tuvo una exitosa vida editorial. En
esta labor formadora fue la realización 1959 fue declarado como "obra de conde publicaciones enciclopédicas que pre- sulta" por la Secretaría de Educación Púsentarían ante el gran público el queha- blica, lo que en términos prácticos implicer profesional; quizá, en este sentido, las caba la presencia de un ejemplar en cada
dos obras que mejor sintetizan estas nue- escuela del país.'
De manera simultánea, el Estado navas formas de hacer historia fueron la
Historia moderna de México (1955-1974) cional hizo énfasis en las tareas de consbajo la dirección de Daniel Cosío Ville- truir una memoria sobre la revolución a
gas, y la Historia de México (1974) bajo través de esfuerzos institucionales como
la coordinación de Miguel León-Portilla. la apertura en 1953 del Instituto Nacional
Este tipo de trabajos plantearon un parte de Estudios Históricos de la Revolución
aguas en la forma de escribir la historia Mexicana (n"spHpjvi), como una dependencia de la Secretaría de Gobernación. La
nacional?
La dinámica de profesionalización de la misión del INEHRM sería reunir toda clase
escritura de la historia tuvo como una de de documentos sobre la revolución para
sus principales tareas la necesidad de ela- fomentar la investigación histórica que abarborar una historia "objetiva" de la revo- cara todos sus aspectos, así como la difusión
lución mexicana. Hubo simultaneidad de y publicación de obras históricas relativas a
esfuerzos desde la escritura de la historia la historia de la revolución. 7
aficionada y profesional para resolver esta
necesidad. Un primer intento provino de
la práctica política; en los años cincuenta
6
Morales, Historia, 1951, y Benjamin, Revolución,
se publicó profusamente el libro de Alber2003, pp. 109-204.
to Morales Jiménez, Historia de la revolu"Decreto que crea el Instituto Nacional de Estución mexicana (1951), obra ganadora del dios Históricos de la Revolución Mexicana, que funcionará como órgano de la Secretaría de Gobernación",
1
440.
132
Wobeser, Cincuenta, 1998.
Matute, "Profesionalización", 1999, pp. 415-
Diario Oficial. Órgano del Gobierno Constitucional do los
Estados Unidos Mexicanos, vol. Cxcix, nfsm. 52, 29 de
agosto de 1953, México, pp. 1-2.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
LA PERSISTENCIA DE LA CRÓNICA
Al mismo tiempo que se desarrollaban las
actividades de reunión y clasificación de la
documentación sobre la revolución, permaneció vigente la perspectiva de aproximarse a los acontecimientos de la revolución desde la crónica; de ello da cuenta
la publicación, en esta misma época, de
un esfuerzo como el libro de John W. F.
Dulles, Yesterday in Mexico. A Chronicle of
theRevolution, 1919-1 936 (1961) que pretendía ser un "relato con toda la exactitud posible [ ... ] una crónica con todos los
hechos". La elaboración de un trabajo de
este tipo enfrentó el mismo obstáculo con
el que había tropezado el proyecto del
Partido Nacional Revolucionario tres décadas atrás: los periódicos viejos, las conversaciones que "ayudaron a hacer la
historia" y los libros centrados en esta
temática manifestaban a cada paso la presencia de interpretaciones "contradictorias, apasionadas y llenas de prejuicios". '
Con un criterio similar de narrar los
"hechos" revolucionarios desde una "observación objetiva" pero con la ayuda de herramientas distintas que complementaban el relato escrito, apareció la Historia
gráfica de la revolución mexicana (1960),
escrita y editada por Gustavo Casasola a
partir del archivo que había conjuntado
su padre, Agustín Víctor Casasola. El propio Agustín había intentado forjar una
narración gráfica de la revolución ya que
en 1921 publicó un Álbum histórico gráfico que contiene los principales sucesos acaecidos durante las épocas de Díaz, de la Barra,
Madero, Huerta y Obregón. Este trabajo le
serviría a Gustavo Casasola como modelo
para diferentes tipos de libros históricos
8
EL REVISIONISMO HISTÓRICO, LA CRISIS
POLÍTICA
A las dificultades metodológicas para la
construcción de un relato "objetivo y unificado" sobre la revolución habría que
añadir las críticas emergentes al proyecto
político revolucionario impulsado por el
Estado mexicano. A fines de los años cincuenta comenzó a discutirse el rumbo
político del país con base en los señalamientos formulados hacia los usos que se
le daban a la revolución para legitimar a
los gobernantes en turno.
Entre 1960 y 1963 el gobierno federal auspició la publicación de cuatro libros
que conformaron la obra: México: cincuenta
años de revolución. La economía, la vida social,
la política y la cultura. Los libros estaban
Casasola, Historia, 1962; Mraz, "Fotohistoria",
2007, y Looking, 2009.
Dulles, Ayer, 1977.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN
ilustrados que publicó desde los años cuarenta, y que tenían como referencia los
almanaques ilustrados con fotografías
acompañadas de un relato elaborado por el
propio Gustavo Casasola a partir de una
visión de la historia centrada en la figura
de los grandes hombres. 9
Pese a las dificultades señaladas, para
los años de 1960, el principal logro de
todos los esfuerzos por elaborar una narración de los hechos de la revolución, que
se enctminó tanto en el plano institucional como en la difusión masiva, fue el establecimiento y la consolidación de los hitos
fundamentales de la revolución; además
de que este movimiento fue posicionado
como la culminación de un proceso histórico nacional que iniciaba en la independencia.
Luis Pozosi
133
compuestos por una serie de trabajos que
ofrecían una explicación detallada de cuatro aspectos generales de la historia nacional descritos en el subtítulo de la obra,
cada uno de los cuales fue desarrollado
mediante la presentación de estudios sobre
tópicos concretos como el financiamiento
del desarrollo económico, el movimiento juvenil, la opinión pública, la literatura, entre otros más. De acuerdo con la
perspectiva que ofrece el balance histórico
que articula los estudios que allí se presentan, el momento actual que referían
tenía un origen preciso, habían sido originados gracias al impulso de la revolución
mexicana. No obstante, pese al carácter
conmemorativo de la obra, la publicación
daba cuenta de la existencia de brotes de
crisis política en el país:
En la hora actual no podemos dejar de advertir que algunos sectores minoritarios de las
nuevas generaciones con frecuencia parecen
vivir un peligroso apartamiento que les
impide conocer y sentir los orígenes de la
sociedad en que viven, con riesgo de situarse
en un espacio ajeno a las necesidades de
su pueblo. Por esta causa es indispensable
que los hombres jóvenes de hoy, llamados a
forjar el porvenir de la gran nación mexicana, se percaten de lo que el país debe a la
revolución.
De allí que el objetivo del balance histórico que representaban los estudios que
conformaron México: cincuenta años ck revolución, elaborados por profesionales de las
ciencias sociales surgidos de las instituciones de educación superior pública del
país como Mario de la Cueva, Lucio Mendieta, Pablo González Casanova, Jaime
`° México, 1963, P.
134
ix.
