ReHiMe
Red
de Historia
de los Medios
03
AÑO 3
VERANO
2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
www.rehime.com.ar | rehime@rehime.com.ar
ReHiMe
Red
de Historia
de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
03
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Directora | Mirta Varela
Codirector | Mariano Mestman
Colaboró en este número | André Pâquet
Equipo | Ana Broitman, Máximo Eseverri, Paola Margulis, Silvia Méndez,
Federico Lindenboim, Fernando Ramírez Llorens, Ana Lía Rey
Investigación y archivo | Mariano Mestman
Diseño de tapa e interiores | Jorge Pablo Cruz
Corrección | Mariana Rosales
Foto de tapa | André Pâquet, Tahar Cheriaa, Carl Svenstedt, Lamine Merbah y
Jorge Giannoni. Retoque digital de fotogramas originales
de la Cinémathèque Québécoise.
4
Fotos interiores | Salvo indicación, fotogramas de los registros
(Cinémathèque Québécoise).
DVD | Los registros fueron tomados por Vidéographe. Se reproducen con la
autorización de Jean Gagnon (Cinémathèque Québécoise) y André Pâquet.
Editor Responsable: Cátedra de Historia de los Medios
Facultad de Ciencias Sociales | UBA
Marcelo T. de Alvear 2230 | CABA | Argentina | 2013
http://www.catedras.fsoc.uba.ar/varela | mvarela@sociales.uba.ar
Año 3 | N° 3 | Verano 2013-2014
ISSN 1853-8320
Se permite la reproducción total o parcial citando la fuente.
Prometeo Libros | Pringles 521 | CABA | Argentina
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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a u s p i c i o s
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Proyecto UBACyT Historia de los medios en América Latina:
problemas de historiografía y archivo (2011-2014); Proyecto PIPCONICET Inlexiones históricas de las imágenes de las masas:
cuestiones de representación visual y archivo (2011-2013).
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í n d i c e
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09
artículos |
16
Mariano Mestman
Estados Generales del Tercer Cine. Los documentos de Montreal, 1974
18
André Pâquet
Encuentros Internacionales por un Nuevo Cine
80
documentos |
86
Facsímil del Programa de los Encuentros Internacionales
por un Nuevo Cine
88
96
Taller Cómo mostrar los films
108
Taller Participación de la base
150
Taller Intervención social con los films
174
Debate con Guido Aristarco
200
Facsímil de Proyectos y Resoluciones finales
de los Encuentros Internacionales por un Nuevo Cine
216
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Acta de Reunión Preparatoria. Comité d’Action Cinématographique (CAC) 6/9/1973
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
editorial |
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
8
material incluido en el DVD
fragmentos audiovisuales |
Talleres de Trabajo
(40:12)
Debate con Guido Aristarco
(23:00)
Debate con Fernando Solanas, Edgardo Pallero
y Humberto Ríos
(59:00)
Plenario Final
(34:50)
material adicional en PDF *|
Resoluciones Finales
1. Cuaderno Nº 1 del Encuentro de Montreal (1974)
2. Folleto del Encuentro de Montreal (1974)
3. Comité de Cine del Tercer Mundo, Argel (1973)
y Buenos Aires (1974)
* Los archivos PDF sólo pueden abrirse desde una PC
|
e d i t o r i a l
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
Este Cuaderno presenta una investigación en torno a documentos
audiovisuales hasta ahora inaccesibles, a pesar de su relevancia para el cine político
mundial de las décadas de 1960 y 1970. Se trata de los registros de las conferencias,
talleres y debates que tuvieron lugar entre el 2 y el 8 de junio de 1974 en Montreal,
durante los Rencontres Internationales pour un Nouveau Cinéma (Encuentros
Internacionales por un Nuevo Cine). Allí conluyeron varios de los principales
realizadores y grupos del cine político latinoamericano, del cine del 68 en el Primer
Mundo y de las nacientes cinematografías africanas, así como destacados críticos,
historiadores, productores, miembros de instituciones y distribuidoras paralelas
de Europa y Norteamérica, incluidos, por supuesto, los propios organizadores
canadienses, André Pâquet y el Comité de Acción Cinematográica (CAC).
La noción común de “nuevo cine” –utilizada en el título de la convocatoriaera amplia y abarcadora de las diversas tendencias de renovación y ruptura que
venían expandiéndose desde la década de 1960 en el mundo y que, en Montreal, se
expresaron de modo radical en torno a la idea de un cine de descolonización, liberador
o nacional que apuntase a “democratizar las estructuras cinematográicas”. El
objetivo de generar o fortalecer vínculos entre los cines comprometidos surgidos
de las rupturas del 68 y el emergente tercermundismo cinematográico fue, tal vez,
la apuesta más audaz y ambiciosa de la convocatoria de Montreal. De ahí el título
propuesto para este Cuaderno: Estados Generales del Tercer Cine, una expresión
utilizada en algunas notas de prensa, que fue asumida por la convocatoria y que
había estado presente en diversos proyectos epocales, como fue el caso del famoso
maniiesto de Fernando Solanas y Octavio Getino, “Hacia un Tercer Cine” (1969).
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Los Documentos de Montreal que aquí presentamos aportan información
relevante sobre muchos temas de esa coyuntura. No sólo nos permiten conocer
protagonistas del cine político de esos años, sus actividades y puntos de vista,
sino que también presentan interesantes polémicas. Al tratarse de un encuentro
de gente de cine “comprometida”, de un amplio abanico de la izquierda mundial,
las discusiones sobre el marxismo, el “socialismo real” y los alineamientos con la
URSS no podían estar ausentes. Del mismo modo, son elocuentes las discrepancias
sobre los alcances y límites de las políticas cinematográicas estatales en los
llamados países desarrollados, en los nuevos estados independientes africanos
o en la difícil situación de los latinoamericanos. Tratándose de un evento
realizado en Montreal, los registros audiovisuales presentan algunas importantes
iguras del cine canadiense y ponen en escena las discusiones en su interior: el
cuestionamiento de las políticas oiciales y de censura del legendario National
Film Board / Ofice National du Film, el alcance de los programas públicos
desarrollados y el rol de Quebec, considerada como provincia colonizada dentro
de Canadá y de este modo potencial aliada de los llamados “países chicos”
europeos, como de los países del Sur por su defensa de la producción “nacional”.
En el contexto latinoamericano, el golpe en Chile ocupó el centro de las
solidaridades pero también los ilms cubanos, la ley de cine y la presencia del Peronismo
en el gobierno en el caso de Argentina fueron objeto de duras confrontaciones.
Se trata de disputas que dan cuenta de la tensión entre los cineastas exilados
tras los golpes militares en algunos países, y los que mantenían cierta esperanza
en los gobiernos nacionalistas en otros. Aún en el marco de estas tensiones, los
latinoamericanos dieron en Montreal un paso decisivo para la conformación del
Comité de Cineastas Latinoamericanos que se concretaría en septiembre de ese
mismo año en Caracas. Pero los documentos muestran que ya estaba delineada
en Montreal, en un diálogo con el tercermundismo y la Federación Panafricana
de Cineastas que suele pasarse por alto en los relatos sobre el tema. El registro
del encuentro permite reconstruir varios ejes de debate en una coyuntura política
muy intensa. Se trata de un material que, estimamos, permitirá revisar aspectos
desatendidos o sólo parcialmente abordados por la historiografía cinematográica,
aún la especializada. Cada participante parece representar simultáneamente un rol
en la producción cinematográica (en tanto directores, productores, distribuidores,
etc.), en las instituciones y organizaciones (grupos de cine, partidos políticos,
organismos públicos e independientes, etc.) y en la geopolítica internacional. Las
diferentes problemáticas que afectan a los cineastas africanos, latinoamericanos,
de los “países chicos” de Europa o los productores y distribuidores de este cine
en los países desarrollados quedan en evidencia en las discusiones que, lejos de
limitarse a plantear la desigualdad económica y de poder entre esos “bloques”,
permiten introducir matices de interés para la reconstrucción de la época.
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Fernando Torres Editor, 1977 (1975).
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Asimismo, en esa coyuntura se venía veriicando una “transición
tecnológica” que llevaba a la coexistencia de soportes fílmicos y de video en
las tendencias alternativas, especialmente en los países del Primer Mundo y
en diferentes experiencias con el uso de la televisión para alcanzar a públicos
populares, particularmente en el caso de los países africanos. Como ocurrió en
otros eventos de esos años donde conluyeron grupos de video político o militante
(como en la Muestra de Pésaro, Italia, de 1973), también en Montreal se desplegó
una relexión respecto de los alcances y límites de la participación del espectador,
la comunidad o el pueblo en las diversas fases de realización: la puesta en cuestión
de la noción misma de “autor” -propia de las nouvelles vagues sesentistas-, ya no
sólo en pos de una autoría colectiva proclamada por los grupos del cine militante,
sino ahora también por la discusión precisa de los modos de incorporación directa
de la comunidad, una cuestión en parte facilitada por el acceso a aparatos más
livianos y manipulables, en especial el video.
Al mismo tiempo, la referida búsqueda de una instancia de intercambio
de información y de distribución de ilms, al trascender las declaraciones generales
e ingresar en la fase práctica, acarreaba tensiones de todo tipo, no sólo entre
los proyectos reformistas -de intervención desde instituciones públicas-, los
alternativos que no descartaban las “brechas del sistema” o los proyectos
revolucionarios. Asimismo, se presentaban a la hora de crear una coordinación de
los grupos de cine progresista y de izquierda a nivel mundial, ya que allí emergían
diferencias ideológicas y también materiales. Los cineastas y sus productores
necesitaban recuperar el dinero invertido para encarar un nuevo ilm y las
distribuidoras paralelas necesitaban márgenes inancieros para la organización de
sus circuitos políticos de distribución.
A pesar de la importancia del Encuentro de Montreal en el ámbito del
cine político mundial –evidenciada incluso en la amplia repercusión que tuvo en lo
inmediato: en las principales revistas cinematográicas internacionales, así como
en dos reconocidos libros que le dedicaron auspiciosas páginas1-, es notable que
la bibliografía cinematográica posterior casi no se haya referido al evento. A lo
sumo se lo ha mencionado a propósito de otras cuestiones, por ejemplo cuando
el reconocido especialista Michael Chanan recuperó la exposición de Julio García
Espinosa en su libro sobre el cine cubano en 2004; pero se trata –hasta donde
sabemos- de escasas referencias.
En este marco, por la relevancia de temas como los recién mencionados
y de quienes protagonizaron su discusión, entendemos que estos Documentos de
Montreal constituirán una nueva fuente de interés para los investigadores en el
área a los ines de profundizar, o aún revisar, la
1 Andrés Linares, El cine militante,
historia del cine político del período. Téngase en
Madrid, Castellote Editor, 1976
cuenta que si bien los registros audiovisuales
(1974). Guy Hennebelle, Los cinemas
nacionales contra el imperialismo de
de los debates no poseen la organización,
Hollywood. Nuevas tendencias del cine
sistematicidad u ordenamiento de un discurso,
mundial (1960-1975), Vol. I y II. Valencia,
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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un ensayo o un maniiesto –un tipo de fuente a la que estamos más habituados-,
en cambio sí transmiten los aspectos más vívidos de esta historia, los cuales,
como bien sabemos, es difícil que lleguen a plasmarse suicientemente en los
documentos.
Luego de un estudio introductorio que pone de relieve la importancia de
los documentos del Encuentro de Montreal en el contexto internacional y de época,
el Cuaderno incluye un texto escrito especialmente por André Pâquet y un Anexo
documental. El testimonio de Pâquet, al rememorar sus motivaciones y el contexto
del evento del que fuera protagonista, permite actualizar aquellas discusiones
y establecer continuidades históricas hasta el presente. El Anexo contiene dos
tipos de materiales: documentos gráficos (el Acta de una reunión preparatoria del
encuentro y las Resoluciones inales) y desgrabaciones de las presentaciones y de
las discusiones durante los tres talleres que tuvieron lugar (“Cómo mostrar los
ilms”, “Participación de la Base” e “Intervención social con los ilms”), así como
también del debate que siguió a la conferencia del crítico italiano Guido Aristarco.
Además, el Cuaderno se acompaña de un DVD que contiene fragmentos
seleccionados de los registros audiovisuales disponibles, que organizamos
en cuatro momentos signiicativos: a) las presentaciones de algunos grupos
internacionales participantes de los talleres; b) las polémicas sobre marxismo y
crítica tras la conferencia de Aristarco; c) las discusiones tras la presentación de
los argentinos Fernando Pino Solanas, Humberto Ríos y Edgardo Pallero, sobre el
Peronismo y la ley de cine en la Argentina, pero también sobre la coyuntura política
de América Latina; y d) las resoluciones adoptadas durante el Plenario Final. El
DVD también contiene un PDF con las Resoluciones de los encuentros del Comité
de Cine del Tercer Mundo de Argel, de diciembre 1973 y Buenos Aires, de mayo de
1974, que completan las referencias para quien desee investigar en particular esta
zona del tema.
Varios de estos materiales fueron desgrabados en 1975, gracias a un
destacable esfuerzo de André Pâquet y el Comité de Acción Cinematográica, y
publicados en cuatro Cahiers titulados Rencontres Internationales pour un Nouveau
Cinéma. Cahier 1: Projets et Résolutions, Cahier 2: Répertoire des groupes, Cahier 3:
Conférences /textes /bibliographie y Cahier 4: Dossier de presse. Sin embargo, los
registros audiovisuales mismos permanecían hasta ahora inéditos e inaccesibles
para su consulta. Se trata en principio de 51 bobinas de una duración aproximada
de 30 minutos, de las cuales 48 están conservadas en la Cinemateca de Quebec en
Montreal y 3 de ellas se encuentran perdidas, aunque es probable que existan aún
más en algún archivo público o particular.
Hace ya varios años André Pâquet tuvo la gentileza de enviarnos
los citados Cahiers de los Encuentros de Montreal. En 2012, con la colaboración
de Christian Pageau encontramos las bobinas en la Cinemateca de Quebec y
gracias a una beca de la Embajada de Canadá pudimos visitarla y acceder a los
materiales. Pero fue fundamentalmente con los recursos del proyecto PIPCONICET “Inlexiones históricas en las imágenes de las masas. Cuestiones de
Representación Visual y Archivo” (que codirijo junto con Mirta Varela) que fue
posible inanciar el transfer de 32 de las 48 bobinas conservadas, que ahora
están disponibles en soporte DVD para la consulta pública en Montreal y Buenos
Aires: en la Cinemateca de Quebec y en el Archivo Audiovisual del Instituto de
Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA
respectivamente. Por cuestiones de recursos se priorizó el transfer de las bobinas
referidas a las exposiciones y discusiones durante los Talleres de Trabajo, los
debates posteriores a las Conferencias centrales y el Plenario Final. Quedaron sin
transferir –y a la espera que esto ocurra- otras 16 bobinas que contienen partes
de las películas proyectadas en esos días y las Conferencias centrales. Si bien
estas últimas también resultan de interés, ya fueron publicadas en uno de los
cuadernos del encuentro.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Este nuevo Cuaderno de ReHiMe atiende a varios de los objetivos que
nos planteamos inicialmente al constituir la Red de Historia de los Medios. En
primer lugar, volver accesibles fuentes documentales de difícil acceso o que
no habían sido utilizadas con anterioridad, a partir de la convicción de que el
relevamiento de fuentes inéditas o poco frecuentadas, es uno de los caminos
indispensables para la renovación de la historiografía de los medios. En segundo
lugar, la puesta en contacto de temas que atraviesan la historia de los medios
en su dimensión estética, política, social y cultural. En este sentido, entendemos
que este capítulo de la historia del cine también ilumina cuestiones relativas a la
comunicación alternativa, el video, la televisión, la censura y las políticas culturales.
Así como a la reconstrucción de los debates sobre el marxismo real, la emergencia
de nuevos estados y los movimientos contestatarios en los países centrales
durante un período histórico intenso. Por último, la inlexión latinoamericana,
la necesidad de pensar la especiicidad de la historia de los medios en forma
situada pero atendiendo a las particularidades y diversidades nacionales y, al
mismo tiempo, en su dimensión transnacional. En varios sentidos, este Cuaderno
retoma las discusiones que mensualmente mantenemos en el Seminario
Medios, Historia y Sociedad en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de
la Universidad de Buenos Aires y que pueden seguirse a través de nuestro sitio
http://www.rehime.com.ar/. De manera más especíica, el tema de este
Cuaderno se conecta con los trabajos incluidos en el número anterior referidos
a las iniciativas de experimentación con televisión durante los años setenta,
especialmente el trabajo de Manthia Diawara sobre la presencia de Jean-Luc
Godard y Jean Rouch en Mozambique. Aquí, las intervenciones de Ferid Boughedir
en Montreal suman un punto de vista complementario sobre las experiencias de
cine y televisión que tuvieron lugar en otros países africanos durante esos años.
André Pâquet al fondo y Carol Faucher en la Cinémathèque Québécoise (1970). Archivo André Pâquet.
Muchas personas contribuyeron para que hoy tengamos acceso a estos
materiales. En primer lugar, André Pâquet, que siempre apoyó con entusiasmo
y suma generosidad nuestra investigación para recuperar esta (su) historia, nos
abrió su archivo personal y promovió el transfer de las bobinas originales. Esto
no podría haberse concretado sin la autorización y el genuino interés de Jean
Gagnon, director de colecciones de la Cinemathèque Québécoise, sin las primeras
gestiones de Christian Pageau (Universidad del Nordeste, Argentina) y el extenso
seguimiento del proceso de preparación y transfer de Marie Pierre Lessard,
especialista de catalogación a cargo del acceso a las colecciones. También David
Fortin y los bibliotecarios de la Cinémathèque Québécoise facilitaron la consulta
de importantes documentos allí conservados. El trabajo de desgrabación y
traducción de las bobinas, una labor compleja por tratarse de cuatro idiomas
(francés, inglés, italiano y español) estuvo a cargo de Diego Guerra, y contó con
la colaboración posterior de Cecilia Lacruz. Mariana Rosales revisó la edición del
cuaderno. Mirta Varela no sólo supervisó el conjunto de la publicación en tanto
directora de los Cuadernos Rehime, sino que asumió la ardua tarea de controlar
todas las desgrabaciones y realizar otras tantas, por cierto muchas y trabajosas.
Pero fundamentalmente discutió con ojo crítico el conjunto de los textos y la
investigación que aquí se presenta. Facundo Balboa y Fernando Ramírez Llorens
tuvieron a su cargo la edición del DVD. Jorge Pablo Cruz editó con paciencia e
ingenio, como siempre, este nuevo Cuaderno Rehime.
Esta investigación está dedicada a Alberto Elena, que desde hace años
me viene orientando en estos temas y a quien sigo molestando cada tanto con
dudas y consultas.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Mariano Mestman
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Foto del Plenario Final realizada por Férid Boughedir: André Pâquet, Tahar Cheriaa, Carl Svenstedt, Lamine Merbah.
Archivo André Paquêt.
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a r t í c u l o s
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Estados Generales del Tercer Cine
Los documentos de Montreal, 1974
Mariano Mestman
A Alberto Elena.
I. El encuentro de Montreal:
una instancia de confluencia y proyección
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En el marco de los vínculos transnacionales del cine político mundial
de esos años y con el objetivo de avanzar en su articulación, el Encuentro de
Montreal comenzó a planiicarse a inicios de 1973. Su génesis se relaciona con las
conversaciones que había establecido André Pâquet, instalado en Europa desde
comienzos de la década, y dedicado a contactar grupos de cine y distribuidoras
paralelas, así como a visitar los principales eventos donde llegaban los llamados
nuevos cines, cines nacionales y socialmente comprometidos, como el Foro de
Berlín, la Muestra de Pésaro, los Festivales de Manheim y Leipzig, entre otros
puntos de conluencia de estos tipos de cine.
A su regreso a Montreal, en abril de 1973, Pâquet trabajó en la creación
del Comité de Acción Cinematográica. Si se observa la lista de miembros de este
Comité que al año siguiente organizaron el encuentro, allí están algunos de los
más activos protagonistas del cine de Quebec del período, no sólo quienes asumían
una intervención con los ilms en términos políticos o militantes, sino también
representantes de un espectro más amplio, que incluía vínculos con los programas
públicos o las instituciones: Guy Bergeron, René Boissay, Marc Daigle, Fernand
Dansereau, Carol Faucher, Roger Frappier, Claude Godbout, Gilles Groulx, Arthur
Lamothe, Jean Pierre Lefebvre, Raymond Marie Léger, el propio Pâquet (también
Sandra Gathercole de Toronto y Werner Aellen, de Vancouver).
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Poco después del Encuentro de Montreal, muchos de ellos participarían
activamente en la disputa del control de la cinematografía quebequense a partir del
cuestionamiento de las instituciones del área y la discusión de leyes para el sector.
Este proceso incluyó la ocupación del Comité de Vigilancia de la Cinematografía
en noviembre de 19741, por parte de la Asociación de Cineastas de Quebec; una
medida de presión para que el gobierno regional convocase a una comisión
parlamentaria pública para debatir la situación del cine. Formaciones como el
Comité de Acción Cinematográica o la revista Cinéma Québec, compartiendo una
perspectiva más o menos común, tendrían un rol activo en todo este proceso. De
hecho, Jean-Pierre Tadros, director de la revista que apoyaba desde su editorial
la medida, dedicó un número especial al debate del proyecto de ley (loi-cadre)
de cine del ministro de asuntos culturales Denis Hardy, inalmente presentado a
la Asamblea nacional a inicios del año siguiente2. En ese número se publicó un
extenso documento elaborado por Pâquet que desde su propio título planteaba el
muy sentido problema nacional: “Pour une décolonisation du cinéma québécois”.
Asumiendo un programa afín a lo debatido un año antes en el Encuentro de
Montreal, Quebec se pensaba entre los llamados “países chicos” con necesidad de
defender su producción cultural/cinematográica frente a la dominación del cine
por las grandes empresas internacionales del sector y por el estado canadiense.
Este interés por intervenir en el ámbito de las políticas cinematográicas
nacionales se había relejado, también, en las discusiones de 1973 que dieron
lugar a la conformación del Comité. En este sentido, las actas de sus reuniones,
preparatorias del encuentro, son documentos importantes donde observar la
perspectiva político-cinematográica que iba gestándose en el grupo. Con el
antecedente de un inicial Proyecto de Manifestación elaborado por Pâquet a
comienzos de 1973, reuniones sucesivas dieron forma a la propuesta3. Ya en ese
proyecto se hablaba de invitar gente comprometida “con experiencias prácticas
de renovación de las estructuras cinematográicas” (se piensa fundamentalmente
en los citados “países chicos”), así como a otros del Tercer Mundo con quienes
1 Este organismo (Bureau de Surveillance du Cinéma) tenía a su cargo el servicio de emisión de las
visas de explotación de los ilms. Durante mucho tiempo se lo conoció como Comité de Censura, cuando
durante el gobierno de derecha de Maurice Duplesis –período llamado de “la gran peridia” - los ilms eran
amputados en sus escenas más o menos eróticas o contrarias a ciertos dictados de la religión católica,
incluso directamente prohibidos. Desde la Revolución Tranquila, a inicios de los años sesenta, se le cambió
el nombre para adecuarlo a los tiempos. Desde 1983 se llama Servicio del cine.
2 Cinéma Québec, vol.4, n.4, 2/5/1975.
3 Los participantes en dos de ellas, de setiembre y octubre de ese año, son casi los mismos ya nombrados
que inalmente conformarían el Comité en junio de 1974, con excepción de algunos cineastas que no
participaron de las reuniones previas.
Véase los documentos: “Project de Manifestation. 3 Févr. 1973”, por André Pâquet; “Rencontres
Internationales du Québec pour un Nouveau Cinéma. Procés verbal de la reunión du 6 septembre 1973”;
“Rencontres Internationales du Québec pour un Nouveau Cinéma. Procés verbal de la réunion du 3 octobre
(1973)”. Archivo André Pâquet. La reunión del 6/9/73 se reproduce en el Anexo.
Reunión Comité de Acción Cinematográica (1976). Jean Chabot, Maurice Bulbulian, Dario Pulgar, André Paquêt (de pie),
Tahani Rached (joven cineasta que grabó parte del material registrado por Vidéographe y que se incorporó al CAC),
Roger Frappier, Jacques Leduc y Gilles Groulx. Foto: Carol Faucher. Archivo André Paquêt.
Gilles Groulx, Carol Faucher, Jean Chabot y Maurice Bulbulian. Foto: André Paquêt (1976).
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también se compartía un “combate común”, según se airmaba. La inicial lista
de invitados da cuenta ya del tipo de experiencias con que el grupo canadiense
buscaba dialogar: quienes “tienen nuestros mismos problemas”, según se decía.
Aquí se piensa, fundamentalmente, en la situación que atraviesa el cine de Quebec
frente al “clivaje fundamental” que signiica la creciente imposición por parte de las
“estructuras industriales de tipo extranjero” que imprimen un carácter “industrial”
a un cine que nunca lo había tenido. Y frente a esto, la idea de ofrecer a los jóvenes
cineastas la posibilidad de trabajar en una “escala” más razonable y en torno a
cuestiones más acordes a las situaciones sociopolíticas contemporáneas, según
se airmaba.
De este modo, el Comité fue construyendo una opción respecto del
tipo de cine a promover, asociada a la decisión de agruparse en un colectivo
autónomo, con identidad propia: frente al cine comercial y su industria, se pensaba
en defender un “cine-otro” que se encontraría “en peligro”. Si bien se hablaba de
la “natural” participación en el evento del Conseil Québécoise pour la Diffusion
du Cinéma -un organismo independiente con apoyo inanciero estatal que venía
promoviendo de modo sistemático el nuevo cine de la región-, se dudaba de su
interés por los vínculos transnacionales propuestos y, al mismo tiempo, se insistía
en crear una organización “autónoma” para no comprometerse por completo con
dicha institución (u otras).
También los objetivos de articulación internacional ocupan un lugar
clave en estas conversaciones. Godbout, por ejemplo, pensaba que el evento podía
conigurarse como una suerte de “internacional de pequeños países productores”;
es decir, aquellos donde se desarrollaba ese “otro cine” en peligro. Por su parte, el
cineasta Gilles Groulx –quien tendría una dura confrontación durante el encuentro
con el representante de la Oicina Nacional del Film canadiense4- airma que es
justamente ese cine en peligro el que podría conigurarse en una “herramienta
de liberación”. Groulx pensaba que aún cuando a veces fuera muy local, desde
allí podría dialogar con otras experiencias internacionales para buscar puntos en
común. Al respecto, Pâquet consideraba que tal tipo de intercambio sería un primer
paso adelante muy importante para pensar en conjunto “cuál es la alternativa”, a
la que se refería en términos singulares: “cómo hacer la transición hacia un Tercer
Cine”; una inicial fuerte deinición de parte del principal impulsor del evento, sobre
la que volveremos enseguida.
Lo cierto es que se buscaba una conluencia más político-cultural que
ideológica para el Comité, incluso de “elementos dispares” dentro del espectro
del progresismo y la izquierda quebequense. En este sentido, con el horizonte de
construir una política de “cine nacional”, que lo distanciaba de otras tendencias
4 El legendario National Film Board / Ofice National du Film.
más radicalizadas de oposición (como el Comité de Información Política – Revista
Champ Libre), Pâquet airmaba que además de los grupos que trabajaban con
el cine en un sentido resueltamente político, podía convocarse también a otros
asociados a una práctica de liberación desde la crítica, la distribución, etc. Pero, en
cualquier caso, ese “otro cine” al que se aspiraba no era ni un “cine de autor”, ni
un cine “experimental/underground”. En esa línea de deiniciones hacia un cine de
intervención, entonces, Groulx proponía que más que hablarse de un cine político
se hablase de un cine nacional, de liberación en su aspiración de “devolver el poder
de decisión a las bases”.
Junto a estas deiniciones, en las reuniones preparatorias también
se conversa, por supuesto, sobre aspectos relativos a la obtención de fondos,
lugares de realización, fechas, etc. Sería extenso detenernos aquí en estos detalles
organizativos5; pero es interesante destacar el interés por ubicar el evento en una
fecha conveniente respecto del circuito de Festivales internacionales, los planes
de concurrencia previa a algunos de ellos (como Leipzig) para contactar gente a
invitar y la discusión de aspectos como el momento de proyección de los ilms y el
debate posterior en base a experiencias como las de Berlín o Pésaro. Es decir, una
conciencia de la ubicación del Encuentro de Montreal como parte de una suerte de
circuito internacional en pleno funcionamiento en esos años.
Nuevos cines, cines del 68, cines nacionales, Tercer Cine
23
5 Véase el Acta de la Reunión del 6/9/73 en el Anexo.
año 3 | n°3 | 2013/2014
6 Véase sus nombres en la lista de participantes y en el documento “Una crítica de nuevo tipo para un cine
de nuevo tipo”, declaración conjunta durante el encuentro. Ambos en el Anexo. Algunos de ellos tuvieron,
además, una activa participación en los debates. También varios de ellos (u otros) escribieron interesantes
y a veces detalladas reseñas en las principales revistas internacionales, como Gary Crowds (Cineaste,
vol. VI, núm. 3, junio 1975; una nota destacable), Pierre Véronneau (Positif, num. 164, diciembre 1974),
Lino Micciché (Cinema ’60. Año XIV, núm. 97-98, 1974, y en la prensa periódica italiana), Guy Hennebelle
(Afrique-Asie, n.61, 8 a 21 de julio de 1974; Contre Champ, Bruselas, núm. 2, febrero de 1975; y con Daniel
Serceau en Ecrán, n.31, diciembre de 1974), Pierre Billon (Cahiers du Cinéma, n.253, octubre-noviembre
1974), John Hess (Jump Cut, n.2, agosto 1974).
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Con más de doscientos participantes de cerca de veinticinco países, el
encuentro se realizó inalmente entre el 2 y el 8 de junio de 1974 en la sede la
Biblioteca Nacional de Quebec, en Montreal. Tanto las Conferencias de las mañanas
como los Talleres de trabajo de las tardes fueron cubiertos por varios de los críticos
cinematográicos asociados al cine comprometido en esos años6. Y allí conluyeron
destacados referentes de los nuevos cines y el cine político mundial. Antes de
abordar los atractivos debates que protagonizaron, parece necesario dar algunas
referencias sobre estos participantes. A riesgo de resultar demasiado informativa,
su presentación permitirá dimensionar y valorar la convocatoria lograda por el
evento.
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Las Conferencias/Debate -así se las llamaba- estuvieron a cargo de
Thomas H. Guback, Jean Patrick Lebel, Fernando Solanas, Simon Hartog, Guido
Aristarco y Julio García Espinosa7. De este modo, estas exposiciones centrales,
abiertas al público, cubrían un variado espectro de problemáticas contemporáneas
a cargo de autores, críticos o realizadores con obras recientes sobre los temas
tratados. Por un lado, la situación de la industria cinematográica capitalista en
el mundo y las posibles alternativas: el dominio mundial de las corporaciones
estadounidenses y las opciones de los cines nacionales, con particular atención a
los nuevos países africanos (Guback); o el análisis de la estructura de la industria
cinematográica británica y la alternativa de nacionalización bajo control de los
trabajadores propuesta por el sindicato del cine (Hartog). Por otro, perspectivas
teóricas e históricas en torno al lugar del lenguaje cinematográico en la lucha
ideológica (Lebel) o el necesario retorno a los textos originales de Marx y a su
metodología para una crítica del marxismo vulgar y de la inluencia del “realismo
socialista” soviético en el cine contemporáneo (Aristarco); exposiciones éstas
a cargo de críticos enfrentados en su alineamiento político y sus perspectivas
ideológicas, como el francés Lebel (Partido Comunista), y el italiano Aristarco
(marxista lukacsiano). De hecho, en el debate posterior a su conferencia, Lebel
mantendría intercambios polémicos, primero con Jean Chabot, miembro de la
Asociación de Cineastas -un nucleamiento militante de realizadores de Quebec,
creado el año anterior-, y luego con el mismo Aristarco en torno al problema
de “neutralidad” de la técnica cinematográica y fundamentalmente del cine
soviético de los años veinte (que ambos reivindican) frente al cine del “culto a la
personalidad” posterior. Lebel de algún modo matizaba la crítica de este último
y proponía contextualizar; una discusión que se extiende al rol de los partidos
comunistas francés e italiano, sobre los cuales las perspectivas de estos críticos son,
obviamente, opuestas. Finalmente, las cinematografías periféricas: la experiencia
cubana, con sus logros y problemas (García Espinosa), y la del grupo argentino
Cine Liberación -su tránsito de la oposición al gobierno-, la teoría del Tercer Cine
y las políticas del gobierno peronista en el área (Solanas junto a Edgardo Pallero
y Humberto Ríos). Recuérdese que en esos años, frente a los diagnósticos de la
hegemonía de las corporaciones de medios nacionales e internacionales (analizada
en Montreal por las Conferencias de Guback y Hartog), venían practicándose o
elaborándose propuestas de Políticas Nacionales de Comunicación y Cultura en
América Latina, asociadas al Nuevo Orden Internacional de la Información surgido
de la IV Conferencia de Países No Alienados de Argel, de setiembre de 1973. Por
supuesto la situación latinoamericana era muy diversa, con la Revolución Cubana
como referente común de la izquierda, con gobiernos progresistas o nacionalistas
-más populistas o más revolucionarios- con iniciativas en el área (el Perú de Velasco
7 El primero inalmente no asistió pero envió su texto. La de García Espinosa no estaba prevista en
el Programa (véase en el Anexo). Las Conferencias pueden consultarse en francés en el Cahier 3 de los
Rencontres...
Arriba: Humberto Ríos, Edgardo Pallero y Fernando Solanas. Abajo: Guido Aristarco.
Arriba: Lucien Hamelin, Férid Boughedir y Maurice Brover. Abajo: Julio García Espinosa.
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8 Véase: Manthia Diawara, “The Artist as the Leader of the Revolution. The History of the Fédération
Panafricaine des Cinéastes”; en: M.Diawara, African Cinema. Politics and Culture, Bloomington & Indianapolis,
Indiana University Press, 1992; 35-50. En el Cuaderno Rehime número 2 (2012), a cargo de Mirta Varela, se
publicó un trabajo del autor sobre la singular experiencia de creación televisiva de Jean-Luc Godard, Jean Rouch
y Ruy Guerra en los inicios del Mozambique independiente de Samora Machel. Un tipo de experimentación de
mediados de los setenta en países africanos de algún modo distante pero complementario de las posiciones
de sus representantes durante el Encuentro de Montreal.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Alvarado, el Panamá de Torrijos, la Argentina de Perón), y con otros donde todo
programa o alternativa previa de intervención estatal estaba siendo aplastada por
los regímenes militares (como Brasil, Uruguay y Chile).
Las Conferencias de García Espinosa y Solanas de algún modo habían
ubicado las respectivas experiencias en un contexto no sólo latinoamericano
sino también tercermundista. Y si bien en el programa no estaban previstas
conferencias de cineastas africanos, en el Cahier 3 también se publicaron, en
representación de la Federación Panafricana de Cineastas, intervenciones sobre
dichas cinematografías: de los tunecinos Férid Boughedir (crítico, teórico y
guionista) y Tahar Cheriaa (fundador y director de las Jornadas Cinematográicas
de Cartago en 1966, el primer festival dedicado a los cines árabe y africano), así como
un texto del mauritano exilado Med Hondo, quien acababa de terminar su película
Les bicots-NègresBicots, vos voisins (1973) sobre los trabajadores inmigrantes en
Francia, una de las exhibidas durante el evento.
En las reuniones preparatorias se había pensado invitar a Ousmane
Sembène –tal vez el cineasta con mayor proyección del cine africano, a quien se
reirió en su exposición Boughedir-, pero el senegalés inalmente no concurrió. En
cambio sí estuvieron presentes otras destacados iguras del Congreso Nacional
Africano o la FEPACI, como el sudafricano Lionel N´Gakane, el egipcio Tewik Saleh
-también ellos entonces exilados-, y el argelino Lamine Merbah, coordinador del
Comité de Cineastas del Tercer Mundo creado en Argel en diciembre de 1973. El
cine argelino era por entonces el motor de las cinematografías del Magreb o aún del
conjunto del cine político africano (junto al cine de Sembène o a las iniciativas de
Festivales como el de Cartago y el de Ouagadougou). Lamine Merbah, con su ilm
Les expoliateurs (1972), formaba parte del impulso inicial de la considerada segunda
etapa del cine argelino, la de los “ilms de la tierra”, que diversiicaría el panorama
frente a la hegemonía casi excluyente que hasta allí había tenido el tema de la guerra
de liberación nacional. Por su parte, con el antecedente de las discusiones previas
entre cineastas africanos (en los festivales de Moscú, Thashkent o Dakar), y con el
impulso dado durante el Festival Panafricano de la Cultura de Argel en 1969, la FEPACI
había nacido oicialmente en octubre de 1970 en Cartago, y tendría su período de
expansión hasta mediados de esa década bajo el signo del Panafricanismo. Con esta
orientación asociada a las tendencias socialistas, de izquierda de la mayor parte de
sus miembros, se articuló –no sin inconvenientes- a varios gobiernos que encararon
procesos de nacionalización (parcial o total) de su industria fílmica, en abierto desafío
al monopolio franco-americano.8
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Entre los participantes latinoamericanos, Julio García Espinosa podía
considerarse un genuino representante del cine cubano no sólo por sus ilms (en
el evento se proyectó Girón de 1973, dirigido por Manuel Herrera, con participación
suya en el guión, y que sería objeto de polémicas, como veremos) o su reconocido
maniiesto Por un cine imperfecto de 1969; también por su rol en la dirección
de las políticas del sector en el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industrias
Cinematográicos). En el caso argentino, los nombrados Solanas, Pallero y Ríos
representaron la principal iniciativa de intervención desde el Estado de esa
coyuntura a través del Frente de Liberación de la Cinematografía Argentina9 así
como, en el caso del primero, al principal grupo del cine político, Cine Liberación.
Pero no fue menos importante la participación de Jorge Giannoni en representación
–junto al citado Merbah- del Comité de Cine del Tercer Mundo, cuyas reuniones de
Argel y Buenos Aires lo habían tenido como organizador y protagonista. Y si bien no
hubo cineastas del grupo marxista Cine de la Base, su experiencia se hizo presente
en las palabras del norteamericano Bill Susman, productor de los largometrajes de
Raymundo Gleyzer, México, la revolución congelada (1970) y Los traidores (1973).
Incluso, como veremos, hubo un interesante contrapunto sobre la distribución de
este último ilm en Europa.
Al igual que venía ocurriendo en los foros del cine político del mundo
desde el mismo golpe militar de Augusto Pinochet en setiembre del año anterior,
también en Montreal la situación chilena, su denuncia, fue un tema recurrente
en las intervenciones. Uno de los tantos ilms sobre Chile de esos años, Cuando
despierta el pueblo (1973), era difundido por más de una de las distribuidoras
presentes (y Andrés Racz, uno de sus directores, estuvo en Montreal). En general
los chilenos (algunos exilados en Canadá) tuvieron una activa participación. Por
un lado, por la presencia de Miguel Littín, que había presidido Chile Films durante
el gobierno de Salvador Allende y de quien se proyectó La tierra prometida (1972).
Como veremos, Littín protagonizaría una dura confrontación con Solanas sobre la
situación política regional en esa coyuntura, que dejaría secuelas. Por otro lado, por
el rol organizativo que jugó el productor Darío Pulgar (junto a otros compatriotas)
durante el evento y luego en la realización de los Cahiers. Y aunque no estuvo
presente, también Pedro Chaskel, en tanto director de la Cinemateca Chilena en el
exilio (en La Habana) irmó las declaraciones comunes.
Por su parte, el rico proceso del cine político uruguayo -que había
conluido en la creación de la Cinemateca del Tercer Mundo unos años antes-,
tuvo su representación en Montreal a través de Mario Handler -el cineasta más
conocido, que había colaborado con el ilm Tupamaros (1973) del sueco Lindqvist,
proyectado durante el evento- y el productor/distribuidor Walter Achugar,
ambos ya en el exilio. La igura de Achugar de algún modo podría considerarse
9 Este Frente reagrupaba cineastas, productores, técnicos y actores del cine nacional y promovía una
nueva ley de cine desde la llegada del peronismo al gobierno el año anterior. Ríos igura en el repertorio de
participantes como “grupo Tercer Cine”.
Arriba: Miguel Littín. Abajo: Fernando Solanas.
Catálogo de la distribuidora paralela Tricontinental Film Center (EE.UU.).
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como referente del llamado Nuevo Cine Latinoamericano, por lo menos desde el
Festival y Encuentro de Realizadores de Viña del Mar de 1967. Y de allí en más,
por ejemplo, en la iniciativa que junto a Pallero venía desarrollando desde inicios
de la década del 70 de coproducción –no sin tensiones- de ilms latinoamericanos
con la RAI italiana. Tal como se releja en los documentos del Anexo y en el
DVD que acompaña este volumen, Achugar tuvo un rol destacado a lo largo del
Encuentro de Montreal, participando de más de una polémica, colaborando incluso
en la traducción simultánea e impulsando acciones prácticas de coordinación entre
cineastas del Tercer Mundo y distribuidoras alternativas de los países centrales.
También estuvo presente el colombiano Carlos Álvarez, cuyos ilms en torno
a la agitación estudiantil del ´68, al igual que los de Handler o los Comunicados
iniciales del Consejo Nacional de Huelga mexicanos habían tenido repercusión y
protagonismo desde la Muestra de Mérida (Venezuela) de 1968. Su nombre había
alcanzado gran repercusión en revistas y foros por la solidaridad desatada tras su
detención política en Colombia, del mismo modo que había ocurrido con Achugar
en Uruguay o con varios chilenos.
Aunque con menor participación en los debates, los directores
independientes mexicanos Carlos González Morantes (de la camada del Centro
Universitario de Estudios Cinematográicos de la UNAM que realizarían sus
primeros ilms a inicios de los setenta) y Sergio Olhovich también asistieron.
En el caso brasileño, si bien entre los planes iniciales estaba la invitación
a Glauber Rocha, inalmente esto no pudo concretarse. De hecho, podría decirse
que la enorme experiencia del Cinema Novo sesentista o el complejo proceso
abierto tras la radicalización represiva pos ´68 no llegó a expresarse en Montreal.
En cualquier caso, Cosme Alves Neto participó por la Cinemateca del Museo de
Arte Moderno de Río de Janeiro, y Affonso Beato intervino activamente en uno de
los talleres de trabajo.
Tanto Beato como el chileno Racz formaban parte de la Tricontinental
Film Center, una de las varias distribuidoras paralelas participantes. Gino Lofredo
y Rodolfo Broullon, responsables de la Tricontinental, cumplieron un importante
rol en los vínculos previos con los cineastas latinoamericanos. Surgida a ines de
la década anterior como Third World Cinema Group, esta distribuidora se había
formado en estrecho vínculo con la Revolución Cubana, con Walter Achugar y
difundiendo dos ilm emblemáticos como La hora de los hornos (Solanas-Getino,
1968) y Sangre de Cóndor (Sanjinés, 1969). Y en los años siguientes –a pesar de
algunos conlictos internos- se coniguraría en una de las principales distribuidoras
paralelas dedicada a las cinematografías periféricas, con oicinas en Nueva York
y California. Otra distribuidora/productora importante fue Third World Newsreel
de Nueva York, cuyas responsables, Sue Robeson y Christine Choy, expusieron su
experiencia, en especial en torno al ilm Attica (de Cinda Firestone) en el taller
Participación de la Base. Este colectivo tenía su origen en los famosos Newsreel,
uno de los primeros grupos de contrainformación surgido en 1967 luego de las
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grandes manifestaciones contra la guerra de Vietnam en el Pentágono y que se
expandió en varias ciudades norteamericanas. A inicios de los años setenta el
grupo de Nueva York asumió una línea maoísta y en 1973 se coniguró como Third
World Newsreel, especializándose en las problemáticas tercermundistas fuera
y dentro de Estados Unidos, en lo político, lo económico, el racismo, el sexismo,
entre otros temas10. Por su parte, también la reconocida distribuidora paralela
británica The Other Cinema asistió a Montreal.11.
En esos años, las distribuidoras paralelas norteamericanas y europeas,
surgidas al calor de las revueltas mundiales, cumplieron un rol fundamental en la
circulación internacional del cine político y militante; en muchos casos con especial
atención al cine latinoamericano y africano12. Si bien participaron de más de un
encuentro donde pudieron dialogar entre sí o con cineastas y grupos, hasta donde
sabemos no hubo otros de la dimensión del de Montreal, donde además –como
veremos- tuvieron un rol activo en los paneles de discusión.
Por su parte, una de las experiencias del cine político con mayor cantidad
y variedad de tendencias durante el encuentro fue la del cine francés pos 68,
cuestión destacada en las reseñas de las revistas que cubrieron el evento, en
especial por los críticos franceses13. El legendario Chris Marker, que iguraba
entre los referentes a ser invitado, inalmente no estuvo presente. Sin embargo,
su grupo Slon/Iskra –surgido en 1967 en torno al reconocido ilm colectivo Lejos
de Vietnam - fue presentado por Inger Servolin en el taller Participación de la
Base. También allí Sylvie Jezequel expuso la actividad de CREPAC/SCOPCOLOR,
nacido al calor del mayo francés entre los profesionales de la ORTF (la Oicina de
Radiodifusión-Televisión francesa), y orientado al trabajo de animación en los
conlictos, formación y educación permanente. Por su parte, Jean Patrick Lebel,
además de su conferencia, habló en el taller Intervención social con los ilms en
nombre de UNICITÉ, fundado tras las huelgas de mayo-junio del ´68 como medio de
10 Estos grupos no fueron los únicos de Estados Unidos llegados hasta Montreal. También el colectivo de
producción New World Cinema de California surgido como Cinéma Engagé a mediados de la década anterior
en Nueva York, bajo la orientación del reconocido cineasta Yves de Laurot, y que estuvo representado por
Erica Sonn. Otros colectivos presentes fueron el Paciic Street Film Collective (conformado en 1969 por
estudiantes de cine y televisión de Nueva York), Corporation for Social Documentary (Nueva York), Cine
Manifest (surgido en 1972 en San Francisco en torno a la organización sindical del sector y la producción de
largometrajes políticos con particular inluencia del cine político italiano), y Films for Social Change (una
cooperativa de difusión fundada en St. Louis en 1970 pero con una oicina europea en Holanda dirigida por
Leonard Henny, panelista en uno de los talleres).
11 La representó Nick Hart Williams. Entre los ingleses, también estuvo Gustav Lamche de Cinéma
Action, un grupo de realización de cinétracts y ilms de agit-prop vinculados al mundo obrero, con una
tarea paralela de difusión y discusión a través del cine móvil.
12 Me detuve en esto en relación con el caso argentino, en: M.Mestman, “Postales del cine militante
argentino en el mundo”, Revista Kilómetro 111, Bs.As., n.2, 2001.
13 Guy Hennebelle se reirió a la “equitativa” representación de los grupos franceses del 68 por parte de
los presentes en Montreal. (en: Écran, op.cit.)
Publicidad de la distribuidora paralela The Other Cinema (Inglaterra).
Arriba: Serge Le Péron. Al medio: Maurice Brover y Marin Karmitz. Abajo: Lino Micciché.
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14 Varios de los ilms programados provenían de estos países.
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propaganda del Partido Comunista Francés; el cineasta Serge Le Péron representó
al grupo Cinélutte, uno de los más activos durante los Estados Generales; y Marin
Karmitz, realizador de conocidos ilms como Camarades (1970) y Coup pour Coup
(1972) intervino junto a Maurice Brover presentando su productora-distribuidora
MK2, su actividad de exhibición paralela y de inserción en el circuito comercial, en el
cual tendría con los años, como se sabe, una notable proyección hasta convertirse
en una empresa de renombre internacional.
La presencia italiana fue cuantitativamente menor, y de hecho no asistió
ningún cineasta militante. Sin embargo, en un principio se había pensado invitar a
una de las iguras más resonantes de la llamada “contestazione” del ´68, Goffredo
Foi, director de la revista Ombre Rosse y redactor de los documentos elaborados
junto al movimiento estudiantil en torno al cine y la cultura. Pero más allá de esta
y otra ausencias, los dos italianos presentes en Montreal, Guido Aristarco y Lino
Micciché, eran dos iguras clave de la renovación cinematográica sesentista, la
crítica o el cine político. Y protagonizarían las principales polémicas suscitadas
durante el Encuentro de Montreal. Además de su actividad como crítico -por lo cual
dio amplia difusión al evento-, Micciché era fundador y director de la Muestra del
Nuevo Cine de Pésaro, un festival que desde su fundación en 1965 dio un sustento
teórico sistemático a las nouvelles vagues internacionales y que desde 1968
se había convertido en cita obligada, tal vez la más importante del cine político
mundial, con particular atención a las cinematografías latinoamericanas, asiáticas
y africanas que año a año allí conluían. De hecho, varios de los ilms y cineastas
presentes en Pésaro 1973, concurrieron a Montreal en junio de 1974; y Pésaro 1974,
en setiembre, se pensó como el primer punto de encuentro para dar continuidad
a la articulación de los intercambios iniciados por los grupos europeos. De hecho,
las experiencias de Pésaro y Berlín fueron muy tenidas en cuenta por el Comité de
Acción Cinematográica en sus reuniones preparatorias. Y aunque inalmente no
concurrió, también Ulrich Gregor, el fundador del Foro del Cine Joven de la Berlinale
había sido pensado como invitado.
