UNIVERSIDAD DE SEVILLA
DEPARTAMENTO DE ENFERMERÍA
ESCUELA UNIVERSITARIA DE CIENCIAS DE LA SALUD
TESIS DOCTORAL
PERCEPCIÓN DE LAS
ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA
EN ATENCIÓN PRIMARIA
ELOISA LAGARES VALLEJO
SEVILLA, 2008
A Carmen Vallejo por acompañarme desde siempre.
A todos los que disfrutan aprendiendo para enseñar.
A mis hijos, mi mayor satisfacción
Los que puedan estar que no olviden lo que son,
los que están que no olviden lo que fueron.
Agradecimientos
A mis buenos amigos, Rafael Capilla Díaz de Lope Díaz, Esther Rodríguez
Vidales y Rosario Rodríguez Díaz que siempre me animaron y a Clementina
Rodríguez Legido que me dio la mano.
A mis directores, Daniel y Mercedes por su paciencia.
A mis amigos por su comprensión.
Dª. MARÍA DE LAS MERCEDES LOMAS CAMPOS,
Catedrática de Escuela Universitaria del Departamento
de Enfermería y D. DANIEL TORRES LAGARES,
Profesor Ayudante del Departamento de Estomatología
de la Universidad de Sevilla, en calidad de directores del
Proyecto de Tesis de la Licenciada en Odontología Dª
Eloisa Lagares Vallejo.
HACEN CONSTAR: que el presente trabajo de
investigación
“PERCEPCIÓN
DE
LAS
ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA EN
ATENCIÓN PRIMARIA” ha sido realizado
bajo nuestra dirección y cumple todos los
requisitos para optar al grado de Doctor.
Sevilla, a 18 de enero de 2008
ÍNDICE
ÍNDICE
1.- INTRODUCCIÓN
1.1.- De la percepción, 9
1.2. La enfermería y la mujer: dos historias paralelas, 19
1.3. La enfermería moderna en España, 27
1.4. El escenario: la Atención Primaria, 33
1.5. El eterno problema: la falta de definición de funciones, 47
1.6. La organización de los equipos en Atención Primaria, 51
1.7 Evolución y condicionantes del trabajo en la Atención Primaria
Reformada, 57
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA E
HIPÓTESIS DE TRABAJO, 65
3. OBJETIVOS
3.1.- Objetivo general, 67
3.2.- Objetivos específicos, 67
4.- METODOLOGÍA
4.1.- Universo, 69
4.2.- Muestra, 69
4.3.- Encuesta, 70
4.4.- Procedimiento, 75
4.5.- Análisis estadístico, 76
5.- RESULTADOS
5.1.- Caracterización de la muestra, 81
5.2.- Influencia de las variables socioeconómicas en la percepción de las
actividades de enfermería, 87
5.3.- Análisis pormenorizado de la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria, 99
6.- DISCUSIÓN
6.1.- Sobre la muestra, 181
6.2.- Análisis de la percepción global de las actividades de enfermería, 187
6.3.- Influencia de los cambios de competencia y las variables
sociológicas en la percepción de las actividades de enfermería, 193
6.4.- La información directa o indirecta, del contacto directo a las fuentes
externas, 205
6.5.- Una cuestión de principio y también de género, 209
6.6.- Permanencia y dinamismo. Los cambios en la profesión, 213
7.- CONCLUSIONES, 225
8.- BIBLIOGRAFÍA, 231
1. INTRODUCCIÓN
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
1.- INTRODUCCIÓN
1.1.- De la percepción
La percepción de cualquier objeto implica su relevancia para el sujeto
perceptor, que, de manera activa, le atribuye significado. El reconocimiento de
una función social específica, característica fundamental de las profesiones,
requiere, como paso previo, que el trabajo que realizan los profesionales sea
percibido por la sociedad.
En el caso de las profesiones sanitarias, también
llamadas “paramédicas”, existe una especial dificultad, ya que la gran visibilidad
de las actividades del médico eclipsa o dificulta la percepción del trabajo de otros
profesionales, tanto más cuanto mayor sea la proximidad relativa.1
Esta mayor proximidad se establece en el nivel de Atención Primeria. La
Atención Primaria de Salud (APS) tuvo su origen en la Declaración de Alma Ata,
ciudad en la que se reunió la Conferencia Internacional de Atención Primaria de
Salud, el 12 de septiembre de 1978. Fundamentalmente, la APS es una filosofía
que inspira una serie de acciones, entre las que se encuentra la reforma de la
atención primaria (AP) o primer nivel del sistema sanitario, que se manifiesta en
la forma y en los contenidos de los servicios que desde este nivel prestan los
profesionales sanitarios.
La mayor parte de los médicos y las enfermeras2 desarrollan sus
actividades dentro del sistema sanitario, que se estructura actualmente en dos
1
Freidson, E. (1978). La profesión médica. Un estudio de Sociología del conocimiento aplicado. Barcelona: Península.
2
A lo largo de este trabajo se ha utilizado la denominación “enfermera” para designar a los profesionales de enfermería,
tanto mujeres como hombres; el femenino se impone por “inercia histórica”, como expresa Francisco Correal (Diario de
Sevilla DO. 30.7.2006) para el caso de las matronas.
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niveles de atención. Un primer nivel generalista y extrahospitalario (centros de
salud y consultorios) y un segundo nivel especializado, que puede ser
extrahospitalario (centros de especialidades) u hospitalario (hospitales, en
general).
El primer nivel de atención constituye, generalmente, la puerta de
entrada al sistema de salud y es en este nivel donde se resuelven la mayor parte
de los problemas sanitarios.
Entre los cambios que se han producido en la AP destacan el paso de
tener una función exclusivamente curativa, a asumir la promoción de la salud y
la prevención de la enfermedad; de mantener una relación incidental con el
usuario enfermo, a prestar una atención continuada, a lo largo de todo el
proceso vital, tanto en situaciones de salud como en situaciones de enfermedad;
de considerar únicamente el aspecto biológico a contemplar la salud integral,
desde un punto de vista bio-psico-socio-cultural. A estos logros se unen la
cobertura universal, la accesibilidad a todos los ciudadanos, y el enfoque familiar
y comunitario de la salud, en el que los profesionales sanitarios no sólo se
relacionan con los individuos, sino también con las familias y con la comunidad.
La reforma de la AP ha proporcionado a las enfermeras un nuevo
escenario, en donde la relación con los usuarios se hace más continua en el
tiempo y más cercana en el espacio, aquél en el que los individuos y las familias
desarrollan su ciclo vital. Por otra parte, en la AP la enfermera trabaja formando
parte del equipo de salud, junto con otros profesionales, además del médico. Este
equipo multidisciplinar tiene el mismo objeto: el individuo, la familia y la
comunidad, y el mismo fin: la salud integral. Sin embargo, cada miembro de este
equipo tiene unas actividades específicas, que desarrollan de forma autónoma
aunque coordinada. Con respecto a las enfermeras, la visita domiciliaria y la
consulta de enfermería son nuevas actividades, a las que dedican la mayor parte
de su jornada laboral, y las realizan en espacios y, con frecuencia, en tiempos
distintos del resto de profesionales. Por estas circunstancias, se ha considerado
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que la Atención Primaria es el medio más adecuado para estudiar la percepción
del trabajo de las enfermeras por parte de la población.
Percibir, etimológicamente, procede del latín (percipere, per-captare:
captar o aprehender algo de modo suficiente o completo).
La significación de
apropiación está muy ligada al concepto de percepción. El sujeto percipiente
que, de forma activa e intencionada, se apropia de la realidad es el resumen de
un proceso complejo, que abre un mundo del que el propio sujeto forma parte, y
le proporciona representaciones que le informan acerca de éste.
Varias definiciones pueden servir para el concepto de percepción: 3
1. Acción y efecto de percibir.
2. Sensación interior que resulta de una impresión material hecha en
nuestros sentidos.
3. Conocimiento, idea.
Estas tres acepciones se refieren al fenómeno de estimulación del
receptor, a la sensibilidad para captar el estímulo y al resultado de la
interpretación de la sensación.
La percepción se realiza a través de los correspondientes órganos
perceptivos, muy localizados cuando se trata de los sentidos más conocidos: la
vista, el oído, el olfato o el gusto y, algo menos localizado, el tacto, que en su
conjunto constituyen el sistema exteroceptivo, pues la energía que los estimula
procede del exterior. Por su parte el sistema interoceptivo nos aporta
información de nuestras vísceras y el sistema propioceptivo, nos informa de la
posición de nuestro propio cuerpo.
3
Real Academia Española. (1992). Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Madrid: Espasa Calpe.
−11−
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El estudio de la percepción se ha referido preferentemente a la vista y al
oído, mientras que los estudios relacionados con el resto de los sentidos son
minoría. El órgano perceptivo periférico, sensible a determinados estímulos
recibe información, que es transmitida al
receptor situado en el Sistema
Nervioso Central, en donde es interpretada. Se habla de aprendizaje perceptivo
pues, aunque algunos órganos receptores están suficientemente maduros al
nacimiento, no es sino a través de la experiencia que llegamos a interpretar las
imágenes, los sonidos, los olores, etc.
Se entiende la percepción como un proceso, en el cual se distinguen
varias etapas:4
-
Existencia de un estímulo.
-
Estimulación del órgano perceptivo adecuado al estímulo. Mediante la
sensibilidad, conjunto de recepciones y estímulos sensitivos, los
objetos del mundo exterior estimulan la actividad de nuestras
estructuras nerviosas. Es un fenómeno objetivo que tiene un resultado
subjetivo y fenomenológico, la sensación.
-
Transformación de la energía procedente del estímulo en energía
eléctrica, que hace posible la conducción al Sistema Nervioso Central,
en donde tendrá lugar el procesamiento neuronal, cuyo resultado es
la percepción del objeto o estímulo.
-
Elaboración de las sensaciones. Las sensaciones son elaboradas por los
centros nerviosos y, en ocasiones, conservadas bajo la forma de signos
sensitivos, denominados imágenes. Gracias a la capacidad intelectiva,
podemos interpretar las imágenes y sensaciones y relacionarlas con el
estímulo concreto.
4
Goldstein, E.B. (2001). Sensación y percepción. México: Thomson.
−12−
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Esta sintética descripción referida a la percepción de un estímulo simple,
nos facilita la comprensión de un proceso más complejo, la percepción de un
objeto que puede suponer una serie de estímulos, reunir una o varias cualidades,
relacionadas con uno o más sistemas sensoriales.
La percepción es un proceso gradual, en el cual se va integrando la
información, en principio fragmentada, y que acumulada en la experiencia, se
acerca poco a poco a la realidad concreta del objeto. Este proceso puede iniciarse
en los datos obtenidos directamente del objeto y de forma básicamente
inconsciente, pero también puede partir de la información procedente del
sistema cognitivo general, en cuyo caso es cognitivamente guiado y consciente.
En efecto, de forma continua anticipamos una representación del mundo que nos
sirve para contrastar la información que recibimos pero el fin es la integración
de la información nueva con la que ya existía, de manera que pueda ser utilizada
en sucesivas ocasiones.5
Así, las fases indicadas anteriormente pueden darse en otro orden, de tal
manera que unas veces la percepción lleva al reconocimiento, mientras que en
otras ocasiones es el reconocimiento el que precede a la percepción.
En esta secuencia, intervienen dos mecanismos de singular importancia:
la atención y la memoria.
Tradicionalmente, la atención ha sido considerada por algunos autores
necesaria para conseguir el procesamiento de la información; procesamiento
que de otro modo, quedaría colapsado por el exceso de estímulos. Más
recientemente, se ha minimizado la influencia de la selección atencional y se ha
llegado el planteamiento inverso, es decir, la atención no sólo no es necesaria,
sino que las limitaciones en el procesamiento de la información vienen derivadas
de ella misma. Se rechaza el sentido de “filtro” que se ha adjudicado a la
atención, de manera que toda la información se procesa, aunque no sea atendida
5
García-Albea J.E. (2004). Algunas notas introductorias al estudio de la percepción. En E. Munar, J. Rosselló y A.
Sánchez-Cabaco, (Coords) Atención y percepción. (págs. 179-265). Barcelona: Alianza.
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y
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la selección se produce al pasar a la memoria o a la acción. Neisser,6
representante de la postura más radical, defiende que la percepción en sí misma
es un proceso selectivo, condicionado al desarrollo de esquemas perceptivos,
desde un equipamiento básico, y demuestra con sus experimentos que la
competencia perceptiva puede incrementarse por medio de la experiencia, lo
que resulta incompatible con un mecanismo reductor.
Neisser propone que la percepción, como las acciones y los movimientos
dependen de continuidades en el tiempo y en el espacio. Con sus trabajos, en el
paralelismo propuesto entre acción y percepción, Neisser expone que la
percepción depende tanto del reforzamiento como de la expectativa,
conciliando la posturas enfrentadas entre conductistas y cognitivistas, pues
mientras para los primeros el reforzamiento es el que controla la acción, para los
segundos es la expectativa la que ejerce este control.
Un sujeto experimentado es el que ha desarrollado esquemas
perceptivos. “Un esquema es aquella porción del ciclo perceptivo que es interno
al preceptor, modificable por la experiencia y de algún modo específico con
respecto a lo que se percibe”. El aprendizaje perceptivo lleva a un procesamiento
más eficiente e incluso a la automatización de la respuesta.
Ante la evidencia que la propuesta de Neisser ofrece en la práctica, los
expertos del sector más tradicionalista aceptan sus aportaciones, pero añaden
que dependerá de la tarea, de la información a procesar, si la atención es
necesaria o superflua.
Por otra parte, la relación entre percepción y memoria es de todo punto
necesaria para la supervivencia; sin la memoria cada situación es nueva, cada
día es un volver a empezar, no hay progreso ni desarrollo, “la memoria es un
sistema dinámico que recoge, guarda, moldea, cambia, transforma y nos
devuelve la realidad...” 7.
6
7
Neisser U. (1981). Procesos cognitivos y realidad. Madrid: Marova.
Ruiz Vargas, J.M. (1997). ¿Cómo funciona la memoria? El recuerdo, el olvido y otras claves psicológicas. En A. Blanco,
J.M. Fernández-Dols, J. Rivera et al. Claves de la Memoria. (págs. 121-152). Madrid: Trotta,
−14−
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Los contenidos mnésicos proceden tanto de los eventos externos como de
la imaginación y de los sueños; la memoria es inexacta y contiene errores,
aunque frecuentemente es exquisitamente detallada y precisa en su
funcionamiento. La memoria juega un papel indiscutible, pues sin ella no hay
experiencia, cada situación es nueva, un volver a empezar. La experiencia
organiza los distintos estímulos en categorías, les atribuye significados y permite
el reconocimiento de los mismos. La relación entre la percepción y la memoria es
doble, pues la percepción es fuente y producto de la memoria.
Es evidente, pues, que la percepción no es un proceso pasivo, sino que el
individuo de alguna manera crea el mundo que le rodea: “Allí donde la función
lógica interviene activamente altera lo que está dado y es la causa que aleja de la
realidad”8 En esta creación pueden producirse errores de juicio y también de
razonamiento.
Podemos diferenciar en la percepción el aspecto objetivo y el aspecto
subjetivo. Esta diferenciación nos permite tener una idea bastante aproximada
del mundo que nos rodea. La interpretación de las sensaciones e imágenes puede
ser una fuente de error, pero el aprendizaje y la experiencia nos permite hacer
una interpretación más acertada. Un ejemplo puede ser la interpretación de la
perspectiva: a lo lejos vemos los árboles pequeños, pero nuestra experiencia nos
ha enseñado que es el efecto de la distancia y que los árboles lejanos tienen
aproximadamente la misma altura que los que están próximos.