Torres Bodet, Emilio Uranga, José Luis
Martínez, Edmundo O'Gorman, entre
otros, plantearon la posibilidad de 'percibir con claridad cuánto y cómo hemos
cambiado y en qué medida ese cambio ha
contribuido a robustecer nuestra propia
identidad nacional".`
Las lecturas sobre los frutos del presente que tenía sus raíces en la revolución
contrastan con las reflexiones críticas que
habían sido propuestas sobre sus límites
en diferentes momentos desde los escritos de Luis Cabrera hasta las reflexiones
de Jesús Silva Herzog y Daniel Cosío Villegas, entre otros autores más, que fueron recopiladas por Stanley R. Ross en Is
the Mexican Revolution Dead? (1966). El
espíritu de esta compilación puso el acento
en diversos frentes, desde la cuestión sobre
la revolución mexicana como un prototipo del cambio social revolucionario
nacionalista hasta la evaluación crítica de
su naturaleza, sus logros y sus fallas;
de esta forma, el conjunto de los trabajos
compilados constituyó una valoración del
proyecto político nacido de la revolución
y de sus resultados específicos. Si bien el
esfuerzo de Ross enfrentó toda clase de críticas participaba de un clima que cada día
tomaba más fuerza tanto en el ámbito político como en el intelectual; era el resultado
de un descontento que venía de muy atrás.
Diez años antes de la publicación de
aquella antología, Juan Hernández Luna
había escrito un artículo: "Los precursores intelectuales de la revolución mexicana", que planteaba una reflexión sobre
los antecedentes de la revolución como movimiento social y polftico.' 2 La sola puesta
en escena de este interrogante propiciaría
Hurtado, "Historia", 2010, pp. 117-134.
' Hernández, "Precursores", 1955, pp. 279-317.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
la búsqueda de definiciones sobre el carácter actual de la revolución, ya que el trabajo de Hernández Luna coincidió con el
espíritu de los cursos de invierno de 1955
que se celebraron en los recién inaugurados edificios de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. En estos cursos se
plantearon los cuestionamientos interpretativos al desenvolvimiento de la revolución como los que hizo Manuel Moreno
Sánchez en "Más allá de la revolución
mexicana" (1955), en donde bosquejaba
la necesidad de evaluar sus logros y alcances después de 50 años de existencia porque el presente, según Moreno, esbozaba
una "realidad no contra la revolución, sino
más lejos de ella"; esta preocupación suponía ciertas dudas sobre la implementación
de las políticas desarrollistas bajo el manto del discurso revolucionario.' 3 Los
planteamientos de Hernández y Moreno
alentaron la discusión política pero también adquirieron relevancia los balances
históricos sobre el presente de México.
En un contexto celebratorio como el
que representaba el año de 1960, las reflexiones sobre el presente encontraron un
espacio en el mundo académico. Una
muestra de ello fue la publicación del artículo de Moisés González Navarro: "La
ideología de la revolución mexicana"
(1961) en donde estableció una interpretación a partir de una distinción entre la
revolución "de entonces" —1917-- y la cardenista. Con este ejercicio comparativo,
describía cómo se pasó del "jacobinismo"
de la primera época a un "despotismo ilustrado" contemporáneo para concluir que
"la actual etapa de la revolución parece ser
' Matute, "Orígenes", 1998, pp. 153-168; Rico,
Pasado, 2000, y Matute, Aproximaciones, 2005.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN
Luis PoTosí
su verdadero Termidor. Ciertamente la
bandera política de Madero dista mucho
de haberse cumplido [ ... ] los lemas revolucionarios se repiten ya casi como meros
slogans".
Las consideraciones hechas por González Navarro en el seno del seminario
académico La Ideología Revolucionaria,
organizado en Ciudad Universitaria en
noviembre de 1960, alentaron la polémica
en la que intervendrían Luis Chávez Orozco, Jesús Silva Herzog, Arturo Arnaiz y
Leopoldo Zea. Las reacciones que estas
observaciones suscitaron fueron virulentas, recopiladas en el semanario Siempre!
entre mayo y julio de 1961;' con ello se
abrió una puerta que demostraba las paradojas internas y la crisis que se avecinaba
sobre el proyecto político de la revolución,
cuya referencia central en el campo de la
interpretación histórica sería el trabajo de
John Womack, Zapata anci the Mexican
Revolution (1969).
LA MIRADA DESDE LA REGIÓN
La emergencia del revisionismo historiográfico, como parte de las observaciones
críticas a la trayectoria que había tomado
el desenvolvimiento del país en el contexto del "milagro mexicano", dio pie para
plantear interrogantes sobre el sentido de
la revolución. La irrupción de nuevas corrientes de interpretación histórica sobre
la revolución durante los años sesenta,
además de cuestionar la situación política nacional, redimensionó los estudios
históricos locales y regionales. Antes de
este periodo, el cultivo de la escritura de la
14
15
González, "Ideología", 1961, p. 636.
Matute, "Orígenes", 1998, p. 165.
135
historia a escala local y regional estaba
lejos de la dinámica que vivían los estudios históricos profesionales descritos
atrás, pese a que la información, las crónicas y los análisis de la revolución partieron,
desde el principio, de perspectivas locales
y regionales; además de que la importancia regional de la revolución mexicana
fue ampliamente apreciada durante y después de acontecimientos de principios del
siglo XX.
La marginalidad de la escritura de la
historia a escala local fue el resultado del
énfasis que hizo el Estado nacional mexicano por establecer y fortalecer desde los
años cuarenta la institucionalización de la
revolución como parte de los procesos de
centralización política, económica y cultural a partir de los cuales se mantuvo, como
había ocurrido desde el siglo xix, a la
escritura de la historia y los proyectos culturales locales y regionales en un nivel
absolutamente secundario a favor de la
preeminencia de la cultura urbana, masiva
e industrial que caracterizaba a la ciudad
de México.' 6
A fines de los años sesenta la publicación de Pueblo en vilo. Microhistoria de San
José de Gracia (1968), la célebre obra de
Luis González y González, permitió la revaloración de la reducción de la escala del
análisis histórico. Como destacado historiador profesional, González estableció una
aproximación a la historia local desde una
nueva perspectiva; le dio un lugar a esa
tradición para elaborar conocimiento nuevo sobre los espacios y las sociedades alejadas del centro metropolitano ubicado
en la capital del país. De acuerdo con la
propuesta de González, la nueva historia
sobre las localidades y las regiones debía
partir de una metodología profesional de
la investigación histórica: hipótesis claras,
marco metodológico preciso y la puesta
en evidencia de las ideas previas y los prejuicios en los que el historiador planteaba
sus interpretaciones. Por eso, Luis González afirmó irónicamente que "al que ama
la historia del hombre entero, y no tiene
la oportunidad de hacer historia de vastos panoramas, le queda como última
perspectiva el que la institución patrocinadora de su trabajo le deje ser historiador
de pueblo" para poner en perspectiva las
síntesis de las historias nacionales, que
explicaban los hechos "por causalidad
eficiente". 17 De esta forma, su obra reivindicó desde el ámbito de la escritura
de la historia profesional la pluralidad de
México en un momento en el que predominaba el convencimiento de la existencia incuestionada de la homogeneidad
nacional.