Más arriba nos referimos a los llamados “países chicos” europeos, con
quienes se asociaba a Quebec. Agrupados en torno a reclamos especíicos de
sus cines nacionales, diferenciados de los países más grandes por el menor peso
que en general habían tenido las protestas sesentistas y los movimientos de
masas obreros, los grupos que los representaban en Montreal tenían en común
una inluencia o búsqueda de disputa en las respectivas instituciones estatales
cinematográicas. Por su asistencia y/o adhesión, durante el evento cumplieron
un rol importante grupos de Holanda, Portugal, Finlandia, Dinamarca, Suiza,
Bélgica y Suecia14. Miembros de estos dos últimos, Micheline Creteur (de Unité
de Distribution-FACT) y Carl Henrik Svenstedt (del Film Centrum) tuvieron a su
cargo la declaración inal de los “países chicos” de Europa y Quebec, así como la
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gestación de los vínculos para la continuidad de su organización, que de hecho se
proyectaría con reuniones sucesivas en ambos países, llegándose a realizar en 1976
en el Film Centrum de Estocolmo una suerte de continuación del Encuentro de
Montreal pero allí limitado a grupos europeos.
La lista de participantes canadienses, en particular quebequenses, es
lógicamente la más extensa; y la mayor actividad recayó por supuesto en el Comité
de Acción Cinematográica, empezando por Pâquet, asistido entre otros por Carol
Faucher.
Allí estuvieron o dieron su adhesión genuinos representantes del cine
independiente, la crítica, los programas sociales de organismos oiciales y el cine
de oposición. No sólo cineastas como Arthure Lamothe, Fernand Dansereau, Jean
Pierre Lefebvre, Gilles Goulx y otros adherentes al Comité ya nombrados, también
activos protagonistas del programa Challenge for Change / Société Nouvelle,
de la Oicina Nacional del Film canadiense, como Martin Duckworth o Maurice
Bulbulian, así como representantes de importantes instituciones del cine estatal
e independiente quebequense (y en menor medida de otros sitios de Canadá),
entre ellos varios miembros de la Asociación de Cineastas de Quebec, con su
protagonismo en esos años, según vimos.15
Algunas de esas iguras tuvieron un lugar destacado en los Talleres de
trabajo. Dansereau coordinó “Participación de la Base”, donde al mismo tiempo
expuso y relexionó sobre su reconocida experiencia de intervención social con los
medios. Lucien Hamelin, entonces a cargo del ya mencionado Conseil Québécoise
pour la diffussion du Cinéma de Montreal, coordinó el taller “Cómo mostrar los
ilms”, donde también se reirió a la actividad del Consejo, que venía desarrollando
una notable y sistemática difusión del cine independiente quebequense en el país
y el exterior, sea en las mismas salas de cine, en Festivales o a través del cine
ambulante. Por su parte, el taller “Intervención social con los ilms” se desarrolló
en torno a la revisión crítica del programa Société Nouvelle y de situaciones de
censura de la Oicina Nacional del Film. Allí Jean-Marc Garand habló en nombre
de dicho programa, observado en sus limitaciones por el sueco Carl Svenstedt, así
como por Gilles Groulx a propósito de su inscripción en esa instancia oicial que
ejercía la censura cinematográica sobre el cine político independiente (su propio
caso y otros), y inalmente cuestionado en su carácter reformista por Françoise
Girault, del grupo más radical Comité d´Information Politique-CIP, otros de cuyos
miembros como Yvan Patry y Alain Berson también participaron de los debates de
esos días.
Este espectro de grupos canadienses permite observar que a pesar que
el Encuentro de Montreal se postulaba como manifestación autónoma, se propuso
desde el comienzo una convocatoria abierta hacia organismos independientes,
grupos más radicales e instancias oiciales. De hecho, en la reunión preparatoria de
15 Véase la lista completa en el Anexo.
setiembre de 1973, al discutirse los posibles invitados, Pâquet había insistido en la
importancia de la participación “nacional” y, hacia el inal, en el marco de la discusión
sobre los organismos oiciales que podrían o no apoyar el evento, había explicitado
la idea de integrar al grupo de Challenge for Change / Société Nouvelle. Es sabido
que una de las experiencias más importantes de las que surge este programa fue
la del Groupe de recherches sociales creado por Dansereau. Algunos integrantes
de este grupo inicial, que luego fueron activos participantes de Société Nouvelle
o Vidéographe -productora de video independiente creada en 1971-, estuvieron en
el Encuentro de Montreal. Entre ellos, el mismo fundador de Vidéographe, Robert
Forget16. En la reunión preparatoria de octubre de 1973, ante la sugerencia de
Roger Frappier de incorporar a esta productora al evento, Pâquet había comentado
su diálogo con Forget. Si bien éste observaba una cierta incompatibilidad entre
los medios involucrados en cada caso (cine y video, respectivamente) como para
compartir la convocatoria, había propuesto colaborar en el registro del evento.
Gracias a esto hoy podemos acceder a los intensos debates de esos días.
16 Sobre el legado de Société Nouvelle en la experiencia Vidéographe, véase: Scott MacKenzie, “Le
mouton noir: Vidéographe and the Legacy of Société nouvelle”, en: Thomas Waugh, Micheael Brendan
Baker y Ezra Winton, Challenge for Change. Activist Documentary at the National Film Board of Canada.
Montreal & Kingston, Mc Gill-Queen´s University Press, 2010; ps. 136-148.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Cuaderno de una experiencia del programa
Société Nouvelle/Challenge for Change
y catálogo de Vidéographe.
Arriba: Walter Achugar. Al medio: Rodolfo Broullon y Gino Lofredo. Abajo: Inger Servolin y Silvie Jezequel.
Hacia los Estados generales del Tercer Cine
18 Reconstruí ese proceso en: M. Mestman, “From Algiers to Buenos Aires. The Third World Cinema
Comité (1973-1974)”, New Cinemas – Journal of Contemporary Film, Volume 1, Number 1, 2002; 40-53. Los
Documentos de las reuniones de Argel y Buenos Aires se adjuntan en formato pdf en el DVD.
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17 Jameson, F. (1984), “Periodizing the 60s”, en: The 60s Without Apology, Minneapolis, University of
Minnesota Press, pp. 178-209. (Número especial de Social Text, 1984).
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
El panorama presentado hasta aquí explica, casi por sí mismo, el potencial
atractivo de un evento convocado bajo la noción general de “nuevo cine” pero
orientado desde el inicio a la construcción de una alternativa frente a la hegemonía
del cine industrial y sus corporaciones en el mundo. Sin embargo, ¿de qué tipo de
alternativa podía tratarse? Aunque el encuentro no llegó a una deinición única al
respecto -la diversidad cultural e ideológica de tendencias presentes seguramente
no lo facilitaba-, podría distinguirse una orientación epocal muy extendida en las
discusiones y entre muchos de los participantes.
Recuérdese que los años 1973-1974, aquellos en que Frédric Jameson
ubicaba el in de la “larga década del sesenta”17, fueron de gran visibilidad del
Tercer Mundo en la geopolítica internacional. También, del “tercermundismo”
en el plano cinematográico. Dos eventos dieron cuenta de este fenómeno: el
Primer Encuentro de Cineastas del Tercer Mundo reunido en Argel en diciembre
de 1973 con el objetivo de crear un Comité (y que en parte fue corolario de la IV
Conferencia de Países no Alineados de setiembre); y la segunda reunión de dicho
Comité, realizada en mayo de 1974 en Buenos Aires; es decir, sólo unos días antes
del Encuentro de Montreal. 18
Al hablar de un “tercermundismo cinematográico”, nos referimos
a una suerte de tendencia político-cultural-cinematográica que atravesaba
(con variantes) a cineastas y grupos de distintos países (incluidos algunos del
denominado Primer Mundo). Una tendencia que en cada caso nacional o incluso
en cada grupo podía convivir y articularse con otras (como el latinoamericanismo,
el panafricanismo, el guevarismo, el maoísmo, etc.), pero que aún en sus variantes
se había expandido como tal en los ambientes del cine político. Esta tendencia
internacional también se expresó, a su modo, en el Encuentro de Montreal; lo cual
no es ajeno a la previa presencia de un interés por el cine del Tercer Mundo en una
zona importante del ambiente del cine y la política en Quebec, por lo menos entre
algunos de los organizadores o de los grupos asistentes. Esto se manifestaba en
la inluencia que algunos ilms o documentos del cine latinoamericano o africano
tenían entre esos grupos. O en la amplia difusión que la revista Cinéma Québec
dio a las notas de André Pâquet (u otros) sobre las cinematografías periféricas
con las que éste había tomado contacto en diversos festivales, como cuando en
1972 participó como Jurado del de Cartago. En esa revista, varios aspectos de la
cuestión tercermundista se recuperaron en relación con la situación del cine local.
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Es decir, no se trata sólo de la aparición de notas sobre cine africano a cargo de
Pâquet u otros19, sino del explícito planteo de problemas que serían comunes,
como la cuestión “colonial”. En un dossier sobre cines del África de lengua árabe,
por ejemplo, Tahar Cheriaa había justiicado la potencialidad de solidaridad y
convergencia de intereses a largo plazo entre el cine quebequense y el africano en
el hecho de que sufrían “las mismas condiciones de dominación extranjera” y se
encontraban en “la misma situación de subdesarrollo y dependencia económica”
(más allá de las obvias diferencias a favor del primero, claro)20. Incluso, sin llegar
a tanto, la sintonía del trabajo de la revista Cinéma Québec sobre las cuestiones
referidas al nuevo cine africano, por ejemplo, con la perspectiva del Encuentro
de Montreal se releja en que varias de sus notas fueron reproducidas luego en
el Cahier n.4. Dossier de Presse o en el Dossier Nationaux, repartido durante las
sesiones. De hecho, este último contenía una de Dansereau donde se airmaba el
carácter “colonizado” del cine quebequense21; una interpretación de algún modo
asumida por el Comité de Acción Cinematográica.
En este contexto, desde la misma convocatoria al encuentro se hizo
explícita la fuerte inluencia del tercermundismo en el proyecto.
19 Sendos dossiers (vo.1, n.10, julio-agosto 1972; vol. 2, n.1, set. 1972) sobre cines africanos con notas de
Tahar Cheriaa, André Pâquet (sobre cine senegalés), Gilles Marsolais (sobre un libro de Guy Hennebelle).
(vol. 1, n.10, julio-agosto 1972; 23-31); un suplemento especial de 24 ps. de Pâquet (con la colaboración de
Guy Hennebelle) sobre cine senegalés a propósito de una muestra en la Cinémathèque Québécoise (vo.2,
n.6-7; marzo-abril 1973); una nota sobre los Festivales del Tercer Mundo (“Afrique et Francophone”, Vol.3,
n.1, set.1973; p. 37-39); una nota de Hennebelle sobre cine palestino (en el mismo número otra de Pâquet
sobre cine chileno en el exilio (vol.3, n.6-7; abril-mayo 1974). O notas posteriores al encuentro como un
dossier sobre cines del África Francófana con textos de Férid Boughedir (Vol. 3, n.9-10, agosto 1974); una
nota sobre el avance de los cines árabes a cargo también de Pâquet (Vol.4, n.2; abril 1975), entre otras.
20 Cinéma Québec, vol.2, n.1, setiembre 1972; p.36.
21 Publicada posteriormente en: “Cinéma québécois: Un cinéma colonisé”, en Cinéma Québec, agosto
1974, n.9-10, vol. 3.
23 De algún modo contra lo que percibían que ocurría en otros festivales donde se llegaba a cierta
“guetización” de la presencia tercermundista (en secciones de “información”), como había escrito Pâquet
por ejemplo respecto del cine senegalés mostrado en el Festival Manhein o el de Dinard. (Cinéma Québec,
vol.1, n.10, julio-agosto de 1972; p.28).
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22 Este fragmento encabeza el breve texto de convocatoria incluido en el Programa (y que al inal
incorpora también citas de Dziga Vertov y de Bertolt Brecht), así como el primer cuaderno editado sobre el
evento. El destacado crítico tercermundista Guy Hennebelle escribió en la revista Afrique-Asie (n.61, op.cit.;
p.53), que para comprender el sentido del Encuentro de Montreal era importante conocer lo esencial de
la Teoría del Tercer Cine de Solanas y Getino. Por su parte, el crítico y entonces director de la Muestra del
Nuevo Cine de Pésaro, Lino Micciché, señaló en una de sus reseñas que la consigna “Estados Generales
del Tercer Cine” había sido promovida fundamentalmente por Hennebelle desde la páginas de Le Monde
(y en otras reseñas).
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Por un lado, se eligió como frase inicial (epígrafe) del programa una
cita del maniiesto “Hacia un Tercer Cine”, de Fernando Solanas y Octavio Getino,
justamente un párrafo que vincula la lucha de los pueblos del Tercer Mundo con
sus “equivalentes” en los países del Primer Mundo; es decir, la idea de los Estados
Generales del Tercer Cine. En el fragmento elegido, se airma: “La lucha antiimperialista de los pueblos del Tercer Mundo y de sus equivalentes en el interior de
los países imperialistas constituye hoy el eje de la revolución mundial. El Tercer Cine
es para nosotros aquel que reconoce en esa lucha la más gigantesca manifestación
cultural, cientíica y artística de nuestra época, la gran posibilidad de construir a
partir de cada pueblo una personalidad liberada: la descolonización de la cultura”.22
Por otro lado, ese programa (sus “Perspectivas históricas” y su
“Declaración de intenciones”), en la búsqueda de elaboración de “mecanismos
transitorios hacia una socialización del cine”, se preguntaba sobre si la alternativa
del Tercer Cine era posible (o no) en esa perspectiva de cambio; es decir, como
vimos, una idea formulada por Pâquet en las reuniones preparatorias. Por
supuesto esa perspectiva no estaba deinida de modo airmativo, y el objetivo que
se proponía el encuentro era mucho más modesto: un primer paso comparativo
entre las experiencias en marcha convocadas a participar. Pero incluso cuando
se formulase como interrogación, su mera mención como la posible alternativa
resulta signiicativa.
Si entre los objetivos de Pâquet y el Comité se encontraba alcanzar una
dinámica donde los cineastas del Tercer Mundo conversasen “de igual a igual” con
aquellos de los países centrales23, el protagonismo de los cineastas africanos y
latinoamericanos durante el encuentro fue más que notorio. Esto se observa, junto
al texto de convocatoria referido, en las Declaraciones Finales, las Resoluciones
Políticas adoptadas, así como en la misma composición de la mesa y la dinámica
de funcionamiento del Plenario Final.
Un primer dato a considerar al respecto es que fue coordinado por el
tunecino Tahar Cheriaa, quien daba la palabra, ordenaba las exposiciones y al
mismo tiempo habló en nombre de la FEPACI. Junto a él, en la mesa de conducción
del plenario estaban el propio Pâquet (con quien, por supuesto, Cheriaa todo el
tiempo dialogaba y coordinaba aspectos organizativos), el sueco Carl Svenstedt
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(del Film Centrum de Estocolomo, pero representando al cine de los “pequeños
países” europeos y Quebec), el argelino Lamine Merbah y el argentino Jorge
Giannoni, ambos por Comité de Cine del Tercer Mundo.
Pero además de esta composición con esa fuerte presencia
tercermundista, es interesante observar que no sólo las Resoluciones aprobadas
se referían de modo predominante al cine o la política en los países del Tercer
Mundo, sino que la discusión giraba en gran medida en torno a las demandas
de esas cinematografías periféricas. De hecho, los registros audiovisuales
conservados muestran cómo a lo largo del Plenario (en sus dos jornadas de los días
7 y 8 de junio), las intervenciones regresaban una y otra vez sobre una “sugerencia”
formulada desde el comienzo por Merbah: la conformación de una organización,
un comité (similar al del Cine del Tercer Mundo que él representaba) por parte de
los cineastas y grupos progresistas de los países de Europa y Norteamérica allí
presentes. La propuesta tenía como objetivos, por un lado, conluir en un Frente
Cinematográico Antiimperialista en el plano mundial que en principio podría
articularse a través de Pâquet y el Comité canadiense, según sugería; y por otro
lado, ya en lo inmediato (es decir, en lo posible en el mismo evento), avanzar en
“acuerdos efectivos” de cooperación entre los grupos de difusión del Primer Mundo
y los realizadores del Tercer Mundo allí presentes.
Durante todo el plenario, en medio de las lecturas de las declaraciones
inales, las exposiciones volvieron sobre estos asuntos. Así lo hizo Svenstedt,
quien se reirió a la experiencia de radicalización de la política exterior del gobierno
sueco y las potencialidades de vínculos con la FEPACI o la Asociación de Cineastas
Latinoamericanos que estaba creándose allí mismo. También lo hizo Gino Lofredo
al hablar en nombre de un “grupo de trabajadores del cine de EEUU”, cuando
ejempliicó esa solidaridad y difusión del cine del Tercer Mundo en EEUU con
la actividad de su distribuidora Tricontinental Film Center y de la Third World
Newsreel. O también luego Pâquet, u otros participantes ya no desde la mesa
sino desde el micrófono de la sala solicitando una solidaridad en términos más
concretos; y no sólo en lo referido a la distribución, sino también a la producción.
Lo mismo ocurriría a lo largo de los debates tras algunas conferencias o en algún
taller de trabajo.24
Al mismo tiempo, en el primer día del plenario se evidenció una
insistencia (incluso una cierta presión) de los representantes del Tercer Mundo
para que allí mismo se concretaran las iniciativas sugeridas por Merbah. De hecho,
Cheriaa planteó que entre los asistentes se encontraba un cineasta africano que
buscaba apoyo para realizar un ilm sobre el Apartheid en Sudáfrica (seguramente
en alusión a Lionel N´Gakane) y lo tomó como ejemplo de las necesidades concretas
a resolver y apoyar. Y, a continuación, Merbah propuso no dejar para otro evento
la conformación del referido Comité de cineastas de los países progresistas,
24 Véase más adelante la muy interesante polémica en el Taller “Cómo mostrar los ilms”, reproducida
también en el DVD.
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sino avanzar al respecto (siquiera en acuerdos básicos y fechas precisas), para
aprovechar la gran cantidad de grupos del cine político mundial llegados a
Montreal, algo nada fácil de reunir. Un reclamo de algún modo satisfecho cuando
al día siguiente Svensdtet y Micheline Creteur presentaron una Declaración ya no
sólo en nombre de los cines de los “pequeños países” productores de Europa y de
Quebec (por quienes habían hablado el día anterior) sino ahora de todos los grupos
y cineastas de Europa y Norteamérica presentes en Montreal: de Suiza, Bélgica,
Suecia, Portugal, Holanda, Dinamarca y Québec; pero también de Francia, Gran
Bretaña, Alemania Occidental e Italia.
En medio de Declaraciones varias, con algunos reclamos especíicos de
incorporación de otras demandas a las Resoluciones (por ej. la lucha de las mujeres
por la liberación en los Media) o respecto de la necesaria ampliación de participantes
(por la ausencia de palestinos, vietnamitas, chinos y en general representantes
del cine asiático), inalmente el plenario culminó sin mayores sobresaltos (salvo
algunas modiicaciones a la Declaración Política inal, todas consensuadas25) y con
la idea de haber construido una primera plataforma para encuentros futuros.
Dichos encuentros, que tuvieron lugar en diversos sitios durante la
década de 1970, juntaron a cineastas políticos de varias regiones. Pero ya no
volvió a reunirse en un mismo evento tal cantidad y variedad de fuerzas que,
se decía, estaban desaiando las estructuras del cine tradicional, en pos de su
democratización. En esa búsqueda, el Encuentro de Montreal asumió un criterio
amplio y respetuoso de la diversidad cultural, política e ideológica de los grupos
convocados (dentro del espectro del progresismo y la izquierda, por supuesto). Es
notable, en este sentido, la conciencia de la diicultad de la tarea y la explicitación
del riesgo de tensiones y divisiones entre los asistentes ya desde la misma
convocatoria. Tal vez por eso se airmaba que “más que de formar una tercer fuerza
cinematográica (especie de Internacional de nuevas cinematografías unidas en
la diversidad)”, se trataba de “asegurar un diálogo permanente esencialmente
estimulante y de buscar una coherencia en nuestra estrategia”26. Para ello el
encuentro se proponía como tarea prioritaria establecer comparaciones a partir de
reconocer y entender las situaciones particulares de cada país. Pero aún con esas
precauciones, el Encuentro de Montreal fue escenario de interesantes polémicas y
tomas de posición. En las páginas que siguen nos detendremos en ellas.
25 De denuncia de las intervenciones imperialistas en América Latina, Africa y Asia, de la agresión sionista
al pueblo árabe en Medio Oriente (sobre lo cual Lino Micciché sostuvo una interesante discrepancia, que
fue aceptada), de la represión contra los trabajadores de la cultura en Chile y Palestina, y en general de
apoyo a las luchas por la independencia de los países del Tercer Mundo y la de los trabajadores explotados
por el sistema capitalista-imperialista en el Primer Mundo, como en las entonces dictaduras “fascistas”
de España y Grecia.
26 Como también se decía: “Quisiéramos que este Encuentro sea la indispensable comparación de
estrategias, que pueden variar de acuerdo a regiones geográicas, a la estructura de los regímenes en
el poder o a situaciones ligadas a estructuras existentes, pero que en suma apuntan hacia un objetivo
común”. (Cahier 1, op.cit., p.30).
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Página anterior: Micheline Creteur y Lionel N’Gakane. En esta página: Lucien Hamelin y Férid Boughedir;
Sue Robeson y Christine Choy.
II. Debates y combates del cine político en Montreal
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Del conjunto de asuntos discutidos durante los Rencontres... podrían
distinguirse dos zonas en las que se agruparon los principales debates. Por un
lado, la cuestión de la intervención social con los ilms, que incluye el carácter
institucional público-estatal o independiente, alternativo o militante de las
iniciativas, así como los problemas de producción, distribución, exhibición. Por
otro, la cuestión de los posicionamientos político-cinematográicos de los grupos
en torno a la coyuntura internacional, con particular atención a los alineamientos
en el campo socialista, las revisiones del marxismo o la situación latinoamericana;
así como sobre problemas especíicos como las políticas en el área en diversos
países.
Los Talleres de trabajo fueron pensados desde el comienzo como la
instancia donde podía desplegarse el mayor intercambio entre los participantes. De
hecho, en las reuniones preparatorias, los talleres se proponían como alternativa
de funcionamiento frente a ciertos déicits o carencias que se observaba en otras
muestras internacionales; aún aquellas progresistas o renovadoras con las que el
Encuentro de Montreal se identiicaba. Pâquet había llamado la atención sobre los
límites de los festivales europeos en el abordaje de los “problemas de fondo” de
los nuevos cines, ya que esos eventos muchas veces quedaban reducidos a “guetos
culturales” y no conseguían construir un buen clima de trabajo. Al respecto aludía
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a las carencias del Foro del Cine Joven del Festival de Berlín, porque más allá de su
vitalidad terminaba siendo marginal respecto del Festival, o a situaciones donde
los debates a menudo derivaban en “terapias de grupo” en las que se asistía a
verdaderas “guerrillas de la saliva” (aludiendo como ejemplo a la Muestra de
Pésaro). Frente a este diagnóstico, se sugería entonces organizar con tiempo
talleres que motivasen la discusión de experiencias “prácticas” y en lo posible
arribasen a “resoluciones concretas”.27
De este modo, la convocatoria inalmente establecería cinco ejes
temáticos para los talleres que podían cruzar, se entendía, las experiencias de
todos los grupos asistentes. Estos temas, formulados como interrogantes,
referían al cuestionamiento de la sala de cine tradicional y la relación cineastadistribuidor-público propia de la explotación industrial, las experiencias alternativas
existentes para los nuevos cines y las opciones de “salas-foro” y “proyeccionesacontecimientos”28; los problemas de la participación del público, el trabajo con
las organizaciones de base, cooperativas, sindicatos, etc.; el rol de las televisiones
(tanto de las grandes cadenas como de las llamadas TV libres o las educativas); la
búsqueda de alternativas concretas a los mecanismos tradicionales de circulación
de los ilms del mercado dominante (como el posible intercambio frente a la
compra-venta, las diicultades inancieras y las barreras legales a los cambios); los
mecanismos de colaboración práctica con las cinematografías del Tercer Mundo;
los diversos modos (educativos, culturales, políticos) de intervención social con los
ilms en las comunidades.29
Los registros audiovisuales conservados dan cuenta del funcionamiento
durante el encuento de tres talleres que abordaron estas cuestiones: “Cómo
mostrar los ilms”; “Participación de la base”30 e “Intervención social con los ilms”.
Cada uno concentró por lo menos un eje problemático relevante.
27 Asimismo, en una conversación previa con Godbout habían descartado la inclusión de premios a los
ilms proyectados para diferenciarse incluso del Palmarès del Cine Canadiense realizado anualmente entre
Montreal y Toronto. Este evento alternativizaba el Palmarès oicial que, al modo de los Oscars, premiaba
los mejores ilms canadienses del año. Como en 1974 el Palmarès alternativo iba a tener lugar en Montreal,
algunos miembros del Comité de Acción Cinematográica habían propuesto integrar el encuentro en
preparación a ese Palmarès, con el objetivo de conseguir una mayor repercusión. Pero por cuestiones de
presupuesto y de autonomía inalmente se rechazó esa posibilidad.
28 Nótese en estas opciones la contemplación de la amplitud de la convocatoria: de modo siquiera
tendencial, entre los nuevos cines (salas-foro) y los cines militantes (asociados a la idea del ilm-acto).
29 Véase su detalle en el Anexo. Cahier 1. Proyectos y Resoluciones.
30 A veces nombrado como Participación en la base.
Las alternativas de distribución y exhibición
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31 Otro asunto que también está presente a lo largo del evento es el de la traducción al español de las
intervenciones en francés, inglés y (en menor medida) italiano, y viceversa. Aunque parezca técnica o menor,
se trata de una cuestión relevante que reaparece todo el tiempo, y genera reclamos, en particular cuando
se despliegan polémicas en torno al cine latinoamericano. Por momentos se encuentra la alternativa de
traducciones sucesivas, no siempre logradas pero que por lo menos permiten un acercamiento idiomático;
y estas en general están a cargo de latinoamericanos como Broullón, Achugar, o algunos chilenos que
colaboran en lo organizativo en torno a Darío Pulgar.
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La cuestión de la difusión al margen del sistema hegemónico o en
sus brechas atravesó el conjunto, aunque se expresó fundamentalmente en el
primero, “Cómo mostrar los ilms”, dada la variedad de experiencias presentadas.
Por un lado, la actividad de la FEPACI -expuesta por Boughedir- sobre el trabajo
en conjunto con los nuevos estados africanos, sea en la recuperación, estatización
de los circuitos comerciales dominados –todavía en varios países- por las
compañías norteamericanas y francesas, sea a través de los cine bus dirigidos a
las comunidades, o incluso con incipientes experiencias en torno a la televisión,
el medio más económico y de mayor alcance potencial. Por otro, iniciativas
públicas, independientes o estatales, como expuso Hamelin respecto del Conseil
Québécoise por la Difussion du Cinéma, también en torno al cine, al video o incluso
a programas de recepción crítica de la televisión. En tercer lugar, las variantes
entre los grupos y distribuidoras paralelas (algunas también productoras), como
la norteamericana Tricontinental Film Center, la francesa MK2, la experiencia de
distribución latinoamericana de Achugar y Pallero, o la actividad de organismos
como el Film Centrum de Estocolmo, entre otras.
Ya fuera que se tratase de la distribución de ilms propios o de otros
grupos militantes, ya fuera en formatos de 8, 16 o 35 mm, videotape o televisivos
(de televisoras alternativas o públicas), en muchas intervenciones aparece la
explicación de las posibilidades de trabajo en las “brechas del sistema” (en
particular en los países europeos o norteamericanos, a veces fundamentado ante
la ausencia de movimientos de masas a los cuales articularse) o de la combinación
de circuitos marginales, militantes y comerciales (como exponen Karmitz y Brover
respecto de MK2). Pero también se formula la advertencia respecto de la necesaria
distinción o categorización más precisa del tipo de circuito al que se aspira (como
piden Beato y Achugar), siempre en pos del objetivo de “democratización de las
estructuras cinematográicas”, eje de la convocatoria. Este objetivo atraviesa
todo el encuentro, del mismo modo que la idea de creación de una red o frente
común de información y distribución de ilms31. Por supuesto, los vínculos entre
distribuidores o centros europeos o norteamericanos y los cineastas africanos y
latinoamericanos existían desde los años previos, y varios de los presentes en
Montreal venían desarrollando una tarea más o menos contínua al respecto. Pero
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para quienes aspiraban a ampliar o sistematizar esas relaciones, incluso sentando
las base de un organización común, parecía necesario avanzar en una explicitación
del carácter más o menos político de los circuitos de distribución que se proponía
fortalecer, así como de algunos mecanismos prácticos de funcionamiento.
En ese marco, la polémica central de este taller se reiere a las diicultades
de las relaciones entre los cineastas del Tercer Mundo (y sus productores), por un
lado, y la distribuidoras paralelas europeas o norteamericanas, por otro. El tema,
primero mencionado al pasar, irrumpe cuando el sueco Jan Lindqvist lo expone a
partir del caso de la suerte corrida por el ilm Los traidores (Raymundo Gleyzer/
Cine de la Base, 1973) en Suecia. La actividad de este grupo argentino había sido
presentada por Bill Susman (productor de dos ilms de Gleyzer, como vimos),
quien se reirió a la importancia de que los mismos realizadores asumieran el
compromiso de difusión militante; una exposición enfática, asociada a la épica
de la labor cotidiana del cineasta-militante, en sintonía con las intervenciones del
propio Gleyzer en diversos foros. Pero Susman también habló de la responsabilidad
que debían asumir las distribuidoras alternativas para con los cineastas
latinoamericanos, en particular en lo referido al reembolso de la totalidad de los
recursos adquiridos con la distribución de los respectivos ilms. El desarrollo de
las redes paralelas era sin duda importante –airmaba Susman-, pero no podía
hacerse a expensas de los cineastas políticos que necesitaban los recursos para
encarar nuevos proyectos. También otros participantes mencionaron este tipo de
diicultades económicas32. Gino Lofredo, por ejemplo, lo ejempliicó con el caso del
boliviano Jorge Sanjinés: “hizo cuatro películas en seis años; sólo dos años haciendo
las cuatro películas, y los otros cuatro años buscando el dinero”. Se trataba de
un tema nada sencillo, porque al mismo tiempo -como sostuvo Achugar-, había
que superar esa especie de vedettismo, de Star-system de cineastas políticos
latinoamericanos reconocidos en Europa (Solanas, Sanjinés, Littín, etc.) para lograr
que las distribuidoras también difundiesen los ilms de otros menos conocidos,
lo cual –aún con sus réditos políticos- para algunas implicaba un “riesgo” en el
aspecto económico.
Jan Lindqvist -que había participado pocos meses antes como delegado
observador en el encuentro de Cine del Tercer Mundo de Argel y venía de realizar
el ilm Tupamaros sobre la experiencia uruguaya- a su turno expuso el trabajo del
Film Centrum de Estocolmo con ilms tercermundistas. Y en ese marco, reclamó
un compromiso común entre cineastas, productores y centros de distribución
para fortalecer los circuitos de exhibición paralela comprometidos, aquellos que
acompañaban los ilms con información y debates, como garantía de un uso
político de los mismos. Al respecto aludió a Los traidores, que –según airmó- había
sido distribuida en Suecia por una gran empresa que había pagado un monto más
que signiicativo, pero que no se había comprometido con su difusión política, por
32 El tema de los recursos inancieros de los grupos, también los del Primer Mundo, reaparecerá al inal
del Taller Participación de la base.
Material de difusión del ilm Los Traidores (R. Gleyzer y Cine de la Base, 1973).
Arriba: Bill Susman. Al medio: Jan Lindqvist. Abajo: Carl Svenstedt.
Los modos de intervención con los films
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Los talleres “Participación de la Base” e “Intervención social con los
ilms” concentraron gran parte de la experiencia francesa y norteamericana. Pero
fue la canadiense la que articuló las discusiones; en especial en el último panel.
Allí el debate giró en torno a la censura de la Oicina Nacional del Film canadiense,
pero en parte también sobre los alcances y límites de su programa más avanzado,
Challenge for Change / Société Nouvelle.
La intervención inicial de Svenstedt ejempliica muy bien la sintonía en
que podían encontrarse experiencias de diversos países, en lo temático y en los
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lo cual el ilm había pasado casi desapercibido en este sentido. De este modo, ese
vínculo que podía ser rentable en lo comercial, afectaba no sólo el objetivo político
del cineasta, sino también debilitaba la pelea que organismos independientes y
comprometidos como el Film Centrum daba contra las empresas hegemónicas del
sector.
Algunas intervenciones, como la del sueco Svenstadt (también del Film
Centrum), sugirieron alternativas precisas frente a la nueva situación atravesada
por el mercado cinematográico, referidas a la posible fragmentación de los
derechos de los ilms, por ejemplo. Pero la tensión siguió presente hasta el inal.
Si Lindqvist también había cuestionado una suerte de “nuevo imperialismo de
izquierda” (sic) de las distribuidoras más potentes de algunos países del Primer
Mundo (EEUU, Francia) frente a la situación de las de los “países chicos” de Europa,
aludiendo a los “franceses” o a la RAI italiana en tanto mediadores de la circulación
de los ilms; a su turno Svenstadt cuestionó directamente a Karmitz por el rol de
MK2 como intermediaria, como “agente de películas de otros continentes”.
Varias exposiciones volvieron sobre el tema, en general en defensa de
las necesidades de los cineastas (Lofredo fue explícito respecto de esa prioridad), o
incluso en protesta por las acusaciones (Beato); pero en varios casos reconociendo
que se trataba de un problema a atender, frente al cual la propuesta de una mayor
articulación o una red común se proyectaba como una posible salida o, por lo
menos en lo inmediato, servía para desplazar las tensiones. Hacia el inal, Achugar
–que junto a Pallero venía coproduciendo con la RAI, no sin diicultades, algunos
ilms latinoamericanos- mostró su preocupación y enojo frente al desarrollo del
debate, a alguna “intervención gratuita y provocadora” –como la llamó- y propuso
enfáticamente un trabajo en comisiones más pequeñas con el objetivo de alcanzar
acuerdos de distribución, resultados “concretos” y “positivos”.
Al tratarse de exposiciones en medio de un debate, los posicionamientos
a veces se expresan de modo disperso –por momentos confuso-; más que
propuestas ordenadas o programáticas (tal vez más presentes en las Conferencias
de la mañana), transmiten las tensiones políticas pero también, como en este
caso, diicultades materiales de las prácticas. Permiten observar de un modo vívido
las rencillas, los enojos, los énfasis aún cuando se tratase de una búsqueda común.
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problemas a enfrentar: en particular la contradicción de proyectos que movilizaban
a la gente, a las comunidades para exponer sus problemas y buscar posibles
soluciones, pero que no alcanzaban a generar las condiciones para su resolución;
o el mito de la “información sin poder”, según propuso. Al respecto, el sueco se
reirió al ilm Attica, sobre la rebelión y represión en la prisión norteamericana
homónima, que había sido proyectado la noche anterior y sobre el que había
centrado su exposición unos días antes el grupo Third World Newsreel. Svenstedt
vinculó (y diferenció) la experiencia del grupo norteamericano en torno al ilm a
la suya propia en cárceles de jóvenes en Suecia, donde también había realizado
ilms. Una iniciativa, esta última, inspirada tras su paso por Canadá en 1969, donde
había conocido el trabajo del Programa Challenge for Change / Société Nouvelle, en
especial el proyecto piloto Fogo Island.33
Surgido hacia 1967, este Programa se articulaba con las políticas del
gobierno canadiense contra la pobreza; la idea del uso del ilm y el video para
concientizar o movilizar la opinión pública sobre las necesidades y derechos
de los desamparados y las minorías, e involucrar a las propias comunidades en
la búsqueda de un cambio en torno al desarrollo y la justicia social; también en
la realización de los ilms. Dividido en secciones de habla inglesa (Challenge for
Change) y francesa (Société Nouvelle), el Programa se expandió con amplio alcance
hasta ines de la década del setenta, con más de 250 audiovisuales (en ilm y video),
centros regionales de distribución, un boletín que permitió el intercambio y la
relexión, un sistemático trabajo de evaluación de su impacto en las comunidades
y el involucramiento de muchos realizadores y animadores sociales progresistas,
de izquierda (no sin contradicciones).34
En su ya clásico estudio sobre la tradición del cine directo en el plano
mundial – dónde, como se sabe, la experiencia canadiense tiene desde temprano
un lugar destacado-, Gilles Marsolais se reirió a “una singular mutación” de dicha
tradición a comienzos de la década de 1970 en Quebec. Con ello aludía, por un
lado, a la radicalización del discurso documental en torno a las reivindicaciones
33 No podemos aquí desarrollar la rica historia de este proyecto y en general del Programa Challenge for
Change / Société Nouvelle. Véase la notable compilación de Thomas Waugh, Micheael Brendan Baker y
Ezra Winton, Challenge for Change. Activist Documentary at the National Film Board of Canada. Montreal &
Kingston, Mc Gill-Queen´s University Press, 2010. En particular sobre el proyecto, véase Peter K. Wiesner,
“Media for the People: The Canadian Experiments with Film and Video in Community Development”
(1992), ps. 73-102. También otros trabajos compilados en este libro mencionan o analizan el proyecto
Fogo Island.
34 Al referirse a la importancia histórica del Programa, Zoë Druick sostiene que emblematiza hasta el
presente las posibilidades de un tipo de trabajo cinematográico, audiovisual que es “al mismo tiempo
público y radical”. Pero observa que la conjunción de estos términos no fue siempre compatible en las
“agendas de las políticas anti-pobreza de los diversos actores involucrados” (entre los poderes federales,
por un lado, y los comités de ciudadanos, los animadores sociales o los realizadores, por otro). Zoë Druick,
“Meeting at the Poverty Line: Government Policy, Social Work, and Media Activism in the Challenge for
Change Program”, reproducido en: Waugh y otros, op.cit., ps. 337-353.
sociales o políticas así como al “nacionalismo” –con la tensión respecto de la ONF
que esto involucró: censuras, abandono de la institución, etc.-; y, por otro lado, a
la iniciativa del gobierno federal de creación de una industria de largometrajes de
icción en Canadá. Un marco donde “a pesar que todo parecía jugarle en contra”,
dice Marsolais, el documental directo se revitalizó, en parte gracias a la puesta en
funcionamiento del programa Challenge for Change / Société Nouvelle.35
Uno de los primeros proyectos de este Programa, con casi treinta
documentales a lo largo de tres años, fue el de Fogo Island, reconocido como pionero
en el uso del documental para el desarrollo comunitario: los ilms relejando los
problemas económicos y sociales de la comunidad y promoviendo su confrontación
por los mismos pobladores36. Svenstedt había estudiado ese proyecto a través
de entrevistas realizadas en 1969 y 1970, y su crítica de entonces, aún cuando
reconociera logros, al mismo tiempo lo cuestionaba (también a la sociología
canadiense del momento), por focalizarse demasiado en lo local sin atender a los
problemas estructurales y mucho menos dar el poder a los pobladores.37
Sin embargo, durante el Encuentro de Montreal el Programa Challenge
for Change / Société Nouvelle sería valorado –siquiera en su iniciativa- como
positivo; incluso en las intervenciones críticas del mismo Svenstedt y de Gilles
Groulx38. Fue en cambio la política más general de la Oicina Nacional del Film el
objeto de la polémica.
Jean-Marc Garand había sido invitado en tanto responsable de actividades
de Société Nouvelle a presentar la experiencia en el panel. Y, desde la sala, Gilles
37 Carl Svenstedt, Arbetarna lamner fabriken. Estocolmo, Pan/Norstedts, 1970. (Citado en Corneil, op.cit.,
ps. 396-398).
38 Por su parte, desde la sala, Simon Hartog se reirió a la existencia de un movimiento de opinión en
Inglaterra a favor de un programa del mismo tipo.
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36 Coordinado por Colin Low, el proyecto se asoció a siete departamentos del gobierno canadiense con
el propósito de “ayudar a los isleños a superar las animosidades tradicionales dentro de la comunidad
a través del trabajo cooperativo conjunto para revitalizar la pesca y para negociar eicazmente con los
funcionarios públicos regionales”, señala Wiesner (op.cit., 82-83). Según este autor, la singularidad de
estos materiales audiovisuales residía en que tanto su producción como su utilización “generaba un
entrelazamiento” comunitario, ya que “los testimonios grabados y editados por algunos isleños en un
centro eran mostrados a la gente en otros (y) las reacciones frente a estas proyecciones eran de nuevo
ilmadas, editadas y mostradas a grupos en ambos centros”. (op.cit., 86)
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
35 Gilles Marsolais, L´Aventure du Cinéma Direct Revisitée, Quebec, Les 400 coups, 1997; ps.274-275.
Varios estudios se reirieron a la politicidad presente en varias zonas del Programa, por ejemplo, en lo
referido a colocar los medios en manos de ciudadanos y comunidades. También en la transición de los
modos del cine directo/cinema verité hacia usos del documental “más personales, subjetivos, relexivos y
focalizado en sus objetivos” (Véase, Marit Kathryn Corneil, “Winds and Things: Towards a Reassessment
of the Challenge for Change / Société nouvelle Legacy”, en Waugh y otros, p. 395). Asimismo Scott
MacKenzie, entre otros, se reiere a esta radicalización respecto de la tradición del directo, en particular en
el caso de Société Nouvelle en la creación de un nuevo sentido de la identidad quebequense, en torno al
nacionalismo pero también a cuestiones de inequidad y de clase. (Scott MacKenzie, “Société nouvelle: The
Challenge to Change in the Alternative Public Sphere”, en Waugh y otros, ps. 325-326).
57
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Groulx (recuérdese, miembro del Comité organizador) confrontó con su exposición
al preguntarle o cuestionarle cómo él evitaba en su Programa las sanciones y
censuras que la Oicina Nacional del Film (del cual dependía) incrementaba año
a año hacia cualquier iniciativa politizadora o de liberación; una situación que el
mismo Groulx había padecido. Si bien el tenso contrapunto de ida y vuelta entre
ambos se convirtió en el eje central de la discusión, en realidad fue Françoise
Girault quien atacó a Garand desde una posición más radical. En la línea de los
posicionamientos del Comité de Información Política (CIP / Champ Libre), Girault
caracterizó la política de la institución y sus programas como propia de la acción de
“recuperación” característica de los “aparatos culturales de la sociedad capitalista
avanzada”, y con resultados “muy eicaces” para el Sistema en la medida en que
mantenían en la gente la ilusión de expresarse o mejorar su situación, sin en
ningún caso ijar perspectivas políticas claras al respecto. Una lectura bastante
similar, por lo menos en este aspecto, a la de Svenstedt.
Pero también cuestionó buena parte del cine comprometido quebequense
del momento, los llamados “ilms políticos” con orientaciones –decía- sindicalistas,
pequistas, independentistas, humanistas o fatalistas; mencionando, entre otros,
La Richesse des autres, justamente producida por Garand, de Maurice Bulbulian
y Michel Gauthier (1973), y Le mépris n´aura qu´un temps (1970) de Arthur
Lamothe, miembro del Comité organizador del encuentro. A todos ellos, Girault
y el CIP oponían su muy reciente ilm colectivo On a raison de se révolter (1974),
con entrevistas a trabajadores, dirigentes de base (de empresas en conlicto como
Firestone, Regent, Knitting, etc.) y utilizada como herramienta de propaganda en
los ambientes obreros.39
Respecto de estos diversos posicionamientos en el cine canadiense, es
interesante recordar que unos años más tarde, cuando Guy Hennebelle organizara
un famoso dossier sobre la inluencia del maniiesto “Hacia un Tercer Cine” y la
película La hora de los hornos en el mundo40, André Pâquet escribió respecto de
su sintonía y convergencia con un espacio amplio de cineastas progresistas en
Quebec. Pero al mismo tiempo allí se quejaba de aquellos que creyendo encontrar
en el ilm un tipo “ideal” asociado al clima del ´68, intentaron imponerlo en el
circuito militante de algún modo contra los ilms progresistas de la región, que en
realidad no eran ajenos al espíritu general del ilm argentino y que en otros sitios
sí eran rescatados por su valor como cine de intervención, decía. El ejemplo que
citaba era justamente la película de Arthur Lamothe, cuestionada en su propio país
39 Se trata de un proyecto de ilm en cuatro partes, de las cuales sólo se realizó una, entre cuyos
cineastas también se incluía a dos participantes de una de las reuniones preparatorias del Encuentro de
Montreal: Roger Frappier y Guy Bergeron.
40 Guy Hennebelle en la Revue Tiers Monde (tomo XX, n. 79, julio-setiembre de 1979), titulado “L´inluence
du Troisiéme Cinéma dans le monde”; ps. 627-629.
Arriba: Jean Marc Garand. Abajo: Gilles Groulx.
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en comparación con el ilm argentino41. Aunque Pâquet no explicita que se reiere
al Comité de Información Política de Girault, Yvan Patry y otros, el vínculo resulta
evidente.42
La expresión de estos enfrentamientos entre cineastas, grupos e
instituciones quebequenses en el Encuentro de Montreal –aquí necesariamente
sintetizados- expresan de algún modo el campo en que el Comité de Acción
Cinematográica intervenía, así como la relevancia que la situación nacional tenía
en sus búsquedas.
La animación social y la participación de la comunidad: entre el film y el video
La noción de “animación”, nombrada por Garand y antes por Hamelin
en sus exposiciones -a propósito de sus respectivas instituciones-, y asociada por
Girault a los límites del “reformismo”, fue recuperada por Fernand Dansereau en su
intervención como un elemento “singular” de la experiencia canadiense.
Esta noción nos permite introducirnos al vínculo de los ilms y videos
con la población, al lugar del “autor” ante la posible participación de esta en la
realización, pero fundamentalmente al trabajo de activismo en las comunidades
o con las bases. Como observa Zoë Druick, en los años sesenta Quebec “llevó
la delantera” en lo referido a la animación social, que no era lo mismo que el
“trabajo social”, aún cuando estuvieran relacionados. Mientras este último remitía
frecuentemente a “funcionarios del sistema de bienestar social”, los animadores
eran “organizadores sociales que intentan revelar a la gente, el pueblo una toma
de conciencia de los temas que los afectan y las cosas que pueden hacer respecto
de su situación”. En tanto facilitadores de la participación de la comunidad, los
animadores tenían entonces un rol importante que jugar en programas como
Challenge for Change / Société Nouvelle, airma esta autora. 43
Al utilizar esta noción de animación, Dansereau aludía en particular
al vínculo del “autor” (el cineasta/videasta) con la comunidad y los modos de
participación de la gente en la misma producción de los ilms; y lo hizo en base a
su propia experiencia, que sin duda constituía un lugar de referencia en la historia
reciente del documental de intervención. Recuérdese que en 1967, en el marco de la
Oicina Nacional del Film, Dansereau había creado el Groupe de recherches sociales,
41 Producido por la Confederación de Sindicatos Nacionales (SGC – Consejo Centreal de Montreal), el
ilm fue utilizado con objetivos de intervención y debate (a veces presentado por el propio Lamothe) en
ambientes obreros y estudiantiles. Contra la lectura denunciada por Pâquet, el ilm de Lamothe había sido
comparado por más de una crítica con el de Solanas y Getino.
42 Más aún si se tiene en cuenta el amplio trabajo de información exhibición y discusión que este grupo
venía haciendo desde 1971 con La hora de los hornos en Quebec: el ilm más difundido en sus primeros
años de actividades, recordarían más tarde.Véase la revista del grupo, Champ Libre, Montreal, n.3, 1972;
ps. 97-99; y n.4, 1973; p. 83.
43 Op.cit., 340.
Fernand Dansereau.
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que suele considerarse predecesor inmediato de Société Nouvelle y Vidéographe.
Scott MacKenzie se reirió a la relexión que en se mismo período elaboró
Dansereau respecto del control del medio audiovisual por parte del realizador y los
modos de intervención de la comunidad a propósito del tránsito entre sus ilms
sociales À Saint-Henri le cinq septembre (1962) y Saint-Jérôme (1968). De algún
modo, dice MacKenzie, el pasaje entre el “autor/director” y el “facilitador” de la
participación de la población involucrada. Ya no se trataba sólo de la obtención de
una autorización de la gente ilmada para el uso del material (exigencia de la ley
canadiense), sino de otorgarle el derecho a participar del proceso de realización
hasta el corte inal y, al visualizar su imagen, eventualmente censurarla, quitarla
si así lo deseaba. Pero al mismo tiempo, Dansereau había avanzado en un intento
por generar mayor interactividad creando veintisiete ilms (que denominó “ilms
satélites”), con material tomado de los registros originales (fundamentalmente
entrevistas), y utilizados para interactuar con los espectadores durante la
proyecciones, profundizando aspectos especíicos de los problemas abordados en
el largometraje principal: durante la discusión que seguía a su proyección –decía
Dansereau-, “el animador, de acuerdo a las preguntas, podía remitir a uno de esos
ilms satélites y de este modo complementar la primer percepción de la realidad
que había ofrecido el ilm principal”; es decir, el recurso al “ilm-instrumento”.44
44 Véase la relexión del propio Dansereau hacia 1968 en el boletín del Programa Challenge for Change
/ Société Nouvelle (“Saint-Jérôme: The Experience of a Filmmaker as Social Animator”, Newsletter, issue
n.2, Fall 1968; incluido en Waugh y otros, ps. 34-37). Véase asimismo una ampliación y discusión de esta y
otras experiencias de Dansereau en los trabajos de Scott MacKenzie op.cit., a quien seguimos.
