AgRADECIMIENTOS
El presente libro fue posible gracias al apoyo del Instituto Electoral
del Estado de México, a través de su Centro de Formacion y Documentación Electoral. En particular, deseo expresar mi gratitud a su
titular, el doctor Igor Vivero Ávila, y a la licenciada Ana Llely Reyes
Pérez, Subdirectora de Documentación y Promoción Editorial. Quiero
también agradecer a la Dirección de Apoyo a la Investigación y al Posgrado de la Universidad de Guanajuato por haber cofinanciado la obra,
así como a la directora de la División de Derecho, Política y Gobierno,
la doctora Teresita de Jesús Rendón Huerta Barrera y al director del
Departamento de Estudios Políticos y de Gobierno, el doctor Carlos
Roman Cordurier Real por el apoyo brindado en las gestiones correspondientes. Agradezco también las observaciones y sugerencias de
dos revisores anónimos durante el proceso de dictaminación que, sin
duda, contribuyeron a enriquecer la obra.
Muchas gracias también a mi asistente de investigación, el licenciado Miguel Eduardo Alva Rivera. Sin su apoyo, la investigación
que dio lugar a esta obra tampoco hubiera sido posible.
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Para mi madre, Rocío
y mi hermano, Alejandro
INTRODUCCIÓN
La comunicación política y el compromiso cívico
Al igual que otros actores, como la familia o escuela, los medios
de comunicación y las campañas electorales cumplen con un papel relevante en los procesos de socialización e información política
de los ciudadanos en las democracias contemporáneas. En este sentido, promover el compromiso cívico de los ciudadanos es uno de
los principales propósitos de las campañas electorales. Sin embargo, existe un intenso debate teórico acerca de los efectos de los
mensajes políticos de los medios y las campañas en las actitudes cívicas y la participación de los ciudadanos. Por un lado, las teorías del
malestar mediático sostienen que existe un impacto negativo de dichos mensajes sobre las actitudes políticas cívicas de la ciudadanía,
mientras que las teorías de la movilización hablan de un efecto positivo y benéfico sobre tales actitudes. Empero, la mayoría de las
investigaciones se han centrado en las democracias avanzadas, sin
analizar si las suposiciones de la movilización y las teorías del malestar tienen sustento en el contexto de democracias en desarrollo,
como la mexicana. La presente investigación analiza las tendencias
en diversas dimensiones del compromiso cívico de los mexicanos, así
como los efectos de los mensajes de los medios y las campañas sobre
esas dimensiones durante la elección presidencial de 2012 a la luz de
las teorías de la movilización cognitiva y del malestar mediático, con
datos de las Encuestas Nacionales sobre Cultura Política y Practicas
11
Ciudadanas de 2001 a 2012, realizadas por la Secretaría de Gobernación (segob). El objetivo del estudio es analizar el impacto de diversos
tipos de exposición a medios y a mensajes de campaña sobre las actitudes y la participación política de los mexicanos durante la elección
federal de 2012.
El caso mexicano en perspectiva comparada
Desde una perspectiva de comunicación política comparada, el estudio del caso mexicano puede ofrecer aportaciones relevantes para
la literatura especializada. En primer lugar, porque ofrece evidencia
empírica sobre una democracia emergente, en un área de análisis
predominantemente basada en datos provenientes de las democracias
avanzadas de Norteamérica y Europa Occidental, las cuales tienden a
caracterizarse por sistemas de partidos institucionalizados, vínculos
de carácter ideológico-programático entre políticos y ciudadanos,
considerables lealtades partidistas entre el electorado, pluralidad de
fuentes de información política, entre otros factores que atemperan
el impacto de los medios y las campañas en las actitudes y el comportamiento político.
Sólo algunas investigaciones han incluido casos de las nuevas democracias de Europa Central y Oriental, así como de América Latina
(entre los cuales no se encuentra México) (Schmitt-Beck y Voltmer,
2007; Voltmer y Schmitt-Beck, 2006; Curran et al., 2014). En este
sentido, el estudio de los efectos de las comunicaciones de campaña
en democracias recientes es altamente relevante, dado que éstas pueden tener efectos diferentes sobre la cultura política y la participación
ciudadana a los efectos limitados (o moderados) usualmente encontrados en democracias establecidas. El impacto desmovilizador de
las comunicaciones políticas mediatizadas puede ser magnificado
por características específicas del contexto político e informativo de
las democracias emergentes, que a menudo exhiben: bajos niveles de
identificación con los partidos entre el electorado y fuentes limitadas
de información política debido al predominio de la televisión como
canal de comunicación e información política; sectores públicos de
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radiodifusión y de medios impresos débiles o poco desarrollados, y
audiencias usualmente orientadas hacia el entretenimiento mediático.
Por lo tanto, el análisis del impacto de los mensajes políticos a través
de distintos canales de comunicación de campaña sobre el involucramiento político en un nuevo sistema democrático como el mexicano
puede ser un estudio de caso relevante (quizás crucial), debido a que se
trata de un país con un sistema de partidos con niveles de identificación
partidaria entre la población que van de bajos a moderados, así como
un sistema de medios predominantemente privado y altamente concentrado, sobre todo en el sector de televisión abierta, el cual ofrece una
limitada pluralidad de fuentes de información para las audiencias, cuyos
patrones de consumo mediático están orientados principalmente hacia
el entretenimiento. Factores que, de acuerdo con la literatura comparada, pueden favorecer efectos negativos derivados de la exposición a los
mensajes políticos de los medios y las campañas mediatizadas en las actitudes y la participación cívica de la ciudadanía.
Plan del libro
El libro se divide en cuatro capítulos y un apartado de conclusiones. El capítulo primero realiza una breve revisión de la literatura
acerca de la variable independiente del estudio: las campañas electorales, así como de las áreas de análisis relevantes en la literatura
especializada, con particular énfasis en el estudio de los efectos de
las comunicaciones de campaña en el aprendizaje, las actitudes y la
participación política de los ciudadanos, en el contexto del proceso
de la profesionalización de las campañas en México. El capítulo señala las áreas de análisis en las cuales la investigación ha sido más
bien escasa, como el estudio del impacto de las comunicaciones políticas en el compromiso cívico de los mexicanos. El segundo capítulo
revisa las dos principales perspectivas teóricas que han abordado el
tema del impacto de los medios y la comunicación política en el compromiso cívico de los ciudadanos: las teorías del videomalestar y
las teorías de la movilización, con especial atención a los estudios
realizados en el contexto de América Latina y México. El tercer capítulo analiza la continuidad y el cambio en la variable dependiente:
13
el compromiso cívico y sus diferentes dimensiones en lo que va del
siglo xxi, con respecto a la última década del siglo pasado. Por su
parte, el capítulo cuarto realiza un análisis del impacto de la exposición a las comunicaciones políticas durante la elección presidencial
de 2012 en el compromiso político de los mexicanos, con base en las
perspectivas teóricas arriba mencionadas. Primero, el capítulo revisa los hallazgos de diversas investigaciones acerca de las tendencias
en los diferentes canales de comunicación política en 2012 (negatividad, personalización, encuadres de tipo estratégico, etcétera), para
después examinar la dirección de las asociaciones significativas entre
variables de exposición a los medios/comunicaciones de campaña y
diversos indicadores del compromiso cívico entre la población.
14
I.
COMUNICACIÓN POLÍTICA Y
CAMPAÑAS ELECTORALES
Las campañas electorales: definición y áreas de análisis
El proceso que comprende el conjunto de decisiones estratégicas,
tácticas y técnicas de comunicación que los partidos y candidatos
realizan para influir en el comportamiento de los electores con el
propósito de maximizar votos se define como «campaña electoral»
(Lazarsfeld et al., 1944; Farrell, 1996). De manera similar, Chaffee
(1981: 182) define a las campañas electorales como «esfuerzos organizados de operaciones de comunicación para conseguir un objetivo
político, a través de las cuales se busca influir, persuadir y movilizar
al electorado» (ver también Norris, 2002a). Las campañas electorales
son un componente integral de las elecciones democráticas, debido a
que cumplen diversas funciones para la competencia política en las
democracias contemporáneas. Éstas proporcionan información política relevante a los ciudadanos sobre los diferentes partidos políticos
y candidatos que compiten durante una elección, los cuales a menudo recurren a diversas tácticas y estrategias de comunicación con el
fin de darse a conocer entre el electorado y posicionar diversos temas
de políticas públicas, de acuerdo con sus intereses e ideología. En este
sentido, las campañas electorales pueden incrementar el flujo y los ni-
15
veles de información e interés político de las personas sobre diversos
problemas y asuntos públicos.
Las campañas también pueden movilizar a los ciudadanos para que
se involucren en el proceso electoral de diversas maneras; por ejemplo,
éstos buscan noticias en los medios sobre los eventos de los candidatos, discuten con sus familiares o amigos los temas que las campañas
proponen, asisten a eventos organizados por los equipos de los candidatos; donan dinero para financiarlas y, en ocasiones, se unen a ellas
como activistas. En la medida en que los ciudadanos se informan y se
interesan más por los eventos de las campañas, es más probable que
voten el día de la elección. Asimismo, las campañas pueden incidir
en el comportamiento electoral, activando o reforzando las predisposiciones políticas latentes de los ciudadanos. En ocasiones, las
comunicaciones de campaña también pueden persuadir a los electores de cambiar sus actitudes y preferencias políticas, así como la
orientación de su voto (Schmitt-Beck, 2007).
Las campañas electorales son fenómenos complejos y multidimensionales; con el fin de sistematizar su estudio, Pippa Norris (2002a: 127;
2005: 5) y Claes H. de Vreese (2010: 120) proponen un modelo analítico de cuatro elementos: 1) el ambiente contextual, conformado por el
marco regulatorio, la estructura del sistema de medios de comunicación
y del sistema de partidos dentro de cada país; 2) las organizaciones de
campaña, con los objetivos estratégicos que éstas intentan comunicar
al electorado; 3) los canales de comunicación tanto directos como indirectos, empleados por estas organizaciones para transmitir sus mensajes
políticos; 4) los efectos de estos mensajes en los públicos objetivo, y 5)
en función de la efectividad de las campañas, se puede estudiar un quinto elemento conocido como «circuito de retroalimentación dinámica»,
relativo a la forma en que las organizaciones aprenden de las respuestas
de su público objetivo y, en consecuencia, ajustan sus objetivos y estrategias (Norris, 2002a: 127) (ver Gráfica 1).
16
gráfica 1 Modelo de comunicaciones de
campaña y su ambiente contextual
fuente: Adaptado con base en Norris (2002a: 127: 2005: 5) y de Vreese (2010: 120).
17
Los efectos de las comunicaciones de campaña
No obstante la relevancia de todas las áreas de análisis mencionadas, el estudio de los efectos de las comunicaciones de campaña
en las actitudes y el comportamiento político de los ciudadanos es,
quizás, el área que más interés ha despertado tanto en la ciencia política como en los estudios en comunicación de masas (Bryant y
Zillmann, 1994; Farrell y Schmitt-Beck, 2002; Brady y Johnston,
2006). Si bien es cierto que los estudios pioneros en el comportamiento político (Lazarsfeld et al., 1944; Berelson et al.,1954), y que
postularon el paradigma de los «efectos mínimos», limitaron fuertemente el interés académico por los efectos de las campañas, de
los medios y de otros factores en el corto plazo que influyen en las
actitudes políticas y el comportamiento electoral en las décadas subsecuentes (para una revisión del modelo de los efectos limitados de
los medios ver Klapper, 1960; Igartua y Humanes, 2004), durante los
años Ochenta del siglo pasado surgió un renovado interés por las
campañas electorales, así como su impacto en la opinión pública
y el comportamiento político, debido a diversos factores, entre los
cuales destacan los siguientes:
1) La percepción de la comunidad académica sobre los procesos
de desalineamiento social y partidista, así como la mayor volatilidad electoral, lo cual llevó eventualmente a cuestionar las teorías que enfatizaban los aspectos de largo plazo que influyen sobre
el voto, como la identificación partidista, y a reconsiderar la influencia de las variables en el corto plazo en el comportamiento
electoral, incluyendo los efectos de las campañas.
2) La aparición de nuevos desarrollos teóricos sobre los efectos de
los medios masivos durante la década de los Setenta, los cuales
propusieron modelos alternativos de efectos mediáticos significativos, capaces de superar el proceso de «percepción selectiva»,
y de producir cambios importantes en las cogniciones y el conocimiento político de las personas, como «la espiral del silencio»
(Noelle-Neumann, 1973; 1974); el «establecimiento (o definición)
18
de la agenda», y los efectos de priming y framing (McCombs
y Shaw, 1972; Iyengar y Kinder, 1987; Iyengar, 1991) (para una
revisión sobre el tema ver Bryant y Zillmann, 1994; Norris et
al.,1999a; Perse, 2001). Como resultado, un creciente número
de estudios se ha centrado en la influencia de los mensajes políticos provenientes de los medios y de las modernas comunicaciones de campaña en la opinión pública y el comportamiento político (Popkin, 1991; Zaller, 1992, 1996; Ansolabehere e
Iyengar, 1995; Mutz et al., 1996, 1998).
3) La aparición de los desarrollos teóricos arriba mencionados
fue posible, en gran medida, gracias a los avances metodológicos en la investigación sobre comunicación política (ver Graber, 2004). El uso de sofisticados diseños y técnicas de investigación que combinan análisis de contenido con estudios de
encuestas transversales y longitudinales, así como de métodos
cualitativos y experimentales ha permitido capturar una amplia variedad de efectos de las comunicaciones políticas contemporáneas.
Tipos de efectos
Con el fin de clarificar el análisis de los efectos de las comunicaciones de campaña, Claes H. de Vreese (2010) ofrece una tipología que
los divide en cognitivos y afectivos (efectos sobre el conocimiento/
aprendizaje político, de Agenda-setting y framing y sobre las evaluaciones de los líderes políticos); aquellos relacionados con las actitudes
de las personas hacia el sistema político (eficacia política y cinismo
político) y, por último, los que actúan sobre el comportamiento político (involucramiento político, la participación electoral y la orientación
del voto) (ver Tabla 1). Esta investigación se centra en los efectos de
las comunicaciones de campaña sobre diversas actitudes políticas y
formas de participación ciudadana de los mexicanos en la elección
presidencial de 2012, usualmente etiquetados bajo el concepto de
compromiso cívico en la literatura especializada.
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tabla 1 Una tipología de los efectos de los medios y las campañas
Efectos cognitivos
y afectivos
Agenda-setting y framing
Evaluaciones de los líderes
políticos
Aprendizaje/conocimiento político
Percepciones del
sistema político
Comportamiento
político
+
+
+
Desafección política
+
Eficacia política
+
Involucramiento político
+
Participación política
+
Orientación del voto
+
fuente: Adaptado de de Vreese (2010: 120).
La profesionalización de las campañas y sus efectos en México
De acuerdo con Strömbäck y Kiousis (2014), para los partidos políticos, los gobiernos y otras organizaciones de campaña que son
inherentemente políticas o que tienen agendas políticas, la comunicación política estratégica se refiere a la gestión útil de la información
y la comunicación con el fin de alcanzar los objetivos políticos
que dichas organizaciones han establecido para sí mismas. En
este sentido, la investigación comparada sobre campañas electorales da cuenta del papel central de los medios de comunicación,
especialmente la televisión, en las modernas estrategias de campaña
alrededor del mundo (Kaid y Holtz-Bacha, 1995, 2006). En México,
el uso intensivo de los medios de comunicación masiva como canal
estratégico de comunicación en campañas electorales se remonta a
la elección federal de 1994, en la cual los medios desempeñaron,
por primera vez, un papel más relevante como arena de la competencia político-electoral (Trejo, 2001).
20
Durante la mayor parte del siglo xx, las campañas electorales
se caracterizaron por su orientación local y los eventos basados en
el contacto directo entre candidatos y electores (mítines y reuniones con grupos de notables). Este periodo podría denominarse lo
que la literatura sobre profesionalización de las campañas identifica
como la primera fase o era pre-moderna (Norris, 2002a) (ver Tabla
2). Las comunicaciones de campaña durante esta etapa se limitaron
inicialmente a los discursos de los candidatos, anuncios en la prensa escrita y, más adelante con la expansión de la radio y la televisión,
incluyeron también entrevistas en los noticieros nacionales y locales
(Langston, 2006; Langston y Benton, 2009; Lomnitz et al., 2010).
Al igual que en muchas democracias avanzadas y emergentes alrededor del mundo (ver Bowler y Farrell, 1992; Butler y Ranney,
1992; Swanson y Mancini, 1996; Gunther y Mughan, 2000; Plasser
y Plasser, 2002; Schafferer, 2006; Schmitt-Beck, 2007), los medios de comunicación, en particular la televisión, se han convertido
en el elemento central de una serie de esfuerzos y comunicaciones de campaña realizadas por los candidatos presidenciales de los
tres grandes partidos políticos mexicanos (Wallis, 2001; Langston
y Benton, 2009; Díaz Jiménez, 2015). Lo que durante la era del régimen autoritario de partido dominante era esencialmente una gira
de eventos masivos de varios meses por los estados de la República
(Lomnitz et al., 2010), ha dado paso a un modelo profesionalizado,
pero «híbrido», de hacer campaña; éste combina prácticas tradicionales en las que se procura el contacto directo con los votantes
(people-intensive campaigning), particularmente tácticas de movilización electoral sustentadas en redes de intercambio clientelar con
tácticas y estrategias de campaña basadas, a su vez, en el uso intensivo de consultores profesionales, sofisticadas técnicas de marketing
político y de investigación de la opinión pública, nuevas tecnologías de la información y la comunicación y, sobre todo, medios de
comunicación de masas (media-intensive campaigning) (Díaz Jiménez, 2015; Díaz Jiménez y Medrano González, 2016).
21
tabla 2 Etapas en el desarrollo de las campañas electorales
Etapa 1
(Premoderna)
(Siglo xix hasta
década 1950)
Etapa 2 (Moderna)
(1960-1980)
Etapa 3 (Posmoderna)
(1990-)
Lógica predominante en el
sistema de
medios
Dominado por
el partido
Centrado en
la televisión
Sistema más fragmentado
por la existencia de múltiples canales y medios
Organización
de campaña y
recursos
Descentralizada
Organización partidista local.
Escasa
estandarización
Personal voluntario,
miembros del partido
afines al candidato
Nacionalización,
centralización
Personal: basada en profesionales contratados
(salarios)
Descentralización de
operaciones con vigilancia central
Personal: basado en el
candidato del partido;
personal profesional contratado; gabinete del líder
Tiempo de preparación de la
campaña
Corto plazo: ad hoc
Largo plazo: Mucho
tiempo. Comité especializado formado por lo
menos uno o dos años
antes
Campaña permanente:
hay un departamento específico dentro del partido con especialistas en
campaña
Tipo de comunicación entre candidato y
ciudadano
Comunicación
directa, cara a cara,
fuerte relación
interpersonal
Alejamiento candidato ciudadano
Desalineamiento entre
ciudadanos y partidos
Una vuelta a una mayor
relación con los ciudadanos, debido a la interactividad de los nuevos medios de comunicación
Canales de
comunicación
Directo e indirecto.
Directos: prensa de
partido, vallas publicitarias, publicidad
gráfica, pósters, volantes, discursos de
radio, concentraciones multitudinarias
Indirectos: cobertura
periodística diaria
Énfasis en los medios
indirectos
Directos: publicidad en
televisión nacional, pósters a color y publicidad en revistas, mailings
masivos.
Indirectos: relaciones
públicas, conferencias
de prensa, entrenamiento de medios
Énfasis en los medios directos.
Directos: publicidad focalizada en televisión,
cable TV, técnicas de telemarketing (push polls,
mail y e-mail directo, videomail, Internet y recursos web).
Indirectos: como en la
etapa anterior
Paradigma
dominante de
la campaña
Lógica del partido
Lógica de los medios
Lógica del marketing
Estilo de los
eventos de
campaña
Encuentros públicos.
Gira electoral
Debates en televisión.
Pseudo-events
Conferencias de prensa
Similar al anterior.
Eventos centrados en lo
local
Gastos de
campaña
Bajo presupuesto
Aumenta
Se dispara
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Agencias,
consultorías
externas al
partido
Uno mínimo: papel
generalista.
Políticos a cargo de
esta tarea.
Dirigentes del partido y personal superior del partido
Crecimiento de la preeminencia de los consultores especialistas
y expertos externos en
medios, publicidad y encuestas.
Políticos todavía a cargo
Fuentes de
retroalimentación
(feedback)
Papel importante de
la intuición.
Papel importante de
los militantes que solicitan el voto puerta
a puerta y de los líderes de grupo
Encuestas de opinión
pública a gran escala.
Enfoque más científico
Aproximación
a los votantes
Apoyos basados en
la clase social
Intenta movilizar apoyos de diferentes clases
sociales.
Estrategia catch-all
Electorado
Intención de voto estable basada en división de opiniones y
grupos.
Voto partidista, leal
Erosión de la
vinculación con un
partido y aumento de
la volatilidad.
Elector más volátil que
el anterior
Unidades de campaña
especiales del partido y
consultores políticos más
especializados.
Consultores convertidos
en personalidades de la
campaña.
Vínculos internacionales
¿Quién está a cargo?
Incorporación a gran
escala de las técnicas
de análisis de opinión
pública.
Mayor interactividad por
cable, correo electrónico
e Internet
Segmentación de mercado.
Busca un segmento determinado dentro de los
votantes.
Narrowcasting (mensajes
dirigidos a un sector)
Intención de voto basada
en temas y muy volátil.
Electores interactivos,
consumidores
fuente: Elaboración propia con base en Norris (2002a: 135); Farrell (1996); Gibson
y Rômmelle (2008: 482); Plasser y Plasser (2002); Farrell y Webb (2000: 104).
Tendencias como la mediatización, la espectacularización, la
personalización, la negatividad y los encuadres de tipo estratégico en la cobertura informativa de las campañas (Lozano, 2001; 2004)
y en la publicidad política son ahora parte de este modelo profesionalizado de hacer campaña. Cabe señalar que aunque la eficacia de las
tácticas y estrategias de campaña basadas en el uso intensivo de los
medios masivos es aún un tema de debate entre los estudiosos de la
comunicación política y del comportamiento político-electoral, numerosas investigaciones demuestran que, junto a las redes sociales y
a otras organizaciones secundarias, los medios desempeñan un papel cada vez más importante como intermediarios electorales entre
partidos y votantes en México (Lawson, 1999, 2002, 2004a, 2004b; Moreno, 1999, 2002, 2004, 2009a, 2009b; Poiré, 1999; Lawson y McCann,
23
2005; Beltrán, 2007; Valenzuela y McCombs, 2007; Flores-Macías,
2009; Greene, 2009; 2011; Valdivia y Beltrán, 2009).
En general, los hallazgos de estas investigaciones demuestran
que el modelo de los «efectos limitados», que influyó fuertemente
en la investigación sobre el impacto de los medios y de las campañas en el comportamiento político en democracias avanzadas, puede
no ser del todo adecuado para explicar el impacto de los medios y
las comunicaciones de campaña en nuevas democracias como la
mexicana, caracterizadas por bajos niveles de identificación partidista, alta concentración mediática y limitadas fuentes de información
política para los ciudadanos. Sin embargo, al igual que en el caso
estadounidense, la evidencia sobre el tema es aún contradictoria:
mientras que ciertas investigaciones muestran efectos significativos y
sustanciales de los medios y las comunicaciones de campaña en las
actitudes y el comportamiento político, otros análisis difieren en cuanto
a la existencia o la magnitud de tales efectos (para una revisión sobre la literatura acerca de los efectos de las campañas en México, ver
Díaz Jiménez y Vivero Ávila, 2014).
Asimismo, algunas áreas de la investigación sobre el tema han
sido poco desarrolladas, como el estudio de los efectos de las comunicaciones de campaña sobre diversas dimensiones relevantes del
compromiso cívico de los mexicanos, entendido como un conjunto multidimensional de actitudes políticas y formas de participación
política de los ciudadanos, tales como la comprensión y el aprendizaje político; la eficacia política subjetiva; la confianza social y
política; el activismo comunitario y el activismo político (incluyendo la discusión política, la participación electoral y el activismo en las
campañas) (Norris, 2002c). La presente investigación busca contribuir
a llenar este vacío en la literatura sobre el impacto de la comunicación política en el caso mexicano.
El argumento central de este libro es que diversos factores relacionados con el ambiente contextual en el cual se desarrollan las
campañas electorales en México podrían favorecer el impacto negativo de la exposición a los mensajes políticos mediatizados sobre el
involucramiento político de los ciudadanos. Entre tales factores estructurales se destacan los siguientes:
24
• La estructura de propiedad predominantemente privada y altamente concentrada del sistema de medios (en particular en el
sector de televisión abierta), el cual se caracteriza además por
la elevada exposición a la televisión y la limitada circulación de
periódicos entre la población, el alto grado de consumo de entretenimiento televisivo en comparación con el bajo consumo
de noticias en los periódicos y revistas, y el predominio de la televisión sobre otros medios como la principal fuente de información política para la mayoría de los mexicanos.
• El gradual proceso de desalineamiento en el sistema de partidos, entendido como el declive en los niveles de identificación
partidista entre el electorado (especialmente de la identificación partidista fuerte) y el aumento de los electores independientes o apartidistas (Díaz Jiménez y Vivero Ávila, 2015).
• Las reformas recientes al marco regulatorio de las campañas
electorales en México (en particular la Reforma Electoral de 20072008), las cuales favorecen la espotización de las campañas, entendida como la sobreexposición a los canales directos de comunicación política como los anuncios electorales televisivos entre
el electorado, como consecuencia del cambio en el modelo de acceso a medios para los partidos políticos, establecido en la nueva
legislación (Jara Elías y Garnica Andrade, 2013).
Sin embargo, la evidencia empírica presentada en esta investigación sugiere fuertemente que las campañas electorales basadas en el
uso intensivo de medios masivos (incluyendo los medios tradicionales y los nuevos medios como Internet) parecen favorecer más la
movilización y el involucramiento político que el cinismo y la desafección política entre los ciudadanos mexicanos.
25
II.
TEORÍAS ACERCA DEL IMPACTO
DE LOS MEDIOS Y LAS CAMPAÑAS
SOBRE EL COMPROMISO CÍVICO
¿Las comunicaciones políticas modernas generan compromiso cívico o desafección política entre la ciudadanía? Una amplia literatura en
comunicación política comparada tiene que ver con la creciente profesionalización y mediatización de las prácticas y las comunicaciones de
campaña (Farrell, 1996; Swanson y Mancini, 1996; Gunther y Mughan,
2000; Norris, 2002a), y sus efectos sobre la participación y el compromiso cívico de los ciudadanos en las «democracias de audiencias»
(audience democracies) contemporáneas, centradas en los medios de
comunicación de masas (media-centred democracies) (Norris 1999a;
Newton, 1999; Norris, 2000a y b, 2001, 2002c; Voltmer y SchmittBeck, 2006; Schmitt-Beck y Voltmer, 2007; Curran et al., 2014).
