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ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
Y ESPIRITUALIDAD
Jorge Isauro Rionda Ramírez1
SUMARIO: el presente artículo trata al respecto de la
importancia que tiene la disciplina de la antropología
religiosa para explicar como elemento común de la
humanidad el sistema de creencias que forman una religión.
Su principal aportación y alcance es que plantea la
relevancia que tiene este rasgo distintivo del Hombre para
organizarse como sistema social y formación
socioeconómica. El tema del orden aparece como
fundamental en el interés por el saber. Trata este aspecto
desde su planteamiento intuitivo filosófico, inductivo
científico y su derivación a la fe y a las convicciones de las
personas en cuanto sus valores, creencias y razones para
existir como para explicar la existencia misma. Finalmente
culmina indicando el valor de la religión para la
civilización, el orden y el Estado.
SUMMARY: this article is regarding the importance that
has the discipline of religious anthropology to explain the
belief system that form a religion as a common element of
humanity. His main contribution and scope is that it raises
the relevance that has this distinctive feature of man to organize themselves as a social
system and socio-economic formation. The subject of the order appears as fundamental
in the interest in knowledge. He is this aspect from his intuitive approach to
philosophical, inductive scientific and its derivation to the faith and beliefs of persons
insofar as their values, beliefs and reasons for explaining the existence and exist. Finally
culminates in indicating the value of religion for civilization, the order and the State.
PALABRAS CLAVE:
1.
2.
3.
4.
Antropología filosófica
Filosofía
Ciencia
Religión
KEYWORDS:
1. Philosophical anthropology
1
Profesor e investigador por contrato de la Universidad De La Salle Bajío desde el 2005. Adscrito al
programa de posgrado de la Facultad de Negocios. Miembro del sistema nacional de investigadores (nivel
1) CONACYT, desde el 2004. Profesor investigador de tiempo completo de la Universidad de
Guanajuato desde 1990, campus León. Correo electrónico: riondaji@hotmail.com y portal:
www.eumed.net/jirr/
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2. Philosophy
3. Religion
4. Science
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INTRODUCCIÓN.
La antropología filosófica trata de identificar los elementos culturales comunes en las
civilizaciones humanas en todo momento de la historia, que comparten como una
singularidad de la inquietud creativa del Hombre y que no obstante su aislamiento, una
de otra, manifiestan como parte inherente a la naturaleza humana.
Tales expresiones son por decir las manifestaciones artísticas: todo pueblo desarrolla su
propia música, danza, pintura, arquitectura, escultura, teatro, por citar las principales.
Otra expresión común son las conductas de género donde siempre hay la distinción
entre las consideradas masculinas o femeninas. Juicios de valor como de bondad, la
enconada preocupación por el bien y el mal, y sobre todo la inclinación espiritual del ser
humano por la credo en alguna deidad.
Sin duda, solo en una fase muy inicial o natural de la existencia humana el Hombre se
manifiesta como agnóstico, que no es ateo puesto que para ello primero se debe
concebir el concepto Dios, incluso desarrollarlo a un nivel de religión, y luego
fundamentar la no creencia en su existencia. Otra cosa es ignorar el concepto.
Ignorancia propia de un nivel de conocimiento elemental, propio del Hombre primitivo.
De hecho no hay sociedades, ni civilizaciones ateas. En el socialismo y en el
comunismo, el fundamento parte de la no creencia en Dios, más en las naciones que han
inventado este régimen socio económico no han podido erradicar su creencia, todas
ellas parten de sociedades con profundo inclinación al pensamiento religioso, como es
el caso del cristianismo ortodoxa en la Rusia soviética o del budismo en la China
comunista.
Es posible que el fracaso del socialismo en naciones que llegan a implementar este
régimen socio económico se explique por la falta de convicción filosófica de su pueblo
al basar la lógica de este esquema en una laicitud atea (estructuralista) que no es
consistente con una convicción creyente (funcionalista). De hecho la revolución cultural
en China dada bajo la administración de Mao Tsetung (Hunan, China, 1893 - Pekín,
1976)2, pretende erradicar la creencia religiosa de las convicciones culturales del pueblo
chino, cuestión que implica grandes costos y sacrificios culturales y cuyo resultado
redunda en un abierto fracaso, el pueblo chino sigue expresando un profundo
pensamiento religioso aunque se le tenga prohibido el culto público.
LA FILOSOFÍA.
Para comprender más debidamente la consistencia de la disciplina filosófica que aquí es
tema de interés: la antropología filosófica, es importante comenzar por dilucidar temas
conceptuales. Se inicia por definir qué es la filosofía. Para quien desee un trabajo de
mayor profundidad que el presente artículo al respecto se recomienda el trabajo del S.J.