Aunque sin remitir de modo explícito a estos ilms, la exposición de
Dansereau en el Encuentro de Montreal recuperó su experiencia, insistiendo en la
necesidad de dar un “verdadero poder” a la gente al nivel de la producción misma
aún a costa de perder el control y el lugar de “autoría” del cineasta, que rechazó
abiertamente45. Pero al mismo tiempo, demostrando que en su relexión no había
ingenuidad alguna, Dansereau problematizó el alcance de estas búsquedas. Se
reirió a casos donde al darle aparatos ligeros a las personas de una comunidad para
que se expresaran y, más allá de su indudable creatividad, encontraba “conlictos
de ambiciones” o “copia de modelos” hegemónicos. Al respecto proponía,
entonces, la necesaria presencia del profesional para “liberar verdaderamente la
voz” ante dispositivos tecnológicos soisticados (como el cine y la televisión) que
presentaban problemas que en muchos casos él mismo no había podido resolver.
Porque, airmaba, si bien había logrado compartir el trabajo de guión, ilmación o
distribución, le resultaba más difícil hacerlo en el caso del montaje.46
45 Véase su exposición en la desgrabación del Taller Participación de la Base, en el Anexo. También al
inal de la parte Talleres de Trabajo del DVD. Se trata de una posición asumida por la mayoría. Por ejemplo,
Christine Choy remitió a las luchas internas del Newsreel norteamericano entre profesionales y quienes
buscaban otros modos de producción.
46 También Jezequel, Lebel y Servolin se reirieron a este tema y al del desplazamiento del “autor” en
pos del animador.
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Izquierda: Christine Choy dirigiendo una ilmación.
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Muchos de estos temas, hasta aquí referidos a la experiencia
canadiense, fueron abordados también en otras intervenciones durante los
talleres de trabajo. Varios grupos de distribución se reirieron a las condiciones
objetivas del movimiento de masas en cada uno de los países y lo asociaron a las
posibilidades y los límites de sus propias prácticas: las diferencias entre los nuevos
estados africanos (desde la FEPACI se intentaba trabajar con los gobiernos),
América Latina (a veces “mitiicada” al respecto, cuestión que Achugar cuestionó
al precisar situaciones muy diversas en esa coyuntura), los países europeos más
grandes y con fuertes organizaciones sociales (como Francia e Italia), o los “países
chicos” europeos y Québec con una situación en general contraria, o los Estados
Unidos, donde si bien la agitación sesentista había sido más que considerable, la
construcción de una fuerza revolucionaria parecía irrealizable.
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Esas diferencias muchas veces fundamentan las posiciones respecto de
intervenciones en las “brechas del sistema” (como el grupo Third World Newsreel
de este taller), en los circuitos comerciales, en los militantes o de modo combinado,
según vimos. Pero no resultan relevantes al momento de promover la autoría
colectiva, el “dar la palabra” (aunque no sea lo mismo que “dar el poder”, como
decía Svenstedt) o la participación de las bases, incluso cuando se las considerase
de modo distinto.47
En particular en el caso de los grupos franceses participantes de estos
talleres (aunque también de otras productoras/distribuidoras paralelas) la cuestión
de la “autoría”, sea a través del ilm (super 8 y 16) o del video (por cierto muy
extendido), tiene que ver con el alcance de su articulación con los movimientos
de protesta; es decir, si se trata simplemente de cooperar brindando un servicio
técnico, profesional o de una mayor integración política con las organizaciones,
que se exprese en alguna instancia de la realización misma, desde la discusión
previa del contenido hasta el uso de los medios por los trabajadores (a veces con
la respectiva formación)48. En su actividad de proyección e intervención en los
conlictos, este tipo de grupo se movía entre el didactismo, la promoción de los
debates, la agitación y la creación de hechos políticos, esto último en la línea del
ilm-acto, es decir, la generación de un acontecimiento político durante o tras la
proyección. Piénsese que muchas de estas experiencias se desarrollaban en torno
a conlictos y en ámbitos obreros, aunque otras alcanzaban establecimientos
escolares, asociaciones barriales, municipalidades, etc., y, a veces, cine-móvil.
Sería largo referirnos a las muchas historias relatadas durante el
Encuentro de Montreal en torno a los mecanismos de involucramiento de las
bases en la producción de los materiales, los estilos buscados (entre el directo,
la reconstrucción y la icción) o la intervención con los ilms. (Las mismas pueden
leerse en las desgrabaciones completas de los talleres de trabajo en el Anexo).
Pero sí nos interesa observar que la cuestión tecnológica merece un estudio
particular que nos excede. Por supuesto no se trata de establecer ningún tipo
47 Obsérvese que en lo referido al movimiento obrero y la izquierda, para algunos grupos las bases sólo
eran los obreros y militantes radicales, más “avanzados” (como proponía el CIP) y excluían a los sindicatos
y partidos (como sostuvo Inger Servolin, de SLON/ISKRA). En otras realidades, también incluía a los
campesinos, a sectores medios e incluso la articulación con gobiernos populares.
48 Véase, por ej., la intervención de Inger Servolin respecto del uso de equipos por obreros que crean sus
propios ilms; la cuestión de la perspectiva de clase asociada y de los límites del directo o verité.
de determinismo a priori49, por el contrario asumimos que la decisión de “dar la
palabra” o facilitar la participación de la comunidad en la coautoría de las “obras”
(aunque aquí el término resulta inapropiado) y en el abordaje de los problemas
sociales, depende fundamentalmente de condiciones objetivas y de decisiones
políticas. Pero aún así, es evidente que se trata de un momento histórico donde
en algunos países el acceso a dispositivos más livianos y nuevas tecnologías de
grabación visual y sonora (en particular los primeros sistemas de video) parece
jugar un rol más que importante en los proyectos de intervención social o militante
con los medios.50
Alineamientos en torno al cine y la política socialista
49 Por ejemplo una diferencia entre el dispositivo fílmico y el video; aunque también sería objeto de
estudio. Es interesante que en su explicación del programa a su cargo, Garand remitiese al video como
herramienta para involucrase “de verdad con la gente, sin censura”. Muchos trabajos del libro de Waugh
reieren a estas cuestiones. Por ejemplo, Wiesner (op.cit., 81) airma que es con la llegada del video (y la
“eliminación de los servicios del realizador/artista” propios del fílmico) que las comunidades están en
condiciones de asumir el control técnico, como habría sido demostrado en muchos proyectos de video
comunitario. Véase también, en el mismo volumen, Ron Burnett, “Video: The Politics of Culture and
Community” (1996). Por supuesto muchos otros textos podrían ser citados, también por fuera de la
experiencia canadiense.
51 Las Conferencias (“Por un retorno a Marx en el cine de hoy” y “El Tercer Cine hoy”) fueron publicadas
en el Cahier número 3 de los Rencontres... Las discusiones posteriores, inéditas, las incluimos dada su
relevancia en sendos apartados del DVD. Las de la Conferencia de Aristarco están, además, desgrabadas
en el Anexo.
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50 Por supuesto se trata de un fenómeno estudiado, pero tal vez no tanto en su especiicidad y
signiicación para el cine político de esos años.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Del mismo modo que los Talleres de trabajo fueron escenario de
posicionamientos y polémicas, como las comentadas hasta aquí, también algunas
Conferencias se prolongaron en discusiones. Las más acaloradas tuvieron lugar
tras la del crítico italiano Guido Aristarco y la del cineasta argentino Fernando
Solanas. Si bien los temas centrales que atraviesan son en principio diferentes, hay
más de un elemento común en torno a las políticas de la izquierda y el progresismo
en esa coyuntura mundial, y al protagonismo de los cineastas latinoamericanos en
los debates.
Algunas de estas polémicas venían teniendo lugar en muestras o
festivales internacionales durante los años previos, pero en Montreal alcanzaron
una radicalidad singular, de la que dieron cuenta los comentarios en las revistas
cinematográicas. El acceso que hoy tenemos a los registros audiovisuales de esos
días permiten tener una dimensión más precisa del alcance de las disputas.51
En una línea fundamentalmente lukacsiana, bajo el programa de “volver
a Marx”, a sus textos originales, su metodología, y con referencias a la función de
la crítica respecto de los ilms soviéticos, pero también del cine moderno europeo,
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la conferencia de Guido Aristarco desplegó una dura crítica al marxismo vulgar y
dogmático en lo teórico, al stalinsimo en lo político y al triunfalismo o los héreos
positivos en lo artístico. La posición de Aristarco sobre estos temas era ya conocida
y su rechazo de la política comunista mundial había sido explicitada en Montreal
cuando tras la conferencia de Lebel estableció un contrapunto (ya mencionado)
al reprocharle su pertenencia a una organización política “revisionista” como el
Partido Comunista Francés.
Pero lo que desató la polémica tras su propia Conferencia, fue una
referencia que hizo al pasar a la presencia del citado triunfalismo en algunos
ilms políticos latinoamericanos, preguntándose en particular por su posible
manifestación en el cine cubano. Esto trajo aparejada una dura crítica inicial de
Julio García Espinosa, que cuestionó el análisis de Aristarco por estar desvinculado
de las situaciones y luchas concretas atravesadas por los países latinoamericanos
o del Tercer Mundo. El cubano, citando a Marx, propuso que no se trataba sólo de
interpretar la realidad, sino de transformarla. Y al respecto sostuvo que su interés
no estaba tanto en realizar una “revolución estética” en el cine (como podría buscar
Aristarco, se entiende), sino en contribuir a una “revolución cultural”.
Aunque García Espinosa no abordó de modo explícito la alusión de
Aristarco al cine cubano, ni a la política comunista internacional, la discusión
rápidamente derivó hacia estos temas cuando Guy Hennebelle criticó directamente
el ilm Girón (Manuel Herrera, Cuba, 1973) por considerarlo “demasiado inspirado
en la estética del imperialismo americano”, reivindicó el derecho a la crítica sin
ser acusado de adhesiones al imperialismo y inalmente sostuvo que a pesar de
solidarizarse con la lucha “ejemplar” de Cuba, no por ello debía aceptar sus alianzas
con la Unión Soviética.
La polémica estaba instalada y se desarrollaría a través de las
intervenciones que siguieron (de Solanas, Hamelin, Susman, Le Perón, Patry), a
veces de modo zigzagueante y matizando las diferencias, a veces de modo más
abierto y tenso. No se trata aquí se reproducirla. Pero observemos que si bien el
cuestionamiento a Girón (proyectada en el encuentro)52, podía afectar a García
Espinosa por su participación en el guión o como autoridad del ICAIC, en el fondo
se trataba de diferencias de algunos críticos y militantes del cine político (en
particular europeos y norteamericanos) con la profundización del alineamiento
cubano con la Unión Soviética desde algunos años antes. Y tal vez efectivamente
también diferencias en lo cinematográico con las producciones que, alejadas de
la efervescencia creativa, de experimentación sesentista del cine cubano, ahora se
inscribían en las líneas más didácticas, pedagógicas del historicismo que el Estado
parecía demandar al ICAIC (tal vez aún a su pesar), en particular a partir del Primer
Congreso de Educación y Cultura (1971) y durante el llamado “quinquenio gris”.
52 Sólo alusivo en Aristarco pero explícito en Hennebelle y otros críticos allí presentes, como Gary Crowds.
Aunque, como se sabe, la lectura de otra zona de la crítica y de la historiografía cinematográica posterior
no es necesariamente esa, ya que el im ha sido recuperado en aspectos parciales o aún en su totalidad.
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53 Por supuesto, el alineamiento del cine latinoamericano con el ICAIC y la Revolución Cubana no parecía
sufrir alteraciones signiicativas en la coyuntura, tal como se expresó en la posición de Fernando Solanas
en la polémica, solidaria con la de García Espinosa. En sintonía con la de García Espinosa, con alusiones
al “carácter abstracto” de la posición de Aristarco y su “desinformación” sobre los procesos concretos; un
tema recurrente en los escritos del argentino.
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Aunque esta lectura parece desplazar los matices de una coyuntura más compleja,
con películas de interés y fuerte impacto en el cine político de esos años, como El
hombre de Maisinicú de Manuel Pérez, entre otras.53
Pero estos temas no formaron parte de la discusión. Porque aunque
todo el tiempo las intervenciones de Aristarco volvían sobre el lugar del análisis
marxista frente a las obras del arte (la literatura o el cine), el italiano matizó su
crítica hacia el cine latinoamericano (de hecho tampoco la había desarrollado en
su Conferencia) e insistió en que el objeto de su polémica era la política cultural
soviética y no la del Tercer Mundo, que parecía apoyar. Y porque García Espinosa
focalizó su confrontación en la dimensión más política del asunto, preguntándose
hasta qué punto las críticas de Aristarco no contribuían a la política del imperialismo
de “hacernos dudar de las opciones concretas que tenemos para realizar nuestra
revolución”, o hasta donde favorecían verdaderamente las “opciones concretas
que tiene el movimiento revolucionario mundial”. Se trata de observaciones
ríspidas para un foro cinematográico, aun cuando fuese de cine político; pero
que aluden a posicionamientos de la política comunista mundial en esos años.
En el mismo sentido, en el debate tras la conferencia de Solanas, como veremos
enseguida, el cubano retomaría esa posición citando una frase de Bertolt Brecht
referida a que no se trataba sólo de tener la verdad, sino de saber cómo utilizarla.
En esa oportunidad, recibió una crítica de Lino Micciché, quien aún intentando
mantener un diálogo abierto, sostuvo que más peligroso era ocultar o callar las
contradicciones, tal como había ocurrido en la historia del movimiento socialista
mundial, y que, por el contrario, él creía que la verdad era siempre revolucionaria.
Si bien esta zona más política (a secas) del Encuentro de Montreal
nos resulta relevante en sí misma, sus protagonistas también desarrollaron
importantes relexiones en torno al cine. De hecho, en el debate tras la conferencia
de Solanas, que comentaremos enseguida, García Espinosa asumiría un rol
destacado en las polémicas también políticas, pero allí intentando reorientarlas
hacia una discusión especíica sobre las iniciativas de gestión cinematográica
del Peronismo en la Argentina, y buscando preservar la unidad de los cineastas
latinoamericanos.
Por otra parte, la Conferencia de García Espinosa durante el encuentro
había abordado con franqueza y profundidad la historia y la coyuntura de la política
cinematográica cubana, sus problemas y contradicciones luego de quince años de
Revolución. En este sentido, es interesante destacar que aunque no se expresó en
la discusión con Aristarco (y otros), la preocupación de García Espinosa estaba en
sintonía con un debate contemporáneo del cine político latinoamericano en torno
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a la “búsqueda de un cine popular” que alcanzase una verdadera comunicación
con el público (popular). Esos son los términos con que se titula la entrevista que
el cubano había respondido pocos meses antes a la revista venezolana Cine al
día54. Allí, a propósito de Girón, relexionaba sobre la necesidad concreta de un
cine histórico que recurriese al género de guerra (pero adaptado a las posibilidades
económicas de la Isla) y que cuestionase su dramaturgia tradicional a partir de las
posibilidades dadas por la combinación de la icción y la realidad (la recreación y el
testimonio), una opción muy extendida en el cine cubano de esos años. En este
sentido, es notable la sintonía que guarda su conferencia durante el Encuentro de
Montreal55 con el “cambio de concepción” postulado en esa entrevista: el interés
por estudiar las películas que alcanzan un éxito popular, la necesidad de analizarlas
más allá de la simple denuncia de evasión, de comprender el cine de género, de
interpretar las necesidades del espectador, siempre con el objetivo de hacer un
cine popular preservando los valores de la Revolución. En la entrevista citada, el
cubano había explicitado la intención (repetida en el debate con Aristarco) de “no
hacer un nuevo arte sino de contribuir a desarrollar una nueva cultura”, para lo que
se planteaba el cine como lenguaje y no sólo como medio de expresión artística.
Estos temas del cine político latinoamericano de esos años, que aquí
no podemos ampliar, podían estar presentes en varios cineastas, pero eran
especialmente signiicativos para quienes se planteaban todavía intervenciones
desde los estados nacionales.
70
Las discusiones en torno al Peronismo
La Conferencia de Solanas sobre la experiencia del grupo Cine Liberación y
el Tercer Cine se complementó con las exposiciones de Edgardo Pallero y Humberto
Ríos sobre las políticas cinematográicas que venía impulsando el Frente de
Liberación de la Cinematografía Argentina, un grupo conformado a propósito del
retorno del Peronismo al gobierno en 1973 y que venía impulsando un proyecto de
nueva ley de cine. En el panel común, Solanas se reirió a esa nueva etapa abierta
el año anterior como de Reconstrucción Nacional y de necesaria “ocupación de las
pantallas cinematográicas”. Al respecto, en sintonía con la Conferencia de García
Espinosa (que reivindicó por su “sinceridad extraordinaria” y su “mucha sabiduría”),
Solanas planteó la necesidad de transformar los géneros cinematográicos pero
sin negarlos56 y recuperó el programa de “descolonización del gusto” del Tercer
Cine. Luego Edgardo Pallero leyó el documento del Frente sobre el proyecto de Ley
54 “En busca de un cine popular. Conversación con Julio García Espinosa”, Cine al día, n.17, 1973; ps. 16-22.
55 Titulada “El cine y la toma del poder”. Reproducida en francés en el Cahier n. 3 de los Rencontres....
Véase también la recuperación del debate con Aristarco y la conferencia de Espinosa por Michael Chanan,
op.cit.; 332 y stes.
56 Piénsese que se encontraba en medio de la realización de su “poema-épico” Los hijos de Fierro.
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72
de Cine tendiente a la regulación del mercado cinematográico. Y inalmente, fue
Humberto Ríos quien precisó aspectos de la política de caliicación cinematográica
“abierta” en el período en que Octavio Getino había dirigido el Ente de Caliicación
Cinematográica (el organismo de censura), donde Ríos había sido su asesor y
miembro de la comisión ad hoc conformada.
En momentos previos a esta intervención conjunta, Solanas se había
referido de modo extenso a su experiencia cinematográica con el grupo Cine
Liberación pero también -ante algunas preguntas o cuestionamientos-, a la
política del entonces gobierno del general Perón, en particular respecto del Tercer
Mundo y América Latina. Y fue justamente esto último el objeto principal de una
polémica que terminaría desplazándose desde la compleja situación argentina
hacia la también compleja coyuntura política regional.57
Al respecto, hubo momentos de duros enfrentamientos. En particular
luego de las primeras observaciones de Lino Micciché sobre la necesidad de “no
ocultar” las contradicciones del peronismo y en cambio explicitar la fuerte disputa
entre la derecha y la izquierda; o con su crítica a la detención de exilados uruguayos
en Argentina o al encuentro de Perón con Augusto Pinochet luego del golpe militar
en Chile. Y también fueron fuertes la intervención del uruguayo Walter Achugar
-muy precisa y relexiva-, y la más enfurecida del chileno Miguel Littín; todas ellas
respondidas con irmeza por Solanas.58
Pero, en medio de estas acusaciones cruzadas, la intervención del cubano
García Espinosa logró reorientar la polémica. Para ello, no fue menos enfático que
el resto desde el momento en que advirtió que se estaba cayendo en una “trampa”.
Recurriendo a la cita de Brecht que ya comentamos, sostuvo que el problema no era
sólo tener la verdad, sino cómo utilizarla. Y propuso buscar un criterio unitario sin
tener que posicionarse sobre el Peronismo (que aún con sus contradicciones debía
apoyarse, airmó), sino en cambio analizando si la ley propuesta en Argentina era
o no la más avanzada posible en la fase en que se encontraba el proceso político.
De algún modo, esta intervención (más aún proviniendo de un referente
del cine cubano) reordenó el debate. Previamente Achugar había caracterizado al
Peronismo como un fenómeno complejo pero de ningún modo socialista o en vías
de serlo, sino por el contrario en pleno proceso de derechización; había observado
que el proyecto del Frente argentino era uno más, pero sin apoyo oicial (cuestión
que Solanas refutó y en cambio lo enmarcó en el proceso de “nacionalización” de
57 Esas exposiciones y polémicas, extensas, pueden seguirse en las bobinas ahora disponibles y varios
segmentos fueron seleccionados para el DVD.
58 Con una extensa fundamentación de la política del gobierno argentino, entre otras cosas, Solanas
respondió que el encuentro de Perón con Pinochet era resultado de una situación de aislamiento de la
Argentina, pero que era casi anecdótico respecto de la efectiva política de solidaridad del peronismo con el
Tercer Mundo y el campo socialista. Y en este sentido advirtió contra las provocaciones “utraizquierdistas”,
alentadas por la CIA, según dijo.
la televisión59), y se había referido a la censura de películas cubanas y chilenas
“demoradas” pocos días antes en Buenos Aires durante la reunión del Comité de
Cine del Tercer Mundo. Y aunque se había diferenciado de la dura posición inicial de
Micciché respecto de Octavio Getino60 y en cambio reivindicó abiertamente sus tres
meses de gestión, Achugar le recordaba al panel de argentinos que Getino ya no
estaba en funciones y que su lugar había sido ocupado por personas provenientes
de la censura militar previa.
Pero luego de la intervención de García Espinosa -tras una breve
de Solanas y otra de Micciché, ya comentada- la polémica se reorientó hacia
las políticas cinematográicas. En esa línea, fue Pallero, desde la mesa, quien
pidió una discusión constructiva y recuperó la pregunta del cubano sobre cómo
considerar la ley de cine propuesta en la etapa que atravesaba la Argentina, si era
o no el máximo posible; pregunta que indirectamente dirigió a Achugar y a la cual
el uruguayo contestó de modo airmativo, incluso rechazando las críticas a la Ley
por “reformista”, o “burguesa”, que formulaban otros.
Aunque la tensión reaparecería al inal en la dura confrontación de
Littín contra dichos previos de Solanas61 -que le hacían poner en duda, decía, las
posibilidades de alcanzar coincidencias-, el Plenario Final del Encuentro de Montreal
encontraría a los latinoamericanos aparentemente unidos en la conformación
de una asociación común y el proyecto de reunirla en una asamblea durante ese
mismo año. Y fueron Pallero y Achugar, juntos, quienes la presentaron.
73
60 Micciché había rechazado cualquier tipo de censura o censor, y había diferenciado a Solanas (que
estaba en el lado justo, decía), de Getino, a quien consideraba más cercano a la derecha y a quien acusaba
de haber visitado grupos neo-fascistas cuando estuvo en Roma. Una lectura demasiado maniquea para
un intelectual como el director de la Muestra de Pésaro, que no compartimos pero que sería muy largo
discutir aquí.
61 Las acusaciones previas del argentino a la izquierda marxista del ERP en tanto manejada por la CIA
norteamericana. Littín señalaría los límites del reformismo (en alusión a la experiencia chilena, la suya
propia) y reivindicaría la Junta de Coordinación Revolucionaria que integraban el ERP argentino, MIR
chileno, Tupamaros de Uruguay y el ELN de Bolivia. Y los ilms realizados en esa orientación, “demorados”
por el gobierno peronista.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
59 Un proceso complejo en sus inicios en 1973, cuando vencían las licencias de explotación de los tres
grandes canales privados de la Capital Federal y entre las propuestas sectores del peronismo progresista
pensaban en su vuelta al Estado en la línea de la contemporánea política de medios nacionalista
radicalizada de Velasco Alvarado en Perú. Tras la muerte del general Perón el 1º de julio de 1974, desde
ines de ese año y durante 1975 el proceso derivaría en su control por el gobierno de derecha peronista de
Isabel Perón y luego, con el golpe de marzo de 1976, directamente por las Juntas militares.
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A modo de epílogo
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Los registros audiovisuales de esos dos momentos del cine
latinoamericano en Montreal, el de la confrontación, primero, y el de la propuesta
de creación de la Asociación de Cineastas Latinoamericanos, luego, son elocuentes
al mostrar climas muy diferentes. De algún modo, los consensos expresados
durante el Plenario Final, bajo la hegemonía tercermundista, ya señalada,
parecieron superar las disputas. Sin embargo, la crudeza que por momentos éstas
asumieron tuvieron que dejar secuelas.
En relación con todo esto, y a modo de cierre de este estudio introductorio
a los Documentos de Montreal, proponemos un caso que permite observar,
creemos, lo que estos documentos aportan para revisitar algunos capítulos de la
historia del llamado Nuevo Cine Latinoamericano y su organización continental.
Por ejemplo, el momento de creación del Comité de Cineastas Latinoamericanos
en el Encuentro de Caracas, Venezuela, de setiembre de 1974.
En los relatos más frecuentes sobre ese momento del cine de América
Latina por lo menos se ignoran o quedan desplazados tres aspectos clave que los
Documentos de Montreal permiten recuperar: a) que los cineastas latinoamericanos
ya habían dado forma en junio en Montreal a un primer agrupamiento que es el
antecedente inmediato más relevante de la creación del Comité en Caracas en
setiembre; b) que las relaciones políticas entre protagonistas clave vivían conlictos
75
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
76
y tensiones no menores; c) que en el objetivo de agrupamiento y organización
de los cineastas latinoamericanos, la tendencia tercermundista con eje en los
encuentros de Argel, Buenos Aires y (de alguna manera también) Montreal venía
operando de modo destacado con la idea de crear una Federación Latinoamericana
de Cineastas (FELACI) bajo el amparo o siguiendo el ejemplo de la FEPACI africana,
un vínculo casi ignorado.
Las dos últimas cuestiones todavía eran importantes en vísperas de la
creación del Comité en Caracas tal como muestra otra fuente relevante -más o
menos reciente, pero ya conocida- y que los Documentos de Montreal nos ayudan
a interpretar. Se trata de una carta enviada por el director del ICAIC cubano, Alfredo
Guevara, a Edgardo Pallero, fechada el 9 de agosto de 1974, es decir, entre Montreal
(junio) y Caracas (setiembre). En esa carta, luego de manifestarle su intención de
verlo pronto para “conversar largo, discutir, aclarar tantas cosas; comprobar, y de
eso estoy seguro, que nada nos separa”, y de señalar que el evento de Caracas sería
“algo así como el III Festival de Viña del Mar” que habría sido impedido por el golpe
en Chile, Alfredo Guevara le insiste a Pallero sobre la importancia que tendría su
asistencia:
“Caracas es un chance (sic) de los cineastas latinoamericanos, y no debemos
perderlo. La mejor prueba de que hay todavía mucho que discutir es la división que
a ratos e inesperadamente nos amenaza; los malentenditos; las inhibiciones; las
exclusiones. Supongo que Edmundo Aray o Carlos Rebolledo te habrán llamado.
Sería injusto que negaras tu presencia. O al menos que lo hagas por una supuesta
incompatibilidad con la Reunión planeada en Buenos Aires para Lima, y en la línea
que se inició en Argel. No creemos en incompatibilidades. Por eso estuvimos en
Argel y en Buenos Aires. Y discutimos y discutiremos (...)”.62
Parece evidente que los malentendidos, divisiones que amenazan,
etc., a los que reiere la carta no son otros que los surgidos a partir de las duras
confrontaciones que unas semanas antes habían tenido lugar en Montreal (aunque
no se mencionen) y que tuvieron a Pallero entre sus protagonistas. O por lo menos
no son ajenos a dichas confrontaciones.
Por su parte, la idea de Caracas como continuidad de Viña del Mar
implica toda una deinición, una genealogía selectiva, por supuesto reconocida
entre los dirigentes y cineastas de la región. Pero la explicitación de una “supuesta
incompatibilidad” (que Guevara no compartiría) con el eje Argel-Buenos Aires
da cuenta de un foco de conlicto que podía estar “encendido” en relación con la
preparación de la reunión de Lima para octubre.
62 Alfredo Guevara, ¿Y si fuera una huella? Epistolario. Madrid, Ediciones Autor, 2008; 305-306.
Arriba: Walter Achugar y Edgardo Pallero. Al medio: Miguel Littín. Abajo: Walter Achugar.
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78
Si bien no es llamativo que el Encuentro de Montreal no se mencione en
la carta (no se trata de un documento que deba dar cuenta de todo)63, el vínculo con
Caracas no se reiere sólo a la fuerte presencia de latinoamericanos y su búsqueda
de asociación sólo tres meses antes del encuentro de Caracas, sino a que los
cinco miembros del Comité de Cineastas Latinoamericanos formado en Caracas
fueron irmantes de la creación de la Asociación de Cineastas Latinoamericanos
en Montreal, y tres de ellos, como vimos, participaron allí de modo activo:
Miguel Littín, Edgardo Pallero y Walter Achugar64.
A pesar de la lejanía temporal de los encuentros de Viña del Mar y Mérida,
respecto del de Caracas (entre cinco y siete años), es evidente que las relaciones entre
el cine latinoamericano siguieron desarrollándose –incluso superando situaciones
represivas-, sea en muestras más pequeñas en América Latina, en Europa, sea a
través de la distribución de ilms por referentes como Achugar, sea con vínculos
bilaterales (como el acuerdo ICAIC-Chile Films; o la muestra de cine cubano en
Venezuela de ines de 1973), a veces de otras formas. Pero del mismo modo,
habría que observar que durante el año previo a Caracas muchos cineastas políticos
latinoamericanos reconocidos participaron del eje tercermundista fogoneado desde
los encuentros de Argel, Buenos Aires y (a su modo) Montreal. Desde diciembre de
1973 en Argel se venía promoviendo la creación de una Federación de Cineastas
Latinoamericanos (FELACI), que -como dijimos- se pensaba a instancia de la
FEPACI. En la segunda reunión del Comité de Cine del Tercer Mundo en Buenos
Aires en mayo de 1974 se planiicó su conformación para el mes de octubre en
Lima65. Y si bien la asociación propuesta en Montreal en junio lleva ya otro nombre
(Asociación de Cineastas Latinoamericanos), el nombre de FELACI todavía sigue
operando fuertemente hasta el inal, como se releja en la declaración que hace en
Montreal el Comité de Cine del Tercer Mundo proponiendo todavía su creación o
como aparece en algunas notas de revistas cinematográicas internacionales donde
incluso el mismo agrupamiento surgido de Montreal se nombra como FELACI.
63 La Declaración del encuentro de Caracas recupera los antecedentes inmediatos de la participación
latinoamericana en las reuniones de Argel, Buenos Aires y Montreal, pero los menciona en un lugar
secundario y menor respecto de la tradición de Viña del Mar (1967-1969) y Mérida (1968).
64 Los otros dos miembros del Comité a partir del encuentro de Caracas son el venezolano Carlos
Rebolledo, activo promotor del cine regional y uno de los organizadores de la Muestra de Mérida 1968, y el
cubano Manuel Pérez, que no concurrió a Montreal pero sí tuvo una activa participación en las reuniones
de Argel y Buenos Aires como representante cubano.
65 La elección de Lima puede tener que ver con la presencia en Buenos Aires del cineasta peruano
Federico García, que en ese momento era Jefe del Departamento de Cine del SINAMOS, durante el gobierno
nacionalista-popular del general Velasco Alvarado, así como a la ainidad que Giannoni (promotor de los
encuentros de Argel y Buenos Aires) podía tener con esa experiencia.
También es el nombre que utiliza más de un expositor durante el Plenario Final;
por ejemplo, el mismo coordinador del Plenario, Tahar Cheriaa, quien da la palabra
a Achugar y Pallero para presentar la asociación reiriéndose a la “declaración de
la FELACI”. De algún modo esto da cuenta que el vínculo tercermundista estaba
presente en el imaginario de varios de los participantes o de los críticos al pensar
en la creación de una asociación latinoamericana que luego se coniguraría como
Comité de Cineastas Latinoamericanos en Caracas.
Sin embargo, los relatos más frecuentes sobre ese importante
momento del Nuevo Cine Latinoamericano, el de Creación del Comité de
Cineastas en Caracas, parecen ignorar o no dar relevancia a estos antecedentes (el
agrupamiento inmediatamente anterior de los mismos referentes en Montreal; las
duras confrontaciones políticas entre cineastas clave; la tendencia tercermundista
hacia la FELACI). Tal vez los Documentos de Montreal colaboren a recuperarlos y
reconsiderar su inluencia en esa coyuntura.
Y, del mismo modo, tal vez otra zona de estos Documentos colabore a
revisar otros aspectos desatendidos de ese período del cine político mundial.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Encuentros Internacionales por un Nuevo Cine
André Pâquet
«El Tercer Cine es para nosotros aquel que reconoce
en la lucha antimperialista de los pueblos del Tercer
Mundo y de sus equivalentes en las metrópolis,
la más gigantesca manifestación cultural, científica
y artística de nuestra época (...) la descolonización de
la cultura »
(Hacia un Tercer Cine, Fernando E. Solanas y Octavio
Getino. Citado en la Declaración de Intenciones de los
Rencontres Internationales pour un Nouveau Cinéma.)
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
A través de los años me doy cuenta, y debo reconocerlo hoy en día, de hasta qué
punto esta aventura implicó por mi parte una enorme cuota de ingenuidad. Yo tenía
treinta entonces, y mi idea se desprendió de un vago proyecto que se llevó adelante
atento al rumor de cambios radicales que sacudían al cine en las postrimerías del
68. Creo haber sido, ayer como hoy, alguien intuitivo, curioso. El cine que me había
tocado conocer en mis años de formación, es decir, entre mediados de los cincuenta
y mi desembarco como empleado en la Cinémathèque Québécoise en 1966, me
dejaba insatisfecho. Si estaba fascinado por el aparato, por el lenguaje y por los
atractivos de las películas de Hollywood, en ese cine que amaba y en el que todos
nos habíamos formado yo descubría sin embargo una cierta rigidez en lo técnico, lo
formal y especialmente en lo económico, que limitaba sus posibilidades creativas.
Después llegaron las nuevas olas europeas, un determinado cine independiente
norteamericano, seguido de la emergencia de las cinematografías nacionales,
experiencias todas, en mayor o menor medida, anunciadas o arrastradas por la
corriente de protesta y los cuestionamientos políticos de esos años. ¡Un fenómeno
que fue para mi generación una formidable escuela de vida, de concientización
social y cultural y que, en consecuencia, exigía Otro cine!
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
82
Es pues con este bagaje que desembarco en Europa a inales del año 1970, y que
emprendo una búsqueda guiada primordialmente por una sola intuición: la de
un vasto movimiento que se me aparecía entonces como el crisol de una posible
transformación fundamental de la herramienta cinematográica; y ello, tanto
en el plano formal, cultural o político como en el económico. Esos tres años de
investigación en Europa me revelaron, pues, que había que encontrar un modo
para trabajar en una relativa unidad con los que, en otros lugares, atravesaban
cuestionamientos fundamentales frente al dispositivo, al papel y a la manera en
la que el cine funcionaba. Preguntas que se planteaban entre nosotros de manera
concreta, pues acababan de crearse las asociaciones de realizadores de ilms de
Quebec y de Canadá; se había adoptado, además, una ley marco con miras a la
eventual creación de un Centro Nacional de Cine. Así, por todas partes, cineastas,
difusores y ciertos movimientos políticos buscaban las medidas que debían
tomarse a in de asegurar la accesibilidad de todos los ciudadanos a un cine OTRO.
El objetivo y la idea de base de estos Encuentros..., en el contexto de la época y
por ende en primer lugar en Quebec y en Canadá, era para mí el de un cierto ideal,
más de unidad político-cultural que ideológica. En países productores pequeños
como el nuestro, un tipo de institucionalización industrial se iba acentuando
desde hacía algunos años, a la vez que el juego de los intereses inancieros
parecía querer imponer una práctica totalmente opuesta a nuestras aspiraciones
cinematográicas fundamentales. En eso coincidíamos con varios países del Sur
que nos servían entonces de ejemplo, si bien en un contexto político muy diferente;
presentando, sin embargo, vías posibles de colaboración. Me parecía que se podía
dejar de lado las divisiones ideológicas -a menudo muy grandes- que tiñeron este
período, ante la potencialidad de cambio fundamental que cada una de estas
diferentes experiencias representaba. Yo estaba entonces en presencia de todos
los ingredientes que formaban la olla política de la época: progresistas europeos de
diversas tendencias, marxistas, leninistas, maoístas, tercermundistas, exiliados
políticos y revolucionarios provenientes de los países del Sur; todos cineastas, pero
movidos además por una profunda voluntad de cambio.
Por mi parte, el Maniiesto de Solanas y Getino, así como las experiencias
autonomistas o autogestionadas de los grupos europeos (por ejemplo, ISKRA en
Francia, fundado por Chris Marker, FilmCentrum en Suecia, Other Cinema en Gran
Bretaña; o incluso aquellos de los años contestatarios en los Estados Unidos, en
particular Tricontinental o Newsreel en California y Nueva York) me parecía que
podían, debían, hacer “frente común” con sus pares en Europa o en el Sur contra la
dominación hollywoodense y su modelo temático, formal y económico. Mi objetivo
principal era entonces reunirnos, y en un pie de igualdad, con los enfoques de
nuestros amigos del Sur; ya que la inluencia de las prácticas cinematográicas
de estos dos continentes (Africa y América Latina) se había vuelto ejemplar,
especialmente con el Maniiesto Hacia un Tercer Cine.
¿Tuve éxito? Yo creo que sí, en buena medida, ya que por espacio de una década
y a continuación de este evento tuvieron lugar otras reuniones del mismo tipo
hasta inales de los años ’70. Montreal tomó entonces el relevo en la realización
de reuniones similares o emparentadas, y que se hicieron precedentemente en
Porretta Terme (1971); en ocasión de las ediciones de la Mostra Internazionale del
Nuovo Cinema de Pésaro (hasta 1976), y en Viña del Mar, Argel y Buenos Aires.
Luego de los Encuentros de Montreal se realizaron otros en Caracas (1974), Mérida
(1977), así como en Europa, en especial los de Estocolmo (1976), Utrecht y Rennes
(1979).
Más tarde tuvo lugar la creación del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La
Habana en 1979 (sucesor del de Viña del Mar, interrumpido por el golpe de Estado
de 1973). Conviene asimismo mencionar los que tomaron la posta en África en el
marco de las Jornadas Cinematográicas de Cartago entre 1974 y 1978 y la reunión
de Maputo (1977), así como las que se hicieron informalmente en el marco del
FESPACO (creado en 1969) de Uagadugú entre 1976 y 1980.
En lo sucesivo, las profundas divisiones y confrontaciones ideológicas nacidas
de las prácticas ultraizquierdistas de los grupos militantes, principalmente
europeos, y la creación del concepto de “industrias culturales” en los países
cinematográicamente emergentes (como el nuestro), concepto basado en el
modelo hollywoodense de cine pero con sabor “local”, triunfarían sobre este vasto
movimiento. ¡Con el tiempo y las presiones económicas, casi podríamos decir en la
actualidad que todo pasó inalmente como si hubiéramos elegido hacernos cargo
del negocio del cine de la plusvalía, en detrimento de una gestión autónoma del
cine, que es lo que queríamos hacer!
85
Con todo, los Encuentros Internacionales por un Nuevo Cine de Montreal tuvieron
un importante alcance internacional; con casi 250 participantes llegados de una
treintena de países, la programación de una docena de ilms ejempliicadores de
las experiencias que se hallaban en curso, y seis conferencias-debate de primer
nivel, como las de Thomas Guback, Jean-Patrick Lebel, Fernando Solanas, Julio
García Espinosa, Simon Hartog y Guido Aristarco. Fue, quizás, una chispita, allí
donde esperábamos “la hora de los hornos”; pero fue un momento histórico.
Y algo de ese momento permanecerá por siempre, gracias al trabajo de Mariano
que tenemos en nuestras manos.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
6 de febrero de 2014
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
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d o c u m e n t o s
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RENCONTRES
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Facsímil del Programa de los Encuentros Internacionales
por un Nuevo Cine
Acta de Reunión Preparatoria.
Comité d´Action Cinématographique (CAC) 6/9/1973
Taller Cómo mostrar los films
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Í N D I C E
Taller Participación de la base
Debate con Guido Aristarco
Facsímil de Proyectos y Resoluciones finales
de los Encuentros Internacionales por un Nuevo Cine
año 3 | n°3 | 2013/2014
Taller Intervención social con los films
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
facsímil
del Programa
de los Encuentros Internacionales
por un Nuevo Cine
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios año 3 | n°3 | 2013/2014 - Documentos
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ReHiMe
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013
Facsímil del programa de los Rencontres Internationales pour un Nouveau Cinema
91
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios año 3 | n°3 | 2013/2014 - Documentos
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ReHiMe
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013
Facsímil del programa de los Rencontres Internationales pour un Nouveau Cinema
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios año 3 | n°3 | 2013/2014 - Documentos
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ReHiMe
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013
Facsímil del programa de los Rencontres Internationales pour un Nouveau Cinema
95
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Acta
de Reunión Preparatoria.
Comité d´Action Cinématographique (CAC)
6/9/1973
Asistentes: Raymond-Marie Léger,
René Boissay, Carol Faucher, Claude
Godbout, Gilles Groulx, Marc Daigle,
André Pâquet y Penni Jaques.
Facsímil del Acta de la reunión preparatoria del 3 de septiembre de 1973.
Acta de Reunión Preparatoria.
Comité d´Action Cinématographique (CAC) 6/9/1973
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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André Pâquet hace una breve reseña histórica del proyecto, del que ya se
explicaba lo esencial en el documento de trabajo del mes de junio. Destaca que
este tipo de instrumento debería por ahora priorizarse frente a un proyecto más
amplio de publicación y que, al contrario, un encuentro como este podría ser la
oportunidad para un excelente feedback sobre las diversas experiencias en curso
que se confrontarán durante esta actividad. Pâquet señala que durante su viaje
por Europa, un panorama de los Festivales actuales reveló una profunda carencia
en cuanto a la plataforma que ofrecen a los problemas de fondo del Nuevo
Cine. La mayoría de estos eventos se encuentran coninados de entrada en un
ghetto cultural, y no responden a criterios que propicien un clima de trabajo.
Los mecanismos son de tipo cultural y no se centran en la problemática de la
experiencia del Nuevo Cine. En abril, en diversas reuniones con Claude Godbout
se generó un primer proyecto con la idea de integrar esta actividad, posiblemente
en el Palmarès; pero al ser insuicientes los fondos se acordó que sería preferible
hacerlo de manera autónoma. En junio, gracias a una beca de trabajo del Conseil
des Arts, Pâquet se trasladó a Berlín para el Foro de Cine Joven, el cual, airma,
pese a su vitalidad es sin embargo marginal al festival y por lo tanto no propicio
para un encuentro de este orden. Concluye entonces en que debemos pensarlo
como una actividad autónoma.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
100
André Pâquet precisa a continuación que los objetivos y la opción de base de
estos encuentros deberían coincidir en el sentido de democratizarlos y extender el
debate sobre cuestiones de estructura cinematográica; preocupaciones presentes
también en el Congreso de Escritores que se reúne en Montreal desde hace dos
años, pero, a diferencia de éste, (propone) hacer el debate abierto al público.
Explica que hay un a priori fundamental en la elaboración de una iniciativa como
esta: la necesidad de contrastar las diversas experiencias que se desarrollan en el
mundo. Sin perder de vista el peligro real de que las discusiones se conviertan en
espectáculos de autor y no se detengan en los problemas de creación, señala que
hay que ver ahí una oportunidad para preparar con mucha anticipación el debate
en torno a los temas fundamentales y las cuestiones clave. Los Talleres (Ateliers)
deberán ser el resultado de un trabajo práctico preparatorio. El encuentro deberá
permitir la veriicación de ciertos mecanismos. En consecuencia, señala Pâquet, el
evento tendrá un carácter decididamente político antes que cultural. Si se discute
sobre estructuras y sobre cómo transformarlas, va de suyo que se tratarán allí
los aspectos más políticos del cine. Igualmente y con la misma seriedad habrá
que tratar, por lo tanto, las cuestiones relativas a las opciones de base. Se trata
claramente de un trabajo al margen sobre las situaciones sociopolíticas.
René Boissay pregunta a quién se invitará a estos encuentros además de a los
cineastas. André Pâquet explica que él pretende también incluir a los responsables
de cooperativas, a gente involucrada en un trabajo de cine sociopolítico y en una
práctica cotidiana de difusión, al nivel de las estructuras, así como a personas
implicadas en la búsqueda de nuevos esquemas de producción; personas
comprometidas en la elaboración de leyes marco y por ende en las políticas
cinematográicas así como teóricos, como J. P. Lebel y otros. Pero la participación
nacional será primordial y determinante. No se tratará de hacer un melting pot
o, como en Pésaro, debates convertidos en “terapia de grupo” donde se asiste
a verdaderas guerrillas de saliva. En esta perspectiva, Pâquet insiste en precisar
una vez más que el trabajo de documentación y de preparación será capital y
determinante sobre la marcha de la actividad.
René Boissay concluye que se trataría, entonces, de convocar a quienes
trabajen desde una misma perspectiva y que piensen colaborar y compartir sus
experiencias en común. Sugiere la necesidad de prever facilidades para diversos
encuentros o reuniones.
Godbout maniiesta su deseo de que un evento semejante desemboque, entre
otras cosas, en una especie de Internacional de pequeños países productores.
Imagina la formación de un comité de acción cinematográica local que pondría
a punto una serie de recomendaciones, herramientas que podrían derivar en
perspectivas de difusión y/o de producción. Destaca que si el cine comercial se
canaliza por su propia elección, hay otro cine que está en peligro por falta de una
adecuada plataforma; un cine que necesita urgentemente de herramientas más
especializadas.
101
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Gilles Groulx airma que este cine en peligro es el mismo que puede ser una
herramienta de liberación. Para ello necesita generalmente ser muy “local”, de lo
que se deriva una posible diicultad de comprensión para los extranjeros. Pero,
añade Groulx, se trata aquí justamente de un encuentro de cines nacionales, de
cine de liberación. Hay exigencias nuevas que se maniiestan frente a este cine y
es por la confrontación (entre los participantes) que descubriremos lo que tenemos
en común. El cine internacional encuentra su camino por sí mismo. Es a partir de
nuestras opciones de base que nuestra actividad se deinirá automáticamente.
Godbout precisa que no deberíamos invitar a un número demasiado grande de
personas a participar de los talleres. Habría que contar con personalidades clave
que conozcan perfectamente las estructuras y experiencias de sus respectivos
países, de modo que podamos entrever la máxima posibilidad de colaboración.
Pâquet señala que los diversos talleres reagruparán a personas de la misma
línea que tengan un buen conocimiento de su propio contexto, y que allí se
encontrarán para trabajar sobre las cuestiones que les preocupan. En cuanto a las
proyecciones y la participación del público, habrá que decidir si los debates se harán
luego de las funciones o a la mañana siguiente. Pâquet precisa que el ejemplo
de Berlín y del Foro que hacía los debates luego de la proyección es interesante,
excepto por el hecho de que el tiempo entre proyecciones es relativamente
limitado. Por el contrario, si en Pésaro, donde el Festival está más bien limitado a
un ghetto, los debates se hacen a la mañana del día siguiente de cada proyección,
parece difícil concebir esta fórmula como adecuada para Montreal, donde no está
garantizado que la gente que asiste a una proyección pueda volver al día siguiente.
Entretanto habrá que poder contar con un dossier COMPLETO mucho antes de
la apertura -o sea, al momento de la venta de entradas- que se venderá al público y
donde se encontrará toda la información sobre las películas tal como se describe en
el proyecto original. Como cada ilm fue producido según esquemas de producción
diferentes de un país y de una experiencia a la otra, será importante entonces
hacer una reseña de la producción de cada uno de ellos.
Claude Godbout subraya en ese sentido la importancia de prever algunos
encuentros preliminares con los grupos o personas que compartan las mismas
preocupaciones. Destaca que, aquí como en todas partes, las fuentes de producción
se agotan, y que este es un proceso irreversible, por lo que hay que desembocar
en estrategias innovadoras de producción y difusión tomándonos el tiempo de
relexionar sobre el camino crítico a seguir.
Pâquet agrega que es en este sentido que él cree que una simple confrontación
(entre las realidades de los diversos participantes) sería ya un paso adelante,
aún si sirviera solamente para marcar un primer estado de la cuestión y para ver
conjuntamente cuál es la alternativa, cómo hacer la transición hacia un Tercer Cine.
Es claro, añade, que estamos en un callejón sin salida, en eso nuestra relexión
reunirá preocupaciones idénticas o emparentadas provenientes de otras partes del
mundo.
Facsímil. Proyecto de manisfestación. Documento inicial elaborado por André Pâquet. 3 de febrero de 1973.
103
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Marc Daiglo insiste sobre la importancia del problema de la información previa,
y que habría que contar con bastante anticipación con los diversos documentos
preparatorios, y que ello recaería sobre los comités provisorios encargados de
armar los talleres.
A la pregunta de Claude Godbout sobre si haría falta “enmarcar” el evento en el
sentido de ubicarlo en paralelo con algún otro, Pâquet responde con la experiencia
de Berlín, que, a pesar de cierto dinamismo al nivel de la participación del público,
no es en absoluto propicia ni favorable a este tipo de encuentros. El Foro existe
pese a todo, en los tiempos muertos del Gran Festival, y aunque no se ahoga en la
marea del Festival, nada sin embargo contra la corriente.
A la cuestión de la participación o el padrinazgo por un organismo oicial, Claude
Godbout replica que ninguno de los organismos existentes se ha preocupado ni
ha tomado como objetivo un encuentro de estas características. Opina que ni el
Sindicato, ni las Asociaciones profesionales, ni el CQDC (Conseil Québécois pour la
Diffusion du Cinema) parecen sensibles a este alcance internacional del problema.
Sugiere, entonces, que sean individuos los que participen y se preocupen por ello.
Está claro, añade, que el CQDC debería ser la plataforma natural para un evento
como este; pero no está seguro de que haya que involucrarlo a ese nivel.
Pâquet comenta su temor de que este tipo de debates acarreen o corran el
riesgo de dejarse absorber por un proceso propio del CQDC o de los otros organismos.
Godbout sugiere entonces la formación de un Comité de Acción Cinematográica
(CAC) que sea completamente autónomo.