Aunque con algunos matices, hay un acuerdo bastante amplio en
el campo de la comunicación política comparada en que los medios
han contribuido a los procesos de transición democrática en diversos países de las llamadas tercera y cuarta olas de democratización
(Gunther y Mughan, 2000). El caso mexicano no es la excepción, diversos estudios han demostrado el papel relevante de los medios en
acelerar el proceso de cambio político durante la década de los Noventa (Hallin, 2000a; Lawson, 2002; Hughes, 2006, 2008).
27
Sin embargo, existe aún gran desacuerdo sobre el impacto, positivo o negativo, de los medios, una vez que los regímenes democráticos
han sido establecidos, en la promoción de un elemento clave para la
consolidación y la calidad de las democracias: las actitudes y la participación cívica de las personas.
Por ejemplo, Gunther y Mughan (2000), señalan una paradoja en
la relación entre la democracia y los medios de comunicación: pese a
que éstos han sido actores relevantes (en ocasiones cruciales) en los
procesos de transición democrática en muchos países, los medios
no parecen cumplir con su parte para contribuir a la calidad de las democracias establecidas. Las razones de lo anterior son, por un lado, la
tendencia hacia la convergencia y la concentración en la estructura de propiedad de los sistemas de medios, lo cual a menudo reduce
significativamente el pluralismo mediático, el debate en la esfera pública, así como la independencia de los medios con respecto a otros
actores políticos o económicos (Champlin y Knoedler, 2006; Meier,
2002; Doyle, 2002; Woods, 2007). Y por el otro, la tendencia a adoptar criterios orientados a la maximización del rating en los procesos
de producción de noticias, especialmente en la cobertura informativa de la política y los asuntos públicos, lo cual lleva a los hacedores
de noticias a presentar noticias y marcos interpretativos que priorizan la personalización, la espectacularización y la fragmentación en
detrimento de las noticias sobre temas sustantivos. Más aún, cuando
se reportan temas sustantivos, éstos se presentan de manera esporádica, como historias individuales o separadas de un contexto social más
amplio (Iyengar, 1991).
El impacto de la exposición a los medios y a las comunicaciones
de campaña modernas en el involucramiento político de los ciudadanos es un tema que genera amplio debate y constituye una agenda de
investigación aún en desarrollo. Dos perspectivas teóricas contrarias
han ofrecido explicaciones al respecto. Por un lado, las teorías del
malestar mediático (media malaise) o videomalestar (videomalaise)
sostienen que existe un impacto negativo de dichos mensajes sobre
las actitudes políticas cívicas de la ciudadanía, mientras que las teorías de la movilización cognitiva (mobilisation teories) hablan de un
efecto positivo sobre tales actitudes.
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Teorías del malestar mediático
El enfoque teórico del media malaise, así como los estudiosos adscritos
a esta corriente sostienen que la exposición a los medios de comunicación en general, sobre todo al entretenimiento en televisión, así
como a comunicaciones de campaña que implican personalización, negatividad y marcos interpretativos de tipo estratégico (game frames)
(tanto en la publicidad política como en la cobertura informativa de
las elecciones) tienen un impacto negativo en el compromiso cívico,
ya que promueve en el consumidor cinismo, apatía y desafección política, entendida como una alienación y disminución de la confianza
en el gobierno y en la política por parte de los ciudadanos, además limita el aprendizaje sobre política, erosiona la confianza en los líderes
políticos y en las instituciones gubernamentales, y reduce la movilización política (García Luengo, 2009).
La perspectiva teórica del videomalestar tuvo sus orígenes en Estados
Unidos, en los trabajos de Kurt Lang y Gladys Lang (1966), y Michael
Robinson (1976). Los Lang señalaron el declive del compromiso político
de los ciudadanos en Norteamérica como proceso paralelo a la expansión y la consolidación de la televisión como fuente predominante de
información política. Una década más tarde, Robinson propondría el
término videomalaise (videomalestar) para referirse a la conexión entre
la creciente desconfianza y desafección política que surgieran en las décadas de los Sesenta y Setenta con la preferencia por la televisión sobre
la prensa escrita como principal medio de información política para los
norteamericanos. Para Robinson, la cobertura informativa (en especial
la televisiva) de los asuntos públicos, con un marcado sesgo negativo
y anti-institucional tenía un impacto negativo en dimensiones centrales del compromiso político de los ciudadanos, particularmente en la
confianza política y la eficacia política interna, con lo cual tendía a producir ciudadanos políticamente desafectos.
Posteriormente, diversas investigaciones han profundizado en las
consecuencias negativas de los cambios en la comunicación política
de Estados Unidos sobre el compromiso político de los ciudadanos en
ese país (Patterson, 1993; Cappella y Jamieson, 1997; Cappella, 2002).
De acuerdo con estos estudios, las tendencias modernas en la cobertura informativa –sobre todo durante las campañas electorales–, como
29
resultado del proceso de desregulación y liberalización del sistema de
medios norteamericano, están relacionados con el declive en los niveles de compromiso político de los ciudadanos observados en ese país
(Patterson, 1993; Cappella, 2002). Entre tales tendencias se encuentra
el encuadre (framing) estratégico, realizado con un enfoque interpretativo más que descriptivo, centrado en el conflicto y la competencia
entre los actores políticos y sus estrategias. Dicho encuadre tiende a
proyectar la competencia política como una carrera de caballos (horserace), a destacar los aspectos negativos de los candidatos por encima de
sus méritos y cualidades, y a enfocarse en los eventos sensacionalistas,
los escándalos políticos y las controversias de campaña, en detrimento
de sus propuestas y temas de política públicas.1
Los estudios desde este enfoque son muy diversos. Varios analizan
los efectos de los encuadres estratégicos y la creciente negatividad de la
cobertura informativa de la política en la confianza política (Robinson,
1976; Patterson, 1993; Sabato, 1993; Kerbel, 1995; Cappella y Jamieson, 1997; Fallows, 1997) y las imágenes negativas del gobierno y la
política, que son predominantes en el entretenimiento mediático (Lichter et al., 1999; Lichter, 2000); otros se centran en el impacto de la
publicidad negativa en la participación político-electoral (Ansolabehere e Iyengar, 1995), y otros más se enfocan en los efectos negativos del
entretenimiento televisivo en el capital social de las personas (Putnam,
1995, 2000) (para una revisión profunda de la literatura ver Delli Carpini, 2004). Cabe mencionar que, aunque esta perspectiva teórica tuvo
sus orígenes y ha sido desarrollada principalmente en Estados Unidos
(Earl Bennett et al., 1999; Valentino et al., 2001; Avery, 2009; Hanson
et al., 2010), también ha sido puesta a prueba en el contexto de las democracias de Europa Occidental (Holtz-Bacha, 1990; Newton, 1999;
1
Por ejemplo, mediante el uso de experimentos, Cappella y Jamieson (1997) analizaron el impacto diferenciado que el tipo de encuadre mediante el cual se presenta
la información político-electoral en los medios informativos puede producir en el
interés y la participación política de los ciudadanos. De acuerdo con sus análisis, la
cobertura informativa desarrollada a partir del encuadre estratégico (strategic frame)
–centrado en los aspectos negativos de la campaña, el enfrentamiento entre candidatos, los resultados de los sondeos y las encuestas de opinión, etcétera–, en lugar de
uno temático (issue frame) –centrado en las propuestas de los partidos y candidatos
acerca de los asuntos y problemas públicos–, genera en los ciudadanos mayor desconfianza y cinismo político.
30
de Vreese, 2005; de Vreese y Elenbaas, 2008; Elenbaas y de Vreese,
2008; Jackson, 2011; Pedersen, 2012).
Teorías de la movilización
De manera contraria a la tesis propuesta por las teorías del malestar
mediático, las teorías de la movilización exponen que los medios de
comunicación, así como los crecientes niveles de educación, contribuyen a incrementar el compromiso cívico de los ciudadanos (Norris,
2000b). De acuerdo con este enfoque, cuando las personas se exponen a los mensajes políticos a través de los medios (incluyendo las
noticias y diversas comunicaciones de campaña como la publicidad
política e Internet, entre otros), éstas tienden a incrementar sus niveles de interés y conocimiento político, sus sensaciones subjetivas
de eficacia y confianza política, así como sus niveles de activismo y
participación política (Norris, 2000a:b). Diversos estudios realizados con datos provenientes de Estados Unidos y Europa Occidental
apoyan esta perspectiva teórica (Newton, 1999; Norris, 1996, 1999a,
2000b, 2001, 2002c:d). Con base en dichos estudios, la teoría del
«círculo virtuoso» propuesta por Pippa Norris (2001) se ha consolidado como la más importante.
La teoría del círculo virtuoso sostiene que la exposición a medios
y comunicaciones de campaña no está ligada con la desafección política, como se hace referencia en las teorías del malestar mediático.
Por el contrario, los ciudadanos expuestos a la información política a
través de los medios de comunicación tienden a estar mejor informados políticamente, a confiar más en el gobierno y en las instituciones
políticas y a ser más participativos en el ámbito electoral. En este sentido, la relación entre comunicaciones políticas y compromiso cívico
funciona como un mecanismo circular, de doble direccionalidad, en
el cual la gente con mayores niveles de interés e información política,
confianza social/política y participación política, serán los que más se
expongan a los mensajes políticos provenientes de los partidos y los
equipos de campaña de los candidatos, así como a la información sobre las campañas que fluye a través de los medios de comunicación
impresos y electrónicos, Internet y las redes sociales; a su vez, aque31
llos que están más expuestos a las comunicaciones de campaña se
vuelven más activos y comprometidos políticamente hablando. Por su
parte, es poco probable que los individuos con bajos niveles de compromiso y participación cívica se expongan a la información política
y a los mensajes de campaña en los medios, en buena medida porque
desconfían de esos contenidos mediáticos. Por lo tanto, el impacto de
las comunicaciones de campaña en estos individuos no es ni positivo
ni negativo, sino simplemente inexistente.
Efectos según el tipo de canal y contenido mediático
Sin embargo, la evidencia presente en otros estudios muestra que los
efectos mediáticos y de las campañas en el compromiso cívico pueden depender del tipo de medio/canal de comunicación política al cual
se exponga el ciudadano-elector (generalmente distinguiendo entre los
medios de comunicación electrónicos e impresos), así como del tipo
de contenido al cual se expongan las personas (ya sea noticias o entretenimiento). Por ejemplo, de acuerdo con Robert Putnam (1995;
2000) la exposición a noticias en los periódicos tiende a aumentar el capital social y la movilización política de los ciudadanos, en
contraste con las consecuencias negativas de ver programas de entretenimiento en televisión, los cuales tienden a incrementar los niveles de
desafección política. Según Putnam, el declive del activismo cívico
en Norteamérica se debe, en parte, a un incremento en el número de
horas a las cuales los individuos se exponen a la televisión, ya que en
consecuencia reducen tiempo para interactuar con los demás individuos. En este mismo sentido, para Putnam, esta variable de tiempo de
exposición a la televisión ha hecho que las personas confíen menos
en otros, debido a que los programas de televisión tienden a sobreestimar los aspectos negativos de la realidad (Putnam 1995) (para una
crítica, ver Norris, 1996).
Por su parte, el análisis de Cristina Holtz-Bacha (1990) acerca de los
efectos de la exposición a contenidos políticos y de entretenimiento en
los medios de comunicación, tanto electrónicos como impresos, en la
32
participación y las actitudes políticas de los ciudadanos en Alemania, muestra que la desafección y la baja participación política ocurría
predominantemente entre aquellos individuos que se relacionaban
con el entretenimiento en los medios impresos y electrónicos. En contraste, tanto el contacto con las noticias y programas informativos en
televisión, como la lectura de la sección de política en los periódicos,
incentivaban el compromiso político.
La exposición a la información de naturaleza política, tanto en la televisión como en los medios impresos, está relacionada con una visión menos
alienada de lo político y con mayores niveles de participación política.
Por el contrario, la alienación y la baja participación tienden a estar asociadas con la exposición a contenidos relacionados con el entretenimiento
en medios escritos y televisivos (Holtz-Bacha, 1990: 81).
El análisis de Newton (1999) sobre el caso del Reino Unido alcanzó conclusiones similares. Su investigación ofrece evidencia de un
impacto diferenciado de la exposición a la televisión, según su contenido: mientras que las noticias en televisión tienden a informar y
movilizar; la exposición a la televisión en general mostró una asociación débil con los indicadores de desafección política. Sin embargo,
el estudio también proporciona evidencia más fuerte que apoya la
teoría de la movilización, debido a que la lectura de los periódicos resultó estar significativa y fuertemente asociada con mayores niveles
de conocimiento político, mayores niveles de interés hacia la política
y comprensión de la política.
De manera similar, Shah et al. (2001) sostienen que mientras algunos contenidos de entretenimiento provocan una disminución de
la participación cívica, el uso informativo de los medios se asocia
positivamente con la participación política. En resumen, de manera similar a lo que sostiene la teoría de los usos y gratificaciones de
los medios (Katz et al., 1974), estas investigaciones sugieren que los
efectos positivos o negativos de un medio están asociados al contenido y el uso que haga el consumidor del medio, más que con el
tipo de medio per se.
33
Efectos según el tipo de sistema de radiodifusión
Investigaciones más recientes han confirmado que las noticias en
televisión tienen un impacto positivo en los patrones de compromiso cívico. No obstante, tales análisis también muestran que es la
exposición a las noticias e información política en la televisión pública, más que en la televisión comercial privada, la que es más
eficaz en promover el compromiso cívico de los ciudadanos (Aarts
y Semetko, 2003; Curran et al., 2014; Strömbäck y Shehata, 2010).
Los efectos de Internet
Los estudios de los efectos de Internet en el involucramiento político arrojan resultados mixtos. Mientras que para Putnam (2000) el
impacto del uso de Internet es similar al de la televisión, en el sentido de
erosionar más que promover el compromiso cívico. Otros análisis consideran que las interacciones comunicativas a través de Internet son un
complemento de las interacciones personales y generan una mayor participación política (Wellman et al., 2001). Más recientemente, algunas
investigaciones han encontrado que existen relaciones positivas y significativas entre el uso de medios digitales y tecnologías web 2.0 y el
conocimiento y la participación política (Boulianne, 2009; Dalrymple y
Scheufele, 2007; Dimitrova et al., 2011; Tolbert y Mcneal, 2003).
Estudios sobre América Latina y México
Estudios de pocos países
Algunos estudios comparados de pocos países han incluido casos de las
nuevas democracias de Europa Central y Oriental y América Latina
(los cuales no incluyen a México), cuyos resultados tienden a apoyar
a las teorías de la movilización (Schmitt-Beck y Voltmer, 2007; Voltmer y Schmitt-Beck, 2006; Curran et al., 2014). Algo similar ocurre
con los estudios previos centrados solamente en América Latina. Por
ejemplo, el estudio de Booth (2014) sobre los factores que afectan
34
de manera positiva la participación comunitaria en América Latina demuestra que el consumo de noticias a través de los medios de
comunicación tiene un efecto positivo de movilización, los que ven,
escuchan y leen noticias se involucran más en organizaciones voluntarias (organizaciones relacionadas con la escuela, organizaciones
comunitarias, la iglesia y los grupos profesionales). En este sentido,
la exposición a los medios de comunicación de masas parece incentivar la participación en dos sentidos: 1) el conocimiento de las noticias
anima a la gente a unirse, y 2) la adhesión a las organizaciones conduce a una mayor atención a los medios de comunicación.2
Estudios sobre México
Los estudios sobre el caso mexicano pueden clasificarse en dos tipos,
por un lado los que analizan de manera implícita los efectos mediáticos sobre ciertas dimensiones del compromiso político y por otro
los que lo hacen de manera más explícita con base en las teorías de
la movilización y el malestar mediático. Un estudio cuya evidencia
apoya las teorías de la movilización de manera implícita es el de Díaz
Domínguez (2015), el cual muestra que el consumo de noticias políticas incrementa, junto con la presencia de servicios civiles de carrera
más desarrollados, la confianza en el gobierno. Otros análisis (Moreno, 2003; 2009b) han encontrado que la exposición a la información
de las campañas puede generar también aumentos significativos en el
interés, el aprendizaje político, el involucramiento político y la participación electoral de los mexicanos durante las campañas electorales.
Por su parte, las investigaciones realizadas con el objetivo explícito
de poner a prueba las hipótesis de la movilización y el videomalestar
han encontrado evidencia mixta que soporta principalmente a la primera. Sin embargo, la mayoría de estos análisis se han enfocado en
el impacto mediático en diferentes aspectos del compromiso político de determinados sectores de la población mexicana, como los
2
Cabe señalar que el estudio de Booth (2014) hace referencia a la exposición a los
medios en «general», la cual fue analizada a partir de un índice compuesto por las preguntas: ¿Qué tan frecuentemente… 1) Escucha noticias por la radio?; 2) Mira noticias
por televisión?; 3) Lee noticias en los periódicos?; y 4) Lee noticias vía Internet?
35
jóvenes pre-ciudadanos en Monterrey, Nuevo León (Muñiz y Maldonado, 2011; Muñiz et al., 2011; Saldierna y Muñiz, 2014),3 y los
jóvenes urbanos en el ámbito nacional durante la elección presidencial
de 2012 (Díaz Jiménez y Muñiz, 2017). Solamente algunos estudios
han analizado los efectos de los medios en el compromiso cívico de la
población en general, en el ámbito nacional, durante periodos no electorales (Corduneanu y Muñiz, 2011; Aruguete y Muñiz, 2012).
Por ejemplo, el estudio de Corduneanu y Muñiz (2011), realizado con datos de una encuesta telefónica con representatividad
nacional, halló evidencia de efectos mediáticos, principalmente de
movilización, al encontrar una asociación positiva y significativa entre el consumo de televisión, radio, prensa e Internet como fuentes
de información política, y actitudes políticas relevantes, como el interés político, la valoración de la democracia, los sentimientos de eficacia
política y la confianza en las instituciones. Los autores concluyeron
que los hallazgos de sus análisis contradicen la teoría del malestar
mediático respecto a las acusaciones hacia la televisión como responsable del cinismo político y de una baja confianza institucional. De
acuerdo con sus datos, quienes se informan a través de la radio, la
prensa escrita o Internet, como su fuente prioritaria de información
política muestran un mayor grado de interés por los asuntos públicos
3
El estudio de Muñiz et al. (2011) muestra que la exposición a los medios, sobre
todo a la prensa escrita, está positivamente asociada con la sofisticación política (una
variable compuesta del interés en la política y el conocimiento político). De manera
similar, Saldierna y Muñiz (2014) muestran que la exposición a diferentes tipos de
medios incrementa el interés y el conocimiento político. No obstante, sus datos revelan que la exposición mediática también incrementa los niveles de cinismo político.
En un análisis más desagregado, Muñiz y Maldonado (2011) confirmaron que la exposición a la prensa escrita se asoció con el conocimiento político, pero también con
los indicadores de cinismo político. Por su parte, la exposición a revistas incrementó
el interés político y la eficacia política, y el consumo de Internet se correlacionó solamente con el interés político. Por el contrario, el análisis concluyó que la exposición
a la televisión se asoció de manera negativa con los niveles de conocimiento político.
Respecto a los efectos del contenido mediático, la investigación halló que la atención
a contenidos políticos se asoció positivamente con el conocimiento político, el interés hacia la política y los sentimientos de eficacia política interna. No obstante, la
atención al entretenimiento mostró resultados mixtos, debido a que también se asoció
positiva y significativamente con los niveles de conocimiento político, pero de forma
negativa con los sentimientos de eficacia externa.
36
respecto a quienes se informan a través de la televisión. No obstante,
el impacto de la televisión no resultó ser negativo.
En este sentido, el estudio parece confirmar la teoría del círculo virtuoso: a mayor interés político, mayor el consumo de medios,
lo que a su vez incrementa el interés por la política. De manera similar, los resultados del análisis acerca del impacto del consumo
mediático sobre la eficacia política sugieren que Internet es el medio que más fuertemente genera un sentimiento de eficacia política,
seguido por la televisión, la radio y la prensa escrita. Respecto a
la valoración de la democracia por los ciudadanos, son los que se
informan en televisión los que más valoran que el país sea una democracia electoral, seguidos por los radioescuchas, los internautas y
los lectores de prensa. No obstante, el estudio también presenta un
hallazgo que parece soportar las teorías del videomalestar: el apoyo
a un hipotético régimen autoritario capaz de resolver los problemas económicos y de seguridad pública del país se incrementa entre
los consumidores de los medios tradicionales (radio, televisión, y
prensa escrita), mientras que aquellos que señalaron a Internet como
principal fuente de información fueron los que menos apoyaron este
tipo de régimen político.
Por su parte, Aruguete y Muñiz (2011) encontraron evidencia que
soporta la teoría de la movilización, en detrimento de la teoría del
videomalestar, con base en datos de la encup 2008. Utilizando análisis de regresión comprobaron que el consumo de medios contribuye
en forma positiva al aumento del interés político, la confianza política y la participación cívica. Cabe señalar que los tres indicadores
de exposición a información política en medios, incluidos en el estudio: la exposición a los periódicos, a las noticias en televisión y en
la radio tuvieron efectos estadísticamente significativos en el interés
por la política. Por el contrario, sólo el consumo de noticias en la
radio tuvo un leve impacto significativo en la confianza en las instituciones políticas. En el caso de la participación cívica, el consumo
noticioso en periódicos y la radio tuvo un impacto significativo en
esta dimensión, no así la exposición a la televisión, la cual no tuvo
ningún efecto significativo.
Más recientemente, con base en datos de la Encuesta La cultura
política de los jóvenes en México, Díaz Jiménez y Muñiz (2017), en37
contraron que la exposición a diversos tipos de canales de información
política (incluyendo medios electrónicos, impresos e Internet) durante
la campaña presidencial de 2012 tuvo un impacto positivo y estadísticamente significativo en varios aspectos del compromiso político de
los jóvenes urbanos mexicanos, incluyendo sus niveles de conocimiento
político, de activismo comunitario, sus sentimientos de eficacia política
(interna y externa), de confianza política, discusión política y participación electoral. Incluso la exposición a fuentes de información señaladas
en la literatura como culpables de generar desafección política, como
el entretenimiento televisivo y los spots políticos tuvieron un impacto positivo en algunas dimensiones del compromiso político: los spots
impactaron positivamente en el conocimiento político, la discusión política y la participación electoral y el entretenimiento televisivo en el
activismo comunitario. El análisis no encontró evidencia alguna que
soportara la hipótesis del malestar mediático.
Las aportaciones del estudio del caso mexicano
Como se mencionó en la introducción de este trabajo, el estudio del
caso mexicano ofrece aportaciones relevantes para la literatura comparada sobre la relación entre comunicación política y compromiso
cívico, debido a que provee evidencia empírica sobre dicha relación en
una nueva democracia, en un campo principalmente basado en instancias de democracias occidentales avanzadas, usualmente caracterizadas
por diversos factores que atemperan el impacto de los medios y las
campañas en las actitudes y el comportamiento político, tales como:
grados considerables de institucionalización en sus sistemas de
partidos, vínculos principalmente de carácter ideológico-programático entre políticos y ciudadanos, lealtades partidistas fuertes entre
el electorado, diversidad de fuentes de información política y, en
ocasiones, sectores de medios impresos y de radiodifusión pública
fuertes o relevantes.
En este sentido, el análisis del impacto de los mensajes políticos
a través de distintos canales de comunicación política sobre el invo-
38
lucramiento político en un nuevo sistema democrático como México
es un estudio de caso relevante (quizás crucial) para la literatura especializada, debido a que se trata de un país con diversos factores
estructurales que componen el contexto en el que se desarrollan las campañas electorales, los cuales pueden favorecer efectos de campaña
más fuertes a los usualmente encontrados en las democracias avanzadas, especialmente efectos de malestar mediático (media malaise
effects). Tales factores incluyen un sistema de partidos con relativa institucionalización, pero con niveles de identificación partidaria que
van de bajos a moderados entre la población, así como un sistema
de medios predominantemente privado y altamente concentrado,
particularmente en el sector de televisión abierta, el cual ofrece una
limitada pluralidad de fuentes de información para las audiencias, cuyos patrones de consumo mediático están orientados principalmente
hacia el entretenimiento. Examinaremos a continuación las tendencias en dichos factores estructurales.
Desalineamiento partidista
El desalineamiento, entendido como «el debilitamiento de las lealtades
afectivas habituales y estables hacia los partidos entre el electorado»
(Norris, 1997: 86), es una tendencia relativamente generalizada en las
democracias contemporáneas (tanto viejas como nuevas) en donde la
mayoría de los ciudadanos ya no se identifican de manera fuerte con
los partidos políticos (Dalton y Wattenberg, 2000; Dalton, 2008; Mair
et al., 2004). El caso mexicano no parece ser una excepción. La Gráfica
2 muestra la distribución agregada del macropartidismo en México de
1983 a 2012. Como se puede apreciar, una tendencia paralela al proceso de cambio político en México es el significativo desalineamiento
de los votantes respecto del Partido Revolucionario Institucional (pri).
La proporción del electorado con identidad partidista priísta cayó de 55
por ciento en 1983 a aproximadamente 31 por ciento del electorado en
2000. En contraste, la proporción de electores no alineados aumentó
de 27 a 35 por ciento del electorado durante el mismo periodo.
39
gráfica 2 Partidismo en México, 1997-2012 (porcentaje)
*Los datos del prd para 1988 corresponden a la suma del porcentaje de identificados con los partidos que conformaron el Frente Democrático Nacional y solamente
se ofrecen como un indicador de referencia.
fuentes: 1983: Encuesta de Miguel Basáñez; 1986: Encuesta New York Times;
1988: Encuesta Gallup; 1989 y 1991: Encuesta Los Angeles Times-Prospectiva Estratégica A.C.; 1994: Encuesta Belden y Russonello con Ciencia Aplicada; 1996:
Encuesta Reforma-Los Angeles Times; 1997: Encuesta itam-Arcop; 1998-2009: Promedios anuales obtenidos a partir de encuestas trimestrales de Reforma reportados en
Moreno (2009b; 2012). Los porcentajes no suman 100, porque no se presenta la opción «otro partido» y «no sabe». La pregunta utilizada a partir de noviembre de 1999
es: «Generalmente, ¿usted se considera priísta, panista o perredista?», seguida de la
pregunta «¿Se considera muy o algo...?». En encuestas previas se usaron variantes
de pregunta sobre simpatía con algún partido político.