En el proceso perceptivo, Bandler y Grinder sitúan tres circunstancias que
limitan nuestra percepción: las limitantes neurológicas, las limitantes sociales y
las limitantes individuales.9
8
Vaihinger H (1935). The Philosophy of As IF. P. 159-160. Citado por Bandler, R. y Grinder, J. La estructura de la magia
(p. 27). Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
9
Bandler, R. y Grinder, J. (1983). La estructura de la magia. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
−15−
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Las limitantes neurológicas afectan a todos los humanos, son límites
filogenéticos, por razón de la especie. Sabemos que las longitudes de onda de la
luz que nuestro ojo puede percibir tienen un mínimo y un máximo, así como que
nuestro oído no percibe sonidos por debajo y por encima de determinadas
frecuencias. Esto mismo ocurre con el resto de los sentidos. Sin embargo,
sabemos que otras especies tienen mayor capacidad visual, mayor agudeza
auditiva o mayor sensibilidad olfatoria.
Las limitantes sociales son aquéllas que cada sociedad impone y que en
principio son de carácter adaptativo. En el proceso de socialización aprendemos
a seleccionar lo importante, lo necesario, a lo que prestaremos atención, en
detrimento de lo trivial y lo accesorio. Esta selección se materializa en
producciones sociales como el idioma, los prejuicios, los hábitos y costumbres,
los rituales y ceremonias y todas las convenciones socialmente aceptadas, que
constituyen un nuevo filtro, una forma de interpretar la realidad.
Estas limitantes sociales pueden ser superadas; viajar, hablar otros
idiomas, procesos de resocialización..., experiencias que enriquecen nuestra
sensibilidad y relativizan los absolutos, que tantas veces nos llevan al error.
Un tercer tipo de defecto perceptivo es provocado por las denominadas
limitantes individuales. Se trata de las diferencias perceptivas que existen entre
los individuos, que, aunque pertenecientes a una misma especie, tienen mayor o
menor sensibilidad, agudeza visual, auditiva, gustativa, etc., pero también
consiste en diferencias en cuanto a la experiencia personal e intransferible de
cada individuo.
Las percepciones son constructos mentales más que registros directos de
la realidad. Cada uno de nosotros crea una representación del mundo, lo que en
modo alguno podemos entender como una copia fiel. La objetividad en sentido
estricto es inalcanzable y lo que llamamos objetividad no es más que un conjunto
de subjetividades.
−16−
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Nuestra representación del mundo es como un mapa; no es el territorio,
pero nos sirve para desenvolvernos, para relacionarnos, para generar nuestra
conducta. Al mismo tiempo, nuestro comportamiento puede dar lugar a una
reacción que formará parte de nuestra experiencia e influirá en nuestra imagen
del mundo, de tal manera que, no cabe duda, la experiencia y la percepción son
procesos activos que se retroalimentan. El proceso de percepción no es un
fenómeno que tenga un principio y un final, sino que es dinámico y sometido a
un cambio continuo.10, 11
Una vez tratado el tema de la percepción, pasaremos a ocuparnos del
objeto percibido: la enfermera y su trabajo.
10
11
Rock, I. La percepción. (1985). Barcelona: Prensa Científica-Labor.
Para el estudio de la percepción se utilizan diversos enfoques, entre los cuales el método fenomenológico es un método
cualitativo cuyos resultados son valiosos, aunque no ofrece mediciones precisas. Este método nos sirve también para
demostrar la influencia de las expectativas, tanto en relación al estímulo como en relación al contexto (Goldstein E.B.
(2001) op. cit.).
−17−
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1.2. La enfermería y la mujer: dos historias paralelas
Hablar de enfermería es hablar de mujer. El término enfermera es
reconocido internacionalmente y podría compararse dicho reconocimiento al
que ostenta el término hombre cuando se hace referencia al género humano12.
En sus orígenes, la enfermería fue una respuesta intuitiva que subvenía a las
necesidades primarias del ser humano. Han sido, fundamentalmente, las mujeres
las que a lo largo de la historia de la civilización han protegido a la infancia, han
cuidado enfermos y ancianos y han aliviado el sufrimiento del prójimo.
Como explica Collière13, la lucha por la supervivencia fue la única meta
del hombre primitivo, en la que hombres y mujeres se esforzaban, cada uno
desarrollando las actividades más adecuadas a su naturaleza, entendiendo que
desde los orígenes hay una división sexual del trabajo.
La mujer desarrollaba su actividad en el ámbito más próximo, compatible
con la maternidad, la vigilancia de la prole y el cuidado de niños, ancianos,
enfermos y parturientas, asegurando la continuidad de la vida. Se ocupaba
también del mantenimiento del fuego y de los utensilios, de la recolección y
gestión de los productos vegetales, más tarde de la cosecha y de los animales
domésticos.
Algo tan cotidiano como la alimentación le permitía conocer las
propiedades de las hierbas que recolectaba y sus múltiples formas de
preparación.
A través de todas estas actividades se fueron acumulando unos
saberes empíricos, relativamente invisibles por desenvolverse en el ámbito de lo
privado, y transmitidos de generación en generación.
Los hombres se ocuparon preferentemente de la caza, que proporcionaba
carne para alimento, pieles para vestido y, además, seguridad frente a los
depredadores, tarea que requería de mayor fuerza física. La caza y también la
defensa del territorio propician el conocimiento de las heridas, las fracturas de
12
García Bañón, A., Sáinz, A. y Botella, M. (2004). La enfermería vista desde el género. Index de Enfermería XIII(46):4548.
13
Collière, M.F. Promover la vida. (1997). Madrid: McGraw-Hill/Interamericana de España..
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los huesos y el acercamiento a la anatomía interna, por observación de los
muertos en la lucha.
Por otra parte, la dureza de su actividad les enfrentaba a situaciones
dramáticas, en donde se pone de manifiesto la delgada línea que separa la vida
de la muerte. La caza, actividad cuyo producto asegura el sustento y favorece la
continuidad de la vida, pero también comporta el riesgo de perderla; y, en la
situación límite, mirar de frente a cuestiones trascendentales, el principio y el
fin.
La relación entre la caza y la mística ha sido defendida por prestigiosos
antropólogos 14 y lo esencial de la mística son las relaciones entre el hombre y la
divinidad
15
, es fácil entender la asociación género masculino-místico, chamán,
sacerdote, capaz de conjurar el mal y suspender la muerte.
Y de una sencilla distribución del trabajo adaptada a las condiciones
naturales, se pasa a una artificiosa y elaborada discriminación por razón de sexo
que da supremacía al hombre, mediador entre el bien y el mal, sobre la mujer,
ser impuro y sin alma, y se desprecia su trabajo, que sólo se dignifica por la
consagración (mujeres del templo, sacerdotisas o monjas), y sometimiento al
poder de una sociedad organizada por los hombres.
Sin embargo, los conocimientos acumulados tanto por las mujeres como
por los hombres, coexistieron y se desarrollaron, aunque en distintas esferas,
unos a la luz del día, otros en la semiclandestinidad, y no faltaron los episodios
en que
los chamanes-sacerdotes-médicos denunciaron y eliminaron a las
viejas-brujas, aprovechándose de sus conocimientos. “Las mujeres cuidadoras
han visto como a lo largo de los siglos su sabiduría es transmitida por los
médicos, que se apropian de ella y deciden su rol”.16
14
Leakey, R. (1981). La formación de la humanidad. Barcelona: Ediciones del Serval.
15
Diccionario Enciclopédico Espasa (1985). Madrid: Tomo 8: pág. 878.
16
Collière MF. (1997) op. cit.
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Así, sabemos de “mujeres del templo” en Egipto, existen relatos y escenas
pictóricas de Babilonia en que aparecen mujeres en actitud de cuidar y, con
respecto a la civilización griega, Homero, en la Odisea, relata cómo llegando
Ulises a Ítaca, de incógnito y maltrecho, su antigua nodriza, la discreta esclava
Euriclea, se encarga de sus cuidados por orden de Penélope, lo que hace suponer
que eran las esclavas las que cuidaban tanto de niños como de enfermos.17 Algo
semejante ocurrió en la antigua Roma: el cuidado de los enfermos era obligación
de esclavos y sirvientes.
El cristianismo elevó la dignidad humana y la declaró incompatible con el
desinterés por la necesidad y el sufrimiento del prójimo, concediendo un valor
singular al cuidado de los enfermos. Mujeres relevantes de la sociedad romana
atendieron a los enfermos, con espíritu filantrópico, y la actividad de cuidar
adquirió prestigio y reconocimiento.
Los primeros hospitales fueron fundaciones de obispos y estuvieron muy
ligados a la actividad de la comunidad cristiana. No obstante, pronto se vio la
necesidad de que existieran personas encargadas de ayudar a los enfermos,
pobres, niños abandonados, etc., acogidos en los hospitales. En cuanto a los
cuidadores, las denominaciones más antiguas en España fueron “hospitaler”
(desde el año 1021); “hospitalera” y “enfermero” (desde 1316). Las
denominaciones hospitaler y enfermero se usaron indistintamente, pero sólo en
el caso de los varones.18
Sin embargo, las órdenes religiosas constituyeron el recurso humano más
importante para el cuidado de los enfermos y acogidos en el hospital, e incluso
había órdenes (Hermanas de la Caridad) que acudían al domicilio de los propios
enfermos.
Antes del siglo XVI en España no se tienen noticias de textos dirigidos a la
formación de los dispensadores de cuidados específicos. Además, la Inquisición
17
18
Homero. La Odisea. (1988). Traslación en verso. Gutiérrez F. Barcelona: Planeta.
Domínguez Alcón, C., Rodríguez, J.A. y de Miguel, J.M. (1983). Sociología y Enfermería. Madrid: Pirámide.
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se encargó de aniquilar una tradición consistente en la transmisión oral de los
conocimientos sobre cuidados y remedios dispensados por las perseguidas como
“magas, sanadoras y curanderas”. 19
En la obra de Domínguez Alcón20, se recogen las tareas que ejercían
dichos cuidadores y que consistían en asistir a los enfermos, en procurar su
descanso, recibirlos, acogerlos, cuidar de la higiene personal, alimentarlos y
cuidar de expósitos y niños abandonados. Hay un interés generalizado por el
bien del enfermo, tanto físico como espiritual.
Además, otras tareas ejercidas
son los trabajos de limpieza, rehacer camas, realización de inventarios y
comunicaciones escritas, control de entradas y salidas de pacientes, etc.
No existía un corpus
específico de conocimientos; el concepto de
“ayuda”, de clara inspiración religiosa, que impregnaba la praxis enfermera,
bloqueó durante mucho tiempo la sistematización de los conocimientos
disciplinares y su participación en los movimientos socioculturales y científicos
que se desencadenaron como consecuencia de la creación de la Institución
Universitaria, y también impidieron a las enfermeras seguir su línea hacia la
constitución de un gremio, por lo que la enfermería sufrió un estancamiento
durante este periodo histórico.21, 22
Conforme el ambiente social se fue haciendo más independiente del
temor religioso que impregnaba la Baja Edad Media, primero con el
Renacimiento y posteriormente con la Ilustración, el cuidado de los enfermos
sufre un fuerte deterioro, como consecuencia de la falta de recursos, tanto por
disminución de las personas piadosas, como por la carencia de donaciones con
qué mantener los centros sanitarios. Las que, de alguna manera, llevan a cabo
la atención a los enfermos suelen ser personas ignorantes, de mala vida, con
19
Gil R. (1998). Magas, sanadoras, curanderas... Aquellas “Brujas” tan sabias... Hiades. Revista de Historia de la
Enfermería, IV (5-6), 93-101.
20
Domínguez Alcón C. (1986). Los cuidados y la profesión enfermera en España. Madrid: Pirámide.
21
Hernández Conesa, J. (1995). Historia de la Enfermería. Un análisis histórico de los cuidados de Enfermería. Madrid:
Interamericana-McGraw-Hill.
22
Nogales A. (1996). La Edad Media: Los orígenes de la Enfermería. En: F. Hernández Martín (Coord.) Historia de la
Enfermería en España (Desde la antigüedad hasta nuestros días). Madrid: Síntesis.
−22−
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frecuencia alcohólicas o prostitutas, que, a cambio de dinero, consentían en
“cuidar” al necesitado.
En este periodo, denominado periodo oscuro de la enfermería, el cuidar a
los enfermos estaba desprestigiado y sólo personas marginales se encargaban de
ello, con lo que el desprestigio se reciclaba continuamente.
Salvo iniciativas
loables, como la llevada a cabo por San Juan de Dios, la creación de las
Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl o la fundación de las Diaconisas
de Kaiserswerth, por Teodoro Fliedner, la situación de deterioro se prolongó
hasta la Edad Contemporánea.
Hasta mediados del siglo XIX no se produce un cambio suficientemente
significativo del “cuidar”, de la mano de Florence Nightingale.
Inspirada en la
Diaconisas de Kaiserswerth y asesorada por su fundador, consigue crear un
cuerpo de enfermeras que, siendo de carácter laico, mantienen un código de
conducta y tienen una formación y un entrenamiento.
Estas primeras
enfermeras fueron reclutadas de entre las clases medias y altas, tratando,
también de esta manera, de prestigiar la deteriorada imagen de la profesión.
La guerra de Crimea constituyó la oportunidad de demostrar el
importante papel que unos cuidados profesionales pueden jugar en la
preservación de la vida y en la recuperación de la salud.
Al término de la guerra, Nightingale sacó partido del estado de opinión
que generó su actuación y la de sus enfermeras en Crimea, obteniendo fondos
para organizar una escuela de enfermería en el Hospital de Santo Tomás de
Londres, que sirvió de modelo para la generalización de enfermeras
formalmente preparadas, tanto en Europa como en América.
El modelo de enfermera que se trataba de formar reunía una serie de
cualidades, como corrección, responsabilidad, espíritu de sacrificio, valentía,
serenidad, laboriosidad, cariño y obediencia con respecto a los médicos. En
resumen, trató de potenciar “los mejores atributos de la madre y del ama de
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casa”, de manera que, aunque consiguió la respetabilidad de las enfermeras, “su
filosofía perpetúa el papel social tradicional de la enfermera como una mujer
supervisada y controlada por un médico varón.”23 Es posible que para su intento
de crear una profesión enfermera, en que las mujeres deberían compartir
espacios y objetivos con los médicos, hombres, no tuviera otra alternativa dado
el dominio que en todos los aspectos ejercía el varón en esa época, pero estos
antecedentes son obstáculos, todavía hoy, que contrarrestan los esfuerzos de las
enfermeras por conseguir una profesionalización efectiva.
Por esta iniciativa de sometimiento estricto a las órdenes del médico y por
su ideario formativo que, además de consolidar estereotipos, apartó de los foros
científicos a la enfermería, se responsabiliza a Florence Nightingale de la
situación en que se desarrolló la enfermería profesional, cuyas consecuencias se
extienden hasta nuestros días.
Las escuelas creadas en la época, siguiendo el modelo preconizado por
Nightingale, elevaron los estándares de educación de sus alumnas, sin embargo
no supieron conseguir un control en cuanto a los programas formativos.
La
postura de Nightingale era contraria a la existencia de examinadores
independientes, pues desconfiaba de la capacidad de dichos examinadores para
evaluar a las futuras enfermeras, ya que si bien el conocimiento técnico puede
ser probado en un examen, las cualidades personales no serían evaluadas. El
carácter de las aspirantes, aspecto al que, como queda dicho, se dio suma
importancia, sólo podía ser evaluado por las directoras de las escuelas, siguiendo
un patrón rígido de buenas costumbres, ligado al contexto. Las experiencias
educativas, que debían llevar a una misma titulación, variaban ampliamente de
un país a otro e incluso dentro del mismo país, la heterogeneidad era la norma.
Sin embargo, los empleadores contrataban a cualquier mujer que presentara su
diploma; sin conocimiento de la diferencia que podía haber entre egresadas de
distintas escuelas, no pudieron ejercer selección de las candidatas e ir marcando
un perfil profesional acorde con una oferta específica. Esta situación contrasta
23
Cockerham W.C. (2001). Sociología de la Medicina. Madrid: Prentice Hall.
−24−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
con la formación de los médicos, cuyos colegios profesionales, generalmente,
seguían programas muy parecidos.24
24
Freidson E. (1978). Op. Cit.