Pâquet agrega que un Comité de esas características se arriesga a estar
compuesto por elementos muy dispares, pero que eso no haría más que relejar
una situación de mestizaje, de heterogeneidad que existe en los otros grupos del
exterior. Fuera de los grupos decididamente políticos que trabajan en cine, uno
encuentra efectivamente al interior de los grupos varias tendencias, cada una
relacionada con uno u otro aspecto de un cine centrado en la práctica de liberación.
Ahí está el resultado, comenta Pâquet, de una primera y fundamental división
entre un cine claramente comercial y un otro cine que no es ni cine de autor ni cine
experimental o underground.
Gilles Groulx precisa que en lugar de hablar de cine político habría que hablar,
quizás, de un cine de liberación nacional. Todo ilm que apunte a redireccionar a
las bases el poder de decisión es un ilm de liberación. ¿Es esto cine político? Todo
eso depende del grado de resistencia o del ambiente político del medio. Un ilm
es político en relación con su contexto de origen. Un cine de toma de posición es
forzosamente tributario de la situación en la que fue concebido y realizado, la única
intención a priori debe ser la de la reapropiación de los poderes de decisión.
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Facsímil de reunión de información del 3 de octubre de 1973.
105
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
A la pregunta de si se hace en Quebec o en Montreal, Godbout responde que
es más fácil desplazar 8 personas de Quebec a Montreal que 75 u 80 de Montreal
a Quebec. Para Gilles Groulx, si queremos recomenzar de cero el lugar para una
actividad como esta es Quebec, donde no hay nada. Pâquet responde que una cosa
importante para la buena marcha de un encuentro como este es la unidad de lugar,
que facilita un contacto continuo entre cineastas, participantes y público. Tal cosa
no es posible en Quebec. La Universidad Laval es un ghetto, y no hay en la ciudad
lugares suicientemente cercanos donde se pueda reunir las condiciones. Ni hablar
de asociarse al Grand Théâtre. En consecuencia, no quedaría otro sitio que la rue
St. Denis en Montreal, donde la Biblioteca Nacional, la Cinemateca, el Vidéographe
y los Cines St. Denis conforman ya un espacio activo y suicientemente compacto.
Sobre la cuestión de las fechas del evento Pâquet señala que las empresas
de traducción simultánea piden como mínimo tres meses de preaviso para
organizarse. Las empresas contactadas a la fecha indican que el mes de abril está
disponible al igual que la primera semana de junio.
René Boissay comenta que en junio la sala de la BN (Biblioteca Nacional) está
disponible luego de que la Cinemateca termine la temporada.
El otro problema, señala Pâquet, es Cannes. Por su parte él preiere una fecha
posterior a Cannes ya que eso permitiría terminar de concretar ciertos contactos
en el Festival y, por otra parte, puede ser oportuno aprovechar la concentración de
gente proveniente de varios puntos alejados de Europa e incluso de África, para
traerlos aquí después de Cannes. Además, el mes de junio nos da evidentemente
más tiempo para preparar mejor el encuentro. Habría entonces que encarar
el trabajo efectivo desde comienzos de noviembre (de 1973) según los plazos
asumidos.
Claude Godbout pregunta entonces a Penni Jaques, del Conseil des Arts, cómo
y en qué medida podría éste participar en el inanciamiento de la iniciativa.
Penni Jaques responde que el proyecto encaja con el programa, pero para el
año en curso $25.000 sería demasiado. Si es posible y plausible bajar el monto,
puede decirse que el dinero estaría disponible. Para facilitar las cosas habría
quizás la posibilidad de ligar la actividad a un proyecto de circulación de ilms o de
ciertos conferencistas que podrían viajar fuera de Canadá, un poco como Women
in Film, pero en un plano más reducido. De todos modos, agrega, siempre hay
forma de trabajar sobre los números. De otra parte, el Conseil des Arts podría,
sin demasiadas formalidades, dar un adelanto para desarrollar el proyecto bajo
promesa de presentar, cuando sea necesario, un presupuesto más global para el
resto del inanciamiento. Hay que redistribuir las sumas previstas para el proyecto,
sobre todo por el problema del año iscal, en relación con las demoras del proyecto.
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Facsímil de reunión de información del 3 de octubre de 1973.
107
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
Godbout precisa que quizá, entonces, se debería prever la posibilidad de
trabajar de una manera un poco más artesanal. Según él, el monto global de
$55.000 puede ser difícil de justiicar frente a los administradores culturales, para
quienes la mayoría de estas cuestiones quedan en un plano tanto más abstracto en
la medida en que se encuentran, justamente, muy alejadas de sus preocupaciones
políticas. También hay que animar a la gente que participará y que vendrá de países
ricos a compartir los gastos de la actividad que les conciernen del mismo modo.
Pâquet precisa que los escandinavos, algunos norteamericanos y otros
representantes pueden encontrar el dinero en sus países, pero es justo decir que
habrá que poner el acento en la participación de países del Tercer Mundo, y que
es allí donde habrá que concentrar la mayor parte de los gastos. Por otra parte
se debería contar con alojamientos de tipo informal, en casas de amigos o en
hoteles pequeños. También comenta que de aquí a noviembre él puede dedicar
a pérdida -usando los fondos de la beca que le otorgara el CDA para inalizar un
trabajo análogo- una buena parte de su tiempo para hacer avanzar las cosas al
máximo, dado que este trabajo es en cierto modo el equivalente práctico de su
investigación inanciada por el CDA. Deberá poder contar, mientras tanto, con
servicios de mantenimiento e insumos, como télex, fotocopiadoras, papelería, etc.
Godbout precisa que no habrá que contar ni con la SDICC, ni con el Secretariado
del Estado para una actividad como esta. Sólo el CDA y el Ministerio de Cultura
podrán aportar una ayuda inanciera. En cuanto a los servicios del ONF y el
RADCAN, habrá que ver. Tampoco hay que contar con el Bureau des Festivals.
Pâquet señala entonces que, con respecto al ONF, el grupo Challenge for Change
se proponía hacer un encuentro así, y que por lo tanto habría quizás manera de
integrarlos a nuestro proyecto, por el hecho mismo de que podrían hacerse cargo
de sus invitados, que en muchos casos son los mismos.
René Boissay comenta que RadCan podría entonces comprar algunos ilms,
aportar salas de proyección o invitar a cineastas a participar de las emisiones.
Pâquet destaca inalmente que hay que revisar otras posibilidades de
búsqueda de fondos, como el Ministerio del Exterior que ya ha asignado dinero a
la Paciic Cinémathèque para traer a Godard y Gorin a Vancouver. También hay un
presupuesto de rodaje del CDA así como de la Agencia de Cooperación en París y el
Servicio de la Cooperación con el Exterior de Quebec.
La sesión se levanta a las 7:30 horas. Próxima reunión a ines de septiembre o
comienzos de octubre.
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
taller
Cómo mostrar los films
3. Lucien Hamelin
1. Rodolfo Broullon
6. Marin Karmitz
Conseil Québécois pour
la Diffusion du Cinéma.
(Canadá)
Tricontinental Film
Center.
(EE.UU.)
2. Gino Lofredo
MK2.
(Francia)
7. Walter Achugar
4. Férid Boughedir
Tricontinental Film
Center.
(EE.UU.)
Cinemateca del Tercer
Mundo.
(Uruguay)
Federación Panafricana
de Cineastas - FEPACI.
5. Maurice Brover
MK2.
(Francia)
1
4
2
3
5
6
7
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
Taller Cómo mostrar los films
Lucien Hamelin
111
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en relación de la población con las
películas. Nos hemos dado cuenta,
en el fondo, que lo esencial después
de producir los ilms era conseguir
que la población y los ciudadanos no
solamente los vean sino que también
estén en posición de juzgar si esos
ilms respondían a la necesidad de
tener ilms que sean dignos de ellos.
¿Podíamos decir que había un cine
quebequés, si los habitantes de
Quebec no se reconocían en ese cine?
A medida que el trabajo se
descentralizaba por todas las regiones
periféricas de Quebec, íbamos a los
pueblos y mostrábamos (las películas)
a personas que vivían problemas de
relocalización o de subdesarrollo,
películas hechas por cineastas
quebequeses que les concernían;
fuimos a las escuelas a mostrar
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
(...) Trataré de ser breve. El Conseil
Québécois es un organismo que está
subvencionado por el Ministerio
de Asuntos Culturales, pero su
característica particular es la de
ser administrado por los miembros
del medio cinematográico,
principalmente por cineastas. Desde
el comienzo su trabajo ha sido un
trabajo de difusión, de la mayor parte
de los ilms que no encontraban
salida en los circuitos comerciales
en la medida en que estos circuitos
estaban, y siguen estando,
dominados por intereses comerciales,
sean extranjeros o incluso autóctonos,
que les dejan muy poco espacio.
Sobre el plano de la difusión, nuestra
experiencia después de tres años
ha sido una experiencia de puesta
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
112
películas que planteaban problemas
de educación y suscitábamos debates
con los estudiantes. Teníamos como
principal preocupación hacer que los
cineastas que venían a encontrarse
con el público estuvieran también
para responder a sus preguntas, y
en cierto modo hemos estimulado
estos debates. Nos hemos dado
cuenta, en una primera etapa en
que los cineastas acompañaban sus
ilms, que había por parte del público
una especie de bloqueo, una especie
de sentimiento, de impresión de
inferioridad que había que vencer
de entrada. Había que hacer que el
público se reconociera en las películas
pero también que fueran capaces de
dirigirse a los realizadores de manera
igualmente abierta. Podemos decir
que los cineastas que colaboraron en
el trabajo de difusión del Consejo han
hecho su mayor esfuerzo, porque en
cierto sentido siempre es difícil que
te digan: “Oime, en tu película no me
gustó esto, no nos gusta aquello, ¿por
qué no dijiste tal cosa”. Desde hace
cuatro años lo esencial de nuestros
esfuerzos estuvo en encontrar puntos
de difusión para ilms ya existentes
que no encontraban el camino hacia
su público; pero también anudar esos
lazos con el público de modo que en
cada localidad pudiéramos mantener
vínculos. En cada localidad volvíamos
todos los años y encontrábamos un
público cada vez más crítico (…)
A medida que el trabajo se
desarrollaba, la gente nos decía: “en
estos ilms que han hecho, ¿por qué no
nos han consultado, antes de hacer tal
o cual parte sobre tal o cual asunto?”
Cuando nos decían esto se dirigían a
nosotros como si hubiéramos hecho
la película, y no fuéramos sólo los
animadores (...)
Intentamos desarrollar medios
de difusión muy descentralizados
que sean puestos al alcance de las
poblaciones locales, en la búsqueda
de la gestión de presupuestos y de
medios de difusión. Concretamente
esto signiica la concepción, si
es posible, de redes de cinebus regionales, itinerantes que
comuniquen todos los pueblos de una
región -ustedes conocen los problemas
de distancias en Canadá o en Quebecy que puedan en ese momento, muy
rápidamente, ofrecer ilms realizados
en la región, de una punta a la otra sin
necesidad de pasar por Montreal, que
es el gran centro y el más equipado.
Nuestra preocupación por que la gente
se convirtiera en parte activa en la
creación de un cine popular-nacional
se maniiesta también en el trabajo de
iniciación que tratamos de hacer, que
consiste al mismo tiempo en el uso del
cine como medio de producción. En lo
que hace al CQDC (Conseil Québécois
pour la Difussion du Cinema), cada
una de las producciones (...) tiene
por supuesto un debate. Aportamos
documentación sobre el ilm y
organizamos un debate que tratamos
que gire constantemente en torno a
los problemas que vive la población
local. Si el ilm trata de un problema
que la gente padece es más fácil; en
casos donde esto no es tan claro, los
animadores se ocupan de establecer
esos lazos que nosotros no podemos
proporcionar.
113
año 3 | n°3 | 2013/2014
problema del poder. Hasta tal punto
el cine quebequés ha escapado cada
vez más de la estructura industrial
que domina a los propios cineastas, a
los productores, para convertirse en
productos industriales, que en ciertos
casos se dirigen contra ellos mismos.
Del mismo modo el problema de la
difusión de ilms progresistas, de ilms
que son un relejo más dinámico de
nuestra realidad, se convierte en un
problema de poder.
Un ejemplo concreto: en una pequeña
ciudad donde existe un proyector en
una escuela, desde el momento en que
una sola persona en el pueblo sabe
manejar el proyector y resulta ser un
profesor particularmente reaccionario,
los ilms que queríamos llevar no
llegábamos a proyectarlos. Del mismo
modo, si uno quiere hacer una sala
de proyección en una escuela o en el
sótano de una iglesia, habrá políticas
diferentes según se trate de un ilm
extranjero de entretenimiento o de un
ilm de carácter (político)... o incluso
un ilm sobre Quebec que dé lugar
a debates. La política de la sala va a
variar cuando se pasa de un cura a
otro, de una institución a otra.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Por otra parte, este año hemos
puesto en marcha una experiencia
piloto (...) Se trata de hacer con
comités de ciudadanos -en Montreal,
principalmente; porque no teníamos
los medios para hacerlo por todo
Quebec- un trabajo de desciframiento
de la publicidad que pasan por los
canales de televisión. Tomamos
publicidades y (trabajamos) con
grupos, comités de ciudadanos
que llamamos “cajas de economía
familiar”, a los que les mostramos
cómo se dirigen a ellos esos ilms que
pasan por las ondas y cómo otros ilms
-que les mostrábamos enseguidapueden ser útiles para ellos. Ese
trabajo forma parte de nuestras
actividades.
Otra forma de trabajo que es más
esporádica, porque no tenemos los
medios y porque demanda una gran
organización, (...) es la iniciación
a la producción por etapas, a nivel
regional. Invitamos a representantes
de organismos populares, culturales
o de entretenimiento regionales a
venir a estudiar cómo utilizar una
cámara 16 mm, un proyector, etc.
Estos problemas son importantes en
la medida en que en muchas regiones
de Quebec existe un equipamiento
de 16 mm o súper 8 que podría estar,
si las presiones locales fueran lo
suicientemente fuertes, a disposición
de las personas para expresarse a
través del cine, para que expresen
sus problemas y hagan de ellos una
herramienta.
Digamos que la más fuerte de nuestras
preocupaciones es un problema que
reencontramos constantemente: es el
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
114
La gente tiene modos de ver cine,
del cine que se les ha mostrado
desde hace mucho tiempo en la
televisión y en las salas y tiene
también herramientas de difusión
–la sala y el proyector- (...). Y uno de
los aspectos del trabajo que hicimos
es tratar de crear -y eso siempre
está por comenzar- fuerzas locales
susceptibles de poder tener acceso a
las salas, saber utilizar el proyector,
y mostrar, descentralizando la
proyección, películas que de otro modo
no hubieran podido verse en una sala
parroquial porque el cura las hubiera
boicoteado.
Esto les da quizás una imagen un poco
heteróclita de la situación en Quebec.
Creo que de todos modos no podemos
decir mucho más en tan poco tiempo
pero soy muy consciente –y creo que
todos en el ámbito del cine en Quebec
somos conscientes- de que a pesar de
nuestra riqueza de equipamiento (en
comparación con muchos de ustedes,
estamos muy bien provistos, somos
potencialmente ricos) esperamos
que el trabajo de organización de la
difusión que hagamos aquí podrá
servir para hacer ver entre nosotros
los ilms que ustedes han producido
o podrían producir y que son
interesantes para la población.
Gino Lofredo
Rodolfo (Broullon) y yo trabajamos
en la Tricontinental (Film Center) en
Estados Unidos. Trabajamos en dos
centrales, en la costa Este y Oeste.
La Tricontinental es una organización
que trabaja en la distribución de
películas del Tercer Mundo en los
Estados Unidos. Para plantear
cualquier cuestión para su discusión
en esta parte del programa hay que
aclarar en cado caso el contexto
político en que trabaja cada
organización. Para nosotros es muy
diferente, por ejemplo, tomar este
ambiente en comparación con otros
tan radicalmente diferentes y eso
afecta cada respuesta que damos a
cada gran tema concerniente a este
debate en particular. En Estados
Unidos no hay posibilidad alguna de
tener respaldo estatal para el tipo
de distribución o el tipo de películas
que queremos distribuir. Eso deine
muchas etapas subsiguientes. Nuestro
papel especíico en Estados Unidos
es el de brindar información sobre las
luchas antiimperialistas fuera de los
Estados Unidos, predominantemente.
Y en segundo lugar, las grandes luchas
de gente del Tercer Mundo al interior
de los Estados Unidos. Eso delimita
nuestro campo. Nuestro rol político
tiene dos caras principales: la primera,
ocuparnos del apoyo a productores,
realizadores y organizaciones en
lucha fuera de Estados Unidos; y del
otro lado, el problema de la difusión
y la educación de la gente que vive al
interior de Estados Unidos. Tenemos
particularidades que diferencian a
Estados Unidos del resto de los países;
la principal de las cuales es quizás
que tenemos el más amplio y más
técnicamente desarrollado sistema de
distribución de cine en 16 mm y 35 mm
del mundo, el mercado está altamente
desarrollado, hay cientos y cientos de
salas de proyección, la tecnología de
exhibición está igualmente avanzada
115
año 3 | n°3 | 2013/2014
productor, distribuidor y consumidor,
y qué podemos hacer con eso. Para
ponerlo en perspectiva: tuvimos que
encontrar modos de trabajar dentro
del sistema para hacer que esas
limitaciones inancieras objetivas se
anularan una a otra. Tuvimos que
ocuparnos de la distribución al nivel de
salas comerciales, en las que hay una
directa relación comercial, y tuvimos
que organizar la distribución fuera
de los cines (comerciales) en grandes
exhibiciones públicas en cinematecas,
en cine clubs, en universidades;
tuvimos que crear condiciones para
un uso adecuado, educativo de los
ilms, en instituciones educativas
como colegios, universidades.
Tuvimos que aprender a convencer a
personas encuadradas en el sistema
con capacidad para comprar copias de
nuestras películas y hacerlas circular
por sus áreas locales, para que así lo
hicieran y por lo tanto que liberaran
las copias para que estas pudieran ser
utilizadas libremente. Tuvimos que
encontrar el modo de reducir los costos
de distribución para aquellos grupos
que realmente no pueden afrontar
alquilar nuestros ilms. Así que el
concepto de explotación es –esta
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
y el mercado es enorme. Nuestras
condiciones de trabajo tienen que
ver con esta realidad, y la mayoría de
las respuestas que hemos tratado
de encontrar para las preguntas
planteadas (en este evento) -como
la circulación de copias, el público al
que tratamos de llegar, métodos de
circulación y de exhibición, relación con
los públicos-, tienen que responder a
esta situación, en la que podríamos
estar, por ejemplo circulando 25 o
30 copias de una sola película en
alrededor de quince estados en un
mes. Y esta clase de limitaciones
objetivas deine mucho nuestra
posición.
El tema económico que planteé
al principio, de la imposibilidad de
encontrar inanciamiento exterior
y de la necesidad de mantener una
independencia económica y inanciera,
nuestra política de precios, nuestros
procesos de capitalización, los precios
que tenemos que cobrarle a la gente,
limitan nuestras posibilidades de
trabajo y nuestra expansión en otros
sentidos.
La relación con los productores de
ilms, la mayoría de los cuales están en
grandes diicultades políticas en sus
propios países, o en su lugar de exilio,
teniendo que enfrentar problemas
de inanciamiento para sus propias
producciones futuras, determina,
otra vez políticas de precios, de
distribución, etc. Rodolfo se referirá a
algunas áreas especíicas que no están
planteadas aquí.
Por ejemplo, la cuestión de la
explotación, y por esto entiendo que se
quiere decir la relación comercial entre
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
116
es una cita de Marx- “tenemos que
afrontar los intercambios inancieros
todo a lo largo de la línea”. Este es un
aspecto.
Rodolfo Broullon
Quisiera aclarar un punto. ¿Por qué
distribuir nuestros ilms, y no cualquier
otro? Es básicamente porque nosotros
éramos latinoamericanos viviendo en
los Estados Unidos. Por una u otra
razón llegamos ahí como inmigrantes y
hemos estado ahí, en mi caso personal,
catorce años... otros más. Nuestro
punto es que tenemos nuestro propio
bagaje de tradiciones de nuestro país
de origen con el que siempre estamos
vinculados. Yo estuve en 1970 como
miembro de la Brigada Venceremos,
que fue a Cuba, y empezamos a ver
lo que nunca habíamos visto antes.
Esto es, nuestro propio cine, nuestras
propias imágenes, expresados
en nuestros propios términos, y
decidimos que queríamos incorporar
esto, y que teníamos las posibilidades
de hacerlo. Entonces empezamos por
hacer exactamente eso, exhibir el ilm
para todos los latinoamericanos y
también para otros grupos. Teníamos
concepciones diferentes de cómo
hacer esto, nadie había trabajado
antes en cine, no teníamos una cultura
cinematográica, y lo que pasó fue que
empezamos con un concepto ingenuo
sobre que quizás podríamos, entre
cuatro o cinco de nosotros, conseguir
copias, ponérnolas bajo el brazo y viajar
por todos lados con ellas, y hacer el
trabajo de organización que realmente
hace falta, es decir hablar con los
realizadores o con quien represente al
ilm, expandir la idea del ilm, de modo
que haya algún tipo de interacción (...)
Tuvimos que armar nuestros propios
aparatos de distribución y tuvimos que
aprender desde el comienzo. No había
nada armado y todo el mundo pensaba
que estábamos completamente locos,
especialmente los distribuidores
comerciales a los que con un inmenso
paternalismo y una sonrisa en la cara
estábamos persiguiendo (...) porque
había una posibilidad comercial, y lo
sabían. De hecho, si hubieran sabido
esto antes, pagaban a los realizadores,
lo que fuera. Pero desde que nosotros
vinimos a decir que teníamos un
compromiso político con el cineasta,
(...) tuvimos que trabajar duro para
hacerlo. De hecho, la primera idea que
inicialmente habíamos desarrollado
era que habría una tarifa de un dólar
por cabeza, por persona que viera la
película, eso pensábamos que era una
situación viable. No lo fue, no hubo
forma de que fuéramos tan lejos, ya
que estábamos en Estados Unidos,
donde se concentra el capitalismo y la
gente está en condiciones de pagar.
(...) En Estados Unidos hay millones
de salidas; ahora lo último es el
videocassette, tenemos el súper 8,
el 8 mm, diapositivas, grabaciones,
filmstrips, metrajes, 16 mm no
comerciales, 35 mm comerciales, 16
mm comerciales; y tenés también
las escuelas que suman 40 mil y que
compran, constantemente al menos
20 millones de dólares al año en
copias, todo tipo de cosas. Así que
nos dimos cuenta que tendríamos que
diversiicarnos, porque estábamos
pensando nuestra distribución no
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
para un grupo especial, sino para
virtualmente 220 millones de
habitantes, y tratamos de llevar el
mensaje a todos ellos, sin ninguna
clase de exclusión, sin ningún tipo de
punto de vista aislado sobre quién
debería acceder a esta información,
y quién no. Hay una cuestión clave y
es que hemos deinido un enemigo
principal que jamás llega al ilm en la
medida en que podamos impedirlo,
y son las fuentes gubernamentales.
Porque obviamente no destinan
el ilm a un buen uso. Tenemos
muchos pedidos, por ejemplo, de la
embajada portuguesa; de los militares,
en la sombra, tienen escuelas de
entrenamiento que han proliferado
en Estados Unidos -donde los
movimientos de resistencia siguen
bajo presión-, y esta es la única gente
a la que le decimos que no, porque
sabemos lo que harán con el ilm.
Quisiera tratar de explicar la situación
que intentamos presentar aquí.
Comenzamos trabajando con 35 mm
que es trabajar pensando -en un
plano secundario- en la televisión;
básicamente porque en Estados
Unidos hay un gran número de
aparatos de televisión, con lo que la
nación está tan conectada que cuando
juegan los Mets (de Nueva York) hay
15 millones de personas mirándolos.
Ese canal nos está completamente
cerrado. De hecho, cuando fue el
golpe en Chile decidimos que lo mejor
que podíamos hacer en Nueva York
era usar el PBS (Public Broadcasting
Service) Channel, que es un canal de
televisión público. Hicimos un ilm con
esto, y fue censurado y el director y
la organización incluidos en una lista
negra.
El otro mercado importante es el de
35 mm; básicamente hay miles de
personas que ven películas cada día
de sus vidas. Tratamos de entrar
en esto. Y obviamente el formato
35 mm no es para cualquier ilm. El
problema es que en la medida en
que no somos propietarios de un
cine, e incluso si sólo tuviéramos
un cine, un cine en Estados Unidos
no marcaría una diferencia. Así que
tenemos una llegada en ese nivel,
estamos constantemente tratando de
aproximarnos a la mejor distribución,
sin tener realmente la propiedad de
los cines, lo cual no resulta una tarea
viable.
El siguiente escalón es el de 16 mm,
que se muestra en ámbitos de salas
cinematográicas o “semi”, esto
es, especialmente organizaciones,
sociedades de cine, cineclubs que
pueden albergar a dos o tres mil
personas en un par de proyecciones.
Ahora ponemos mucho énfasis en
esto porque sentimos que esta es la
salida más económicamente viable
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
118
para recuperar gastos y a la vez para
la difusión, (también) para el mercado
35 mm. Muchos productores piensan:
“si van a mostrarme en cine, esto sólo
me garantiza el dinero”, especialmente
en Estados Unidos. Y el hecho es que
esto no es así. Uno puede hoy día
mostrar 16 mm en cines, y hay una
especie de movimiento de gente del
cine de mostrar películas en pequeñas
salas, casas pequeñas que están de
moda en Estados Unidos. Pero esto
es la ola más baja del cine-arte, de la
distribución de lo que se llama cinearte. Diez años atrás solía haber mil
salas que pasaban películas como
Memorias del subdesarrollo (Tomás
Gutiérrez Alea, Cuba, 1968), que
estrenamos el año pasado. Nuestra
experiencia fue que (sólo) la pasaron
alrededor de veinte cines en Estados
Unidos, aún cuando fue caliicada
como uno de los diez mejores ilms del
año.
Al mismo tiempo, hay un montón de
pequeños grupos que son conscientes
de lo que los medios masivos intentan
hacerles a sus mentes, y que ven los
ilms que tenemos en nuestro catálogo
como un medio para confrontar esa
situación y expandir la conciencia de
su gente. Y a ellos sí se les presentan
los ilms por una mínima tarifa de
1 a 1,5 dólar, que es usualmente la
tarifa en una universidad, y pueden
tener unas seiscientas personas por
exhibición. Esto funciona en el sentido
de la cantidad de gente que ve el ilm
y también en cuanto a los ingresos que
ellos reciben.
La otra situación es el 16 mm no
comercial, que es el de aquellos que
no tienen realmente una organización,
ni la posibilidad de adquirir una sala,
ni conseguir dinero para publicidad,
ni colocar las películas en algo más
amplio que una pequeña situación de
educación política. Para esta gente
tenemos una tarifa acorde con el
tamaño de la audiencia que van a
tener. Y, por último, hay escuelas
que compran copias, así como las
bibliotecas públicas. En los Estados
Unidos, las contradicciones del sistema
permiten que los grupos políticos
consigan las películas gratis en las
bibliotecas, así que estamos tratando
fuertemente de impulsar esto, porque
signiica en realidad dos cosas: una,
que un ilm puede ser recuperado en
un plazo muy corto, especíicamente
los cortometrajes. Y, al mismo tiempo,
signiica un acceso libre para la gente
porque el estado paga la cuenta. Hay
un vacío casi total de información
sobre todos los ilms disponibles en
escuelas, en bibliotecas; y la gente
no está al tanto de que pueden hacer
esta clase de presión, pueden ir a
una biblioteca y decir: “queremos
comprar esta película”. Es un tema de
concientización política en el sentido
de ir y decirles que hay ciertas cosas en
el sistema que te permiten conseguir
estos materiales.
Básicamente esta es nuestra
presentación. Quería agregar una cosa
a lo que dijo Gino: dado que en los
Estados Unidos no hay una situación
revolucionaria ni prerrevolucionaria,
ni un partido de masas, nuestra única
posibilidad es movernos dentro de
los canales del sistema y usarlos de
modo que podamos para salirnos
de él. Del mismo modo, desarrollar
una conciencia en la gente que se
nos aproxima. Ciertamente hay un
montón de situaciones como estas
que delineamos aquí. Quizás en una
discusión después podamos hablar de
ellas, y de cómo podrían aplicarse a
Estados Unidos.
119
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Férid Boughedir
Tengo muchas diicultades para
decirles a que corresponde en África,
el título de este taller: “cómo se
muestran los ilms”. La principal razón
es que no se muestran. Quiero precisar
una cosa: quizás la diferencia que hay
en este momento entre nosotros, la
Federación Panafricana de Cineastas,
y la mayor parte de los grupos de
cine militante que están hoy aquí,
es que estos trabajan en un sistema
donde el cine está ya instalado
como industria, y tratan entonces de
crear redes paralelas para mostrar
películas que el sistema no quiere que
tengan espacio, ilms progresistas,
dado que el sistema difunde ilms
comerciales. Entonces, -yo no quiero
repetir lo que está ya en el volumen
sobre la situación del cine africano
que les fue distribuido-, diré simple
y rápidamente que no poseemos en
Africa, al menos en la mayor parte
de los países, ni salas de cine ni un
circuito de distribución; porque ambos
están todavía controlados en la
mayoría de los casos directamente por
las grandes empresas de distribución
norteamericanas y europeas. Entonces,
el primer objetivo para nosotros no es
todavía la creación de redes paralelas:
el objetivo es recuperar primero esa
base que existe ya en vuestros países
pero no en los nuestros; recuperar esa
base industrial y comercial. Nuestro
primer objetivo en este momento es
convencer al gobierno de nacionalizar
esas salas, de recuperar los circuitos
de distribución. Admitiendo enseguida
que de base nuestra organización
misma es un poco diferente, en el
sentido de que actualmente (...) tanto
los cineastas que son progresistas y
que quieren hacer un cine militante
que interesa a la mayoría de los que
estamos aquí, como los que quieren
hacer un cine comercial -entonces,
todos los cineastas africanos, los del
norte como los del sur, el África negra
y el África árabe-, todos tenemos este
primer objetivo que es la recuperación
de este circuito de salas de distribución
comercial. Nuestra primera actitud
no es para nada en este momento de
oposición al Estado sino al contrario, es
una posición de estar junto al Estado
para que recupere ese circuito.
(...) No se nos oculta en absoluto
el peligro que nos acecha, y que ya
podemos prever: esto es, que desde
el momento en que los estados
recuperen las salas y circuitos de
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
120
distribución, el peligro es que se instale
un género de cine que no corresponde
a nuestras aspiraciones. En otros
países cercanos del Tercer Mundo este
tipo de experiencia ya se ha dado,
pienso en el cine indio, el cine turco, el
iraní, donde el estado ha recuperado
las salas pero el cine es de estilo
hollywoodense, de tipo comercial, un
cine de embrutecimiento; porqué no
decir directamente lo que es. Así que
tenemos desde ya esta preocupación
y queremos, en ese dominio de lo
comercial, tratar de torcer el rumbo
de la política en un sentido que sea
irreversible, en un sentido que esté ya
orientado hacia ese cine que queremos
hacer. Diré que tenemos más
oportunidades que los países citados
porque, contrariamente a esos casos,
África ha comenzado casi enseguida
por hacer películas progresistas.
Daré un ejemplo, el caso de Ousmane
Sembene, el cineasta más célebre
de África, y el primero cuyos ilms
no son comerciales sino militantes.
La existencia de estas películas
ha forzado al gobierno de su país,
Senegal, que es el gobierno de
Senghor, a aceptar que el cine africano
sea esto. Había que aceptar, por
una cuestión de nacionalismo, que
el primer cineasta africano fuera
Sembene, y al mismo tiempo aceptar
que este cine fuera de izquierda.
Nosotros intentamos hacer que
este tipo de orientación del cine, al
menos del cine industrial y comercial,
se produzca en todos los países;
que desde el debate los cineastas
progresistas, que son numerosos,
tengan la fuerza para contrabalancear
la inevitable instalación de un cine
comercial e industrial (modelo
hollywood) que no dejaría de
producirse desde que hayamos
recuperado las salas y los circuitos
comerciales.
Eso es ya un primer punto. Y para
ello nuestra presencia aquí es muy
importante porque queremos recoger
el máximo de experiencias de otros
países -por ejemplo de Marruecos- y
queremos escuchar -como lo decía
el amigo recién- no solamente los
efectos positivos de las experiencias
de cada grupo sino sobre todo cuáles
son las diicultades de cada grupo, los
obstáculos que han encontrado. Como
partimos de cero queremos ahorrarnos
esos obstáculos aprovechando la
historia de los demás a in de llegar
más lejos.
Nuestro primer objetivo, entonces, es
este, que cada país controle sus salas.
Evidentemente nuestra siguiente
preocupación más inmediata es la de
crear un circuito de cine que llegue
verdaderamente al público popular
africano. Esto es aún más importante
para nosotros porque no se nos
oculta que cuando hayamos, en una
primera etapa, recuperado nuestras
salas, ¿a quién interesarán los ilms
que allí se proyecten? A las clases
más pudientes, las clases burguesas
de nuestros países, los que podrán
pagar el precio de la entrada y ver las
películas. Evidentemente no es este
en absoluto el público al que queremos
llegar. Nos interesa realmente el
público popular, y en ese sentido
existen ya pequeñas experiencias
que yo creo que, si les interesan las
121
año 3 | n°3 | 2013/2014
darse así también en los países en vías
de desarrollo- no sea un instrumento
de embrutecimiento y propaganda, y
(en cambio) pase películas educativas.
Por el momento llegamos a –ustedes
saben, el límite es débil entre
películas de educación- películas
sobre cómo cuidarse del contagio de
enfermedades, las reglas elementales
de higiene; pero tratamos que esos
ilms que son educativos puros deriven
en la realización de películas de tipo
directamente didáctico-progresista
que pasen por esos circuitos a in de
crear una situación irreversible. Ya
que partimos de cero, que partamos
todos en la dirección correcta. Esos
son los dos circuitos que nosotros
consideramos, el del cine-bus gratuito
y la televisión, los menos caros de los
medios de difusión.
Ahora, ustedes me dirán, ¿cómo
piensan rentabilizar sus películas?, ya
que ilmar cuesta dinero. Eso es lo que
emerge de todas las presentaciones
aquí: cómo hacer un cine militante que
cuesta dinero y poder darle la máxima
difusión posible como para poder
recuperar el costo de producción. Por el
momento les diré que la mayor parte
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
experiencias que se desarrollan en
cada país, en nuestro caso en algunos
países ya hay experiencias de circuitos
no comerciales, de circuitos que no
dependen directamente del dinero.
Puedo citar el caso de Túnez, ya que
soy tunecino, donde hay casos de
cine-bus; en ciertos países del África
hay cines-bus que van y proyectan
ilms gratuitamente en las aldeas (...).
Este cine-bus depende directamente
del gobierno, es decir, del Estado, de
manera que nosotros tenemos que
estar con el Estado para trabajar de
modo de orientarlo en el buen sentido,
y que los ilms que provea sean ilms
progresistas.
Un segundo circuito posible, que
no sea el circuito comercial, es la
televisión. ¿Por qué el circuito de
televisión nos interesa? Porque, una
vez más, nuestro público de base,
el público popular africano no tiene
los medios para pagar para ver los
ilms. Verdaderamente nuestra
preocupación número uno es esta:
cómo hacer ilmes y mostrarlos
gratuitamente. La televisión tiene
una ventaja y es que necesita una sola
copia para empezar y la difunde por
todas las regiones del país. Ya hay
experiencias, por ejemplo en Gabón,
hay cine casilla, lo que llamamos
casillas de audición (cases d’écoute)
donde en cada pueblo se instala un
aparato de televisión y la gente viene
gratuitamente a ver películas. Y una
vez más, quien difunde estas películas
es el Estado. Es necesario, entonces,
que la televisión estatal -que no es el
caso de todos los países occidentales
y que desgraciadamente comienza a
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
122
del cine africano no ha recuperado
los costos. La situación ahí está
bloqueada pues son las compañías
occidentales las que controlan las salas
y su rentabilización; es decir que ahí se
continúa bajo la forma neocolonial. Las
colonias han persuadido a los nativos
de la superioridad del American Way of
Life y el European Way of Life a través
del cine, y ahí el colonialismo continúa
mostrando que sin blancos no hay
paraíso, etcétera.
Hay un fenómeno muy curioso
en África: dije que estamos en un
período neocolonial; la mayor parte de
nuestras élites han sido formadas en
Europa y actualmente su cerebro es
prácticamente blanco, de modo que
son directamente los intermediarios
de los intereses norteamericanos o
europeos. Hay una cosa extraña: que
nuestra supervivencia no depende
del África sino del exterior. Cada
vez que un cineasta como Sembene
Ousmane hace una película que se
ve en el exterior, en Venecia o en
Cannes, enseguida él vuelve a su país
y es aceptado y reconocido por su
propio gobierno. De modo que en este
momento un cineasta progresista se
ha convertido en el cineasta a medias
oicial de su país. Es decir que gracias
a esta cosa de doble ilo que es el
nacionalismo, digamos que porque es
un ilm nacional conseguimos hacer
pasar ilms progresistas.
Así que por el momento la única salida
para nosotros es el exterior. Es por
eso que creemos enormemente -y ya
lo hemos abordado en Argel, cuando
la reunión de cineastas del Tercer
Mundo- que la única salida, no sólo
para nosotros, cineastas africanos,
sino también para la mayoría de los
que hacen un cine útil, progresista,
que no se limite a embrutecer, es la
constitución de un frente unido de
distribución a través de todos los
grupos existentes en el mundo y a
los que les interesa la difusión de
este tipo de cine. Evidentemente el
razonamiento es simple, cada uno
está aislado en su país y no llega
a rentabilizar sus ilms de cara al
sistema pero si este utópico frente
deja de ser utópico y se vuelve
realidad, los ilms de tipo progresista
tanto africanos como del mundo
entero circularían por este frente
cultural unido de distribución que yo
planteaba, en el marco de reuniones,
de encuentros que les permitirían
desembocar en cosas prácticas y no
sólo en la teoría o en el intercambio de
opiniones.
Así que nuestros dos objetivos en
África son estos, por el momento:
construir primero el sistema industrial
-que nos hace tanto daño por el
momento-, (buscamos) si es posible
aprovechar todos los errores cometidos
123
año 3 | n°3 | 2013/2014
Marin Karmitz
(…) para nosotros es muy difícil separar
la producción de ilms de su difusión.
Por lo tanto deberé comenzar por el
primero de estos aspectos. Nosotros
comenzamos a partir de 1968, a partir
de preguntas que se nos plantearon
por el movimiento de masas de ese
año sobre el rol de los intelectuales en
la lucha de clases y, en particular, en
lo referido al cine, donde vemos que
detenta un poder considerable: el de
la información sobre la lucha, sobre lo
que pasa realmente en nuestro país.
Así que comenzamos por tratar de
transformar nuestro trabajo y de ver
cómo los ilms, que hasta el momento
eran concebidos y producidos en un
contexto capitalista burgués, podían
transformarse en ilms útiles a las
luchas obreras y populares. Entonces
hicimos dos películas, Camaradas
(Camarades, Marin Karmitz, Francia,
1970) que fue una etapa que
consideramos fallida (....) y Golpe por
golpe (Coup pour coup, Marin Karmitz,
Francia, 1972).
(...) Llegamos a una cierta resolución
del problema, pero por otra parte
ciertos problemas se nos escaparon
completamente. Llegamos a resolver
la posibilidad de dar realmente la
palabra al pueblo, y de dejar expresarse
a los trabajadores a través de sus
luchas en un ilm. Donde fracasamos,
en parte, es cuando no logramos
resolver, de un lado, nuestro trabajo en
equipo y nuestros vínculos colectivos,
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
mundialmente para reorientarlo
casi irreversiblemente, para dar
su oportunidad al cine progresista
aún en este contexto comercial. E
inmediatamente después, ya que
estamos bloqueados actualmente y
que circulamos a partir del extranjero,
encontrar una salida al exterior, que
sólo puede hacerse a través de esta
unión de la que les hablé, de este tipo
de red. Creo que para todos nosotros la
esperanza de este tipo de encuentros
radica en esta clase de unión práctica
que como mínimo sea una formación
recíproca entre todos los grupos a
in de que no sólo conozcamos todas
las redes posibles para los ilms sino
igualmente que nos comuniquemos de
manera regular a través de boletines,
papeles que circulen entre todos
nosotros para que sepamos el estado
actual del cine alternativo en todo el
mundo, cuáles son las posibilidades; y
que estemos todos juntos, porque es
lamentable que cada uno encuentre
las mismas diicultades en su país y
no pueda capitalizar la experiencia del
otro para ahorrarse esos problemas.
Creo que es todo y si mis colegas
africanos quieren agregar algo que
yo no sepa o haya olvidado, creo que
podemos incorporarlo en el debate.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
124
y, en segundo lugar, problemas que
están absolutamente ligados a nuestro
trabajo político y a la fabricación de
películas, esto es, la producción y la
difusión de ilms. Muy rápidamente:
hemos visto que para poder mostrar
esos ilms que para nosotros se
dirigían al público más amplio posible
estábamos frente a personas y
situaciones que se oponían a esta
difusión, y que había que comprender,
conocer a estos sectores si queríamos
seguir haciendo películas. Más aún en
la medida en que son estos sectores
los que permiten producirlas.
Es decir, nosotros intentamos difundir
películas en salas de cine normales y,
paralelamente, en un circuito militante
de 16 mm. Respecto de las primeras,
estamos frente a un problema muy
grave en Francia, que se ha acelerado
mucho en los dos o tres últimos
años, en la medida en que debemos
enfrentar en este momento a tres
monopolios, situación que no existía
antes. Estos tres monopolios son
Pathé-Gaumont, UGC y Paramount.
La creación de estos monopolios
no se nos hizo evidente al principio,
sino en la fase siguiente donde había
un circuito del Estado que se llama
UGC, con una casa de distribución
que se llama CFDC que tenía salas y
circuitos de distribución que fueron
revendidos por el Estado al sector
privado. Es a partir de esta venta
que todo cambió mucho en Francia
en la medida en que las relaciones
económicas entre los grupos se
aceleraron, y el reagrupamiento
de distribuidores y de empresarios
también se profundizó. Nosotros
vimos, recorriendo 50 mil kilómetros
en Francia para difundir un ilm, que
no quedan prácticamente propietarios
de salas independientes en el país; que
en París actualmente hay quizás una
decena de salas independientes y que
en el resto de Francia no existe sala
independiente alguna, ya que todos
los que explotan salas de cine están
atados por contratos de programación
a los monopolios. Esto permite de
hecho a los monopolios ejercer una
censura absolutamente fantástica
sobre los contenidos y la difusión
de las películas. Es con respecto a
esta situación, y también porque
constatamos que había propietarios
de salas que trataban de luchar por
no ser completamente absorbidos por
los monopolios, que nosotros, a la vez
tratamos de desarrollar una táctica
para oponernos a este completo
aprisionamiento de los medios de
difusión por los monopolios. Esto
es, no revertir esta situación porque
no era posible, pero en todo caso
tampoco dejar la relación de fuerzas
enteramente en manos del enemigo.
Es a partir de esto que decidimos
125
año 3 | n°3 | 2013/2014
extremadamente centralizada y que
todo depende para la trayectoria de
un ilm de su estreno en París. La
posibilidad de informar a la gente
sobre el estreno depende del hecho
de que los periodistas no hablan de
una película si no se ha estrenado
en París. Los propietarios de salas
e incluso los grupos militantes sólo
están al corriente de lo que puede
llegar a decirse de un ilm en la prensa,
porque actualmente no hay suicientes
medios de información que permitan
explicar de qué trata un ilm y por lo
tanto no pueden ni llegar a hacer una
difusión si no ha salido el ilm en París,
ni difundirlo de modo comercial, ni de
modo no comercial en las provincias.
De manera que ahí hay de nuevo un
problema que hizo falta resolver desde
París.
Actualmente, en lo que hace a las
redes comerciales, en el marco de
acuerdos que hicimos con un cierto
número de exhibidores que buscan
independencia y hacer entrar la política
en sus salas, cubrimos de 20 a 25
ciudades de provincias, donde cada
ilm que hemos hecho estrenar desde
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
tener nuestras propias salas y que
fueran nuestros ilms los que se
pasaban en estas salas. Era una
relación entre nosotros y un cierto
número de cineastas extranjeros; en
la medida en que explicábamos esta
situación a los extranjeros, que se
podía en el marco de una solidaridad
internacional, quizás hacer algo
contra estos monopolios. Antes de
comenzar a ocuparnos de las salas
de cine fuimos a ver a una serie de
camaradas cuyos ilms creíamos
importantes y que hasta ese momento
les daban sus películas a la CFDC o a
la Nef, para explicarles la situación
y solicitarles apoyo. Obtuvimos ese
apoyo y a partir de esto pudimos
comenzar a programar una sala en
París y desde ahí impulsar la difusión
de determinadas películas en París y
también en el resto de Francia.
Este instrumento se compone de
una sala en el Quartier Latin, que es
el Estudio del Arte (Étude de l’Art),
en la que nosotros organizamos la
programación porque pagamos un
alquiler extremadamente alto ya que
la alquilamos por 8250 francos por
semana, y por otro lado tres salas
propias que acabamos de construir,
y que nos pertenecen, en un barrio
popular, la Bastille. Estas fueron
concebidas de modo diferente desde
el punto de vista arquitectónico en
relación con la utilización que nosotros
queremos hacer de las películas.
A partir de esto nos hemos dado
cuenta también de que no se trata
solamente de tener las salas para
exhibir las películas sino también de
ver que la situación en Francia está
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
126
el 9 de noviembre pasado no sólo ha
salido en París sino también, como
mínimo, en esas otras 25 ciudades
del resto del país. Les daré enseguida
los números. Ahora daré la palabra
a Maurice que les dará más detalles
sobre nuestra selección de ilms, la
lista, las entradas, etc.
Maurice Brover
(…) El coraje del pueblo de Sanjinés
(Bolivia, 1971), Le charbonnier de
Mohamed Bouamari (Argelia, 1971), y
Ya no basta con rezar de Aldo Francia
(Chile, 1972).
¿Por qué estos ilms? Son ilms que
hablan de las luchas del pueblo por
todo el mundo; son ilms sobre los que
estamos prácticamente de acuerdo
en que son instrumentos de trabajo
político en Francia; son ilms que la
gente puede poner en relación con sus
propias luchas.
Quisiera dar un ejemplo de cómo
nosotros estrenamos una película,
para qué nos sirve o puede servir.
Attica (Cinda Firestone, Estados
Unidos, 1974) es la historia de la
revuelta en la prisión norteamericana
de Attica (setiembre de 1971) y la
masacre subsiguiente. Para nosotros
en Francia es impactante porque
también hay revueltas en las prisiones;
el número (de revueltas) fue increíble
estos últimos años y sigue siéndolo. Y,
estrenado el ilm, no somos nosotros
quienes podemos difundirlo; en
sentido propio nosotros podemos dar
a conocer el ilm, podemos tomarlo,
hacerle publicidad, etcétera, pero
es necesario que el ilm sea ya un
instrumento (de la gente). ¿De qué
gente se trata? Evidentemente de
presidiarios, que en Francia tienen
organizaciones propias, especialmente
una que se llama Comité de Acción
de Presidiarios. Además, convocamos
a toda la gente que se mueve
alrededor de la prisión y que tiene
una visión progresista, a saber: el
sindicato de magistrados, el único
que existe en Francia, y también
grupos multiprofesionales, de jueces,
abogados, enfermeros, médicos,
e incluso guardias de prisión. Se
hacen reportajes que dan a conocer
las condiciones en las que viven los
presos, las condiciones de la revuelta
y la verdad sobre la situación de las
prisiones en Francia. Hemos reunido
entonces a esta gente, los hemos
animado a hablar, les preguntamos
en qué Attica se acercaba a Francia,
si había algo en la película que les
resultara familiar, y también -antes
que limitarnos a la difusión al nivel
de los críticos cinematográicos de
siempre- hemos invitado también
a periodistas del área judicial, que
hicieron sus informes sobre el ilm y
sobre las conferencias y las discusiones
que ha suscitado, sobre si lo de Attica
podría suceder en Francia, y han
informado todo esto por los diarios.
Esto es lo que intentamos hacer en
el plano de la difusión comercial.
A continuación, para la utilización
no comercial del ilm, la utilización
popular, a cada uno le corresponde...
no somos nosotros quienes buscamos
sectorializar pero su uso corresponde
en mayor o menor medida a diversos
sectores. Las películas chilenas
en Francia corresponden, claro, al
movimiento del Comité Chile, que es
una organización de masas en Francia,
que se basa en la solidaridad con el
pueblo chileno y es quien las utiliza. Le
charbonnier es muy útil para explicar
la condición del trabajo inmigrante,
la razón de la inmigración, y la lucha
antirracista, evidentemente.
Les daré algunas cifras (Pasa el
micrófono a Marin Karmitz)
unas 50 mil personas. Eso para el
circuito comercial.
El circuito no comercial tiene un tipo de
difusión completamente distinto y con
otras cifras.
A título de otro ejemplo, Coup pour
Coup, vista aproximadamente por
unas 50 mil personas hasta hoy en
el circuito comercial y 200 mil en el
circuito no comercial, en dos años.
Brover
Sí, Coup pour coup fue vista, desde su
estreno en el circuito comercial, por
aproximadamente 50 mil personas; en
un circuito no comercial por 200 mil
personas, aproximadamente. Hemos
traído con nosotros un balance, es
decir que hicimos o intentamos hacer,
primero una veriicación de nuestro
trabajo. (...)
año 3 | n°3 | 2013/2014
Walter Achugar
Por lo que respecta a la experiencia
de la Cinemateca (del Tercer Mundo)
en nuestro país (Uruguay), creo
que -en mi opinión, puede que me
equivoque- en la introducción que hice
esta mañana les informé sobre las
coordenadas generales concernientes
127
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Karmitz
En lo que respecta a la salida de los
diferentes ilms en París: Attica,
solamente en París, vendió11 mil
entradas; fue vista por 11 mil personas
(...) En una sala, la “Étude d’Art”.