Raúl Gutiérrez Sáez Antropología Filosófica (2010) e Historia de las doctrinas
filosóficas (2009).
Es la disciplina que se preocupa por resolver temas fundamentales a la existencia tales
como son el origen, el destino y la existencia misma (aspecto donde entra el dilema
2
Consultado de la Internet el 03 de abril de 2013 del portal:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mao.htm
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entre el ser y el estar). En ello, se identifica que la primera, primicia, inicial y más
legítima preocupación del Hombre es el tema del “orden”.
La existencia y su inscripción en la misma se le presenta al ser humano como adversa,
siniestra, arbitraria, desordenada o bien incomprensible. Su preocupación radica en
velar si existe algún orden en el aparente universo arbitrario (los llamados misterios o
secretos de Dios), o bien cuál es el rol del ser humano en procurar ordenar (controlar) el
Universo (el juego del Hombre).
La intuición es la principal fuente del conocimiento. Veinte y cinco siglos de tradición
filosófica parten precisamente de las evidencias inminentes de la creación que llevan al
ser humano a “sospechar” al respecto de las razones de la propia existencia. La cuestión
es que las mismas solo tienen fundamento en el ámbito de la lógica de las cosas y no
son necesariamente verificables. La lógica que trata del sentido y conexión que hay
entre las cosas, meramente de forma cualitativa. Por ello René Descartes (La Haye,
Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia, 1650)3 concibe que el “orden de Dios” solo puede
ser comprendido desde el lenguaje de las matemáticas, por lo que la mesura de las cosas
son la forma en que se puede verificar por su expresión real, material, física, de manera
cuantitativa.
Por lo anterior las matemáticas entran desde el siglo XVII a ser tema de peso en el
saber. Asimismo, con la revolución de Descartes la dimensión de la inquietud en el
saber del Hombre se modifica, las cuestiones fundamentales como no son (por el
momento) verificables, se postergan a un interés ulterior, por lo que la preocupación se
centra en el saber que es verificable por los sentidos del ser humano. Nace entonces la
ciencia y se deja atrás una tradición de veinte y cinco siglos de filosofía. Implica por
otra parte que de la intuición se pasa a la inducción y la inferencia como fuente del
conocimiento verificable.
LA CIENCIA.
Como se afirma líneas en líneas anteriores de este trabajo, la más legítima inquietud en
el interés en el saber que el Hombre expresa es comprender si hay orden en el universo.
Es por ello que toda categoría adquiere la concepción de ser un órgano que más que un
concepto físico es lógico; esto es, expresa existir bajo la condición de poseer una
estructura y cumplir una función.
De haber orden en el universo, hay Dios y el interés está en descubrir sus secretos o
misterios. Por ello a Dios se le define como la causa de las causas, la causa originaria.
Quien cree ve las cosas desde un punto de vista de la causalidad, a lo que se nombra
como funcionalismo. La función determina la estructura, el fin define los medios, la
realidad es por como funciona.
Contraparte, de no haber orden eso indica que no existe Dios, por ello el interés se
centra en el Hombre, propiamente en el juego del Hombre. Como no hay causa alguna
que explique los sucesos, todo es casualidad, un mero accidente arbitrario y estocástico,
impredecible, incontrolable. De ahí el punto de vista estructuralista donde la estructura
3
Consultado de la Internet el 03 de abril de 2013 del portal:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/descartes.htm
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determina la función, la realidad es un capricho de la naturaleza, arbitraria, desordenada
y producto de lo casual.
No obstante, en ambos puntos de vista las cosas cambian, ambas explican si en el
cambio hay una razón causal o bien depende de un suceso arbitrario, casual. Y con ello
se quiere velar la existencia o la no existencia de orden en el universo, en el cual juega
un papel importante un ser supremo llevado a una expresión absoluta (que no cambia y
siempre permanece inmutable): Dios.
¿Pero por qué cambian las cosas? Las cosas al cambiar demuestran tener una existencia
relativa, mutable, cambiante. No son por tanto trascendentales, absolutas. Se le nombra
a esto inmanencia. En el tema de la existencia el tema del ser y del estar indica que en
cuanto se existe se presentan ambas condiciones: se es como se está.
El ser, que permanece inmutable como esencia, y el estar, que cambia constantemente a
diferentes formas, es inmanente. Cuando las personas mueren se deja de ser pero no de
ser. El ser siempre permanece. Muta a una nueva expresión de la existencia. Por eso
Aristóteles considera que en la existencia se es “acto” y “potencia”. Acto que es la
expresión del estar en la existencia en cierto momento, en el tiempo, con su
mutabilidad, y potencia que es aquello en que la existencia se expresa, muta, cambia.
Eso explica la inmanencia de las cosas (Hall, agosto 2011).
