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La maestra Graciela había sido clara con la tarea que encargo, al día siguiente cada niño del salón tendría que presentar su hecho histórico favorito y el pequeño Hamilton al segundo ya sabía cuál sería, por supuesto: La Independencia de Estados Unidos. No por algo llevaba aquel nombre, justo como uno de los personajes de mayor importancia de la Independencia, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos. Su mama le había inculcado el amor por la historia y al igual que ella, su historia favorita siempre seria la manera en que las trece colonias se rebelaron contra el Rey George III y su imperio que solo implicaba beneficios para él y los suyos, dejando a los antes no Americanos con las “sobras”. Estaba justo a mitad de la narración de su ensayo cuando escucho que tocaban el timbre, su mama le grito desde la cocina que si le podría hacer el favor de acudir a la puerta y él obediente se encamino a esta, al llegar abrió y le sonrió a la niña de su misma estatura que aguardaba paciente, se trataba de su mejor amiga Eliza, quien le correspondió la sonrisa. —¡Eliza! Hola, ¿Qué te trae por aquí? —Le pregunto Hamilton haciéndose a un lado para dejarla pasar. Ella hizo un pequeño asentimiento en modo de agradecimiento y se adentró en la casa. —Bueno, ¿recuerdas lo que nos encargó la maestra Graciela? ¿Lo de nuestro hecho histórico favorito? —Sí, de hecho estoy trabajando en ello. ¿Por qué preguntas? —dijo el pequeño después de haber cerrado la puerta y comenzado a caminar en dirección al pequeño escritorio en el que había estado antes. —Es que…—Eliza vacilo unos segundos antes de volver a pronunciar palabra— No me ha ido muy bien en la clase de historia y simplemente no me puedo aprender tanta información…intente realmente hacerlo, pero al final termine aquí. ¿Te importaría ayudarme? Hamilton rio un poco por los nervios de su amiga y asintió sin dudas ante su petición, trajo una silla del comedor y la coloco a un lado de la que había estado usando antes. Eliza tomo asiento y él la acompaño. —Por supuesto que te quiero ayudar…para eso estamos los amigos —le sonrió y tomó el cuaderno que ya tenía un poco de su ensayo escrito— Yo estoy escribiendo sobre la Independencia de Estados Unidos…es mi historia favorita. —Espera —interrumpió Eliza y lo miró sorprendida— ¿Es posible que algún hecho histórico se convierta en tu favorito? — ¡Por supuesto que sí! Es como leer un cuento, todos tenemos un cuento favorito…—se encogió de hombros con la mirada en su amiga— —Ya entiendo, puedes seguir —Te decía, yo estoy escribiendo sobre la Independencia de Estados Unidos…ya sabes, unos chicos valientes e inconformistas que se cansaron del mal trato del Rey George III, todos ellos eran muy inteligentes y sabían que era tiempo de luchar por sus derechos…una revolución. — ¿Una revolución? ¿Pues qué fue lo que hizo George para enojarlos tanto? —Después de la Guerra de los siete años, los Ingleses interfirieron mucho con las decisiones de las trece colonias, incluso pusieron su propios impuestos para el té, créelo o no, el té tuvo mucho que ver en las razones de porque lo que ahora es América, decidió revelarse...el rey George se ofendió mucho cuando los rebeldes empezaron a convencer a la gente de que no podían seguir bajo las decisiones de Gran Bretaña, incluso mando a hombres que trabajaban para él a las plazas en donde hacían un llamado a los rebeldes, advirtiéndoles que sus acciones tendrían represalias… — ¿Qué clase de represalias? —preguntó Eliza con interés en la narración de su mejor amigo. Hamilton pasó un dedo por su cuello de manera horizontal, dándole a entender claramente a Eliza que el castigo por la rebeldía seria la muerte. La pequeña se estremeció en su lugar pero aun así, espero a que su amigo prosiguiera con la historia. —Lo que más me gusta de esto es que los rebeldes a pesar de las amenazas del rey no se rindieron y siguieron convenciendo a la gente sobre levantarse contra Gran Bretaña…entonces el 19 de abril de 1775 dio comienzo la tan anhelada revolución, el ejército bajo el mando del invencible George Washington — ¿George Washington? Ese nombre se me hace conocido… ¿Él no fue el primer presidente de Estados Unidos? —Sí, es el mismo. En ese entonces era un respetable general…y quien tomaba las decisiones en los movimientos contra los soldados de Gran Bretaña. Fue hasta la batalla de Yorktown el 19 de Octubre de 1781 que esto termino…los Ingleses se rindieron al encontrarse emboscados, Lafayette hizo un gran trabajo si me lo preguntas, el marqués de La Fayette es mi favorito…porque déjame decirte que sin la ayuda de Francia, las cosas hubieran sido muy diferentes. Aunque tampoco hay que olvidarnos de Hércules Mulligan que fue prácticamente un héroe al ser el espía secreto, el trabajo de Aaron Burr, John Laurens tal vez el soldado más valiente…y por supuesto el inigualable Alexander Hamilton. — ¿Hamilton? ¿Cómo tú nombre? —Exacto…aunque en realidad es un apellido, mi mama decidió llamarme así por Alexander Hamilton, el brillante inmigrante, quien fue el amigo más cercano de George Washington, claramente él es su favorito. —Y sí que lo es…la historia de mi padre fundador favorito es algo digno de admirar, su vida definitivamente no fue nada fácil. —Dijo la mama de Hamilton entrando sonriente a la habitación. — Un ejemplo de que nada es imposible… —Hola señora —saludo Eliza sonriendo feliz de estuviera ahí, pues la mama de Hamilton era casi como su segunda madre, siempre había sido una mujer que admirar. —Hola pequeña Eliza… ¿Has venido a hacer tarea? Hamilton ya me conto sobre el trabajo que les encargaron para mañana, sobre su hecho histórico favorito… —Sí, de hecho Hamilton me está contando la historia que usara, nunca creí que la historia fuera tan interesante…mucho menos la Independencia de Estados Unidos. —Pues ya ves, por eso me encanta —intervino el pequeño en la conversación— Además no te conté el final…¿Podrías hacerlo tú, mama? —Claro…al final el Rey George se rindió dándole la independencia a Estados Unidos, les aseguro que me imagino al rey haciendo pucheros y pisando fuertemente el piso como un niño pequeño…se firmó el tratado de parís en 1783 y desde ahí, EUA comenzó su era de independencia… —Eso es fabuloso…tengo muchas ganas de escribir un ensayo ahora, pero no quiero copiarle la idea a Hamilton. —dijo Eliza provocando las risas de su mejor amigo y su mama. —No te preocupes Eliza, hay muchas historias más de las que puedes escribir… —Y Hamilton y yo te las contaremos todas mientras comemos, dense prisa chicos, que la comida se enfría. Todo fue justo como Angélica, la mama de Hamilton había dicho, Eliza conoció muchas historias que antes había tenido el error de creer aburridas, y sus favoritas se habían vuelto la Revolución Francesa en donde una vez más había parecido Laffayette, la primera y segunda guerra mundial y por supuesto la revolución industrial. En cuanto llegó a su casa comenzó a escribir y al siguiente día, tras el magnífico ensayo de Hamilton sobre la Independencia de Estados Unidos en donde se enteró que la esposa de Alexander H. se había llamado Eliza, ella paso al frente a leer su ensayo…definitivamente había escogido la revolución Francesa, Laffayette también se había convertido en su personaje favorito.