Hasta los años setenta, la historia profesional mexicana no se interesó por los
temas regionales y locales; mientras tanto,
los esfuerzos de aquellos que se interesaban
en la escritura de la historia a escala local
y regional trataron de incorporar la historia que narraban, tanto de la entidad
estatal como del terruño, dentro del relato
de la unidad nacional porque ese espacio
y sus sociedades debían hacer parte del
destino nacional. Para ello, los hombres
de letras locales recurrieron a los marcos de
referencia y de periodización utilizados
por las historias nacionales.` Por eso, la
publicación del trabajo de Luis González,
así como el de Womack, abrieron vetas
temáticas que impulsaron una renovadora
interpretación de los procesos históricos
17
16
136
Benamin, "Revolución", 1996, pp. 427-453
18
González, Pueblo, 1968, y "Terruño", 1991.
Serrano, "Historiografía", 2002, pp. 99-108.
ALEXANDER BETANCOURT MENDETA
nacionales así como de la revolución mexicana en particular porque la propuesta de
John Womack, Zapata anci the Mexican
Revolution (1969), entreveía una nueva lectura de la revolución, ya no como un proceso único y homogéneo sino como un
conjunto de revoluciones y proyectos políticos heterogéneos. La obra de Womack
dio pie a la idea de una visión popular y
agrarista sobre la revolución; lo cual llegó
a estimular la interpretación de la historia
regional desde la mediación de un contexto nacional centrado en la actuación de
sujetos históricos populares. 19 Por su
parte, la obra de González demostró las
posibilidades de conocimiento que podía
ofrecer la aproximación a los procesos históricos locales y regionales para proponer
nuevas interpretaciones de los procesos
nacionales.
A partir de entonces, las nuevas constataciones históricas minaron la ortodoxia de la síntesis revolucionaria porque si
bien los estudios regionales habían sido
responsables del desarrollo de la interpretación revisionista de la revolución mexicana —como la de una revolución popular
fracasada o un movimiento burgués victorioso— que adquirió relevancia en los
setenta y los ochenta, fundamentaron las
reconsideraciones sobre la desacreditación
de una revolución unificada, e impulsaron
la tesis de una revolución fragmentada
hasta el punto de plantear la idea de que
no había una sino varias revoluciones. 20
La contraposición entre una visión
ortodoxa y una visión revisionista desató
una verdadera "guerra historiográfica", de
acuerdo con la afirmación de Mark Wasserman. Estas batallas interpretativas se
" Knight, "Interpretaciones", 1989, PP. 23-43.
Benjamin, "Revolución", 1996, Pp. 427-453.
20
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS
Porosi
dieron en las regiones, como la propia revolución, y es allí donde descansan las pruebas a las que apelan los revisionistas y los
antirrevisionistas. Esta situación se puede
ejemplificar en el caso de San Luis Potosí.
LA ESCRITURA DE LA HISTORIA EN
SAN Luis POTOSÍ: DOS MOMENTOS
Para comprender el proceso de construcción de la historia de la revolución a escala
local, como en el caso de San Luis Potosí,
hay que tomar en cuenta el proceso de
institucionalización de la escritura de la
historia en las regiones porque, a diferencia de lo que ocurría en la ciudad de México, la presencia de instituciones que
fomentaran la memoria local tomaron
forma entre los años cincuenta y sesenta.
En el caso de San Luis Potosí, mientras
hicieron su aparición los primeros historiadores profesionales preocupados por los
acontecimientos en la entidad, el principal impulso a la existencia de una escritura
de la historia local debió mucho al lugar
social que tenía la mayoría de sus cultivadores dentro de los grupos dirigentes
regionales. Fue de esta manera que las
preocupaciones históricas tuvieron la posibilidad de encontrar un espacio en los
medios de información disponibles en la
ciudad de San Luis Potosí desde las últimas décadas del siglo xix y en diferentes
periodos entre los años cuarenta y los años
noventa del siglo xx, así como el patrocinio a varias de sus iniciativas y empresas
por los distintos gobiernos de esa entidad.
Desde los trabajos de Montejano y
Aguiñaga21 se establecieron los cortes de
21 Monrejano, "Historiografía", 1956,
Pp. 43-
54, e Historiografía, 1974.
137
la producción histórica en San Luis Potosí
durante el siglo XX. En esta propuesta,
Montejano señala el papel central que tuvo
el periodo de 1890, apreciación compartida después por otros trabajos, 22 y también hace énfasis en otro momento capital: los años cuarenta del siglo xx. De tal
forma que la última década del siglo XIX
permitió el acopio de los materiales básicos —documentos, referencias— y abordó
las temáticas que trazarían paulatinamente
los problemas que inquietarían a la escritura de la historia potosina fritura. En el
segundo momento hubo un renacimiento
de la escritura de la historia potosina con
base en un nuevo sentido de la investigación histórica, ya que se dieron las condiciones materiales y políticas para reimpulsar "el acopio de documentación" y
plantear perspectivas novedosas "por la
originalidad, por la profundidad e integridad del estudio, por la amplitud temática, por el método y aparato crítico, y
también, por lo abundante" 27
La primera etapa de la producción histórica se remonta a la discusión propuesta
por el canónigo Francisco Peña en 1890
sobre la necesidad de establecer con certeza
el origen de la ciudad de San Luis Potosí.
El objeto propuesto y las indagaciones
posteriores adelantadas por el propio canónigo tuvieron difusión en el periódico
El Estandarte (1884-1912), uno de los
medios de información más importantes
de San Luis Potosí en esa época. Allí
mismo tendrían cabida otros adelantos
sobre la historia decimonónica potosina
22
Noyola, "Historiografta", 1998; Monroy,
"Cien", 1998; Noyola, "Reseña", 2000, y Betancourt,
"Escritura", 2008.
25
Montejano, Historiografía, 1974, p. 40, y Noyola, "Reseña", 2000.
138
propuestas por Manuel Muro y Primo
Feliciano Velásquez, director del periódico.24 Las noticias difundidas a través de
El Estandarte dieron lugar a tres obras básicas para la historia estatal: Estudio histórico
sobre San Luis Potosí (1894), de Francisco
Peña; el primer tomo de la Historia de San
Luis Potosí (1892), escrita por Manuel
Muro, y la Colección de documentos para la
historia de San Luis Potosí (1897), preparada por Primo Feliciano Velásquez. El
cúmulo de estos trabajos avivó el esfuerzo
por la recolección de documentos y la crítica metódica con miras a llegar a la síntesis de la historia local y regional que
presentaría su primer logro con la publicación de los tres tomos de la Historia de
San Luis Potosí (1910) como parte de las
actividades conmemorativas locales del
centenario de la independencia de México.
El conjunto de las obras históricas aparecidas en el arco temporal entre el fin de
un siglo y el principio de otro, estableció
los cimientos sobre el conocimiento del
pasado de la entidad potosina; sin embargo, una vez desatada la confrontación de
1910, esta dinámica de escritura sufrió el
embate de la revolución mexicana. Hasta ese momento, la escritura de la historia
en San Luis Potosí estuvo centrada en la
indagación de los procesos prehispánicos
y los avances de los europeos dentro de
un espacio asumido como potosino desde
el siglo XIX.