Ya no basta con rezar fue vista en
diez semanas por 22 mil personas.Le
charbonnier, en diez semanas, por 25
mil personas en dos salas de las cuales
una estaba en un barrio muy popular
y frecuentada especialmente por un
público de trabajadores inmigrantes.
Quand le peuple s’eveille (Cuando
despierta el pueblo, Colectivo: Andrés
Racz, Eugenio López, Héctor Ríos,
Chile, 1973) tuvo 6 mil personas
en cuatro semanas. Y El coraje del
pueblo, que se está exhibiendo en este
momento en dos salas, Etude d’Art
y 14 de julio, vendió 16 mil entradas y
encabeza actualmente la taquilla de
las salas de arte en París.
Esto representa sólo la venta de
entradas en París en algunos meses,
ya que este trabajo empezó a partir del
mes de noviembre (...)
En líneas generales, por ejemplo, en
relación con Ya no basta con rezar
representa unas cien mil personas en
toda Francia, y para Le charbonnier
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
128
al trabajo que hemos hecho y la
importancia que le dimos en ese
momento.
Ahora les diré que he cambiado
mucho lo que debía decirles a partir
de todo lo que pasó esta mañana, las
informaciones que recibimos, y ahora
a partir de escuchar a los camaradas
que acaban de hablar. Pienso que hay,
a partir de la inmensa amplitud de
este encuentro, una asistencia muy
numerosa de países y participantes
que a mi entender representan, cada
uno, grupos y tipos diferentes de cine.
Lo que escuché hoy me hizo pensar
mucho, todavía estoy pensando, y
creo que lo que voy a hacer en este
momento -y después, si quieren, en
lo que respecta a las informaciones
especíicas como experiencia, puedo
responder preguntas- es plantear
yo mismo algunas preguntas, a la
asamblea o a ustedes.
Hay evidentemente contradicciones
entre nosotros, y también cosas que
deben ser explicadas y que debemos
explicarnos incluso a nosotros mismos.
Por ejemplo, ¿por qué tipo de cine
hemos venido a trabajar aquí? ¿De
qué vamos a hablar, de cine 35 mm
que busca las cadenas normales de
distribución, o de cine alternativo
en 16 mm? La respuesta puede ser
abierta; entonces habrá que precisar
que hay, a nuestro parecer, en cada
experiencia de los camaradas aquí
presentes, diferencias muy claras que
creo que, como pasó esta mañana, van
a embrollar, a confundir un poco toda
la cuestión. Porque hablamos de un
cine y no hacemos ninguna deinición
y a la vez hay camaradas que trabajan
ahora en la difusión, la distribución de
un cine político, de un cine alternativo,
de un cine 35 mm, todo junto. Hay
productores, hay directores... Creo que
habría que plantear inmediatamente
una segunda cuestión, después de
que digamos qué tipo de cine es el
que se imaginan todos los grupos de
trabajo de este tipo de experiencias
cinematográicas, y para quién es este
cine. Porque creo que hay también,
en lo que hace al destinatario último,
el público, la masa, la base, el pueblo,
como quieran llamarlo, hay una
deinición también ahí; porque existen
cineastas que trabajan para difundir un
determinado tipo de cine, y hay otros
que hacen otro tipo diferente de cine y
otros que distribuyen otro tipo de cine.
En mi opinión, hoy en día en América
Latina existe un aspecto fundamental
que no puedo dejar de lado si tengo
que hablar de una experiencia,
sea de la Cinemateca del Uruguay,
sea de la experiencia del cine de
la Unidad Popular en Chile, o del
Grupo Ukamau en Bolivia, y podría
129
año 3 | n°3 | 2013/2014
entre el desarrollo de determinados
grupos de distribución, en Europa y
Estados Unidos, y una etapa de crisis
(...). Es decir, no hay una relación entre
el relativo éxito o desarrollo de los
grupos, las casas de distribución que
difunden el cine latinoamericano, y las
condiciones de trabajo que sufrimos.
Me parece que habría que volver a
hablar sobre eso y plantearlo como
pregunta, porque a mi parecer no
existe relación entre el trabajo que
hacen los camaradas en Europa -salvo
algunas excepciones que conocemos
muy bien- y ciertos cineastas. De
otra parte, tenemos una tendencia a
hablar de cine latinoamericano pero
no sabemos de quién hablamos;
conocemos tres o cuatro nombres,
Solanas, Sanjinés, Littín y alguno
más, mientras que existen decenas
de personas que no son conocidas
por hacer un cine, en casi todos los
casos, de cortometraje -pero también
incluso de largometraje- que los
camaradas y los amigos que trabajan
en cine político en Europa (en el Primer
Mundo) no pueden exhibir -sea a un
público europeo o norteamericano-
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
continuar con otros países. Esto es,
la relación muy estrecha que existe
entre el desarrollo -durante un
período histórico determinado que,
lamentablemente, es muy corto- de
este cine político y las condiciones
político-gubernamentales que existen
en el país en cuestión.
Cuando hablamos de América Latina
hay una tendencia a uniicarla, a
referirnos a toda ella en su conjunto,
cuando hay en realidad diferencias
que exigen una mayor precisión.
Si estudiamos el cine político
latinoamericano de los últimos seis
o siete años, encontraremos que hay
en todos los casos una relación, como
les dije, entre la permisibilidad del
régimen, del sistema y el desarrollo de
este cine. Les conté que la Cinemateca
del Tercer Mundo (de Uruguay)
comenzó aproximadamente, aún
antes de llamarse así, en 1967. Nos
detuvimos casi completamente en
1972, ¿y por qué? Por las condiciones
políticas del país, la represión militar y
policial era asesina, así que se acabó.
En Chile hoy día no hay prácticamente
cine porque los directores que hacían
películas políticas están en el exilio,
y lo mismo para el Grupo Ukamau de
Bolivia; en Brasil, en otras condiciones,
pasa también lo mismo.
Entonces, lo que me gustaría hacer
es hablar antes que nada, discutir
con ustedes, que no podemos aislar
estas condiciones y trabajar en el
vacío, porque hay una tendencia a
hablar de la producción de cine político
mitiicándolo. Esta es una cuestión
ya convertida en tic, especialmente
en Europa; hay una contradicción
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
130
porque esos cortometrajes no se
ubican en un lugar de renombre ni
tienen un interés temático como para
que les permita pagar los gastos de
tirada de copias, etc. Ahí estamos,
creo, sobre algo de lo que hay que
hablar: es una especie, si me disculpan,
de sistema de vedettes, de star-system
de cineastas políticos. Hoy en día
podemos vender cualquier película de
corto o largo metraje de determinados
directores e incluso planiicar
producciones a futuro, mientras hay
decenas de camaradas que, ya sea
en el exilio o en sus propios países,
están imposibilitados de exhibir sus
producciones más allá de las fronteras.
Esto es un error. Somos un iceberg: lo
que está en la supericie es Solanas,
Sanjinés, Littín y otros que ustedes
mismos conocen por las críticas, por
las películas, y no sabemos nada de lo
que está debajo del agua, que son días,
años, metros y metros de película,
cantidades de ilms que ustedes no
conocen después de años y años.
Este es otro punto. Me disculpo por
esto pero creo que después podríamos
retomar este aspecto.
Otra cosa de la que me gustaría
también hablar: ¿qué queremos decir
cuando hablamos de las diicultades
para exhibir cine político? Por ejemplo,
el camarada africano que dijo que no
se plantea directamente el problema
del cine alternativo porque no hay
cómo exhibirlo. Nosotros en América
Latina tenemos una experiencia
muy, muy rica de todo esto. Desde
la experiencia piloto, si se quiere,
de Solanas cuando mostró con su
grupo Cine de Liberación La hora de
los hornos (1968) a casi o más de cien
mil personas durante la dictadura
militar en la Argentina (1966-1973),
hasta la del Grupo Ukamau donde
Sanjinés mostró Sangre del cóndor
(Jorge Sanjinés-Grupo Ukamau, Bolivia,
1969) a los campesinos y los indios
con un proyector 16 mm, durante
meses en que pasó recorriendo las
aldeas con un jeep. Tenemos ahí una
experiencia que lamentablemente
no ha sido tomada como ejemplo
y debería profundizarse, porque al
mismo tiempo... me disculparán
que relexiono a medida que hablo...
Quiero decir, hay actualmente una
experiencia en América Latina, a
partir de Chile, que es tan rica en
ejemplos que debería ser tomada en
cuenta. Porque, por ejemplo, cuando
hablamos de nacionalización de salas
de cine, hemos visto que una etapa
determinada de la nacionalización en
Chile... Habría que traer al camarada de
Chile para hablar de todo esto porque
ahí tuvieron problemas, fracasos, que
vale la pena que los discutamos con él
mismo. Lo que quiero decir es que no
se ha explicado de qué cine estamos
hablando: La hora de los hornos,
que la vanguardia desde el punto de
vista cultural, artístico, revolucionario,
popular, y del ilm político en América
Latina hoy, sea Cuba, donde hay
una verdadera revolución que está
en marcha desde hace quince años.
Entonces, quisiera tomar el ejemplo
de Cuba por un lado y, por ejemplo,
el Chile actual, porque hay una cierta
tendencia, por algunas intervenciones
que he oído, a olvidar -como he
repetido varias veces durante mi
intervención- las (diversas) condiciones
políticas que nos hablan del cine
político.
131
año 3 | n°3 | 2013/2014
Bill Susman
(Inicia con referencias a dos ilms
argentinos que produjo: México, la
revolución congelada y Los traidores,
ambos de Raymundo Gleyzer, 1970 y
1973, respectivamente).
(...) y en segundo lugar me gustaría
discutir nuestra experiencia como
productores en esta área junto con los
problemas de distribución y algunas de
las cuestiones que Walter (Achugar)
planteó. El costo de producción de
estos dos ilms que mencioné fue
de alrededor de 100 mil dólares en
efectivo, dejando a un lado el trabajo
voluntario realizado por el equipo
técnico, actores... La recuperación
de estos dos ilms alrededor del
mundo fue de la mitad. Sobre la
base de informes que hemos recibido
sobre varias exhibiciones en todo el
mundo, estimamos que el 30% de
las exhibiciones realizadas no fueron
pagadas. No se enviaron informes, no
se pagó, y en muchos casos se exhibían
en regiones donde no se vendían. Esto
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
(originada) desde la clandestinidad,
(luego) se pasó en treinta salas,
solamente para la semana de estreno
y, sólo en Buenos Aires, fue vista por
miles y miles de personas aún si no fue
un gran éxito. Entonces creo que nos
equivocamos si continuamos con los
esquematismos y seguimos metiendo
en la misma bolsa cosas que son muy
diferentes.
Me disculpo porque sé que he sido muy
disperso, pero me gustaría plantear
estas preguntas que me preocupan
y que creo no son preocupaciones
compartidas por todos los que están
aquí porque, evidentemente, venimos
de situaciones diferentes. La represión
política nos toca, nos golpea y nos
marca. Y el acento hoy en día en
América Latina está en esta represión
política (...) Porque en Brasil la crisis
del cine de toda una generación, la
crisis del cine brasileño que fue en su
momento un fenómeno cultural de
alcance mundial, se explica por razones
políticas. Actualmente, todo el fracaso
que representa Chile desde un punto
de vista político tiene evidentemente
un peso enorme en el contexto del
cine latinoamericano. Y no es por azar
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
132
presenta varios problemas serios a la
gente comprometida en la producción
de ilms políticos y sociales. Aunque
es posible recaudar grandes sumas de
dinero para largometrajes o ilms de
icción, que no son ni revolucionarios
ni políticamente enfrentados al
stablishment, no es posible hacerlo
para ilms que sí lo son. Juntar dinero
para ilms revolucionarios requiere un
tremendo esfuerzo, y las fuentes de
inanciamiento son muy, muy pocas
y muy pequeñas. Y requiere grandes
campañas y un montón de trabajo
conseguir, por ejemplo, cien mil
dólares. No es una cuestión de actores
o directores conocidos, ni nada de eso.
Los ilms se hacen porque uno tiene
una posición política que mostrar,
porque uno espera que su película vaya
a ser utilizada con ines políticos, para
organizar a la gente, para agitar, para
proporcionar a la gente un camino a
seguir, como parte de un movimiento
político general. Para esto es necesario
que las organizaciones distribuidoras
con las que ustedes trabajan sean
en primer lugar responsables,
absolutamente responsables. Hay,
por supuesto, organizaciones de
distribución que son organizaciones de
personas buenas y bienintencionadas,
gente con los mejores sentimientos,
pero que toman sus propias decisiones
políticas. Por ejemplo, pueden estar
desarrollando una red en un país
determinado y ellos sienten que esta
es una acción política importante, por
lo cual utilizan sus ingresos de una
película que fue producida con algún
otro in para ayudar a la causa a la
que se dedica su red. El desarrollo
de la red es algo importante, y tiene
ciertamente un signiicado realmente
progresista. Pero hacer esto a
expensas de realizadores particulares
que continúan con su trabajo, que
requieren de las ganancias de su
último ilm para producir el siguiente, y
para seguir haciéndolo en el futuro una
y otra vez, eso es un acto de completa
irresponsabilidad.
Entonces, una de las cosas que yo
quería sugerir en esta conferencia es
que quizás podamos construir alguna
clase de red (...), informativa por lo
menos. Si no podemos avanzar en
esta discusión en particular, en este
sentido particular, para hacer de esta
conferencia una reunión de la que
surja un nuevo tipo de organización,
hagamos al menos algún tipo de red
de información. Una que notiique al
público, a los distribuidores, a la gente
de los cineclubs de todo el mundo,
qué se está haciendo, que se está
distribuyendo, dónde se lo exhibe (...).
Si esto se hace habrá al menos una
tendencia a comprometerse en este
tipo de actividad. Esto lo considero
importante.
133
año 3 | n°3 | 2013/2014
gente involucrada en esta actividad se
hizo cargo de la distribución del ilm
en Argentina. Es porque hicieron una
película por motivaciones políticas
que creyeron que el trabajo no estaba
terminado cuando el ilm estuvo
terminado. No podían decir “soy el
director” y marcharse de la escena, en
el mismo sentido en que una persona
que escribe un panleto político no
siente que puede irse una vez que lo
escribió, ya que el panleto no tiene
sentido hasta que es distribuido y
leído. Así que la gente que produjo el
ilm tomó a su cargo su distribución.
No pudieron mostrarlo en color, que
es como se ilmó, así que en un país
más bien pequeño como la Argentina
tienen trece copias en blanco y negro
circulando, a veces clandestinamente,
a veces con una gran diicultad, a
veces teniendo que tener agallas (...).
Pero inalmente distribuyeron ellos
el ilm con la misma organización, la
misma energía, el mismo entusiasmo
con que encararon la producción. Ese,
creo, es un desarrollo extremadamente
importante y no estoy diciendo que
todos los que estamos aquí podamos
comprometernos del mismo modo,
pero hay ciertas áreas del mundo que
ciertamente marcan una dirección. Y lo
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Otro tipo de información que creo
que es tremendamente importante
es ésta: yo, por ejemplo, conozco
cinco grupos diferentes actualmente
en actividad en Estados Unidos que
están produciendo ilms sobre Chile.
Estoy seguro que hay grupos de todo
el mundo produciendo ilms sobre
Chile. También estoy seguro que
el tema merece el mayor número
posible de películas y la mayor labor de
propaganda e información a lo largo
del mundo. Pero desde que las fuentes
de inanciamiento para la producción
están muy limitadas, es imposible
que todo el mundo se involucre en
una actividad de estas características
(...). Podría ser importante que los
realizadores informen a través de
alguien -digamos, por ejemplo, André
Pâquet- en qué están trabajando;
de modo que otros alrededor del
mundo puedan saber quién está
haciéndo qué cosa. Si sabemos que
los chilenos están produciendo ilms
sobre Chile, y conocemos su punto de
vista y estamos de acuerdo en que
el suyo es un esfuerzo que merece
nuestro apoyo, puede que entonces
sea función de todos los que estamos
interesados en desarrollar este tipo
de cine, así como su distribución más
amplia posible, apoyar del mejor modo
que podamos esta producción. (...)
Hay otra sugerencia que quería hacer.
También quisiera informarles sobre
algo que creo es un avance muy
importante. El ilm Los traidores
fue producido en la Argentina por
un grupo llamado Cine de la Base.
Ellos no sólo produjeron el ilm en
el sentido de rodarlo, etc.; la misma
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
134
que esto encierra es una respuesta a
lo que Walter estaba diciendo, porque
¿qué signiica realmente esto? Que
estos directores consideran al ilm
actual como el equivalente de lo que
era en el pasado un panleto político,
que un ilm es una poderosa arma
organizativa. Que el ilm puede hacer
que la gente se movilice y actúe. Y
si esto es así, entonces un director
no puede desentenderse cuando la
producción ha terminado: debe formar
parte de la distribución real.
No voy a extenderme demasiado pero
otro punto que quisiera señalar es
este: oí hablar mucho el día de hoy,
algunas cosas muy interesantes, muy
estimulantes, pero en muchos casos
el ilm es algo a lo que se referían en
un plano más bien abstracto. Creo
que Walter tiene razón en que el cine
y la cultura no son abstractos, que
representan una clase, sabemos bien
que representan a las clases que están
en el poder y que estas hacen de todo
por todos los medios, música, arte,
pintura, cine, para expresar su propio
punto de vista, para declarar sus
aspiraciones, para presentar modelos
a seguir al resto del mundo, para
inluenciar -como dijo nuestro amigo
de África, que la gente en África piensa
que la mejor cultura, aquella a la que
hay que seguir, es la de los países
colonizadores-: esta termina siendo la
función del cine. Pero ¿cómo podemos
evitar este tipo de (inluencia)? Creo
que, otra vez, una cosa importante es
-no porque yo estuve involucrado sino
porque creo que es un buen ejemploque el Grupo Cine de la Base no es
simplemente un grupo de realizadores.
Ellos están genuina y propiamente
comprometidos en la actividad política
de su país. Cineastas que son sólo una
parte de esto, y que se consideran a
sí mismos como simples cineastas,
no pueden ser buenos cineastas en el
mismo sentido -desde mi punto de
vista, que es el de los ilms políticos
sobre los que estoy hablando- en que
un escritor de panletos no podría
tener un rol abstracto porque conoce
el idioma y escribe maravillosamente
y hace muy buenos panletos. Es
importante para él ser una parte
integrante de la lucha, y representar
desde su técnica, su oicio particular,
las aspiraciones de la gente en esa
lucha. Es decir que la tarea del cineasta
se integra en las luchas que tienen
lugar en su país.
Affonso Beato
Mi nombre es Affonso Beato y trabajo
con la Tricontinental, especíicamente
para la distribución del ilm Cuando
despierta el pueblo. Este ilm fue
dirigido en relación con las campañas
de solidaridad con la resistencia
chilena, entre otros propósitos. Me
producciones. Este es un punto, creo,
que deberíamos clariicar. No podemos
empezar aquí a discutir cosas tan
simples, del tipo “cómo mostrar una
película” (...)
(…) porque no sabemos en verdad
qué es la distribución alternativa.
Deberíamos categorizar lo
que esto signiica, ponerlo por
escrito, distribuirlo; y también
deberíamos crear un mecanismo de
comercialización, de información,
sobre este tipo de cine. El cine político,
las películas que no tienen nada que
ver con el stablishment o que no son
propaganda para el stablishment
de los países desarrollados o
subdesarrollados.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Broullon
Quiero hablar de algo que Bill había
mencionado antes: la idea de una
federación mundial o, como lo dijo el
camarada de África, un frente común.
Este es sólo el comienzo, un paso
para todos los que estamos aquí en el
sentido de conocernos.
Creo que (es importante) sobre todo la
idea de que una vez hecho el ilm, con
tantos sacriicios que los realizadores
tienen que atravesar -como puntualizó
135
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
gustaría agregar a lo que acaba de
decir Bill (Susman) que, más o menos
como dijo Walter, el primer punto
que veo aquí en el taller, es que
deberíamos categorizar las cosas, creo
que deberíamos crear algún tipo de
terminología para entendernos entre
nosotros. Básicamente, cuando se
habló del mercado norteamericano,
del gran potencial que hay allí,
coincido en todo lo que se dijo. Uno
no puede comparar este mercado con
los demás. Pero creo que deberíamos
dividir, por un lado, los mercados
desarrollados, y por el otro los no
desarrollados. Deberíamos categorizar
esto. ¿De qué clase de ilms estamos
hablando? Y categorizar también
los tipos de distribución de los que
hablamos, porque creo que desde el
punto de vista de los productores en
Latinoamérica, y creo que en todo el
Tercer Mundo, no entendemos cuál
es la diicultad aquí para distribuir un
ilm. Ustedes deberían imaginarse
cuáles son las diicultades para
hacer una película en Latinoamérica:
nosotros reunimos el capital, que
nunca es una gran cantidad de dinero,
entre 10 y 100 mil dólares, para un
corto o un largometraje. Nosotros
traemos la película de Estados Unidos,
traemos (materiales) de allí y de otras
partes del mundo, traemos cámaras;
nosotros reunimos el equipo, equipos
muy especializados, camarógrafos,
todo; hacemos todo eso en ámbitos
subdesarrollados. Los productores no
entienden por qué los distribuidores
de los países desarrollados, algunos
distribuidores, no pueden lograr lo
que nosotros hacemos en nuestras
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
136
Affonso-, para (luego) viajar por
todo el mundo tratando de vender
la película y recuperar el dinero para
seguir trabajando y poder vivir, es
realmente importante extender la
responsabilidad a los distribuidores
y a la gente que está en la difusión
de informaciones e ideas; (la
responsabilidad) de unirse y establecer
un sistema que permita a los
productores obtener algo de dinero sin
tener que correr tras él. Jorge Sanjinés,
de Bolivia, lo puso muy claro: dice que
hizo cuatro películas en seis años; sólo
dos años haciendo las cuatro películas,
y los otros cuatro años buscando el
dinero.
Así que creo que es esta la
responsabilidad de los distribuidores,
y también la de los exhibidores, y
creo que sería un muy buen punto
de partida descubrir quién está
trabajando bien y unirnos para
bajar los costos de distribución, de
subtitulado, etc. Nosotros tenemos
una experiencia muy concreta. Cuando
coprodujimos el ilm Cuando despierta
el pueblo, que mostramos en algo así
como diez países, fue distribuida en
italiano, en francés, lamenco, español
e inglés. Si en ese momento, cuando
terminamos la película, hubiéramos
sabido que se la distribuiría en esos
idiomas, hubiera sido mucho más
simple, fácil y barato grabar la banda
sonora con las voces en esos idiomas.
(...) Entonces el punto es que tenemos
que empezar eliminando estos
problemitas de: “no conocíamos al
otro”, o “estos nunca oyeron hablar del
ilm”. Creo que la idea de mantener de
alguna forma una comunicación entre
nosotros tiene que darse, también a
causa del hecho de que mucha gente
a veces distribuye el ilm y el director
no se entera. Principalmente en los
países desarrollados, esto es también
importante, el rol que ellos tienen
que jugar (...) en estos países donde
el capital mundial está acumulado y
por lo tanto tiene que retornar en esta
instancia, en forma de cine, debería
retornar para que los cineastas puedan
seguir trabajando, especíicamente
para inanciar a algunos de los
países donde este tipo de exhibición
paga es casi imposible. Estuvimos
discutiendo concretamente el caso de
México la semana pasada, con un par
de camaradas de allí, y su situación
es completamente diferente de la
de los Estados Unidos o Inglaterra,
etc. Así que creo que tiene que haber
alguna clase de base y si no es ahora,
entonces los distribuidores deberían
reunirse más adelante y discutir la
posibilidad de formar algún tipo de
federación; con todas estas cosas creo
que podemos ayudarnos los unos a los
otros y a cada uno que interviene en el
proceso.
Achugar
Quería simplemente agregar una
información que algunos camaradas
que estaban en el primer encuentro
en Argelia (...) En el mes de diciembre
del año pasado, estuvieron reunidos
(en Argel) y crearon una Oicina / un
Comité de Cine del Tercer Mundo,
que era en principio la creación de
una organización a partir de la cual
hubiera una cierta coordinación de
esfuerzos, fundamentalmente en el
plano del intercambio de información,
la producción, difusión, distribución de
películas del Tercer Mundo. Ahora, la
semana pasada, acaba de terminar en
Buenos Aires, Argentina, el segundo
encuentro del Comité de Cine del
Tercer Mundo que, para vuestra
información, se compone de los
siguientes camaradas (...)
137
año 3 | n°3 | 2013/2014
Jan Lindqvist
Creo que este es el primer encuentro
donde gente del Tercer Mundo y
gente de los países desarrollados
se juntan. Y creo que para evitar las
malas interpretaciones del trabajo
de los diversos grupos, es esencial
explicarnos y entendernos entre
nosotros en lo referido a algunos
problemas que hay en la distribución,
problemas de la gente del Tercer
Mundo y problemas de distribución
de sus películas en Europa. Y todavía
retengo alguna intervención, la del
productor de Los Traidores, Susman;
algunas de estas cosas que podrían
ser malas interpretaciones, (pero) que
en alguna medida son ciertas. Hace
hace unos diez años empezamos a
distribuir películas del Tercer Mundo
como un acto de solidaridad -y tengo
aquí en mi mano el primer catálogo
con todas las referencias de gente del
Tercer Mundo, de los cineastas y de
dónde puede conseguirse sus películas,
etc.-, entonces desarrollamos juntos
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Karmitz
(…) de difusión de Coup pour Coup en
el extranjero. Las tres cuartas partes
de los grupos con que nos disponíamos
a hacerlo consideramos que coquetean
con la política y con el cine. Y que no
son gente seria, que no son gente
correcta y que efectivamente no tienen
una concepción clara de su rol y de lo
que quieren hacer; y efectivamente
uno se encontraba -como el camarada
que hablaba recién-, frente a personas
que en realidad se aprovecharon de
nosotros, en tanto que inalmente
la sociedad capitalista a veces puede
más, además con un discurso político
que cubría un poco estos abusos. Creo
que ahora sí podemos aclarar este
problema, justamente sobre la base de
balances concretos de lo que cada uno
puede decir, y de cosas concretas de
lo que ha hecho; hay que juzgar sobre
acciones y sobre una práctica correcta.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
138
un sistema para llevar estas películas
a nuestros países y también a otros
lugares en Europa, en Escandinavia
sobre todo, pero también trabajamos
un poco con otros países. Durante
este trabajo desarrollamos en un
grado muy alto las posibilidades
de distribución, especialmente en
Suecia. Pero ahora, ante el cambio de
la situación internacional, podríamos
decir que dependemos del cine del
Tercer Mundo; lo digo abiertamente,
dependemos del cine del Tercer
Mundo para desarrollar las bases de
una distribución independiente. No
podemos proveer nuestro mercado,
no podemos tener una distribución
continuada si no tenemos películas
de otros países tanto del Tercer
Mundo como de otros países de
Europa, porque no podemos producir
suicientes ilms para la organización
de la distribución. Y es necesario
tener una distribución continuada;
si no la tenemos siempre ocurrirá
de distribuir una película para reunir
a determinadas personas para esa
película en particular, y luego la
organización se diluye, y se vuelve a
reunir a la gente para otro ilm y así
(sucesivamente). Hace varios años
hemos abandonado ese tipo de cosas.
Otra cuestión es que en nuestros
países no existe una organización de
masas con la que trabajar, es un caso
muy distinto al de Latinoamérica.
Alguien habló de trabajar
conjuntamente con las organizaciones
de masas; que las unidades de
producción trabajan la distribución
conjuntamente con ellas. En Suecia
no podemos producir películas
de ese modo, nunca podríamos
obtener soporte inanciero de estas
organizaciones.
Otra cosa es la distribución. Me
gustaría avanzar con lo que dijo
Walter (Achugar) ahora. Pienso
que el problema principal para la
distribución, en Europa, es el siguiente:
desarrollamos una distribución para
todos los países del Tercer Mundo,
no nos faltó dinero, en ciertos países
priorizamos ilms que no valían la
pena; tratamos de obtener distribución
para todo tipo de ilms, aún los no
conocidos, queríamos tratar de tener
información a tantos niveles como
fuera posible. El mercado principal para
las películas fue la televisión, además
del mercado real, y ahora vuelvo al
punto, a lo que dijo el señor Susman.
Después de 6, 7, 8 años de trabajo
creamos las bases de una distribución
comercial y no comercial. Hay gente
por todo el país trabajando en su
tiempo libre en lugares de base, con
el manejo del equipo de proyección,
con los aiches, con todo eso, para
hacer salir, difundir las películas. Así
que realmente tenemos las bases
para la distribución de distintos
tipos de ilm, porque podemos
informar además de pasar el ilm.
El ilm se exhibió creo que una semana
en un cine de Estocolmo, y fue un
tremendo fracaso, terminó en la nada,
porque no había ninguna clase de
información sobre la película; el público
no estaba acostumbrado (no había
sido preparado) para un ilm de este
tipo, no hubo publicaciones, ni noticias,
ni artículos; y el público nunca vino
(a verlo).
Lo que quiero decir es que nosotros
deberíamos discutir aquí estos
problemas con la gente del Tercer
Mundo, muy honestamente, y
forzarlos a mostrar, desde sus
sindicatos o asociaciones, algún tipo de
solidaridad con nosotros. Este otoño
estaremos organizando una semana
de cine latinoamericano, donde
queremos presentar siete películas
nuevas, conseguir las copias y lanzarlas
al mercado por un período de un año,
en una campaña extensa. Después de
esto queremos organizar lo mismo
con una película árabe que jamás se
exhibió en Europa, en Escandinavia. De
los latinoamericanos ya tenemos tres
o cuatro películas hechas por colectivos
que no son conocidos, que por razones
políticas están en la clandestinidad.
139
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
Esto es una fractura al interior de
la industria cinematográica, de los
monopolios. Y en esta situación los
monopolios buscan quebrar nuestra
organización y además asegurarse
las posibilidades de rentabilidad de
las películas. Entonces, lo que pasa
es que, en el caso de Los traidores,
el agente del grupo Cine de la Base
llegó en un momento muy crítico de la
lucha contra la industria, cuando esta
nueva organización se había creado
recientemente. Y los latinoamericanos
querían, y con razón, tanto dinero como
fuera posible recaudar por el ilm. Y
no podíamos, no somos capitalistas,
no manejamos grandes cantidades
de dinero, sólo podemos hacer una
copia y ponerla en el circuito, y con
un porcentaje, conseguir más dinero
para el ilm; eso conjuntamente con el
trabajo de información. Bien, pedían
dinero, no podíamos pagarles nada.
Se fueron con otros distribuidores que
podían pagar, porque necesitaban
dinero, y fueron a uno de los más
grandes monopolios, (Sandre Film), y
ellos les pagaron en efectivo la suma
más alta jamás pagada por esta clase
de ilm, alrededor de 5 o 6 mil dólares...
(Consulta a alguien en la sala:)
¿Cuánto? 11 mil dólares, una tremenda
cantidad en Suecia. Yo hablé con el
agente, le dije: “no podemos hacer
nada”. Pero ocurre que algunos
ilms que pueden ser rentables son
absorbidos por la industria, lo que
debilita nuestra organización y debilita
las bases para un trabajo continuado,
para introducir temáticas más
complejas o a realizadores desconocidos
de Latinoamérica, por ejemplo.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
140
No son grandes nombres ni nada
de eso, y necesitan una muy bien
orquestada campaña de información,
de publicidad; y las películas deben
verse en paralelo con los debates.
Hay otros ilms que también
necesitamos, en este caso de Littín,
Sanjinés y algún otro. Y el problema es
cómo estas películas, en algunos casos
-no lo sé bien respecto del último
ilm de Sanjinés- son producidas por
grandes compañías de TV como la
RAI (de Italia), que ha logrado que el
ilm no se muestre en muchos países
europeos, porque pedían tanto dinero
a cambio que nadie podía pagarles.
Termino esta intervención con algo
que es problemático. Es el caso de las
cifras, creo que es muy importante,
como alguien dijo, que todas las cifras,
toda la capacidad de recursos de
los diferentes grupos, sean puestas
en común y discutidas, para evitar
malentendidos de dinero; y también
para obligar a algunas organizaciones
-es que soy suspicaz sobre las
organizaciones- a un control de los
números y de los ingresos que generan
para el cineasta.
Hay otro problema, que se hizo
bastante obvio aquí: en este panel
veo lo que me temo se llamaría un
“nuevo imperialismo de izquierda”
-sí, sé que es una broma, pero podría
ser algo como eso. Esto es, los
norteamericanos, los franceses y las
grandes áreas idiomáticas, respecto
de Suiza, Suecia, Holanda, Bélgica,
tienen problemas bien diferentes.
Nosotros no podemos ofrecer tanto
dinero por los ilms como los franceses
o los norteamericanos. Necesitamos
subtitularlos, y en algunos casos,
como los belgas o los suizos, en más
de un idioma. Esto cuesta un montón
de dinero. Sugeriría que los grupos
deberían ser divididos con estos
criterios, para que puedan expresar
problemas similares (entre cada uno
de ellos). Lo que tememos es, por
ejemplo, que los franceses, dada su
enorme capacidad económica, puedan
convertirse en intermediarios entre,
por ejemplo, los latinoamericanos
y nosotros;, y que pueden usar los
ilms, como dijo Susman, en su propio
beneicio. Esto es, para construir sus
propias organizaciones, para comprar
las películas en el mercado europeo,
para fortalecer sus organizaciones y
darles protagonismo, ponerlas en el
centro de la escena. Esto es algo en lo
que no quisiera que cayéramos.
Broullon
(…) haciendo festivales en Inglaterra,
Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
Y hay grupos autónomos que tratan
directamente (con ellos). Nada del
dinero va a parar a los Estados Unidos
(...) y lo único que sí compartimos es el
costo del subtitulado y el copiado.
exigir a los productores del ilm en
Argentina, o al grupo en Bolivia, que
comprendan la validez política de la
airmación sobre la importancia del
desarrollo de redes; no se puede pedir
al grupo Ukamau que renuncie a lo
que les corresponde o a lo que podrían
obtener en otro lado, que apoyen el
desarrollo de la red. Eso no es realista y
es, al inal, políticamente incorrecto.
Karmitz
(…) Y conozco una cantidad de
cineastas, no sólo en Francia sino
también en Italia, que no están
en mejores condiciones para
hacer películas que los cineastas
latinoamericanos.
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Miguel Littín
Hay un problema que es muy serio.
Se está discutiendo sobre el cine
latinoamericano y sobre todos sus
problemas, pero a los organizadores
del encuentro se les olvidó que habían
invitado a muchos latinoamericanos
pero solamente traducen al inglés o al
francés. Entonces nosotros exigimos
¡que pongan una traducción al español!
141
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Lofredo
Estamos en una posición similar a
la del Film Center (de Estocolmo)
en relación con la distribución y los
productores. Creo que es fácil para
nosotros identiicarnos con la posición
que él tomó en el sentido de que
siempre estamos en un embrollo,
entre cómo conseguir las películas
nuevas y cómo estar en condiciones
de ser lo suicientemente atractivos
para el realizador y que no las atrape
algún monopolio corporativo. Esta
cuestión no puede resolverse en
términos de simpatía o de solidaridad
abstracta. Básicamente el análisis
que debe hacerse es ¿quién tiene
la prioridad en este sentido, cuál es
el sector que más necesita ayuda
y debe ser apoyado? Básicamente
es el productor del Tercer Mundo.
No podemos exigir a un productor
del Tercer Mundo que subsidie el
desarrollo del trabajo de distribución
en los Estados Unidos o en Suecia. Y
esto tiene una gran implicancia para
la gente que se hace cargo de la tarea
de distribución. Hacen falta enormes
sacriicios de todo tipo para poder
cubrir y satisfacer las necesidades
del productor y al mismo tiempo
desarrollar la propia red y proveer a la
gente del país de uno que tiene que
ver las películas gratis; y a la vez -como
se dijo antes- apoyar el desarrollo de
redes en otras partes, en países del
Tercer Mundo que no pueden acceder a
los recursos necesarios para ello.
Quiero decir que no tiene sentido
pensarlo como una cuestión del Bien
vs. el Mal, sino como una cuestión de
prioridades políticas. Y uno no puede
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
142
André Pâquet
El del idioma es un problema al que
estamos habituados en Quebec, creo.
Los aparatos que ustedes tienen son
aparatos que sólo pueden registrar
dos canales, receptor y emisor. Es,
de entrada, un problema técnico. Los
intérpretes que están con nosotros
pueden hacer la traducción del español
al francés o al inglés. Ahora, lo que
podemos hacer es hacer la traducción
de las intervenciones, pero sólo con
un idioma, inglés o francés. Si todo
el mundo está de acuerdo, podemos
hacer eso. Habíamos previsto al
principio utilizar más de un idioma,
pero pienso (...)
Hamelin
(…) no hay problema, pero cuando una
intervención se hace en francés o en
inglés no hay traduccción en español.
Pero, precisamente, podría haber
alguien que hable inglés y francés
que haga la traducción simultánea
al español. Podría estar al lado (de la
persona que interviene).
Pâquet
(…) es lo que sugiero. Por otro lado,
tenemos camaradas de Chile aquí en
Montreal, que están aquí para hacer
ese trabajo; ya que se ha invitado a
camaradas latinoamericanos cuyas
intervenciones en español ellos van a
traducir al francés o al inglés, al igual
que toda otra intervención que se haga
en español.
*Nota: A partir de este momento del
taller las intervenciones comienzan a
ser traducidas también al español por
algún latinoamericano a continuación
de la intervención en francés o inglés.
Carl Svendstedt
Vengo del Swedish Film Center.
Este problema que se expuso es muy
complicado y tiene muchas variantes.
Trataré de ser breve, pero no es un
problema de dinero. Es una cuestión
de solidaridad y nunca he oído hablar
de una solidaridad unilateral. El
problema surge porque el mercado
cinematográico ha cambiado. Antes
había, en todos los países, una sola
forma de distribución, que era una
forma más o menos (en espacios) de
cinematografía, de presentación de
largometrajes en salas. Ahora hemos
sentado un circuito de distribución de
películas en 16 mm que ha demostrado
ser también poderoso y con capacidad
de generar recursos. Inmediatamente
entra la industria comercial y empieza
a comprar películas de América
Latina, y tratan de distribuirlas y
ganar dinero con ellas, raramente con
éxito. Pero cuando hacen esto, dañan
severamente nuestro sistema
también es la de ustedes (la de los
cineastas latinoamericanos y del Tercer
Mundo). Y lo más importante de todo
esto es que sabemos -y podemos
darles las cifras exactas si nos lo
piden- que una vez que una de estas
películas sea lanzada por las grandes
compañías, como las tres que ejercen
el monopolio en nuestro país, la gente
no la verá.
Por último tengo algo especíico que
señalar a Marin Karmitz: hay gente
que no puede actuar como agente
de películas de otros continentes,
lo que en la práctica lleva a que por
ejemplo, una película vaya a parar a la
Cinemateca Sueca donde será vista por
300 estudiantes y nadie más.
143
año 3 | n°3 | 2013/2014
Leonard Henny
Estoy muy contento de que mi colega
sueco haya intervenido y haya lanzado
un llamamiento a la solidaridad,
porque el llamamiento que se hizo
antes fue muy idealista. Coincido
completamente con Lofredo, no
podemos esperar que los pueblos
oprimidos se solidaricen con pueblos
que en algún sentido son opresores.
Tenemos que mirar esto de modo
muy realista, considerando que en el
interior de un sistema capitalista no se
puede destruir un sistema monopólico
si sólo se trabaja desde un sector. Creo
que tomaré la advertencia de Lenin
que decía que los capitalistas llegarán
en su ambición hasta el extremo de
comprar su propia soga para el cuello
si pueden hacer alguna ganancia
con ello. En otras palabras, creo que
debemos enfrentar el hecho de que los
cineastas y distribuidores alternativos
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
(de distribución alternativa). Entonces,
¿por qué no dejan de comprar películas
cuando no ganan dinero con ellas?
Es sólo porque todo el mercado de los
medios audiovisuales está en proceso
de reestructuración, con lo que las
tácticas de las grandes compañías
han cambiado. Ahora ellos ofrecen
comprar la totalidad de los derechos
de reproducción: película, video,
videocassette, televisión. Así que si
no ganan dinero con la exhibición en
salas, inmediatamente generan un
mercado muy especíico de ventas
de videocassettes, donde uno puede
hacer un lanzamiento muy limitado
de ilms latinoamericanos donde ellos
controlarán los derechos.
Esta no es una cuestión meramente
comercial. Desde el momento en que
estas compañías están aliadas de una
u otra forma con las corporaciones de
Hollywood, en el momento en que el
lanzamiento de estas películas no les
resulta provechoso políticamente -y
por lo tanto comercialmente- estas
estarán bloqueadas para la totalidad
del mercado. Sé que hay una resolución
de la Unión Internacional de Cineastas,
en el sentido de que de ninguna
manera deberían venderse la totalidad
de los derechos de una película. Creo
que hay una cantidad de soluciones
técnicas al problema. La primera, y
más simple, es fraccionar los derechos.
Si esto no se hace ni encontramos
otra solución, si no tenemos acceso
a las películas latinoamericanas, nos
veremos seriamente perjudicados y
retrocederemos muchos años en la
lucha en nuestros países (del Primer
Mundo), que no es sólo nuestra lucha,
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
144
funcionamos simplemente como
un mercado-piloto para las grandes
corporaciones. Ellos nos observan
cuidadosamente y cuando descubren
un nuevo nicho en el mercado se
mueven rápidamente para ocuparlo,
y es lógico que pongan 11 mil dólares
para comprar un ilm, porque para
ellos son monedas, incluso si van a
pérdida no importa porque la mayoría
de las distribuidoras son subsidiarias
de corporaciones mucho más grandes
que pueden absorber enormes
pérdidas. En ese sentido deberíamos
estar contentos de que ellos estén
dispuestos a pagar 11 mil dólares a
un realizador que en Latinoamérica
podrá utilizar ese dinero para hacer
más películas, y que seguramente
gastó esa cantidad o más haciéndolas.
Ahora, uno puede decir que es muy
triste que la gente de Suecia no haya
visto ese ilm, fuera de 500 o 600
personas. Pareciera que cuando el
productor, un día, tenga la película
juntando polvo en un estante, querrá
venderla a un circuito alternativo para
sacarle algún provecho, y esto ha
ocurrido en el pasado. Pero la segunda
solución que se propone desde Suecia,
la de fraccionar los derechos, es muy
viable y debería adoptársela como
una resolución de este encuentro.
Porque si todos los directores se ponen
de acuerdo en este sentido, y dicen
“nunca más vendemos la totalidad
de los derechos sino parte de ellos”,
y recomiendan que un realizador de
un país del Tercer Mundo venda sus
películas a un distribuidor comercial
y ponga sus propias condiciones
para que el ilm se exhiba ante un
determinado sector del mercado, eso
sería un logro.
Creo que realmente ustedes tienen
que minimizar las posibilidades de ser
mártires, los directores y distribuidores
alternativos, y ser realistas. Estamos
condicionados por el capitalismo y no
estamos en condiciones de destruir el
monopolio a menos que se produzca
un cambio verdadero en los valores,
en el sistema en el que estamos
trabajando, en el camino hacia un
estado socialista. Y creo que esto sí
puede ser idealista de mi parte, pero
creo que si a través de la distribución
comercial un ilm comprometido es
visto por millones de personas, ello
tendrá un efecto en el derrocamiento
del sistema capitalista.
Esto es entonces lo que propongo,
tratar de llegar a una resolución que
especiique cómo encarar la venta
de derechos a los distribuidores
comerciales.
Micheline Creteur
Pertenezco a una unidad de
distribución en Bélgica, del que el
grupo que se presentó esta mañana
participa, y también trabajo en el
Ministerio de Cultura de Francia, donde
trabajo en la difusión de ilms, entre
ellos los que son distribuidos por esa
unidad de distribución.
Mi intervención es más que nada para
hacer dos preguntas que conciernen
a la relación entre la distribución
comercial y la que llamaré distribución
militante. (...)
145
año 3 | n°3 | 2013/2014
generalmente de problemas como
el racismo o las cárceles, nosotros,
gracias a las películas, logramos que
esos medios hablen de estos temas,
y no sólo en las páginas culturales.
También tenemos que tener muy
claros los límites de nuestra lucha
militante y que los trabajadores
no tienen acceso a otros caminos y
medios de comunicación que los que
les permite la burguesía. Entonces es
normal que utilicemos a fondo todas
las contradicciones de esta burguesía,
en particular al nivel de la información.
En lo que concierne a la segunda
pregunta: el público al que apuntaba
Coup pour coup está evidentemente
en las salas comerciales y también
está en otra parte. Pero eso signiica
también que no podemos dejar las
salas simplemente en una relación
clásica entre espectáculo y espectador.
Cuando estrenamos Coup pour coup
en las salas de París, eso nos permitió
hacer el trabajo político subsiguiente:
primero, informar de la muerte de
nuestro camarada Pierre Overney, un
camarada asesinado por las milicias
patronales frente a la fábrica Renault.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Karmitz
(...) Desde el principio nosotros
rechazamos dejar un terreno libre para
la burguesía en algo que puede tocar
su terreno. Sería para nosotros una
gran derrota política aceptar lo que
la burguesía acepta perfectamente:
las redes paralelas, dado que esas
redes no la molestan. Es evidente,
por lo demás, que tenemos que
manejar los dos aspectos de este
problema, a saber: la lucha sobre el
terreno de la burguesía es muy difícil,
y es favoreciendo y desarrollando
considerablemente el sostén popular
que podremos llevar adelante esas
luchas. Para nosotros el circuito
militante no es un circuito de
izquierdistas convencidos o grupos
de militantes que se pasan películas
entre ellos; es un circuito donde la
gente toma a su cargo ella misma
el cine, organiza por sí misma las
proyecciones, encuentra ella misma los
locales; y sus propios balances arrojan
una coherencia entre la vida cotidiana,
la lucha de esos militantes, y su obra.
Consideramos que nuestro trabajo
actualmente es unir todo lo que puede
ser unido; y no entrar en los juegos
de las divisiones de la burguesía,
en particular la que se aplica al cine
por el poder de los monopolios y las
migajas que dejan al pueblo. Por
otra parte, y en lo que reiere a los
medios de información, es evidente
que tenemos también una lucha
que librar en relación con la prensa;
y lograr hacer un trabajo correcto de
explicación a los periodistas es otro
aspecto concreto de la lucha. En una
serie de diarios que se niegan a hablar
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
146
Entonces en las salas había mitines
después de cada proyección, en dos
salas, lo que nos permitió llegar a
25 mil personas, lo que hubiera sido
imposible hacer fuera, en una sala
normal de reuniones. En segundo lugar
recaudamos en 15 días 20 mil francos
-que equivalen a cuatro mil dólares-,
en una colecta para pagar el entierro
del camarada muerto a la familia. Es
también para esto que puede servir el
cine.
Quiero decir también que fuera, en
otras ciudades, este ilm ha recaudado
dinero para el fondo de huelga (...) por
un total de 50 mil francos, es decir 10
mil dólares.
Tengo a vuestra disposición un balance
detallado sobre las experiencias de
proyección de este ilm.
Beato
Como primer punto quiero relexionar
sobre una cierta ingenuidad que veo
cuando se habla de la problemática
de que hay compañeros que hacen
distribución y están recaudando
dinero para hacer esa tarea. O sea,
que por el hecho de que se esté
trabajando con plata no se puede
acusar a los compañeros que lo que
hacen es repetir los mismos juegos
del capitalismo. Los compañeros
latinoamericanos, o creo que
cualquiera del Tercer Mundo, para
producir una película tienen que hacer
lo mismo; hacer películas no surge
solamente de nuestra voluntad,
tenemos que sacar esa plata de
un sistema liberal, de un sistema
capitalista, el dinero no viene de
nuestros sueños. Ese capital está
mezclado la mayor parte del tiempo
con trabajo voluntario y sacriicios de
otros compañeros que trabajan en
equipo. Y voy a redondear ese concepto
dando la razón al compañero Marin
(Karmitz) cuando dice que no querer
aceptar esas reglas de la burguesía
es un problema de negación de la
realidad. El juego del colonialismo, del
imperialismo, es implantar en nosotros
el sentimiento de que no podemos
hacer las cosas bien hechas; y nosotros
creemos que se puede hacer un cine
que sea descolonizado, y que a la vez
pueda mostrarse en cualquier parte del
mundo y a cualquiera le guste y pueda
entenderlo.
Quiero también protestar porque
un compañero hace una acusación
muy barata: el planteo de que
cuando nosotros nos organizamos
internacionalmente a través de
ciertos grupos, eso sea considerado
un imperialismo de izquierda. Creo
que eso es ridículo considerarlo de esa
forma.
147
año 3 | n°3 | 2013/2014
con mucha más productividad qué tipo
de cine nosotros podemos hacer para
incidir de una manera concreta y eicaz
en las grandes masas populares. El
cine paralelo es una opción a nuestro
modo de ver que nosotros tenemos y
que tenemos que aprovechar, pero no
podemos a nuestro juicio eternizar esa
opción. Nosotros no podemos dejarle
negocios grandes a los comerciantes
y reservarnos para nosotros negocios
chiquitos. Parece que estamos
pidiendo una limosna constantemente
y que pretendemos ser vanguardia
toda la vida. Pensamos que realmente
es muy importante ver esto como
una acción, y efectivamente sacar
conclusiones prácticas. Incluso a veces
tranquilizamos nuestra conciencia
porque estamos distribuyendo
determinados materiales de cineastas
del Tercer Mundo, materiales que
son importantes políticamente y eso
nos tranquiliza la conciencia. Pero no
somos una gente pobrecita, no somos
una gente miserable, somos la gente
más importante que hay en el mundo.