−25−
Eloísa Lagares Vallejo
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−26−
Eloísa Lagares Vallejo
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1.3. La enfermería moderna en España
En España, con la demora acostumbrada, la evolución siguió un proceso
bastante similar. A pesar de que el nombre de “enfermera” se aplicaba desde
muy antiguo a las personas, generalmente religiosas, que prestaban cuidados a
los enfermos en los hospitales, no se tiene constancia legal de la titulación de
“Enfermera”, ideado exclusivamente para mujeres, hasta 1915.25
Esta nueva titulación se une a las dos que existían previamente, las de
Practicante y Matrona, por lo que encontramos tres tipos de profesionales para
la prestación de cuidados de enfermería.
Las matronas, después de siglos de acumulación de conocimiento y
experiencia, transmitidos de generación en generación, a fin de alcanzar el
reconocimiento oficial, tuvieron que poner sus propios saberes en manos de los
cirujanos y médicos, que, por una Real Cédula de 1750, se convirtieron en
instructores y supervisores. Tenían una formación específica y sus propios
centros de formación: Las Escuelas de Parteras o Matronas, vinculadas a
hospitales maternales.26
La titulación de practicante, creada en 1857, tuvo una adscripción
masculina y fue “la única forma de enfermería laica con una base técnica hasta
que se creó el título de enfermera”27.
Sin embargo, la enseñanza que, recibían unos y otras era distinta, y
mientras que las enfermeras cursaban sus estudios en escuelas, que
generalmente dependían de los hospitales, los practicantes lo hacían en las
facultades de Medicina.
De hecho, “el título de practicante habilitaba para más
competencias, incluida la asistencia a partos, además de la práctica privada y no
25
26
Real Orden de 7 de mayo de 1915. Gaceta de Madrid de 21 de mayo.
Siles, J. (1996). Pasado, presente y futuro de la Enfermería en España. Perspectiva histórica y epistemológíca. Alicante:
Cecova-Fundación José Llopis .
27
Ortiz, T. (2007).La práctica sanitaria en la Historia ¿una cuestión femenina? Eidón, Revista de la Fundación de
Ciencias de la Salud, 23: 61-65.
−27−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
hospitalaria”.28
Esta circunstancia, probablemente, influía en la elección
posterior de su
ámbito de trabajo: las enfermeras en los hospitales y los
practicantes ejercían sobre todo en el campo extrahospitalario y cuando lo
hacían en hospitales preferían los trabajos más técnicos, mientras que raramente
elegían la actividad asistencial, en cuyo caso, su trabajo estaba muy determinado
en razón del sexo, atendiendo a pacientes varones, muy de acuerdo con la
mentalidad de la época.
En 1953 –Orden de 4 de Diciembre- se produce la unificación de los
estudios de las profesiones de auxiliares sanitarios, bajo la denominación de
Ayudantes Técnicos Sanitarios (ATS). Posteriormente, los estudios específicos de
las matronas pasarían a constituir una especialidad a la que sólo se podría optar
desde la titulación de ATS.
La nueva denominación, ATS, que había sido rechazada por la OMS,29 no
satisface a ninguno de los profesionales implicados, que no se reconocen
ayudantes de nadie que no sea el propio paciente, y sobre todo a las enfermeras
que reivindican su anterior denominación.
El trabajo de los ATS va a estar condicionado por dos circunstancias:
1. El plan de estudios de los ATS tiene como objetivo fundamental la
prestación de cuidados al individuo enfermo.
2. La posterior instauración de un sistema hospitalario cimentado en
el autoritarismo y la interpretación tecnologizada de los
fenómenos de salud-enfermedad.
Estas condiciones tendrán como consecuencia la consolidación de un
modelo de enfermería dedicado a labores de asistencia hospitalaria.
28
Ortiz, T. (2007). op cit.
29
García Morales, I. y Buendia, A. (2001). Identidad e identificación de la Enfermería. Revista ROL de Enfermería XXIV
(7-8), 59-64.
−28−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Con motivo de la promulgación de la Ley General de Educación y
Financiamiento de la Reforma Educativa, de 4 de agosto de 1970, se contempló
la posibilidad de reformar los planes de estudios de las escuelas de Ayudantes
Técnicos Sanitarios, determinándose que las escuelas de ATS se transformen en
Centros de Formación Profesional o en Escuelas Universitarias 30.
La historia reciente puede explicar la falta de cohesión que caracteriza a
este colectivo que, sin embargo, se movilizó masivamente bajo el lema “Por una
mejor sanidad, ATS a la Universidad” 31.
Hacía años que los informes técnicos de la OMS se hacían eco de las
aspiraciones de los enfermeros en torno al reconocimiento profesional;
enfermeras de prestigio internacional señalaban el camino a seguir: “el
profesional de enfermería tiene que alcanzar su máxima autonomía y control de
su propia práctica para ser una profesión, en la cual los elementos de creatividad
superen a la subordinación, y obtenga el refrendo de la sociedad […para ello
debe…] utilizar una metodología de trabajo propia y administrar los cuidados
con criterios de enfermería, para cubrir el objetivo primordial que es el bienestar
del enfermo”
32
y en nuestro país los profesionales de enfermería realizaban
esfuerzos por adecuarse a estas recomendaciones.
Las aspiraciones de los ATS se vieron satisfechas con la aprobación del
Real Decreto 2128/1977, de 23 de julio, sobre integración de las escuelas de ATS
en la Universidad como Escuelas Universitarias de Enfermería, y, pocos meses
después, con el establecimiento de las directrices para la elaboración del plan de
estudios conducentes a la obtención del título de Diplomado en Enfermería,
recuperándose la antigua denominación enfermera, ahora con grado de
diplomatura.
30
31
32
Ortega, C. y Sánchez, N. (1996). El siglo XX: Hacia la consolidación de la profesión enfermera. En: F. Fernández Martín.
Historia de la Enfermería en España: desde la antigüedad hasta nuestros días. (Págs. 287-324). Madrid: Síntesis
Blasco R. (1986). La Enfermería en la Universidad diez años después. Revista ROL de Enfermería, X (101), 60-64.
Colliere, M.F. (1991). Hacia el reconocimiento del trabajo enfermero. Notas de Enfermería, 9, 53-66.
−29−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Un nuevo apelativo, “enfermera-enfermero”, que no es bien aceptado por
los ATS varones, por cuanto la palabra “enfermero” es usada con frecuencia para
denominar al vigilante, al que empuja las camas o al que lleva y trae material
diverso dentro del hospital. También es cierto que el apelativo “enfermera” es
poco comprensivo de la nueva realidad: una profesional con formación
universitaria, por cuanto que es aplicable a cualquier mujer que cuida enfermos,
sin distinción de su cualificación. El caso es que habría que explicar cómo
después de treinta años, todavía hay centros sanitarios en los que se lee alguna
indicación sobre la “Consulta de ATS” o se ven flamantes uniformes con las siglas
de la extinta titulación. Con frecuencia los medios de comunicación se hacen eco
de alguna noticia relacionada individual o colectivamente con las enfermeras, a
las que denominan “ATS”33,
34
las quejas no tardan en aparecer por parte de
muchos profesionales, pero realmente el hecho debe ser considerado no sólo
como causa, sino también como efecto de una situación que no ha sido
resuelta.35
Fueron las enfermeras sudamericanas las que inicialmente vinieron a
nuestro país a aportar sus experiencias y a informar sobre los cambios que
deberíamos afrontar en el desarrollo del nuevo rol preconizado por la OMS. Un
nuevo perfil profesional se apuntaba ya en nuestro Plan de estudios de 1977 y el
Curso de Nivelación que sirvió para convalidar el antiguo título de ATS por el de
Diplomado en Enfermería.
Sin embargo, la formación académica de las enfermeras siguió estando,
en su mayor parte, a cargo de los médicos, como venía ocurriendo desde la
aparición de los estudios, hasta el Plan de 1997. Hasta ese momento, la
producción bibliográfica muestra la escasa aportación de las enfermeras a una
profesión mayoritariamente constituida por mujeres.
Los médicos y algunos
teólogos o sacerdotes, en cualquier caso varones, son los que escriben los textos
que han de servir para formar a las futuras enfermeras, (excepto un libro
33
Goday, C. (2004). Los enfermeros aclaran. El País. Madrid. 22-08-2004.
34
Sánchez, F. (2004). Hace 25 años que no existen ATS. El País. Madrid. 29-08-2004.
35
Arroyo, M.P. (1999). El cuidado de la imagen enfermera. Metas de Enfermería, II (19), 3.
−30−
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aparecido en 1915 y otro en 1956, y dos textos, en 1975 y 1977, que presentan
colaboraciones de alguna enfermera con médicos o teólogos varones)36.
El plan de estudios de los Diplomados en Enfermería hace importantes
aportaciones respecto de los anteriores: su orientación hacia la salud y un
concepto holístico de la persona; su concepción de los cuidados de enfermería
como un proceso de atención al individuo, familia y comunidad, partiendo de las
necesidades básicas de las personas y grupos, en sus aspectos biológico,
psicológico y sociocultural, en un medio o contexto determinado, y de sus
capacidades para hacer frente a estas necesidades. El nuevo diseño curricular
permite que la actividad de los futuros profesionales adquiera una orientación
preventiva y que las enfermeras puedan llegar a ser agentes de salud de la
comunidad. Ya desde 1980 existen profesionales sensibilizados hacia la Atención
Primaria de Salud (APS) y con una formación teórica que les hace esperar
ilusionados el momento de desarrollarlos en la práctica.
A nivel profesional, además de una nueva denominación, el nivel
universitario trajo consigo un cambio en la consideración de los profesionales,
que pasan del Estatuto de personal auxiliar sanitario al de personal no
facultativo, cambio significativo pero insuficiente, pues “cualquier definición que
se haga en negativo (...) indica no sólo una carencia por parte del definido sino
que lo que se ha tenido en cuenta para la definición son, precisamente, las
características de lo que se carece”.37
La incorporación de la enfermería a la Universidad despertó grandes
expectativas en la sociedad, de manera que la demanda de ingreso en las
Escuelas Universitarias fue tan fuerte que, durante varios años, la nota exigida
para cursar esta Diplomatura estuvo y aún permanece entre las más altas de la
oferta universitaria.
36
Domínguez Alcón, C. (1983). op.cit.
37
Alberdi, R. y Jiménez, M.O. (1991). Atención Primaria de Salud: Un análisis del trabajo enfermero (II). Revista ROL de
Enfermería, XIV (153), 19-24.
−31−
Eloísa Lagares Vallejo
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Así pues, accedieron a la profesión personas estudiosas y capaces, de
manera que cuando se implantó la reforma de la Atención Primaria (AP) en
Andalucía hay cinco promociones de Diplomados en Enfermería (por el plan de
estudios de 1977) además de los que accedieron al superar el curso de
nivelación de ATS a Diplomados en Enfermería.
Por otra parte, extinguidas las antiguas especialidades de los ATS y sin
aprobar ni definirse las que deberían cursar los Diplomados en Enfermería,
muchos enfermeros, continuaron su formación cursando otras carreras de igual
o superior nivel.
Para ocupar las plazas de los primeros centros de salud los candidatos
tuvieron que someterse a un concurso-oposición, el primero que proponía el
sistema sanitario público, desde hacía muchos años.
Si hubiera que definir el
perfil de las personas que llegaron a ocupar estas plazas, sólo por deducción
obtendríamos que se trataban de personas jóvenes, bien preparadas, lo que se
traduciría en un buen currículo, con inquietudes y escaso conocimiento de la
asistencia ambulatoria, pues aunque se valoraba el trabajo en la atención
primaria tradicional,
de los que tenían plaza en propiedad, sólo los muy
atrevidos se embarcarían en aquella aventura.
−32−
Eloísa Lagares Vallejo
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1.4. El escenario: la Atención Primaria
El sistema de Seguros Sociales vigente hasta la promulgación de la Ley
General de Sanidad de 1986 se desarrollaba protegiendo a colectivos de
trabajadores y a sus familiares, considerados individualmente, con una
orientación curativa y biologicista. Consistía en un sistema centralizado, cuyos
servicios estaban organizados en tres niveles, según la complejidad de las
intervenciones a realizar, y en dos ámbitos el hospitalario y el extrahospitalario.
En general, el acceso al sistema se hacía a través del primer nivel de
atención, exclusivamente extrahospitalario y representado por el médico de
cabecera y el ATS de Zona. En este nivel se ponían en marcha las primeras
medidas para atender los problemas de salud, por lo que también se le denominó
Atención Primaria (AP).
El segundo nivel, también denominado Atención Secundaria, estaba
representado
por
los
médicos
especialistas
situados
en
el
ámbito
extrahospitalario. Los usuarios que acudían tanto al primer como al segundo
nivel eran atendidos de forma ambulatoria, de ahí que a los edificios en que se
ubicaban se les llamase ambulatorios.
Por último, en el tercer nivel, Atención Terciaria, representado por el
hospital, los pacientes, derivados por el médico de cabecera o por el especialista,
eran atendidos en las consultas hospitalarias, en donde se programaba un
posible ingreso. También se podía acceder a través del servicio de urgencias en
donde la atención, así como un posible ingreso, eran más inmediatos. En este
tercer nivel se llevaban a cabo las intervenciones y los cuidados más complejos y
para ello contaba con los máximos recursos y la tecnología más sofisticada de
que disponía el sistema. También por iniciativa del paciente, éste podía acudir
al hospital, según su propio criterio de necesidad de ser atendido urgentemente.
−33−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Esta organización se caracterizaba, además de por su desintegración, por
la falta de comunicación interniveles, cuyas consecuencias repercutían tanto en
los usuarios como en los profesionales.
La AP debía servir de filtro hacia los niveles superiores; sin embargo era
manifiesta su insuficiencia, debido a la precariedad con que trabajaban los
profesionales en los ambulatorios, en consultas masificadas y con mínimos
recursos.
Los tiempos de espera, las demoras en las consultas de los médicos
especialistas, la desconfianza ante una eventual ausencia de su médico habitual,
el tedioso relato de sus problemas una y otra vez por la inexistencia de una
historia clínica…, llevaba a los pacientes a minusvalorar el tener un médico de
confianza y, con demasiada frecuencia, obviaban tanto al médico de cabecera
como al especialista y convertían en práctica habitual el acudir a los servicios de
urgencias que, como consecuencia, resultaban colapsados. El propio sistema,
debido a sus deficiencias estructurales, había degenerado, de manera que los
pacientes, ante esperas inciertas que se les hacían eternas, optaban por una
demanda inmediata; la insatisfacción era generalizada.
Los médicos eran conscientes de lo inadecuado de su praxis, del
empobrecimiento que la situación acarrea en sus conocimientos y habilidades,
de la distancia psicológica, y a veces también física, de sus compañeros del
ámbito hospitalario, dos mundos separados e incomprendidos entre sí; pero
como contrapartida el trabajo en el ambulatorio sólo les suponía una dedicación
parcial, que podían compatibilizar con otras actividades laborales o formativas,
con la posibilidad de promocionar a otros trabajos más gratificantes.
El trabajo de las enfermeras en AP, durante muchos años, se desarrolló
con horarios cómodos, poca tecnificación, ausencia de responsabilidades y bajas
retribuciones. Eran puestos de trabajo muy deseados entre las mujeres, que
simultaneaban el trabajo dentro y fuera del hogar, por sus horarios y por no
exigir un alto nivel de conocimientos y de habilidades, ya que básicamente
−34−
Eloísa Lagares Vallejo
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consistía en ayudar al médico en las tareas burocráticas de las consultas y
mantener el orden de las mismas. Existían además consultas en las que
trabajaban enfermeros, generalmente hombres (practicantes o ATS) en las que
realizaban curas, ponían inyecciones, hacían sondajes, etc.
La Conferencia de Alma-Ata (Kazajistán, 1978) puso de manifiesto las
grandes desigualdades en relación a la salud que se producían en los países
pobres, pero también en los países desarrollados. El resultado de esta magna
reunión a la que concurrieron 134 países, 67 organismos internacionales y
muchas organizaciones no gubernamentales38, fue el compromiso de redefinir y
desarrollar la APS, como estrategia para alcanzar metas sociales y políticas, como
la de “Salud para todos en el año 2000”.