Las preocupaciones para construir la
historia potosina entre 1890 y 1910 dieron paso a otro tipo de escritura durante
los convulsos años comprendidos entre
1910 y 1940. Las temáticas históricas se
hicieron a un lado y
24
Montejano, Historiografía, 1974, pp. 3 5-36, y
Betancourt, "Escritura", 2008, pp. 9-27.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
que tomarían los estudios históricos en la
entidad. 26
Fue evidente que la Academia tuvo
mayores logros especialmente porque proyectó y mantuvo la publicación de la
revista Archivos de Historia Potosina (19691989), a cuyo esfuerzo de divulgación añaperiodo que se describirá más adelante.
dió el proyecto editorial de forjar tres coEl segundo momento importante de lecciones: Cuadernos, Estudios y Docula tradición de la escritura de la historia mentos. En los años setenta, la Academia
en San Luis Potosí es aquel que correslogró captar el apoyo del gobierno estaponde al "renacimiento" historiográfico tal, que se puede palpar en el apoyo que
de los años cuarenta. Este coincide con la recibió la entidad para la realización de
estabilización del Estado nacional y del los Encuentros Nacionales de Historiaestado potosino. Este "renacimiento" tuvo dores de Provincia (1972, 1974), así como
varios hitos, como la publicación de la la realización de un viejo proyecto que se
Bibliografía histórica y geográfica del estado materializó con la apertura del Archivo
de San Luis Potosí (1941), por Ramón AlHistórico del Estado en 197927 Esta inscorta Guerrero y José Francisco Pedraza; la titución serviría de núcleo para impulsar
formación de una Junta Auxiliar Potosina las investigaciones de historiadores prode la Sociedad Mexicana de Geografía y fesionales interesados en los procesos hisEstadística (1947), una de cuyas labores tóricos acaecidos en San Luis Potosí, como
más importantes fue promover la publica- lo demuestra la apertura del Centro de
ción de la Historia de San Luis Potosí, de Investigaciones Históricas de San Luis
Primo Feliciano Velázquez, que apareció Potosí en 1990, con el objetivo de conen cuatro tomos entre 1946 y 1948. Tam- vertirse en un espacio institucional espebién fue el periodo en el que se impulsó cífico que sirviera para impulsar el desarrola apertura de la Facultad de Humanida- llo profesional de los estudios en historia
des en la Universidad Autónoma de San y otras disciplinas de las ciencias sociales
Luis Potosí (1955-1962), bajo la direc- y las humanidades. En 1992, el Archivo
ción de Ramón Alcorta Guerrero. Una Histórico del Estado y el Centro de Invez concluida la breve existencia de la vestigaciones Históricas convinieron en la
facultad, los interesados en cultivar los organización de una maestría en Historia
conocimientos sobre el pasado potosino con el apoyo del Departamento de
se reunieron en dos instituciones, producto Historia de la Universidad Iberoamericade las rupturas políticas: la Sociedad na; como producto de este esfuerzo emerPotosina de Estudios Históricos, A. C. gió la mayoría del núcleo de investigado(1964) y la Academia de Historia Potosi- res que respaldaron la apertura de El
na (1965). El trabajo de estas dos institu- Colegio de San Luis en 1997 como un
ciones, que agruparon a los hombres
26
de letras locales, fue vital para el impulso
Betancourt, "Espacios", 2009, pp. 9-53, y
aumentaron relativamente las publicaciones de literatura y variedades. A estas les
daban vida quienes después alcanzaron
fama como escritores; igualmente empezaron a aparecer entonces periodistas profesionales, 25
25
Montejano,
Nueva, 1982, p. 77.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS POTOSÍ
Zamora, Instituciones",
27
2009.
Archivo, 1979.
139
centro de investigación dentro del sistema
regional de investigación del CONACYT. 28
Cinco años después, la asociación entre El
Colegio de San Luis y la Universidad
Autónoma de San Luis Potosí dio pie a
la apertura de otro centro de formación
de historiadores profesionales en la entidad, la Coordinación de Ciencias Sociales
y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
LA CONSTRUCCIÓN DE UNA MEMORIA
REGIONAL
Una vez establecidos los procesos de la
institucionalización de la escritura de
la historia en San Luis Potosí, es importante retomar la construcción de la memoria local potosina sobre la revolución
mexicana y, para ello, se postulan tres etapas en esa memoria: la crónica, la memoria institucional y la historia profesional.
Las dinámicas de las muchas revoluciones que se dieron en el país alentó el
interés de reivindicación de los regionalismos y los localismos contenidos bajo el
periodo porfirista. Con todo ímpetu se
pronunciaron las diferencias de los diversos rostros ocultos que respiraban en el
fondo de la integración nacional y cuya
máxima expresión fueron los caudillismos
regionales, que se convirtieron en los actores principales de los diferentes frentes
28
Centros Públicos de Investigación-Sistema SEPCONACYT, Anuario 1999, El Colegio de San Luis
(COLSAN)/Dirección Adjunta de Coordinación del
Sistema SEP-CONACYT/Dirección de Coordinación y
Apoyo Institucional, México, 1999, en <http:I/www.
conacyr.gob.mxICentrosICOLSAN/ANUARIO%
2000LSAN%201999.pdf>. [Consulta: 15 de enero
de 2011.1
140
revolucionarios. El caudillismo como forma política predominante estuvo activamente vigente hasta los años treinta del
Siglo xx 29 y, como tal, determinó de
manera notoria el desenvolvimiento de los
relatos sobre la revolución en los espacios
locales como ocurrió en el caso de San Luis
Potosí.
La fuerza de la crónica
Henry C. Schmidt apuntó que en la década de 1910 a 1920 hubo un importante
aumento en la producción de libros en
México, en la medida en que los sucesos
requerían una explicación. Al calor de la
aparición de diferentes facciones, también
se dio el surgimiento de interpretaciones
que rivalizaban entre sí sobre los acontecimientos recientes. 3° En este periodo en
San Luis Potosí, a partir de una mirada
somera sobre este fenómeno particular, es
evidente que hay un aumento paulatino
en las publicaciones que se producían en
el estado, especialmente en el centro
minero de Matehuala y en la ciudad capital. Ambos lugares padecieron incursiones armadas durante los primeros años de
los enfrentamientos, especialmente por ser
lugares de abastecimiento y centros estratégicos en las rutas de los ferrocarriles que
interconectaban a Texas con la capital
mexicana, y al centro-norte del país con
el Golfo de México a través del puerto de
Tampico. 3 '
El tipo de publicaciones que se dieron
en la entidad potosina durante 1910 y
Gilbert, "Nueva", 1998, pp. 63-7 5.
° Schmidt, "Power", 1991, pp. 173-188.
' Velázquez, "División", 1976, pp. 18 1-198, y
Monroy y Calvillo, Breve. 1997.
29
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
1930 tuvo que ver con proyectos que pretendían alcanzar cierta periodicidad pero
que no lograban ir más allá de uno o dos
ejemplares publicados. Así, pues, predominaron los folletos breves que daban
noticias de algunos sucesos específicos con
una clara tendencia a dar cuenta de "la
chamusca"; es decir, eran textos informativos que tenían como propósito exponer
las noticias de la coyuntura, estaban cargados de información sobre personas a partir de las cuales querían advertir del valor
ético de sus acciones en una verdadera
guerra de propaganda que utilizó a las
imprentas como medio propagandístico;
de ahí el predominio de folletos, pasquines o cualquier forma de producción
escrita que volvían sobre el viejo uso del
papel impreso como arma en clave ideológica y de configuración de los discursos
dentro del desarrollo de los distintos conflictos a escala local y regional.