Nosotros pensamos que aunque esto
parezca realmente una utopía en
algunos casos, de plantearse una toma
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Julio García Espinosa
Nosotros tenemos la impresión de
que estamos tratando de discutir
cosas prácticas, y eso es bueno,
todos le tenemos bastante pánico
a la teoría. Pero a veces discutimos
cosas tan prácticas, cosas tan
inmediatas, con nuestra incapacidad
para discutir concretamente los
problemas importantes. Entonces este
problema de un cine alternativo, de
una distribución paralela o alternativa,
como se la quiera llamar, nos luce por
momentos que se trata de nuestra
manera de afrontar el cine y no de
una opción más dentro de las que
tenemos para afrontar este problema
del cine. Nosotros pensamos que un
cine militante, un cine revolucionario
se supone que lo hagan los militantes
o los revolucionarios. Y el deber más
elemental de un revolucionario es
plantearse la toma del poder. De
manera tal que el deber más elemental
de un cineasta revolucionario es
plantearse también la toma del poder
de las salas de cine y los medios de
producción. Yo creo que si pudiéramos
deinir concretamente esto, nosotros
pudiéramos deinir concretamente
también nuestra actitud frente a
ciertos problemas políticos que al no
estar deinidos hacen ineicaz nuestra
participación en el cine.
Creo que si pudiéramos deinir
este principio, pudiéramos analizar
concretamente los problemas frente
a la industria, para hacer más eicaz
también nuestra participación en el
cine. Creo también que si asumiéramos
muy claramente este principio,
nosotros también podríamos deinir
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
148
del poder concretamente, es necesario
aún así, en esos casos en que parece
una utopía, planteársela para poder
deinir concretamente las tácticas
que debemos aplicar en cada uno de
nuestros países de acuerdo con cada
una de sus circunstancias.
Queríamos decir estas pocas frases,
estas pocas palabras, en aras de que
si nosotros vamos a discutir toda esta
semana problemas muy prácticos,
debemos aspirar también a dejarle
un poco de lugar a problemas que a
nuestro juicio van a poder deinir con
mucha más claridad la perspectiva
concreta de estos problemas
inmediatos que tenemos por delante.
A tal efecto pido, cuando sea posible,
poder hacer alguna intervención para
hablar de estos problemas.
Serge Le Péron
Quiero decir que estoy de acuerdo con
la intervención que acaba de hacerse,
en la medida en que me parece que
hemos hablado de problemas de
distribución durante toda esta tarde,
un poco como podrían hablar los
burgueses, es decir que el debate
ha sido muy despolitizado, creo.
Nosotros que hablamos de producción
y distribución de cine alternativo
no podemos hablar de producción y
distribución en los mismos términos
que la burguesía. Esta tarde me parece
que se habló mucho en términos de
mercado, de derechos, de recursos,
de medios que son evidentemente
fundamentales pero que deben ser
confrontados con la tarea política que
tenemos todos en nuestros países.
Efectivamente, nuestra tarea principal
en cada uno de nuestros países es
hacer la revolución. El problema de la
elección y difusión de los ilms, y de la
manera de hacerlo debe plantearse en
relación con este objetivo.
Efectivamente, no se trata sólo
para nosotros de proyectar películas
desde un punto de vista exótico,
como ciertos ejemplos que hemos
escuchado esta tarde. No debemos
proceder a la difusión de ilms al
estilo de los burgueses; por ejemplo,
hacer una semana de cine árabe o
latinoamericano como los cinéilos
podrían hacer una retrospectiva de
Buster Keaton o Charlie Chaplin.
En relación a esto, creo que hablamos
mucho de las posibilidades que la
difusión militante ofrece para plantear
problemas políticos en Francia,
Karmitz recién decía en efecto lo que
había pasado durante la difusión de su
ilm, citando el ejemplo del momento
de la muerte de Pierre Ouverney, las
intervenciones políticas a propósito de
este crimen y que hubo efectivamente
muchas otras. Creo que en relación a
las posibilidades y los problemas de
la difusión, hay un aspecto que no
debemos olvidar, el de aprender de la
gente a la que les mostramos nuestras
películas.
En la manera en que nosotros
encaramos la distribución no podemos
olvidar este aspecto, que es la
posibilidad de saber cómo el público
recibe nuestra película y cuáles son
las aspiraciones culturales de esa
masa, (tomar lecciones de ella) para
saber cómo debemos hacer nuestras
películas.
Para resumir, para terminar, -porque
creo que ya nos introducimos en el
debate que tendrá lugar el miércoles-,
creo que en relación con el problema
de la producción de ilms, la manera de
hacerlos y el tipo de ilms, el balance
de las experiencias de difusión (de
nuestras películas) es fundamental.
149
año 3 | n°3 | 2013/2014
Achugar
Tengo una preocupación sobre cómo
se desarrolló el debate esta tarde y
voy a hacer una proposición. Hubo
contradicciones planteadas entre
nosotros que son totalmente falsas.
Desde mi punto de vista, hemos estado
equivocados la mayor parte del tiempo
en una especie de diálogo de sordos.
Lo que yo proponía a André Pâquet, y
voy a plantear como moción concreta,
es juntar a la gente y hacer un trabajo
sobre todo en comisiones a partir de
ciertos problemas fundamentales para
nuestro trabajo futuro (...)
Hay gente acá que tuvo intervenciones
positivas, otro que tuvo una
intervención bastante gratuita y
provocadora y muchos que tuvieron
intervenciones que no sirvieron para
nada (de gente que no se comprendía
entre ellos). Por lo tanto, si queremos
terminar esta semana y sacar algún
resultado concreto y positivo, tenemos
que dejar de pajearnos un poco
entre nosotros y seguir el trabajo en
comisiones, donde en forma más
cerrada (se pueda arribar a resultados
concretos) ...
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Lindqvist
Estamos completamente de acuerdo
con la intervención de (Julio García)
Espinosa, y hace mucho tiempo que
estamos elaborando un programa
para la toma del poder de la industria
cinematográica en nuestro país
(Suecia). Los problemas que se han
estado discutiendo son problemas
prácticos que nos confrontan, y que no
son particulares de la situación fílmica
de Suecia, sino que son un relejo
de un gran cambio en la producción
cinematográica mundial. No me
iré satisfecho de este encuentro
hasta que no podamos discutir estas
cuestiones. Porque nos tomamos muy
en serio que si nos vamos sin conocer
estas problemáticas concretas, porque
esta transición puede llevarnos a un
retroceso de muchos años. También
para los latinoamericanos.
Terminaré por decir que si estos
problemas no están resueltos... Lo
haré de una manera provocativa para
mostrar la importancia que tienen.
Pero si esto no se resuelve, no sólo
seremos borrados del mapa como
cine paralelo, alternativo sino que
seremos, en los países desarrollados,
un instrumento de campañas directa
y concientemente dirigidas hacia
(contra) el Tercer Mundo.
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
taller
Participación de la base
3. Fernand Dansereau
1. Inger Servolin
2. Sylvie Jezequel
Third World Newsreel.
(EE.UU.)
4. Sue Robenson
CREPAC-Scopcolor.
(Francia)
1
5. Christine Choy
Groupe de recherches
sociales-Ofice National
du Film, 1967.
(Canadá)
SLON/ISKRA.
(Francia)
Third World Newsreel.
(EE.UU.)
3
2
4
5
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
Taller Participación de la base
153
año 3 | n°3 | 2013/2014
participamos activamente y no
actuamos simplemente como mero
“recurso”. Esto es importante porque
implica que nuestra dirección política
viene de nuestra gente, desde abajo
hacia arriba en vez de arriba hacia abajo.
El otro aspecto importante es pensar
qué es un cine “alternativo” o un
“otro” cine. En un sentido, podríamos
desarrollar un cine “alternativo” que
coexistiera pacíicamente con el cine
oicial, [pero] estaríamos siempre
en una posición de debilidad. Así
que nuestra dirección es más bien
desarrollarnos y funcionar de un modo
tal que estemos siempre en total
contradicción con el cine existente o
establecido, con el orden establecido.
Desde esta base, entonces sí podemos
hablar de cooperar, de involucrarnos
en los sistemas existentes y lidiar
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Sue Robeson
(…) históricamente hemos sido
controlados por los medios masivos de
comunicación en nuestro país, y nos ha
sido imposible expresarnos y deinirnos
en nuestra dirección y según nuestras
necesidades. Somos una organización
de producción y distribución porque
sentimos que es muy importante para
la autodeterminación de los oprimidos.
Esto signiica estar en condiciones de
controlar los procesos involucrados
en la producción de ilms, y (tener)
un total control sobre el producto
inal. En lo referido a cómo iniciamos
la participación de la gente en este
proceso, es importante atender a
los diferentes tipos de producción
que existen en lo que concierne a los
ilms políticos. Nosotros organizamos
la participación real en las luchas,
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
154
con los aspectos comerciales o el cine
organizado. Y esto está relacionado
con el punto que planteaba el
camarada de Cuba ayer, Julio García
Espinosa, quien decía que este tipo
de cine paralelo es una opción, y que
necesitamos algún tipo de estrategia
y alguna base de poder desde la
cual desarrollar nuestros medios de
distribución y producción.
Quisiera hablar ahora de algunos
proyectos especíicos sobre los
cuales hemos estado trabajando
directamente como parte de
organizaciones comunitarias y
movimientos políticos en nuestro país.
Como dije, nuestras películas más
recientes están relacionadas con el
tema de las prisiones, y con los presos
políticos y los presos conocidos como
“criminales comunes”, que claramente
no lo son. El modo en que empezamos
fue con el problema especíico de la
rebelión en la prisión de Attica (1971).
(…) desarrollamos relaciones tanto
con la gente que estaba dentro de las
prisiones, como con las organizaciones
de apoyo que trabajaban fuera de
ellas. Con este tipo de contribuciones
y respaldo desarrollamos esta película
sobre la prisión. Y a través de todo el
proceso de producción de la película
hubo un constante ir y venir de ideas,
y un intento de expresar directamente
lo que la gente desde la prisión nos
decía a los de fuera. Otro proyecto que
realizamos fue ilmar dentro de dos
cárceles de máxima seguridad, donde
intentan reformar a los considerados
peores delincuentes. En términos de
cuánto esto afectó nuestras bases
de distribución, podríamos decir que
cuando el ilm fue terminado ya existía
toda una serie de relaciones con
grupos, y estuvimos en condiciones
de hacer llegar la película a muchas
comunidades fuera de las prisiones,
e incluso dentro de ellas. Este es el
modo en que fuimos desarrollando
otros proyectos. Hay muchas
instituciones en este país y grupos
políticos organizados que hemos
aprovechado para distribuir y como
base de ideas y producción de los ilms.
Por ejemplo, en cuanto al cuidado de
los niños en nuestro país, y en relación
a las madres trabajadoras y madres
solteras, y los problemas que tienen
para el cuidado de los niños. Muchos
centros de cuidado de niños ofrecen
una base formal para la distribución
de los ilms producidos sobre estos
temas. Lo mismo es posible dentro
del sistema de educación pública,
dentro de muchas organizaciones
comunitarias inanciadas por lo que
llamamos poverty programs que
llegan a gran parte de la juventud y
sectores carenciados.Todo esto ha sido
en términos de desarrollar bases de
producción de ilms, y también de su
distribución una vez terminados.
En cuanto a esta Conferencia,
quisiéramos proponer dos direcciones,
una en términos de distribución y otra
en términos de producción. Esto se
debe a que sentimos una gran falta
de comunicación a nivel internacional
y nacional. Por ejemplo, mucha gente
conoce lo que sucede en California,
pero la gente de la costa Este no lo
conoce en absoluto. O los problemas
de Asia, Latinoamérica y África y otros
países. Proponemos que esta sería
una situación ideal, este evento, para
establecer un grupo de personas de
diferentes naciones que trabajaran
en un proyecto con perspectiva
internacional. Esto se debe realizar
con una estructura organizativa. Lo
que también proponemos a través de
esta reunión es crear una organización
internacional con una red de
comunicación continua entre toda la
gente progresista que hace cine. Si hay
alguna pregunta, podríamos discutir
luego.
155
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Christine Choy
Históricamente, ha habido una
lucha por el poder para controlar
el cine al interior de Newsreel.
Solían ser profesionales del medio
quienes controlaban la producción
cinematográica. Esto ha cambiado,
y la gente que trabaja ahora no
es toda profesional. Tratamos de
involucrar tanto profesionales como
no profesionales, sobre una base de
enseñanza y aprendizaje.
Quisiera agregar que sentimos que
hay diferentes tipos de cineastas
y de distribuidores, según sus
ideologías, sus prácticas. Algunos son
“oportunistas”, otros “revisionistas”, y
cuando digo esto me reiero a nuestra
propia experiencia. Por ejemplo,
si existe una colección de trabajos
cinematográicos realizados por una
cantidad de gente, uno los uniica,
hace una película y de ese modo el
cineasta gana mucho personalmente.
Nosotros sentimos que esa es una
forma oportunista de trabajar en cine.
Somos una organización
cinematográica, no vivimos aislados,
vivimos en contacto con lo que pasa
fuera de nuestro país, con la lucha
internacional. Por eso, creemos en la
participación directa en la lucha como
algo verdaderamente representativo
del cine que quisiéramos presentar,
para los trabajadores y para los
necesitados, especialmente la gente
del Tercer Mundo en los Estados
Unidos.
año 3 | n°3 | 2013/2014
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
156
Fernand Dansereau
No sé cuál será el deseo de la
asamblea, pero tengo la impresión,
dado que son ya más de las cuatro y
debemos terminar a las seis..., (no sé)
si preieren preguntar inmediatamente
o al inal a todos. Es más práctico
que todos los participantes hablen y
después pasar a las preguntas.
Estoy en la doble función de exponer
y dar la palabra. Les hablaré de mi
experiencia personal en cuanto a
participación en la base. Quiero
deinir primero qué es la base para
mí: en Quebec, la población obrera
y campesina, rural, no es siquiera
el 30 por ciento de la población.
El resto son oicinistas, pequeños
comerciantes, empleados de comercio
y empresa, y funcionarios. Podemos
decir que es quizá excepcional
pero necesario, tratándose de un
encuentro internacional, describir
y aclarar la situación de Quebec en
particular, o puede que no tengamos la
oportunidad de entendernos. [Extrae
y muestra un aiche con un dibujo]
Si yo intentara representar la tabla
demográica de Quebec, resultaría
un gráico como este. Ven en la
base, aquí, a los trabajadores y los
campesinos. Aquí, la pequeña clase
media, los de cuello blanco. Aquí,
lo que queda de la burguesía y los
tecnócratas emergentes, los pequeños
tecnócratas. Aquí los grandes cuadros,
los capitanes de la industria, en in, la
alta burguesía también. Y aquí, arriba,
los que inalmente detentan el poder
económico y político, a menudo los dos
a la vez. Estoy forzado de constatar
que mi base, cuando me reiero a la
población de Quebec, es sobre todo
gente de la pequeña clase media.
Esta gente no vive una explotación
del tipo de la supervivencia, no está
realmente urgida en cuanto a lo
inanciero, al hambre, el alojamiento
y la supervivencia. La explotación
de la que son objeto es diferente, es
una explotación del ser: tienen que
llegar a ser buenas herramientas
de la máquina industrial, buenos
consumidores. Mi amigo Gilles Groulx
decía el otro día que cuando hace
una película no quiere que nadie
camine sobre su cabeza, que es lo
que les pasa a los habitantes de
Quebec, que alguien les camina
sobre la cabeza ocupando su lugar:
son obligados a aceptar una cultura
comercializada que los aliena, que
va contra sus necesidades, y sienten
inconcientemente que deben salirse
(de esta situación) pero no saben
cómo. De tal manera que puede
decirse que la situación no es tanto
la de una lucha de clases como de
una lucha cultural. Hay todo tipo
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la imagen de la persona que se a va a
ilmar, lo que se llama un “release”,
es decir el derecho de utilizar la
imagen. Habitualmente se exigía a los
cineastas hacer esto antes de ilmar,
de manera que uno es libre de hacer
con el metraje lo que desea. En mi
caso, he decidido hacer irmar este
formulario solamente cuando el ilm
ya estaba terminado, de modo que me
encontraba con un poder parejo al de
la gente con la que había trabajado.
Es la fórmula que yo encontré, hay
otras, también en otros países. Creo
que hace falta un cine de participación,
donde a nivel de la producción se dé
un verdadero poder a la gente con la
que uno trabaja. Porque de otro modo
la conducta del cineasta puede ser
extremadamente autoritaria, con las
mejores y más libertarias intenciones.
Hubo pistas que seguí y que me vi
obligado a poner en cuestión. Una
de las experiencias, que exploramos
hace unos años, fue la de entregar a
la gente los aparatos, en particular el
magnetoscope, los aparatos ligeros
para que pudieran expresarse. Con los
años pienso que es bueno que la gente
tenga los aparatos en sus manos
para invitarlos a expresarse, liberarse,
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
de obstáculos para que emerja
una expresión de tipo nacional, e
impedimentos para una cultura
política también. Se vive una sociedad
que se dice de libre empresa pero es
en realidad totalmente autoritaria
e impide el nacimiento de una
sociedad fraternal. Lo que es muy
particular aquí en Quebec es todo el
esfuerzo que se hace para impedir la
emergencia de colectivos; siempre se
está presto a hacer resaltar en nombre
de la libertad qué es el individuo
pero nunca lo colectivo. Los jefes
de sindicatos, por ejemplo, siempre
van a la cárcel. Por supuesto que lo
económico está detrás de todo esto.
Pero no es solamente la economía sino
también el pequeño poder, la pequeña
autoridad.
Como cineasta encuentro que frente
a esto debo hacer dos tipos de
revolución: una en cuanto al modo
de trabajar y otra en cuanto a los
contenidos de mis películas. No
se trata solamente de denunciar
situaciones sino de comenzar a vivir
otra situación que reclamo. Me di
cuenta desde hace unos años que
como cineasta yo tenía un poder
importante en cuanto a la información
objetiva y efectiva, y que tenía que
compartir ese poder con la gente
con la cual yo hacía ilms. Compartir
el poder no se hace solamente a
nivel de las buenas intenciones sino
compartir poder a nivel real. Me
imagino que en muchos países será
muy diferente; pero para mi la forma
en que se plantea el problema es que
aquí en la ley canadiense y quebecois
es obligatorio registrar el nombre y
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
158
pero pienso también que la televisión
y el cine son dispositivos altamente
soisticados y que la presencia del
profesional es necesaria.
Lo que he visto generalmente con la
gente a la cual le he dado aparatos
es que se producían conlictos de
ambiciones: querían por un lado
expresar mucho lo que ellos vivían
y que otros desconocían, pero por
otro lado querían ser respetados y
reconocidos en su dignidad y trataban
de copiar los modelos que habían visto
en la tv. De manera que la presencia
del realizador -como profesional y
como animador- me parece necesaria
para liberar verdaderamente la voz de
la gente que no se expresa.
Es cierto que toda mi experiencia ha
demostrado que hay una increible
creatividad en la base sin importar
cuál sea, hay un apetito de expresión
tanto más fuerte en la medida en
que no se expresa nunca y (cuando lo
hace) se da con una frescura expresiva
increíble. En muchos de mis camaradas
realizadores he encontrado la creencia
de que este tipo de experiencia los
hace desaparecer como autores
personales del ilm; pero sobre mi
experiencia con los grupos de base
puedo decir que el trabajo colectivo,
lejos de disminuirme como autor,
me ha convertido en un autor más
particular, más enraizado, más autor.
Pienso que en estas experiencias -de
las cuales podría hablarse mucho pero
vamos a resumirlo porque hay poco
tiempo- hay adquisiciones netas que
se pueden aprovechar. Una particular
en Quebec se llama “la animación” y es
una técnica de trabajo con grupos. Creo
que puede compartirse el trabajo del
guión, ilmación y la distribución; pero
hay cosas que, conieso, me han sido
imposibles de solucionar: compartir
el montaje. Los grupos con los que
trabajé hicieron todas las sugerencias
posibles, modiicaciones que incorporé;
pero en el montaje me quedaba yo
solo. Creo que es el problema de la
complejidad de un oicio tan moderno
como son el cine y la televisión.
En todo caso, lo que puedo decir
brevemente como testimonio de
mi trabajo es que, en términos de
participación en la base, en el proceso
cinematográico mismo es necesario
tratar de dejar de lado la actitud
autoritaria del cineasta, esa que es
reforzada por los festivales, que es
consagrada por la noción de talento
por la que se dice quiénes son los
autores y quiénes no lo son. Me crié
en un medio católico con toda una
jerarquía de diáconos, subdiáconos,
obispos, arzobispos, etc., y me
encuentro con la misma jerarquía en el
cine mundial y en el modo en que se lo
concibe.
Sylvie Jezequel
A causa de la propia naturaleza de las
iniciativas de las que participo quisiera
hacer un poco de historia para que se
comprenda el trabajo que realizamos.
CREPAC / SCOPCOLOR son dos
organizaciones gemelas compuestas
por la misma gente, con el mismo
domicilio, pero con dos nombres
distintos por cuestiones que explicaré,
de la ley francesa. Una, CREPAC
(Centre de Recherche pour l´Education
Permanente et l´Action Culturelle)
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movimiento sindical obrero, segundo
el movimiento de educación popular
laica, y tercero, los movimientos
cooperativos de consumidores y de
producción. El conjunto de estos
organismos han aceptado, como
tales, participar en el trabajo de
este centro para, en una primera
instancia, tratar de deinir qué uso
podían hacer conjuntamente –y esto
es importante: conjuntamente– del
medio audiovisual, en el marco de sus
preocupaciones cotidianas. Hubo una
serie de reuniones para deinir por la
miliunésima vez lo que era la cultura
popular, etcétera; cosa que no ha
servido para nada… y luego se llegó a
un momento en que dijimos: hay que
superar esta instancia de criticar lo
que hacen otros y empezar a producir
nosotros mismos. Aclaro, de paso,
que justo en ese momento fue Mayo
del ’68 y que todas estas decisiones
fueron tomadas a partir de esa fecha
por las mismas organizaciones. Y
luego de Mayo del ’68 hubo una gran
necesidad, que se sintió entre las
organizaciones que participaron de
este trabajo, de dar una información
diferente. No sabían bien cómo, pero sí
que debía ser diferente.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
es un centro de investigación y
distribución, una organización sin
ines de lucro; y SCOPCOLOR (Société
Coopérative Ouvriére de Production)
es una sociedad (cooperativa) de
producción.(...)
(... CREPAC fue creada) por la iniciativa
de personas que en esa época eran
realizadores y periodistas de la tv
francesa, y que desde hacía algunos
años se preguntaban por el sentido
de su acción y sobre la situación en
la que se encontraban, tanto política
como socialmente, en relación con
el espectador pasivo que veía lo que
ellos hacían. Estas personas que
trabajaban al interior de la televisión
francesa en esa época tenían cada uno
la responsabilidad de un programa.
Ellos crearon este organismo para
tratar de asociar a la producción de
los programas a otras organizaciones
que la televisión francesa no quería
o no podía aceptar por razones
administrativas, y de asociarlos a la
preparación de las emisiones que ellos
irmaban. Por ejemplo, el responsable
de los programas sobre economía no
tenía la posibilidad de preparar un
programa con los sindicalistas. Si lo
hacía, lo hacía en privado, en su casa,
café o té de por medio, pero no podía
tenerlos cara a cara en el aire. La
intención de crear este centro fue la de
hacer de él un lugar de reuniones para
encontrarse con personas provenientes
de medios muy diferentes, pero que
venían de una cierta familia política
y no de otra (...), y que pertenecían,
el grueso de ellos –hablo en pasado
pero sigue siendo válido hoy en día–
a tres grandes familias: primero, el
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
160
(Estas organizaciones) representan,
en su conjunto, actualmente,
casi 30 mil salas de proyección no
comerciales, con equipos de 16 mm,
que son los que utilizan los cineclubs
tradicionales para discutir el plano
de Eisenstein en comparación con
el de Charlie Chaplin, y otros que se
usan para iestas escolares, etcétera.
Esos aparatos se encuentran en
asociaciones muy diferentes, tanto en
establecimientos escolares como en
casas juveniles, asociaciones barriales,
municipalidades, comités empresarios,
secciones sindicales, etcétera; con lo
que hay un público muy variado en
términos de edad, de necesidades y,
diría, de información.
(…) luchas que hubo que desarrollar
contra sus propias embajadas que
algunas veces les impidió hablar o
dejarse ilmar, contra las empresas
donde trabajan, frente a las cuales
podían correr riesgos, y allí la relación
se hace mucho más fácilmente; es con
ellos con quienes se deinió el lugar
de ilmación, el tema, la orientación;
ellos participan del montaje, es decir
que se hace un premontaje que es
la limpieza del material original. Y
hemos dicho a un cierto número de
ellos que participen, lo que recuerda
lo que se dijo recién, participan en
lo que queda en el premontaje. Les
pedimos que vengan a terminar el
montaje con nosotros de manera,
primero, de no deformar lo que dicen,
y luego de tratar de tejer esa relación
haciéndoles comprender que ellos
están expresándose y que nosotros
jugamos en deinitiva -que es el
objetivo fundamental de la totalidad
de la iniciativa- solamente un rol
de escritor público. Una especie de
escritor público itinerante, moderno,
con medios que son modernos, cuya
misión no es otra que la de expresar a
los otros, (trabajar) para los otros.
Actualmente, en su conjunto y
con problemas de dinero que son
considerables, las investigaciones
toman dos direcciones: la primera es
una diversiicación de los productos.
Renovación de sus informativos,
volviéndolos mucho más violentos,
tanto más diría después de las
últimas elecciones, temas que sean
deliberadamente temas de pelea, que
opongan la gente a Francia, que en
mi opinión está desde hace quince
días, partida al medio (quizás no es el
momento para decirlo pero de todas
maneras un poco cortada al medio)
y es ese corte lo que no quisiéramos
acentuar pero tampoco olvidar, por
lo menos, ayudar a no olvidar. (La
segunda es una) diversiicación
también del medio técnico. Al
principio trabajábamos con 16 mm y
rápidamente nos pasamos al súper
8 porque nos dimos cuenta que el 16
mm era prácticamente inutilizable,
ya que no hay salas o es demasiado
Hay ejemplos muy signiicativos como
el de (la empresa de relojes) Lip este
verano pasado (1973), donde recibimos
un llamado de un señor que nos dijo:
“quiero señalarles que la huelga ha
tomado nuevas formas, vamos a
producir y a vender nosotros mismos
los relojes y (quería preguntarles)
si pueden hacer algo por nosotros”.
Nos conocía porque habían usado el
local o el equipo del sindicato. Era
(un reconocido dirigente gremial) del
conlicto de Lip, pero en ese momento
nadie lo conocía, se llamaba (Charles)
Piaget. Enviamos un animador con
un equipo de video que se puso
completamente a su disposición y
ilmó panletos, que permitieron
ilmar una serie de documentos que
inalmente permitieron al personal
de Lip mandar cintas a otras fábricas
para mostrar lo que pasaba de verdad
allí. Mandaron pequeños cassettes
de audio, como una suerte de
contrainformativo, porque el diario, la
televisión, etc. daban generalmente
noticias de ese caso. Y los tipos dijeron
“mientras me afeito a la mañana y
oigo las noticias, me enfermo y cuando
pienso en los otros obreros que no
saben la verdad, es terrible que les
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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largo, o hace falta alguien para cargar
el aparato y no sabemos cómo usarlo,
o es muy caro, etcétera. Así que
intentamos equipar lo más que se
pueda las sedes de las asociaciones,
cada vez más equipadas con super
8 y preferentemente cassettes, lo
que simpliica la utilización (ya) que
permite proyectar el material en
bares, permite acercarse a la entrada
y salida de las fábricas, un poco como
se distribuye un volante. Entendemos
que eso obliga a acortar el ilm. Es
evidente que un obrero que tiene 45
minutos para comer al mediodía –si
tiene oportunidad porque ni siquiera es
así en todos los casos–, que tiene 45
minutos para comer, si le ofrecemos
mezclar su ración alimentaria con 45
minutos de ilm es verdaderamente
indigesto, esto en primer lugar. Y
en segundo lugar (esa duración) no
deja tiempo para la discusión, que es
esencial para el proceso de agitación.
Diversiicación, acortamiento de los
ilms y utilización cada vez mayor del
video, sobre el cual hicimos también
elecciones que son signiicativas de
nuestras intenciones: elegimos el video
no profesional. Esto es, el formato
media pulgada, una medida nacional
a la que hemos hecho más móvil de
lo que era, si esto es posible. A partir
de ese material hemos hecho estas
producciones móviles en vehículos (el
SCOPMOBILE) que pueden ponerse a
disposición de cualquiera, no importa
quién, no importa cuándo, no importa
dónde.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
162
dejemos creer lo que les cuentan”.
E hicimos con ellos cassettes sonoros,
con los que iban sistemáticamente
a todos los comités de empresa
de toda Francia, pero que era una
especie de non pas ici long mais ici Lip.
Contaban la huelga, las diicultades,
los reclamos, etc. Entonces,
diversiicación de medios.
La última cuestión, que es un objetivo
sobre el cual insistimos mucho
también y con el cual tuvimos un
montón de diicultades, es eso que
vos, Dansereau, evocabas recién: la del
“autor” entre comillas. Lo resolvimos
un poquito diciendo que no existe más,
y que hace falta que cada uno sea
polivalente; es decir, que el realizador
sea a la vez el animador, el que
presenta el ilm, el que se desplaza
con la copia, el que anima el debate,
el que eventualmente es operador,
el sonidista, el que (debate con) el
público; que el rol sea intercambiable.
Hemos tratado de crear un personaje
completamente polivalente. Es así
como creo que esto pudo llegar a
buenos resultados, porque cada uno
de nosotros -salvo quizás dos o tres
personas, personal administrativo o
contable, por ejemplo-, es capaz de
asumir esas diferentes funciones en
diferentes momentos.
Ahora, el resultado general de todo
esto es muy considerable en cuanto
a la gente a la que llegamos. Cada
película se difundió durante varios
años porque el tema era de actualidad
permanente. Podemos difundir
mañana un ilm hecho hace dos o tres
años, no tiene importancia porque
lamentablemente las cosas no han
cambiado mucho. Ciertos ilms, los
más políticos, son muy requeridos
regularmente, nos piden que les
mandemos copias, creo actualmente
tenemos unas 1500 copias que están,
decimos, “en la naturaleza”, es decir,
repartidas por toda Francia y que
circulan completamente por fuera de
nosotros, sin nuestra intervención, y
eso es indudablemente un éxito.
Una segunda cuestión es también el
poder industrial que inalmente hemos
alcanzado, a plazo porque hasta el
momento el caso es que debimos
pagar, realizar una inversión con un
dinero que no teníamos, de manera
que hemos estado hasta el cuello
(jusqu’aux oreilles) por el momento.
Pero inalmente la herramienta
que hemos concebido representa el
poder industrial y podría constituir
una alternativa posible para otros
modos de información, a condición
de que otras fuerzas se nos unan y
de que se haga una coordinación más
grande entre las distintas acciones
e iniciativas, ya sea con el mismo
sentido o con sentidos cercanos o
complementarios, en Francia y fuera
de ella, para que esas bases sirvan
verdaderamente para algo.
163
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A continuación hubo una gran huelga
en la Rhodiacéta en Besançon (1967),
la primera huelga política de Francia
después de la última guerra (mundial).
Y, cosa extraordinaria, un equipo de
cineastas fue allí después de la huelga,
a ilmar lo que ésta había dejado. Es
un ilm que se llama À bientôt, j’espère
(Chris Marker y Mario Marret, Francia,
1968) y se exhibió primero ante los
obreros de Besançon y los de otros
lugares; y las críticas que se le hicieron,
críticas hechas por los obreros,
muestran que si bien ellos estaban
contentos de verse en la pantalla,
también había una crítica bastante
violenta sobre el romanticismo
del autor. Sobre el hecho de que el
cineasta había antepuesto cosas que
para ellos parecían ser secundarias y
había olvidado incluir otras que eran
importantes para los obreros. La
discusión terminó prácticamente en
la decisión de hacer películas donde
los obreros tomaran a su cargo la
realización. Esto apareció como una
necesidad porque los cineastas se
dieron cuenta muy rápido de que
estas cosas que son importantes para
la clase obrera, lo que los obreros
hubieran querido que se mostrara, los
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Inger Servolin
Voy a comenzar, como Dansereau
recién, por deinir la base de SLON
(Société pour le lancement d´oeuvres
nouvelles): es la clase obrera. Y
cuando hablo de la base en tanto
que clase obrera, esto excluye a las
organizaciones sindicales, así como a
los partidos y a los grupos políticos.
Sí, trabajamos individualmente con
los militantes de estas organizaciones
así como con los no organizados.
Para comprender mejor cómo y por
qué hemos llegado a ver la necesidad
práctica de una colaboración
muy estrecha con esta base en la
elaboración de nuestros ilms, me
veo obligada también a trazar una
historia lo más brevemente posible.
SLON comenzó su actividad como
grupo informal en el ’67, trabajando
sobre el ilm Lejos de Vietnam
(Loin du Vietnam,Claude Lelouch,
Agnés Varda, Jean-Luc Godard, Ruy
Guerra, Chris Marker, Alain Resnais,
Joris Ivens, William Klein, Francia,
1967), una película de un grupo de
autores, diseñada colectivamente,
que compartía partes realizadas por
cada uno. La producción se hizo en
el marco de la C.I.C, la productora
francesa internacional, y la gran
diicultad que apareció fue a nivel
de la distribución una vez terminada
la película. Comprendimos que no
alcanzaba con juntarse con personas
bienintencionadas; había que tener
también nuestro control de los medios
de producción de manera de decidir
por nosotros mismos la distribución y
la utilización que queríamos hacer de
nuestras películas.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
164
cineastas no las conocían, no vivían las
condiciones de vida de la clase obrera.
Ahí nació entonces un primer grupo
con trabajadores de Besançon, que
se llamó Groupe Medvedkin, por el
cineasta soviético que había recorrido
la URSS en los años ’30. Y este grupo
comenzó a realizar a partir de mayo
del ’68 rodajes sobre la región de
Besançon, películas donde ellos eran
verdaderamente los realizadores. Este
grupo evolucionó en el sentido de que
no sólo querían tomar bajo su control
la realización de documentos hechos
por cineastas, sino que también se
dieron cuenta de que había un estado
de la vida cotidiana que necesitaban
ilmar y que nadie podía hacerlo sino
ellos.
Ahí buscamos una cámara, que se
quedó en Besançon por un cierto
tiempo. Los obreros la usaron y
empezaron a hacer un pequeño
magazine que se llamó Nouvelle
Société y que era una especie de
respuesta al programa de (el político
gaullista Jacques) Chaban-Delmas de
la época, que se llamaba también así.
Hubo otras experiencias en Francia
que no sólo incluyeron la realización
y la participación técnica por parte
de los obreros, sino también que se
ocuparon del inanciamiento. Nosotros
personalmente no nos hemos ocupado
de este tipo de operaciones, pero hubo
dos grupos en Francia que lo hicieron.
En la clase obrera se debe distinguir
en la práctica entre dos tipos de
trabajadores, nosotros accionamos con
los dos: son los trabajadores franceses
y los inmigrantes. Voy a pasar por esto
muy rápido para dejar tiempo para la
discusión. Muy rápidamente quiero
hablar de las diicultades encontradas
en estas experiencias, en la medida en
que los trabajadores que se inclinaban
a la creación cinematográica eran
también militantes activos la mayor
parte del tiempo, y los que no eran
militantes rápidamente se retiraron
del proyecto. El trabajo de hacer
cine no es precisamente una iesta,
es algo muy entretenido pero es un
verdadero trabajo y lleva tiempo. El
problema que también se nos planteó
es el del dinero y los gastos. Somos
un grupo de cineastas totalmente
independiente y autoinanciado, y
era evidente que aún si habíamos
podido enseñar someramente a los
obreros la manipulación de los equipos
de cine, tanto cámara como sonido,
obviamente eso no los hacía técnicos
ni cineastas. Así que había también un
problema en la medida del esfuerzo
que esto demandó a todo el mundo, y
un nivel de deserción importante.
Por un tiempo hubo dos grupos en
Francia donde funcionó esta fórmula,
el grupo de Besançon y el grupo de
Sochaux. El primero prácticamente
desapareció y el segundo sigue
en semiprofesionales del cine.
Trabajamos colectivamente entre
nosotros, con los trabajadores y
también con otras personas. Hacemos
no solamente ilms sobre la clase
obrera sino también, entre nosotros,
ilms sobre temas determinados,
en la medida de lo posible con la
colaboración de aquellos a los que
ilmamos y reproducimos; y tratamos
de realizar los ilms hechos por los
obreros de manera colectiva, es decir,
intercambiamos roles tanto en el
plano de la producción como en el del
rodaje. Es un trabajo que, como habrán
podido experimentar ustedes mismos,
es muy difícil pero que creemos
sumamente útil a los ines políticos
que perseguimos. Creo que voy a
detenerme aquí.
[Dansereau, en tanto coordinador de
la mesa, toma el micrófono para decir
que las cuatro presentaciones han sido
muy diferentes, que cada una exigió su
atención y que los expertos están en la
sala, por lo cual les deja la palabra]
año 3 | n°3 | 2013/2014
Erica Sonn
Trabajo con un concepto de cine
llamado “cine comprometido”
(“cinéma-engagé”), en particular en
los Estados Unidos donde tenemos
una unidad de producción llamada
New World Cinema. Estamos ahora
ocupados en la realización de un
largometraje de 35 mm producido,
si pueden creerlo, colectivamente; y
por supuesto la principal diicultad
para este tipo de ilms es inanciera,
especialmente tratándose de 35 mm
color.
165
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
trabajando actualmente. Voy a
demorarme un poco sobre el grupo
(Medvedkin) de Sochaux, que ha
codirigido varios ilms, entre ellos Les
3/4 De La Vie (1971), que está aquí y
espero poder mostrarlo, y Weekend à
Sochaux (1972).
En cuanto a la realización, los obreros
han encontrado una nueva fórmula
porque concluyeron que la fórmula
cinéma vérité, cine en directo, cine
reportaje, se había agotado un
poco; y querían tratar de reconstruir
situaciones y hacer partes en icción.
Finalmente fue de ellos que vinieron
estas ideas y también muchas otras,
sobre el plano de la expresión. En el
magazine Nouvelle Société tuvimos
una de esas experiencias asombrosas
después de una proyección hace 3 o
4 años en Avignon. Habíamos hecho
una proyección continuada de varios
ilms, ninguno de los cuales estaba
irmado. Y inalmente, para el público
que estaba ahí –que era muy diverso y
había trabajadores en la sala– los ilms
que más retuvieron su atención fueron
los de Nouvelle Société, que habían
sido producidos, dirigidos y montados
por los obreros. No estamos seguros
de lo que esto podría signiicar para
nosotros, pero pensamos que hay
una forma de expresión diferente a la
forma de expresión de los autores y
cineastas de oicio.
Voy a terminar con un pequeño
comentario sobre el funcionamiento
de SLON. Como ya dije, SLON está
totalmente autoinanciado, es un
grupo de gente que son cineastas
no profesionales pero que se han
convertido más o menos en eso,
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
166
Hacer un ilm de 35 mm color que
sería distribuido comercialmente,
pero no concebido comercialmente,
hizo imprescindible el compromiso
total de una gran cantidad de gente,
incluyendo gente cuyo único papel
es ganar dinero para aportar a la
producción pero que ni siquiera llega a
trabajar en la película. En el transcurso
de la realización de hacer una película
de estas características también
hemos decidido hacer algunos offshoot
films en 16 mm (ilms más cortos
derivados de la ilmación principal);
especialmente hemos trabajado en
la costa oeste donde hubo una gran
agitación política como resultado del
SLA. Hemos hecho en el pasado ilms
en 16 y 35 mm que fueron exhibidos
en la tv internacional aunque no en
Estados Unidos. Pero ahora mismo
estamos en la producción de estas
películas en 16 mm mientras hacemos
el largometraje a medida que se dan
estas situaciones.(...)
(…) también los ilms dramáticos
pueden decir cosas a la gente
emocional y existencialmente, en
modos en que los ilms simplemente
periodísticos o informativos no
pueden hacerlo. En otras palabras,
no es sólo una cuestión de relejar la
realidad sino también de proponer
direcciones para trascender las
condiciones de opresión e ir hacia la
revolución, mediante la revelación y la
cristalización del potencial de la gente.
En particular, a través de este ilm en
el que retratamos a los Estados Unidos
y su relación con el Tercer Mundo,
especialmente con América Latina.
En la propuesta de personajes
dramáticos que toman la decisión
de hacer y comprometerse con la
revolución, y en el proceso interno de
transformación para volverse capaces
de hacerla, y también en relación
a cómo serán capaces de superar
las condiciones objetivas, cómo las
cambiarán, y eventualmente tomarán
el poder.
El proceso de hacer el ilm fue en sí
mismo un proceso de organización, y
tratamos de ir no sólo hacia grupos
activos. Por ejemplo, en una locación
donde vamos a ilmar -como es el
caso de la reconstrucción de algunas
secuencias del golpe (de estado) de
Chile, que es donde comienza la trama
del ilm, en un área de la costa oestevamos a la locación y pedimos ayuda a
la gente. De ahí, habitualmente llega
gente que termina comprometiéndose
con la totalidad de la producción.
(En) la experiencia de organizarnos de
esta manera y lograr este compromiso
tan serio de la gente, teniendo en
cuenta la lucha que es hacer un
largometraje en 35 mm de este modo,
el proceso de realización se convierte
en una instancia de entrenamiento.
Y este entrenamiento funciona en
dos planos, uno cinematográico,
porque la gente hace de todo, desde
estamos partiendo con muy poco
dinero, y a través de nuestro esfuerzo,
(obtenemos) el equivalente a una
producción de un millón de dólares.
[Dansereau toma el micrófono. Habla
muy de lejos y breve, se reiere a
la organización del debate. Da la
palabra a Sue Robeson de Third World
Newsreel]
Robeson
Quisiera simplemente hacer una
sugerencia. No creo que esto sea muy
productivo, que cada grupo intervenga
y cuente los detalles de su producción,
son muchos grupos (...)
Lionel N´Gakane
Estoy un poco molesto, porque
encuentro que hay varios grupos,
por ejemplo de Estados Unidos, hay
otros varios también de Francia, que
es otro país, y cuando los escucho,
básicamente están haciendo el mismo
trabajo o quieren hacer el mismo
trabajo. Ayer hablábamos del poder
de las compañías de producción
y distribución monopólicas, pero
me parece que aquellos que nos
preocupamos (por ello) estamos tan
167
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
camarógrafos hasta organizadores
políticos y escritores, trabajando junto
a profesionales, hay profesionales
y aprendices, que empiezan a
asimilar estos saberes en el proceso
de producción. Y el segundo plano,
el nivel de compromiso logrado y
en la modalidad de cine guerrillero
que hacemos, hasta llegar a salir en
misiones a recolectar recursos de las
compañías de Hollywood, y eso nos
permite transmitir nuestra experiencia
a otros en situaciones políticas
concretas y directas.
Al trabajar con actores profesionales y
no profesionales, gente simplemente
de la calle, usamos un guión básico que
en realidad está escrito en un lenguaje
más universal y que se particulariza a
través de los individuos que encarnan
los personajes. En este sentido, el
proceso de hacer una película se vuelve
una dialéctica entre la gente que
está comprometida con la realización
y los que están fuera del proceso
del ilm, con quienes recabamos
comentarios del público en general.
Nos damos a conocer a nosotros y
también solicitamos la participación
de varios grupos relevantes que luego
contribuirán a dar forma al ilm dentro
del contexto que deinimos pero que
a su vez está abierto a otra (nueva)
deinición.
Y todo esto se hace, por supuesto,
con el objetivo inal de crear un
largometraje comercialmente viable
que se exhibirá igual que un ilm como
State of Siege (Estado de sitio, Costa
Gavras, 1972), que se mostrará no sólo
en los Estados Unidos sino también
internacionalmente. Por lo tanto,
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
168
fragmentados..., y no entiendo por
qué si estamos de hecho apuntando
al mismo objetivo, por qué este
no ha sido posible hasta ahora;
probablemente esta es la Conferencia
que va a comenzar con esta cuestión.
Por qué no es posible ahora para
las organizaciones que tienen el
mismo programa básico, unirse y
decir: “¿podemos unir recursos?”.
Me gustaría plantear esta pregunta,
¿estas organizaciones no lo hacen
porque cada una está tan preocupada
por su propia identidad ideológica que
preiere mantenerse ideológicamente
pura a trabajar con otros que no
pertenecen a esa identidad? Y los
problemas, damas y… hermanos
y hermanas, no son problemas
(de la gente), aunque (nosotros)
individualmente quizá pertenezcamos
a alguna tendencia ideológica. Los
problemas de la gente son problemas
de la gente, y no problemas de
ideología, etc. etc.
Uno, tenemos que encontrar nuestros
medios y caminos de ayudar a esta
gente, de llegar hasta la gente. Y
hacerlo. Creo que es muy importante
que la gente empiece a pensar, ahora,
adónde vamos, qué tan fuertes
podemos hacernos, y cómo podemos
hacerlo, sin preocuparnos tanto por
nuestras identidades ideológicas
personales.
El segundo punto que me gustaría
traer aquí, es una cuestión de
producciones y inanciación. Un
pequeño punto. Sé, por ejemplo, que
los sindicatos en Estados Unidos –y
esto lo sé bien porque (me) llevé un
ilm de Estados Unidos que fue hecho
para uno de los principales sindicatos,
para ser exhibido por una noche ante
el presidente, creo que era Lyndon
Johnson, y por una tremenda cantidad
de dinero. Vi un preestreno del ilm,
y volví al año siguiente a Nueva York,
y pregunté qué había pasado con el
ilm: “¿lo van a exhibir?”. Me dijeron
que estaba en el depósito, y (pregunté)
qué iba a pasar con él. Nada. Así que
dije: “¿puedo llevármelo a Inglaterra?”.
Lo hice y fue exhibido allí con éxito, y
luego prácticamente en toda Europa.
Ahora, lo que quiero preguntar es: ¿Las
organizaciones están yendo realmente
a los sindicatos? Porque éstos están de
hecho usando compañías comerciales
para sponsorear sus películas. ¿Están
yendo nuestras organizaciones a los
sindicatos y diciendo, uno, estamos
preparados para hacer ilms para
ustedes, auspícienlos, y dos, tenemos
ideas, pueden ustedes ayudarnos a
inanciarlas?
La otra cosa que me interesa es que
me parece... ¿qué tenemos aquí? Los
problemas de los países desarrollados.
Me parece que el mundo, aquí, es el
mundo de los países desarrollados;
pero en realidad, la mayoría de la
gente en este mundo es gente del
Tercer Mundo. Y tengo la sensación
de que el SLON y la gente de las
organizaciones de estos países, cada
uno, están diciendo: “tenemos estos
problemas, los problemas de los países
en desarrollo están entre nosotros”,
etc. etc.; pero el problema real no
es ese. No me interesa el mundo
desarrollado. Ellos están desarrollados,
tienen sus problemas, déjenlos hacer
lo suyo, dejen que sus partidos lo
hagan, dejen trabajar a todo el mundo,
etc. Pero lo que me interesa son los
problemas más amplios. Porque si
tomamos los problemas más grandes,
empezando por los (de los países)
subdesarrollados, entonces podemos
básicamente volver a los problemas
de los desamparados al interior de sus
países desarrollados.
[Dansereau toma el micrófono y
sugiere seguir debatiendo fuera, en un
café, porque deben abandonar la sala]
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Jezequel
Yo quisiera responder al camarada
que habló antes (Lionel N´ Gakene)
-en respuesta a lo otro (se reiere a
lo dicho por Boughedir), yo estoy de
acuerdo, también estoy dispuesta a
trabajar– sobre todo cuando decía, por
qué no podemos estar juntos frente a
los monopolios del cine en el mundo
hoy y estamos, en cambio, dispersos. Y
asistimos impotentes a esa dispersión.
Bueno, yo creo que no podemos hacer
economía /escatimar en la búsqueda
y se trata de ser modesto a la vez
que ambicioso. Lo reconozco en
todo caso para el grupo para el que
trabajo, estamos en investigación y la
investigación no se monopoliza. Si hay
169
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Férid Boughedir
Quisiera una vez más plantear una
cuestión de método (de trabajo).
Como señaló André Pâquet al
comienzo de la jornada, la actividad
se organiza como una serie de
conferencias donde cada uno viene,
da su opinión y la sala se vacía de a
poco. Al inal hubo una proposición
de una mujer que dijo que en vez
de hacer conferencias seguidas de
debate, habría que hacer conferencias
a in de exponer, sin debate, y que
inmediatamente se arme una comisión
que elabore una especie de conclusión,
de síntesis de lo dicho.