Aunque el concepto de APS permanece desde entonces ligado a AlmaAta, su origen está en la III Reunión Especial de Ministros de Salud, convocada en
Chile en el año 1972, en la que ya se propuso como estrategia para disminuir
las diferencias en materia de salud. Después de esta Reunión, en muchos países
sudamericanos se comenzó a reformar los planes de estudios que cursaban las
enfermeras, a fin de adaptarlos a las nuevas necesidades educativas, relacionadas
con la APS.
La APS quedó definida en Alma-Ata como “la asistencia sanitaria esencial
basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y
socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos de la
comunidad, mediante su plena participación y a un coste que la comunidad y el
país pueda soportar en todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un
espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación.
La atención primaria
forma parte integrante tanto del sistema nacional de salud, del que constituye la
función central y el núcleo principal, como del desarrollo social y económico
global de la comunidad. Representa el primer nivel de contacto de los individuos,
la familia y la comunidad con el sistema nacional de salud, llevando lo más cerca
38
Caja, C. y Vidal, C. (1993). .La Organización Mundial de la Salud y la atención Primaria de Salud en C. Caja y R.M.
López Pisa (Coord.), Enfermería Comunitaria III. (Págs. .35-40). Barcelona: Ediciones Científico Técnicas.
−35−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, y
constituye el primer elemento de un proceso permanente de asistencia
sanitaria”39.
La APS no sólo se define como un nivel estructural, sino que es una
filosofía que impregna su función, con gran alcance político y social, que tiene
como motor, estrategia y objetivo el desarrollo comunitario, que ha de propiciar
el contexto donde se eleve el nivel de salud individual y colectiva.
La consideración de la APS nos lleva a concluir sobre la necesidad del
trabajo multidisciplinar con el concurso ineludible de los propios usuarios,
individuos, familias y comunidad
En lo estrictamente sanitario, es un cambio trascendental en la
intervención en primera instancia, que pasa a ser integral, contemplando la
salud en unidad biopsicosociocultural y no sólo en relación al cuerpo, integrada,
no sólo con finalidad curativa, sino también preventiva y rehabilitadora, activa,
que se anticipa y acude a los problemas, cuando los afectados aún no los sienten
y/o no los expresan, continuada, a lo largo de toda la vida, y no episódica, con
motivo de un incidente circunstancial, y participativa, contando con los
individuos, familias y comunidad en cuanto que poseen recursos para cuidar y
cuidarse de su propia salud.
La OMS puso un especial énfasis en la preparación de las enfermeras
para asumir las responsabilidades que el desarrollo de la APS traería consigo. Las
primeras promociones de profesionales Diplomados Universitarios y la
superación del curso de nivelación por parte de la inmensa mayoría de los
antiguos ATS, formaron un nuevo recurso que había que aprovechar, en la
forma que recomendaba el Dr. Mahler, de la Oficina de la OMS, “...los
enfermeros, en tanto que recursos sanitarios, deben convertirse en recursos de
salud para la población, más que en recursos para los médicos.”40
39
Caja, C. y Vidal, C. (1993). op. cit.
40
OMS/OPS. (1985). El papel de la enfermera en la atención primaria de salud .Ginebra: Publicación Científica 3, vol 6.
−36−
Eloísa Lagares Vallejo
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Los cambios políticos que en España se suceden en la segunda mitad de la
década de los 70, favorecen las transformaciones necesarias para la
reconversión, que comenzó con el Decreto 137/84 sobre Estructuras Básicas de
Salud.
La creación de la modalidad de Enfermería en los equipos de Atención
Primaria41 permite la realización de un nuevo papel en consonancia con las
necesidades sociales del momento actual. De la correspondiente normativa cabe
destacar la modificación del artículo 58 bis del Estatuto Jurídico de la Seguridad
Social, que dice textualmente: “Las enfermeras de atención primaria prestarán,
con carácter regular, sus servicios a la población con derecho a la asistencia
sanitaria de la Seguridad Social en régimen ambulatorio y/o domiciliario, así
como a toda la población, en colaboración con los programas que se establezcan
por otros Organismos y Servicios que cumplan funciones afines de Sanidad
Pública, Educación Nacional y Beneficencia o Asistencia Social. Conforme a su
nivel de titulación, centrarán sus actividades en el fomento de la salud, la
prevención de enfermedades y accidentes de la población a su cargo, actuando
fundamentalmente en la comunidad, sin descuidar las necesidades existentes en
cuanto a rehabilitación y recuperación de la salud”.
Desde este momento se van creando centros que ya no se llaman
ambulatorios, sino centros de salud.
Estos centros de nueva creación suelen
estar ubicados en las zonas suburbanas y atienden, en general, a poblaciones con
un bajo nivel socioeconómico.
En Andalucía, y concretamente en Sevilla, la implantación de la reforma
de la AP fue un proceso desigual, a lo largo de casi diecisiete años. Entre 1985 y
1990 se crearon nueve centros de salud; entre 1991 y 1996 se crea un único
centro, Pino Montano B, que en realidad es un desdoblamiento de otro ya
existente, Pino Montano A, y que respondió a una situación de “emergencia”
ante el crecimiento poblacional de la zona básica. En 2002 queda reconvertida
41
Orden de 14 de junio de 1984. B.O.E. de 3 de julio.
−37−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
toda la red de AP, conforme a uno de los objetivos del Contrato Programa de los
Distritos de Atención Primaria del Servicio Andaluz de Salud, 2001-2004.42
El trabajo en los centros de salud, con personal que se incorporó a
trabajar en unas condiciones previamente aceptadas, abrió unas expectativas
muy estimulantes para los profesionales. El trabajo comunitario supuso un
aliciente y un reto para las enfermeras, que trataron de aportar a la labor
comunitaria el desarrollo científico-académico alcanzado en los últimos años.43
Los médicos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria que se habían
formado expresamente para trabajar en equipo, junto con las enfermeras y la
trabajadora social, no mostraron rechazo hacia las nuevas actividades de las
enfermeras, antes al contrario, contribuyeron a la difusión de su nuevo rol, lo
que a medio plazo podría regular la demanda directa y con ello conseguir un
mayor tiempo por paciente en la consulta médica, una aspiración que aún
persiste, como condición necesaria para poder desarrollar todas las
competencias de su especialidad.
Las consultas de enfermería suscitaron una fuerte polémica a nivel
nacional. Fue Andalucía la primera comunidad autónoma que, por Orden de 27
de Noviembre de 1985, oficialmente dio respaldo a estas consultas, cuya
finalidad es “facilitar, de manera técnica, la mayor autonomía de las personas y
familias, en la salud, la enfermedad, la recuperación y la rehabilitación.”44
En general, los pasos que se iban dando en orden a transformar en
centros de salud los antiguos ambulatorios encontraron la oposición de muchos
médicos que se negaron a colaborar en lo que consideraban intrusismo
profesional. Tácita o expresamente, se negaban a compartir el cuidado de la
salud con las enfermeras, que, finalmente, encontraron apoyo legal en la Ley
42
Servicio Andaluz de Salud. (2001). Contrato Programa de los Distritos de Atención Primaria del Servicio Andaluz de
Salud, 2001-2004. Sevilla: Consejería de Salud. Junta de Andalucía.
43
Lomas, M.M. (2004). Proyecto docente. Universidad de Sevilla.
44
Jiménez, M.O. y Ruiz, E. (1986). Consulta de Enfermería en consultorios y ambulatorios. Sevilla: Junta de Andalucía.
−38−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
General de Sanidad, de 1986, que consagra definitivamente la competencia de
las enfermeras para trabajar como agentes de salud en la comunidad.45
La reconversión de los antiguos ambulatorios, situados en zonas más
céntricas de las ciudades, fue lenta y con muchas dificultades, pues fueron
muchos los profesionales que no estaban dispuestos a renunciar a unos
“derechos adquiridos”, quizá porque las pretendidas innovaciones aumentan sus
responsabilidades, exigen mayor dedicación y un reciclaje, además de formación
continuada. Coexistió, pues, una red reconvertida compuesta por los que desde
su origen han sido centros de salud y una red no reconvertida formada por
ambulatorios y consultorios en distintas fases de transformación.
Como queda dicho, en 2002, toda la red de ambulatorios pasa a trabajar
como centros de salud, pero esto es sólo en teoría; en la práctica es muy difícil
que personas en cuyo horizonte está la jubilación como meta más inmediata, se
pongan de acuerdo respecto de cambios tan importantes. A veces son los médicos
los que no aceptan el cambio, en otros casos son las enfermeras, y en otras
ocasiones ni unos ni otros, y esto sin contar con el resto de trabajadores, con los
que conjuntamente deben formar los “equipos de Atención Primaria”.
Con la reforma de la AP las enfermeras han transformado su papel. Si
antes se limitaban a organizar la consulta y a completar las recetas de los
medicamentos prescritos por el médico, tras la reconversión desarrollan
múltiples actividades de asesoramiento y cuidados de su competencia, además de
cumplimentar los tratamientos ordenados por el médico.
“Estas mejoras en el
desarrollo profesional están ligadas, por una parte, a la gran importancia que se
dio en los comienzos de la reforma a las actividades de educación sanitaria y de
promoción y prevención y, por otro lado, a la creación de las consultas de
enfermería, que permite a la enfermera disponer de un espacio propio, en el que
desarrollar los contenidos del nuevo modelo.46
45
Siles, J. (1999). Historia de la Enfermería Comunitaria en España. Un enfoque social, político, científico e ideológico de
la evolución de los cuidados comunitarios. Index de Enfermería, VIII (24-25), 25-31.
46
Canals, J. Duque, A. y Gonz lez, R. (2003). La atención primaria de salud en España. Análisis de la situación actual y
propuestas de futuro. Madrid: Comisiones Obreras, Federación de Sanidad.
−39−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
En los centros de salud, los primeros años fueron de una actividad
incesante; la actividad asistencial, los primeros contactos con los usuarios,
entendidos desde una perspectiva distinta, el conocimiento de la zona básica, las
visitas domiciliarias, el contacto con los líderes de la comunidad, la puesta en
marcha de los programas...
Nadie dijo qué, cómo, cuándo, cuánto, pero el
trabajo no pesaba, los gestores participaban del mismo entusiasmo y los recursos
llegaban a tiempo.
Las consultas de enfermería comenzaron de inmediato, con pacientes
derivados con pautas concretas que, posteriormente, fueron sustituidas por los
protocolos de actuación para el seguimiento de los correspondientes problemas
de salud.
Con frecuencia, los pacientes portaban un documento, la cartilla de
largo tratamiento (CLT), en el que el médico anotaba el tratamiento prescrito.
También las enfermeras supervisaban el cumplimiento del tratamiento que, en
ocasiones, tanto por exceso como por defecto no era el correcto y además
entregaban a los usuarios nuevas recetas para continuación de dichos
tratamientos. Un tacto especial fue preciso para que los usuarios apreciaran “el
lado bueno del asunto”, pues no pasaban por alto que se trataba de una medida
de control del consumo y hasta hubo quien la rechazó “porque le recordaba los
tiempos del estraperlo…”
Progresivamente, se pusieron en marcha los programas, en unos centros
antes que en otros.
En principio, las actividades correspondientes a los
programas no fueron compartidas por todos los profesionales sanitarios, se
cubrieron por preferencia. Algunos médicos y enfermeras se encargaban del
programa de planificación familiar y otros de las actividades programadas para
el control del niño sano, junto con los pediatras. Otras enfermeras desarrollaban
la educación maternal de las mujeres embarazadas,
trabajaban con niños
enuréticos, hacían grupos de relajación y adiestraban a las cuidadoras
informales.
−40−
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También las enfermeras fueron las que preferentemente trabajaron en la
comunidad: charlas de educación sanitaria y para la salud en colegios y centros
de educación de adultos, grupos de relajación, diagnósticos de salud.
Se marcaron hitos con la implantación de una nueva “visitadora
sanitaria” que se superaba cada día mostrando sus habilidades para introducirse
en el núcleo familiar, en una sociedad donde las puertas no están tan abiertas
como parece, convirtiéndose en persona con capacidad de influir en los hábitos y
costumbres de los miembros de las familias47.
Pero la situación inicial no se mantuvo por mucho tiempo, como han
apuntado otros autores,48,49 porque la promoción de la salud es difícil de medir,
porque los resultados que específicamente se podían esperar de la AP reformada
no se podían conseguir a corto plazo, porque el funcionamiento global del
sistema no era bueno y esto repercutía en la AP, dificultando que los usuarios
apreciaran las bondades del nuevo modelo, porque la población, medicalizada,
prefería una atención a demanda
y no participar en una selección de
prioridades que no entendía...
Desde el comienzo se detectó que la población real no coincidía con la
población teórica con derecho a asistencia. También se hallaron desajustes por la
calidad de la atención que se daba en aquellos primeros centros de salud, cuando
cualquier familia de la zona tenía algún pariente incapacitado, enfermo grave e
incluso terminal, lo trasladaba a su domicilio y allí era atendido como
transeúnte, que teóricamente no contaba como carga de trabajo. Sin embargo,
con insuficientes recursos materiales y humanos, a duras penas se lograba
mantener la filosofía de la APS, frente a la población que exigía atención sin
demora.
47
Cuesta de la C. (1994). Creación de contextos: Trabajo intangible de enfermería comunitaria. Revista ROL de
Enfermería, 195, 13-19.
48
Rogero, P. y Martin, F.J. (1992). Una opinión del Sistema Sanitario de Andalucía desde enfermería. Salud 2000,
Revista de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, 39, 8-10.
49
Aranda, J.M. (1994). La reforma de la Atención Primaria en la encrucijada. Un análisis estratégico. Centro de Salud.
2(6), 449-451.
−41−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Políticamente había que contentar al electorado. Los gestores que nunca
llegaron a saber lo qué se hacía y cómo se hacía en la AP reformada, ni a
diferenciar un aviso domiciliario de una visita domiciliaria, volvieron la espalda,
favoreciendo la desmoralización de los profesionales50. Elaboraron sucesivas
carteras de servicios, con las que se transformó la APS, el pragmatismo frente al
idealismo y a la participación comunitaria.
En este contexto, en 1989, un concurso de traslado vino a complicar más
la situación, afectando directamente a las enfermeras. Muchos fueron los
profesionales sanitarios, especialmente médicos, que en razón de los años de
servicio acumulados, accedieron a las plazas disponibles en los equipos de salud
de la AP reformada, influyendo de manera significativa en la dinámica y en el
trabajo de las enfermeras, lo cual no es de extrañar “teniendo en cuenta que la
información sobre la consulta de enfermería es mayoritariamente proporcionada
por el médico...” 51, 52, 53 , y buena parte del trabajo de la enfermera es derivado
por el médico.
También, una consecuencia inmediata fue el incremento de los avisos a
domicilio, pues según el modelo anterior, el médico no sólo indicaba lo que el
tratamiento del paciente requería, sino que prescindía del criterio de la
enfermera que, como ya venía siendo habitual, negociaba con el paciente o la
familia la duración del tratamiento domiciliario, en función de la evolución del
problema, de la edad del paciente e incluso de la climatología, educando así a los
pacientes en el uso de los servicios sanitarios.
La situación creada por incorporación de profesionales procedentes del
modelo anterior no se solucionó con el barniz del reciclaje y lo que pretendía
ser una situación transitoria se cronificó. La muestra más elocuente fue el casi
total abandono de la formación continuada dentro del propio centro y el
50
Martín Zurro, A. (1997). La reforma de la atención primaria. Jano, Medicina y Humanidades, LII (1210), 17.
51
Vázquez Teja, T. (1990). Opinan los pacientes. Atención de Enfermería. Revista ROL de Enfermería, XIII (141), 35-42.
52
Serrano, P. (1999). Características profesionales de la enfermera comunitaria. ¿Qué opina la población? Metas de
Enfermería, 16, 31-38.