Ejemplos del enfrentamiento publicitario se encuentran en un texto como "La
División del Nordeste" de Primo Feliciano
Velázquez. 32 El escrito de Velázquez centra su atención sobre la toma que hicieron las huestes constitucionalistas del
poblado de Matehuala en abril de 1913,
relato que sirve como contexto y antecedente para la descripción que interesaba al autor, la entrada de los constitucionalistas a la ciudad de San Luis Potosí en
32
El texto no se publicó en vida del célebre hombre de letras potosino. De hecho, la obra que publicó
Primo Feliciano no dio cuenta de la revolución en
San Luis Potosí pese a que fue contemporáneo de
todos estos acontecimientos. De acuerdo con las anotaciones de Alberto Alcocer Andalón, que publicó el
manuscrito en 1976, este era parte de un trabajo sobre
la revolución o sobre el movimiento crisrero que
Primo Feliciano no publicó.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS
PoTosí
julio de 1914. El texto partía de que era
importante:
relatar aquí con sus detalles el combate de
Matehuala, por haber sido el primero de la
revolución en el centro del país y haber dado
ocasión a que se conociera cómo los partidarios de Carranza entendían la manera de
restablecer el orden constitucional [ ... ] Tales
curiosidades, añadiremos, revelan el espíritu
de la masa carrancista. 33
Al mismo ámbito, pero en una perspectiva ideológica distinta, se encuentran
Los apuntes para la historia. Contiene la vida,
muerte y funerales del general Maclovio Herrera
y ligeros apuntes biográficos de sus principales
compañeros de armas (1916), publicados en
San Luis Potosí y elaborados por la pluma
de Isaac Grimaldo que precisaba, de la
siguiente forma, cuál era el sentido de su
trabajo:
El general Maclovio Herrera, fué[ sic] uno de
esos valientes luchadores que, desafiando las
iras de Francisco Villa, supo colocarse al lado
del ciudadano Carranza [ ... ] Del general
Herrera, pues, voy a ocuparme hoy, toda vez
que desde hace mucho tiempo me impuse la
delicada tarea de dar a conocer no solamente
a alguno de los elementos que han tomado
una parte más o menos activa en pro de
nuestro movimiento regenerador sino también a algunos que en mucho o en poco
han sido una rémora para conseguir el desenvolvimiento completo del programa revolucionario. 34
Bajo estos tonos interpretativos se
acumula una serie de materiales y datos en
Velázquez, División', 1976, pp. 184 y 187.
Grimaldo, Apunto, 1916, p. 12.
141
orden de sucesión temporal con el interés
último de "corregir los errores en que
incurrieron los otros" a partir del carácter
testimonial del escritor y la fundamentación en documentos y testimonios basados
en la presencia del narrador en los acontecimientos que sustentaba la veracidad de
las afirmaciones publicadas. Otro ejemplo de esta situación se encuentra en el
libro Bajo el terror huertista (1916), impreso
en San Luis Potosí para dar cuenta de los
avatares padecidos en la ciudad de México
por Luis Bustamante.
Este tipo de trabajos fueron la base
para la reconstrucción de un proceso fundado en la pormenorización del relato y
la caracterización de los protagonistas de
los acontecimientos que estructuran la
narración. 35 De este modo, la narración
de los acontecimientos correspondientes
a la revolución en San Luis Potosí sufrió
los embates de la crónica, por lo menos, hasta los años sesenta, ya que aquella
dinámica marcó la publicación de los textos relacionados con los acontecimientos
ocurridos en San Luis Potosí entre 1910
y 1940.
Hay un factor adicional que se puede
agregar a este proceso de construcción de
la historia local. En el ámbito del proceso
histórico nacional, las décadas que van
entre 1920 y 1940 estuvieron marcadas
por los disímiles frentes de tensión, especialmente entre los bandos que disputaban la hegemonía a escala nacional, lo cual
se concretaba alrededor de las idas y venidas de jefes militares que trataban de reorganizar las regiones, generalmente sin
éxito duradero, ya que la mayor parte de
las localidades no tenía autoridades establecidas formalmente; la autoridad era
Matute, Aproximaciones, 2005, pp. 21-27
142
ciefacto y la constituían aquellos persona-
jes que podían ocuparse de la subsistencia material de los poblados; la situación
se mantuvo así hasta que emergieron paulatinamente las figuras de los caciques
regionales.
Los jefes políticos regionales se hicieron al calor de los sucesos que concitó la
caída del régimen de Porfirio Díaz; sin
embargo, no puede perderse de vista que
esta situación desencadenó otras tensiones que se fraguaron, una década después,
en los enfrentamientos que tuvo el Estado
nacional con los cristeros y los diversos
conflictos agraristas que participaban de la
consolidación del nuevo Estado nacional
con poder y legitimidad a lo largo y ancho
del territorio. Tal situación puso en evidencia, a cada instante, las tensiones entre
el poder central, que se consolidaba paulatinamente, y el poder regional que giraba
alrededor del "jefe político" que ejercía el
control de la vida cotidiana de miles de
personas.° °
La definición en torno a las acciones
de los jefes políticos circunscribió los testimonios surgidos al calor de la militancia y la inmediatez; de tal forma, que
una buena parte de los textos publicados en San Luis Potosí entre 1920 y 1940
mantenía el sello de la crónica, especialmente en la narración de sucesos militares
y las refriegas por la repartición de tierras,
que trascendían desde los pueblos del interior del estado hasta la definición de los
círculos de poder en la capital potosina.
La situación puede ilustrarse en las distintas versiones que surgieron sobre la
figura del general Saturnino Cedillo, que
empezaron a publicarse desde sus últimos
° Tutino, "Confrontación", 1996, pp. 65-108.
Montejano, Nicena, 1982.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
años de vida, como el trabajo de Isaac
Grimaldo: "Vida del ciudadano divisionista Saturnino Cedillo" (1935), en el que
hay una exaltación de la labor del líder
que ejercía con mano férrea el poder, hasta
la serie de reportajes publicados en el
periódico El Heraldo con el título: "La ruta
de Cedillo", aparecidos entre diciembre
de 1953 y marzo de 1954. Este trabajo
periodístico tuvo el espíritu de servir como
una especie de balance sobre la situación
que existía en la zona una década y media
después de su muerte a donde había ejercido su poder a través de informaciones
proporcionadas por testigos sobrevivientes que aún mantenían vivo el recuerdo de
la presencia y las acciones del jefe devenido
en rebelde y dado de baja por el ejército
federal.
Entre ambos trabajos .pueden ubicarse
otras publicaciones en donde la figura
imperante del jefe político del estado en el
periodo revolucionario atrajo la atención
de autores y lectores que servirán después
como fuentes de una gran parte de la producción dedicada a este periodo como los
trabajos de María Teresa Barragán, Figuras
de la actualidad (1930), y Rubén Rodríguez Lozano, San Luis Potosí en su lucha por
la libertad (1938).38
La memoria institucional
A partir de los años cincuenta, los relatos
sobre los acontecimientos de la revolución
en San Luis Potosí adquirieron una nueva
perspectiva gracias a las actividades promovidas en los primeros años del JNEHRM,
que se distinguió por impulsar el estudio
Barragán, Figuras, 1930, y Rodríguez, San,
1938.