Buena parte de la erosión de lealtades hacia el pri se explica debido
al reemplazo generacional y a que algunos partidistas desalineados
del pri han cambiado la dirección de su identificación hacia otros
partidos. Sin embargo, otra parte se debe a que muchos otros más
se han vuelto apartidistas.4 Diversos estudios (Klesner, 2005; Mo4
Este argumento se ve reforzado por análisis sobre las variaciones del partidismo a nivel agregado en el periodo que va desde finales de los Ochenta a finales de la primera
década del siglo xxi (Moreno, 2009b). Tales estudios indican que: a) aunque, en general, el declive del pri ha beneficiado principalmente al pan y a los independientes,
el desalineamiento se ha intensificado a partir de finales de la década de los Noventa
(1999), subperiodo en el cual el segmento de independientes ha captado más electo-
40
reno y Méndez, 2007; Moreno, 2009b) señalan que la pérdida de
partidistas del pri se ha correlacionado significativamente tanto con el
incremento del segmento de independientes como con el aumento
de los identificados con los partidos de oposición, principalmente
con el Partido Acción Nacional (pan). Sin embargo, otros análisis han argumentado que pese a la evidencia de transferencias de
lealtades partidistas desde el pri hacia los otros dos grandes partidos, un amplio porcentaje del electorado todavía permanece como
apartidista, ya que tanto el pan como el prd han captado solamente
a una limitada proporción del electorado desalineado que procede,
no sólo del otrora partido dominante, sino también de la entrada de
nuevos votantes jóvenes al mercado electoral (Klesner, 2005). De
hecho, el desalineamiento partidista ha continuado a partir de la alternancia experimentada en 2000, año a partir del cual inicia una
etapa en la que el porcentaje de electores no alineados ha superado,
de manera constante, al macropartidismo del pri y al de cualquier
otra organización partidista (ver Gráfica 2).
El desalineamiento no sólo se ha expresado en la disminución del
partidismo entre el electorado, sino también en un declive de la fortaleza
con la cual los ciudadanos expresan sus lealtades partidistas, la proporción del electorado con una identificación fuerte hacia algún partido
se redujo de aproximadamente 31 por ciento, a principios de los años
Noventa, a 23 por ciento durante la primera década del nuevo siglo. El
resto de los electores carecen, por lo tanto, de un vínculo fuerte y definitivo con algún partido político (ver Gráfica 3). En resumen, a partir de la
segunda mitad de los Noventa, los electores más susceptibles a los efectos de los medios y las campañas sobre sus actitudes y comportamiento
político (los independientes y los débilmente identificados) se volvieron
una mayoría con respecto a los electores más resistentes a los efectos de la comunicación política (aquellos fuertemente identificados con
los partidos) (ver Gráfica 3) (sobre los cambios relevantes en el partidismo, ver Moreno, 2003, 2009a:b).
res desalineados del pri que los realineados por el pan y el prd, y b) a diferencia de la
asociación significativa entre el crecimiento de las lealtades panistas y el aumento de
independientes, la evidencia muestra que el crecimiento de los independientes no sólo
se correlaciona de manera negativa con la disminución de las lealtades hacia el pri, sino
también, aunque en mucha menor medida, con la pérdida de lealtades hacia el prd
(Moreno, 2009b).
41
gráfica 3 Fortaleza del partidismo en México, 1989–2007 (porcentaje)
fuente: 1989 y 1991: Encuesta Los Angeles Times-Prospectiva Estratégica A.C.; 20002007: Encuestas trimestrales de Grupo Reforma reportados en Moreno (2009b).
Un sistema de medios centrado en la televisión
y orientado hacia el entretenimiento
Diversos estudios en comunicación política comparada sobre viejas y nuevas democracias (Dalton, 2008; Gunther y Mughan, 2000;
Gunther, Puhle y Montero, 2007; Voltmer, 2006) han señalado a la televisión como «la preeminente, si no abrumadoramente dominante, fuente
de noticias políticas nacionales e internacionales para la mayoría de
la población» (Gunther y Mughan, 2000: 402). El caso mexicano no
es la excepción; la televisión es el único medio de comunicación que
llega a casi toda la población sin distinción de género, edad, nivel
socioeconómico o lugar de residencia. En términos de penetración
de hogares, el uso de la televisión aumentó de 86 por ciento en 2000
(inegi, 2001) a 99 por ciento en 2008, superando ampliamente el
acceso a la radio (86 por ciento) (ibope agb México, 2008). Por su
parte, el acceso a Internet se incrementó rápidamente, pasando de 3 por
ciento en 2000 a 37 por ciento de la población en 2011 (ver Gráfica 4);
manteniéndose, aun así, ligeramente por debajo del promedio de Amé-
42
rica Latina y el Caribe y muy lejano de otras regiones del mundo como
Norteamérica, Oceanía, Australia y Europa (ver Gráfica 5).
gráfica 4 Penetración de Internet en México, 2000-2011
fuente: Elaboración propia con base en Castillo (2014).
gráfica 5 Penetración de Internet en México y el mundo, 2011
fuente: Elaboración propia con base en Castillo (2014).
43
En contraste, el acceso a los periódicos ha sido históricamente muy limitado. No hay un solo periódico nacional en México, y la
circulación de los principales periódicos apenas alcanza más de
100,000 copias (cada uno) en el área metropolitana de la Ciudad de México, en donde habitan alrededor de 22 millones de personas (Trejo,
2010). Con base en datos sobre tiempo de exposición promedio a la
televisión y de circulación de diarios, Norris (2000b) clasificó a los
sistemas de medios en su estudio sobre las transformaciones en la comunicación política en sociedades contemporáneas en dos amplias
categorías: las sociedades centradas en los periódicos (newspapercentric systems), caracterizadas por la extensa lectura de la prensa y
la relativamente poca atención al entretenimiento en televisión,5 y
los sistemas centrados en la televisión, que muestran una baja circulación de periódicos y una intensa exposición al entretenimiento
televisivo (television-centric systems). México pertenece a este último tipo de sistemas, junto a países como Estados Unidos, Grecia,
España, Italia y Turquía, Polonia y Hungría, exhibiendo el promedio más alto de tiempo de exposición a la televisión y los niveles
más bajos de circulación de periódicos por cada 1,000 habitantes
(Norris, 2000b). Por su parte, Plasser y Plasser (2002) ubican a
México y otros países del continente americano (Canadá, Estados
Unidos, Costa Rica, Brasil y Uruguay), como sistemas con fuertes
hábitos de consumo televisivo (heavy TV-viewing habits) (en los
cuales el consumo de televisión por individuo es mayor a 200 minutos
diarios) (ver Gráfica 6).6
5
Las sociedades centradas en el periódico incluyen todas las naciones escandinavas, muchos pequeños Estados de bienestar europeos como Suiza, Austria y los
Países Bajos, entre otros (Norris, 2000b).
6
Países de Europa Occidental y Oriental como Grecia, Italia, España, Reino Unido, Rusia, Bielorrusia, Bulgaria, Estonia, Hungría, Polonia, Rumania y Turquía
pueden ser considerados dentro de esta categoría, que al igual que otros países del
resto del mundo como Nigeria, Japón y Sudáfrica. Moderate TV-viewing habits (un
consumo de televisión entre 140 y 200 minutos) caracterizan a países como Dinamarca y Holanda, Francia y Alemania (no obstante, estos dos últimos se acercan a
la categoría de alto consumo de televisión). Comparativamente light TV-viewing
habits son característicos de Chile, Austria, Finlandia, Irlanda, Noruega, Suecia,
Suiza, Australia, Taiwán, Tanzania y Zimbabue.
44
gráfica 6 Tipología de sistemas mediáticos
según el uso de medios en 48 países
fuente: Elaboración propia con base en Norris (2015); Democracy Cross-National
Data Set y Plasser y Plasser (2002).
Los estudios basados en datos de medición de audiencias de televisión en México indican que casi la mitad de los televidentes mexicanos
(45 por ciento) son heavy viewers, que ven un promedio de 1,516 horas
por año (cuatro horas y media diarias) (Jara Elías y Garnica Andrade,
2009).7 Los datos también muestran que el público mexicano está principalmente orientado al entretenimiento (entertainment-oriented). De
7
Un mexicano típico mira la televisión un promedio de 1,100 horas por año (tres
horas por día). Sin embargo, la exposición a la televisión no se distribuye por igual
entre la población. 45 por ciento de los mexicanos (20 millones de personas) son
heavy viewers, que generan 74 por ciento del tiempo total de exposición a la televisión, viendo un promedio de 1,516 horas por año. 36 por ciento (16 millones) son
medium viewers, que generan 23 por ciento de la exposición y miran un promedio
de 589 horas al año, y sólo 4 por ciento (8.8 millones) son light viewers, que generan 4 por ciento de la exposición, viendo un promedio de 163 horas por año (Jara
Elías y Garnica Andrade, 2009).
45
2000 a 2005, la exposición a todo tipo de géneros de entretenimiento
televisivo promedió 87 por ciento del tiempo total de exposición a la televisión, mientras que la exposición a las noticias promedió sólo 8 por
ciento del total (Jara Elías y Garnica Andrade, 2009). No obstante, pese
a estar predominantemente orientada al entretenimiento, la televisión
es también la principal fuente de información política en México.
De acuerdo con diversas encuestas académicas y privadas, la mayoría de los mexicanos usan, ya sea la televisión solamente, o bien la
televisión en conjunto con otros medios, como sus principales fuentes
de noticias e información política. La Gráfica 7 muestra el uso de diversos medios de comunicación como fuente de información política,
de 1991 a 2012. Según los datos, el porcentaje de mexicanos que ha
mencionado a la televisión como su fuente principal de información
se incrementó de casi 60 por ciento a principios de los Noventa a alrededor de 80 por ciento al final de la primera década del nuevo siglo.
En contraste, el porcentaje de la población que dijo que la radio era
una fuente principal de noticias políticas, disminuyó de 20 por ciento al inicio de la serie a sólo 10 por ciento al final de la misma. En el
caso de los medios impresos el declive ha sido aún más marcado: el
porcentaje de mexicanos que mencionó los periódicos y las revistas
como su fuente primaria de información política bajó de 18 por ciento
en 1991 a sólo 5 por ciento en 2012. Por su parte, el uso de Internet
como fuente de información política mostró un ligero incremento, al
pasar de 3 por ciento en 2009 a 6 por ciento en 2012.
Análisis comparados con base en datos sobre patrones de consumo de noticias en televisión y noticias en medios impresos (el
porcentaje de personas que ven noticias en televisión diariamente y los que leen noticias sobre política en los periódicos todos los
días) (Plasser y Plasser, 2002) ubican a México y otros países de
América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Venezuela),
como sistemas, cuyos hábitos de consumo de noticias están centrados en la televisión. Tales hábitos contrastan con los observados
en buena parte de las democracias avanzadas, en donde, a pesar
del amplio acceso a la televisión y su predominio como fuente de
noticias entre el público, los medios impresos todavía siguen siendo fuentes relevantes de información política para los ciudadanos
46
(Dalton, 2008). En México, el porcentaje de gente que se expone a las noticias de política en medios impresos, ya sea a diario o
varias veces por semana, parece haberse incrementado de 2003 a
2012, mientras que la proporción de personas que hace lo mismo
en los medios electrónicos disminuyó ligeramente durante el mismo periodo. No obstante, los datos aún muestran el predominio de
la radio y la televisión sobre la prensa escrita como fuentes de noticias e información política (ver Tabla 3).
gráfica 7 Principales fuentes de información
política en México (1991-2012)
fuentes: 1991 y 1993: Encuesta nacional sobre cultura política de la Oficina de la
Presi-dencia; la pregunta fue: «¿Cuál es el principal medio que utiliza para mantenerse informado sobre política?»; 1996 (Pozas Horcasitas, ife y unam. Instituto de
Investigaciones Sociales, 1996) ife/Instituto de Investigaciones Sociales, unam. La
Reforma Electoral y su contexto sociocultural, Tabla I.4; la pregunta fue: «¿A través
de qué medio usted obtiene principalmente información sobre política?» 2003; 2005;
2012: Encuestas Nacionales sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (encup);
la pregunta fue: «¿Cuál es el medio que más utiliza para informarse de lo que pasa
en política?», 2009: Encuesta “La Cultura Cívica en México 2009, unam, 2011; la
pregunta fue: «¿Cuál es el medio que más utiliza para informarse de lo que pasa en
política?».
47
tabla 3 Frecuencia de la exposición a noticias y programas sobre política
en medios electrónicos e impresos, 2003 y 2012 (porcentaje)
Medios electrónicos
Medios impresos
Frecuencia
2003
2012
2003
2012
Diario
46.2
34.7
11.8
15
Varias veces a la semana
10
17.5
10
13.3
Una vez a la semana
7.2
11.8
9.9
13.0
Una vez cada 15 días
1.2
4.3
2.3
5.7
Una vez al mes
0.9
5.5
2.1
8.4
A veces
20.2
14.9
20
19.2
Nunca
13.4
7.4
41.7
21.4
No sabe/No contestó
1
0.9
2.1
0.4
No me interesa la política
-
2.9
-
3.7
100
100
100
100
Total
fuente: Encuestas Nacionales sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (encup)
2003 y 2012.
De un sistema de medios autoritario a uno orientado por una
lógica predominantemente comercial
Desde sus orígenes en la década de los Cincuenta, el sistema de medios
electrónicos en México ha tendido hacia la concentración del mercado.
A diferencia del caso americano, el desarrollo de la industria de radiodifusión mexicana se ha caracterizado por la expansión comercial, pero
con limitada competencia de mercado. Durante la mayor parte del siglo
xx, los medios comerciales fueron instrumentos para legitimar al régimen autoritario de partido dominante encabezado por el pri, al tiempo
que aseguraron ganancias económicas sustanciales para los empresarios
del sector debido a su considerable grado de expansión y penetración
(Waisbord, 2000; Lawson, 2002). El régimen priísta permitió un cierto grado de pluralismo ideológico en los medios de comunicación, así
como críticas ocasionales a las acciones gubernamentales, pero sin
48
realmente comprometer su control oficialista de la prensa. A diferencia de los métodos represivos de control mediático utilizados por otros
regímenes autoritarios en América Latina, el régimen priísta utilizó
mecanismos más sutiles –pero sumamente eficaces– para restringir la libertad de prensa, basados en la economía política de la producción de
noticias y la colusión de intereses entre los empresarios de los medios
y el pri-Estado (Lawson, 2002; Hughes, 2006; 2008).8 El control sobre
valiosos recursos de los que dependía la rentabilidad de las empresas
mediáticas constituyó un poderoso incentivo para que los empresarios
de los medios evitaran la confrontación con el régimen y se mantuvieran, como muchos otros sectores y grupos de la sociedad mexicana,
incorporados al sistema corporativo y de patronazgo del pri, recibiendo
subvenciones, recompensas económicas y concesiones a cambio de cobertura favorable al régimen (Hallin, 2000a; Lawson, 2002).9
Hasta mediados de los años Noventa, el contenido de noticias en
los medios impresos y electrónicos permaneció fuertemente controlado
por el régimen, con diversos temas incómodos para el gobierno fuera
de la cobertura y el debate mediáticos, debido a la censura por parte de los funcionarios gubernamentales o bien, la mayoría de las veces,
debido a la autocensura por parte de los mismos periodistas y comunicadores (Trejo, 2001; Lawson, 2002; Hughes, 2006).10 El control
gubernamental era aún más acentuado en el caso de la televisión; Televisa proveyó al régimen con cobertura amplia, favorable y acrítica de
sus acciones y políticas gubernamentales (Hughes y Lawson, 2004) a
8
Esto no quiere decir que el gobierno no empleara también formas más directas de
manipulación y control, tales como amenazas físicas, acoso o violencia contra periodistas o instalaciones de medios, censura, etcétera.
9
La Ley Federal de Radio y Televisión (lfryt) y su reglamento le dieron al Ejecutivo Federal amplias facultades discrecionales para otorgar, renovar o retirar
concesiones. Así, aunque los ingresos de los medios electrónicos privados dependieron principalmente de las fuerzas del mercado, eran aún extremadamente
vulnerables a las presiones del gobierno y, por lo tanto, incluso más leales al partido gobernante que sus contrapartes impresos.
10
Entre los bienes de patronazgo que los empresarios de los medios recibían se
encuentran: la asignación de publicidad gubernamental, tratamiento fiscal preferencial, créditos por debajo de las tasas del mercado, subsidios e insumos en la
producción de noticias (incluyendo el acceso a la infraestructura de comunicaciones), protección contra la entrada de nuevos competidores al mercado, etcétera
(Lawson, 2002; Hughes, 2006).
49
cambio de una posición cuasi monopólica en el sector de la radiodifusión durante prácticamente todo el periodo del régimen autoritario,
operando sin competencia significativa durante casi dos décadas.
Las políticas de radiodifusión del régimen priísta protegieron de manera sistemática a actores dominantes como Televisa, de la entrada
de nuevos competidores en el mercado de televisión abierta hasta principios de 1990. Esto le permitió a la empresa consolidar su dominio
sobre otras industrias de medios, hasta convertirse en el mayor conglomerado multimedia en el mercado de habla hispana (Mancinas
Chávez, 2008). La situación cambió en 1993, cuando la administración del presidente Carlos Salinas (1988-1994) privatizó la red
nacional de televisión estatal Imevisión, como parte de un amplio
programa de reformas económicas neoliberales. La aparición de una
segunda cadena de televisión privada con alcance nacional, TVAzteca, trajo consigo un considerable aumento de la competencia
comercial en la televisión privada, lo cual a su vez fomentó la transición hacia un sistema de medios más orientado por las lógicas del
mercado y la gradual apertura de los medios a los mensajes políticos de los partidos de oposición. El nuevo contexto mediático se reflejó
en la cobertura noticiosa de las elecciones que mostró el creciente
pluralismo de los electores mexicanos y contribuyó a incrementar
la competencia político-electoral y a acelerar la transición desde un
régimen autoritario de partido dominante hacia una democracia electoral multipartidista (Hughes, 2006, 2008; Lawson, 2002).
La transformación de la televisión mexicana, impulsada por la
lógica de mercado, también trajo consigo una serie de tendencias
en la cobertura de noticias de televisión, tales como la tabloidización de la agenda de noticias (Hallin, 2000b; Hughes, 2006) y la
espectacularización de la cobertura de la campaña (Lozano, 2001;
Mendé y Smith, 2001). El uso de formatos noticiosos estilo tabloide
fue introducido inicialmente por TV Azteca, pero pronto se convirtió en parte de las respuestas estratégicas de Televisa a una mayor
competencia en el mercado televisivo. La tabloidizacion se reflejó
en el aumento de cobertura de noticias de delincuencia, inseguridad,
protestas y disturbios públicos –y la disminución significativa en el
volumen de cobertura sobre política en general y de cuestiones electorales en particular, de 1994 a 2003.
50
Hughes señala que, aunque la cobertura electoral no estuvo ausente de las pantallas de televisión, mucha de ella se enfocó más
bien en las personalidades y «migró hacia formatos de televisión estilo tabloide fuera de los noticieros tradicionales [...] en un intento
por hacer más atractiva a los espectadores la información electoral»
(2006: 163). Los nuevos formatos incluyeron historias de interés humano de los candidatos, concursos de preguntas con candidatos
como concursantes, noticias ligeras (soft news), etcétera.
Por otra parte, la cobertura de las elecciones en los noticieros regulares también cambio de manera sustancial (Lawson, 2008; Lozano,
2001, 2004; Mendé y Smith, 2001). Por ejemplo, Lozano (2001:
30) analizó el grado en que la cobertura de las campañas en la elección presidencial de 2000 utilizó encuadres de tipo estratégico o de
políticas públicas en la televisión y los principales periódicos. Su análisis muestra que la cobertura de los medios de comunicación sobre
la campaña fue, en general, caracterizada más por marcos estratégicos (o de espectacularización) que por marcos de temas de políticas.
No obstante, los noticieros de televisión se inclinaron más a usar marcos estratégicos que los periódicos.11 Tal tendencia en la cobertura de las
campañas fue también predominante en los noticieros nocturnos de
las dos principales cadenas de televisión.
Un sistema de medios mixto, pero con un sector comercial
abrumadoramente predominante y altamente concentrado
A pesar de los cambios significativos en la estructura de propiedad de
la televisión privada mexicana ocurridos durante los años Noventa,
ésta sigue siendo la más concentrada en América Latina y una de las
más concentradas en el mundo (ver gráficas 8 y 9). Con el paso del
tiempo, Televisa y TV Azteca se han constituido en un poderoso cár11
Las noticias de televisión dedicadas enteramente a escándalos, rumores, conflictos y ataques entre partidos o candidatos (soundbites y photo opportunities)
ascendió a alrededor de la mitad de la cobertura total de las elecciones (en los diarios alcanzó 23 por ciento). Por el contrario, la proporción de historias sobre la
elección totalmente dedicadas a cuestiones de política o plataformas electorales/temas de políticas públicas constituyó sólo 9 por ciento de la cobertura total (en los
diarios fue de 8 por ciento).
51
tel que domina el sector de la televisión privada, controlando el 95 por
ciento de las 461 concesiones comerciales del país (Mancinas Chávez,
2008) (ver Tabla 4). Respecto al sector de radiodifusión pública, actualmente existen 277 estaciones de televisión no comerciales que
desafortunadamente no constituyen un contrapeso a las cadenas privadas. La mayoría de ellas son pequeñas estaciones locales/regionales
que carecen de recursos financieros e infraestructura necesarios para
aumentar su participación de audiencia, que sigue siendo mínima (ver
tablas 4 y 5).
tabla 4 Concentración de concesiones de
televisión abierta en México (2007)
Estaciones de TV
No comerciales
277
Privadas / comerciales
Total
Porcentaje
de estaciones
Porcentaje de estaciones
al cuadrado
Televisa
257
56
3136
TV Azteca
180
39
1521
Otras
23
5
25
461
100
IHH=4682
fuente: Mancinas Chávez (2008) y Valdés Vega y Maldonado Montes (2014).
De acuerdo con el Índice Herfindahl Hirschman (ihh),12 una medida comúnmente aceptada para medir la concentración de mercados,
12
El ihh se calcula mediante la suma de los cuadrados de las cuotas de mercado de
todos los participantes en una industria determinada; su puntuación va de cero a
10,000. Incrementos en el ihh normalmente indican un aumento en la concentración
del mercado y una disminución de la competencia y viceversa. Por ejemplo, si hubiera sólo una empresa en un mercado determinado, con una cuota de mercado de 100
por ciento, la puntuación del ihh sería de 10.000, lo que indica un monopolio; si por
el contrario, un gran número de empresas pequeñas que compiten entre sí compartieran la misma participación de mercado, la puntuación de ihh se acercaría a cero,
lo que indicaría un mercado competitivo con ningún jugador dominante. Según el
Departamento de Justicia estadounidense y las directrices de la Comisión Federal de Comercio para evaluar posibles fusiones entre empresas, una puntuación por
debajo de 1,500 indica un mercado no concentrado, una entre 1,500 y 2,500 indica un mercado moderadamente concentrado, y una por encima de 2,500 indica
52
el sector de la televisión comercial mexicana no sólo está altamente
concentrado en términos del número de familias que poseen empresas de televisión, sino también en cuanto al número de personas
(tamaño de la audiencia) que están expuestas y son afectadas por
los mensajes de ambas empresas, que en conjunto controlan alrededor de 97 por ciento de la participación de audiencia de televisión
abierta y de paga (ver Tabla 5).13 Esto constituye uno de los principales peligros para la competencia, el pluralismo y la diversidad
en los medios, puesto que favorece la unificación de líneas editoriales, la oclusión de fuentes, temas y formatos en los medios, y limita
sustancialmente las opciones y fuentes de información política disponibles para los ciudadanos.14
gráfica 8 Concentración de las concesiones de televisión abierta
en México en perspectiva comparada
fuente: Valdés Vega y Maldonado Montes (2014).
un mercado altamente concentrado. Guías disponibles en ‹https://www.justice.gov/
atr/horizontal-merger-guidelines-08192010#5c›.
13
La participación audiencia de Televisa promedió 70 por ciento de 2004 a 2007 y, a
partir del 31 de diciembre de 2009, los canales de televisión de la empresa tuvieron un
promedio de participación de audiencia sign-on to sign-off de 70.8 por ciento (Reuters).
‹http://www.reuters.com/finance/stocks/companyProfile?rpc=66&symbol=TV›.
Antes de la aparición de TV Azteca, el promedio de participación de audiencia de Televisa era de alrededor de 80 por ciento (Beltrán, 2007).
14
Sobre diversos indicadores de concentración de mercados en las industrias de la
comunicación en México ver Hugues (2008) y Huerta-Wong y Gómez (2013).
53
tabla 5 Concentración de la participación de audiencia
de televisión abierta (audience share) en México
Share de audiencia
promedio (porcentaje)
Share de audiencia al
cuadrado
Televisa*
68.5
4692.25
TV Azteca**
28.3
800.89
Otras cadenas de televisión
(privadas y públicas)
3.2
10.24
Total
100
IHH=
5.503
*Incluye los canales 2, 5, 9, 4 de la Ciudad de México y las redes locales afiliadas.
**Incluye Canal 7 y 13 y las redes locales afiliadas
fuente: Trejo Delarbre (2010) con datos de ibope agb México.
gráfica 9 Concentración de la audiencia de televisión
abierta en México en perspectiva comparada
fuente: Valdés Vega y Maldonado Montes (2014).
Décadas de protección sistemática del gobierno frente a la competencia, la falta de límites legales sobre la concentración de medios y
la continua expansión monopólica y deficientemente reglamentada del
sector de la radiodifusión comercial han hecho extremadamente difícil
para los hacedores de políticas de comunicación en México, establecer un marco regulatorio de los medios de comunicación que fomente
54
un mercado de medios privados más competitivo, así como un sistema mixto de radiodifusión con un sector público viable y sostenible.
Las políticas de comunicación de los gobiernos del pan y del pri después
de la alternancia, han sido sustancialmente limitadas por las decisiones
fundacionales de los gobiernos posrevolucionarios, haciéndoles muy
difícil el distanciarse del modelo originario de radiodifusión, predominantemente privado y orientado hacia la ganancia comercial.