53
Rodríguez Escobar, J. (1997). Consulta de enfermería a demanda. Revista ROL de Enfermería, XX (222), 33-4.
−42−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
estancamiento o disminución del número de visitas domiciliarias de las
enfermeras, esto último difícil de evidenciar, pues las estadísticas reflejan la
“evolución de las consultas de enfermería en atención domiciliaria”54,
incluyendo avisos a domicilio y visitas domiciliarias.
Un cúmulo de circunstancias influyó, más que en el fracaso, en el poco
éxito obtenido en relación a las expectativas que se habían puesto en el nuevo
modelo.
Pero había que concretar la inconcreción, había que buscar un
culpable, y las enfermeras, fueron el chivo expiatorio. Todas las miradas se
dirigieron a este colectivo, incluso las de los muchos médicos, compañeros del
equipo de salud que, de esta manera le reprochaban su negativa a desarrollar las
tareas administrativas de la consulta médica. Y la rentabilidad de las enfermeras
fue cuestionada.55 A pesar de todo, el trabajo de las enfermeras siguió adelante,
no podía ser de otra manera, pues la población ya contaba con las ellas, aunque
muchas veces a expensas de una dedicación extra, fuera de la jornada laboral56.
Sin embargo, la preocupación que ha caracterizado a las enfermeras por
utilizar un lenguaje accesible al público, alejado de tecnicismos incomprensibles
para muchas personas, les ha llevado a describir más que a denominar las
actividades que desarrolla, lo cual ha influido en la dificultad de comunicación,
tanto dentro de la profesión como con otras profesiones sanitarias y con la
Administración. Y como defienden los sociólogos, desde distintos puntos de
vista,57,58 lo que no tiene nombre no existe socialmente, no forma parte del
imaginario colectivo, mientras que cuando un estímulo, una idea, se nombra
adquiere consistencia y realidad social.
Por la razón anterior, entre otras, los sistemas de registro no reflejaban
muchas de las actividades de enfermería y las que sí estaban contempladas se
54
55
Servicio Andaluz de Salud. (2003) Memoria 2002. Servicio Andaluz de Salud. Sevilla: Consejería de Salud. Junta de
Andalucía.
Corrales, D. (1996). Repercusiones de la evolución de la reforma de la atención primaria en el papel de los
profesionales de enfermería. Atención Primaria,18 (10), 577-579.
56
Laflor, M.V., Benalte, A. y Panal, F. (1998). ¿Qué hace los enfermeros de EBAP? Enfermería Científica, 194-195, 39-42.
57
Berger, P.L. y Luckmann, T. (2003). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.
58
Searle, J.R. (1997). La construcción de la realidad social. Barcelona: Paidós Ibérica.
−43−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
limitaban a recoger un número, número de hipertensos, de diabéticos o de
pacientes con limitación del flujo aéreo, sin entrar en las actividades realizadas
ni en la calidad del servicio prestado, de manera que nadie pudo demostrar la
eficacia/ineficacia o la falta o no de rentabilidad de las enfermeras, porque
nadie sabía (quizá no interesaba saber) lo que hacían las enfermeras, a pesar de
que muchas veces, al margen de los registros, se hacían constar otras actividades
llevadas a cabo.59,
60
De poco sirve que una y otra vez las encuestas sobre
calidad percibida y satisfacción con el servicio sitúen la atención de enfermería
en el primer lugar y es que los cuidados intangibles de enfermería son un valor
añadido difícil de cuantificar.61, 62
No se estimuló la difusión de los pequeños pasos que se iban dando, que
solamente fueron objeto de alguna presentación en las sesiones de formación
continuada, tanto dentro como fuera del propio centro de salud, y muchos
trabajos quedaron inéditos.63, 64
En la encrucijada entre la acción y la difusión, poco a poco fue
aumentando la producción científica en enfermería comunitaria65, que alcanza
su punto máximo entre 1995-1999.66
Se pusieron en marcha iniciativas
pioneras en el campo de la enfermería comunitaria, como el Centro de
Documentación en Enfermería Comunitaria (1987), antecedente de la base de
datos CUIDEN, y fueron apareciendo asociaciones profesionales, a nivel
59
Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria. (2000). Salud para Todos. Revista
Comunidad. Noviembre. Asociación Andaluza de Enfermería Comunitaria (ASANEC) http:www.asanec.org/documentos
/salud_para_todos..htm 25-11-2002.
60
Martínez Riera, J.R., Pérez Pont, I. y Martínez Casanovas P. Importancia de la Enfermera de referencia en la actividad
de Enfermería en Atención Primaria. Enfermería Científica 258-259, 43-51.
61
62
Morales, J.M. (2001). Evaluación de resultados en enfermería. Index de Enfermería, X(32-33), 86-87.
Sobreviela, O., Martínez Lozano, F., Falcón, A. et al. (2003). Calidad percibida, escalas y otros factores que influyen en
los cuidados enfermeros. Index de Enfermería XII (43), 90.
63
Caro, A. y Lagares, E. (1986). Diagnostico de salud de la zona rural, correspondiente a la Zona Básica de Salud de Pino
Montano. Sevilla: Inédito.
64
Lagares, E., Soler, S., García Fernández, J. et al. (1989). Programa de Educación Sanitaria sobre el uso correcto del
medicamento en el Centro de Educación de Adultos “Sánchez Rosa”, Zona Básica de Salud de Pino Montano. Sevilla:
Inédito.
65
Pardo, C., Mallebrera, E., García Meseguer, M.J. et al. (2001). Características de la producción científica de enfermería
en la década 1985-1994. Enferm Clínica, 11(2), 51-64.
66
German, C. Producción científica de la enfermeria comunitaria 1977-2004. Consultado 20 noviembre 2007
http://www.faecap.com/EXT/posters3/laproduc.htm..
−44−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
nacional, como la Asociación de Enfermería Comunitaria (1994), y en el ámbito
de las comunidades autónomas, como la Asociación Andaluza de Enfermería
Comunitaria, creada en 1997, que auspiciaron reuniones científicas, en donde
se difundían las intervenciones de las enfermeras en el desarrollo de los cuidados
a los individuos, a la familia y a la comunidad.
Y además, así como “la Administración nos presentó en un principio
como “motor de cambio”,(pero) no fue capaz de sacar adelante una “Ley de
Funciones” que diera amparo al proyecto.” “Cada cual, dentro de su equipo, fue
realizando tareas en mayor o menor grado delegadas por los médicos y
respaldadas por la mínima legalidad que le aportaban los Protocolos o
Programas de salud”67, de donde surgieron manuales de actuación que contenían
actividades que claramente invaden competencias de otros colectivos
profesionales como la aplicación de “Técnicas de valoración e interpretación de
los conflictos infantiles a través del dibujo” o “Empleo de narraciones, cuentos y
sueños para valorar deseos insatisfechos y conflictos no resueltos”68
67
García Cañedo, M.R. (1998). ¿Somos rentables las enfermeras en Atención Primaria? Metas de Enfermería. 9, 38-42.
68
Ureta, M. (2003). Niño con incontinencia nocturna. en Enfermería Comunitaria de Barakaldo-Sestao, A tu salud.
Enfermeria Comunitaria. Pautas de Actuación. (Págs. 30-31). Valencia: Asociación de Enfermeria Comunitaria.
−45−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
−46−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
1.5. El eterno problema: la falta de definición de funciones
El problema fundamental de enfermería es la falta de especificidad de sus
funciones, problema importante para trabajar en equipo69, pero mucho más
grave cuando el equipo no funciona.
El Reglamento para las Subdelegaciones de Sanidad Interior del Reino, de
24 de julio de 1848, es la primera norma reguladora de las profesiones
sanitarias en España y en ella no se alude más que a médicos, farmacéuticos y
veterinarios como incluidos dentro del ramo de la Sanidad.
En 1855, la Ley de 28 de noviembre sobre el Servicio General de Sanidad
instituye los Jurados Médicos Provinciales de Calificación, encargados de
controlar el ejercicio profesional y establecer una severa moral médica.
Las leyes que se sucedieron no introdujeron cambios sustanciales en el
panorama de las profesiones sanitarias y sólo hacia la mitad del siglo XX la
entrada en vigor de otras leyes van a producir modificaciones relevantes.
La Ley de Bases de la Sanidad Nacional, de 25 de Noviembre de 1944, en
su Base nº 12 prevé la existencia de distintas Corporaciones Profesionales para
médicos, practicantes y odontólogos.
El Decreto del Ministerio de Gobernación70, relativo a las competencias
profesionales de Ayudantes Técnicos Sanitarios, Practicantes, Matronas y
Enfermeras, dice en su artículo nº 1: “...podrán ejercer sus funciones [...] siempre
que su actuación se realice bajo la dirección o indicación de un médico...”, y, en
el artículo nº 2, refiriéndose a los ATS, antecedentes directos de los actuales
Diplomados en Enfermería, dice:
69
Dalfó, A., Gibert, E., Vila, M.A. et al. (2000). “Diagnóstico y seguimiento de la hipertensión arterial: ¿Es relevante el
70
Decreto 2319/60, BOE 302 de 17 de Diciembre.
papel del personal de enfermería? Atención Primaria, 26(3), 94-97.
−47−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Los Ayudantes Técnicos Sanitarios serán habilitados para realizar las
siguientes funciones:
a) Aplicar medicamentos, inyecciones o vacunas y tratamientos
curativos.
b) Auxiliar al personal médico en las intervenciones de cirugía
general y de las distintas especialidades.
c) Practicar las curas de los operados.
d) Prestar asistencia inmediata en los casos urgentes, hasta la llegada
del médico o titular de superior categoría, a quién habrán de
llamar perentoriamente.
Asistir a los partos normales, cuando en la localidad no existan titulares
especialmente capacitados para ello”
Ni que decir tiene que el contenido de esta norma es insuficiente y
anticuado para el ejercicio profesional actual, pero hay que reconocer que, al
menos, es explicativo y concreto.
En 1984, al inicio de la reforma de la AP, el Decreto del Ministerio de
Sanidad, sobre “Estructuras básicas de salud”, delinea los cambios que habrían de
acontecer en las actividades de las enfermeras, pero siempre ligadas a la idea de
trabajo en equipo, sin resolver una cuestión fundamental para esta metodología
de trabajo: definir cuál es la aportación específica que cada profesional realiza.
Más recientemente, la Ley 44/2003, sobre ordenación de las profesiones
sanitarias, también deja el problema sin resolver, pues, expresamente, en la
Exposición de Motivos, se puede leer:
“…existe la necesidad de resolver, con pactos interprofesionales previos
a cualquier normativa reguladora, la cuestión de los ámbitos competenciales de
las
profesiones
simultáneamente
sanitarias
los
manteniendo
crecientes
espacios
la
voluntad
competenciales
de
reconocer
compartidos
interprofesionalmente y los muy relevantes espacios específicos de cada
−48−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
profesión. Por ello en esta ley no se ha pretendido determinar las competencias de
unas y otras profesiones de una forma cerrada y concreta sino que establece las
bases para que se produzcan estos pactos entre profesiones, y que las praxis
cotidianas
de
los
profesionales
en
organizaciones
crecientemente
multidisciplinares evolucionen de forma no conflictiva, sino cooperativa y
transparente.”71
Por otra parte, en la mencionada Ley se agrupan las profesiones sanitarias
en dos niveles académicos: nivel de Licenciado y nivel de Diplomado; no parece
una clasificación muy adecuada en este momento en que se trabaja un modelo
común europeo, con un primer nivel de Graduado, sin limitación hacia niveles
superiores, Máster y Doctorado.
En el artículo 5.1.d) se reconoce el derecho del paciente a la libre elección
de médico, no mencionando a ningún otro profesional, pasando por alto las
recomendaciones de las OMS y el deseo de muchos profesionales de Enfermería,
que ven en esta posibilidad de elección la expresión del reconocimiento de su
labor profesional y una guía que puede informar sobre lo que la población
valora y demanda.
A continuación, en el artículo 6, se adjudica a los licenciados la dirección
y evaluación del desarrollo global del proceso de atención integral de salud. A
los médicos corresponde “la indicación y realización de las actividades dirigidas
a la promoción y mantenimiento de la salud, a la prevención de las
enfermedades y al diagnóstico, tratamiento, terapéutica y rehabilitación de los
pacientes, así como al enjuiciamiento y pronóstico de los procesos objeto de
atención”.
Mucho se ha congratulado el colectivo de enfermería, pues en el mismo
artículo 6.4, se prevé alguna alternativa: “Cuando una actividad profesional sea
declarada formalmente como profesión sanitaria, titulada y regulada, con nivel
de Licenciado, en la correspondiente norma se enunciarán las funciones que
correspondan a la misma...” Sin embargo, cabe pensar que la norma llega tarde
71
Ley 44/2003 de 21 de noviembre de 2003, BOE de 22 de noviembre.
−49−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
y mal, pues los estudios que se plantean en el Espacio Común Europeo de
Educación Superior no contemplan “licenciatura”, sino grado, postgrado y
doctorado, con lo cual, entramos en el juego de las palabras. Al parecer, la
licenciatura en enfermería no existirá.
Con respecto a los Diplomados en Enfermería, en el artículo 7.2.a), se
recoge que corresponde a ellos “...la dirección, evaluación y prestación de los
cuidados de Enfermería orientados a la promoción, mantenimiento y
recuperación de la salud, así como a la prevención de enfermedades y
discapacidades”
En definitiva, los artículos anteriores añaden a la falta de concreción de
los que denominan “cuidados de Enfermería”, el sometimiento a la indicación del
médico para llevar a cabo dichos cuidados. En este estado de cosas incluso la
organización de los equipos (sin eufemismos, la voluntad del médico), va a
afectar a la mayor o menor dependencia de la enfermera.
−50−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
1.6. La organización de los equipos en Atención Primaria
El trabajo en la AP tradicional estaba organizado por cupos. Un cupo es
un grupo de población que se corresponde con un número determinado de
cartillas de la Seguridad Social. Cada cartilla tenía un titular, el afiliado a la
Seguridad Social, y unos beneficiarios, uno o más familiares que dependían del
titular.
Este grupo de usuarios tenían en común el residir en la zona de
influencia de un ambulatorio y, teóricamente, así como la posibilidad de elegir el
médico de entre los que prestaban servicio en el mencionado ambulatorio. Cada
cupo médico tenía asignado un ATS de zona, por lo que al elegir médico,
indirectamente también se elegía al profesional de enfermería.
La transformación del sistema de Seguridad Social en Sistema Nacional
de Salud, prevista por la Ley General de Sanidad, sustituyó, progresivamente, las
cartillas de la Seguridad Social, colectivas,
por
las cartillas sanitarias,
individuales; pero se mantuvo el concepto de cupo como carga de trabajo.
La organización del trabajo de los profesionales sanitarios ha ensayado
distintas posibilidades. En teoría, se ha hablado de dos modelos organizativos:
1.- El denominado modelo punto radial/centrífugo, donde la
atención gira alrededor de la actuación sobre los problemas de salud,
donde el médico etiqueta y planifica una acción y, consecuentemente,
determina las actuaciones para la resolución del mismo... 72 En este caso la
aportación de la enfermera es un producto intermedio y, generalmente, no
existe el clima propicio para plantear iniciativas. Este modelo permite el
intercambio de profesional, ya que lo que se pide no es ninguna aportación
específica, sino genérica de la profesión, y por ello se sitúa en contra de
una atención personalizada. En esta organización no puede hablarse de un
equipo de salud, ni puede decirse con propiedad
“médico de familia” ni
“enfermera comunitaria”.
72
Ferrer, C. (2000). Personalización de la atención de enfermería. En Debate sobre Enfermería, (Págs. 19-21). Madrid:
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública.
−51−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Este modelo es el que se utilizaba en el ambulatorio tradicional, en
que los médicos y enfermeros trabajaban por cupos, pero también es
asimilable a las primeras etapas de reconversión, en que la consulta de
enfermería y la atención domiciliaria era compartida por distintas
enfermeras trabajando varios cupos médicos.