Por mi parte yo propongo muy
irmemente que no solamente
ustedes, sino también la gente de aquí
que quiera participar de la comisión,
hagan este trabajo de síntesis; se
reúnan, no acá porque creo que
resta una media hora, pero que se
encuentren afuera, y que traten de
hacer una síntesis. Aquí se habló
de problemas relativos a la base, a
la distribución, etc., y no hay una
comisión que se ocupe de cada uno
de ellos transversalmente. Esto no es
un festival común donde uno viene,
ve la película y se va. Entonces, en
la pequeña medida que sea posible,
podrían ustedes que están ahí arriba
y por ejemplo la mujer que habló de
los Estados Unidos, reunirse y tratar
de armar una comisión. Sé que están
cansados pero al menos que una
comisión saque en limpio 4 o 5 cosas
reales (concretas) de modo que pueda
servirnos a todos.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
170
una dispersión de las experiencias, eso
no va necesariamente en detrimento
de los resultados. Lo que iría en
detrimento de los resultados sería la
falta de intercambio. Creo que es a eso
a lo que vinimos todos aquí, a saber
lo que se hace en otra parte, en qué
sentido otros buscan y creo que de
todas maneras no podemos escatimar
en esa investigación, en esa búsqueda.
La verdad es que si creáramos un
monopolio de lo monopolístico no creo
que se ganaría gran cosa. Hay que
ser muy modesto, saber que hemos
conseguido algo al mismo tiempo que
nos hemos dado la cabeza contra la
pared y que hemos venido aquí para
decirlo y para tratar de aprender del
vecino sabiendo que cada uno volverá
a casa y continuará con su propia
búsqueda con la esperanza de darse
cada vez menos la cabeza contra la
pared.
Esa es la respuesta que puedo darle,
no creo que se pueda combatir un
monopolio con otro monopolio, (creo)
que en esta fase de búsqueda no
podemos escatimar esfuerzos, y que es
la fase de la que se deriva todo lo que
viene después. Y por supuesto será
necesario verse regularmente, quizás
en la próxima media hora en la cantina,
quizás en seis meses, quizás en dos
años y siempre... No creo que sobre la
dispersión de grupos se pueda decir...
en esta mesa están representados dos
grupos de Francia pero hay muchos
otros, sin hacer estadística diría
que podríamos citar diez al menos,
fácilmente, y no están acá y todos
hacen cosas que son parecidas y
diferentes, todos tienen diferencias. ¿Y
quién tiene razón y quién se equivoca?
El problema no está ahí. El problema
no es hacer inalmente un acuerdo
entre sociedades, es decir un trust, un
holding: un holding de cine paralelo.
No es ese el problema. El problema es
que inalmente cada uno con nuestras
inalidades, nuestros métodos,
nuestros modos de hacer, las fuerzas
que nos sostienen o las direcciones
en las que cada uno va, sepamos que
respetamos el trabajo del vecino y que
compartimos un mismo sentido más
allá de transitar caminos diferentes
por razones que pueden tener que
ver con la psicología o la realidad
socioeconómica. Dije dos grupos
representados pero puede haber más.
Creo que lo más importante es trabajar
todos, investigar todos e intercambiar
los resultados. No es sorprendente
estar dispersos, de hecho me parece
reconfortante que lo estemos.
Dansereau
Hay probablemente dos tipos de
aspiraciones en la sala, hay quienes
en cierto modo buscan organizaciones
que refuercen sus acciones y
permitan articularlas, y quienes
tienen aspiraciones más del orden del
intercambio. Es cierto que sean cuales
sean las aspiraciones, el intercambio es
extremadamente difícil, y además las
experiencias están muy diversiicadas
en tres lenguas, es duro...
Servolin
Lo que me sorprende es que no haya
preguntas concretas en relación a
lo que se dijo. ¿Alguien tiene una
pregunta concreta?
Boughedir
Tengo una pregunta respecto de
lo que dijo sobre que ustedes son
deicitarios. La pregunta que quiero
hacerles, inalmente a los cuatro, es
cómo hacen para inanciar y sobre
todo para rentabilizar las producciones
militantes, ¿hacen algún trabajo en
paralelo, o qué hacen?
Dansereau
Me permito recordar que este
mediodía, tal como estaba convenido
en el programa, ya hemos discutido
sobre los métodos de participación y
el problema del inanciamiento, que
se van a tratar en otro taller. No tengo
inconveniente (en seguir ahora) y les
doy la palabra, pero en relación con
la pregunta quiero decir que preiero
privilegiar las preguntas que se
reieran a la participación a cualquier
nivel.
171
año 3 | n°3 | 2013/2014
Servolin
Sobre la participación ligada al
inanciamiento... es verdad. Entre
nosotros hay una limitación en las
experiencias que pueden hacerse
actualmente con los obreros, porque
nos limitamos más o menos a la
clase obrera para las experiencias, no
ya de participación sino de la toma
del cine en sus propias manos. Y es
evidente que estamos limitados y
hemos prácticamente abandonado
este tipo de experiencias justamente
por falta de inanciamiento. Así que
para precisar cómo nos inanciamos:
estamos totalmente autoinanciados,
no tenemos ningún subsidio, ninguna
ayuda de ninguna parte, dependemos
enteramente de la venta de los
ilms que hacemos a las televisiones
extranjeras. Creo que el 95% de
nuestros ingresos vienen de la venta a
las televisiones extranjeras.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Micheline Creteur
Perdón pero creo que el problema del
inanciamiento está ligado al de la
participación. Por ejemplo, el modo
de inanciamiento es muy diferente
en SLON que en CREPAC, ya que
en el primer caso se trata de una
organización autónoma, un pequeño
grupo de personas sostenidos quizás
por militantes y, en el otro caso, hay
una organización sindical, etc.; y por
lo tanto el tipo de participación de un
lado y del otro es muy diferente, así
que me parece una pregunta que a mí
me gustaría mucho se respondiera.
Dansereau
Bueno; y parece que hay gente a la que
le gustaría mucho responder.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
172
Jezequel
(…) pero sabemos que es una etapa
que, en un plazo más o menos largo,
habrá que dejar a un lado y que es
gente a la que le enseñaremos más
que lo que ellos nos aportan. Lo que
les enseñamos a esas organizaciones
sindicales es qué es el audiovisual,
qué pueden hacer, qué uso pueden
darle y lo que ellos nos aportan es
prácticamente nada e inclusive, de vez
en cuando, nos aportan impedimentos,
prohibiciones. Pero aún eso es raro
porque cuando no se paga nada, no se
osa nada, no se impide nada.
En segundo lugar, en lo que concierne
a las condiciones en las que podemos
vivir, respondí antes que habíamos
desarrollado paralelamente un
sector que había entendido la
intervención como rentable. Que
lo es, efectivamente, pero en una
proporción insuiciente que dejaba (a
la organización) en déicit permanente,
alimentado por descubiertos bancarios,
por crisis, por préstamos, etc. Y eso
es todo; excepto que la sociedad
de producción en sí misma está
constituida como una cooperativa,
donde cada uno de los empleados
permanentes no son numerosos, son
quince para hacer ese trabajo juntos,
empleados permanentes, asociados,
copropietarios, cooperadores de
la empresa, y que la gente a veces
recibe pago y a veces no. Y que
durante largos períodos de tiempo y
muchas veces, la gente no recibe pago
alguno, en absoluto. Entonces sigue
trabajando o se inscribe en el paro,
o hace otras cosas en paralelo como
cuentapropista. Ahí se ven también
lazos de solidaridad realmente
notables. La gente cobra cuando la
caja lo permite, y esto se da de manera
extremadamente irregular. Y es por
eso que creo que de la misma manera
que decía que no aporta nada (...)
(…) sector desde hace menos de un
año, recién empezamos con las ventas
a la tv extranjera y las formas en que
lo abordamos son muy difícilmente
rentables, porque son ilms de debate,
y ya que la televisión es por naturaleza
de recepción individual, rara vez
resulta un programa adecuado porque
estamos muy poco experimentados en
ese terreno y los recursos vienen de las
otras actividades.
Robeson
Tenemos problemas para inanciar
la producción. No tenemos fondos,
ni becas de fundaciones, ni mecenas
permanentes que nos den dinero para
mantenernos. Así que (lo hacemos) a
través de nuestra distribución, que es
variada; implica que las instituciones
pagan precio de institución y las
personas pagan precio de personas.
Con eso inanciamos la distribución
y la organización. Tratamos de
aprovechar al máximo los recursos
que existen. Vamos a universidades,
instituciones, buscando lugares
donde podamos vender copias, en
bibliotecas públicas, departamentos,
escuelas; y nos damos cuenta de que
esta es una forma consistente de
sostener nuestra organización. Nunca
estuvimos en condiciones de inanciar
totalmente nuestra producción con
la distribución. Hemos desarrollado
nuestra distribución hasta el punto de
el stock de material, etcétera. Y
nosotros ponemos el trabajo. Un caso
así es el proyecto con el sindicato
de trabajadores de la electricidad,
en el que ellos están dispuestos a
suministrar stock, cubrir el proceso
de revelado y edición; y nosotros
haríamos la película. Estamos a mitad
del proceso. Y estamos desarrollando
más contactos con gente con la que
se pueda trabajar de ese modo. La
base de esta relación es que nosotros
tengamos control en la dirección y
contenido del ilm, que sería colectivo
dependiendo con quién estemos
trabajando y cuáles sean sus objetivos.
Otra cosa es que si esto no produce
los resultados necesarios en términos
de inanciamiento y necesitamos
producir lo que sentimos que son
ilms políticamente importantes,
encontraremos otros métodos.
*
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Nota: El debate de este taller culmina
en la bobina 17, de diez minutos de
duración, hasta ahora no transferida a
un soporte consultable. Conservada en
la Cinématèque Québécoise.
173
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
poder inanciar ilms noticiarios cortos,
que es lo que empezaremos a hacer
ahora. Serán ilms orientados a temas
actuales especíicos del Tercer Mundo.
Esa sí será una vía de producción
permanente, ya no sólo circunstancial
o estar un año trabajando en una
película y después tratar de empezar
la siguiente. Podemos cubrir, para la
producción en blanco y negro, todo el
costo mediante la distribución; y para
las películas color, salimos y ilmamos
para recaudar el dinero adicional entre
las comunidades. Estamos hablando
de alrededor de 500 dólares, serían
unos ilms de noticias de 10 minutos.
Nuestro principio es: tomamos el
dinero de quien sea siempre y cuando
tengamos control total de hacer lo que
queremos hacer y de expresarnos del
modo en que nosotros y la gente con la
que trabajamos quiera hacerlo.
En segundo lugar, en cuanto a
producciones de gran escala, como
documentales en largometraje,
tenemos problemas. Todo el
mundo sabe que en nuestro país
(Estados Unidos) hay mucho dinero,
pero también circula mucho… Las
fundaciones manejan grandes
recursos, y dan becas y subsidios a
directores independientes, hay muchas
organizaciones mediáticas inanciadas
a través de fundaciones, pero
nosotros no hemos podido obtener
eso, aunque lo estamos intentando.
Estamos tratando de obtener
esos fondos. También estamos
intentando encontrar personas con
las que trabajar conjuntamente y que
dispongan de recursos, o puedan cubrir
necesidades técnicas, el laboratorio,
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
174
taller
Intervención social con los films
1. Jean-Patrick Lebel
5. Carl Svenstedt
3. Jean-Marc Garand
UNICITÉ-PCF.
(Francia)
Film Centrum.
(Suecia)
Société Nouvelle, Ofice
National du Film.
(Canadá)
2. Leonard Henny
4. Françoise Girault
Films for Social
Change.
(Holanda)
Comité d’Information
Politique-Champ Libre.
(Canadá)
175
2
3
4
5
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1
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Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
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un Nouveau
Cinema
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Internationales
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Taller Intervención social con los films
177
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medio bien concreto para trabajar.
Cuando fui liberado, reunimos al grupo
y empezamos a trabajar en la cárcel de
jóvenes. Trabajamos ahí por dos años;
éramos tres realizadores y teníamos
las puertas de las prisiones abiertas.
De eso se trataba. Conseguimos el
dinero juntos, por nosotros mismos,
así como el equipamiento técnico, y
no hubo ninguna clase de respaldo
económico del tipo que un proyecto así
podría tener en este país.
Al inal de los dos años habíamos
terminado once ilms, cuatro en
16 mm y siete en super 8, con una
duración total de cuatro o cinco horas;
la idea era hacer mucho más, por
supuesto. El objetivo principal de este
trabajo era permitir a los prisioneros
expresar sus sentimientos sobre las
condiciones en que vivían, porque toda
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Carl Svenstedt
Puedo hablar de un proyecto que se
relaciona directamente con el ilm
que vimos anoche, Attica (Cinda
Firestone, USA, 1974). Algunos de
nosotros vinimos a Canadá en 1969
y aquí tuvimos la oportunidad de
conocer el trabajo de Challenge for
Change (Desafío para el cambio) y
Société Nouvelle (Nueva Sociedad),
y entre las cosas que vimos, estaba
en especial un proyecto llamado Fogo
Island. Era realmente un proyecto
piloto de ilms que intentaban un
cambio social. Muy directamente
inspirados por estos ilms, volvimos
y tratamos de encontrar los medios
para desarrollar un proyecto similar en
nuestro país, Suecia. Al mismo tiempo
yo fui encarcelado por rechazar tomar
las armas y ciertamente encontré un
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
178
la información que salía de la prisión
era distorsionada. Entonces, lo hicimos
como un taller. (...)
El resultado que ustedes pueden ver
cuando esas personas aparecen en la
pantalla, (es que) se sienten libres para
decir lo que quieren, no invadidos por la
cámara, tienen conianza en nosotros.
Creo que muchas de las diicultades
de ilmar en prisión surgieron de
esta experiencia. (...) Porque fue algo
muy peligroso de hacer. Tomamos
toda clase de recaudos. Por ejemplo,
asumimos el control total sobre la
realización, explotación y distribución
de las películas; hicimos que los
prisioneros se comprometieran con
esto. Tenían los derechos inmateriales
sobre los ilms, que no podían ser
exhibidos sin el consentimiento del
Comité de Prisioneros. No pueden ser
exhibidos en público, y no lo han sido,
ni en cines, ni en la tv, ni en asambleas;
es, por así decirlo, una distribución en
circuito cerrado.
Pero ¿cómo podíamos evitar que las
autoridades de la prisión, en esa cárcel
o en cualquier otra del país, pudieran
extraer cualquier tipo de información
de la realización convencional de ilms?
Y este es realmente el punto. Esto
fue en 1969 o 1970; yo era joven, y
creía que era posible hacer que las
autoridades vieran y escucharan
a los prisioneros hablar en forma
completamente honesta. Y eso lo
vimos anoche en Áttica; quiero decir,
son honestos, son rectos, realmente
quieren cambios, pequeños cambios
prácticos como esos que se muestran
en el ilm. Creíamos que podríamos
cumplir ese objetivo con nuestras
películas.
Pero después de la primera proyección
el director de la cárcel tomó a uno
de los tipos que había dicho algo
sobre drogas, lo puso en una celda
de aislamiento, allanaron sus cosas
porque dedujo a partir del ilm que
él mismo era responsable de la
distribución de drogas. El resultado fue
muy simple: todos nuestros esfuerzos
fueron desviados y explotados
inmediatamente por los que estaban
en el poder. Porque este es el punto
central: información sin poder, es
inútil. Y esta es una larga discusión
que a veces me gustaría tener con
la gente que hizo Attica. Nosotros
venimos aquí desde Europa y vemos
toda la información, las cadenas
informativas norteamericanas son
las mejores del mundo, podemos
verlo en TV en vivo; quiero decir, es
un poco impresionante darse cuenta
de eso. Podemos ver quién es un
mentiroso o un bandido, o cuando la
policía de Los Angeles dispara sobre
este movimiento de liberación o lo
que sea; podemos verlo todo sobre
el presidente Nixon, podemos verlo
en el año, y su intolerancia, podemos
comprarlo en librerías ... ¡pero no
parece que pase nada!
más felices; pero en cuanto fueron
liberados, nosotros nos paramos
ahí con nuestras camaritas y ellos
se pararon ahí frente a las fuerzas
sociales y todo pareció muy inútil y
supericial.
Esta es toda la experiencia como
grupo que quería exponer en una
forma muy general, como una
experiencia especíica, porque desde
ese punto empezamos a explorar las
posibilidades de hacer un cine que
sería más directamente movilizador,
un cine militante que intentara incluso
volver a un lenguaje cinematográico
más convencional; un modo de trabajo
más convencional, porque trabajamos
en ilms sobre cosas como estas y
aprendemos un montón de cosas
de los ilms del resto del mundo y
especialmente de Latinoamérica. Esta
fue una muy breve exposición sobre
una experiencia muy larga, pero paso
el micrófono y puede que volvamos
a estas cuestiones más tarde con las
preguntas.
179
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
Entonces ¿por qué seguir haciendo
estas hermosas películas? Después de
ver Attica sabemos todo, sabemos que
son cerdos, pero ¿qué se supone que
tengo que hacer con esto? Después de
la proyección uno querría patear a esos
tipos de Attica, pero ¿qué se supone
que tengo que hacer después de la
proyección? Es un problema central
que quisiera discutir especialmente
con los norteamericanos, aunque no sé
si mi inglés me lo permite.
El resultado más concreto para
nosotros (en Suecia) fue que
abandonamos el proyecto después
de dos años. Hubiera sido posible
seguir adelante y hacer ilms aún
mejores, decir aún más cosas sobre las
condiciones de la prisión, darles una
mejor distribución (a los ilms), como
un modo de informar y concientizar a
la gente que mira esta clase de ilms;
pero en cuanto a las posibilidades de
presionar a las autoridades, no hicimos
gran cosa.
Una cuestión que me interesaba
especialmente (cuando estuve aquí
en Canadá) en relación con Challenge
for Change era el poder que el trabajo
tenía para movilizar a la gente,
hacerla más libre y más fuerte, y
todo eso. Y esto se veriicó (también
en nuestra experiencia sueca) en
algún sentido, fue un hermoso
trabajo para nosotros y para ellos,
tuvimos una hermosa colaboración
y ellos realmente se fortalecieron,
creo; pero fue tan increíblemente
supericial. El tiempo que estuvimos
en la prisión nos sentimos felices del
trabajo que llegamos a hacer, y puede
que los presos se sintieran también
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
180
(Françoise Girault toma el micrófono y
propone que Jean Marc Garand retome
las cuestiones planteadas a Société
Nouvelle)
Jean-Marc Garand
A modo de introducción quisiera decir
que soy totalmente conciente (de la
importancia) de la misma cuestión que
mi colega ha planteado; pero que yo
tampoco tengo ninguna respuesta. En
tanto que representante de Société
Nouvelle todo lo que se puede decir es
que en las bases (...) de los programas
de intervención que utilizan los ilms
y que utilizan el cine como un arte y
como una herramienta, nos interesa
hacer el mejor ilm posible (...) en
lo que concierne al cine y, por otra
parte, crear las herramientas más
eicaces posibles. Pero queremos
también enmarcar esas herramientas
en un conjunto que se preocupa por
la intervención y la animación. La
animación se hace a partir de dos
principios o hipótesis de base: primero,
que las personas mismas sean capaces
de distinguir su problema, y segundo,
que la gente sea capaz de encontrar
las soluciones.
Nos consideramos catalizadores;
a partir de lo cual la gente puede
realizar (...) una tarea de interventor o
animador, o el oicio de cineasta o la
habilidad de usar el video o enseñar a
otros a utilizarlo. Estas son las cosas
importantes para nosotros.
Lo que hemos tratado de hacer en los
últimos años es evaluar los impactos
de nuestras intervenciones a medida
que tenían lugar, descubrir los errores,
los diferentes resultados positivos.
Les juro que los resultados positivos
pueden ofrecer, en un momento
dado, un sentimiento de libertad o
un sentimiento de fuerza que no son
necesariamente fuerzas integradas
en la población o en la gente del grupo
con el que trabajamos.
Hay evidentemente un cine que
(busca) el desarrollo de la conciencia o,
de modo más agudo, el debate sobre
un determinado problema, o desplegar
los medios para confrontar y para
construir informaciones o acciones
concretas. (...)
Lo que nos interesa es intentar
mejorar la eicacia de los medios,
conservando en el centro de nuestras
actividades el hecho de que son
cineastas quienes intervienen, y
también con total conciencia de que
estamos en un sistema donde existe
una contradicción fundamental. No
importa qué gobierno pone fondos
para alcanzar los objetivos que
acabo de citar -seguramente con
motivaciones que no son las mismas
de las de los propios intervinientes-,
sabemos muy bien que en principio
es un tipo de contradicción con la que
tratamos de convivir y que tratamos
181
año 3 | n°3 | 2013/2014
regiones. Habrá gente disponible,
habrá productos disponibles y nos
gustaría que hagan su propia elección
por ustedes mismos y a partir de eso
generar, en todo caso, un sistema de
intercambios que será positivo.
Por otra parte, (les comento) la
decisión de poner a disposición
los equipos de transferencia a
videocassette de documentos
requeridos por cineastas del extranjero
a in de permitir a la gente de aquí
consultar en videocassette los ilms
que se muestran esta semana,
hacerlos disponibles para visionado
y consulta. Por supuesto que eso se
hará en contacto con los directores.
Nosotros sólo queremos ofrecer
el servicio de hacer disponible ese
material para otros que no tuvieron
tiempo de verlo y quieren verlo más
tarde. Ese servicio de transposición o
de transfer será implementado a partir
de marzo próximo (...). Ahora respondo
a sus preguntas, si quieren.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
de volver lo más eicaz posible en el
sentido de una concientización real de
la población; diciéndonos que en un
momento dado son las personas por
sí mismas quienes deben confrontar
con sus problemas porque son ellos
mismos quienes deben deinir su
solución y emprender la acción en el
sentido que han elegido.
Como les decía, yo me hago la misma
pregunta (que el colega que habló
antes) respecto de la eicacia (del
Programa), y no tengo respuesta.
De todos modos pienso que hay
que intentar utilizar los recursos
disponibles con el máximo de
coherencia posible en la intervención
en el medio y con una voluntad de
sistematizar la intervención lo mejor
posible y hacerla lo más eicaz posible.
A ese nivel, no tengo cómo responder
a esa pregunta, no se cuánto está la
gente informada sobre (el proyecto
de) Société Nouvelle en esta sala.
De todos modos hay una invitación
que creo que se comentó ayer, a
todos los que estén interesados, para
participar de una reunión el lunes
próximo a las 10 de la mañana en la
sede central de la Ofice National du
Film (ONF; National Film Board-NFB).
Y será completamente libre, abierta,
es decir que (buscará) responder a
los diferentes deseos, inquietudes
de la gente: habrá quienes quieran
discutir el programa Société Nouvelle,
habrá quienes quieran ver un ilm o el
programa de intervención videográica
en el marco de Société Nouvelle;
habrá quienes quieran discutir los
modos de intervención o animación
en las diferentes comunidades o
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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vuelve más y más difícil el trabajo de
construcción de un cine que quiera
establecer una cultura de liberación?
182
Gilles Groulx
Soy cineasta de Quebec. Sé que
Société Nouvelle ha hecho un trabajo
importante, positivo, el propio título
del programa deine la voluntad de
construir una sociedad nueva... Tengo
una pregunta simple, que tal vez
quiera respondernos o reenviarme
quizás a otra pregunta. ¿Qué piensa
de la sanción que se practica en la
ONF a los ilms que por su proyecto,
por el objetivo al que apuntan quieren
participar en la construcción de una
sociedad nueva? Y segunda pregunta:
¿cómo es posible para ustedes hacer
ilms positivos, ilms progresistas, si
se quiere, evitando esas sanciones?
¿Les es posible transigir con un
patrón que ha manifestado en varias
oportunidades su voluntad de detener
todo factor de politización del debate?
Ya que todos saben que, en deinitiva,
las situaciones serán corregidas
-cerrando los ojos- cuando se vea
que implican una resolución política.
¿Cómo evitan ustedes los escollos
considerables que varios de vuestros
compañeros cineastas no han podido
evitar al ser víctimas de una sanción
que, lejos de disminuir, año en año
Garand
La respuesta es simple. Si hay censura
sobre la ONF, habría que hacerle esa
pregunta a aquellos que practican esa
censura. Yo no tengo respuesta a eso.
La sola respuesta que puedo dar es
que personalmente intento luchar para
que no haya (censura). A veces lo logro
y a veces no.
Groulx
Yo pregunté sobre lo que ustedes
harían por evitar esos escollos.
Los guiones de vuestros ilms, por
ejemplo, son presentados al comisario
de la cinematografía, Sidney Newman,
que debe aceptarlos, ¿cómo pueden
mantener un diálogo con él sin haberle
formulado ningún reproche? ¿Acaso
pensaron en consolidar posiciones para
poner in a un sistema que vuelve cada
vez más difícil la realización de ilms
progresistas?
Garand
Voy a responder a tu segunda
pregunta. La situación de Société
Nouvelle, su fuerza y su poder –aún
si es débil- proviene de que hay dos
centros de decisión: hay un centro de
decisión que está constituido por un
comité interministerial de una parte,
y un centro de decisión que es la
ONF, porque es el centro exclusivo de
producción para el programa Société
Nouvelle / Challenge for Change. Y en
cierto momento dado, el programa,
es decir las personas que trabajan en
Garand
Sí. Claramente.
Garand
Pero yo pienso que está aquí Benoit,
que ha sido co-director del ilm, y que
podría atestiguar sobre esa situación.
Groulx
¿No le habían pedido cambiar,
volver sobre ciertos aspectos de su
proyecto...?
Garand
A nivel de su ilm, no, en absoluto. Si
usted quiere conocer las circunstancias
que hicieron que ese cineasta
abandonara el tema: es que lo que
él había previsto en aquel momento
como situación de ilmación, ya no era
válida en el momento de reelaborar su
investigación, se le había quitado la
motivación.
Groulx
¿Piensa que el hecho de haber
intervenido así sobre la dirección de un
ilm particular constituye un correctivo
de hecho aplicado desde una política
general sobre este género de ilm?
183
año 3 | n°3 | 2013/2014
Groulx
¿Usted quiere decir que el cineasta
que había propuesto hacer ese ilm
rechazó hacerlo aunque tenía la
posibilidad?
Groulx
Claramente.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
este programa y los responsables,
se sitúan entre los dos centros (...);
y es un modo de asegurar un cierto
equilibrio y de poder inluir al interior
de un modo mucho más sistemático,
mucho más organizado, y de inluir
al mismo tiempo el exterior, esto es
al comité interministerial, del mismo
modo. (...) Esto no quiere decir que
no experimentemos diicultades. La
prueba es que ustedes han estado
muy atentos el año pasado a ilms
sobre el sindicalismo, proyectados por
el programa Société Nouvelle, cuyo
proyecto en el momento de rodaje
había sido rechazado por la institución.
En ese punto el reagrupamiento de
cineastas y de otras personas que
trabajaban en Société Nouvelle ha
hecho cambiar la decisión del comisario
sobre la aceptación de ese proyecto,
que él (al principio) había rechazado,
y aceptó el proyecto ante el recurso.
Entonces, el proyecto fue aceptado por
ese lado y también del lado de Société
Nouvelle y el comité interministerial.
Y sólo fue abandonado porque el
cineasta así lo pidió inalmente. Pero
es un poco este tipo de cosas que
le brindan un poco más de chance a
ciertos productos de Société Nouvelle
para que sean hechos y para que se
encuentren con el público.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
184
Garand
Absolutamente no.
Groulx
¿Podría decir que el mismo problema
podría presentarse de nuevo el día de
mañana?
Garand
Sí.
Gilles Groulx
¿Y cada vez (que esto ocurra)
deberán ustedes iniciar los trámites
correspondientes para hacerlo?
Garand
Sí, evidentemente.
Simon Hartog
Quisiera hacer un par de preguntas.
No estoy seguro de haber seguido bien
este intercambio.
Hay un cierto movimiento de opinión
en Inglaterra para que un programa
como Challenge for Change se
aplique allí. Tenemos alguna clase
de información en este sentido.
Quisiera hacer preguntas muy
especíicas. Primero, ¿hasta qué
punto la participación profesional
de un cineasta está involucrada? La
segunda es: si el grupo se presenta con
un proyecto que es ideológicamente
inaceptable para lo que ustedes
desean, ¿qué pasa? Tercero: si los
ilms o videotapes que se hacen, o
se proponen, están dirigidos desde
la gente hacia las autoridades, y si
el objetivo principal es cambiar las
actitudes oiciales.
Garand
Sólo respecto de la primer pregunta
(...) No creo que sea satisfactorio para
usted saber que alrededor del 60%
de nuestros fondos están dirigidos al
cine profesional, esto le da una idea
de su importancia: un programa de
alrededor de 1,8 millones de dólares.
Eso es Challenge for Change / Société
Nouvelle, ambos, en inglés y francés
(...)
(...) En segundo lugar, es seguro que
cualquier proyecto que llega tiene
que pasar por la dirección, tiene que
ser aprobado por el comisionado
para ponerse en marcha. Pero antes,
debe ser aprobado por un comité
interdepartamental compuesto por
nueve departamentos y representado
también por (...).
(corte de bobina)
(...) Y también hay mecanismos
para enriquecer el proyecto durante
la investigación y el estudio, la
exploración, que es hecho por un grupo
de cineastas que llamamos grupos
Société Nouvelle, que es una especie
de cruce de personas involucradas
en el programa, sea distribuidores,
sea promotores, sea cineastas, para
enriquecer el proyecto colectivamente.
Este es otro nivel de presión sobre
cualquier tipo de situación que podría
plantearse ante el programa. (...)
No recuerdo la última parte de tu
pregunta (...)
Hartog
(...) Si el proyecto apunta a cambiar
las actitudes oiciales más que a crear
un movimiento militante, etc. Si los
ilms o los videos están dirigidos a la
autoridad más que a la gente.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Leonard Henny
Puedo ser muy breve –esto siempre
es relativo en este grupo- pero
preparé una cantidad de escritos para
esta conferencia así que si quieren
más detalles simplemente tomen
185
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Garand
Depende de la clase de proyecto.
Algunos están dirigidos a las
autoridades, algunos no. Una forma
que tenemos de involucrarnos de
verdad con la gente, sin censura
alguna, es el videotape. El modo
en que trabajamos en videotape
es (el siguiente): tenemos la ONF
y un comité interdepartamental
comunitario para ponerse de acuerdo
sobre el tipo de proceso básico, lo
que es una proposición global para
instalar un programa de intervención
con videotape. (...) Por ejemplo,
con diferentes grupos de actividad,
elementos progresistas en su propia
localidad. Y de ahí trabajamos sobre
el principio básico de no intervenir en
ningún contenido; así que ellos son
responsables por los contenidos. Lo
único que puede pasar -que ocurriría
alrededor de cada seis semanas-, la
única regla que tengo que transmitir a
los grupos es que lo único que puede
salir mal para ellos es que yo recibiera
la directiva de retirar mi equipo de allí.
Así que ellos son los únicos en decidir
sobre el contenido, sin intervención
alguna. Yo no quiero saber nada
del contenido de sus videos, quiero
verlos pero no tengo nada que decir.
Y ellos tienen la propiedad sobre los
videos; el programa no tiene propiedad
sobre esos materiales. Ellos son
libres de hacer lo que quieren. Ellos
dirigen las cosas (...) Por ejemplo,
tenemos en juicio ahora un caso que
involucra a Ventas Piramidales (Ventes
Piramidales), una compañía que está
ahora (recurriendo) a la corte. Y esto
se originó (porque) un grupo usó el
material, usó equipos de Société
Nouvelle en Shellbrook City. Usaron
esos videotapes para concientizar a la
gente (…). Este es un ejemplo, muy
humilde si quiere, pero es algo. Y hay
otros ejemplos (...).
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
186
los papeles que dejé sobre las sillas,
por favor mírenlos un momento.
Lo único que quisiera plantear, y
discutir si tienen preguntas, es el
trabajo que hacemos con estudiantes
en el Instituto de Sociología de la
Universidad de Utrecht. Hasta donde
sé es el primer y único caso donde,
al interior de un Departamento de
Sociología, los estudiantes tienen la
oportunidad de aprender el manejo
de la herramienta del cine y de hacer
un año completo de estudios de
realización sobre cuestiones sociales.
Tenemos, creo, problemas similares
(a los aquí planteados), porque es
una Universidad del gobierno y todo
es extraño; porque la situación en
Holanda después del ‘68 es que los
estudiantes ganaron poder sobre
lo que quieren y pueden hacer. Las
causas sociales que asumen tienden
a adelantarse a las cabezas de los
departamentos de Sociología, colegas
míos están ahí, así que hay grandes
tensiones sobre si el tipo de ilms
que los estudiantes están haciendo
están permitidos al interior de este
sistema. Creo fuertemente que uno
tiene que trabajar en el contexto de
su propia sociedad y en el contexto
de una social-democracia; trabajar a
través de los sistemas establecidos,
con estudiantes o con gente con
un fuerte contacto con sus bases; y
hacerlos crecer. Los ilms que hicimos
fueron realizados por estudiantes
en un muy estrecho contacto con
grupos oprimidos en nuestra sociedad.
(...) Un ilm fue hecho con jóvenes
trabajadores en fábricas que son
en un sentido el segmento laboral
más explotado de la economía
holandesa. Ahora estamos haciendo
un segundo ilm (...) para atacar un
hecho de especulación inmobiliaria
de corporaciones multinacionales.
(...) e hicimos este ilm con grupos
de vecinos opositores que tratan
de resistir esta clase de planes de
desarrollo.
Los graduados de estos programas
están ahora estableciendo una suerte
de centros de filmación, que creo
que podrían compararse con el Film
Center de Estocolmo. Creo que es una
responsabilidad de las universidades
tratar realmente de construir una
base de sociólogos críticos capaz
de trabajar, a través del cine, en la
sociedad.
Si hay preguntas sobre este tema,
el tipo de tensiones generadas, me
gustaría contestarlas; pero quisiera
también dar a mi colega y a la mesa
la oportunidad de hablar sobre sus
programas.
187
año 3 | n°3 | 2013/2014
para quién y contra quién se hacen
estas películas.
Hasta aquí me referí a esta cuestión de
Société Nouvelle y ahora me gustaría
ir un poco más allá. Hasta ahora en
Quebec estos films, que llamamos
“films políticos”, entre comillas,
fueron producidos por cineastas
quebequenses que defendían
tanto ideas sindicalistas como en
el film (...); como ideas pequistas, o
independentistas como en un film que
habrán podido ver ustedes, Richesse
des autres (Maurice Bulbulian y Michel
Gauthier, 1973); como también ideas
humanistas, como en Le mépris
n´aura qu´un temps (Arthur Lamothe,
1970) y en general, como sea, con
una perspectiva bastante fatalista.
El mejor ejemplo es un film que fue
censurado por la ONF y que jamás fue
exhibido, llamado On est au cotton
(Denys Arcand, 1970).
Frente a esos films, el CIP se planteó
el problema de hacer otros que sirvan
de herramienta de propaganda, que
pongan por delante las luchas obreras
más combativas en Quebec, de manera
de liberar las perspectivas políticas
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Françoise Girault
Intervengo en nombre del Comité
d'Information Politique (CIP) y la
revista Champ Libre de Montreal.
Quisiera retomar el debate que
tuvo lugar recién a propósito del
cine de intervención social, con
las preguntas dirigidas a Société
Nouvelle, la pregunta de Gilles Groulx
especialmente sobre la sanción,
manifestación de una de las más
flagrantes contradicciones internas
de un aparato ideológico como
la ONF. Pero, de hecho, hay más
cosas además de esta cuestión de la
censura. Está el problema de que los
films realizados al interior de Société
Nouvelle (responden) a una forma de
intervención social, a la animación
social general. Es el problema del
reformismo.
Los resultados que fueron señalados
para los films de Société Nouvelle han
sido juzgados como limitados; pero
en realidad, en mi opinión, no son tan
limitados. Se habló de un sentimiento
de libertad, etc., y me parece que los
resultados son muy eficaces ya que
mantienen entre la gente la idea de
que pueden mejorar su suerte, que
pueden hacer escuchar sus voces
al interior del sistema, sin jamás
plantear -si no comprendí mal- sus
problemas a un nivel más general,
sin fijar perspectivas políticas claras.
Esta ilusión de una capacidad de
recuperación caracteriza los aparatos
culturales de la sociedad capitalista
avanzada. De hecho, este género de
films jamás plantea el problema -o
más bien plantea el problema y lo
resuelve de una manera reformista- de
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
188
(...) para la totalidad de la clase obrera
de Quebec y, desde ese punto de
vista, (lograr) la organización de los
obreros en la base, la crítica de la
estructura y de las luchas sindicales
tradicionales, la constitución de una
solidaridad obrera extensa. Queríamos,
a través del film, del “instrumentofilm”, resituar la lucha en Quebec en
una perspectiva histórica, mostrando
todos los logros y también todos
los límites de esa lucha emprendida
durante más de cincuenta años por
los trabajadores de Quebec. Nos ha
parecido también importante dar la
palabra a los trabajadores pero no de
una manera ultra democrática a todos
los trabajadores; sino solamente a los
que hasta el presente han demostrado
de manera significativa su capacidad
combativa, los trabajadores más
avanzados. Y fijamos también como
base, a partir de investigaciones
realizadas para la producción de
películas, que éstas sirvan (...)
prioritariamente a los trabajadores en
sus debates y al interior de su lucha
ideológica.
El film principal, que es un poco la
ilustración de estas ideas que acabo
de exponerles, es On a raison de se
révolter (Film Colectivo, CIP, 1974), un
documental que ha servido de hecho
para sostener aquí en Quebec la lucha
de trabajadores en huelga en una
fábrica de una empresa multinacional.
Pero hacer films desde las bases
militantes era también responder a
las necesidades de grupos populares,
grupos militantes, que reconociendo la
importancia del film como herramienta
de formación y propaganda (utilizaban)
documentos (audiovisuales)
pertinentes sobre los movimientos
obreros de Quebec, documentos que
pueden ponerse al frente de políticas
justas adaptadas a Quebec y que
pueden servir concretamente al trabajo
de movilización. La experiencia de la
producción y la difusión de On a raison
de se revolter, ha sido extremadamente
enriquecedora. El film sirvió, pues,
como sostén de la popularización de
una lucha obrera sumamente dura,
una huelga que estaba en su octavo
o noveno mes cuando el film fue
terminado, y sirvió concretamente a
una campaña de boicot organizada a
lo largo de todo Quebec. Sirvió para
popularizar en las asambleas los
logros de la lucha, desarrollando en
todo Quebec una solidaridad extensa
y activa por medio de asambleas
donde el objetivo era movilizar las
energías (...). También ha servido
en un contexto más amplio que es
el de la Quincena Nacional de Cine
organizada por el Conseil Quebecois
pour la Diffusion du Cinéma; en ese
contexto ha servido para organizar
189
año 3 | n°3 | 2013/2014
Jean-Patrick Lebel
Vengo de un grupo llamado Unicité
(Unité Cinema, Televisión, Audiovisuel) de París, donde la práctica es
bien diferente de la que se ha expuesto
hasta aquí en razón de la situación
francesa, del estado de la lucha política
en Francia. Al mismo tiempo pienso
que esto puede tener una cierta
utilidad, creo que podríamos obtener
algunas enseñanzas.
Voy a presentarles brevemente este
grupo Unicité. Nació como una especie
de sociedad de producción; hay un
estatuto salido de un grupo inicial que
se llama Dynadia, nacido de los hechos
de mayo del ‘68 en Francia, compuesto
de militantes del PC francés y donde
el objetivo era al mismo tiempo hacer
ilms al servicio de la organización de
la clase obrera y alcanzar la creación
de un organismo del tipo de Unicité.
De este modo, este grupo de cineastas
militantes -repito, no son solamente
cineastas sino militantes políticos-,
organizándose, llegó a su objetivo y es
por esto que este organismo existe;
funciona oicialmente desde hace
aproximadamente tres años, desde
1971.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
proyecciones en circuitos paralelos
desbordando el marco estrictamente
sindical de la campaña de boicot. Este
trabajo de difusión ha permitido hacer
una investigación sobre grupos de
trabajadores en toda la provincia. La
difusión del film fue entonces también
un instrumento de investigación
para nosotros. En fin, y esto es lo
más importante, el film fue una de
las bases para la constitución de un
comité de solidaridad “Aux luttes
ouvrières”; que no se refiere sólo a una
lucha sino que se dirige a las luchas
obreras de Quebec, que se desarrolla
sobre bases permanentes ahora, y que
organiza asambleas en las escuelas,
en los barrios, por todas partes según
las luchas.
Por fuera de esta lucha local, precisa, el
film se difundió también en nuestras
propias bases, las del CIP, en grupos
de obreros en huelga, de grupos
sindicales y de grupos populares en
Montreal y en provincia. Esto a su vez
ha estado necesariamente contenido
dentro de los límites del desarrollo
de un movimiento sindical, de los
movimientos militantes obreros y ha
sido necesario completar la difusión
con un trabajo de explicación y de
discusión política.
Creo que es a partir de experiencias
así de concretas que podemos salir
un poco de la especie de contradicción
que es evidente que los organismos
que trabajan con el cine pueden
experimentar. Y pienso que es
interesante justamente ver que un film
es una herramienta de propaganda,
una herramienta de movilización.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
190
Este organismo ha hecho, grosso
modo, 25 ilms, de corto y medio
metraje, difundidos en 16 mm y a
veces en cassette super 8. Pero muy
rápidamente el cine ha dejado de ser
su actividad esencial y ha cedido el
lugar a las actividades de agitación y
de acción política, tomando la forma
del video, el montaje de diapositivas,
el disco, etc.. De manera que en Unicité
actualmente las actividades son muy
amplias y variadas, y el ilm no lo
representa más que muy parcialmente.
Se lleva a cabo a la vez una actividad
de producción, una actividad de
difusión de ilms que pueden ser
hechos por otras organizaciones o
grupos, y una actividad también de
investigación de medios nuevos que
pueden incorporarse a la organización
de la lucha política y sindical. Y, al
mismo tiempo, una actividad de
formación para ayudarlos a utilizar el
medio audiovisual.
Nuestra actividad se centra en una
serie de principios. El principio de base,
justamente ese que nos diferencia de
otros grupos, es que para nosotros la
idea de hacer un cine independiente
es absurda porque no somos
independientes, porque estamos
ligados desde el punto de vista político
a la clase obrera, a las organizaciones
políticas, y debemos poner el cine al
servicio de esa lucha. En el marco de la
colaboración con estas organizaciones,
(se busca) deinir cómo el cine puede
utilizarse para ser lo más eicaz posible
en relación con su combate. Es decir
que no es a nosotros solos a quienes
corresponde deinir estos objetivos,
que son de orden político y están
ligados a las organizaciones con las
que queremos trabajar.
Entonces, primero tenemos estas
razones políticas de base. También nos
parece que tenemos la necesidad de
eicacia en el plano cinematográico,
y en el plano del funcionamiento. No
podemos partir así como así de decir:
queremos hacer un ilm y después ver
cómo lo podemos difundir, sobre qué
bases de inanciamiento; sino que
debemos partir de lo que existe, de
las organizaciones que existen y de
las posibilidades de inanciamiento y
de difusión que tienen; hacer lo que
se puede hacer y lo que se debe hacer.
La segunda idea fundamental es que
debemos responder a la demanda,
es decir, la mayor parte del tiempo
hacemos ilms por encargo, ya sea de
las organizaciones o del PC (Partido
Comunista), la CGT (Confederación
General del Trabajo), sindicato francés
sobre una base de clase, o para otros
sindicatos o para otras organizaciones
que pueden depender por otra parte
de alguna de estas pero que realizan
encargos a su nivel.
las condiciones concretas, nos damos
cuenta muy rápidamente de que no
tienen suicientes medios, suiciente
dinero para difundir un ilm y que sería
mucho más eicaz, por ejemplo, un
montaje de diapositivas porque eso les
permitiría actuar sobre las condiciones
concretas y les costaría más barato.
No se trata de hacer “ilms de encargo”
como en otros casos; es decir, con
relación a esas organizaciones, no
nos consideramos en absoluto como
técnicos o especialistas a quienes se
acude por necesidades de producción.
Como si se dirigieran a una productora
burguesa especializada cualquiera para
decirles: “quiero hacer un ilm, quiero
tener el control político del contenido
y ustedes nos lo van a hacer”. Y habría
gente que podría hacer el producto
en cuestión. Nosotros sostenemos
absolutamente, como uno de nuestros
principios de base, (la necesidad de)
tener un vínculo con las organizaciones
en las que no somos considerados
como técnicos especialistas sino
igualmente como políticos. Es decir,
que efectivamente las organizaciones
-ya se trate del Partido, de la CGT, etc.nos aportan sus necesidades políticas,
191
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
La primera cuestión es, entonces,
responder a necesidades políticas.
La segunda cuestión, consiste en el
hecho de responder a la demanda; es
que si no se responde a la demanda,
no se pueden tomar concretamente
en cuenta las condiciones de
difusión. Pensamos que un ilm, o
cualquier otro producto audiovisual,
puede ser eicaz en la lucha política
solamente si comienza por tomar
en consideración las condiciones
en las que va a ser visto. Y eso no
depende de nosotros que hacemos
los ilms sino de las personas que
van a mostrarlos. Es evidente que no
es solamente un grupo de cineastas
quien puede difundirlo eicazmente,
sino también las organizaciones
existentes. Entonces, además del
hecho de que responda a un encargo,
del hecho de que corresponda a una
necesidad de esas organizaciones -no
sólamente necesidades políticas-,
(el hecho de que) también tengan
una infraestructura de militantes
que ofrezcan las condiciones precisas
para difundir ese ilm, nos ayuda a
saber cómo hacer el ilm y eso es
muy importante. Y lo tercero, que
nos ija esta cuestión de responder
a una demanda, es que eso deine
muy precisamente las posibilidades
inancieras y materiales. Es decir, que
es en función de las posibilidades
inancieras y materiales de las
organizaciones que tratamos de
ajustar las cosas. Muy a menudo
las organizaciones nos vienen a ver
diciendo: “queremos hacer un ilm para
dar nuestro combate político sobre
este o aquel tema”. Pero discutiendo
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
192
las razones por las cuales quieren
hacerlo, las condiciones políticas en las
que va a hacerse concretamente y los
objetivos políticos. Al mismo tiempo,
cuando se trata de organizaciones
de las que nosotros mismos somos
miembros es beneicioso que seamos
parte activa de esos objetivos
políticos. Pero también ocurre que
hacemos ilms para organizaciones
de las que no somos miembros y
queremos justamente dar nuestra
relexión no sólo sobre la forma en
que el cine de propaganda, el cine
político debe hacerse, sino también
sobre la deinición de las condiciones
materiales en las que debe realizarse
el proyecto y asimismo sobre las
condiciones cinematográicas,
audiovisuales en las que debe hacerse.
Es decir, tanto al nivel del contenido
como de la forma que debe adoptar.
Queremos ser parte activa de las
decisiones porque justamente nuestra
experiencia nos permite en relación
con los camaradas aportarles esas
relexiones que pueden integrar a su
proyecto. Así, si se quiere, esta especie
de contacto entre quienes nos piden
un proyecto y nosotros, es lo que
deine el proyecto.
Quisiera mostrarlo concretamente
y para eso voy a comentar algunos
ejemplos. Por caso el de un film que
nos piden para un sindicato de la CGT:
un camarada viene a vernos, nos dice:
“queremos hacer un film sobre las
tácticas que adoptan las luchas; estas
son las tácticas de lucha actuales, las
formas que toma la lucha sindical, el
rostro nuevo de la confrontación en el
marco de un capitalismo monopólico
de estado, así que quisiera tratar
de plantear este problema, etc.”.
Comenzamos por discutir el modo en
que el film se va a difundir, a mostrar;
es decir, en relación al problema
preciso se trata simplemente de
servirse del cine para desarrollar una
agitación política, para hacer discutir,
sea junto a los sindicados, sea junto
a los obreros de una empresa. Es un
problema, es importante saberlo,
porque efectivamente eso va a
cambiar la forma del film. No creemos
que una cosa excluya necesariamente
a la otra, puede ser o bien un film muy
didáctico sobre una determinada línea
política que se exhibe para hacerla
conocer; pero puede ser también
que el film sirva –y ese es su mayor
atractivo- para crear hechos políticos,
para plantear problemas, suscitar
debates sobre cuestiones precisas
en un contexto político. Es entonces
en relación con toda esta discusión
que se hacen las cosas. Después de lo
cual, después de un cierto tiempo de
preparación concreta, de definición a
nivel de la organización, está el trabajo
de preparación propiamente dicho (...)
(...) Discutimos en la base con los
militantes que quieren participar del
Otro ejemplo son las operaciones
en video porque en Francia el
Partido Comunista organiza muchas
asambleas de base; se organizan
numerosas asambleas públicas de
base, debates, de regiones, de partido,
etc. Nosotros hemos tratado de utilizar
el video para animar esto, para volver
ese trabajo lo más eficaz posible; es
decir, que haya realmente un diálogo
y que realmente se dé una discusión
política con la mayor cantidad de gente
posible. Por ejemplo, una de las formas
utilizadas fue ir a una ciudad, por
ejemplo dos semanas antes (...) pasé
casi una semana con una cámara de
video yendo a un mercado, a la puerta
de las fábricas o dentro de las fábricas
cuando se podía, a los colegios, etc.,
para plantear un problema, discutir con
la gente, con los obreros o las personas
implicadas, y registrar eso para luego
volver con una parte del material
montado, volver de nuevo al lugar
para rediscutir con el primer resultado
de lo que teníamos y retomar la
discusión política, reformular el
problema, etc. Entonces, (hicimos)
todo ese trabajo de agitación en la
ciudad, incluido lo que concierne a las
193
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
film y es así, si ustedes quieren, que el
film se va definiendo. Evidentemente,
el problema es que nunca tenemos
suficiente tiempo para hacer como se
debería ese trabajo. Pero esa es una
fase que nos parece absolutamente
indispensable; después de la cual,
sobre esa base, hay un responsable
designado que participa de todo ese
trabajo de antemano, que define lo
técnico, el equipamiento necesario,
etcétera, para hacer el film. Y el equipo
participa de este trabajo de localización
y en este nivel como en el montaje,
etc., se hace siempre en estrecha
relación con las organizaciones que
nos han encargado el film, porque
muchas veces el resultado obtenido
en el rodaje no es exactamente lo que
queríamos obtener. Y todo eso para
desembocar en un producto que esté
lo más cerca posible de las necesidades
que tienen, no por una necesidad
imperativa o de control de su parte,
sino porque nos parece absolutamente
indispensable.