Por lo tanto, el desarrollo del sector de radiodifusión pública en
México ha sido muy limitado y vacilante. En contraste con otros países latinoamericanos como Chile, en donde, a pesar de las reformas
neoliberales, un fuerte sector de radiodifusión de servicio público
se desarrolló con éxito (Fuenzalida, 2000),15 en México los medios
públicos no se han consolidado, y la oportunidad para el establecimiento de un modelo realmente mixto finalmente desapareció cuando
la mayor parte del sector de medios de comunicación estatal fue
privatizado en la década de los Noventa. Después de la privatización de Imevisión, lo que quedó del sector de televisión estatal
mexicana fue, de hecho, mínimo. Previamente, la administración
del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) estableció una
red de diversas estaciones pequeñas de televisión gubernamentales de carácter regional, como parte de un programa más amplio de
descentralización política y administrativa. La mayoría de ellas persiste hasta la actualidad; sin embargo, éstas carecen de suficiente
infraestructura y autonomía política y financiera para desarrollarse.
Además, en lugar de seguir un modelo de radiodifusión de servicio público, muchas de ellas están muy controladas políticamente y
a menudo son utilizadas con fines propagandísticos por los ejecutivos locales (Hughes, 2006; Hughes y Lawson, 2004). La debilidad
del sector de radiodifusión pública frente a un sector comercial altamente concentrado es muy relevante para nuestro estudio de caso,
debido a que investigaciones previas han encontrado que la televisión pública es más eficaz que la televisión comercial en el fomento
del compromiso cívico de los ciudadanos (Aarts y Semetko, 2003;
Curran et al., 2014).
15
Sin embargo, cabe señalar que en Chile el sector público fue desarrollado con
una marcada lógica de mercado (Fuenzalida, 2000).
55
Resumen
De acuerdo con la literatura comparada, diversos factores estructurales de las democracias emergentes pueden favorecer los efectos
negativos de la exposición a los medios y las comunicaciones de
campaña en el compromiso cívico de los ciudadanos. En el caso del
ambiente contextual de la comunicación política en México, tales
factores sistémicos incluyen: los patrones de alta exposición a la televisión –en especial al entretenimiento televisivo–; la baja exposición
a noticias en los medios electrónicos y, sobre todo, en los impresos;
la fuerte dependencia de la televisión como principal fuente de información política para la mayor parte de la población, y el proceso de
desalineamiento partidista entre el electorado.
Un factor adicional que puede contribuir a los efectos del malestar
mediático en el caso mexicano, y que será abordado con mayor profundidad en el capítulo cuatro, es el relativo al marco regulatorio de
las campañas electorales en México y los cambios que éste ha sufrido en años recientes, a partir de la Reforma Electoral de 2007-2008. El
cambio en el modelo de acceso a medios para partidos políticos y candidatos establecido en la reforma, según la cual los partidos políticos y
candidatos no pueden comprar tiempo aire en radio y televisión, recibiendo en su lugar millones de spots en tiempos oficiales por parte del
Estado, ha generado lo que algunos académicos y expertos llaman una
spotización de las campañas electorales. De acuerdo con algunos estudios que se revisarán en dicho capítulo, tal incremento en el acceso a
medios en forma de millones de spots de 30 segundos pudo haber desincentivado el interés y el involucramiento político de los ciudadanos
durante la campaña presidencial de 2012.
En resumen, si de acuerdo con diversos estudios comparados, todos
los factores arriba mencionados pueden contribuir a los efectos de desmovilización y malestar mediático, entonces el análisis del impacto de
las comunicaciones de campaña en el compromiso cívico durante la
elección presidencial de 2012 en México puede constituir un estudio
de caso crucial (más probable) para poner a prueba la hipótesis del media malaise en el contexto de democracias emergentes, dada la elevada
probabilidad de que tales efectos tengan lugar. No obstante, antes de
centrarnos en esta cuestión es necesario analizar los patrones de cam56
bio y continuidad en el estado que guarda la variable dependiente del
estudio: las diferentes dimensiones del compromiso cívico entre los
ciudadanos en México y preguntarnos: ¿cómo han evolucionado tales
dimensiones durante la etapa posterior a la alternancia en 2000? ¿Exhiben éstas un aumento, un declive, o se han mantenido estables y sin
cambios significativos respecto al pasado? Cuestiones que se analizarán en el siguiente capítulo.
57
III.
EL COMPROMISO
CÍVICO EN MÉXICO
Evolución y dimensiones del compromiso cívico en México
No existe un acuerdo entre los expertos en cultura y participación política sobre el significado y el contenido del concepto de compromiso
cívico. Por ejemplo, el Banco Mundial (bm) (2015), lo define como
«la participación de actores privados en la esfera pública, realizada
a través de las interacciones directas e indirectas de las organizaciones de la sociedad civil y los ciudadanos en general con el gobierno,
las instituciones multilaterales y las organizaciones empresariales,
para influir en la toma de decisiones colectivas o perseguir objetivos
comunes».16 Para los fines de este estudio partiremos de una definición más operativa del compromiso cívico (o compromiso político),
entendido como un conjunto amplio y multidimensional de actitudes
y formas de participación política que incluyen: «lo que la gente sabe
acerca de la política, sus vínculos de capital social (medido por la
confianza social y la membresía en organizaciones), su apoyo al sistema
político (incluyendo actitudes como la eficacia política y la confianza
en el gobierno), y los tipos más comunes de activismo político (incluyendo la discusión política, la participación electoral y el activismo
en las campañas)» (Norris, 2002c: 3).
16
‹http://go.worldbank.org/IZP9PRY610›
59
Pese a su relevancia, en general los niveles de compromiso cívico en México han sido históricamente bajos. En su revisión de las
tendencias en el compromiso cívico y la participación ciudadana en
México a principios del siglo xxi, Pippa Norris (2002b) señaló que,
en comparación con otros países de América Latina, el caso mexicano mostraba un promedio relativamente bajo de participación
electoral durante los años Noventa. Respecto a los indicadores de
capital social, los mexicanos exhibían un nivel de involucramiento
moderadamente activo (superior al promedio en América Latina) en
asociaciones de afiliación voluntaria y organizaciones comunitarias,
pero un bajo nivel de confianza interpersonal, así como una confianza moderada en las instituciones políticas, poca fe en los ideales
democráticos y bajos niveles de aprobación del desempeño de la democracia. La autora concluyó que aún estaba por verse la capacidad
que, en décadas futuras, tendrían las tendencias en el largo plazo del
desarrollo humano y los cambios institucionales experimentados en
el país como parte del proceso de democratización, incluyendo la creciente competencia electoral y partidista, la alternancia en el gobierno,
una presidencia más acotada, entre otros, para generar una renovación
del compromiso cívico, la participación ciudadana y la confianza en el
proceso político entre la población mexicana.
No obstante, estudios recientes, como la Encuesta nacional sobre calidad de la ciudadanía, ife, 2013 (ine, 2014), dan cuenta de
los aún limitados niveles de compromiso cívico de los mexicanos.17
Por ejemplo, los niveles de participación electoral se han mantenido relativamente bajos, sobre todo en elecciones intermedias. Respecto
al capital social, casi la mitad de los encuestados respondió que no
pertenecía, ni ha pertenecido, a alguna organización/asociación de
ningún tipo. El nivel de confianza interpersonal sigue siendo bajo, así
como también lo es la confianza en instituciones políticas y sociales.
Sólo 27 por ciento de los encuestados dijo que se podía confiar en la
mayoría de las personas y, en general, el nivel de confianza hacia las
instituciones/organizaciones políticas y sociales no supera el 50 por
ciento de los encuestados, salvo tres casos: el ejército (62 por ciento),
los maestros (56 por ciento) y las iglesias (55 por ciento). En cuanto
17
Los análisis sobre los jóvenes también muestran bajos niveles de compromiso
cívico entre este sector relevante de la población (Reimers y Cárdenas, 2010).
60
a las percepciones de eficacia política, poco más del 72 por ciento de
la población cree que sus opiniones no les importan a los políticos, y
71 por ciento está en desacuerdo con la frase: «La gente como yo tiene influencia sobre lo que hace el gobierno». Finalmente, pese a que
53 por ciento de la población mexicana prefiere la democracia sobre
otras formas de gobierno (un decremento de 5 puntos respecto a la
medición de la encup, 2012), el país aún se encuentra por debajo del
promedio de apoyo a la democracia en comparación con otros países de América Latina, así como en relación con otras democracias,
tanto consolidadas como en proceso de ello (ine, 2014). Examinaremos a continuación las tendencias en el compromiso cívico de los
mexicanos en lo que va del siglo xxi, respecto al pasado.
Conocimiento político
El conocimiento político puede entenderse como la información que
tiene la gente acerca de la política y el gobierno; igualmente puede
incluir información diversa relacionada con la manera como funcionan el sistema político y las instituciones políticas, las fechas de
elección de cargos políticos relevantes (senadores, representantes,
gobernadores y otros funcionarios públicos) durante las campañas,
la posición de los líderes y representantes políticos sobre determinados asuntos públicos, los puestos que se van a incluir en una elección,
etcétera. No obstante su importancia, el conocimiento político promedio de los ciudadanos en las democracias contemporáneas tiende
a ser limitado (Elff, 2009).
Las encup miden los niveles de conocimiento político mediante una serie de preguntas sobre las instituciones políticas y diversos
eventos de coyuntura en el contexto mexicano. Una manera de resumir y hacer sentido de la información proporcionada por la batería
de preguntas sobre conocimiento político de las encup es por medio de un índice aditivo; por lo tanto, las preguntas se utilizaron para
construir un índice de conocimiento político que va de cero a tres
respuestas correctas.18 En 2001, por ejemplo, los ciudadanos encuesta18
Las preguntas que se utilizaron fueron las siguientes: Para la encup 2001 a 2012
se utilizaron dos ítems «¿Sabe usted cuánto tiempo duran los diputados locales en
61
dos respondieron un promedio de 1.8 respuestas correctamente, las
encuestas de 2003, 2005 y 2008 muestran un declive en los niveles de
conocimiento político; la media de respuestas correctas fue de 1.4 en
las tres mediciones. Por su parte, la encup 2012 arroja un valor promedio de dos respuestas correctas (ver Gráfica 10). Cabe señalar que,
a diferencia de sus antecesoras, la última encup fue realizada durante
la elección federal de 2012; por lo tanto, cabría esperar que la exposición de los ciudadanos a los mensajes de las campañas pudiera ser
responsable de este incremento en los niveles de conocimiento político, aspecto que se abordará más adelante en el libro. En resumen,
los datos sugieren que los niveles de conocimiento político de los
mexicanos son relativamente bajos y que, con excepción de la última
medición, no parece haber cambios significativos al respecto durante
el periodo analizado.
gráfica 10 Niveles de conocimiento político en México (2001-2012)
fuente: Elaboración propia con base en encup 2001-2012.
el cargo?», «¿A qué partido pertenece el gobernador de este Estado?». Más un ítem
de preguntas de coyuntura: para 2001, el ítem utilizado fue: «¿Cuál partido político
propone cobrar iva a medicamentos, alimentos y colegiaturas?», Para 2003 y 2005,
«¿Cuál es el lugar donde se iba a construir el nuevo aeropuerto pero el proyecto fue
cancelado porque los habitantes se opusieron?». Para 2008, «¿Usted sabe cuáles
son los Tres Poderes de la Unión?», y para 2012, «¿Conoce usted el nombre del
movimiento juvenil que se ha manifestado en los últimos meses en México?». Las
respuestas se recodificaron como: Respuesta correcta=1, Respuesta incorrecta/No
sabe/No respondió=0.
62
Comprensión política y eficacia política subjetiva
El grado de interés e involucramiento de los ciudadanos en la política depende, en buena medida, de las percepciones que éstos tienen
acerca del grado de eficacia de su propia participación política. De
acuerdo con Campbell et al. (1954: 187), el sentido de eficacia política
es «el sentimiento de que la acción política individual tiene, o puede tener, un impacto sobre el proceso político; es decir, de que vale la
pena llevar a cabo los deberes cívicos. Es la sensación de que es posible
el cambio político y social, y que cada ciudadano puede jugar una parte
en este cambio» (1954: 187). La literatura especializada identifica dos
dimensiones relacionadas, pero distintas del concepto: la eficacia interna (o competencia subjetiva), la cual se refiere al grado de confianza que
los ciudadanos tienen en sus habilidades para comprender la política y
participar eficazmente en ella (Craig et al., 1990); y la eficacia externa,
que se refiere a la percepción que tiene el ciudadano sobre la capacidad
y la disposición del gobierno y las instituciones políticas para responder a sus demandas y necesidades (political system responsiveness)
(ver Balch, 1974; Converse et al., 1972). La importancia de la eficacia
política ha sido analizada desde los estudios pioneros sobre el comportamiento político (Campbell et al., 1954; Campbell et al., 1960) y
ha sido considerado como un importante predictor de la participación
electoral (Abramson y Aldrich, 1982). No obstante su relevancia, los
datos del Latin American Public Opinion Project (lapop) revelan que
los sentimientos de eficacia política muestran bajos niveles en los países de América Latina (incluyendo a México) con respecto a Estados
Unidos (Borowski et al., 2011).19
Al igual que diversas investigaciones durante la década de los Noventa (Flores Dávila y Meyenberg, 2000; Durand Ponte, 2004),20 este
19
Cabe señalar que los niveles de eficacia política interna en México también son bajos en comparación con los observados en una buena parte de los países de la región.
20
Por ejemplo, el estudio de Durand Ponte (2004) preguntó a los encuestados qué
tan de acuerdo estaban con la frase: «A veces la política y el gobierno parecen tan
complicados que una persona como yo no puede realmente entender»: 63.2 por ciento mencionó estar muy de acuerdo o de acuerdo en 1993, el porcentaje se mantuvo
muy similar en 2000 (64.5 por ciento). No obstante, cabe señalar que el porcentaje
de encuestados que mencionó estar muy en desacuerdo/en desacuerdo en 1993 fue de
21 por ciento, y aumentó a 30 por ciento en 2000. En relación con la percepción de
63
estudio muestra bajos niveles en la competencia y eficacia política
subjetivas de los mexicanos en lo que va del siglo xxi. Por ejemplo, la
encup 2001 preguntó: «¿Usted cree que la política es muy complicada
y por eso la mayoría de las personas no la entienden?». A lo cual 56 por
ciento respondió: «Sí, es demasiado complicada» y sólo 39 por ciento
respondió: «No, por más complicada que sea, creo que es posible entenderla». La encuesta también preguntó: «¿Qué tanto influyen en la
vida política de México los ciudadanos?». El 41 por ciento consideró
que mucho; otro 41 por ciento dijo que poco y 16 por ciento nada.
Con el fin de analizar las tendencias en los sentimientos de competencia y eficacia política subjetivas de los mexicanos a través de la
primera década del siglo xxi, se procedió a generar un seguimiento
de la pregunta: «¿Qué tan complicada es o no es para usted la política?» en encup de 2003 a 2012.21 En 2003 el porcentaje de mexicanos
que consideraron que la política era poco o nada complicada fue de 29
por ciento, y se mantuvo en un nivel muy similar durante 2005, registrando una caída al 19 por ciento para después mostrar un incremento
muy significativo durante la última medición de la encup, alcanzando
la mitad de los encuestados (ver Gráfica 11). Cabe recalcar que, a diferencia de previas encup, la encuesta de 2012 fue realizada en periodo
de elecciones; por lo tanto, cabría esperar que la exposición de los
ciudadanos a los mensajes de las campañas pudiera ser responsable de
este considerable incremento en los niveles de competencia subjetiva
de los mexicanos. Excluyendo esta última medición, la cual debe tomarse con cautela debido a que las encuestas levantadas en periodos
electorales pueden mostrar mayores niveles de comprensión política que las realizadas en años no electorales, se puede concluir que un
bajo porcentaje de la población, que va de un quinto a poco menos de
efectividad de los ciudadanos sobre la acción gubernamental, en 1993, 60 por ciento de los mexicanos estuvo muy de acuerdo/de acuerdo en que la opinión ciudadana
no tenía cómo influir en lo que el gobierno hacía, porcentaje que se mantuvo muy
similar en 2000 (62 por ciento). Por su parte, la proporción de encuestados con alta
percepción de eficacia política (aquellos que estuvieron muy en desacuerdo o en desacuerdo) fue de 23.8 por ciento en 1993, y subió a 31.4 por ciento en 2000 (Durand
Ponte, 2004).
21
Las respuestas se codificaron de la siguiente manera: Poco Complicada y Nada
Complicada=1, Muy Complicada y Complicada=0.
64
un tercio, se considera capaz de entender la política, el resto la percibe
como complicada para entenderla.
Respecto a la pregunta «¿Qué tanto cree usted que los ciudadanos puedan influir en las decisiones del gobierno?», en las encup de
2003 a 2012,22 los datos muestran un descenso significativo (12 puntos
porcentuales) en la percepción que los mexicanos tienen acerca de su
eficacia política.23 El porcentaje de los ciudadanos que consideró que podía influir mucho en las decisiones del gobierno disminuyó de 40 por
ciento en 2003 a 28 en 2012.24 En resumen, los datos advierten que en la
actualidad la eficacia política subjetiva de los mexicanos no se ha incrementado. Por el contrario, se puede decir que los ya de por si bajos
sentimientos de eficacia política entre los mexicanos durante los Noventa han tendido más bien a disminuir en lo que va del nuevo siglo.
gráfica 11 Sentimientos de eficacia política en México (2003-2012)
fuente: Elaboración propia con base en encup 2003-2012.
Una medición similar fue realizada en 1999, utilizando la pregunta: «¿Qué tanto
cree usted que los ciudadanos pueden influir en las decisiones de los políticos: mucho,
poco, nada?». El 51 por ciento de los encuestados manifestó creer que los ciudadanos
pueden influir mucho en las decisiones de los políticos, mientras que 47 por ciento
señaló que influyen poco o nada (Flores Dávila y Meyenberg, 2000).
23
Empero, si se toma como base 51 por ciento de los ciudadanos que dijeron poder influir mucho en las decisiones de los políticos, del estudio de Flores Dávila y
Meyenberg (2000) en 1999, el descenso en la eficacia subjetiva de los mexicanos
sería de 23 puntos porcentuales.
24
El 56 por ciento de los encuestados consideró que los ciudadanos podían influir
poco/nada.
22
65
Confianza en las instituciones políticas
De acuerdo con Montero, Zmerli y Newton (2008: 20), la confianza
política se refiere, en un sentido amplio, «a las valoraciones de las instituciones centrales del sistema político por parte de los ciudadanos».
Más específicamente, la confianza en las instituciones políticas «supone una evaluación positiva de los atributos más relevantes que hacen a
cada institución digna de confianza, como credibilidad, justicia, competencia, transparencia y apertura ante puntos de vista distintos» (Levi
y Stoker, citados en Montero, Newton y Zmerli 2008: 20-21). Pese a su
relevancia, estudios recientes muestran un declive de la confianza de los
ciudadanos en las instituciones tradicionales de la democracia representativa, tales como el gobierno en general, el parlamento, los partidos
políticos, entre otras, las cuales son crecientemente cuestionadas por
los ciudadanos (Norris, 1999b; Dalton y Chull Shin, 2014). La tendencia no parece ser muy distinta en América Latina; de acuerdo con el
Barómetro de las Américas 2014 (Zechmesiter, 2014), la confianza en
las instituciones políticas en la región ha declinado en los últimos años
en la mayoría de los países de la región.
Análisis comparativos muestran que los niveles de confianza en las
instituciones políticas en México durante los años Ochenta fueron de
los más bajos respecto a otros países exhibiendo, además, un ligero declive en los Noventa (Norris, 1999a).
Asimismo, estudios más específicos sobre el caso mexicano confirman que los niveles de confianza política en nuestro país fueron bajos
durante la última década del siglo pasado (Durand Ponte, 2004; Flores
Dávila y Meyenberg, 2000).
¿Cuáles son las tendencias al respecto en lo que va del nuevo siglo?
Utilizando las baterías de preguntas sobre la confianza que tienen los
ciudadanos mexicanos en diversas instituciones políticas de las encup
2001, 2003, 2005 y 2012, y la Encuesta La cultura cívica en México 2009 (Flores Dávila, 2011), se construyó un índice de confianza
política que va de 0 a 100 puntos.25 Los datos muestran un declive sigLa pregunta utilizada es «En una escala de calificación de 0 a 10 donde 0 es nada
y 10 es mucho, por favor dígame, ¿qué tanto confía en…?». Las instituciones que
se incluyeron para la elaboración del índice son el presidente de la República, el
ife, la cndh, la scjn, el Congreso, los partidos políticos, el ejército y la policía.
25
66
nificativo en los niveles de confianza política de los mexicanos a partir
de 2003, año en el que el índice alcanzó su valor más alto (67.8 puntos), para luego disminuir de manera sostenida en años posteriores,
llegando a su valor más bajo en 2012 (56.6 puntos) (un descenso de
11 puntos respecto a 2003) (ver Gráfica 12).
gráfica 12 Confianza política en México (2003-2012)
fuente: Elaboración propia con base en encup 2001-2012; y la Encuesta La cultura cívica en México 2009 (unam, 2011).
Participación electoral
El voto es la única forma de participación que de manera constante
implica más de la mitad de la participación de los ciudadanos en las democracias contemporáneas. De acuerdo con Verba, Nye y Kim (1978:
322-323), y Dalton (2008) el voto es una actividad política de alta presión porque permite a los ciudadanos elegir (o reelegir) a quienes han
de ocupar puestos de autoridad de las instituciones del Estado, así como
premiar o castigar el desempeño de los gobernantes y los representantes políticos. Sin embargo, los ciudadanos tienen, por lo general, que
esperar considerables periodos para volver a expresar sus preferencias
en la próxima elección. Pese a los inconvenientes, la centralidad de las
elecciones en los regímenes democráticos contemporáneos hace del
voto uno de los tipos de participación política más relevantes, con con-
67
secuencias inmediatas y significativas. No obstante su importancia, la
participación electoral alrededor del mundo ha declinado desde mediados de la década de 1980 (mucho de este declive se ha concentrado
en las generaciones más jóvenes) (Blais, 2010; Ellis et al., 2006; López
Pintor et al., 2002),26 y se observa un incremento en la participación y
el involucramiento de los ciudadanos a través de formas no convencionales de acción política, tales como la protesta y la movilización social
(Blais, 2010; Dalton, 2008; Jakobsen y Listhaug, 2014; Norris, 2002b).27
El contexto latinoamericano muestra una tendencia de declive moderado en la participación electoral en elecciones presidenciales desde
mediados de los años Ochenta. Sólo en Uruguay y Paraguay se observa una tendencia ligeramente positiva en la participación de los
votantes. El descenso en la participación se manifiesta de manera
clara y pronunciada en Venezuela, Ecuador y Honduras, mientras que
Guatemala, Costa Rica, Argentina, Chile, Bolivia y Nicaragua muestran una tendencia de declive, pero de menor intensidad. En el resto de
los países, México, Colombia, República Dominicana, Panamá y Perú,
no es posible establecer una tendencia claramente definida, los cambios
son menores o muestran un patrón ambiguo (para una revisión de las
26
De 1945 a 1960, la participación promedio fue de 76.4 por ciento. El promedio de
participación aumentó ligeramente a 77.1 por ciento entre 1961 y 1975, y declinó
ligeramente a 74.8 por ciento de 1976 a 1990. Sin embargo, entre 1990 y 2006, la
participación promedio disminuyó sustancialmente, a sólo 69.7 por ciento (Blais,
2010; Ellis et al., 2006; López Pintor et al., 2002).
27
Desde una perspectiva comparada con otras regiones, el promedio de participa-ción
electoral en elecciones legislativas en América Latina de 1990 a 2004 fue de 61 por
ciento; por debajo de Oceanía (74 por ciento) Europa Oriental y Europa Central (72
por ciento), Europa Occidental (71 por ciento), y la región que comprende a los países
pertenecientes a la Unión Soviética (64 por ciento), pero por encima de Nor-teamérica
(Estados Unidos y Canadá) (51 por ciento) y de las regiones más pobres y menos democráticas de África Subsahariana (54 por ciento), Medio Oriente (48 por ciento) y
África Septentrional (46 por ciento). Sin embargo, los países de la región exhiben una
considerable variación en sus niveles de participación electoral en elecciones legislativas en el periodo que va de 1978 a 2004. En cinco de los 18 países incluidos en el
estudio de Mateo Díaz y Payne (2007) el promedio del porcentaje de votación fue mayor a 80 por ciento (Uruguay, Chile, Argentina, Brasil y Nicaragua). Otros seis países
(Panamá, Costa Rica, Perú, Venezuela, Ecuador y Bolivia) exhiben un promedio de
participación de los votantes que va de 70 a 75 por ciento; tres países muestran porcentajes de votación que van de 60 a 67 por ciento (República Dominicana, México y
Paraguay); en el resto de los países (El Salvador, Guatemala y Colombia) el promedio
de participación se encuentra entre 40 y 51 por ciento.
68
tendencias en la participación electoral en América Latina, ver Mateo
Díaz y Payne, 2007). En el caso particular mexicano la tendencia no es
clara, aunque es evidente que las elecciones congresionales intermedias generan un menor interés entre la ciudadanía que las concurrentes
y las presidenciales (ver Gómez Tagle, 2009) (ver Gráfica 13).
gráfica 13 Participación electoral (voto), en México (1961-2012)
fuente: International idea Voter Turnout Database, ‹www.idea.int/vt/viewdata.cfm›.
La mayoría de los estudios sobre participación electoral (Buendía
y Somuano Ventura, 2003; Klesner y Lawson, 2001; Lawson y Klesner, 2004; Moreno, 2003; Salazar Elena y Temkin Yedwab, 2007)
muestran que a partir de los años Noventa los patrones de participación electoral en México se asemejan cada vez más a aquellos
característicos de las democracias avanzadas, en las cuales la participación electoral tiende a estar positivamente asociada con variables
relacionadas con los recursos individuales de las personas, tales como
sus niveles socioeconómicos, de educación, de información e interés
políticos, etcétera, y negativamente asociada con factores tales como
la pobreza, los bajos niveles educativos y la baja sofisticación política (tal y como sucedía entre las décadas de los Sesenta y Ochenta)
(Ames, 1970; Ramos Oranday, 1985).28
28
Es muy probable que las inusuales tasas de participación de sectores de la población caracterizados por su poca afluencia, educación, información política, etcétera,
se debieran en buena medida a la movilización electoral generada mediante las redes
clientelares basadas en las ventajas de recursos del pri como partido dominante.