La transición, que tanto se alargó en el tiempo, fue muy
insatisfactoria tanto para las enfermeras, como para los pacientes y para la
organización. Una relación discontinua impide apreciar la calidad de la
atención prestada, tanto por la enfermera como por el usuario y favorece
la utilización, ya que cuantos más profesionales intervengan en el cuidado
de un paciente, más demanda se genera y más recursos se consumen.73
Una variante de este modelo es aquella que organiza a las
enfermeras por programas o por actividades, trabajando con los pacientes
de todos los cupos médicos. Esta organización, por supuesto, no
proporciona una atención personalizada, pero además vincula a la
enfermera a una actividad, lo que, aunque no parece influir en su
satisfacción laboral,74 si se mantiene largo tiempo, para bien y para mal
afecta a su praxis, pero además da lugar a una percepción inexacta por
parte del usuario, cuya tendencia es a identificar a la persona que lo
atiende con el profesional que, según su conocimiento y experiencia,
realiza esta actividad, como el usuario obeso que pide ver a la enfermera
que controla su peso, preguntando por la “endocrina”, con lo cual niega la
capacidad de la enfermera y de la AP en su conjunto, pues él se cree
atendido en el nivel especializado.
73
Martínez Riera, J.R., Pérez Pont, I. y Martínez Casanovas, P. (2003). Importancia de la enfermera de referencia en la
actividad de Enfermería en Atención Primaria. Enfermería Científica 258-259, 43-51.
74
Van der Hofstadt, R., Baena, C., Sánchez Escámez, A. et al. (1995). Organización del trabajo de enfermería en Atención
Primaria y satisfacción y estrés laboral: Enfermería Comunitaria versus Enfermería por programas. Centro de Salud.
Noviembre, págs. 757-61.
−52−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
2.- El modelo denominado modelo prisma/centrípeto, tiene como
eje a la persona y cada profesional aporta su conocimiento, derivado de su
propia disciplina, contribuyendo a lograr el máximo bienestar del
En este caso, “la enfermera, como profesional del cuidado,
individuo.
analiza la situación del individuo desde el punto de vista de su capacidad
de respuesta ante la potencialidad de los problemas y define un plan de
acción encaminado a que el individuo adquiera conocimientos, desarrolle
habilidades y esté suficientemente motivado para realizarlo.”75
Este modelo prisma/centrípeto es el que mejor se adecua a la APS
porque, en sus variantes, permite una atención personalizada y un trabajo
comunitario para lo que, desde el principio de la reforma, se cuenta en
nuestro medio con unos médicos formados específicamente y con unos
profesionales de enfermería, con formación universitaria, infrautilizados y
deseosos de demostrar que pueden hacer una valiosa aportación a la
sociedad. Puede dar lugar a varias modalidades o formas de organización:
•
2.a. Médico y enfermera organizados por cupo.- La
organización que asigna un mismo cupo a un médico y a
una enfermera es la que existía en la atención primaria
tradicional.
sólo
entre
Simplifica el trabajo, pues la relación es
dos
personas,
pero
también
plantea
inconvenientes, posibles incompatibilidades personales y
el riesgo de aislamiento del resto de compañeros,
incongruente con la APS que propone una ambiciosa
meta común, “elevar el nivel de salud de la población”.
Además impide la visión de conjunto que requiere el
trabajo comunitario.
•
2.b. Médico y enfermera organizados por zona.- Como
en
la
modalidad
anterior,
existen
la
eventual
incompatibilidad personal y la posibilidad de perder de
75
Ferrer, C. (2000). op. Cit.
−53−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
vista el objetivo común,
pero frente a
estos
inconvenientes potenciales, presenta muchas ventajas
reales. Esta modalidad es la más adecuada a la filosofía de
la APS, ya que supone una atención personalizada, en
donde el paciente y la familia son considerados como una
unidad dinámica, “agente” de su propia salud, y permite
el trabajo comunitario tanto al médico como a la
enfermera. Sin embargo, esta alternativa no se ha
consolidado, en razón de la libre elección de médico.
•
2.c. Médico organizado por cupo y enfermera por zona.
Esta modalidad es una buena alternativa que respeta la
libre elección de médico; obliga a trabajar todos con
todos, lo que plantea dificultades para la comunicación;
pero
ofrece ventajas como la conciencia del objetivo
común, favorecida por la interacción entre los miembros
del equipo, y la eficiencia en la atención domiciliaria76
que realizan las enfermeras, orientadas a la familia y al
enfoque comunitario. Las condiciones contextuales serán
las que den mayor relieve a los aspectos positivos o a los
aspectos negativos.
•
2.d. Médico organizado por cupo y enfermera por
cupo/zona.- Esta modalidad propone que la enfermera
trate a un cupo de pacientes en la consulta de enfermería,
en relación con el médico de ese cupo, mientras que para
los avisos y las visitas domiciliarias trabaje por zonas,
para lo que tendría que relacionarse con el resto de los
médicos del centro de salud; además la atención de
enfermería no es personalizada, pues una enfermera
76
Anaya, F. Modelos organizativos. Boletín Enfermería Comunitaria. 1-10-2004. http://www.enfermeriacomunitaria.
org/index.php?idioma=es&id_pagina=67.
−54−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
atiende al paciente en consulta
y otra le atiende en
domicilio.
Salvo en la modalidad 2.b., Médico y enfermera organizados por
zona, en las anteriores alternativas organizativas los médicos no cambian
su trabajo por cupos, son los profesionales de enfermería los que sufren los
cambios y, por supuesto, los usuarios, que artificiosamente son aislados de
sus respectivos núcleos familiares, cuando es bien conocida la influencia
que la familia ejerce en la salud y en la enfermedad de sus miembros y la
importancia de sus propios recursos, como consta en los informes de la
OMS, que recomiendan utilizar a la familia como unidad de servicio.77
77
OMS. (1974). Enfermería y salud de la comunidad. Serie de Informes Técnicos nº 558.
−55−
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Tesis Doctoral
−56−
Eloísa Lagares Vallejo
1.7
Tesis Doctoral
Evolución y condicionantes del trabajo en la Atención Primaria
reformada.
Como ya se ha dicho, la reforma de la AP aspira fundamentalmente a
mejorar el nivel de salud de la población y a hacer más eficiente un sistema
sanitario con el que nadie, profesionales, gestores o usuarios estaban satisfecho.
La propuesta fue una atención primaria de calidad, conscientes de que se podría
evitar que muchos problemas llegasen al hospital y sobre todo la masificación de
las urgencias hospitalarias.
En los primeros centros de salud se empezó trabajando según la
modalidad 2.c, Médicos por cupos y enfermeras por zonas. Los médicos
siguieron organizados por cupos, como en el ambulatorio, aunque el número de
cartillas fue limitado y menor que en los cupos de la AP tradicional. Ni los datos
censales ni las cartillas reflejaron la carga asistencial real, pues la población
transeúnte fue significativa tanto en cantidad como en calidad y las antiguas
cartillas no daban más que una aproximación sobre los potenciales usuarios. Las
enfermeras se organizaron por zonas, ya que en su contribución a la reforma de
la atención primaria, no se había contemplado la asignación de cupos, lo que
hubiera supuesto un complemento salarial. Al estar adscritas a una zona y a una
población concreta, las enfermeras atendían a todos los miembros de las
familias78 y fueron el nexo entre la comunidad y el centro de salud, mostrando
una nueva imagen, la de la enfermera comunitaria, que conoce el medio en que
desarrolla su actividad y reconoce los elementos del medio ambiente que
constituyen riesgos para la salud de las familias a su cargo, con las que va
contactando a través de la consulta de enfermería y de la visita domiciliaria.
Los equipos básicos de atención primaria (EBAP), formados por
profesionales y no profesionales, trabajaron con entusiasmo. Prontamente se
78
Gómez Sal, P. y Gavilón, S. (1999). Organización de enfermería por familias en atención primaria Index de Enfermería,
8(24-25), 90.
−57−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
pusieron en marcha los programas de salud, tras adecuar los tiempos dedicados
a la consulta a demanda.
Aunque se sabía que podrían producirse demoras, se confiaba en que
éstas fueran aceptadas por los usuarios ya que apreciarían la calidad de la
atención prestada. Los representantes de la comunidad consideraban los
esfuerzos que se hacían y trataban de concienciar a los vecinos de las ventajas
que aportaba el nuevo modelo, pero la “médicodependencia” que el anterior
sistema había creado en los usuarios, hacía innegociable la demora de la
atención. La única solución hubiera sido reducir el número de cartillas por
cupo, ampliando la dotación de médicos, solución que los gestores no admitieron
y de la cual los médicos fueron los grandes perjudicados. Al tener que dedicar
más tiempo del previsto a la demanda, no podían realizar actividades de
promoción de la salud, mucho más atractivas, mientras que las enfermeras
podían dedicarles parte de su tiempo, pues no recaía sobre ellas la demanda
directa. Frustrados en sus expectativas, y ante la dificultad para comunicarse
con las distintas enfermeras que atendían sus respectivos cupos, reclamaron a
las instancias administrativas hasta conseguir que la organización tomara la
forma 2.a, médico y enfermera por cupo.
Este cambio no benefició a nadie más que al médico. La primera
consecuencia es que no permitió continuar el trabajo familiar y comunitario
realizado por las enfermeras. De otra parte, cada aviso o visita médica, con
frecuencia daba lugar a varios avisos o visitas de la enfermera, que no tenían
ningún incentivo por atender un cupo, como es el caso del médico. Además, la
mayor cantidad de tiempo que las enfermeras necesitaban para las visitas y
avisos domiciliarios, repartidos por toda la zona básica, dejaron descubiertas las
actividades a desarrollar en el centro de salud. Por otro lado, fragmentar la
familia para la atención domiciliaria de enfermería dio lugar situaciones
esperpénticas, tan absurdas como que en el mismo domicilio coincidan varias
enfermeras, una a atender al padre de familia con una fractura abierta, otra a
controlar a la abuela, encamada y con úlceras por presión, y otra para extraer
sangre al hijo aquejado de brucelosis.
−58−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Para evitar la ineficiencia y el absurdo de la modalidad anterior se intentó
una nueva modalidad, 2.d, médico por cupo y enfermera por cupo/zona. Las
enfermeras atienden en consulta a los pacientes de un cupo médico mientras la
atención domiciliaria la realizan por zonas o sectores.
Es una solución
intermedia que mejora ligeramente el trabajo del médico, perjudica a los
usuarios, que no tienen una asistencia personalizada, y complica el trabajo de las
enfermeras, aunque al menos en la atención domiciliaria pueden trabajar con las
familias.
Tantos cambios, utilizando a las enfermeras
como comodines, tanto
trastorno para los usuarios, sin considerar seriamente la solución más idónea:
médicos y enfermeras organizados por zonas.
La mirada retrospectiva nos permite ver que la organización más
funcional y adecuada, para la aplicación de las propuestas de la APS, hubiera
sido adscribir a médicos y enfermeras la población radicada en un determinado
sector geográfico de la zona básica de salud. Esto hubiera sido muy fácil, toda
vez que, en principio, los centros fueron creados y dotados con médicos y
enfermeras desconocidos para la población y no tenía por qué haber
preferencias, de manera que los cupos se podrían haber formado sectorizados,
ateniéndose al lugar de residencia de los usuarios dentro de la zona básica de
salud.
Sin embargo, el conservadurismo no permitió ver esta posibilidad y se
perdió esta oportunidad; partiendo de los cupos que ya estaban funcionando en
el modelo anterior, se les fue asignando médico a la población.
Se invoca el derecho a la libre elección de médico como razón para no
implantar esta organización (2.b, médico y enfermera por zona), pero existe
algún centro de salud (Polígono Sur) en el que se propuso a la comunidad esta
organización y se negoció una demora a seis meses para acceder al cambio de
médico; una vez transcurrido ese tiempo los cambios han sido mínimos, pues los
pacientes han estado satisfechos con la atención recibida.
−59−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La relativa autonomía que, desde su creación, había caracterizado a los
centros de salud en su funcionamiento, y el hecho de que administrativamente
dependieran de tres distritos sanitarios, explican la coexistencia de centros de
salud cuya organización asigna a la enfermera una zona, un cupo o la
combinación zona/cupo. Incluso hay centros en los que coexisten las tres
modalidades.
En 2002, mediante Orden de la Consejería de Salud de 7 de Junio se
constituye la ciudad de Sevilla como Distrito Único y la organización 2.d,
enfermera por cupo/zona, se generaliza para todos los centros de salud.
La falta de relación entre la AP y la atención especializada ha dado lugar
a sentimientos de pérdida, pues la derivación al nivel especializado,
frecuentemente ha conllevado la retención, a veces injustificada, del paciente,
limitando e interfiriendo la actividad de los profesionales sanitarios de AP y
privando al usuario de servicios que son bastante exclusivos de la AP, como la
educación sanitaria grupal, tal es el caso de los pacientes crónicos y de las
embarazadas. La mayoría de estas pérdidas se justifican sobre el razonamiento
de que una mayor especialización conlleva un mayor nivel de salud, lo que
constituye un verdadero error y un retroceso injustificado, ya que la reforma de
la atención primaria vino propiciada por todo lo contrario: el paradigma de que
la medicina especializada, con un coste más elevado, alcanza un nivel de salud
inferior.
En los últimos diez años los cambios introducidos en la atención primaria
han sido muchos y no siempre acertados. Según la opinión del informe de
Comisiones Obreras, el problema es que “la planificación sanitaria está en manos
de los políticos que tienen un vencimiento de realización excesivamente corto, 4
años, para evaluar resultados en el ámbito sanitario. Vender éxitos reales en
sanidad supera con creces las posibilidades y expectativas temporales del
planificador. Resulta más fácil, y más efectivo en términos electorales, vender
oropeles. En una sociedad que ha magnificado la importancia de la tecnología y
la especialización, resulta más rentable levantar un nuevo hospital que dotar
−60−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
correctamente los centros de salud del área. Y de alguna manera es lógico; al
ciudadano se le ha enseñado a igualar calidad y especialización.
El paciente
desconoce, no tiene por qué saber, que la tercera causa de muerte en EE.UU. es la
yatrogenia relacionada con la hospitalización.”79
Resulta llamativo comprobar la pasividad con que son acogidas estas
“interferencias”, tanto por médicos como por enfermeras, aunque bien es verdad
que la pérdida competencial que sufren los médicos tiende a ser compensada,
recuperando o asumiendo actividades que antes habían desarrollado las
enfermeras, y que éstas reconocen como propias, lo que constituye un nuevo
conflicto a añadir en la relación interprofesional. Así, el control del niño sano ha
pasado a depender, casi (por permitir la excepcionalidad) en su totalidad de los
pediatras; las unidades de hipertensión y de lípidos, entre otras, creadas en los
hospitales, retienen pacientes que antes eran controlados por sus médicos de
familia.
Por su parte, los médicos de AP no derivan pacientes que son
susceptibles de ser atendidos en las consultas de enfermería, en aplicación de
protocolos, planes de cuidados y educación sanitaria, a pesar de que,
concretamente en relación a la educación sanitaria, es cuantitativa y
cualitativamente diferente la actuación del médico y la de la enfermera: “...la
educación a los usuarios [...] además de en sus contenidos, o quizá por ello, se
realiza de forma diferente; el médico transmite al usuario unas nociones fijas del
proceso causa-efecto de lo que debe ser hecho, y lo presenta de forma
instantánea y única en la consulta; mientras la enfermera usa como elemento
fundamental de enseñanza la reiteración y la repetición de las indicaciones,
controles y cambios de hábitos,...”80
Competencias antes asumidas por las enfermeras de AP, como el
seguimiento de la embarazada ahora son realizadas por las matronas, y el
control del niño sano, en los centros en que aún las enfermeras asumen alguna
79
Canals, J., Duque, A., González, R. et al. (2003). La atención primaria de salud en España. Madrid: Comisiones Obreras.
Federación de Sanidad.
80
Uribe, J.M. (1994). Tiempo y espacio en Atención Primaria de Salud. Revista Española de Investigaciones Sociológicas,
68,133-163.