Pero en lo absoluto, lo trascendental, solo existe el acto puro. Sin potencia. Ya no
cambia, ya no muta, permanece por siempre. Se trata de Dios que no se expresa en
alguna forma del estar, sino quien siempre es. La inmanencia muta precisamente por
que ensaya mejores formas de existencia. Es decir, se purifica a mejores expresiones,
expresiones mejoradas, más puras, hasta llegar a convertirse en parte del acto puro
(Dios), que es el centro donde todo gira a su alrededor (cambia), concéntricamente y
tiende a él. Las cosas existen en el tiempo en diversas formas del estar, pero su esencia
como ser si viene purificando hasta que se deslinda de toda expresión material para
llegar a ser acto puro (solo ser).
En ello queda evidente que en la inmanencia, durante el tiempo las cosas mutan para
mejorar (depurarse). Por ello se sabe que de un momento a otro todo tiende a mejorar.
De ahí la visión del progreso para las ciencias sociales, o la evolución para las ciencias
naturales. Hoy es un día mejor que ayer, y mañana es un mejor día que el actual. Porque
en la purificación las expresiones de la existencia de las cosas (estar), pasan de formas
más corruptas (desordenadas) a menos corruptas (ordenadas). De mineral a planta, de
planta a animal, de animal a ser humano, de Hombre a alma… (Oparin, 1957). En ello
la mutabilidad es inconmensurable, la depuración de la inmanencia, su traslado de lo
relativo a lo absoluta lleva un tiempo indeterminado, muy pero muy largo, quizá
infinito. Pero en algún momento todo el universo dejará de existir como inmanencia
para pasar a ser parte de Dios, trascendental, absoluto y permanentemente ser.
Omnipotente, omnipresente, omnisapiente.
LA RELIGIÓN.
En el proceso de transición de la inmanencia en su purificación, aparece el tema de la
Iluminación que lleva a la concepción del alma como expresión del ser. El alma que se
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encarna en una expresión de existencia material, carnal, sensible, de goce de las cosas
vanas y olvida en ello el saber pleno del mundo de las ideas (Platón).
En el mundo cristiano la pureza a la que se refiere Aristóteles es interpretada por
Aurelio Agustín de Hipona (San Agustín, 354 d.C.en Tagaste – 430 Hipona)4 como el
recuerdo del mundo de las ideas, la iluminación, que pone luz mediante el conocimiento
ante la ignorancia (oscuridad, desconocimiento). Iluminarse es el recordar por el alma,
el ser, el mundo de las ideas. Y en ello, la expresión material en que radica la existencia
del alma se corrompe, envilece, desgaja, madura y envejece, muere y deprende al alma
liberándola de su cautiverio inmanente para que regrese al mundo de las ideas.
En el cristianismo la purificación y la iluminación son parte de un mismo proceso. La
primera es la depuración del alma a una expresión divinizada, mejorada, sublime. La
segunda es el detrimento de la ignorancia, de las tinieblas, de la oscuridad para
despejarla con la luz del saber. Por ello, quien sigue el evangelio se ilumina y lleva a su
alma a la pureza deseada (carente o pura de pecado) para ingresar al paraíso.
Esto mismo inspira a otras religiones del mundo como lo es el islamismo (muy ligado
filosóficamente al cristianismo católico), como en el taoísmo y el budismo oriental,
quizá filosofías precedentes como antecedentes al propio cristianismo de occidente
(Hall, agosto 2011).
Lo interesante es que es precisamente la religión un rasgo distintivo de la humanidad.
La inclinación al pensamiento religioso es propio de toda sociedad y civilización. Su
arraigo viene desde las primeras manifestaciones culturales y evoluciona de simples
deidades y creencias hasta el desarrollo de religiones profundamente fundamentadas. Va
desde la magia, las creencias totemistas, animistas, fetichistas, chamanistas, al
politeísmo, pasa a un monoteísmo donde Dios tiene una presencia inmanente (como en
el catolicismo), o bien en un monoteísmo trascendental donde Dios es ajena a la
existencia humana, solo piensa en sí mismo. Finalmente culmina en una expresión
panteísta de tipo iconoclasta como en el protestantismo. No obstante, al parecer la
humanidad no renuncia de ningún modo a su creencia en la existencia de un ser
supremo. Razón por la que quizá no es viable una convicción socialista o comunista que
se funda en el ateísmo para partir hacia una dialéctica materialista, de lo que derivan los
regímenes de este tipo.
Rasgo común para toda la humanidad, en todo momento y ante todo pueblo, la religión.