69
Los mecanismos subyacentes a los cambios en la participación
electoral son aún inciertos, pero diversos estudios muestran que variables relativas a la modernización del país y a las reformas electorales
(el crecimiento de sectores más educados, urbanos, mejor informados,
etcétera, así como una mayor confianza de tales sectores en las instituciones electorales que incentivara su participación) son importantes
factores explicativos de tales cambios. La relevancia del voto en los
procesos políticos contemporáneos es innegable. Sin embargo, cabe
señalar que la participación política de los ciudadanos en los procesos
electorales no se restringe al voto e incluye otro tipo de actividades, la
mayoría de ellas relacionadas con las campañas electorales.
Activismo en campañas y discusión política
Las campañas electorales son relevantes en las democracias contemporáneas debido a su capacidad de movilizar a los ciudadanos
para que participen en los procesos electorales de distintas maneras; por ejemplo, al discutir con otras personas sobre los candidatos,
sus temas y propuestas de políticas públicas, al intentar convencerlas
para que voten por algún partido o candidato, al asistir a los eventos de
campaña, al donar dinero para financiar alguna campaña o, incluso, al trabajar como activistas en la campaña de algún candidato.
Las campañas también pueden hacer más probable que los ciudadanos voten el día de la elección. Sin embargo, debido a que este tipo
de participación política requiere considerablemente más iniciativa,
esfuerzo y coordinación con otros ciudadanos que el mero acto de
salir a votar, relativamente poca gente se involucra de manera más
activa en las campañas en las democracias contemporáneas (Dalton,
2008). La expansión de los medios de comunicación de masas y las
nuevas tecnologías de la información han transformado significativamente las formas de hacer campaña, al permitir que los candidatos se
comuniquen de manera más directa con los electores, haciéndolos menos dependientes, respecto al pasado, de las estructuras partidistas y
los militantes/activistas para informar, movilizar y persuadir a los votantes (Swanson y Mancini, 1996).
70
Con excepción de Estados Unidos, en donde las tendencias no
son claras,29 diversos estudios muestran que, en general, el activismo
ciudadano en campañas ha declinado durante las últimas décadas
en las democracias avanzadas (Dalton, McAllister y Wattenberg,
2000). En el caso de América Latina, se puede observar una variación importante en cuanto al involucramiento de los ciudadanos en
campañas electorales. El porcentaje de ciudadanos encuestados que
dijeron haber trabajado en una campaña es relativamente bajo: menos
de 20 por ciento en cada uno de los países incluidos en el Barómetro
de las Américas 2012. Sólo tres países muestran niveles de participación en campañas superiores a 15 por ciento: Haití, Surinam y
República Dominicana. Por el contrario, menos de 5 por ciento de los
ciudadanos en Perú, Panamá, México,30 y Chile declaró haber trabajado en la campaña de algún partido o candidato (ver Gráfica 14).
gráfica 14 Participación en campañas electorales en América Latina
fuente: Barómetro de las Américas 2012, Latin American Public Opinion Project
(lapop).
29
Algunos estudios sostienen que el activismo en campañas ha disminuido (Putnam, 2000; 2002), mientras que otros sostienen que tal tendencia no es clara (Dalton,
2008; Norris, 2002c).
30
La encup 2012 arroja resultados un poco más altos para el caso mexicano, 8.5
por ciento de los encuestados declaró haber trabajado frecuentemente o algunas veces en campañas electorales.
71
En el caso de la participación en actividades de campaña, como intentar convencer a otros de votar por algún partido o candidato en los
países de América Latina, República Dominicana encabeza este índice, ya que 31.6 por ciento de sus ciudadanos dijo haber tratado de
convencer a los demás de votar por algún partido o candidato «frecuentemente» o «de vez en cuando» (en oposición a «rara vez» y
«nunca»). Un poco más abajo se encuentran Guyana, Surinam y Brasil. En la parte inferior de la gráfica se puede observar un grupo de
tres países: Paraguay, Bolivia y México con bajos niveles de discusión y persuasión política.31 En esos países, menos de 10 por ciento
de los ciudadanos intentan persuadir a los demás de votar por algún
partido o candidato (ver Gráfica 15).
gráfica 15 Intentos de persuadir a otros para que voten
por un partido o candidato en América Latina
fuente: Barómetro de las Américas 2012, Latin American Public Opinion Project
(lapop).
De acuerdo con los datos de las encup y otras encuestas de cultura política, los niveles de activismo y discusión política en el caso
mexicano son, en general, bajos y no se han incrementado significati31
El dato contrasta con el de encuestas sobre el caso mexicano, como la encup
2012, en donde 16 por ciento de los encuestados declaró haber intentado convencer a sus amigos para que voten por los candidatos que consideró eran los mejores
«frecuentemente» o «algunas veces».
72
vamente durante el periodo que va de 1993 a 2012.32 El porcentaje de
ciudadanos encuestados que dijeron haber intentado convencer a sus
amigos para que voten por los candidatos que creen que son los mejores fue menor de un quinto de la población en todas las mediciones, y
menos de 10 por ciento declaró haber trabajado a favor de la campaña
de algún partido o candidato durante el periodo (ver Gráfica 16).
gráfica 16 Niveles de activismo y discusión
políticos en México (1993-2013)
fuente: Elaboración propia con base en Encuestas de Cultura Política y Ciudadanía 1993 y 2000 (Durand Ponte, 2004); encup 2001 y 2012; Informe País sobre la
calidad de la ciudadanía en México (2014).
32
Para 2001 las preguntas utilizadas en el gráfico son las siguientes: «En los últimos tres años, ¿con qué frecuencia ha realizado usted las siguientes actividades?
1. ¿Alguna vez ha tratado de convencer a alguien para que vote por un partido o
candidato?, 2. Discutir sobre política, 3. Participar a favor de alguna campaña política». Las respuestas se recodificaron como: Frecuentemente/Algunas veces=1,
Rara vez y Nunca=0. Para 1993, 2000 y 2012 las preguntas utilizadas son las siguientes: «¿Con qué frecuencia ha realizado las siguientes actividades…? Intentar
convencer a sus amigos para que voten por los candidatos que usted cree que son
los mejores; Platicar con otras personas sobre temas políticos; Trabajar para algún
candidato o partido político en campañas electorales». Las respuestas usadas: Frecuentemente/Algunas veces =1, Rara vez y Nunca=0.
73
Discusión política
La discusión entre ciudadanos sobre temas políticos es una forma de
participación política muy relevante en las democracias contemporáneas. Además, diversos estudios muestran que la discusión política
puede incrementar los niveles de participación electoral. Sin embargo,
pese a su importancia, los niveles de discusión política interpersonal
en el caso mexicano son relativamente bajos, con excepción del valor
para 2000 (año de la histórica elección presidencial de la alternancia),
el porcentaje de mexicanos que declaró haber platicado sobre política
con la gente alcanzó poco más de un tercio del electorado durante el
mismo periodo (ver Gráfica 16).
Una medición alternativa de los niveles de discusión política se puede obtener con base en la pregunta: «Por lo general, cuando usted está
conversando con algunas personas y éstas empiezan a hablar de política,
¿qué hace?» en las encup de 2001 a 2012. Los datos muestran niveles
aún más bajos, alcanzando porcentajes menores a un tercio de la población durante el periodo de 2001 a 2012. La proporción de mexicanos
que generalmente discuten y dan su opinión cuando están conversando
con otras personas y éstas empiezan a hablar de política (en contraposición a los que dejan de poner atención; usualmente escuchan, pero
nunca participan en la discusión; o a veces dan su opinión) fue de sólo
21 por ciento en 2001, incrementándose a 30 por ciento en la medición
de 2003, para después disminuir a 23 por ciento al final de la serie (ver
Gráfica 17).
gráfica 17 Discusión política en México (2001 a 2012)
fuente: Elaboración propia con base en encup 2001 a 2012.
74
Participación comunitaria
Un aspecto central de la democracia es la actividad comunitaria mediante de asociaciones voluntarias, en las cuales la gente se organiza para
resolver problemas y necesidades sociales o de la comunidad (Dalton,
2008). La participación comunitaria ha sido considerada como la base
de la vida política democrática por teóricos políticos como Alexis de
Tocqueville (1836), quien observó en su visita a Estados Unidos, a principios del siglo xix, que el éxito de la democracia en América se debía,
en gran medida, al asociativismo de la sociedad norteamericana. Más recientemente, Robert Putnam et al. (1993) señalaron que la participación
ciudadana en asociaciones voluntarias es fundamental para el buen funcionamiento de la democracia, en su estudio sobre el caso italiano; pues
es en ellas en donde se forma el capital social, entendido como «las características de organización social, tales como la confianza, las normas
y las redes, que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad mediante
la facilitación de las acciones coordinadas» (Putnam et al., 1993: 212).
En este sentido, Putnam sostiene que la participación en asociaciones
voluntarias incrementa el capital social y el compromiso cívico de los
ciudadanos, lo cual, a su vez, favorece una mayor cooperación entre
gobernantes y gobernados, así como la respuesta y la eficiencia institucional y el buen funcionamiento del gobierno representativo.
No obstante la relevancia de la participación comunitaria, existe un
debate académico sobre las tendencias en la participación ciudadana
a través de asociaciones voluntarias. En su influyente estudio sobre
el capital social y el compromiso cívico en Norteamérica, Putnam
(2000) ofreció evidencia empírica de un declive en el capital social y
el involucramiento político de los ciudadanos a partir de la década de
los Sesenta, como consecuencia de la pérdida de miembros que han
sufrido las organizaciones cívicas tradicionales.33 Por el contrario,
otros estudios muestran un incremento en la pertenencia a organizaciones voluntarias (Verba, Schlozman y Brady, 1995; Dalton, 2008).
También en las democracias avanzadas europeas este tipo de participación parece haberse incrementado (Dalton, 2008). Las tendencias en
33
Skocpol y Fiorina (1999) muestran que tal declive es más acentuado en las organizaciones tradicionales y no en organizaciones más recientes de tipo ambientalista, de
defensa de los derechos humanos, de los derechos de las mujeres, etcétera.
75
América Latina tampoco parecen confirmar un declive de la membresía
en organizaciones voluntarias, pero sí en la intensidad de la participación de las personas dentro de esas organizaciones (Booth, 2014).
La Gráfica 18 presenta los valores de un índice que mide los niveles de participación en organizaciones/asociaciones voluntarias en
cada país de América Latina.34 Como se puede observar, todos los casos exhiben un puntaje por debajo de 50, lo cual indica, en general,
bajos niveles de participación comunitaria. No obstante el bajo nivel
de asociacionismo en la región, los niveles de participación comunitaria muestran considerable variación entre países. Mientras casos
como Haití, Guatemala y Bolivia presentan tasas muy altas de participación comunitaria, Costa Rica, Panamá, Chile, Argentina y Uruguay
muestran niveles de participación considerablemente más bajos.
gráfica 18 Participación comunitaria en América Latina
Fuente: Barómetro de las Américas 2012, Latin American Public Opinion Project
(lapop).
34
El índice de participación comunitaria se calcula con base en las siguientes preguntas: «Voy a leerle una lista de grupos y organizaciones. Por favor, dígame si usted
asiste a las reuniones de estas organizaciones: (1) una vez a la semana (2) una o dos
veces al mes (3) una o dos veces al año (4) nunca. ¿Reuniones de alguna organización
religiosa?/¿Reuniones de una asociación de padres de familia de la escuela o colegio?/¿Reuniones de un comité o junta de mejoras para la comunidad?». El índice es
el promedio de las repuestas a las preguntas mencionadas, ajustadas a una escala de 0
a 100, en la cual el 0 indica que nunca ha participado en un grupo y el 100 indica una
participación frecuente en todos los grupos.
76
Con el fin de analizar las tendencias en la participación comunitaria
de los mexicanos en la etapa posterior a la alternancia se construyó
una escala basada en el número de organizaciones sociales a las que los
encuestados declararon pertenecer o haber participado a partir de las encup de 2001 a 2012.35 El índice va de 0 a 12 organizaciones posibles.
Los datos muestran que la participación comunitaria, medida a través
de la militancia/participación en organizaciones, entre la población
mexicana es, en general, muy baja. En 2001 los mexicanos pertenecían, en promedio, a 0.2 organizaciones; en las mediciones de 2003 y
2005 el promedio aumentó a 1.2. Sin embargo, en 2008 la media bajó
a 0.8 y la última medición de la encup 2012 arrojó un valor promedio
de sólo una organización (ver Gráfica 19).
gráfica 19 Participación comunitaria en México (2001-2012)
fuente: Elaboración propia con base en encup 2001-2012.
Se utilizaron las preguntas: «¿Pertenece o ha participado en una organización, asociación, equipo o grupo de este tipo? Sindicato, partido político, agrupación profesional,
cooperativa, agrupación política, agrupación religiosa, organización/agrupación ciudadana, institución de beneficencia, asociación de vecinos, colonos, condominios,
de pensionados y jubilados, de arte y cultura, agrupación social/ciudadana». Las respuestas se recodificaron como: Sí=1 y No=0. Por motivos de comparabilidad, sólo se
utilizaron aquellas organizaciones que se repetían en todas las encup de 2003 a 2012.
35
77
Confianza interpersonal
La confianza interpersonal se puede definir como la confianza que siente un ciudadano hacia los demás. Para Robert Putnam la confianza
disminuye la incertidumbre sobre lo que harán los otros y favorece la
cooperación. La confianza «implica una predicción sobre el comportamiento de un actor independiente. Tú no confías en que una persona (o
agencia) va a hacer algo simplemente porque dice que lo hará. Tú confías
en ella sólo porque, estando al tanto de su situación, sus opciones disponibles y sus consecuencias, sus habilidades, etcétera, se puede esperar
que esa persona decidirá hacerlo» (Putnam et al., 1993: 171). Putnam et
al. (1993, 2002), consideran a la confianza social como un elemento central del capital social y de la participación en asociaciones voluntarias.36
Para él, el capital social parte de tres premisas centrales: la confianza, las
normas y la construcción de redes entre los individuos que construyen o
se unen a una organización. Una premisa básica del capital social es que
«[…] por los elementos que lo integran, despliega un ambiente asociativo que eleva la conectividad social» (Putnam et al., 1993: 111).37 En este
sentido, la confianza está en la base de todo capital social porque promueve normas de reciprocidad entre los miembros de la organización,
que a su vez enriquecen las redes porque les otorgan un carácter horizontal.38 Cuando se trata de organizaciones ciudadanas, dicha confianza
promueve hábitos de cooperación, solidaridad e interés público en su in36
El concepto de capital social supone, de acuerdo con Putnam et al. (1993), una
alternativa a los dilemas de acción colectiva y la falta de cooperación entre los individuos. Putnam considera que una de las soluciones al problema de la cooperación, sin
que la imponga un tercero, es el capital social, el cual puede llevar a la cooperación y,
por esta vía, al compromiso cívico.
37
Una organización ciudadana que no logre dicha conectividad, ni siquiera entre
sus propios miembros estará bajo la amenaza permanente de desintegrarse. Por ello
el tema no es menor: confianza, normas y construcción de redes. Confianza (entre
los miembros de la organización y desde el entorno), normas de reciprocidad horizontal entre los miembros, y redes internas y externas de apoyo a la organización.
38
La reciprocidad presupone dos cosas: equidad en la disposición a equilibrar el intercambio y equidad en el trato. «Las relaciones clientelares, por ejemplo, implican
intercambio interpersonal y obligaciones recíprocas, pero el intercambio es vertical y
las obligaciones asimétricas [...] los lazos verticales parecen socavar la organización de
grupos horizontales» (Putnam et al., 1993: 222). De manera que, en la medida que se
favorezcan relaciones horizontales de mayor equidad en el intercambio recíproco en la
ciudadanía, se tendrá más éxito en la formación de capital social.
78
terior, lo cual es de gran importancia, en particular cuando sus miembros
participan de manera voluntaria (Putnam et al., 1993). Además, la formación de las redes necesita de un cierto nivel de confianza previo entre
sus miembros. Por su parte, para Almond y Verba (1963: 324), «cuanto mayor es la confianza que se tiene en la gente, tanto más dispuesto se
está en creer que se puede trabajar con sus conciudadanos al tratar de influir sobre el gobierno».39
La Gráfica 20 muestra los niveles promedio de confianza interpersonal en América Latina, los cuales se han mantenido muy estables en la
región, con variaciones mínimas en el periodo de 2004 a 2010 (Barómetro de las Américas, 2010).40 Los datos muestran, de nueva cuenta, una
variación considerable entre países. Costa Rica, Canadá y Estados
Unidos tienen los niveles más altos de confianza interpersonal con puntajes de (o cercanos a) 70 puntos. En el extremo opuesto de la clasificación
encontramos a Haití, Perú y Belice con niveles promedio por debajo de
50 puntos. México se encuentra en la parte baja de la medición, entre los
países con niveles de confianza social que van de bajos a moderados.
gráfica 20 Confianza social en América Latina, 2010
fuente: Barómetro de las Américas 2010, Latin American Public Opinion Project
(lapop).
39
En general, no existe evidencia de un declive del capital social y el compromiso
cívico en democracias avanzadas, aunque sí de una transformación desde formas
colectivas hacia formas más individualistas de compromiso cívico (Putnam, 2002).
40
El índice de confianza interpersonal fue construido a partir de la pregunta: «Ahora, hablando de la gente de por aquí, ¿diría que la gente de su comunidad es: 1) Muy
confiable, 2) Algo confiable, 3) Poco confiable, 4) Nada confiable». La variable fue
recodificada en una escala de 0 a 100.
79
Desde el estudio pionero, The Civic Culture, México ha mostrado bajos niveles de confianza interpersonal (Almond y Verba, 1963). En
1955, 94 por ciento de los encuestados señaló que si uno no tiene cuidado, la gente se aprovecharía; sólo 30 por ciento dijo confiar en la
mayoría de la gente y 15 por ciento afirmó que casi todos se inclinan
más a ayudar a otros que a pensar primero en sí mismos. La Gráfica 21
presenta la evolución de los tres indicadores de confianza social más
utilizados en la literatura (ver Montero, Newton y Zmerli, 2008), para
el caso mexicano de 2000/2001 a 2012. Los datos sugieren que los
niveles de confianza social entre la población mexicana aún se mantienen bajos, ya que ninguno de los tres indicadores alcanza un tercio
de la población. Con respecto a la confianza generalizada, sólo 25 por
ciento de los mexicanos al inicio del siglo xx pensaban que se podía
confiar en la mayoría, porcentaje que disminuyó hasta 13.7 por ciento
hacia el final de la década, para repuntar y alcanzar 30 por ciento de la
población en la medición de 2012.41
Respecto a la solidaridad social, se puede notar un aumento en
la percepción de las actitudes solidarias entre la población a lo largo del periodo analizado. En 2001, 17.3 por ciento de los ciudadanos
encuestados consideraba que la mayoría de la gente frecuentemente
ayudaba a los demás (valor muy similar al 15 por ciento de la medición de 1957); dos años más tarde el porcentaje de los que opinaban
de esta manera aumentó al 21.7 por ciento, y en las mediciones de los
años 2005, 2008 y 2012 alcanzó alrededor de un cuarto de los ciudadanos.42 Por su parte, el tercer indicador de confianza social mostró
los valores más bajos de los tres considerados durante el periodo. Menos de un quinto de la población manifestó estar muy de acuerdo/
acuerdo con la frase «Si uno no se cuida a sí mismo, la gente se aprovechará», en todas las mediciones.
41
Por su parte, el Informe País (2014) registró una medición de 28 por ciento en
2013 (valor muy similar al de 1957).
42
La pregunta utilizada en el gráfico es la siguiente: «En general, ¿diría usted que
la mayoría de la gente… Frecuentemente ayuda a los demás? o ¿Casi siempre sólo
se preocupa de sí misma?».
80
gráfica 21 Confianza social en México (1959, 2000-2012)
fuente: Elaboración propia con base en Almond y Verba (1970); Encuesta Cultura
Política y Ciudadanía 2000 (Durand Ponte, 2004); Encuesta La Cultura Cívica en
México 2009 (Flores Dávila, 2011); y encup 2001-2012.
Resumen
En resumen, los datos presentados en esta sección acerca de la evolución de diversas dimensiones del compromiso político en México
durante el periodo analizado, sugieren niveles comparativamente bajos
en diversas dimensiones del compromiso cívico de los ciudadanos respecto a otros países de América Latina, así como un avance limitado
de la participación y las actitudes cívicas entre la población, las cuales
no registran incrementos significativos, respecto a los bajos niveles característicos del régimen autoritario de partido dominante, pese a las
alternancias en el gobierno y las elecciones crecientemente competitivas experimentadas desde finales de los Noventa. Con excepción de
los indicadores de trabajo en campañas, comprensión política, solidaridad social y en menor medida de conocimiento político que registraron
un incremento en la última medición de la encup (2012), la mayoría
de los indicadores considerados en el estudio muestran niveles que van
de bajos a moderados, y que se han mantenido relativamente estables a
lo largo del periodo analizado. No obstante, algunas otras dimensiones
como la confianza política y los sentimientos de eficacia política interna
muestran un declive significativo durante el periodo.
81
Lo anterior resulta preocupante debido a que diversos autores
consideran al capital social y al compromiso cívico como variables
centrales para el buen funcionamiento del gobierno democrático
(Putnam et al., 1993; Putnam, 2000). Asimismo, organismos internacionales como el Banco Mundial sostienen que la «participación
de los ciudadanos y las organizaciones de ciudadanos en el debate
sobre políticas públicas, o en la prestación de los servicios públicos
y la gestión de los bienes públicos, es un factor crítico en la elaboración de las políticas y acciones de desarrollo que respondan a las
necesidades y aspiraciones de las personas».43
Como se discutió en el capítulo segundo de este libro, existe un amplio debate académico acerca del papel de los medios y las campañas
políticas centradas en los medios en la promoción del compromiso
cívico. Por un lado, los partidarios de las teorías del malestar mediático afirman que debido a que los medios operan de acuerdo con
una lógica comercial, a menudo ignoran su deber en la promoción
del compromiso democrático. Lo cual tiene, a su vez, graves repercusiones para la democracia, provocando desafección, cinismo,
desconfianza e ignorancia con respecto a la política y los asuntos públicos entre los ciudadanos. El mismo Putnam consideró al declive
en la circulación de periódicos y los patrones de exposición frecuente
a la televisión entre los estadounidenses como tendencias significativamente asociadas al fuerte descenso del compromiso cívico en
Norteamérica, que documentara en Bowling Alone (2000).
Por el contrario, los teóricos de la movilización concluyen que los
medios de comunicación desempeñan un papel relevante en las
democracias contemporáneas, y que el consumo de medios en realidad aumenta la participación ciudadana y el compromiso cívico. En
este sentido, cabe preguntarse, ¿cuál ha sido el papel de los medios
y las comunicaciones políticas centradas en los medios, en la promoción del compromiso democrático entre los ciudadanos en los años
posteriores a la alternancia en el gobierno experimentada en 2000? El
análisis del impacto de la exposición a los medios y las campañas en
el próximo capítulo puede arrojar luz sobre esta cuestión.
43
‹http://go.worldbank.org/IZP9PRY610›
82
IV.
LOS EFECTOS DE LAS
COMUNICACIONES DE CAMPAÑA
EN EL COMPROMISO CÍVICO EN LA
ELECCIÓN PRESIDENCIAL DE 2012
El contexto de la elección presidencial de 2012
El 2 de julio de 2000, Vicente Fox, el candidato presidencial del pan, logró una victoria histórica en las elecciones presidenciales mexicanas
que puso fin a uno de los regímenes electorales autoritarios de mayor duración en el mundo. Después de siete décadas en el poder, el
pri fue finalmente derrotado. Diversos factores explican esta derrota, incluyendo cambios profundos en la economía política del país,
en las instituciones electorales y en la estructura y el comportamiento del electorado mexicano durante las últimas décadas del siglo xx.
Sin embargo, el resultado de la elección de 2000 no puede ser explicado sin tomar en consideración otros factores en el corto plazo
relacionados con una serie de cambios en las estrategias y tácticas de
campaña de los partidos de oposición (Domínguez, 2004). Seis años
más tarde, el candidato presidencial del pan, Felipe Calderón, ganaría la elección presidencial más competida en la historia de México,
al derrotar a Andrés Manuel López Obrador (amlo), candidato del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (prd). Una vez más,
las campañas electorales tuvieron un papel decisivo en la definición
del resultado de la elección (Domínguez, 2009).
83
La elección presidencial de 2012 marcaría el regreso del Partido
Revolucionario Institucional (pri) al poder después de 12 años de gobiernos panistas. Por primera vez en la historia, las campañas de
los tres grandes partidos mexicanos mostraron un uso intensivo de
técnicas profesionales de campaña respecto a elecciones anteriores.
Empero, la campaña que exhibió un mayor nivel de profesionalización y orientación de comunicación estratégica en aspectos clave,
incluyendo la investigación de la opinión pública, la publicidad política y el manejo de medios, fue la del candidato presidencial del pri, el ex
gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto (epn) (PérezEspino, 2012; Rodríguez Araujo, 2012; Jara Elías y Garnica Andrade,
2013; Aguilar Valenzuela, 2013; Pérez Fernández del Castillo, 2013;
Espino Sánchez, 2015).
El otrora partido hegemónico mostraría un cambio significativo en
sus prácticas y estrategias de campaña con respecto al pasado. A diferencia de las elecciones de 2000 y 2006, en las cuales los candidatos
presidenciales del pri terminaron por priorizar el componente terrestre y
clientelar de sus campañas (Díaz Jiménez y Medrano González, 2016),
la campaña de epn se basó fundamentalmente en los medios (Aguilar
Valenzuela, 2013; Pérez-Espino, 2012; Rodríguez Araujo, 2012).
La campaña peñista realizó una gran cantidad de anuncios en
radio y en televisión (fue la que más spots transmitió) con calidad
cinematográfica, la gran mayoría de ellos positivos, de tipo promocional y centrados en los atributos positivos de la imagen del
candidato (aunque algunos de ellos también se centraron en diversas propuestas de políticas públicas) (Espino Sánchez, 2015; Jara
Elías y Garnica Andrade, 2013). El equipo peñista también hizo
amplio uso de Internet y las redes sociales para llegar a los votantes
(Venzor Coronado, 2013; Sandoval-Almazán; 2015), otorgándole
considerable peso a criterios y técnicas de marketing político, entre
otras innovaciones profesionales de campaña.