−61−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
visita, ha llegado a ser algo testimonial de un pasado, en el que los pediatras no
trabajaban en solitario.
Con posterioridad se han incorporado nuevas actividades relacionadas
con el programa de atención a la drogadicción y el control de pacientes
anticoagulados, y otras iniciativas, como la creación de la figura de la enfermera
de enlace, la propuesta relativa a la prescripción enfermera o la atención de
pacientes con enfermedades leves, que convierten a la enfermería de AP en un
cajón de sastre en donde se pone y se quita lo que conviene, donde nada tiene la
marca de enfermería como propio y exclusivo, salvo las técnicas.
Todas las incidencias comentadas, especialmente las ocurridas tras la Ley
General de Sanidad, podrían haber influido en la percepción del trabajo que
realizan las enfermeras en AP.81,82
En trabajos realizados recientemente, se
aprecia una diferente percepción entre los usuarios de los centros de salud de
mayor antigüedad y los de los centros reconvertidos más recientemente.83
“Para que una profesión sea reconocida, la sociedad ha de hacer una
solicitud de sus servicios y, para ello, es necesario que conozca los servicios que
la enfermería le puede ofrecer”84. Reiteradamente se ha apuntado la necesidad
de mejorar el conocimiento que la población tiene del trabajo de
enfermería,85,86,87 incluso se han sugerido formas de hacerlo.88,89 Sin embargo,
es necesario profundizar en el conocimiento de la situación de partida, tanto del
81
82
Rubio, J. (2006) ¡Por favor, una enfermera!. Enfermería Clínica, 16(4), 169-171.
Valiño, C., Pedre, M. y Pita, M.C. (2005). Imagen social de la enfermería: un vistazo al espejo público. Enfermería
Científica Marzo-Abril, 276-277, 19-23.
83
Lagares, E., Lomas, M.M., García Fernández J. et al. (2004). Percepción del trabajo de la enfermera en relación al año de
reconversión/creación de los centros de AP de la ciudad de Sevilla. Libro de Ponencias y Comunicaciones del
V
Congreso de la AEC. Archena (Murcia). Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC). Publicado en forma de Cd-Rom
(2005).
84
Collière M.F. (1991). op. cit.
85
García Morales, I. y Buendía, A. (2001). op. cit.
86
Rubio, J. (2006). op. cit.
87
Serrano, P. (1999). op. cit.
88
Burguete, M.D., Ávila, JA, Velasco, J. (2005) La imagen pública de las enfermeras. Cómo ven la profesión los
estudiantes de enfermería. Educare 21. Mayo, 17.
89
Pino, R. del y Martínez Riera, J.R. (2007). Estrategias para mejorar la visibilidad y accesibilidad de los cuidados
enfermeros en Atención Primaria de Salud. Revista de Administración Sanitaria, 5(2), 311-337.
−62−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
contexto como de los propios actores, a fin de elegir o crear estrategias, que
faciliten la percepción del trabajo de las enfermeras en AP.
−63−
2. PLANTEAMIENTO DEL
PROBLEMA E
HIPÓTESIS DE
TRABAJO
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA E
HIPÓTESIS DE TRABAJO
A partir de los datos referidos en la introducción, la enfermería, en su
evolución histórica, ha tenido una marcada inclinación hacia el género
femenino. De igual forma, también podemos afirmar que predomina, durante su
evolución histórica, la dependencia del médico como profesional de referencia.
De igual forma, en los últimos años se ha venido realizando una profunda
reforma de la AP, con el fin de adecuarla a los nuevos paradigmas de saludenfermedad vigentes en la actualidad, modernizando la profesión de Enfermería
y propiciando un mayor acercamiento al usuario.
Con la reforma de la AP las enfermeras aumentan su autonomía y sus
actividades se incrementan, aunque alguna desaparece; la evolución de esta
reforma ha conllevado cambios, tanto en las actividades desarrolladas por
enfermería como en la organización de las mismas.
La hipótesis de nuestro trabajo es la siguiente:
Los últimos cambios introducidos en las actividades de enfermería influyen
en la percepción (principalmente confusión) que tiene el usuario del trabajo de
las enfermeras en AP, pudiendo detectarse estos cambios entre las actividades
−65−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
que siempre o nunca se han englobado dentro de la enfermería y aquellas que
han sido incorporadas o eliminadas recientemente.
Como segunda hipótesis, proponemos que las variables sociológicas, como
el sexo, la edad, el nivel de instrucción o la clase social y el padecer enfermedad
crónica introducen diferencias en esta percepción.
−66−
3. OBJETIVOS
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
3. OBJETIVOS
3.1.- Objetivo general
Estudiar la percepción por parte de la población de las actividades de
enfermería en AP y detectar las diferencias en la percepción de la población
entre las actividades que tradicionalmente han formado parte o no de la
enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
3.2.- Objetivos específicos
Los objetivos específicos son los siguientes:
1.- Describir el perfil sociológico del usuario que mejor percibe las
actividades que realizan actualmente las enfermeras en AP.
2.- Analizar la influencia de la variable sociológica “sexo” en la
percepción de las actividades que tradicionalmente han formado parte o no de la
enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
3.- Analizar la influencia de la variable sociológica “edad” en la
percepción de las actividades que tradicionalmente han formado parte o no de la
enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
−67−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
4.- Analizar la influencia de la variable sociológica “nivel de instrucción”
en la percepción de las actividades que tradicionalmente han formado parte o no
de la enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
5.- Analizar la influencia de la variable sociológica “ocupación” en la
percepción de las actividades que tradicionalmente han formado parte o no de la
enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
6.- Analizar la influencia de la variable sociológica “clase social
percibida” en la percepción de las actividades que tradicionalmente han formado
parte o no de la enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
7.- Analizar la influencia de la variable sociológica “padecer enfermedad
crónica” en la percepción de las actividades que tradicionalmente han formado
parte o no de la enfermería y aquellas que han sufrido cambios en este sentido.
Finalmente, este trabajo pretende iniciar una línea de investigación que
constituya un observatorio permanente del devenir de la enfermería en la
Atención Primaria.
−68−
4. METODOLOGÍA
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
4.- METODOLOGÍA
Para llevar a cabo los objetivos propuestos se ha realizado un estudio
observacional y descriptivo utilizando un cuestionario que propone una serie de
actividades, a través de las que se pretende conocer y analizar la percepción del
trabajo de las enfermeras por parte de la población. Los detalles técnicos de
nuestro estudio se especifican a continuación.
4.1.- Universo
El universo es el conjunto de usuarios de los centros de AP de la ciudad de
Sevilla.
4.2.- Muestra
La muestra está formada por 1.111 encuestados, procedentes de todos los
centros de salud de Sevilla capital. Dicha muestra se calculó para trabajar con
los siguientes parámetros: un error de ± 3% y un nivel de confianza del 95%.
−69−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
A partir de los datos publicados por el Servicio Andaluz de Salud, en su
página web89, se obtuvo una lista de los centros de salud de la ciudad de Sevilla,
y las poblaciones de referencia es la correspondiente a 2001 del ya mencionado
Contrato Programa para los Distritos de Atención Primaria del Servicio Andaluz
de Salud 2001-2004.
Siguiendo la técnica de muestreo por cuotas, los cuestionarios fueron
distribuidos proporcionalmente al número de habitantes a que cada centro de
salud da cobertura, redondeados en miles, a fin de simplificar los cálculos.
Los cuestionarios fueron cumplimentados por medio de entrevistas
realizadas a los usuarios dentro de cada centro de salud.
Los sujetos fueron
elegidos al azar en las salas de espera de las distintas consultas del centro
sanitario.
4.3.- Encuesta
En la revisión bibliográfica previa se han encontrado algunos estudios
con parecida metodología (aunque diferente objetivo) al presente90,91,92. A partir
de ellos, se han tomado algunos elementos que han resultado interesantes para
esta investigación y se han añadido otros, a fin de completar diversos aspectos
de la percepción del trabajo de las enfermeras. El resultado es el cuestionario
que se presenta en la Tabla 4.3.1.
89
90
www.csalud.junta-andalucia.es/centros/Detale.asp ( 2 de Julio de 1999)
Renedo, P., Canteras, M., Santonja, F. et al. (1989). Imagen social de la Enfermería. Encuesta al usuario. Revista ROL de
Enfermería XII(130), 31-37.
91
92
Martínez, J.R. (1996). Enfermería: Opina la sociedad. Enfermería Científica. 170-171: 4-8
Vázquez, M.A., Casals, J.L., Aguilar, P. et al. (1997). Percepción por el usuario de la imagen de enfermería. Enfermería
Clínica. 7(3):105-111.
−70−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La encuesta está precedida por los datos precisos para su identificación
(nº de cuestionario y código del centro a que corresponde).
El centro queda
completamente referenciado con su denominación y dirección.
La enfermera
de contacto es la persona que administra el cuestionario y que responde a las
preguntas 1 y 2, cuya respuesta, obviamente, es común para todos los
cuestionarios del mismo centro.
Se contemplan las variables sociológicas más frecuentes, edad, sexo, nivel
de instrucción, ocupación y clase social percibida, que pueden influir, según la
hipótesis de nuestro estudio, en la percepción del trabajo de las enfermeras.
Además se ha incluido el padecer o no enfermedad crónica, condición
que puede relacionarse con la mayor frecuentación o la demanda a las
enfermeras y por tanto, puede relacionarse con la percepción de los encuestados
sobre el trabajo de las enfermeras en AP.
Ha sido laborioso seleccionar las preguntas que habían de servir para
estudiar la percepción de los usuarios, por una parte porque para equilibrar el
número de preguntas cuya respuesta correcta es afirmativa, con las que se
respondieran acertadamente con un NO, hubiera resultado un cuestionario
demasiado largo y, por otra, reducir el número de preguntas cuya respuesta
correcta es SÍ supone disminuir el escaso número de actividades reconocibles
por el usuario a través de un enunciado.
En este cuestionario se enumeran una serie de actividades, entre las que
se distinguen unas que tradicionalmente han realizado las enfermeras o que
tradicionalmente no han realizado las enfermeras y que así se mantienen:
−71−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
PERCEPCIÓN DE LA POBLACIÓN SOBRE EL TRABAJO DE ENFERMERÍA
Nº de cuestionario -------- Código del centro _________________
(Preguntas para la enfermera/o de contacto)
Nombre del Centro ....................................................................... Dirección ......................................
Tlno. ................... Fax ...................... Nombre de la enfermera/o de contacto ....................................
1.
Sexo
- Hombre ................ 1
- Mujer ................... 2
2.
¿Cuántos años cumplió en el último cumpleaños? ............
N.C. .............. 99
3.
¿Qué estudios ha realizado Ud.? (estudios de más alto nivel oficial terminados)
- Ninguno (no fue a la escuela o estuvo poco tiempo) .......................................... 1
- Primarios (Certificado o Graduado Escolar, antiguos estudios primarios) ......... 2
- Bachiller, BUP, COU, Formación Profesional 1º, 2º y 3er.Grado ...................... 3
- Estudios Universitarios de Grado Medio (Diplomatura) .................................... 4
- Estudios Universitarios Superiores (Licenciatura, Doctorado) ........................... 5
- N.C. ..........................................................................................................................6
4.
¿En cuál de las siguientes situaciones se encuentra Ud. actualmente?
- Trabaja .....................................................................................................1
- Jubilado (anteriormente ha trabajado) ………........................................ 2
- Pensionista (anteriormente no ha trabajado, sus labores, etc.) ................3
- Parado y ha trabajado antes ..................................................................... 4
- Parado y busca su primer empleo ............................................................ 5
- Estudiante .................................................................................................6
- Sus Labores ..............................................................................................7
- Otra situación, ¿Cuál? ……………………………………………… 8
- N.C. ..........................................................................................................9
5.
Por sus ingresos económicos, su forma de vida... ¿A qué clase social diría que pertenece?
- Clase Baja .................................................
- Clase Media-Baja ......................................
- Clase Media-Media ....................................
- Clase Media-Alta .......................................
- Clase Alta ..................................................
- N.S./N.C. ..................................................
6.
1
2
3
4
5
6
¿Padece Ud. alguna enfermedad crónica? (diagnosticada como mínimo hace seis meses)
- Sí .................................
- No ...............................
- N.S/N.C. .....................
1
2
3
Tabla 4.3.1.- Encuesta utilizada en el estudio
−72−
Eloísa Lagares Vallejo
7.
Tesis Doctoral
¿Cuáles de las siguientes actividades cree Ud. que forman parte del trabajo de enfermería?
7.1.
Curar heridas ........................ Sí ..................
No ................
NS/NC ….......
7.2.
Informar sobre la alimentación adecuada
1
2
3
Sí ..................
No ................
NS/NC ..........
1
2
3
7.3.
Poner sueros ......................... Sí ..................
No ................
NS/NC ..........
1
2
3
7.4.
Informar sobre planificación familiar .......................... Sí ..................
No ................
NS/NC ..........
1
2
3
7.5.
Poner inyecciones ................. Sí ..................
No ................
NS/NC .........
1
2
3
7.6.
Controlar a los
niños sanos ............................ Sí ..................
No ................
NS/NC ….......
1
2
3
Controlar a las embarazadas y a las recién
paridas ................................... Sí ..................
No ................
NS/NC .........
1
2
3
Aconsejar sobre el
cuidado de un enfermo en casa ............................ Sí ..................
No ................
NS/NC .........
1
2
3
Ayudar al médico a
rellenar recetas ...................... Sí ..................
No ................
NS/NC .........
1
2
3
Enseñar a los estudiantes de enfermería ................... Sí ..................
No ................
NS/NC ….......
1
2
3
Diagnosticar enfermedades ................................ Sí ..................
No ................
NS/NC ..........
1
2
3
Establecer un plan
de cuidados ........................... Sí ..................
No ................
NS/NC ..........
1
2
3
Vacunar ............................... Sí ..................
No ................
NS/NC ..........
1
2
3
7.7.
7.8.
7.9.
7.10.
7.11.
7.12.
7.13.
Tabla 4.3.1.- Encuesta utilizada en el estudio (cont.)
−73−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
- Realizadas tradicionalmente:
7.1 Curar heridas
7.3 Poner sueros
7.5 Poner inyecciones
7.13 Vacunar
- No realizadas tradicionalmente:
7.11 Diagnosticar enfermedades
Y también se enumeran otras cuestiones que han cambiado en los últimos
años, ya sea incorporándose a la actividad de las enfermeras o incorporándose y
cesando en dicha adjudicación.
- Actividades asumidas en los últimos años:
7.2 Informar sobre alimentación adecuada
7.4 Informar sobre planificación familiar
7.6 Controlar al niño sano
7.8 Aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa
7.10 Enseñar a los alumnos de Enfermería
7.12 Establecer un plan de cuidados
- Actividades que han sido realizadas por la enfermera en los
últimos años pero que actualmente no son asumidas por ellas:
7.7 Controlar a la embarazada y a la recién parida
7.9 Ayudar al médico a rellenar recetas
−74−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Así pues hay, tres preguntas cuya respuesta correcta es No, frente a diez
preguntas cuya respuesta correcta es Sí. Se han intercalado unas y otras
preguntas tratando de evitar la tendencia a la repetición.
Finalmente, se ha creado un índice de valoración global que trata de
resumir en qué grado la percepción de la población es acorde con las
actividades que, realmente y en la actualidad, desarrollan los profesionales de
enfermería.
El procedimiento ha sido dar el valor 1 a las respuestas correctas,
mientras que las respuestas incorrectas o el ”no sabe, no contesta” tienen el valor
0. La puntuación máxima sería de 13. Por último, estos valores se han llevado
a una escala de 100.