Por eso es parte de interés de la antropología filosófica. Y en cada religión a su vez se
velan otros rasgos más comunes que son las directrices que les mueven, de carácter
filosófico destaca el génesis, el destino, el apocalipsis, el bien y el mal, el acto benévolo
como el pecaminoso, el cielo y el averno, los agentes de Dios como del mal, ángeles y
demonios, el sacrificio, la buen conducto, la caridad y la generosidad humana, la
maldad y la perversidad, la moral y la inmoralidad, la reproducción humana, su
sexualidad y la virilidad, lo ético como lo estético, la mesura, lo venial como lo capital,
entre otros rasgos más.
4
Consultado en la Internet el 03 de abril de 2013 del portal:
http://www.webdianoia.com/medieval/agustin/agustin_bio.htm
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CONCLUSIÓN.
El ser humano no solo debe ser visto como un homo económicus y homo fáber, sino
como homo sapiens, que no solo lo pone como sabio, sino como creyente, un ser con
convicción en cuanto su sistema de creencias. El tema principal que le ocupa en su
existencia es “quién soy”, “quién me creó”, “para qué me creó”, “cuál es mi misiva”,
“de dónde vengo”, “hacia dónde voy”, “cuál es mi destino como mortal”, “cómo puedo
trascender”…
El entorno se le presenta como supremo. Trata de descubrir si hay inherente a su
movimiento algún orden, y quien dirige dicho orden. O bien, de no haberlo cómo hacer
para ordenarlo. Los misterios de Dios o bien el juego del hombre derivan en un sistema
de creencias que fundan la filosofía, como interés en lo fundamental y lo trascendental,
y que por otra parte, en cuanto su sistema de vida, dan pie a un régimen de códigos
morales que arman un sistema de fe y de convicciones que se llaman religión.
Ritos, rituales, hábitos y conductas, quedan inscritos en el control de la religión, y para
ello se erigen las Iglesias que velan por cada una de las distintas fe, templos de lo
sagrado y sublime, amparan la espiritualidad y le llevan a un sentido que legitime el
sistema de vida de los pueblos creando una “civilidad religiosa”, misma que pronto
deriva en la formación de las instituciones y del propio Estado. Gracias a la fe se
implementan las organizaciones. El propio sistema de vida es un esquema económico
que parte de una formación social históricamente específica, donde hay una
organización social del trabajo y la producción, con división y especialización del
trabajo y bajo un orden previamente establecido por la sanción moral, prontamente
sanción religiosa, o en su fe, de origen divino.
La antropología filosófica aporta la comprensión que ampara la fe religiosa ante las
evidencias científicas que bien la cuestionan en sus fundamentos. La intuición se
enfrenta a la evidencia empírica y muchas veces no tiene amparo alguno ante la
verificación de sus preposiciones. No obstante, en el sistema del pensamiento filosófico
en esencia se sostiene el principio religioso por los temas relativos a la creación, la
existencia, la inminencia y lo trascendental o absoluto. El tema de Dios rebasa la forma
en que cada religión le expresa para finalmente quedar como la causa de las causas, la
causa originaria que mueve todas las cosas y explica la razón de existir en distintas
formas alotrópicas en que se materializa el ser.
Finalmente, no se puede negar la “sospecha” que la humanidad tiene en todo momento,
en toda cultura, ante toda civilización al respecto de una inspiración divina en la
creación y su movimiento permanente (inmanencia). Todo indica que aún en la
casualidad, las cosas tienden a un orden o bien, a una razón de ser. El milagro, por decir
no es en sí que la vida derive de materia muerta por simples accidentes dados en un
tiempo que se presenta como infinito. El milagro real es que esta materia vida, derivada
de la muerta, tenga conciencia: el Hombre. La intuición entonces lleva necesariamente a
la sospecha de que hay algo superior que arrienda la creación hacia un fin. Un fina que
no está para el Hombre del todo claro, es un misterio. Misterio mismo que explica el
interés natural de la humanidad en conocer, descubrir, saber… crear ciencia de lo
evidente, de la veracidad de las cosas, que son expresiones relativas e inmanentes, como
camino ineludible a la verdad, cuestión en que se ilumina al Hombre por su peso
absoluto y trascendental, que es de hecho “palabra de Dios” (u obra de Dios).
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FUENTES.
Gutiérrez Sáenz, Raúl
(2009) Historia de las doctrinas filosóficas. 1ª. Ed. 1999. 38ª. Ed. 2006. 3ª.
Reimpresión. (2009). México. Grupo editorial Esfinge. P. 230.
(2010) Antropología filosófica. México. Grupo editorial Esfinge.
Hall, Manly P. (Agosto 2011) Las enseñanzas secretas de todos los tiempos. México.
Ediciones Martínez Roca. P. 800.
Oparin, Alexandr Ivánovich (1957) El origen de la vida en la tierra. Londres.