Empero, la principal innovación fue la intensa campaña permanente44 de promoción de su imagen y los logros de su gobierno en medios
Lilleker define la campaña permanente como «el uso de los recursos de la oficina
pública, por parte de los individuos u organizaciones electas (gobiernos, partidos en
el gobierno, miembros del Parlamento, del Congreso o cualquier otro cargo electo),
para construir y mantener el apoyo popular» (2006: 143-147). En una campaña per44
84
nacionales, basada en el uso de consultores y agencias especializadas en
manejo de medios (muchas de ellas ligadas a Televisa), que el ex gobernador y su equipo realizaron durante su administración al frente del
Estado de México, con el fin de posicionarlo entre el electorado (Villamil, 2009, 2012), asunto que fuera más tarde fuertemente criticado por
importantes medios nacionales e internacionales durante el proceso
electoral presidencial (Villamil, 2012), así como por un amplio movimiento de estudiantes provenientes de diversas universidades públicas
y privadas del país, quienes agrupados en torno al movimiento #YoSoy132, denunciaron que el posicionamiento y la candidatura de epn
fuesen el resultado de una intensa campaña de construcción mediática
orquestada por Televisa, y exigieron la democratización de los medios
de comunicación (Valdés y Maldonado, 2014; Plancarte, 2015).
Cabe señalar que no era la primera vez que un gobernante con
aspiraciones presidenciales tomaba ventaja de la visibilidad mediática y los recursos que brinda estar en el gobierno para posicionar su
imagen entre el electorado general. Vicente Fox y amlo hicieron lo
propio al frente del gobierno del estado de Guanajuato y de la Ciudad
de México antes de las elecciones de 2000 y 2006, respectivamente
(Díaz Jiménez, 2015). No obstante, la campaña permanente de Peña
Nieto empezó mucho antes que la de Vicente Fox (prácticamente desde el inicio de su gubernatura) y a diferencia de amlo, el priísta no
sólo llevó a cabo una exitosa campaña mediática de promoción de los
logros de su administración, también realizó una campaña muy profesionalizada durante el periodo electoral oficial con el fin de mantener
el posicionamiento y la ventaja adquiridos durante la campaña permanente (Pérez-Espino, 2012; Espino Sánchez, 2015).
Al igual que previos candidatos presidenciales punteros, Peña Nieto enfrentó una fuerte campaña negativa, principalmente por parte del
pan y su candidata, Josefina Vázquez Mota. Sin embargo, su equipo respondió rápidamente con una campaña defensiva a los ataques
de la panista. Cabe señalar que, aunque predominantemente positiva
en tono, la campaña peñista también recurrió, en momentos clave de
la elección, a la publicidad de ataque contra sus rivales, en particular
contra su más cercano competidor en la contienda, el candidato de una
manente, la acción de gobierno se convierte en una campaña perpetua diseñada para
sostener la popularidad de un político electo (Blumenthal, 1982).
85
coalición de partidos de izquierda, encabezada por el prd, Andrés Manuel López Obrador (Espino Sánchez, 2015; Arellano Toledo y
Jara Elías, 2013; Rodríguez Araujo, 2012).
Es importante mencionar que incluso el candidato presidencial perredista, quien hiciera un uso muy limitado de herramientas profesionales
de campaña en la elección presidencial de 2006 (Díaz Jiménez, 2015),
profesionalizó de manera significativa sus esfuerzos y comunicaciones de campaña en 2012. No obstante, si bien la campaña de amlo en
2012 fue quizás la más profesionalizada que haya montado un candidato presidencial en la historia del prd, de acuerdo con el consultor
y estratega político uruguayo Luis Costa Bonino (2013) hubo aún
importantes aspectos de la organización, la investigación y la comunicación de su campaña que faltó modernizar. Por ejemplo, conforme
iba avanzando la campaña, el candidato rechazó emprender una profesionalización más profunda en áreas clave como la recaudación
de fondos privados con el fin de mejorar la producción de spots televisivos. De acuerdo con el asesor, tampoco hubo una integración
completa de los hallazgos de la investigación de opinión pública con las
estrategias de campaña de López Obrador.
Por su parte, el equipo de campaña de la candidata del pan, Josefina Vázquez Mota (jvm), contó, al igual que los de sus predecesores
Vicente Fox y Felipe Calderón (Díaz Jiménez, 2015), con la asesoría
de expertos, tanto nacionales como extranjeros, en áreas relevantes
como la definición de la estrategia de campaña, la publicidad política y el manejo de medios. Pese a su derrota, la campaña de la panista
también hizo un uso intensivo de técnicas de investigación de la opinión pública y estuvo principalmente orientada hacia los medios,
Internet y las redes sociales (Pérez-Espino, 2012; Aguilar, 2013).
Examinaremos a continuación diversas tendencias en las comunicaciones de campaña durante la elección presidencial de 2012.
Canales de comunicación en la campaña presidencial de 2012
Las campañas electorales implican una serie de mensajes dirigidos
a grupos determinados de electores, para ello se emplean tres cana86
les principales de comunicación política: a) los tradicionales, basados
en el contacto directo con las personas (people-intensive channels);
b) los modernos medios de comunicación de masas (media-intensive
channels), y c) las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, especialmente Internet (Internet channels) (Norris, 2005) (ver
Gráfica 1). Este estudio se centra, principalmente, en los efectos de
los canales relacionados con el uso de medios de comunicación electrónicos (la radio, la televisión, los medios impresos) e Internet. Los
partidos y candidatos tienen dos vías de acceso a los medios, una de
ellas es a través de los canales directos de comunicación (también llamados controlados), por los que pueden controlar el contenido de
sus mensajes (por ejemplo: spots). La otra forma es por medio de los
llamados canales indirectos (o mediados), que ofrecen los medios de
comunicación al realizar la cobertura noticiosa durante las campañas.
Revisaremos a continuación el contenido de tales canales en el contexto de la elección presidencial de 2012.
Canales indirectos (cobertura informativa en medios)
Estudios acerca de la cobertura mediática de las campañas en la
elección presidencial de 2012 muestran diferencias relevantes en el volumen y el tratamiento de la información sobre los candidatos según
el tipo de medio. Por ejemplo, la cobertura en los noticieros televisivos que recibieron todos los candidatos fue muy limitada y superficial
(Martínez Garza y Godínez Garza, 2013), aunque predominantemente positiva y equilibrada. Pese a que la cobertura mostró una tendencia
más favorable hacia el candidato de la coalición pri-pvem, esto no fue
en detrimento de sus rivales45 (Juárez Gamíz, 2013; Martínez Garza
y Godínez Garza, 2013). Por el contrario, la cobertura de las campañas en la prensa escrita y, sobre todo, en la radio, resultaron ser más
negativas. Las noticias en la radio fueron las más críticas, las más editorializadas y con mayor negatividad, para todos los candidatos por
De acuerdo con el monitoreo oficial del ife/unam (2012) de las 29,993 piezas informativas (no opinativas, de análisis o de debate) transmitidas en televisión, 99
por ciento no tuvieron valoración. Del 1 por ciento de piezas informativas valoradas, hubo 163 valoraciones positivas y 313 valoraciones negativas.
45
87
igual (Juárez Gamíz, 2013: 186-187).46 Por su parte, la cobertura en la
prensa escrita fue considerablemente más favorable para el candidato de
la izquierda que para sus rivales, Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña
Nieto, quienes consistentemente registraron más negativos que amlo
durante la campaña (Juárez Gamíz, 2013: 188).
Respecto a la cobertura de las campañas en Internet, Muñiz
(2015) realizó un análisis de contenido de las noticias publicadas
durante la campaña presidencial en las versiones digitales de cinco
periódicos de alcance nacional: El Universal, Reforma, La Jornada,
Excélsior y Milenio. Su estudio muestra un predominio del encuadre de juego estratégico (strategic game-frame), en detrimento del
encuadre o tratamiento temático (issue-frame), en la cobertura informativa realizada por esos diarios. Además, si bien se observaron
ligeras diferencias entre algunos de ellos, en general, el uso predominante del juego estratégico constituyó un patrón de cobertura
común en todos los periódicos analizados.
Recepción de la cobertura mediática
No obstante la relativamente amplia cobertura informativa del proceso
electoral de 2012, algunos análisis sobre el impacto de la exposición
a noticias durante la elección muestran bajos niveles de atención (y
recordación) por parte de los ciudadanos, respecto de las noticias sobre los eventos de las campañas (Maldonado Sánchez y Ortega de la
Roquette, 2013). El porcentaje de personas que recordó haber visto,
oído o leído las noticias más relevantes de la semana relacionadas con
los actores políticos en competencia, con independencia del medio
por el cual se enteraron de tales noticias fue de apenas 20 por ciento.
Proporción que aumentó a una de cada cuatro personas durante el periodo formal de 90 días de campaña. En general, las noticias sobre el
proselitismo y eventos de campaña, así como sobre el proceso electoral, fueron las que tuvieron el mayor porcentaje de recordación entre
46
El monitoreo del ife/unam muestra que de las 106,470 piezas informativas (no
opinativas, de análisis o de debate) transmitidas en radio, 96.7 por ciento no tuvieron valoración por los conductores o reporteros de los noticiarios. Del 3.3 por
ciento de las piezas informativas valoradas, hubo 2,140 valoraciones positivas y
3,632 valoraciones negativas (ife/unam, 2012).
88
la población, seguidas de las noticias de ataque/escándalo. Empero,
mientras que para epn, jvm y Gabriel Cuadri de la Torre (gqt) las noticias relacionadas con su proselitismo fueron de las más recordadas,
en el caso de amlo, 40 por ciento de las noticias que tuvieron mayor
nivel de recordación fueron de ataque o escándalos.
Canales directos (anuncios televisivos)
Una de las tendencias más relevantes del proceso de profesionalización
de las campañas es el uso intensivo de publicidad política en los medios de comunicación de masas (Díaz Jiménez, 2015). Los medios se
consolidaron, a partir de la elección intermedia de 1997, como los principales intermediarios entre electores y partidos en México. Por lo
tanto, de 1997 a 2006, los partidos invirtieron más de la mitad de sus
presupuestos de campaña en spots pagados en radio y, principalmente,
en televisión (Lozano, 2006; Lawson, 2008). Sin embargo, la Reforma
Electoral de 2007-2008 cambió de manera significativa el modelo de
acceso a medios, prohibiendo la compra de publicidad política en radio y televisión y estableciendo, en su lugar, tiempos oficiales que se
distribuyen de manera gratuita entre los partidos. Entre otros aspectos, el objetivo de la reforma de 2007-2008 fue reducir la duración y los
elevados costos de las campañas electorales, así como garantizar una
distribución más equitativa del tiempo en medios para todos los partidos y candidatos (Córdova, 2011).47
La reforma buscó resolver «dos grandes problemas de la democracia mexicana: el
dinero y el uso y abuso de los medios de comunicación» (Poder Ejecutivo Federal:
2007), al reducir la desigualdad en el acceso a medios entre los partidos y se centró
principalmente en el marco regulatorio de las campañas electorales, especialmente en el modelo de acceso político a los medios de comunicación, puesto que en el
anterior modelo de regulación de las campañas, aquellos actores políticos que pudiesen comprar tiempo aire en radio y televisión, tendrían mayor presencia en medios,
en detrimento de los que carecieran de tales recursos. Así, la reforma se focalizó en
cuatro aspectos clave: 1) la prohibición de la publicidad gubernamental en periodos
electorales; 2) la prohibición de las campañas negativas, 3) el manejo exclusivo en la
distribución y contratación de espacios en radio y televisión por parte de la autoridad
electoral; y 4) la reducción de la duración y el financiamiento a las campañas (Alarcón et al., 2012).
47
89
Con lo anterior, la opacidad en el proceso de contratación de tiempos en radio y en televisión entre los partidos y los concesionarios de
los medios, que caracterizara el modelo de acceso a medios establecido en la Reforma Electoral de 1996, quedaría en el pasado. Dicho
modelo fue muy criticado debido a que incentivó que las campañas
electorales se centraran en el uso intensivo de medios (media-intensive) y favoreció a aquellos partidos y candidatos con mayores recursos
financieros para contratar publicidad política en radio y televisión, en
detrimento de aquellos que no contaban con tales recursos (Alarcón
et al., 2012). Con la reforma, el subsidio estatal indirecto (acceso a medios) para los partidos y candidatos se convirtió en uno de los más
generosos en el mundo y las comunicaciones de campaña de los partidos en la contienda electoral de 2012 tuvieron la mayor penetración
de audiencia en la historia de las campañas presidenciales en México
(Alarcón et al., 2012; Delphos, 2013).48
En cumplimiento con el marco legal del acceso a medios para
los partidos políticos establecido en la Reforma Electoral de 20072008, el ife administró, desde el inicio de la precampaña hasta el día
de la elección, los 48 minutos diarios de los tiempos oficiales del
Estado en radio y televisión, que divididos en spots de 30 segundos contabilizaron un total de 19840,931 anuncios para los partidos
nacionales (ife/unam, 2012). La autoridad electoral logró una eficiencia de alrededor del 97 por ciento en el pautaje de la publicidad
política de los partidos durante las diferentes etapas del proceso
electoral. Este hecho fue, sin embargo, calificado a menudo como
una spotización de las campañas por académicos y comunicadores.
Un análisis basado en datos de medición de audiencias (con datos de
ibope agb México) acerca de los spots transmitidos en 10 canales de televisión que en conjunto alcanzan un 85 por ciento del share de audiencia
en el país (Delphos, 2013), encontró que como consecuencia del nuevo
48
De acuerdo con algunas estimaciones (Alarcón et al., 2012: 80-81): Para la campaña de 2012 se destinaron 163 horas diarias en todos los canales de televisión y
371 horas de radio, lo que representó un total de 534 horas aire en medios electrónicos (anteriormente tenían acceso los partidos políticos a 200 horas diarias en
televisión y 250 en radio). Los partidos en conjunto hicieron uso de 15 minutos
diarios en cada uno de los 653 canales de televisión y 1,487 estaciones de radio, lo
cual permitió a cada partido tener más de 385,000 impactos de tres minutos y más
de un 1’733,000 mensajes de 60 segundos.
90
modelo de acceso a medios, los partidos en 2012 alcanzaron un total
de inserciones siete veces mayor al registrado en las contiendas presidenciales de 2000 y 2006,49 aunque con un número de versiones más
limitado. Los partidos pasaron de 10,045 anuncios (con 245 versiones)
en 2006 a 70,277 spots (con 172 versiones) en 2012. En este sentido, el
grupo Delphos argumenta que si bien la distribución de los anuncios televisivos de acuerdo con el nuevo marco regulatorio de las campañas
garantizó que todos los partidos políticos alcanzaran a prácticamente la
totalidad del electorado, esta asignación fue excesiva, privilegió la repetición en detrimento de la planeación estratégica de medios y provocó
una sobreexposición de las audiencias a las comunicaciones de campaña. Los datos del estudio muestran que los anuncios de los partidos
«superaron en más de 3,000 por ciento el número de spots al aire que
coloca una marca comercial convencional» (Delphos, 2013: 329).
[…] los cuatro candidatos presidenciales, de forma individual, alcanzaron a más del 98 por ciento del universo de la audiencia nacional que
cuenta con 18 años cumplidos o más. Esos posibles votantes fueron impactados alrededor de 753 veces por los spots de los candidatos a lo largo
de las distintas etapas de la contienda. […] conviene considerar que una
norma efectiva en la publicidad convencional de las marcas que pagan
por anunciarse en televisión es lograr que su público objetivo vea el
mensaje entre tres y cinco veces durante su tiempo de pautado en los distintos canales (Delphos, 2014: 329).
Contenido de la publicidad política
Diversos análisis de contenido de los spots en la elección de 2012 muestran un alto contenido de negatividad y encuadres de tipo estratégico en
la publicidad política (Arellano Toledo y Jara Elías, 2013; Juárez Gámiz
y Brambila, 2013). Por ejemplo, el estudio de Juárez Gámiz y Brambila (2013) encontró que la mayor parte de las versiones producidas por
los partidos durante la elección desplegaron un encuadre del tipo «estrategias electorales» (55.5 por ciento),50 en detrimento de encuadres
49
Por su parte, el ife alcanzó un pautaje efectivo de 95.3 por ciento en la administración de spots de los partidos en los canales comprendidos en el estudio.
50
La mayoría de ellos pertenecen al sub-rubro de estrategia-contexto (35 por ciento); es decir, spots con temas referentes al uso de factores y circunstancias que
91
temáticos relativos a la seguridad pública (14.6 por ciento), la política
social (13.6 por ciento) y la economía (13 por ciento). Respecto a la publicidad negativa (o de ataque), el análisis muestra que la mayor parte de
las versiones producidas por los partidos fueron de tipo promocional (89
por ciento), 6.5 por ciento fueron de tipo negativo y sólo 4.5 por ciento
fueron de tipo comparativo. No obstante, otro análisis realizado por el
autor de esta investigación y centrado solamente en los spots producidos
por las campañas de los candidatos presidenciales (aquellas con mayor
alcance entre el electorado), encontró un número mayor de spots de ataque producidos a lo largo de la elección. Del total de spots producidos,
82 por ciento fueron de tipo promocional, mientras que 18 por ciento
fueron de ataque. Siendo la campaña de jvm la que más recurrió a la publicidad negativa (ver Gráfica 22 y Tabla 6).51
Sin embargo, al igual que la campaña panista, las campañas de
epn y amlo también utilizaron los spots de ataque como parte de sus
estrategias electorales (véanse tablas 7 y 8).
El total de spots negativos durante la campaña fue de 12,186, equivalente a 17.3 por ciento del total de spots emitidos durante los 90 días
de la elección. En lo que respecta al alcance de la publicidad negativa
en 2012, el análisis de Delphos (2013) muestra que, al igual que en las
elecciones de 2000 y 2006, la negatividad en la publicidad logró llegar
a un sector muy significativo del electorado. El dato arroja un alcance para la publicidad negativa de 35.2 millones de personas, lo que en
términos porcentuales implica 95.7 por ciento de personas con 18 años
cumplidos o más (Delphos, 2013: 350).52
ocurren durante la campaña electoral acerca de los candidatos y partidos que compiten en ella (escándalos, declaraciones, protestas, etcétera). Otro 17 por ciento de
las versiones producidas fueron de tipo valorativo-personal (atributos insustanciales
que partidos y candidatos o terceros se adjudican, ya sea positivos o negativos), y
el restante 11.1 por ciento fueron encuadres referentes a otro tipo de estrategias.
51
Mientras que la campaña de epn produjo un total de 86 spots, de los cuales 94 por
ciento mantuvieron un mensaje promocional, 4.7 por ciento fueron de ataque, y fue
el único partido que presentó un mensaje de defensa, 1.2 por ciento. En el caso de la
candidata del pan, de los 50 spots producidos, 60 por ciento fueron de carácter positivo y el resto de ataque (40 por ciento). Respecto a la campaña de amlo, de las 15
diferentes versiones de spots que realizó, 80 por ciento fueron promocionales y 20
por ciento de ataque. Por último, el pvem produjo sólo spots de carácter promocional.
52
Las campañas negativas alcanzaron a más de 63 por ciento del electorado, con
frecuencias de entre tres y impactos impactos (Delphos, 2013).
92
gráfica 22 Tipos de anuncios televisivos por partido/candidato
en la elección presidencial de 2012
fuente: Elaboración propia con base en análisis de contenido de los anuncios televisivos durante la campaña presidencial de 2012.
tabla 6 Spot de ataque de la campaña de jvm
Audio
Video
Soy muy diferente a Peña Nieto, él tiene que
cuidar primero a sus caciques, él tiene que responderle a los que están involucrados con el
crimen organizado, él tiene que responderle
a todos los intereses que lo han hecho llegar a
ser candidato a la presidencia de México. Por
eso soy su mejor opción para gobernar, porque
soy honesta, porque estoy de lado de la gente y
porque voy a trabajar para ustedes.
De manera alternada entre plano medio y plano
corto, se enfoca a jvm, a la cual se presenta ante
un auditorio lleno, seria y templada se dirige hacia las personas ahí presentes, éstas de fondo en
todo momento se notan sobrias ante su discurso, aplauden de manera moderada al terminar el
mismo.
Voz en Off:
Josefina, la mejor.
Se exhibe un cartel con la imagen de jvm con
la leyenda: «La primera presidenta de México» y al lado el slogan del pan, en la parte inferior se muestra un letrero que dice: «Vota por
los diputados y los senadores del pan».
jVM:
93
tabla 7 Spot de ataque de la campaña de epn/pri
Audio
Video
Voz en off:
Hace seis años Andrés Manuel López Obrador no respetó la voluntad del pueblo.
Se muestra una imagen del plantón en reforma
ocasionado por amlo en 2006, posteriormente
aparece en plano medio la imagen de amlo, eufórico y molesto.
AMLO:
¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!
Voz en off:
Y organizó un plantón durante tres meses en
Reforma, afectando la economía y violando
los derechos de miles de mexicanos. López
Obrador no cree en la democracia, ¿esto quieres para México?
Vuelve a aparecer una imagen del plantón ya
mencionado y la leyenda en la parte inferior
que dice: «Candidatos a diputados y senadores
del pri».
Aparece un letrero en letras blancas que dice:
«No cree en la democracia», el fondo es negro.
Por último, se muestra una vez más la imagen
de amlo mencionada.
tabla 8 Spot de ataque de la campaña de amlo
Audio
Máscara epn: Tengo miedo porque ya nadie
me cree mis encuestas.
Máscara Fox: Tengo miedo, porque el gabinete de Lopez Obrador sí es un gabinetazo.
Video
En plano medio, y con fondo oscuro, aparecen
cinco personas, cada una tiene puesta una máscara distinta que hacen referencia a personajes
distintos: epn, Vicente Fox, Carlos Salinas, Elba
Esther Gordillo y jvm, con excepción de esta última todos los demás realizan un comentario.
Máscara Elba Esther Gordillo: Tengo miedo
porque ¡ya se despertaron!
Máscara Gortari: Tengo miedo porque ya no
sabemos cómo provocarles miedo.
Máscara epn: Tengo miedo porque evidentemente como he señalado, tengo miedo.
Ciudadano: Yo ya no tengo miedo, no te dejes
engañar, el cambio verdadero está en nuestras manos.
Al terminar el comentario las luces se apagan y
la persona que tenía puesta la máscara de epn se
deshace de ella y se dirige a los televidentes. En
la parte inferior se muestra la leyenda: «Vota por
los candidatos a diputados y senadores del prd».
Por último aparece el slogan del
amlo.
Voz en off:
Andrés Manuel, presidente. Vota prd.
94
prd
y de
Valoración de la publicidad política
Pese al amplio alcance de la publicidad política en el proceso electoral presidencial de 2012, un análisis de los efectos de los spots, a
partir de un monitoreo continuo de actividades de mercadotecnia
(tracking) (Martínez, Cárdenas y Barrueta, 2013), muestra que los
esfuerzos de campaña de los candidatos, realizados a través de canales directos de comunicación, generaron un alto grado de saturación y
hartazgo entre los electores. El gran número y la excesiva repetición
de los spots transmitidos, así como su falta de creatividad, provocó
que éstos fueran percibidos de manera negativa por las audiencias. El
estudio evaluó la recepción de las audiencias a partir de una muestra de 47 versiones de spots de las campañas de comunicación de
los cuatro candidatos presidenciales. La recepción y efectividad de los
spots fue analizada con base en los estándares utilizados para evaluar
la publicidad comercial (Norma México), a partir de una metodología
desarrollada a lo largo de varios años por la consultoría especializada
Millward Brown. De acuerdo con el estudio, los anuncios fueron muy
notorios para el público. Del total de anuncios, 60 por ciento de la gente
declaró haber visto alguno de ellos. Desafortunadamente para los esfuerzos de campaña de los candidatos, sus anuncios llegaron «a tener
cuatro veces más asociaciones negativas que los comerciales de marcas
de consumo» (Martínez, Cárdenas y Barrueta, 2013: 228). Respecto
a los spots negativos, al igual que el resto de los anuncios de la campaña,
fueron evaluados como débiles y provocaron incluso mayor rechazo y
hartazgo entre la gente, que «manifestó estar cansada de verlos» (29 por
ciento en spots negativos versus 24 por ciento en los spots electorales en
general) (Martínez, Cárdenas y Barrueta, 2013: 231). El estudio concluyó que «[l]a información proporcionada por los spots políticos tiene una
diferencia entre dos y tres veces menos que lo que alcanzan los anuncios
comerciales en aspectos como novedad de la información, relevancia,
diferencia y credibilidad» (Martínez, Cárdenas y Barrueta, 2013: 244).
Respecto a Internet y las redes sociales como canal de comunicación política, los autores del estudio señalan que la cobertura de las
campañas en este medio aún presenta un trecho importante para crecer
en México. Empero, también destacan que los internautas que participaron en el estudio se mostraron muy atentos a los mensajes de campañas
95
y con alta predisposición a la participación política (más del 90 por
ciento de ellos manifestaron una alta disposición para votar el día de
la elección). No obstante, también advierte que el uso de las redes sociales por parte de los candidatos evidenció una falta de entendimiento
acerca de la naturaleza de este canal de comunicación política y su relación con el electorado, debido a que las redes fueron utilizadas «para
destruir más que para entablar una interacción e involucramiento con
los usuarios» (Martínez, Cárdenas y Barrueta, 2013: 245) (ver también Sandoval-Almazan; 2015).
En resumen, los estudios revisados en esta sección sugieren que
la considerable negatividad, la personalización y el énfasis en el
juego estratégico de las comunicaciones de campaña, tanto directas como indirectas, en la elección presidencial de 2012 (en buena
medida a partir del cambio en el modelo de regulación de la comunicación política en la Reforma Electoral de 2007-2008), pudieron
haber contribuido a la erosión del involucramiento político de los
mexicanos en esa elección. Por ejemplo, Rubén Jara, coordinador del
equipo Delphos, sostiene que la elección de 2012 demuestra que el
ambiente contextual de las campañas en México a partir del nuevo
marco regulatorio de la publicidad política disminuye el potencial
de los canales directos de comunicación electoral a través de los
cuales los partidos, los candidatos y sus estrategas de campaña buscan informar, movilizar y persuadir a los electores. «Esto que se le
llama la espotización parece servir muy poco a incentivar el involucramiento de los ciudadanos en las campañas, lo cual no beneficia
en general al sistema democrático» (Jara Elías, 2013: 28).
De manera similar, el análisis de Meyer Rodríguez et al. (2013;
45) acerca de los diferentes canales de comunicación mediática utilizados durante la campaña presidencial de 2012 sostiene que:
[…] tanto los discursos persuasivos (spots políticos) como la exposición
mediática esquematizada (debates presidenciales), los tratamientos estereotípicos (noticieros de radio y televisión) y las intenciones de voto de
poca movilidad (encuestas), se constituyeron en elementos distinguibles
de una campaña presidencial que contemporalizó con la cultura política de la población y poco contribuyó a la participación ciudadana y la
transición democrática del país.