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS POTOSí
de la revolución en los estados del país,
así como por el apoyo para la publicación
de fuentes que facilitaran la investigación
sobre la historia de la revolución. El propósito de las historias regionales de la
revolución enfrentó la dificultad que representaba la ausencia de rigor profesional
en la escritura de la historia a escala regional; no obstante, promovió en el ámbito nacional la posibilidad de establecer un
relato sobre el papel de cada región en la
revolución.
La participación de San Luis Potosí en
el proyecto de las historias regionales de la
revolución patrocinadas por el INEHRM se
debe al esfuerzo de Eugenio Martínez
Núñez, encargado de publicar La revolución
en el estado de San Luis Potosí (1964). El
trabajo de Martínez Núñez plantea las
líneas generales sobre las cuales se establecería la vinculación del estado potosino a un proceso nacional. La base de esa
inclusión se concentra en el énfasis que el
autor hizo para resaltar que la principal
contribución de San Luis Potosí a la revolución tenía un puesto de honor: ser el
lugar en donde se originó la revolución.
Según el autor, en San Luis Potosí se dieron los elementos que terminarían por
tejer la trama del movimiento armado
revolucionario a través de la actividad del
Club Ponciano Arriaga; por eso, una gran
parte de su trabajo se concentra en la descripción de las actividades de este club y
los personajes que lo conformaron.
Describe, entonces, cómo a fines de agosto
de 1900 el club lanzó un manifiesto anticlerical acompañado de una invitación
abierta para formar el Partido Liberal, el
cual tomaría forma con la organización
del Congreso Liberal en febrero de 1901
en la ciudad de San Luis Potosí. Destaca
cómo a este evento confluyeron los que
143
después fueron consagrados como protomártires revolucionarios: Librado Rivera,
Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama,
Camilo Arriaga y Ricardo Flores Magón.
El resultado de este activismo fue el planteamiento de la urgencia de reformas
sociales y de soluciones radicales al problema agrario esbozado en el manifiesto
que publicaron Camilo Arriaga y José
María Facha en noviembre de 1901.
El dinamismo que adquirió este movimiento atrajo la atención y la represión
de Porfirio Díaz hacia los miembros de
los clubes liberales, misma que se tradujo
en el destierro y la cárcel. Sin embargo,
las acciones de Díaz alentaron la radicalización de los grupos liberales que, desde
la clandestinidad y el exilio, emitieron los
estatutos para la fundación del Partido
Liberal Mexicano el 28 de noviembre de
1905, así como un programa publicado
el 1 de junio de 1906, con un alto contenido social radical, que para Martínez
Núñez debía ser considerado como el
documento precursor de la Constitución
de 1917. A este importante antecedente
debía unirse la presencia en San Luis
Potosí de Francisco 1. Madero entre junio
y octubre de 1910, periodo en el que hizo
la redacción del plan en donde convocaba
al levantamiento armado de todas las
poblaciones de la república a partir del 20
de noviembre de aquel año.
La descripción de estos hechos le dio a
Martínez Núñez los argumentos suficientes para señalar que "los orígenes" de esas
"ansias de liberación" que encarnaron en
la revolución, tienen sus comienzos en las
ideas y los proyectos políticos, y no en los
sucesos armados que aseguraban indistintamente el honor de "cunas de la revolución" a Sonora —la huelga de los mineros
de Cananea, 1906—; a Veracruz —levanta-
144
miento de Acayucan, 1906—; a Coahuila
—Viesca y de Las Vacas, 1908—; a Sinaloa
—Gabriel Leyva y el levantamiento del
pueblo de Cabrera de Inzuza, 1910— y a
Puebla —Aquiles Serdán, 1910. Para
Martínez Núñez, los alcances ideológicos
del programa del Partido Liberal Mexicano a través de su evocación en las protestas obreras que se dieron entre 1906 y
1908 en Sonora, Veracruz y San Luis Potosí, acrecentaban las razones para insistir en el carácter precursor de las acciones
del Partido Liberal en materia agraria, económica y educativa que se plasmarían en
la Constitución de 1917, ya que:
los liberales de San Luis Potosí fueron los
principales precursores de una legislación
política, económica y social que plasmada
en los artículos fundamentales de nuestra
Carta Magna, ha venido a constituir la base
del funcionamiento de los gobiernos verdaderamente revolucionarios y democráticos.`
El tono precursor consagrado por Martínez Núñez a San Luis Potosí en el panorama nacional dios pie para que a escala
local se impulsaran trabajos de biografía
heroica sobre los precursores de la revolución oriundos de San Luis Potosí vinculados al programa ideológico del Partido
Liberal Mexicano: Camilo Arriaga, Juan
Sarabia, Librado Rivera y Antonio Díaz
Soto y Gama, perspectiva desde la cual
algunos miembros de la Academia de
Historia Potosina abordaron de manera
esporádica el periodo de la revolución en
el estado.4 °
u Martínez, Revolución, 1964, p. 77.
Martínez,Jucen, 1965; Alcocer, "Librado',
1973, pp. 269-284, y Gómez, "Antonio", 1977, pp.
380-389.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
La lectura revisionista
Las posibilidades temáticas para la escritura de la historia asociadas a la lectura
propuesta por las reflexiones sobre los
alcances y la vigencia de la revolución
mexicana alcanzaron el nivel de la producción local. Cuatro años después de la
publicación del trabajo de Martínez Núñez apareció el libro de James D. Cockcroft, Intelectual Precursors of Mexican
Revolution. 1900-1913 (1968). El texto
del historiador estadunidense se inscribe
en el contexto del cuestionamiento sobre
la definición del carácter revolucionario
de la revolución mexicana a partir del análisis sobre la naturaleza de las fuerzas sociales que causaron este movimiento y que
afectaron el comportamiento de los intelectuales durante el periodo anterior al
inicio de la revolución. Pese a los puntos
de partida ideológicos que presuponía el
enfoque del historiador estadunidense,
especialmente al sentido que establece
para los conceptos "revolución", "intelectual" e "ideología", su trabajo mantuvo
de cerca las líneas establecidas por Martínez Núñez. Compartía con él la noción
de que San Luis Potosí era la "cuna de la
revolución", porque era más importante
establecer los principios ideológicos de la
revolución mexicana que los acontecimientos armados; por eso, para ambos la Constitución de 1917 era su principal logro.
La delimitación de los propósitos, a los
que Cockcroft atribuye como historia intelectual, la desarrolla a través del estudio
de cuatro individuos oriundos de San Luis
Potosí: Camilo Arriaga, Juan Sarabia,
Librado Rivera y Antonio Díaz Soto y
Gama, exaltados también por Martínez
Núñez; que complementará con la explicación sobre las actuaciones políticas de
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS POTOSÍ
las figuras de Francisco 1. Madero y Ricardo Flores Magón. Cockcroft propone
un análisis de las acciones que tomaron
estos individuos para alcanzar los objetivos del liberalismo del siglo xix: democracia, anticlericalismo y libre empresa; de
tal suerte que el estudio sobre estos acontecimientos permitiera la caracterización
de las fuerzas sociales de San Luis Potosí
en el periodo prerrevolucionario como un
modelo que proporcionara explicaciones
plausibles sobre las razones que posibilitaron que la revolución mexicana fuera
encabezada por individuos provenientes
del norte del país y, con ello, tratar de
revelar las fuerzas sociales, económicas e
ideológicas que afectaron a los grupos que
participaron en la revolución. Cockcroft
planteó, de esta forma, que San Luis Potosí
era un modelo para desarrollar estudios
de caso sobre la revolución mexicana.