Y siempre entendiendo bien que
en esa relación que se ha vivido, si
estiman que nos equivocamos a veces,
o que ellos quisieron dar una imagen
demasiado rosa o algo así, nosotros
también se lo decimos. Pero al final
hay un producto que es el resultado
de este trabajo y que representa
concretamente, realmente, el estado
de su lucha y que se sitúa lo más cerca
posible de sus necesidades políticas
reales.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
194
mismas personas implicadas con las
que ya habíamos rodado –por ejemplo,
los trabajadores de la fábrica. No (se
trata) simplemente de volver sobre
lo que habíamos grabado ahí, sino
también de incorporar material rodado
fuera, que completa o replantea el
problema que se había tratado allí.
Después de eso hacíamos un montaje
del conjunto y en el debate político
propiamente dicho –en el que podía
haber 2 mil, 3 mil o 5 mil personas- el
film era proyectado (...) y el debate se
comprometía con la sala pero a partir
de ese montaje que se había hecho y
que era allí reproyectado. Entonces,
en un caso como este no se trata del
film en sí mismo, sino de las imágenes
utilizadas en un proyecto político
concreto y es eso lo que es importante
para nosotros.
Si se quiere, podemos decir que la otra
idea esencial es que lo importante
no es realmente el film sino la acción
política de la que aquél es el pretexto;
es decir, qué se hace con él, por él y
alrededor de él. No es simplemente
para decir, este es un film político
sobre tal tema; no es el film en sí
mismo, ni el tema en cuestión lo
importante. Por ejemplo, si hacemos
un film para el Partido Comunista
sobre el Programa Común. Es evidente
que es el Programa Común de la
izquierda lo que es importante. (Se
trata) de hacer un film que permita
-en sus condiciones concretas, en su
trabajo, en los lugares donde vivenhacer avanzar políticamente la idea
del Programa Común. Cuando digo
que no es el film lo importante, es
sobre todo esto, lo que quiero decir.
El otro aspecto también es que el film
es considerado como un medio y no
como un objetivo de la acción política.
Eso permite también un desarrollo
concreto del ejercicio de la democracia,
simplemente en la medida en que
permite plantear un problema y dar al
máximo la palabra a las personas, y
responderles sobre objetivos políticos
muy precisos. Una vez más, no se trata
–en la intervención social- de dirigirles
la palabra y darles una respuesta, de
aportarles una respuesta; se trata
de hacer avanzar las ideas políticas.
Pero intensificando lo más posible la
ideología política. Entonces, el otro
aspecto de la cuestión es la concepción
del trabajo político. Es un trabajo
colectivo que se hace entre la gente,
a nivel técnico, director, etc. No es
que hay un responsable y después el
técnico colabora con él, sino que es un
trabajo colectivo que juega sobre todo
con las organizaciones demandantes
del producto y con las personas a las
que sirve el film, con las que filmamos
y a las que se lo mostramos. De
manera que nuestra actividad no se
termina cuando el film está terminado,
sino que abarca también la difusión, es
importante que la difusión sea tomada
Lebel
Sí (...) nos preocupa mucho. Y es una
de las razones –sobre lo que yo quería
volver en mi exposición- para optar
por esa forma de trabajo colectivo de
la que hablé. Es decir que trabajamos
con las organizaciones no solamente
para tratar de saber lo que se adapta
a sus necesidades inmediatamente
políticas o necesidades financieras,
sino también a ese nivel. Es decir que
195
año 3 | n°3 | 2013/2014
Groulx
Yo quiero decir que después que
ustedes han elaborado su proyecto
de film en función de su programa de
utilización, ¿se plantean la pregunta
por la forma, por la eficacia de la
comunicación? Pienso ahora en la
forma técnica, en el trabajo calificado,
en tanto se trata de cine hay quien
está más o menos preparado para
hacer el trabajo que a nivel de la forma
es eficaz para encontrarse realmente
con la gente. Porque están esas
películas que tienen un pensamiento
militante totalmente correcto y
defectos de construcción abominables
que hace que se produzca una barrera
con el espectador acostumbrado a
ver una imagen bien definida o una
construcción que pueda depararle
sorpresas para evitar el aburrimiento,
por ejemplo, un cierto humor en la
forma de presentar el tema. Desde
ese punto de vista dialéctico, ¿tienen
consideraciones de algún orden sobre
esto?
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
por las organizaciones, eso es lo que le
da mucha más eficacia. Por ejemplo,
en el caso de un film –dos films en
verdad- que hicimos para un sindicato,
el sindicato de enseñanza secundaria
que se llama SNES (Syndicat National
des Enseignants de Second degré)
en Francia y que eran films sobre
el problema de la enseñanza en
Francia, sobre la segregación escolar,
la selección... Esos films difundidos
por esas organizaciones sindicales
deben haber sido vistos por 600
o 700.000 espectadores. Lo que
es evidentemente apreciable en la
medida en que eso ha servido para
conducir el debate.
Otro punto que nos parece
indispensable es que para hacer ese
trabajo es indispensable contar con
una cierta fiabilidad; es decir que
las organizaciones, el tiempo del
voluntariado o del trabajo gratuito,
etc. sea devuelto, porque si queremos
hacer films eficazmente, es necesario
que esos films sean hechos de manera
técnicamente correcta, que no se
sobrepase el presupuesto, etc. Es un
imperativo absoluto. (...)
Si hay gente que quiera formular
preguntas, quizás me permitiría
avanzar más.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
196
intentamos con ellos determinar un
poco la forma que debería revestir el
film. Les voy a dar un ejemplo preciso:
en una primera época habíamos
comenzado por hacer films que eran
films/discurso; es decir, un film que,
más allá de que se dijera que era
importante, el film se utilizaba para
conducir el debate. Eso no impedía
que el film en sí mismo era pura y
simplemente un discurso político en
imágenes, una especie de análisis, etc.
Fue necesario darse cuenta que esto
no era eficaz, porque las personas a
las que nos dirigíamos, que eran los
no convencidos por definición, no eran
receptivos a este tipo de discurso y que
hacíamos con los films lo que se puede
hacer mediante panfletos, etc.; y es en
cierta forma el mismo problema que se
presenta con los panfletos porque, en
cierta forma, al redactar los panfletos,
lo que se dice no necesariamente
es percibido por las personas a
las que uno se dirige. Ese era un
problema importante. Y lo superamos
finalmente, porque es dialéctico eso,
en cierta forma, con ciertas ideas.
Es a eso a lo que hacía alusión antes
cuando comentaba que el trabajo no
se hace solamente en relación con la
gente a la que queremos convencer,
sino también con las personas de las
organizaciones en el plano político
e ideológico de cada uno, y con la
práctica que cada uno tiene de los
medios audiovisuales (...) Y luego,
hemos hecho muchos más films que
sirven para el debate; es decir, que no
presentan un discurso completamente
positivo, el análisis que se hace de
una realidad, las conclusiones que
hace falta extraer; sino que intentan
plantear un problema. Pero aun en ese
nivel, constatamos justamente que
puede haber ambigüedades de lectura,
etc. Es decir, que para nosotros es
teóricamente inconcebible que haya
un film que responda perfectamente
a esto, que no tenga ninguna
ambigüedad. De allí la necesidad de
tener a las personas que vehiculan
los films, a los militantes que los
utilizan, la necesidad de su presencia
física porque un acto político va a
tener lugar en la discusión después
de la proyección, en el caso de los
films. Pero además, su capacidad
política para la lucha ya que se trata
de militantes políticos. Pero además,
su capacidad también para poder
hacer una explicación elemental del
texto a propósito del film porque
frecuentemente hay malentendidos
increíbles, es decir que el mensaje
no es verdaderamente distinguido
por la gente, y es muy importante
reestablecer eso. O en todo caso,
permitir que la gente pueda ver
verdaderamente lo que hay en el
film, hacer avanzar la discusión
política en el plano político donde la
queremos ubicar. Naturalmente, no
hemos encontrado recetas, llegamos
a resultados mejores o peores, a
veces todo va mal, porque el trabajo
colectivo no funciona muy bien con
tal o cual organización que tiene ideas
preestablecidas, entonces intentamos,
la peleamos y llegamos hasta un cierto
punto y protestamos... Pero tratamos
de avanzar también. Y otras veces
todo va muy bien, pero aun cuando
todo va bien el film tampoco es ideal.
197
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
Svendstedt
Me gustaría señalar algo, porque es
evidente que lo que discutimos aquí es
una técnica, es un método, que podría
ser usado con buenas intenciones
y con menos buenas intenciones.
Y es muy diferente hablar de cómo
ellos (en Francia) usan esta técnica
porque, cuando ellos trabajan, están
muy profundamente arraigados en la
práctica política cotidiana, tienen un
gran movimiento de masas detrás, que
siempre da la fuerza a lo que están
haciendo.
Quiero decir que cada vez que
hablamos de estos films para el
cambio social debemos verlos también
(en relación con) la cuestión del
poder... Cuando esta técnica llegue a
estar entre los temas de avanzada,
esto se verá como un movimiento
muy, muy importante en el desarrollo
del cine documental, porque fue
realmente la primera vez que alguien
trató de romper con la actual tradición
blanca y anglosajona del documental,
que se vuelve cada vez más peligrosa y
explotadora. Pero lo importante es que
hay un cierto mito asomando en torno
a, llamémoslo, la técnica canadiense.
El mito es: si uno sabe la verdad, hará
lo correcto. Y es el mito americano de
la información, también. Es en cierto
modo el mito detrás del film Attica
del que hablamos al comienzo de esta
sesión. Y no es así, simplemente no
es así, este es un concepto liberal de
la información contra el que tenemos
que pelear. Y detrás de este concepto
muy liberal y humanístico de la
información, el proyecto Challenge for
Change podría fácilmente venderse
por todo el mundo, y entonces se
volverá uno de los más peligrosos
hechos de información que hayamos
visto en la historia del cine, porque le
darán a la gente información en lugar
de poder. Este es el truco realmente,
y ya era el truco en el momento del
Fogo Island Project. Como estos
pescadores de Fogo Island aquí, en
Canadá, que querían construir una
planta de pesca o algo así, una planta
para la preparación del pescado.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
198
Entonces ellos pudieron hacer un film
sobre su problema y pudieron llevar su
film al departamento en cuestión, al
departamento de pescadores o como
sea... (Pero) lo correcto sería demandar
un sitio en ese departamento, una voz,
un compromiso de poder al sector, una
voz y un voto: eso sería algo natural
a hacer. Y digo, tenemos que ver esto
históricamente todo el tiempo: en la
situación específica de Fogo Island,
hasta donde yo puedo saber, fue en
todo sentido algo muy importante.
(Pero son los aspectos relativos del uso
de esos métodos, lo que siempre debe
ser aclarado; y los aspectos peligrosos
de estos conceptos siempre deberían
ser considerados).
Groulx
Estoy completamente de acuerdo
con lo que usted acaba de decir,
que el film debe también vehicular,
con su representación, un inicio de
solución concreta. Siempre teniendo
en cuenta que un film no puede
aportar transformaciones radicales,
eso lo sabemos bien, sino que el
film esencialmente plantea un
cuestionamiento, y aporta a veces su
propia conclusión. A veces la lectura
puede dejar aparecer conclusiones
un poco confusas. Es por eso que es
importante que quien ha hecho el
film, siendo en general quien tiene
una mejor lectura de su film, pueda
aportar su propia conclusión, su propio
testimonio. En el caso de mis películas,
que hice en la ONF, yo intenté ese
acercamiento filmándome a mí
mismo aportando mis conclusiones.
Me pareció evidente, al final de la
proyección de ese film, que duró dos
horas, que habiendo hecho una especie
de análisis de la actualidad en general
-sobre la calidad de la vida como se la
vive aquí, relatos de la lucha obrera,
en una tentativa de (...) desbordar un
poco el cine para caer en un diálogo
que pudiera iniciar algo, suscitar un
cuestionamiento. Yo me tropecé con
límites que me parecen nefastos (...)
Pienso que, Garand, tarde o temprano,
si usted quiere progresar en sus
gestiones cinematográficas, debería
adoptar una posición bastante neta
(respecto de estas cuestiones); si no
usted irá de una constatación a otra
sin jamás cambiar nada. Y es esto lo
que encierra el título de su unidad de
producción Société Nouvelle (Sociedad
Nueva). Eso no sería una sociedad
nueva sino una sociedad vieja, es
evidente (risas). Esto quería decir.
199
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
relatos de la vida cotidiana tal como es
vivida al nivel del consumo, etc.-, me
pareció que la conclusión era que no
hay futuro en el capitalismo, que para
vivir una vida democrática había que
echar las bases del socialismo; y fue en
eso precisamente que se basó la ONF
para prohibir el film. Entonces, ven que
aquí, por ejemplo, hemos desarrollado
una técnica muy avanzada desde el
punto de vista del cine, pero eso no
nos da absolutamente nada en el
nivel de una práctica cinematográfica.
Porque la práctica conlleva también,
con ella, una forma de acción, sea oral
o que tome lugar de una forma o de
otra. Yo quería simplemente aportar
este testimonio sobre un film que hice
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año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Rencontres
Internationales
pour
un Nouveau
Cinema
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Debate
con Guido Aristarco
201
Director de la Revista Cinema Nuovo
(Italia)
Guido Aristarco
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Cinema
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Cinema
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Cinema
Rencontres
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Cinema
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un Nouveau
Cinema
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Internationales
Debate con Guido Aristarco
203
año 3 | n°3 | 2013/2014
Además, uno de los principios de Marx
que todos nosotros conocemos, es que
no se trata solamente de interpretar
la realidad, sino de transformarla. En
América Latina, en el presente, hay
muchas situaciones que no tienen
nada que ver con el socialismo (...)
sin embargo, son opciones concretas
contra el imperialismo y, tarde o
temprano, conducirán al socialismo.
También, las cuestiones planteadas
por Aristarco no sólo nos parecen
fuera del contexto real y concreto de
la mayoría de los participantes de esta
reunión, sino también sin vínculo con
todos aquellos que en diversos lugares
luchan para hacer una revolución
concreta. Estamos de acuerdo con
la idea de un “regreso” a Marx y de
intentar ser cada día un marxista más
consecuente, pero pensamos que eso
no puede hacerse como un salto al
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Julio García Espinosa
La primer cosa que quisiera decir
es que las palabras del camarada
Aristarco han arrojado sobre
nosotros una cierta inquietud, una
cierta ansiedad. Para muchos de
nosotros, nuestra formación ha
venido precisamente de escritos de
Aristarco. Pero tenemos el derecho
de preguntarnos para qué sirve la
evaluación de nuestro trabajo, la
crítica de los errores del movimiento
de los países en la vía del socialismo,
para qué puede servir este trabajo
de evaluación, si no está hecho en el
interior y teniendo en cuenta nuestra
situación concreta. Existen muchas
vías para llegar al socialismo pero
todas tienen un denominador común,
a saber: la lucha antiimperialista (...)
que nos conducirá de una manera
marxista (...) al socialismo. (...)
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
204
vacío, no se puede hacer al margen de
las realidades concretas que ofrecen
nuestros países, de las realidades
concretas que ofrece la vida.. (...) En
cuanto a nosotros, en lo que concierne
al cine, lo que nosotros queremos
hacer, no es tanto una revolución
estética, sino más bien, al hacer cine,
contribuir a la revolución cultural a
la que todos aspiramos. [Contesta
una pregunta-interrupción de alguien
del público] Sí, es una declaración.
Por lo demás, y para inalizar esta
declaración -que efectivamente no
es una pregunta, pero que de alguna
manera puede suscitar preguntas y
puede favorecer una aclaración más
profunda de todo lo que ha dicho
Aristarco, sin que queramos ser
tan pretenciosos ni mucho menos-,
queríamos decir en relación con el cine
que para nosotros no se trata tanto
de hacer una revolución estética en el
cine, sino que haciendo cine contribuir
a la revolución cultural que todos
pretendemos.
Guido Aristarco
Yo entiendo muy poco idiomas, pero
creo que en esta ocasión el amigo
Espinosa entendió mal lo que yo dije.
Y yo no entiendo bien su reacción.
Mi crítica al ilm cubano se refería
solamente a un cierto triunfalismo.
He dicho también a propósito del cine
del Tercer Mundo que son ilms donde
se veriica la tragedia en sentido ateo,
en la deinición que he intentado
dar. Entonces, no entiendo por qué
Espinosa se ofendió por mis palabras.
Volver a Marx no es un dar un paso
atrás. También intenté explicar esto.
Volver a Marx quiere decir volver a
la metodología marxista y no a las
diversas cosas que Marx pudo decir
sobre los problemas contingentes de
su época. Entonces, no se trata de
volver atrás. Se trata de avanzar.
Y¿qué es la lucha de liberación?, ¿no
es acaso una lucha de clases? También
dije esto. Entonces, verdaderamente
con franqueza no entiendo en qué no
está de acuerdo el amigo Espinosa.
Por qué no está de acuerdo. Si la única
crítica que hice a los ilms cubanos es
por un cierto triunfalismo. Y a mi me
parece que esto es así; es mi opinión,
que puede ser compartida o no, pero
en cualquier caso debe ser discutida
y analizada. Segundo: dije que el arte
verdadero para el marxista será un arte
ateo, y dije que en el Tercer Mundo se
hace un arte ateo, se hace una tragedia
atea; tragedia en sentido positivo, de
lucha, de liberación, que no se pierde,
no divaga.
Entonces, ¿por qué Espinosa reacciona
así? Yo no tengo necesidad ni siquiera
de señalar los errores cometidos por
Cuba, por Castro; corresponde a otras
personas hacer esa crítica. Me parece
que toda mi intervención fue correcta
en decir cómo el marxismo auténtico
ha sido manipulado. Creo que en esto
estamos de acuerdo, que el marxismo
auténtico fue manipulado. No veo
otra cosa. ¿Por qué esta reacción?
Francamente quisiera que me la
explicase.
205
año 3 | n°3 | 2013/2014
García Espinosa
Mira Aristarco, desde luego que
nosotros no estábamos haciendo una
intervención a partir de una crítica
sobre el cine cubano o sobre Cuba.
Estamos de acuerdo: a cualquiera
puede gustarle una película o no
gustarle, y cualquiera puede hacer un
análisis crítico sobre nuestro país. La
inquietud nuestra concretamente es la
siguiente: Aristarco plantea un regreso
a Marx. Para hacer este regreso tiene
que hacer una crítica concreta al
marxismo concreto que existe hoy. Esa
crítica pudiera ser justo hacerla, pero
lo que nosotros cuestionamos es que
esa crítica está hecha, ese intento de
retornar a Marx está hecho al margen
de la realidad concreta, al margen de la
verdadera lucha de clases, al margen
de la verdadera lucha ideológica que
hay en estos momentos en el mundo.
Si nosotros partimos de la base de
que la única arma concreta que tiene
el imperialismo en este momento
es hacernos dudar de las opciones
concretas que tenemos nosotros para
realizar nuestra revolución, (entonces)
nosotros no podemos aceptar una
crítica de esa naturaleza. Es decir
que la inquietud se reduce a eso,
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
Guy Hennebelle
Tomo brevemente la palabra para
solicitar al camarada Espinosa que
precise qué puntos exactamente
le reprocha a Aristarco. Porque
personalmente no he comprendido
bien qué le reprocha concretamente.
Escuché con mucho interés a Aristarco,
a quien leo desde hace tiempo, y
personalmente estoy de acuerdo
con lo esencial de lo que él plantea.
Estoy totalmente de acuerdo y
fundamentalmente soy solidario con
el combate ejemplar de Cuba contra el
imperialismo de Estados Unidos. Pero
esto me deja de cualquier forma el
derecho de criticar una película u otra.
Personalmente, por ejemplo, tampoco
me gustó un ilm como Girón (Manuel
Herrera, Cuba, 1973), porque considero
que se inspira demasiado en la estética
del cine del imperialismo americano.
Podemos discutir en calma de
esta cuestión sin ser acusados
inmediatamente de estar
entusiasmados por el imperialismo
americano. Por otra parte, nuestra
solidaridad con la lucha ejemplar de
Cuba –que es la de todo el mundo
aquí- no nos obliga a aceptar, sin
embargo, ciertas alianzas que Cuba
practica con ciertos países como la
Unión Soviética, por ejemplo. Podemos
discutir en calma estas cuestiones sin
insultarnos ni hacer subir la tensión.
Creo que es una cuestión importante
y quiero saber exactamente en qué
Espinosa no está de acuerdo con
Aristarco.
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
206
ni más ni menos que eso. Nosotros
pensamos que es lo más justo para
cualquier revolucionario tratar de
ser cada día más consecuentes con
un pensamiento y con una praxis
marxista. Pero ese análisis no lo
podemos hacer debilitando las
opciones que nos ofrece la realidad
para llevar a cabo nuestro objetivo.
Y, por lo tanto, nos gustaría -y
esta vez sí es una pregunta- que
Aristarco precisara hasta dónde esa
crítica favorece concretamente -o
ese análisis, ese retorno a Marx tal y
como él lo expone- favorece de verdad
las opciones concretas que tiene el
movimiento revolucionario mundial.
Aristarco
No entiendo por qué habría dejado
al margen lo que he dicho sobre la
lucha de clases. He partido de la lucha
de clase. Dije ciertamente que los
reformistas airman que existen las
clases pero no hablan de la lucha de
clase. Entonces no dejé al margen la
lucha de clases, es decir, la Revolución.
(...)
Esta expresión “retorno a Marx”; y
detenerse en la palabra “retorno” como
si fuese un hecho mecánico, y decir: “si
se vuelve atrás, vamos para atrás”. No.
Se vuelve atrás para ver exactamente
cuáles son los textos de Marx y para
interpretar sus textos originales; no
sobre las manipulaciones que se han
hecho de los textos de Marx, varias, ya
sea en el Este como en el Oeste.
Es necesario tener el coraje de decir
la verdad; porque es un principio
marxista.
Es evidente, que en todo esto -y he
hablado antes de esto- es verdad que
la lucha de clases sirve para cambiar
el mundo, y no para interpretar el
mundo, como justamente me ha
recordado Espinosa. Pero era en el
contexto mismo de una de las tesis
más importantes de Marx: “los
ilósofos hasta hoy han interpretado
el mundo pero se trata sin embargo
de modiicarlo”. Es lo que están
intentando los países del Tercer
Mundo, algunos ya lo han hecho pero
quedan todavía tantas cosas por hacer,
otros están por hacerlo.
Entonces, este retorno a Marx no
es otra cosa que un retorno a la
metodología de Marx; y no respecto
de juicios particulares de Marx en
el ochocientos sobre este o aquel
acontecimiento de aquella época;
entonces sería verdaderamente volver
atrás.
Pero si decimos ser marxistas -yo
trato de serlo y otros tratan de serlo
y lo son más que yo-, es evidente
que no podemos no partir de la
metodología marxiana. Entonces,
¿por qué un retorno atrás como un
retorno a lo viejo? No. Un retorno
atrás para encontrar lo nuevo y llevarlo
adelante. Entonces, no alcanzo todavía
Si muchos piensan que hablo en
italiano por nacionalismo... Yo no
soy para nada nacionalista. Quisiera
conocer los idiomas. Pero hay quienes
manejan los idiomas y quienes no. Yo
soy una persona que no.
207
año 3 | n°3 | 2013/2014
Fernando Solanas
Intento continuar esta respuesta a
los interrogantes que aún tiene el
compañero Aristarco. Entiendo que
el compañero Espinosa no ha hecho
una defensa del cine del Tercer Mundo
o de los procesos revolucionarios
concretos del Tercer Mundo. Es decir,
no ha venido a hacer una defensa
de nuestras posiciones, sino que
creo..., lo que deseo -así lo interpreto
yo- que entienda Aristarco, que -y en
esto me sumo- estamos haciendo
no una defensa sino una crítica a un
pensamiento que critica en abstracto
la marcha concreta de la historia y de
los procesos revolucionarios. Es una
crítica abstracta y desinformada.
Si la metodología marxista es,
entre otras cosas, el análisis
concreto de la realidad concreta,
nosotros criticamos el análisis de las
experiencias políticas o culturales de
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
a entender por qué Espinosa se ha
irritado de este modo frente a estas
cosas en las que deberíamos estar
de acuerdo. Porque no hay ninguna
crítica que hacer sino aquella que
ya ha dicho Henebbelle, esto es que
en un cierto momento, justamente
porque consideramos o buscamos ser
marxistas, de frente a un ilm que por
el solo hecho de haber sido realizado
en el Tercer Mundo deba ser apoyado
sin más. Puede también ocurrir el caso
que desde el punto de vista marxista
se diga “no” a ese ilm, motivando (la
discusión de) las razones. Este es otro
método empleado en la metodología
marxista. Entonces, repito: no alcanzo
a comprender todavía por qué se
entiende el retorno a Marx como
un hecho, digamos, de signiicado
de palabra: esto es, “retorno”... uno
retorna al pasado. No. Pongámonos en
el camino correcto.
Mi crítica no estaba dirigida a este u
otro país del Tercer Mundo. Estaba
dirigida, en todo caso, a la Unión
Soviética. Y aquí creo poder tener
muchos puntos de apoyo. Desde el
Primer Congreso de Escritores, donde
se decía que ya no había conlictos
en la sociedad soviética, esto es, un
principio anti-marxista, porque los
conlictos existen siempre, porque
de lo contrario no existe ni siquiera
la vida, porque el método marxista
es una continua veriicación. Por lo
tanto, en todo caso yo dije “no” a la
estrategia de la Unión Soviética; no
dije “no” a la estrategia del Tercer
Mundo.
No lo sé... (tal vez no) alcanzo a
comprender porque tengo diicultad...
año 3 | n°3 | 2013/2014
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
208
los procesos revolucionarios fuera
de los contextos concretos de sus
realidades históricas. Porque es casi
una perogrullada repetir que la historia
o los procesos políticos en el planeta
no se dan al mismo tiempo, no se
dan idénticamente iguales en todos
los contextos y en todos los países.
Es decir, si nosotros abstraemos
las circunstancias concretas en
las cuales surgen nuestros ilms,
nuestros procesos revolucionarios, lo
que estamos haciendo es contribuir
a la desinformación revolucionaria;
es decir, estamos contribuyendo de
alguna manera a crear confusión,
estamos ayudando a no conocer
realmente, como decía Espinosa, las
realidades y las opciones concretas que
nuestras realidades ofrecen.
La historia de las alternativas
concretas de nuestros procesos
revolucionarios es realmente
contradictoria, tiene sus límites, está
llena de errores. Esto es obvio decirlo.
Pero siempre es una acción, en su
síntesis histórica, de una dimensión,
de una grandiosidad tal, ininitamente
superior a la barbarie imperialista,
a la cultura colonizada, al resabio
de opresión que nuestros pueblos
tradicionalmente han padecido. Pese
a todos los errores, a todos estos
límites, de lo que va quedando,
estamos llevando la historia adelante,
pese a toda la mierda.
La síntesis de lo que quiero decir es
que ojalá que este encuentro nos
sirva para comunicarnos, sirva para
comprendernos, sin prejuicios. Pero
la base de esto es informar, porque
todos traemos una vieja historia de
desinformación; es decir, traemos un
gran resabio de ignorancia.
No creo que en el breve plazo de esta
comunicación, de este encuentro,
podamos llegar quizás a acuerdos; al
menos sería un paso muy adelante
intentar oírnos, escucharnos,
interesarnos por cómo se da la vida
y el proceso que vivimos en cada uno
de nuestros países, que es diferente.
Esto es lo que yo quisiera que como
clima, que como actitud de cada
uno, prosperara y se desarrollara en
este encuentro. En suma, que en
aquello que nosotros comuniquemos
o informemos hagamos el esfuerzo
de rodearlo con la mayor cantidad de
datos, de información sobre cada uno
de los procesos en los cuales se están
realizando experiencias que quizás
y seguramente nada tienen que ver
con el ideal o el modelo abstracto de
lo que deseáramos, y sí tienen mucho
que ver con lo que es posible, aunque
a veces resulta pequeño, esos pasos
adelante, esos pasos antiimperialistas,
anticolonialistas de liberación que en
cada uno de nuestros países todos los
presentes, entiendo, están tratando de
llevar adelante. Nada más.
metodología analiza la realidad, las
realidades, de diversos países, de
diversos movimientos. Esto no alcanzo
a entenderlo.
Si luego, ustedes quieren decir –todos
ustedes, los que han tomado la
palabra-, que en el fondo –entendía
mal o entendí bien-, que en el fondo,
diciendo estas cosas sobre el marxismo
vulgar, se hace una cierta política
capitalista, yo no estoy de acuerdo
en absoluto. Porque es necesario
decir estas cosas justamente para
detener las falsas interpretaciones del
capitalismo. Y esto quería añadir.
Una última cosa: que quede bien claro
que cuando yo hago una crítica a la
URSS –perdonénme la cita-, creo -para
que no haya equívocSos- que el peor
estado socialista es siempre mejor que
el mejor estado capitalista. Para que
no haya malentendidos.
209
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
año 3 | n°3 | 2013/2014
Aristarco
(...) En cuanto a lo dicho por Marx
o Engels... (No comparto que) sea
un modelo ideal, ni abstracto, como
me parece que decís vos, Solanas.
La información : es cierto que de
país en país, de movimiento en
movimiento, las cosas se presentan
de modos diversos y en tiempos
diversos. Pero no entiendo por qué,
según vos –justamente teniendo
presente la metodología, repito, la
metodología marxista-, no se pueda
alcanzar ciertas cosas en lugar de
otras; por qué debería ser abstracta
esta metodología, (cuando es) a través
de esta metodología que tendrá lugar
una determinada acción política,
una cierta estrategia. Por lo tanto,
no veo por qué deba entenderse
la metodología marxista como un
modelo. ¡No! La metodología marxiana
rechaza el modelo. Lo dice Marx, lo
ha dicho siempre, así que sabemos
cómo es esto. Por qué atribuirme a mí
cosas contrarias de lo que dijo Marx. Si
querés puedo darte también el texto
(de mi presentación en este evento).
Entonces, la desinformación se
reiere a América Latina. Pero no
entiendo cómo (por qué) incluso en
América Latina -de la que yo estoy
desinformado- no sea válida la
metodología marxista; esto es lo que
no alcanzo a entender. Esto es, como
no sea válida en cuanto modelo ideal
y modelo abstracto. No lo entiendo,
efectivamente no lo entiendo. Y
tampoco me parece justo ni cierto
pensar que la realidad sea otra (sea
de tal modo diferente) por lo cual
esta metodología no es válida, si la
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Lucien Hamelin
No soy ni militante del cine ni teórico
del cine, y entiendo bien que me
cuesta desarrollar ciertos detalles
que quiero traer al debate; pero me
parece que hay cosas elementales
sobre las cuales debemos ponernos
de acuerdo desde un comienzo.
Y he creído percibir que, de uno
y otro lado, implícitamente,
nos entendíamos. Una cosa tan
elemental como que, por ejemplo, el
imperialismo existe, es que a través
del mundo y desde hace mucho
tiempo, ya largas décadas, desarrolla
contradicciones. Contradicciones que
constituyen condiciones concretas
en nuestro país, en el vuestro,
en el de cada uno; y que aquí las
contradicciones se encuentran otra vez
en esta sala y entre nosotros, en las
concepciones que tenemos acerca de
la manera de llevar adelante la lucha, y
también en el equilibrio que hacemos
o no entre las herramientas con que
contamos para ello.
Se habló, por un lado, de la necesidad
de usar la teoría Marxista, marxiana
en in, del materialismo dialéctico
como herramienta de análisis y
transformación, y se ha dicho también,
yo he creído comprender, que algunos
rechazaban esta herramienta. No
comprendí esto.
De otra parte, se desarrolló la idea
de que la práctica y las condiciones
concretas determinaban en cada caso
y determinan siempre la posibilidad de
utilizar la teoría como una guía para la
acción. Y es probablemente un aspecto
importante que debemos recordarnos
unos a otros. Las contradicciones
que existen entre nosotros sobre la
concepción y la manera de discutir
las cosas vienen probablemente
de nuestras posiciones respectivas
en las luchas que se llevan a cabo
en cada uno de nuestros países.
No hay una medida común entre la
lucha protagonizada por militantes
armados que hacen cine en países
que están en guerra abierta contra el
imperialismo, y los países capitalistas
avanzados, donde los marxistas se
encuentran en la mayoría de los casos
-aunque no exclusivamente- entre
una pequeña burguesía intelectual
y progresista que se relaciona con
las masas pero que sigue estando, a
pesar de todo, privada de una práctica
continuada de lucha junto a la masa.
Y esto es, probablemente, lo que
genera las diferencias de lenguaje,
las incomprensiones que hemos
encontrado hasta ahora.
Es decir, que el cine revolucionario
o el cine que los revolucionarios,
los militantes, pueden hacer para
dar testimonio de sus luchas y
extenderlas, es forzosamente una
herramienta al interior de las luchas
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rechaza estas películas -tenemos una
experiencia en Quebec, hablo del tema
porque lo conozco-, se duerme con
algunas de estas películas. A la gente
no le gustan estos ilms porque nos
conciernen sólo a nosotros, los que
los hacemos, y se sienten atraídos
por otros ilms. Es claro, entonces,
que la experimentación formal puede
poner (al público) a la fuga, puede
ser un arma que se nos vuelve en
contra. Mientras tanto, ni una ni la
otra; es decir, ni un cine que se prive
de toda búsqueda eicaz y efectiva,
ni un cine que apunte únicamente a
la búsqueda formal con el objetivo de
transformar el universo imaginario
cinematográico, no tiene sentido en
una lucha revolucionaria.
Yo desearía que no aceptemos
considerar entre nosotros, en
encuentros internacionales de este
tipo y entre nosotros mismos en
cada uno de nuestros países, la
autocrítica en el sentido que se dijo
aquí. Que sea posible constantemente
decir, sí, hemos cometido un error,
las condiciones concretas nos
han impedido hacerlo mejor, pero
admitimos haber cometido un error.
Y de otra parte, que aquellos que no
están en posición de llevar adelante un
cine de lucha real tengan la modestia
de hacer los análisis más concretos
posibles de manera que el punto de
vista muy abstracto donde se colocan
no constituya a la teoría como una
herramienta que genere rechazo o
resulte inaccesible y completamente
dogmática.
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
políticas. El cine no puede, desde
ese punto de vista, ser considerado
solamente el producto formal sobre
el que juzgamos según su adecuación
al modelo ideal; pero por otra parte
es claro que si un cine construido con
obstinación, con diicultades, ligado
a condiciones concretas, no puede
ser el relejo de un modelo ideal, un
modelo que rechazo admitir que no
pueda existir, mucho menos se puede
decir que alguien podría excluir del
desarrollo de las prácticas de un cine
militante el uso de la teoría, el regreso
a las experiencias, los errores y los
fracasos ya pasados, para transformar
los ilms que hacemos y volverlos más
eicaces.
Ejemplos concretos, dos ejemplos, dos
extremos. El señor -disculpen, no sé...
¿Aristardo? ... Aristarco- hizo alusión
a un cine -hablando de Bergman,
entre otros- que era el relejo de una
especie de búsqueda formal muy
avanzada. Yo creo que la investigación
formal no tiene sentido si no está
ligada a la eicacia revolucionaria en
el contexto mismo donde la lucha
tiene lugar; y para mí el cine de
Bergman, aún siendo la expresión de
una búsqueda formal muy avanzada,
no tiene un peso real en el desarrollo
de las luchas revolucionarias ni en los
países capitalistas avanzados ni en el
resto del mundo. Y, del otro lado, los
cineastas militantes, que hacen un
cine que, como se ha señalado, no se
ocupa de la forma, o donde perdemos
la posibilidad de que la gente se
sienta atraída, atrapada por lo que se
dice, deja de lado ese objetivo ya que
lo más frecuente es que el público
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Aristarco
A propósito de la contradicción que
habría entre el hecho de que Gritos y
susurros de Bergman (1972) es un ilm,
digamos, artístico, y por el mismo
hecho que uno dice que es artístico,
sería revolucionario. Esto no me
parece correcto. No me parece correcto
justamente en la metodología
marxiana. Hay grandes artistas que
son reaccionarios. La historia nos da
muchos ejemplos: Pound es un gran
poeta; su ideología es fascista. Ahí
nos volveríamos verdaderamente
esquemáticos : si decimos que un
ilm está bien hecho y por lo tanto
es revolucionario, o viceversa, aquí
ciertamente el marxismo no tiene
que ver con esto, sí el marxismo
vulgar. Aparte del hecho que el ilm de
Bergman presenta algunos problemas
que seguramente (podríamos) analizar
en un sentido marxista.
Los ilms militantes: (tomemos)
alguna cita de Dziga Vertov que veo en
el programa. ¿Por qué Dziga Vertov
era un director que se dejaba seguir
y que no aburría? Porque tenía su
modo de expresarse, porque tenía un
código, un lenguaje suyos, no era por
lo tanto aburrido. Y entonces vuelve
aquello que dije antes (respecto de)
que las diicultades del cine militante,
al menos en Italia, en la mayor parte
de los casos, son las diicultades de
no haber encontrado un lenguaje
adecuado. Entonces, ¿dónde están
estas contradicciones? No existen. A
menos que ustedes estén de acuerdo
en que un ilm, por ser bello, es por sí
mismo progresista. Demuéstrenmelo.
O demostrémoslo.
Bill Susman
La discusión de esta mañana es
en términos marxistas, y por lo
tanto me gustaría continuarla en
esos mismos términos. El mundo
actual está dividido en tres grupos
que todos podemos ver fácilmente.
Podemos ver el mundo imperialista
y capitalista, podemos ver un mundo
socialista, y un mundo colonial. ¿Cuál
es la función del cineasta marxista
revolucionario en este tipo de
situación? Obviamente, en el mundo
colonial su función es intentar arengar
a la gente, movilizarla culturalmente,
movilizarla ideológicamente para el
derrocamiento del imperialismo y la
liberación nacional de sus países. Esta
es la función marxista del cineasta
revolucionario en los países coloniales,
y no hay mucho misterio en esto.
En los países socialistas la función
de los cineastas revolucionarios es la
defensa de la Revolución. Obviamente,
lo primero que se debe hacer
cuando uno hace una Revolución es
porque lo que estamos haciendo
hoy es luchar verdaderamente por
nuestras vidas. ¡Vemos a la barbarie, al
fascismo, al colonialismo destruyendo
a decenas de miles y centenares de
miles de personas! Debemos convocar
a defenderlas y a derrocar a las
fuerzas de la barbarie, y no es una
vulgarización del marxismo decir que la
función de un crítico marxista es atacar
todo lo que estorbe este proceso y
apoyar todo lo que colabore con él.
La función de un crítico marxista es
analizar las películas en tanto, por
ejemplo, apelan a la liberación de
los pueblos pero dicen que no hay
lucha de clases, o que no hace falta
derrocar a una clase opresora, ese
tipo de cosas. Esta es la función de un
crítico marxista. Y me disculparán que
diga que esto no es vulgarización, es
responsabilidad política en una época
de revolución mundial.
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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defenderla. Sufre el ataque del mundo
capitalista y es atacada militarmente,
económicamente e ideológicamente,
es decir, culturalmente. La función del
cineasta en este mundo es arengar
y movilizar a las personas para que
entiendan por qué están luchando,
para aumentar su compromiso
ideológico, para convertirlas en
defensores de la Revolución con
conciencia de clase. Esta es la función.
La función del cineasta revolucionario
en el mundo capitalista, en el mundo
imperialista, es tratar de arengar a
la gente y fomentar su conciencia
de clase para el derrocamiento del
capitalismo, esa es su función.
Ahora bien, podemos criticar a
Bergman y envolvernos en ininidad
de críticas esotéricas, pero lo que es
importante para nosotros -y somos
pocos en verdad- es la movilización
total de todas las fuerzas para cargar
con las responsabilidades que estoy
mencionando.
Me parece claro que la mejor respuesta
a un Ezra Pound son las palabras
de un Pablo Neruda, y me parece
claro también que desde un punto
de vista marxista, la función de un
crítico marxista es la de ver si los
ilms que está analizando colaboran
en el desarrollo del marxismo, de
la Revolución, o si lo estorban y lo
hacen retroceder. Si un ilm sirve a las
posibilidades de un despertar cultural
de la clase obrera o de las fuerzas
revolucionarias de los países coloniales,
entonces debería ser criticado desde
una perspectiva marxista. Y no me
parece que esto sea una vulgarización,
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Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
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Aristarco
Respondo solo la última parte,
porque no seguí bien todo. No
entiendo por qué habría que hablar
bien -si comprendí correctamentede todos los ilms que salen en la
Unión Soviética y en los países del
Este. ¿Por qué deberíamos hablar
siempre bien, cuando estos ilms son,
prácticamente antimarxistas? En
suma, hablémosnos claro. Una película
donde no hay conlicto, donde todo
va bien –en suma, no se trata aquí de
inventar nada, aquí no hay posibilidad
de equívoco-, es una película que no
puede ser marxista. Si no hay conlicto,
si todo va bien, si los personajes son
todos « redondos » (perfectos) y no
tienen por lo menos alguna duda,
no tienen algún error, y, bueno, son
santos, no son hombres. Y entonces
nosotros, si queremos aplicar la
metodología marxista -y no el método,
la metodología- debemos decir que
estas películas están, desde el punto
de vista marxista, equivocadas.
Un ejemplo (...): Pasternak escribió
un bellísimo libro -o, para otros, no
muy bello-, en cualquier caso escribió
un libro, como todos sabemos, Dr.
Zhivago. Solyenitsin ha escrito otros
libros, de los que se habla en todo el
mundo. Bien. Sin dudas Solyenitsin es
un gran escritor, pero si analizamos el
libro desde el punto de vista marxista
concluimos que ni Solyenitsin ni
Pasternak han escrito libros marxistas.
¿Por qué? Porque en estos libros se
airma que el destino hace la historia,
y que los hombres son impotentes
para modiicarla. Por lo tanto diré que
los libros son bellos, pero que desde
el punto de vista de los contenidos,
temáticamente, ideológicamente,
los dos libros son, en mi opinión,
antimarxistas. No veo qué puede
ser escandaloso en todo esto. Pero
es evidente que un ilm como Gritos
y susurros de Bergman debemos
analizarlo también en clave marxista,
para ver los límites ideológicos de
Bergman y al mismo tiempo para ver
algunos problemas que Bergman toca
y que el cine marxista no ha abordado
todavía. Algunos problemas. Con
lo que el tema se enriquece y no se
vuelve esquemático, para decir : “es
bello y por lo tanto es revolucionario”.
Serge Le Péron
Creo que hay una cosa
fundamentalmente justa y fue dicha
recién en el debate, creo que por el
camarada de Cuba. Y es que no se
puede hablar de volver a Marx así,
en la teoría, y que habría que pensar
evidentemente la realización de ilms
revolucionarios marxistas en función
de los problemas políticos reales que
se plantean. Y digo bien, en función
de problemas políticos reales. Lo que
me parece -esto es un comentario al
margen que quiero hacer, algo contra
lo cual deberíamos rebelarnos- es que
que habrá un choque de ideas, un
conlicto de posiciones, y que no
podemos rechazar este conlicto; y
esta es la única condición, aceptar un
debate incluso si es duro, conlictivo
y con posiciones que no son siempre
idénticas. Es necesario en mi opinión
llegar a tener este debate para
justamente llegar a comunicarnos y
conocernos mejor.
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Yvan Patry
Lo que sostiene el debate de
esta mañana es por supuesto las
contradicciones que se dan entre la
posición de los cubanos y la posición de
Aristarco. Creo que cuando hablamos
de metodología marxista, cuando
hablamos de logros revolucionarios
-podemos referirnos a la Revolución
Cubana y algunas de sus conquistasno debemos olvidar que son siempre,
fundamentalmente, los trabajadores,
las masas, los que constituyen
estos logros. Y luego la teoría, que
informa (da forma) a la práctica,
viene a aclarar lo que allí ocurre. No
creo que se trate de privilegiar una
metodología abstracta por encima
de esta desigualdad, por encima de
estos desarrollos desiguales, de las
contradicciones a través del mundo;
y tampoco pienso que haya que
abstraerse de la teoría y de los avances
revolucionarios en los países en vías de
construcción socialista, para decir, esto
es blanco, esto es negro. Al contrario,
pienso que podemos referirnos al
ejemplo de la Revolución Cultural china
como aplicación de una línea de masas,
partir de las masas para volver a las
masas (...)
Cuadernos de la Red de Historia de los Medios
en forma general, en un debate es
bastante difícil plantear los problemas
políticos. Aristarco, con el que no
estoy de acuerdo sobre muchas cosas
de las que habló –Bergman, etc.-, ha
intentado de todos modos plantear
posiciones políticas positivas, en
particular sobre ciertos ilms concretos,
sobre la URSS, etc. Y la respuesta que
se le da, que en mi opinión es una falsa
respuesta, una respuesta deshonesta,
es: usted está en Occidente, usted
hace teoría marxista. Incluso un
camarada canadiense le dijo, usted
es un pequeñoburgués, usted está
(sólo) un poquito ligado a las masas,
pero no mucho, nosotros estamos en
la lucha revolucionaria y disculpe si no
tenemos tiempo de pensar en todo
eso. Y la cosa no es así en absoluto.
Rechazo esta diferenciación que se
nos propone, y considero que los
camaradas Pierre Overney, Pinelli, Jan
Palach, que murieron en sus países
asesinados por los imperialismos
francés, italiano, checoslovaco, valen
igual, ni más ni menos que otros
camaradas de África, de América
Latina o de Asia. Y considero que no
debemos plantear los problemas en
términos de la teoría abstracta, las
exigencias teóricas por un lado, y la
revolución práctica con sus exigencias
prácticas por el otro. Creo que el
verdadero debate es el que plantea
los problemas en términos políticos,
sin rechazar el enfrentamiento
sobre el terreno político, y que como
Solanas decía recién, debemos
comunicarnos, aprender a conocernos
y comprendernos. Si somos marxistas,
aprender a comunicar es admitir
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Rencontres
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de los Encuentros Internacionales
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Red
de Historia
de los Medios
Cuaderno N°1 | Año 1 | 2011
Encuesta Latinoamericana
Responden:
Héctor Schmucler, Eduardo Romano, Omar Rincón,
Andrea Matallana, Mónica Maronna, Micael
Herschmann, Celia del Palacio, Esther Hamburger,
Gilberto Eduardo Gutiérrez, Claudia Irene García
Rubio, Luiz Artur Ferraretto, Luis César Díaz,
Marialva Carlos Barbosa, Patricio Bernedo Pinto.
Dossier Jorge B. Rivera
Escriben:
Eduardo Romano, Jorge Lafforgue, Pablo Alabarces,
Alejandra Laera, Laura Vazquez, Ana Lia Rey,
Mirta Varela.
60 años de la televisión argentina
Diálogo:
Mateo Gómez Ortega, Fernanda Ruiz, Maximiliano
Tocco, Maida Diyarián, María Victoria Rodríguez
Ojeda, Javier Trímboli, Mirta Varela, Ana Lía Rey,
Fernando Ramírez Llorens, Máximo Eseverri,
Florencia Luchetti y Paola Margulis.
Buenos Aires, Prometeo, 2011.
ISBN 1853-8320
Cuaderno N°2 | Año 2 | 2012
Número Temático | Televisión
TV y sociedad | Raymond Williams
Lynn Spigel
TV y dictaduras en América Latina |
Brasil, Chile, Uruguay
Igor Sacramento | Eduardo Santa Cruz |
Antonio Pereira
TV, arte y cine | Glauber Rocha, Jean-Luc Godard,
Jean Rouch y Ruy Guerra
Regina Mota | Manthia Diawara.
Buenos Aires, Prometeo, 2012.
ISBN 1853-8320
Material incluido en el DVD
fragmentos audiovisuales |
Talleres de Trabajo (Bobinas 3-8/12-16)
(40:12)
Debate con Guido Aristarco (Bobinas 20/21)
(23:00)
Debate con Fernando Solanas, Edgardo Pallero
y Humberto Ríos (Bobinas 30/36/37)
(59:00)
Plenario Final (Bobinas 45/46/49/51)
(34:50)
material adicional en PDF* |
Resoluciones Finales
1. Cuaderno Nº 1 del Encuentro de Montreal (1974)
2. Folleto del Encuentro de Montreal (1974)
3. Comité de Cine del Tercer Mundo, Argel (1973)
y Buenos Aires (1974)
* Los archivos PDF sólo pueden abrirse desde una PC
Fragmentos del registro audiovisual de los Encuentros Internacionales
por un Nuevo Cine, Montreal (1974) realizado por Vidéographe.
Se encuentra disponible para su consulta en la Cinémathèque Québécoise
y en el Archivo Audiovisual del Instituto de Investigaciones Gino Germani,
Universidad de Buenos Aires.
Características técnicas del DVD
formato: 720x480 pixeles
norma de video: ntsc
duración: 160 minutos
idioma: inglés, español, francés,
subtítulos: español
extra: documentos pdf
Créditos de la Edición del DVD:
Las imágenes fueron grabadas por Vidéographe.
Se reproducen con la autorización de Jean Gagnon
(Cinémathèque Québécoise) y André Pâquet.
Investigación y archivo
Mariano Mestman
Traducción
Diego Guerra
Edición de video, realización técnica y subtitulado
Facundo Balboa
Diseño Gráico
Jorge Pablo Cruz
Prohibida su reproducción total o parcial, así como la exhibición pública de este DVD.
Sólo autorización para su uso hogareño privado.