96
El impacto de la exposición a las comunicaciones de campaña
en el compromiso cívico
¿Las comunicaciones de campaña en la elección presidencial de 2012
incentivaron o erosionaron el involucramiento político de los ciudadanos? El objetivo de este apartado es poner a prueba algunos de los
supuestos de las teorías de la movilización y del malestar mediático en
el contexto mexicano, mediante el análisis cuantitativo del impacto de
diferentes fuentes de información política durante las campañas sobre
diversos componentes del compromiso cívico de los mexicanos, incluyendo sus niveles de capital social, conocimiento político, confianza y
eficacia políticas, con datos de la encup 2012.. Pese a su relevancia, esta
investigación no incluye el análisis del impacto de la exposición a los
medios y las comunicaciones de campaña en la participación electoral.53
No obstante, cabe señalar que estudios previos ofrecen evidencia del impacto diferenciado de los canales directos e indirectos de
comunicación política sobre la participación electoral de los ciudadanos. Por ejemplo, de acuerdo con Moreno (2003, 2009b), la
exposición a noticias fue la variable de mayor importancia para explicar la probabilidad de votar en la elección presidencial de 2000,
superando incluso el impacto de la intensidad del partidismo de los
electores. Ver noticias también favoreció la participación electoral en
la elección presidencial de 2006, aunque en menor medida respecto a
2000. Empero, la percepción de la negatividad en la publicidad política de las campañas incentivó el abstencionismo de los electores en
2000 (Moreno, 2009b).54 Sin embargo, el estudio de Guerrero y Are53
El impacto de los mensajes políticos de los medios y las campañas en la participación electoral ha suscitado un intenso debate académico. Mientras que diversas
investigaciones basadas en las teorías del media malaise sostienen que las comunicaciones políticas modernas, especialmente aquellas que se caracterizan por la
personalización y la negatividad (tanto en la cobertura de noticias como en la publicidad política), pueden generar mayor cinismo político, polarizar al electorado e
incentivar el abstencionismo (Ansolabehere e Iyengar, 1995), otros estudios basados en las teorías de la movilización sostienen que existe una asociación más bien
positiva entre la exposición a comunicaciones de campaña, especialmente la exposición a noticias y la participación electoral (Norris, 2000b; 2001).
54
Hallazgo que, de acuerdo con el autor, parece consistente con el estudio de
Ansolabehere e Iyengar (1995) sobre las consecuencias negativas de la publicidad
negativa en la participación electoral en Norteamérica.
97
llano (2012) sostiene que los efectos de la publicidad negativa en la
participación electoral fueron más limitados en la elección presidencial de 2006. De acuerdo con su análisis, de la totalidad de anuncios
negativos transmitidos por los dos candidatos punteros (Felipe Calderón y amlo) y sus partidos en esa elección, sólo los spots de amlo
tuvieron un efecto significativo y positivo (aunque moderado) en la
participación electoral.
Investigaciones más recientes sobre el impacto de los medios en
la participación electoral en la elección de 2012 (Temkin y FloresIvich, 2014; Díaz Jiménez y Muñiz, 2017) muestran que los medios
masivos de comunicación tuvieron un impacto estadísticamente significativo sobre la participación electoral. De acuerdo con Temkin y
Flores-Ivich (2014), la exposición a la televisión y los periódicos resultó tener una asociación significativa con la participación electoral
en 2006, mientras que en 2012 fueron la televisión e Internet los medios que tuvieron efectos significativos. No obstante, mientras que la
televisión fue un predictor significativo de voto en ambas elecciones, la exposición a los periódicos estuvo negativamente asociada
con acudir a las urnas en 2006. Respecto a Internet, el estudio encontró que la exposición a la información política online se triplicó en
la campaña de 2012, respecto a la de 2006 y tuvo «un impacto mayor que el de la televisión sobre el nivel de participación
electoral» (Temkin y Flores-Ivich, 2014: 279). Por su parte, el
análisis de Díaz Jiménez y Muñiz (2017) muestra que la exposición
a los medios impresos, las noticias y los spots en televisión, así como
en Internet y las redes sociales se constituyó como un predictor
significativo de la predisposición de los jóvenes a votar en la elección
presidencial de 2012.
Hipótesis
De acuerdo con la revisión de la literatura se plantean las siguientes hipótesis sobre el impacto de la exposición a diversas fuentes de
información durante las campañas (televisión, radio, periódicos y revistas, Internet/redes sociales y rumores) en el compromiso político
de los mexicanos, incluyendo sus niveles de conocimiento político,
participación comunitaria, confianza interpersonal, confianza políti98
ca, sentimientos de eficacia política externa e interna, de activismo en
campañas y de discusión política.
• H1: Malestar mediático. La exposición a la información política
en general, a través de la radio, la televisión, los medios impresos,
Internet y las redes sociales durante las campañas (especialmente
a la televisión) está asociada a bajos niveles de compromiso cívico (información, eficacia y confianza políticas, así como de capital social, discusión política y activismo en campañas).
• H2: Malestar mediático. La exposición a las noticias/programas
de análisis, ya sea en la televisión y la radio o en la prensa escrita, tenderá a disminuir los niveles de compromiso cívico de los
ciudadanos.
• H3: Movilización. La exposición a la información política en general, a través de la radio, la televisión, los medios impresos, Internet y las redes sociales durante las campañas tenderá a aumentar
los niveles de compromiso cívico de los ciudadanos.
• H4: Movilización. La exposición a las noticias/programas de análisis, ya sea en la televisión y la radio o en la prensa escrita, tenderá a aumentar los niveles de compromiso cívico de los ciudadanos.
• H5: Tipo de canal de comunicación de campaña. La exposición
a información política por medio de la televisión, así como a Internet y las redes sociales, se traducirá en menores niveles de
compromiso político que la exposición a la información política
vía los medios impresos.
Método
Variables
Variables independientes
Exposición a medios de comunicación electrónicos, impresos, Internet
y redes sociales como fuentes de información política. Se midió a través
de escalas con base en las preguntas: P4. ¿Cuál es el medio que más utiliza para informarse de lo que pasa en política? 1. Radio, 2. Televisión,
99
3. Periódicos/revistas, 4. Internet/redes sociales, 5. Por comentarios o
rumores; y P5. ¿Con qué frecuencia recurre al medio que me acaba de
mencionar? Las respuestas se recodificaron como: 0=Nunca, 1=A veces, 2=Una vez cada 15 días, 3=Una vez a la semana, 4=Varias veces a
la semana, 5=Diario.
Exposición a noticias en medios electrónicos e impresos. Se midió
a través de escalas con base en las preguntas: P7. ¿Qué tan seguido lee noticias de política en los periódicos/revistas? y P8. ¿Qué tan
seguido escucha noticias o ve programas sobre política? Las respuestas se recodificaron como: 0=Nunca, 1=A veces, 2=Una vez al mes,
3=Una vez cada 15 días, 4=Una vez a la semana, 5=Varias veces a la
semana, 6=Diario.
Variables dependientes
Con el fin de reducir el volumen de datos e incrementar la validez y
confiabilidad de diversos ítems de compromiso cívico contenidos en la
encup 2012, se procedió a realizar un análisis factorial exploratorio por
componentes principales de varias preguntas de la encuesta que miden
diversas dimensiones del compromiso cívico de los mexicanos. El valor
del índice de adecuación de la muestra de Káiser-Meyer-Olkin (kmo),
que permite evaluar la idoneidad de los elementos para la realización de
un análisis factorial con ellos, fue de .89, y el del test de esfericidad de
Bartlett de 39247.163 (p<0.000), lo cual indica que los reactivos utilizados son adecuados para realizar la prueba estadística. El análisis reveló
que los ítems se agruparon en nueve dimensiones (ver Anexo A):
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
100
Confianza política
Participación comunitaria (organizaciones políticas)
Participación comunitaria (organizaciones sociales)
Activismo en campañas
Conocimiento político
Eficacia política
Confianza interpersonal
Discusión política
Comprensión política (political understanding)
Posteriormente se procedió con la construcción de escalas de las
diferentes dimensiones con base en los resultados del análisis.
Construcción y validación de escalas
• Conocimiento político: se evalúa con un índice aditivo de cuatro ítems diseñados para medir el nivel de información de los
ciudadanos sobre las autoridades, las instituciones políticas y
los eventos durante la campaña. P9. ¿Conoce usted el nombre del movimiento juvenil que se ha manifestado en los últimos meses en México? (Respuesta correcta: #YoSoy132), P10.
¿Sabe usted cuánto tiempo duran los diputados federales en
el cargo? (Respuesta correcta: tres años), P11. ¿Me podría usted mencionar cuáles son los Tres Poderes de la Unión? (Respuesta correcta: Ejecutivo, Legislativo y Judicial), P12. ¿A qué
partido pertenece el actual gobernador (jefe de gobierno, en el
caso del Distrito Federal) de su estado? Las respuestas correctas se recodificaron como 1 y las incorrectas/no sabe como 0.
• Capital social (participación comunitaria): se construyó una escala con base en el número de organizaciones sociales a las que
los encuestados declararon pertenecer o participar: sindicato, partido político, asociación de padres de familia, agrupación profesional, cooperativa, agrupación política, agrupación religiosa,
organización/agrupación ciudadana, institución de beneficencia,
asociación de vecinos, colonos o condominios, de pensionados y
jubilados, agrupación de defensa del medio ambiente.
• Confianza interpersonal: se construyó una escala con base en las
preguntas: P28D. Dígame si está usted de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes frases: La mayoría de las personas son
solidarias. Las respuestas se recodificaron como: 0=Muy en desacuerdo, 1=En desacuerdo, 2=De acuerdo, 3=Muy de acuerdo;
P33. En general, usted diría que la mayoría de la gente 0=Sólo se
preocupa por sí misma o 1=Frecuentemente ayuda a los demás;
y P34. En general, ¿diría usted qué se puede confiar en la mayoría de las personas? 0=No y 1=Sí.
101
• Comprensión política (political understanding): se construyó una
escala con base en la pregunta: P1. ¿Qué tan complicada es para
usted la política? Las respuestas se recodificaron como: 0=Muy
complicada, 1=Poco complicada, 2=Nada complicada.
• Eficacia política: se construyó una escala con base en las preguntas: P3E. En su opinión, ¿qué tanto influyen en la vida política de México: Las agrupaciones ciudadanas?/ P3F. Los ciudadanos? y P51_2. ¿Qué tanto cree usted que los ciudadanos
pueden influir en las decisiones del gobierno? Las respuestas se
recodificaron como: 0=Nada, 1=Poco, 2=Mucho.
• Confianza política: se construyó una escala de confianza política con base en una batería de preguntas sobre el grado de confianza de los ciudadanos en diversas instituciones y actores políticos, utilizando una escala de calificación de 0 a 10 donde 0
es nada y 10 es mucho. Las instituciones que se utilizaron fueron: P30_14. El presidente de la República; P30_15. El Instituto
Federal Electoral; P30_16. La Comisión Nacional de Derechos
Humanos; P30_18. La Suprema Corte de Justicia; P30_19. Los diputados; P30_20. Los senadores; P30_21. Los gobernadores estatales o jefe de gobierno; P30_22. Los presidentes municipales
o jefes delegacionales; P30_23. La policía; P30_24. El ejército;
P30_26. Los partidos políticos.
• Discusión política: se construyó un índice aditivo de dos ítems
con base en las preguntas: P39. Por lo general, cuando usted
está conversando con algunas personas y éstas empiezan a hablar de política. ¿Qué hace? Las respuestas se recodificaron como:
0=Deja de poner atención cuando empiezan a hablar de política/
1=Usualmente escucha, pero nunca participa en la discusión/ 2=A
veces da su opinión/ 3=Generalmente participa en la discusión y
da su opinión. Y P58_1. ¿Con qué frecuencia ha realizado las siguientes actividades…? Platicar con otras personas sobre temas
políticos. Las respuestas se recodificaron como: 0=Nunca, 1=Rara
vez, 2=Algunas veces, 3=Frecuentemente.
• Activismo en campañas: se construyó una escala con base en preguntas sobre el grado de participación de los ciudadanos en campañas: P58_2. ¿Con qué frecuencia ha realizado las siguientes
actividades…? Intentar convencer a sus amigos para que voten
102
por los candidatos que usted cree que son los mejores; P58_4.
Asistir a reuniones de partidos políticos; y P58_5. Trabajar para
algún candidato o partido político en campañas electorales. Las
respuestas se recodificaron como: 0=Nunca, 1=Rara vez, 2=Algunas veces, 3=Frecuentemente.
Con la finalidad de validar los indicadores que se utilizaron en el
estudio, se procedió a realizar un análisis de fiabilidad de las escalas para determinar si estaban bien construidas y explicaban bien el
constructo que se deseaba medir. Para ello se analizó, en primer lugar,
la escala que mide el conocimiento político. Para evaluar la consistencia interna de la escala, se procedió a calcular el estadístico Alfa
de Cronbach; éste puede tomar el valor mínimo de cero cuando las
variables evaluadas no se relacionan entre ellas, o el de uno cuando
éstas miden perfectamente la misma dimensión o concepto. El valor
obtenido (a=.59) muestra que los ítems se combinan de manera efectiva para medir el nivel de conocimiento político de los ciudadanos.
De igual manera se procedió con las escalas que miden la pertenencia a organizaciones. En este sentido, el análisis factorial
mostró dos factores relevantes, el primero que comprende el activismo
en organizaciones políticas o más relacionado con la participación
en organizaciones sociales; no obstante, al agrupar todos los ítems
en una sola escala, la prueba de Alfa de Cronbach (consistencia interna) arrojó un resultado de .75, lo que nos aseguró que los ítems
son los adecuados para el constructo.
Respecto a la eficacia política, la escala construida tuvo un valor de Alfa de Cronbach de .74, lo cual nos permite tener confianza
de que la escala es adecuada para medir los sentimientos de eficacia
política de los ciudadanos entrevistados.
También se revisó si la escala que mide la confianza en las instituciones político-electorales, con el fin de corroborar si las variables que la
componen se relacionan de manera satisfactoria entre sí, mediante una
prueba de Alfa de Cronbach, la cual arrojó un resultado de .93, valor
muy alto para reforzar que la escala está bien construida. Asimismo, la
escala que mide el activismo en campañas arrojó un resultado de .70, lo
cual demuestra también una alta consistencia interna para este indicador.
103
Por otro lado, en relación con la escala de discusión sobre política, el resultado de la prueba de Alfa de Cronbach, arrojó un valor de
.40. Pese a que el resultado no muestra una consistencia interna alta,
se decidió mantener los dos ítems que componen el indicador en la
escala, debido a que el análisis factorial los unió en un único factor.
Finalmente, respecto a la escala de confianza interpersonal, la prueba de Alfa de Cronbach, arrojo un valor de .36. Pese a que el valor
del estadístico tampoco exhibe una alta consistencia interna, se
decidió mantener los tres ítems en una sola escala con base en la literatura comparada sobre confianza social (ver Montero, Newton y
Zmerli, 2008) y los resultados del análisis factorial.
Variables de control
Variables socio-demográficas: sexo, edad, educación, nivel socioeconómico (amai), ideología e identificación partidista. Las variables
edad, escolaridad, nivel socioeconómico e ideología (de derecha) se
trataron como variables continuas, en donde valores más altos representan mayores niveles de la variable en cuestión. Las variables
sexo e identificación partidista son dummies, donde Hombre=1,
Mujer=0, y Con identificación partidista=1, Sin identificación partidista=0, respectivamente.
Análisis y discusión de los resultados
La Tabla 9 presenta los promedios en las escalas de compromiso cívico por exposición a diferentes tipos de comunicación de campañas,
sin introducir ninguna variable de control sociodemográfica o actitudinal. En todas las dimensiones de compromiso cívico, las pruebas
anova de diferencia de medias muestran diferencias significativas
entre los cinco grupos. En algunas dimensiones de compromiso cívico, las diferencias significativas entre grupos parecen ser más
consistentes con las teorías de la movilización: las audiencias más
orientadas a informarse sobre las campañas en Internet y en las redes
sociales, así como en los medios impresos muestran valores más altos
104
de conocimiento político, capital social, comprensión política, discusión política y activismo en campañas, respecto de los ciudadanos
que obtienen información de las campañas principalmente de otros
canales de comunicación política.
A partir de las pruebas post hoc realizadas, se observó que el uso
de Internet y las redes sociales parece estar relacionado con mayores
niveles de conocimiento político, discusión y comprensión política ante
prácticamente todos los demás canales de comunicación utilizados durante las campañas, incluyendo tanto los canales basados en los medios
electrónicos, como los canales más tradicionales basados en el contacto con la gente, a excepción de los medios impresos que expusieron
niveles parecidos para los dos primeros tipos de compromiso cívico
antes mencionados. Por su parte, aquellas personas que se informan
mediante comentarios o rumores mostraron mayor confianza social,
con excepción de Internet/redes sociales y los comentarios/rumores.
Respecto a las asociaciones estadísticas entre indicadores de exposición a noticias en medios impresos y electrónicos e indicadores de
compromiso político, los resultados de las pruebas de correlación (ver
Tabla 10) muestran que la exposición a las noticias en periódicos o
revistas exhibe una correlación positiva débil y estadísticamente significativa con todas las dimensiones de compromiso cívico incluidas en
el estudio, a excepción de la confianza interpersonal y política. Con esta
última, la exposición a medios impresos mantiene una correlación negativa media y estadísticamente significativa. Para el caso de las personas
que se exponen a noticieros o programas de política en medios electrónicos, los resultados de las correlaciones muestran que sólo la confianza
interpersonal mantiene una asociación de carácter negativo, aunque no
resulta ser significativa. Por otro lado, respecto a las demás dimensiones
de compromiso cívico, las correlaciones resultaron ser positivas y estadísticamente significativas.
La Tabla 11 muestra los resultados de una serie de modelos de regresión lineal, que incluye controles sociodemográficos como el género,
la edad, la escolaridad, el nivel socioeconómico y actitudinales, como
la ideología y la identidad partidista. Los resultados de los modelos demuestran que, incluso después de introducir variables de control, las
variables de comunicación política están, en general, significativa y positivamente asociadas con los indicadores de compromiso cívico.
105
106
tabla 9 Promedios de los indicadores de compromiso cívico por exposición a diferentes
tipos de comunicaciones de campaña
Tipo de exposición
a fuentes de información durante la
campaña
Conocimiento
Capital social
Actitudes políticas
Activismo político
Conocimiento
político
Participación
comunitaria
Confianza
social
Comprensión
política
Eficacia
política
Confianza
política
Discusión
política
Activismo en
campañas
Radio
1.93
1.41
2.16
0.66
3.64
60.94
2.68
1.43
Televisión
1.97
1.01
2.14
0.64
3.81
61.71
2.51
1.26
Periódicos/revistas
2.60
1.71
2.32
0.73
3.71
60.85
3.27
1.68
Redes sociales/
Internet
2.83
1.64
2.23
0.86
3.68
56.84
3.32
1.78
Por comentarios
o rumores
1.48
1.56
2.63
0.53
3.13
60.73
2.61
1.28
Total
2.05
1.13
2.16
0.66
3.77
61.29
2.62
1.33
Sig.
***
***
**
***
**
*
***
***
Rango de la escala
0-4
0-12
0-5
0-2
0-6
0-110
0-6
0-9
Cronbach alfa
0.58
0.753
0.366
─
0.740
0.933
0.403
0.706
N
3670
3634
3535
3619
3522
3451
3626
3634
Nota: ***P≤0.001, **P≤0.01, *P≤0.05
¿A través de qué medio se ha enterado de lo que pasa en esta campaña presidencial 2012? Primera mención.
fuente: Elaboración propia con base en datos de la encup 2012.
tabla 10 Correlaciones de orden cero entre indicadores de compromiso cívico
y exposición a noticias en medios impresos y electrónicos
Tipo de exposición
a fuentes de
información
durante la campaña
Conocimiento
Capital social
Actitudes políticas
Activismo político
Conocimiento
político
Participación
comunitaria
Confianza
social
Comprensión
política
Eficacia
política
Confianza
política
Discusión
política
Activismo en
campañas
P7. ¿Qué tan
seguido lee noticias
de política en
los periódicos o
revistas?
.257***
.140***
-0.012
.108***
.041*
-.050**
.194***
.116***
N
3596
3561
3470
3546
3455
3383
3555
3561
P8. ¿Qué tan
seguido escucha
noticias o ve
programas sobre
política?
.097***
.091***
-0.026
.082***
.062***
0.017
.170***
.062***
N
3606
3572
3480
3553
3464
3396
3566
3575
Nota: ***P≤0.001, **P≤0.01, *P≤0.05
fuente: Elaboración propia con base en datos de la encup 2012.
107
Contrario a los supuestos de las teorías del malestar mediático,
los coeficientes de regresión muestran que no hay casos en donde las
asociaciones estadísticamente significativas entre la exposición a diferentes fuentes de información durante las campañas y los múltiples
indicadores de compromiso político sean negativas. Las asociaciones entre las diversas fuentes de información durante las campañas
y los indicadores de compromiso político resultaron positivas en todos
los casos, excepto por las asociaciones entre la exposición a la televisión y la participación comunitaria, el uso de Internet/redes sociales
y la confianza política, y la comunicación interpersonal y la eficacia
política y la confianza política, las cuales, pese a ser negativas, no resultaron ser estadísticamente significativas.
De las diversas fuentes de información política examinadas, la
exposición a información política mediante los medios impresos
(periódicos y revistas), se muestra como el tipo de comunicación en
campaña con impacto más consistente, ya que demostró ser un predictor positivo de todos los indicadores de compromiso cívico. Por su
parte, el impacto de las variables de uso de Internet y redes sociales
resultó significativo y con sentido positivo en todos los indicadores de compromiso político considerados en el estudio, excepto por
la confianza política. Para el caso de la exposición a radio, ésta resultó tener una asociación significativa y positiva con cuatro de los
índices de involucramiento político (conocimiento político, participación comunitaria, eficacia política y discusión política).
Por lo tanto, la evidencia aquí presentada no proporciona ningún soporte para las generalizaciones más amplias sobre los efectos
negativos de la exposición a los mensajes políticos en los medios de
comunicación durante las campañas electorales, tal y como lo postulan las teorías del malestar mediático. Por el contrario, los resultados
sugieren fuertemente que la información sobre las campañas, a través
de los medios de comunicación (canales de comunicación indirectos)
incentivan los niveles de compromiso cívico de los mexicanos, más
que los de desafección política.
Cabe mencionar que en contraste con los supuestos de las teorías del media malaise, la exposición a la televisión no mostró un
efecto negativo sobre alguno de los indicadores de involucramiento
político considerados en el estudio. Por el contrario, ver televisión
108
durante la elección estuvo positivamente asociado con los niveles de
conocimiento político, de discusión política y los sentimientos de eficacia política de los encuestados. Por su parte, la comunicación
interpersonal tuvo un impacto positivo en los índices de conocimiento político, participación comunitaria y discusión política.
No obstante, es importante señalar que en el caso de algunos indicadores de compromiso cívico, tales como el índice de confianza
política, prácticamente ninguna de las variables de exposición a
medios (excepto la lectura de medios impresos) resultó tener un impacto estadísticamente significativo.
Empero, las variables de actitudes políticas (ideología e identificación partidista) sí se asociaron significativamente con los
niveles de confianza política de los ciudadanos de manera positiva.
De igual manera, los resultados del modelo de regresión con el índice de comprensión política como variable dependiente muestran
que sólo las variables de exposición a medios impresos e Internet
tuvieron un impacto significativo sobre esta dimensión de involucramiento político de los mexicanos. Respecto a las variables
actitudinales, en específico la identificación partidista, ésta se asoció de manera positiva y estadísticamente significativa con
diversos
índices
(participación
comunitaria,
confianza
interpersonal, confianza política y activismo en campañas).
109
110
tabla 11 Modelos de regresión múltiple de indicadores de compromiso cívico por tipo de
exposición a medios/comunicaciones de campaña, con controles sociales
Conocimiento
Tipo de exposición a medios/comunicaciones de
campaña
Conocimiento
político
Participación
comunitaria
Error
B
Actitudes
políticas
Capital social
Confianza
social
Error
B
Est.
Eficacia
política
Comprensión
política
Error
B
Est.
Actitudes políticas
Error
B
Est.
Activismo político
Confianza
política
Error
B
Error
B
Est.
Discusión
política
Est.
Activismo en
campañas
Error
B
Est.
Error
B
Est.
Est.
Tipo de exposición a comunicaciones
de campaña
Radio
.093***
.022
.093**
.036
.023
.023
.025
Televisión
.079
***
.017
-.011
.027
.029
.018
.019
Periódicos
y revistas
.147***
.027
.086*
.044
.077**
.029
Internet/redes
sociales
.133***
.026
.115**
.042
.061*
Comunicación
interpersonal
.157*
.077
.357**
.123
.114
.014
.097**
.459
.137***
.029
.063
.036
.403
.351
***
.087
.022
.025
.027
.036
1.201*
.554
.224***
.036
.085*
.044
.078*
.034
-.148
.531
.187***
.034
.092*
.042
-.013
.100
-.689
1.545
.269**
.100
.208
.123
.029
.011
***
.120
.022
.036*
.017
.130***
.027
.034*
.016
.080
.032
.048
.477
Controles
sociales y
actitudinales
Sexo
(hombre)
.228***
.042
.056
.067
.039
.044
Edad
.003*
.001
.017***
.002
.001
.001
Escolaridad
.114***
.010
.069***
.016
-.019
nse amai
.280***
.029
.061
.047
-.013
.175***
.026
-.005
.055
-1.201
.853
.351***
.055
.184**
.067
-.002*
.001
-.001
.002
-.052
.029
.006**
.002
.008***
.002
.010
.020**
.006
-.005
.013
-.386
.203a
.078***
.013
.042**
.016
.030
.017
.018
-.072
.038
.057
*
Ideología
.001
.049
.001
.013
.016
.008
.011
.005
.028
Identificación
partidista
-.049
.008
.376***
.079
.216***
.052
.047
.031
.064
*
.596
.149***
.038
.017
.046
.011
1.544
***
.165
-.020
.011
.002
.013
.065
7.699***
1.007
.092
.065
.337***
.079
R cuadrado
.213
.052
.015
.035
.018
.063
.097
.022
R cuadrado
ajustado
.210
.048
.011
.032
.014
.060
.094
.019
Constante
.106
-.409
1.816
1.305
3.326
47.600
1.019
.223
N
3750
3684
3613
3598
3538
3706
3712
3576
Nota: ***P<0.001, **P<0.01, *P<0.05, a el nivel de significancia fue de 0.057.
Nomenclatura: Est.= Estándar
fuente: Elaboración propia con base en datos de la encup 2012.