La historia profesional: a la sombra
del caudillo
El trabajo de Cockcroft abrió una veta
importante para la investigación histórica
profesional sobre San Luis Potosí, aunque
no necesariamente obtuvo eco en el plano
ideológico sobre el que fundamentó su
trabajo. Una de esas vetas propuestas fue
el aspecto económico potosino que comenzó a ser explorado en el libro de Jan
Bazant, Cinco haciendas mexicanas. Tres siglos
de vida rural en San Luis Potosí (16001910) (1975), trabajo que centró su atención en algunas haciendas ubicadas en el
estado de San Luis Potosí a partir de las
cuales propuso una explicación detallada
de los procesos económicos que las hicieron viables. Alrededor de esas haciendas
se estructuraron sociedades específicas que
145
destacan en la descripción que Bazant hizo
de los campesinos y trabajadores ligados a
esta estructura económica, así como una
caracterización de los hacendados como
propietarios y actores políticos regionales. Si bien este trabajo planteó problemas que motivarían la apertura de una
línea de investigación que explorarían
futuros trabajos, es evidente que la historia profesional tardó en prestar atención a
los acontecimientos de la revolución en
San Luis Potosí.
Las perspectivas abiertas tempranamente sobre el periodo de la revolución
en San Luis Potosí por los trabajos de
Martínez Núñez y Cockcrofr, tomaron
tiempo en encontrar eco pese a los esporádicos esfuerzos de los hombres de letras
potosinos interesados en los estudios históricos que, en lo general, no abordaron
el periodo revolucionario. Sería hasta 1983
cuando Beatriz Rojas publicó La pequeña
guerra. Los Carrera Torres y los Cedillo. Este
trabajo marcaría una de las primeras aproximaciones de la historia profesional al
contexto del caudillo regional. Casi a la
par con este trabajo apareció el libro de
Romana Falcón, Revolución y caciquismo.
San Luis Potosí, 1910-1938 (1984), que
se convirtió rápidamente en un libro de
referencia sobre el periodo. Básicamente,
el estudio partía de la necesidad de comprender la heterogeneidad de la revolución mexicana a partir del esclarecimiento
sobre las continuidades y las rupturas
entre el porfiriato y la revolución. Por eso,
el objetivo del trabajo era mostrar cómo la
revolución afectó la estructura del poder
político en San Luis Potosí y explicar
cómo de allí emergió otro régimen que
partió de las herencias forjadas al calor de
la hegemonía de Porfirio Díaz; de allí que
el caso del general Saturnino Cedillo podía
146
ser una muestra de cómo el régimen del
porfiriato mantenía bajo control una serie
de fuerzas que a raíz de la crisis profundizada con los acontecimientos de 1910
tomaron forma bajo la égida de los jefes
políticos y militares regionales. Cedillo
logró una notable autonomía con respecto
al ejército regular y una gran capacidad
de resistir la subordinación al gobierno federal. Por lo tanto, para Falcón, el
caso de San Luis Potosí podía "servir como prototipo" del fenómeno del cacicazgo durante el periodo de la revolución
mexicana. 4
El mismo año que apareció el trabajo
de Falcón, Dudley Ankerson publicó
Agrarian Warierd. Saturnino Cedillo anci the
Mexican Revolution in San Luis Potosi; que
pretendía convertirse en una biografía
política de un individuo cuyo entorno y
periodo histórico le permitieron pasar de
hijo de un ranchero a ser considerado posible candidato presidencial de un país. A
partir de este objetivo central, Ankerson
plantea la aproximación a las condiciones
económicas y sociales que existían en San
Luis Potosí a fines del porfiriato y la relación de estas condiciones con la emergencia del agrarismo en un espacio concreto. 42
A partir de estos avances en los estudios históricos sobre la revolución en San
Luis Potosí, quedaron en evidencia algunos hilos sueltos y la necesidad de abordar
problemas planteados pero sin desarrollo
que abrieron la posibilidad para que se
publicaran dos trabajos centrados en el
mismo personaje: Los rebeldes vencidos.
Cedillo contra el Estado cardenista (1990),
de Carlos Martínez Assad, y Génesis de un
cacicazgo. Antecedentes del cedillismo (1991),
41
42
Falcón, Revolución, 1984.
Ankerson, Caudillo, 1994.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
de Victoria Lerner Sigal. El primero de
ellos hace hincapié en los últimos años de
la hegemonía cedillista en San Luis Potosí
a través de los cuales explica cómo se establecieron los vínculos entre Cedillo y el
poder central y cómo se tensaron hasta la
caída del jefe político regional a partir de
la explicación sobre la lógica que siguió
el poder central en estos acontecimientos.
Por su parte, el trabajo de Lerner se concentra en los actores sociales que contextualizaron el origen regional del poder
cedillista como los hacendados, los pequeños propietarios y los campesinos, así
como el sistema político que los estructuraba para dar paso a la explicación sobre
el nuevo sistema que generó el ascenso
paulatino de la figura política de Saturnino Cedillo. 43
De esta manera, es evidente que la preocupación planteada por el trabajo de
Cockcroft sobre la caracterización de las
fuerzas sociales en el periodo prerrevolucionario como un modelo que permitiera
explicar el origen de la revolución mexicana marcó el desenvolvimiento de los trabajos de historia regional elaborados por
historiadores profesionales que abordaron
hasta los años noventa el periodo de la
revolución en San Luis Potosí.
La síntesis: las historias generales y el libro
de texto
Los aportes de la historia profesional para
comprender los procesos de la revolución
mexicana a escala local y regional trajeron el cambio en las interpretaciones de
la revolución como proceso pero también
Lerner, Génesis, 1989, y Martínez, Rebeldes,
1991.
en el conocimiento de los procesos históricos regionales. Esta dinámica continúa
actualmente, no necesariamente guiada
por el interés de explicar el periodo revolucionario. Sin embargo, estas transformaciones en el conocimiento histórico
plantearon una recomposición en las explicaciones existentes sobre la consolidación
del Estado nacional después de la revolución. Uno de estos aspectos tiene que ver
con el esfuerzo de difusión de los hallazgos sobre los procesos históricos regionales que retomaron las estrategias impulsadas por el INEHR.M en los años cincuenta y
sesenta, que mantuvieron la forma del
manual dirigido a un público amplio que
requería de síntesis históricas.
En los años ochenta, el recién fundado
Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora impulsó un programa de historia regional que abarcó una serie de estudios sobre los estados mexicanos que se
apoyaban en la publicación de bibliografías comentadas, antologías históricas y
síntesis históricas. En este marco fue publicado el libro de Rosa Helia Villa de
Mebius, San Luis Potosí: una historia compartida (1988). A diferencia de los trabajos mencionados hasta aquí sobre la historia potosina, este encuadra el periodo de
la revolución en San Luis Potosí bajo una
pregunta: "San Luis Potosí, ¿cuna de la
revolución?" Además de ser una cuestión
que revela una postura crítica hacia las
consideraciones que habían hecho algunos de los textos abordados anteriormente,
el libro concluye con la cita de unas consideraciones que dejan abierta las posibilidades de aquel cuestionamiento y que aún
requieren un desarrollo por la producción
histórica más reciente: "¿Qué ambicionaba
Cedillo, después de todo? [ ... ] Quería solamente lo mismo que buscaron los protago-
UN RELATO NACIONAL EN UN ESPACIO LOCAL: LA REVOLUCIÓN MEXICANA
147
nistas de la revolución queperdieron su
guerra. Ni más ni menos." 4
Unos años después del esfuerzo
emprendido por el Instituto Mora apareció en el mercado editorial mexicano otro
proyecto especializado dirigido "al gran
público" que permitiera la aproximación
a "la vida y milagros del México plural y
desconocido". La colección de las Breves
Historias de los Estados de la República
Mexicana patrocinada por el gobierno
federal y los gobiernos estatales bajo el
cuidado profesional y editorial de El Colegio de México y el Fondo de Cultura
Económica trató de llenar el interés por
la historia regional a lo largo y ancho del
país al postularse como los nuevos manuales de historia regional. El proyecto ideado
por Luis González se propuso recoger historias elaboradas por profesionales de la
historia oriundos del estado sobre el que
trabajarían, hechas con un lenguaje fácil y
ameno para todo público y bajo una estructura similar en los periodos de estudio
no mayor a 200 páginas. Fue bajo este
esquema que se publicó la Breve historia
de San Luis Potosí (1997) elaborada por
María Isabel Monroy Castillo y Tomás
Calvillo Unna, donde se encuentra sintetizado el periodo revolucionario en el capítulo vn con el título "El laberinto de la
modernidad", que mantiene los hitos consagrados por los autores citados a lo largo
de este escrito pero que asume, particularmente, los aportes de la historia profesional para explicar los procesos relacionados con este importante periodo.
Por otra parte, los avances del conocimiento histórico también llegaron a la
escuela. En 1983 se publicó el primer
libro de texto para la enseñanza de la hisVilla, San, 1988, p. 443.
148
toria regional de San Luis Potosí. En él se
hace hincapié sobre los acontecimientos
que transcurren en la "patria chica" potosina, la cual "no es fruto espontáneo de la
tierra, sino amorosa, paciente y tenaz creación del hombre al correr de los años" .
El texto dedica ocho cuartillas a los acontecimientos de la revolución mexicana en
San Luis Potosí, de 215 que componen la
totalidad del libro. El periodo parte del
fin de "34 años de dictadura" con la partida de Porfirio Díaz hacia Veracruz y culmina con la consolidación de la nación
"más firme en lo económico, político y
social" que representaba el gobierno de
Lázaro Cárdenas que se coloca como el
preludio del capítulo 6 dedicado al tiempo
presente. En este intervalo de 24 años
resalta cómo en la patria chica potosina
se redactó el famoso Plan de San Luis, que
daría orientaciones para los diferentes
levantamientos armados en todo el país;
además, destaca a los personajes que encabezaron los clubes antirreleccionistas liberales: Camilo Arriaga, Juan Sarabia,
Librado Rivera, Antonio Díaz Soto y
Gama, a los que se adicionan Roque Estrada, Rafael Cepeda y Pedro Antonio de
los Santos. El relato termina con la mención de una gran batalla de 1915 en la
hacienda El Tulillo, ubicada entre Ciudad
Valles y Tampico, y concentra la atención
en las actividades de Alberto Carrera Torres
y los hermanos Magdaleno, Cleofas y
Saturnino Cedillo en la zona media y la
huasteca potosina. De esta forma, el libro
escolar difunde hasta la fecha los hitos de
la historia potosina, pero en particular
retoma los aspectos resaltados por algunos
de los textos citados a lo largo de este trabajo sobre la revolución en San Luis Potosí.
" San Luis Potosí, 1983, p. 10.
ALEXANDER BETANCOURT MENDIETA
Por eso, este trabajo presentó, a través
del desenvolvimiento de varios aspecEn las tres últimas décadas, el interés his- tos del desarrollo de la escritura de la histórico en México se ha trasladado del toria, tanto a escala nacional como local,
ámbito nacional al estatal y local. El tema que a partir de los avances de la escritura
principal es ahora la lucha por la hegemo- de la historia actualmente es necesario
nía entre un gobierno nacional mexicano revalorar los alcances del auge de la histoemergente y líderes o facciones políticas riografía subnacional de fines de los años
del ámbito estatal como lo demuestra la setenta y principios de los ochenta, cenpublicación de dos trabajos que tienen trada en las provincias de la revolución,
que ver la temática propuesta a lo largo que se conciben a sí mismas como un
de este texto, El camino de la rebelión del rompimiento fundamental en relación con
general Saturnino Cedillo (2010) y Entre la tradición nacional y centralista de la hisrumores, ejércitos rebeldes, ansiedad impresa y toriografía mexicana. Además, el desenrepresentaciones épicas. Estudios sobre la inde- volvimiento de una escritura de la historia
pendencia y la revolución en San Luis Potosí centrada en el ámbito regional plantea que
(2010).
cualquier explicación sobre el surgimiento
La obra coordinada por Carlos Mar- de un Estado nacional poderoso sólo fue
tínez Assad, El camino, reúne cinco traba- posible cuando la rebelión popular pudo
jos que tienen por objetivo investigar a ser dominada y la violencia en las regioun personaje que fue colocado por la his- nes y localidades canalizarse hacia la orgatoria oficial en el nicho de los "traidores" nización de ligas y partidos políticos.
para proponer una caracterización del
Ahora bien, el desarrollo de una escrimovimiento que encabezó y que culminó tura de la historia regional cambió las
como una rebelión armada en un mointerpretaciones y los hitos existentes en
mento, como el inicio de la segunda gue- las localidades y las regiones que se habían
rra mundial, en el que las disidencias eran divulgado desde el siglo xix. En este seninoportunas cuando el énfasis recaía en la tido, el impulso que tuvo la investigación
defensa de la soberanía nacional.
histórica sobre el estado de San Luis Potosí
De igual forma, el trabajo coordinado reavivó nuevamente la pregunta sobre el
por Moisés Gámez, Entre rumores..., en la papel que esta región ha tenido a lo largo
parte dedicada a la revolución mexicana del tiempo en la conformación del Estado
en San Luis Potosí reúne siete trabajos que nacional, cuestionamiento que se plantienen por objeto abordar algunos proce- teó claramente desde los primeros intensos relacionados con el momento que initos por elaborar un relato detallado de la
cian los sucesos de la revolución y cómo historia potosina. Pese a las evidencias que
afectan a San Luis Potosí; para ello, se hacen énfasis en las tensiones, se ha difunestudia la situación de la capital potosina, dido una imagen que concentra la atenel estado de los ferrocarriles, algunos ción en los aportes y en el papel central
enfrentamientos obrero-patronales en la que ha cumplido la región y sus gentes
minería y un balance sobre la producción en los procesos históricos nacionales. Una
historiográfica que abarca el periodo entre situación que los estudios históricos actuales desarrollan con más atención.
1910 y 1929.
PARA RECOMENZAR
LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN SAN LUIS POTOSi
149
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