111
112
tabla 12 Modelos de regresión múltiple de indicadores de compromiso cívico por tipo de exposición a noticias
Tipo de
exposición
a noticias
Conocimiento
Conocimiento
político
Capital social
Participación
comunitaria
Error
B
Confianza
interpersonal
Error
B
Error
B
Est.
Eficacia
política
Comprensión
política
Error
B
Est.
Actitudes políticas
Actitudes políticas
Confianza
política
Error
B
Est.
Activismo político
Error
B
Est.
Discusión
política
Error
B
Est.
Activismo en
campañas
Error
B
Est.
Est.
Est.
Exposición a noticias y
programas sobre política en radio y televisión
.007
.011
.039*
.017
-.015
.011
.016*
.007
.037**
.014
0.204
.216
.089***
.014
.033b
.017
Exposición a noticias
en periódicos y revistas
.063***
.011
.070***
.017
.004
.011
.015*
.007
.013
.014
-0.288
.215
.031*
.014
.050**
.017
Género (Hombre)
.223***
.043
.050
.070
.051
.045
.172***
.027
-.040
.056
-1.094
.860
.352***
.056
.196**
.069
Edad
.003*
.001
.016***
.002
.001
.002
-.002*
.001
-.001
.002
-0.036
.029
.006**
.002
.008**
.002
Escolaridad
.112***
.010
.059***
.017
-.014
.011
.016*
.006
-.010
.013
-0.350
.205
.072***
.013
.035*
.016
Nivel Socioeconómico
(AMAI)
.275***
.030
.056
.048
-.012
.031
.015
.019
-.074a
.039
-0.155
.596
.166***
.039
.008
.047
Identificación partidista
-.047
.051
.402***
.082
.204***
.053
.039
.032
.063
.067
7.200***
1.013
.09
.067
.368***
.081
.002
.008
-.008
.013
.016
.009
.009
.005
.034**
.011
1.589***
.167
Ideología
R cuadrado
.218
.047
.011
.037
.011
.065
-.029***
.011
-.006
.013
.096
.026
R cuadrado ajustado
.216
.045
.009
.034
.008
.063
.093
.023
Constante
.320
-.541
2.004
1.344
3.662
49.738
1.125
.218
N
3750
3684
3613
3576
3598
3538
3706
3712
Nota: ***P<0.001, **P<0.01, *P<0.05, a el nivel de significancia fue de 0.059, b el nivel de significancia fue de 0.057.
Nomenclatura: Est.= Estándar.
fuente: Elaboración propia con base en datos de la encup 2012.
Exposición a noticias en medios electrónicos e impresos
La Tabla 12 muestra los modelos de regresión de escalas de compromiso
cívico con la exposición a noticias en medios impresos y electrónicos
como variables explicativas, los cuales ofrecen evidencia adicional
que apoya principalmente a la teoría del circulo virtuoso, toda vez que
la variable de exposición a noticias y programas especializados sobre
política tiene un impacto positivo y significativo, aun controlado por
variables sociodemográficas y actitudinales, en los índices de
participación comunitaria, comprensión política, eficacia política,
discusión política y, en el caso del índice de activismo en campañas,
estuvo cerca de alcanzar un nivel de significancia estadística de 0.05.
De igual forma, la exposición a noticias en periódicos y revistas resultó tener un impacto positivo y con significancia estadística en los
índices de conocimiento político, de participación comunitaria,
comprensión política, activismo y discusión política. Cabe señalar
que otros análisis (Díaz Domínguez, 2015) muestran que el
consumo de noticias políticas incrementa la confianza en el
gobierno; sin embargo, este estudio no muestra una relación
estadísticamente significativa entre ambas variables. Por último, es
importante destacar los resultados de los modelos de regresión con el
índice de confianza interpersonal como variable dependiente, ya que
ninguna de las dos variables de exposición a noticias mostró
asociaciones estadísticamente significativas.
La Tabla 13 presenta un resumen de los modelos de regresión
después de incluir controles sociales y actitudinales. Como se puede observar, los resultados no son igualmente consistentes a lo largo de todos
los indicadores de compromiso cívico. No obstante, la dirección de la
asociación positiva de todos los coeficientes de regresión sugiere fuertemente que la exposición a comunicaciones de campaña promueve, en
lugar de disminuir, el compromiso cívico de los mexicanos. En general, las variables de exposición a medios durante la elección tuvieron un
impacto positivo y estadísticamente significativo en los ocho índices de
involucramiento político, destacando su impacto en los indicadores
de conocimiento político, participación comunitaria y discusión política,
incluso después de incluir variables relevantes de control sociodemográficas y de actitudes políticas en los modelos de regresión.
113
114
tabla 13 Resumen de los modelos de regresión múltiple de indicadores de compromiso cívico por tipo de
exposición a comunicaciones de campaña/noticias, con controles sociales
Conocimiento
Capital social
Actitudes políticas
Confianza
interpersonal
Comprensión
política
Eficacia
política
Conocimiento
político
Participación
comunitaria
Radio
+
+
Televisión
+
Periodicos/revistas
+
+
+
+
+
Internet/redes sociales
+
+
+
+
+
Comunicación interpersonal
+
+
Tipo de exposición a
comunicaciones de campaña
Activismo político
Confianza
política
Discusión
política
Activismo
en campañas
Tipo de exposición a medios
como principal fuente de
información
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
Tipo de exposición a noticias
Exposición a noticias y
programas sobre política en
radio y televisión
Exposición a noticias en
periódicos o revistas
+
+
+
+
+
fuente: Elaboración propia con base en datos de la encup 2012.
+
+
+
+
+
En los índices de discusión política y participación comunitaria se
presenta una relación significativa y positiva con cuatro de los cinco
tipos de exposición a comunicaciones políticas, y en el índice de conocimiento político, las cinco variables de exposición y comunicación
política presentan una relación también positiva y significativa. No obstante, cabe advertir que en la mayoría de los casos, las asociaciones entre
la exposición a comunicaciones de campaña y los indicadores de compromiso cívico fueron más bien débiles o moderadas.55 Como muchos
otros estudios han reportado, factores sociodemográficos (la educación,
la edad y el nivel socioeconómico) y actitudinales (como el partidismo
y la ideología) también probaron ser predictores importantes de la participación cívica de los ciudadanos. Las variables sociodemográficas
tuvieron un impacto positivo y estadísticamente significativo en los índices de conocimiento político, participación comunitaria, discusión
política y activismo en campañas. Respecto a las variables actitudinales,
éstas resultaron tener un impacto significativo, principalmente en las dimensiones de eficacia política y confianza política.
Conclusiones
Los estudiosos de la comunicación política están preocupados por la
relación entre las comunicaciones modernas de campaña y el declive
en los niveles de compromiso cívico en las democracias contemporáneas. Aunque algunas investigaciones sostienen que las comunicaciones
de campaña centradas en los medios de comunicación pueden producir
desafección política (teorías del malestar de los medios de comunicación), otros análisis han encontrado evidencia de asociaciones positivas,
aunque moderadas, entre la exposición a los mensajes de campaña e
indicadores de compromiso cívico (teorías de movilización). Sin embargo, la mayoría de las investigaciones sobre el tema se basan en la
experiencia de las democracias establecidas y no en democracias emergentes, como México, caracterizadas por diversos factores estructurales
que pueden favorecer el impacto negativo de los mensajes políticos de
los medios y las campañas mediáticas, entre las que se encuentran un
sistema de partidos con niveles de identificación partidaria que van de
Los coeficientes de regresión estandarizados (no se muestran aquí) de los
modelos de regresión de los indicadores de compromiso cívico así lo sugieren.
55
115
bajos a moderados; un sistema de medios predominantemente privado
y altamente concentrado (sobre todo en el sector de televisión abierta);
limitado consumo de información política en medios impresos; elevados patrones de consumo televisivo y orientados principalmente hacia el
entretenimiento, así como un marco regulatorio de las campañas y la publicidad política que favorece tendencias tales como la spotizacion y la
negatividad, además de los encuadres de tipo estratégico en la cobertura
informativa de las campañas.
Con base en análisis multivariados de la Encuesta nacional sobre
cultura política y practicas ciudadanas 2012,56 examinamos el impacto
de diferentes tipos de exposición a fuentes de información política durante la campaña presidencial de 2012 sobre diversos componentes del
compromiso cívico de los mexicanos. En este sentido, el trabajo arroja
tres hallazgos relevantes:
1. Al igual que estudios previos durante los años Noventa, los datos
de esta investigación muestran, en general, bajos niveles de compromiso político entre los mexicanos, incluyendo los indicadores
de conocimiento político, confianza política, comprensión política, eficacia política, participación comunitaria, activismo en campañas y discusión política en lo que va del siglo xxi. En algunas
de estas dimensiones, como la confianza política y los sentimientos de eficacia interna, las evidencias revelan incluso un declive
significativo a lo largo del periodo analizado, lo cual lleva a preguntarse si las variables de comunicación política pudieran haber
contribuido a tal fenómeno.
2. Segundo, respecto a los patrones de exposición a medios y a comunicaciones de campaña, estudios previos revelan un contexto de las campañas caracterizado por la sobreexposición
de las audiencias a los canales directos de comunicación política (spots), los cuales exhibieron falta de sustancia, así como grados considerables de personalización, negatividad y marcos interpretativos que enfatizaban el juego estratégico entre las élites
en competencia. Tales tendencias en el contenido de los mensajes políticos generaron, ciertamente, rechazo y hartazgo entre
amplios sectores de la población. Sin embargo, la evidencia de
56
Disponible en: ‹http://www.encup.gob.mx/›.
116
nuestro análisis sugiere que pese a esas tendencias, las comunicaciones de campaña en 2012 no resultaron necesariamente dañinas
para los patrones de compromiso político del electorado.
3. La evidencia del estudio muestra que la información política que
fluyó durante la campaña, a través de los dos tipos de canales de
comunicación política considerados en el estudio (canales basados
en medios masivos y canales basados en Internet) tiende a reforzar, en lugar de erosionar, el compromiso cívico de los mexicanos.
En relación con los canales basados en el uso intensivo de medios masivos, los datos sugieren fuertemente que éstos cumplen una función muy importante para los ciudadanos. En contraste con los postulados de las teorías del malestar de los medios, los
análisis demuestran que, después de introducir controles sociodemográficos y actitudinales, la información de las campañas proveniente de las noticias en los periódicos, la radio y la televisión
no pareció tener ningún impacto negativo significativo sobre la
participación ciudadana en la elección presidencial de 2012. Por
el contrario, cuando se detectaron efectos significativos de la exposición a estos canales de comunicación política sobre los múltiples indicadores de participación cívica de los mexicanos, fueron
siempre en sentido positivo, incluso en los casos de canales señalados en la literatura sobre las teorías del malestar mediático como
nocivos para el compromiso político. Por ejemplo, no obstante los
argumentos y evidencia relevante de la literatura acerca de las consecuencias negativas de la exposición a la televisión en el involucramiento político de los ciudadanos, los resultados del análisis de
regresión no revelan efectos negativos derivados de la exposición
a éste (u otro) medio en los múltiples indicadores de compromiso
cívico incluidos en el estudio. Por el contrario, el ver noticias e información política en televisión resultó estar positiva y significativamente asociado con los niveles de conocimiento político, eficacia política y discusión política de los mexicanos. Contrario a las
tesis de Putnam sobre el impacto negativo del uso de Internet en
el involucramiento político de los ciudadanos en Norteamérica, la
evidencia de este análisis muestra que, al igual que en el caso
del impacto de los canales de comunicación de campaña basados en el uso intensivo de medios electrónicos, los canales de co117
municación política basados en Internet y las redes sociales también tienen un impacto positivo y significativo en el compromiso
político de los ciudadanos en México.
En conclusión, los resultados de esta investigación no proporcionan
evidencia significativa acerca de una relación negativa entre la exposición a diferentes tipos de información política durante las campañas y el
compromiso cívico de los mexicanos. En cambio, sí ofrecen evidencia
de algunos efectos modestos de movilización política relacionados con
la exposición a los medios y a las campañas electorales. Los hallazgos
son, por lo tanto, más consistentes con las teorías de la movilización en
general, y en particular con la teoría del círculo virtuoso, según la cual,
al reducir la complejidad de la política, la información de las campañas
en los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, se incrementan
los niveles de conocimiento político de las personas, se refuerza su capital social, se incentivan sus sentimientos de confianza y eficacia política,
y promueve el activismo político.
118
Anexo A
Análisis factorial (dimensiones del compromiso cívico en México)
Matriz de componente rotado
Componente
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Confianza política
P30. ¿Qué tanto confía en…?
20. Los senadores
.854
19. Los diputados
.851
21. Los gobernadores estatales o
jefe de gobierno
.843
22. Los presidentes municipales o
jefes delegacionales
.818
18. La Suprema Corte de Justicia
.813
15. El Instituto Federal Electoral
.774
26. Los partidos políticos
.758
14. El presidente de la República
.751
16. La Comisión Nacional de
Derechos Humanos
.734
23. La policía
.673
24. El ejército
.623
Participación comunitaria
P69. Usted es o ha sido miembro
de ...?
7. Agrupación política
.633
4. Sindicato
.612
5. Partido político
.575
12. De pensionados y jubilados
.560
6. Agrupación profesional
.523
10. Asociación de la industria del
comercio o similar
.463
3. Asociación de padres de familia
.697
11. De vecinos, colonos,
condominos
.670
9. Organización de ciudadanos
.592
119
2. Voluntariado o beneficencia
.553
8. Agrupación religiosa
.446
15. De defensa del medio ambiente
.402
.423
2
3
Componente
1
4
5
6
Activismo en campañas
P58. ¿Con qué frecuencia
ha realizado las siguientes
actividades…?
P58_5. Trabajar para algún
candidato o partido político en
campañas electorales
.755
P58_2. Intentar convencer a sus
amigos para que voten por los
candidatos que usted cree que son
los mejores
.735
P58_4. Asistir a reuniones de
partidos políticos
.733
Conocimiento político
P11. ¿Me podría usted mencionar
cuáles son los Tres Poderes de la
Unión?
.750
P10. ¿Sabe usted cuánto tiempo
duran los diputados federales en
el cargo?
.724
P9. ¿Conoce usted el nombre del
movimiento juvenil que se ha
manifestado en los últimos meses
en México?
.697
P12. ¿A qué partido pertenece
el actual gobernador (jefe de
gobierno en el caso del Distrito
Federal) de su estado?
.403
Eficacia política interna
P3. En su opinión, ¿qué tanto
influyen en la vida política de
México…
E. Las agrupaciones ciudadanas
.885
F. Los ciudadanos
.877
Confianza interpersonal
120
7
8
9
P33. En general, usted diría
qué la mayoría de la gente...
Frecuentemente ayuda a los
demás/Sólo se preocupa por sí
misma.
.787
Componente
1
2
3
4
5
6
7
P34. En general, ¿diría usted que
se puede confiar en la mayoría de
las personas? Sí/No.
.780
P28d. Dígame si está usted de
acuerdo o en desacuerdo con la
frase...La mayoría de las personas
son solidarias.
.363
8
9
Discusión política
P39. Por lo general, cuando usted
está conversando con algunas
personas y éstas empiezan a
hablar de política, ¿qué hace?...
Generalmente participa en la
discusión y da su opinión.
P58_1. ¿Con qué frecuencia
ha realizado las siguientes
actividades…? Platicar con otras
personas sobre temas políticos
.716
.480
.538
Comprension politica (political
understanding)
P1. ¿Qué tan complicada es para
usted la política? Muy complicada
(Poco/Nada complicada).
.841
Método de extracción: análisis de componentes principales.
Método de rotación: Varimax con normalización Kaiser.
121
Anexo B
Guía de codificación de los spots
Con base en estudios previos utilizamos una propuesta de clasificación
de spots que privilegia las funciones que éstos cumplen en la competencia política (Trent y Friedenberg, 2004: Lugo Rodríguez, 2011).
Spots positivos o promocionales
Los spots televisivos tienen diversas funciones, una de las más importantes es la que cumplen los anuncios positivos o promocionales, los
cuales son diseñados con el propósito de mostrar las cualidades del
candidato y sus propuestas políticas, sin hacer referencia a los oponentes (Trent y Friedenberg, 2004). Estos anuncios procuran destacar
los posibles rasgos de similitud de los candidatos «con sus votantes para
provocar la identificación; permiten asociar al candidato con cuestiones que tienen una evaluación positiva para los electores y vincularlo
con grupos o figuras aceptados por la ciudadanía» (García Beaudoux,
D’Adamo y Slavinsky, 2005: 46).
Spots negativos o de ataque
No obstante, en las tácticas de comunicación política en diversos países, incluyendo a México, es común observar el creciente uso de spots
con contenido negativo o de ataque; es decir, con material que relata situaciones negativas y promueve la descalificación del competidor.
Aunque el videoestilo utilizado por estos spots puede variar, su principal función es, invariablemente, «colocar al oponente en una luz
desfavorable o en una posición incómoda» frente a los electores (Trent
y Friedenberg, 2004: 158-162).
122
Tipos de spots negativos
Como señala Lugo, las estrategias de campaña basadas en spots de carácter negativo pueden proveer de información «incómoda» para el
adversario, que le permita al opositor empleador de dicha herramienta ganar adeptos como consecuencia de tal situación. Sin embargo,
esta información puede proveerse de diversas formas. En este sentido,
Johnson-Cartee y Copeland (1989) distinguen tres tipos de spots con
contenido negativo; 1) spots de ataque directo, los cuales se caracterizan por sólo atacar al oponente; 2) spots de comparación directa que
comparan a dos o más actores competidores en una contienda, reconociendo características y experiencias de cada uno, y; 3) spots de
comparación implícita, los cuales están sujetos a la interpretación del
receptor del mensaje para darle la lógica negativa (Johnson-Cartee y
Copeland, 1989).57 Una vez definidos los tipos de spots, se pueden utilizar diversas estrategias, las cuales se han descrito anteriormente, como
lo son: 1) referirse al oponente de manera directa e indirecta; 2) utilizar una estructura comparativa o no comparativa del mensaje y 3) para
el caso de la comparación, que ésta sea implícita o explícita (Lugo Rodríguez, 2011). Con base en la literatura expuesta, se establecen dos
grandes grupos de spots: 1) promocionales y; 2) de ataque, a partir de
éstos se subdividen en:
• Promocionales no comparativos; son aquéllos que tienen
como propósito dar a conocer, en el caso de los candidatos, sus
principales cualidades, experiencias y capacidades y para el
caso de los partidos, sus plataformas electorales.
• Promocional comparativo directo: se utilizan principalmente
para diferenciar al promotor del mensaje con su contrincante,
destacando las características positivas de éste en relación con
57
En este sentido, Pinkleton (1997) encontró diferencias significativas entre los tipos de mensajes antes expuestos y su relación con la percepción de los receptores del
mensaje. Su análisis muestra que los mensajes de contenido comparativo negativo canalizan un mayor grado de información negativa hacia los receptores del mensaje, sin
repercutir en la imagen del promotor del mismo. De manera similar, Meirick (2002)
encuentra que los mensajes comparativos negativos muestran un menor grado de descalificación hacia el promotor del mensaje, en contraste con los mensajes negativos
no comparativos que sí repercuten en mayor medida en el actor fuente del mensaje.
123
•
•
•
•
•
124
su oponente; empero, también sirve como medio de identificación entre promotor y oponente.
Promocional comparativo indirecto: Es implícito ya que no menciona directamente al actor objeto de la comparación. Además
de que incentiva al receptor a hacer comparaciones entre el promotor del mensaje y su competidor, basándose en el conocimiento previo de la audiencia en temas clave de la campaña.
Mensaje de ataque no comparativo: expresa directamente información negativa sobre el oponente, sin hacer referencia al
promotor del mensaje.
Mensaje de ataque no comparativo indirecto: presenta información negativa sobre algún candidato o partido político sin
hacer referencia exacta del mismo; a su vez, tampoco presenta
características específicas del promotor del mensaje.
Mensaje de ataque comparativo directo: hace referencia a
dos situaciones: en primer lugar identifica al oponente objeto del
mensaje, para después compararlo con el promotor del mismo
de manera negativa. Como lo mencionan Johnson-Cartee y
Copeland (1989), este mensaje permite denigrar la imagen del
oponente y enaltecer la del promotor.
Mensaje de ataque comparativo indirecto: es unilateral, ya que
no menciona el objeto de la comparación; empero, sí se destaca
información del promotor del mensaje, lo que permite adjudicar,
a partir de la estrategia de comparación, la superioridad de este
último para con el primero. Este mensaje, al igual que el «promocional comparativo indirecto» se basa en el conocimiento previo
que tiene la audiencia respecto a cierto tema.
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143
ÍNDICE
Agradecimientos .....................................................................
7
INTRODUCCIÓN ..................................................................
La comunicación política y el compromiso cívico .............
El caso mexicano en perspectiva comparada.....................
Plan del libro ......................................................................
11
11
12
13
I. COMUNICACIÓN POLÍTICA Y
CAMPAÑAS ELECTORALES ..............................................
Las campañas electorales: definición y áreas de análisis ..
Los efectos de las comunicaciones de campaña .................
Tipos de efectos...................................................................
La profesionalización de las campañas y
sus efectos en México .........................................................
15
15
18
19
20
II. TEORÍAS ACERCA DEL IMPACTO DE LOS MEDIOS Y LAS
27
CAMPAÑAS SOBRE EL COMPROMISO CÍVICO .............
Teorías del malestar mediático ...........................................
29
31
Teorías de la movilización ..................................................
32
Efectos según el tipo de canal y contenido mediático ........
34
Efectos según el tipo de sistema de radiodifusión ..............
34
Los efectos de Internet ........................................................
34
Estudios sobre América Latina y México ...........................
38
Las aportaciones del estudio del caso mexicano................
56
Resumen ..............................................................................
145
III. EL COMPROMISO CÍVICO EN MÉXICO.....................
Evolución y dimensiones del compromiso cívico en México
Conocimiento político.........................................................
Comprensión política y eficacia política subjetiva ............
Confianza en las instituciones políticas .............................
Participación electoral .......................................................
Activismo en campañas y discusión política ......................
Discusión política ...............................................................
Participación comunitaria .................................................
Confianza interpersonal .....................................................
Resumen .............................................................................
59
59
61
63
66
67
70
74
75
78
81
IV. LOS EFECTOS DE LAS COMUNICACIONES DE CAMPAÑA
EN EL COMPROMISO CÍVICO EN LA ELECCIÓN PRESIDEN83
CIAL DE 2012 .............................................................................
El contexto de la elección presidencial de 2012 ................
83
Canales de comunicación en la campaña
86
presidencial de 2012 ...........................................................
El impacto de la exposición a las comunicaciones de campaña
97
en el compromiso cívico .....................................................
98
Hipótesis .............................................................................
99
Método ................................................................................
Análisis y discusión de los resultados ................................ 104
Conclusiones....................................................................... 115
Anexo A
Análisis factorial (dimensiones del compromiso cívico en
México) ............................................................................... 119
Anexo B
Guía de codificación de los spots ....................................... 122
146
FUENTES CITADAS .............................................................
125
ÍNDICE DE GRÁFICOS ........................................................
147
ÍNDICE DE TABLAS .............................................................
149
ÍNDICE DE gRáFICOS
Gráfica 1 Modelo de comunicaciones de campaña y su
ambiente contextual ............................................................ 17
Gráfica 2 Partidismo en México, 1997-2012 (porcentaje) 40
Gráfica 3 Fortaleza del partidismo en México, 1989–2007
(porcentaje)......................................................................... 42
Gráfica 4 Penetración de Internet en México, 2000-2011 . 43
Gráfica 5 Penetración de Internet en México y
el mundo, 2011 .................................................................... 43
Gráfica 6 Tipología de sistemas mediáticos según el uso de
medios en 48 países ............................................................ 45
Gráfica 7 Principales fuentes de información
política en México (1991-2012) ......................................... 47
Gráfica 8 Concentración de las concesiones de televisión
abierta en México en perspectiva comparada .................... 53
Gráfica 9 Concentración de la audiencia de televisión
abierta en México en perspectiva comparada .................... 54
Gráfica 10 Niveles de conocimiento político en
México (2001-2012) ........................................................... 62
147
Gráfica 11 Sentimientos de eficacia política en
México (2003-2012) ........................................................... 65
Gráfica 12 Confianza política en México (2003-2012) ..... 67
Gráfica 13 Participación electoral (voto), en
México (1961-2015) ........................................................... 69
Gráfica 14 Participación en campañas electorales en
América Latina ................................................................... 71
Gráfica 15 Intentos de persuadir a otros para que voten
por un partido o candidato en América Latina .................. 72
Gráfica 16 Niveles de activismo y discusión
políticos en México (1993-2013) ........................................ 73
Gráfica 17 Discusión política en México (2001 a 2012) ... 74
Gráfica 18 Participación comunitaria en América Latina 76
Gráfica 19 Participación comunitaria en
México (2001-2012) ........................................................... 77
Gráfica 20 Confianza social en América Latina, 2010 ...... 79
Gráfica 21 Confianza social en México (1959, 2000-2012) .81
Gráfica 22 Tipos de anuncios televisivos por
partido/candidato en la elección presidencial de 2012 ...... 93
148
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1 Una tipología de los efectos de los medios y las
campañas ............................................................................ 20
Tabla 2 Etapas en el desarrollo de las campañas
electorales........................................................................... 22
Tabla 3 Frecuencia de la exposición a noticias y programas
sobre política en medios electrónicos e impresos, 2003 y
2012 (porcentaje)................................................................ 48
Tabla 4 Concentración de concesiones de televisión
abierta en México (2007) ................................................... 52
Tabla 5 Concentración de la participación de audiencia de
televisión abierta (audience share) en México ................... 54
Tabla 6 Spot de ataque de la campaña de jvm.................... 93
Tabla 7 Spot de ataque de la campaña de epn/pri .............. 94
Tabla 8 Spot de ataque de la campaña de amlo ................. 94
Tabla 9 Promedios de los indicadores de compromiso
cívico por exposición a diferentes tipos de comunicaciones
de campaña ......................................................................... 106
Tabla 10 Correlaciones de orden cero entre indicadores
de compromiso cívico y exposición a noticias en medios
impresos y electrónicos ...................................................... 107
149
Tabla 11 Modelos de regresión múltiple de indicadores
de compromiso cívico por tipo de exposición a medios/
comunicaciones de campaña, con controles sociales......... 110
Tabla 12 Modelos de regresión múltiple de indicadores de
compromiso cívico por tipo de exposición a noticias ......... 112
Tabla 13 Resumen de los modelos de regresión múltiple
de indicadores de compromiso cívico por tipo de
exposición a comunicaciones de campaña/noticias,
con controles sociales .......................................................... 114
150