4.4.- Procedimiento.Como se ha explicado anteriormente, la primera información sobre los
centros de Atención Primaria de Sevilla capital fue obtenida a través de Internet,
en la página de la Junta de Andalucía. 93
Posteriormente, mantuvimos contacto con los distritos sanitarios, a fin de
obtener datos relativos a ubicación y población a la que da cobertura cada uno
de los centros de salud. La población de referencia, como ya se ha indicado
anteriormente, es la que sirvió de base para el contrato programa de 2001,
propuesto en marzo de dicho año. 94
En el momento de la recogida de datos los centros “Virgen de los Reyes” y
“Marqués de Paradas”, aunque así denominados para una posterior escisión,
funcionan como un único centro, por lo cual se acumulan los cuestionarios a
cumplimentar y se cuenta como un solo centro de salud. Una vez incluidos los
datos de población (redondeados a miles) y el número de cuestionarios a
cumplimentar por cada centro, resulta el cuadro que consta en la Tabla 4.4.1.
93
www.csalud.junta-andalucia.es/centros/Detale.asp ( 2 de Julio de 1999)
94
Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía. (2001). Op. cit.
−75−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Centro
Domicilio
001 El Porvenir
002 Huerta del Rey
003 Cerro del Águila
004 Las Letanías/“Dra. I. Vieira”
005 Dr. Fleming
006 Polígono Norte
007 El Greco
008 Baños
009 Amante Laffon
010 Virgen de África
011 Amate
012 San Jerónimo
013 Pumarejo
014 Pino Montano B
015 Pino Montano A
016 Polígono Sur
017 Puerta Este
018 San Pablo
019 Palmete
020 Gonzalo Bilbao
021 Virgen de los Reyes
021 Marqués de Paradas
022 Los Bermejales
023 Alcosa/”Mercedes Navarro”
024 Valdezorras
025 Esperanza Macarena
026 Compostela/Mª F. P. Quirós
027 Bellavista
028 Torreblanca
029 El Juncal
030 El Cachorro
031 La Plata
032 La Candelaria
033 Mallén
034 La Bachillera
M. Pelayo s/n
E. Dato, 22
H. Toledo s/n
Av de la Paz s/n
J. de Padilla 8
Sancho Dávila s/n
Av.El Greco s/n
Baños, 44
San Martín Porres
V. África, 1
Av. Los Gavilanes
Medina Galnares s/n
Pl. Pumarejo s/n
Mar de Alborán s/n
Forjadores s/n
P.Sebastián Bandarán
Cuevas de Menga s/n
Damasco s/n
Verdad, 7
G. Bilbao
M. de Paradas 33
Id.
Av. Reino Unido
Ciudad de Paterna
Liebre, 20
Maria Auxiliadora, 4
Ed. Compostela-Sevilla Este
Av. Jerez s/n
Torremejías, 54
Pl. Juncal s/n
Ronda Triana s/n
Algaba s/n
San Juan de la Cruz s/n
Mallén s/n
Naranjo, 26
Población
32.000
18.000
18.000
17.000
21.000
36.000
18.000
30.000
26.000
27.000
17.000
14.000
42.000
16.000
17.000
20.000
19.000
23.000
7.000
28.000
35.000
Id.
15.000
40.000
6.000
47.000
18.000
16.000
24.000
20.000
22.000
19.000
23.000
7.000
2.000
Nº cuest.
48
27
27
26
32
54
27
45
39
41
26
21
63
24
25
30
29
34
10
42
53
Id.
22
60
8
71
27
24
36
29
33
29
35
11
3
Tabla 4.4.1.- Distribución de la muestra en los centros estudiados.
En un primer momento se realizó un estudio piloto para conocer la
aplicabilidad del cuestionario. El tiempo necesario para cumplimentar el
cuestionario fue entre 8 y 10 minutos.
La totalidad de las encuestas se realizaron entre los meses de Noviembre
de 2002 y Febrero de 2003.
4.5.- Análisis estadístico.Para el análisis estadístico se utilizó el programa SPSS v.10 para
Windows, exportándose los datos a programas que facilitaron la realización de
tablas (MS-Word XP) y de gráficos (MS-PowerPoint XP).
−76−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Además de la estadística descriptiva realizada se han utilizado los test de
χ2 en la comparación de variables cualitativas y test de t de Student en la
comparación de medias.
−77−
5. RESULTADOS
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.- RESULTADOS
5.1. Caracterización de la muestra
El 61% de los encuestados son mujeres y el 39% son hombres. En la tabla
y en el gráfico 5.1.1 se recoge en la distribución por sexo de los 1.111 individuos
que responden a la encuesta, 434 hombres y 677 mujeres. La media de edad
para los hombres es 51,92 ± 18,32 y para las mujeres 51,10 ± 17,27, entre las
que no existe diferencia significativa.
La edad media de los encuestados se situó en 51,42 años ± 17,68. Entre
15 y 24 años se encuentran 79 individuos, el 7% de los encuestados; el 38% de la
muestra está constituido por 412 personas de entre 25 y 49 años; al 47% de la
muestra corresponden 521 encuestados de entre 50 y 74 años y el 8% de los
encuestados, 95 personas, tiene más de 75 años. La distribución por grupos de
edad se refleja en la gráfica y en la tabla 5.1.2.
En relación al nivel de instrucción, el 40% de individuos que componen
la muestra ha realizado estudios primarios, 428 personas; 257 encuestados ha
realizado estudios secundarios, el 23%; el grupo de los encuestados que no ha
realizado ningún estudio está formado por 238 personas, el 21% de la muestra;
mientras que los universitarios medios constituyen el 10%,115 individuos y los
universitarios superiores son 69, el 6% del total. En la Tabla y gráfico 5.1.3 están
representados los datos anteriores.
Conforme al contenido del gráfico 5.1.4, donde se representa la
ocupación, más de la mitad de los encuestados son jubilados (23%, 251
personas), pensionistas (10%, 116 individuos) o amas de casa (19% de la
muestra, 210 encuestados).
El 37% de total están empleados; un 4%, 39
−81−
Eloísa Lagares Vallejoo
T
Tesis Doctoral
indivviduos son estudiantes
e
y parados son el 5%, 56 personaas. Los que buscan su
prim
mer empleo son 12 en
ncuestados y en “Otraa situación” no recoggida en las
categgorías anterriores se en
ncuentran 5 personas. Estos datos se recogeen también
en laa tabla 5.1.4
4.
Con resp
pecto a la clase sociaal en que loos encuestaados se inccluyen a sí
mism
mos, el 51%
%, 558 perssonas, se coonsideran pertenecien
p
tes a la claase mediamediia, En la cllase media--baja se inccluyen 342 encuestadoos, el 32%; en la clase
baja se perciben
n 102 persoonas, el 9% de los encu
uestados, y un 8% se cconsideran
inclu
uidos en la clase mediaa-alta, 84 personas.
p
Todos
T
los daatos se encu
uentran en
la tab
bla y gráficco 5.1.5.
A la preegunta ¿Pad
dece Vd. allguna enfermedad cróónica? las respuestas
afirm
mativas con
nstituyen el
e 49%, 53
34 personaas, mientraas que el 51%, 565
persoonas, dice no
n padecer enfermedad crónica. En el gráficco y en la ttabla 5.1.6.
se representan los
l datos an
nteriores.
A partirr de los an
nteriores resultados, podemos
p
deecir que el perfil del
A en Sevillaa es: Mujerr, de 50 a 74
7 años, coon estudios primarios,
usuaario de la AP
que trabaja,
t
de clase
c
social media-med
dia y no paadece enferm
medad crón
nica.
39
9%
Hom
mbre
6
61%
Mujer
Gráfico 5.1.1.5
Distrib
bución de sexo
os en la muesttra
Sexo
Hom
mbre
Mujer
TO
OTAL
Nº
434
677
1111
VALORES PERDIDOS 0 (0%
%)
Tabla 5.1.1.- Distribu
ución de sexos en la muestrra
−82−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
D
8%
7%
15
5 a 24 años
38%
25
5 a 49 años
47%
50
0 a 74 años
75
5 a 100 años
Gráfico 5.1.2.- Distrib
bución de edaades (por gruppo) en la muesstra
Edad
15 a 24 años
2 a 49 años
25
50 a 74 años
75 a 100 años
TOTALL
Nº
79
412
521
95
1107
7
VA
ALORES PERDIDO
OS: 4 (0,36%)
Tabla 5.1.2.- Distrib
bución de la muestra
m
por grrupos de edadd.
1
10%
6%
Sin estudios
21%
Estudios 1ºº
23%
Estudios 2ºº
Estudios Un
niversitarios
Medios
Estudios Un
niversitarios
Superiores
40%
G
Gráfico
5.1.3.-- Nivel de insttrucción en laa muestra
Estudios
Nº
Sin
Estu
udios
Esstudios
Estudios
Estudios U
Universitarios
esttudios
Prim
marios
Secu
undarios
Un
niversitarios Med
dios
Sup
periores
2
238
428
257
115
69
VA
ALORES PERDIDO
OS: 4 (0,36%)
T
Tabla
5.1.3.- Nivel de instrrucción en la muestra
m
−83−
TOTAL
1107
Eloísa Lagares Vallejoo
T
Tesis Doctoral
1%
19%
4
4%
1%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º empleo
o
Estudiante
Ama de casa
Otras
37%
5%
10%
%
23%
Grááfico 5.1.4.- Ocupación
O
en la
l muestra.
Ocupación
Trabaja
Jubilaado
Pension
nista
Paradoo
Busca 1º
(Beneficiario)
Nº
420
251
Estudiante
empleo
116
6
56
12
Sus labores
Otras
(A
Ama de casa)
situaciones
210
5
39
VALORES PEERDIDOS: 2 (0,18%)
Tab
bla 5.1.4.- Occupación en laa muestra
8
8%
9%
Baja
32%
%
Media‐Baja
51%
%
Media‐Media
Media‐Alta
Gráfico 5.1.5.5
Clase soocial percibid
da en la muesttra.
Clase social percibida
p
Clase Baja
Nº
10
02
Clase Media-Baja
Clase MediaM
Media
Claase Media-Alta
T
TOTAL
342
2
558
84
1086
VALORES PEERDIDOS: 25 (2,2
25%)
Tabla 5..1.5.- Clase soocial percibidaa en la muestrra
−84−
TO
OTAL
1109
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
D
49%
51%
Presenta enfermedad
e
crónica
No presenta
enfermedaad crónica
G
Gráfico
5.1.6.-- Enfermedad
d crónica en laa muestra
Nº
Enfermedaad crónica
No en
nfermedad crónica
TOTAL
534
565
1099
VALLORES PERDIDOS: 12 (1,08%)
Tabla 5.1.6.- Enfermedad crónica
c
en la muestra
−85−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.2.- Influencia de las variables socioeconómicas en la percepción de las
actividades de enfermería en Atención Primaria
En este apartado se considerarán las diferencias que introducen cada una
de las variables sociológicas estudiadas en la percepción del trabajo de las
enfermeras en AP.
En buena lógica, las variables se interrelacionan. Así ocurre con el sexo
que, en un contexto cultural amplio, domina sobre clase social, el nivel de
instrucción, la ocupación o la edad. Esta última, la edad, también se relaciona
con otras variables, ya que, no sólo por razones biológicas sino también por
cuestiones sociales (estudio, trabajo o jubilación), conlleva, generalmente, un
cambio en las relaciones, desde una mayor interacción hasta situaciones
aislamiento social. Y cómo no referirse a las variables nivel de instrucción,
ocupación y clase social, en las que es difícil establecer la ponderación de cada
una de ellas en casi todos los fenómenos sociales. Aún así, trataremos de conocer
la influencia que cada variable sociológica estudiada ejerce en la percepción del
trabajo de la enfermera en AP.
Así como en el estudio de las características de la muestra se han
utilizado como elementos de contraste las puntuaciones medias más/menos la
desviación típica, obtenidas en cada caso; para el análisis de los resultados de este
apartado utilizaremos la puntuación media obtenida y los límites de confianza
inferior y superior al 95% que corresponda a cada variable.
5.2.1.- Influencia del sexo en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
La percepción global de los encuestados varía significativamente,
dependiendo de si éstos son hombres o mujeres. Los hombres obtienen
una puntuación media de 66,12; con 67,82 como límite superior y 64,42
como límite inferior. Las mujeres, con una puntuación media de 69,81,
presentan como límite superior 71,21 y 68,41 como límite inferior.
−87−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La puntuación media del grupo formado por las mujeres
encuestadas es más alta que la puntuación media obtenida por el grupo
de los hombres, con diferencia significativa para p=0,0006 (Gráfico
5.2.1.).
5.2.2.- Influencia de la edad en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
Clasificados por edad, las puntuaciones obtenidas por los
encuestados más jóvenes son 70,30 para la media, 73,73 para el límite
superior y 66,87 para el límite inferior. La media de los encuestados de
entre 25 y 49 años es 71,37, su límite superior es 73,05 y el inferior
69,69.
Los encuestados de entre 50 y 74 años alcanzan una media de
67,15 y sus límites inferior y superior son 68,72 y 65,58,
respectivamente. Los mayores de 75 años presentan una media de 61,17,
con 65,71 para el límite superior y 56,63 para el inferior.
La puntuación media más alta es la de los usuarios con edades
comprendidas entre 25 y 49.
Los que peor perciben el trabajo de las
enfermeras son los encuestados de 75 años y más,
con diferencias
significativas con los grupos de entre 15 y 24 años (p=0,0002), de entre
25 y 49 años (p=0,0001) y con el grupo de entre 50 y 74 años (p=0,003).
(Gráfico 5.2.2).
5.2.3.- Influencia del nivel de instrucción en la percepción de las
actividades de enfermería en Atención Primaria
Según el nivel de instrucción de los encuestados, la puntuación
media más alta es obtenida por los universitarios superiores, 72,85, con
un límite superior de 77,26 e inferior de 68,44. Los universitarios medios
−88−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
ocupan el segundo lugar según su puntuación media, 72,07, con 75,40,
como límite superior y 68,74, como límite inferior. Los que han realizado
estudios secundarios tienen 68,93 de puntuación media y sus límites
superior e inferior son 71,12 y 66,74, respectivamente.
La media
obtenida por los que tienen estudios primarios es 67,51, el límite superior
es 69,22 y el inferior 65,80.
Por último, los que no tienen estudios alcanzan las puntuaciones más
bajas, con una media de 66,06, con límites superior e inferior 68,53 y
63,59, respectivamente.
Se aprecia un incremento progresivo en las puntuaciones
obtenidas por los distintos grupos según asciende el nivel de estudios,
aunque no existen diferencias significativas en ningún caso. (Gráfico
5.2.3.)
5.2.4.- Influencia de la ocupación en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
Clasificados según su ocupación, los encuestados que trabajan en
el momento de la encuesta obtienen mayor puntuación media, 71,02, con
72,66 como límite superior y 69,38 como límite inferior. Los estudiantes
obtienen la segunda media más alta, 70,81, siendo 75,55 su límite
superior y 66,07 el inferior. Las amas de casa con 70,17 de media y con
límite superior en 72,69 e inferior en 67,65, ocupan el tercer lugar. Los
parados, en cuarto lugar, tienen una media de 70,06 y sus límites son
73,94 el superior y 66,18 el inferior. Los que se encuentran en otras
situaciones distintas de las propuestas, cuando se realiza la encuesta
obtienen 68,46 de media y 93,78 y 43,14 como límites superior e
inferior, respectivamente. Siguen los pensionistas con 65,39 de media y
69,09 en el límite superior y 61,69 en el límite inferior. Los jubilados
tienen una media de 63,22 y sus límites son 65,64 el superior y 60,80 el
−89−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
inferior. Por último, los que buscan su primer empleo obtienen 62,18 de
media, 71,10 en el límite superior y 53,26 en el límite inferior.
Existen diferencias significativas entre las respuestas globales de
los pensionistas y los que trabajan (p = 0,0001), entre los que trabajan y
los jubilados (p=0,002) y entre los jubilados y los parados, los estudiantes
y las amas de casa, p = 0,012, p = 0,018 y p = 0,0001, respectivamente.
(Gráfico 5.2.4).
5.2.5.- Influencia de la clase social percibida en la percepción de las
actividades de enfermería en Atención Primaria
Agrupados según la clase social en que se consideran incluidos, las
puntuaciones de los grupos resultantes son las siguientes: 71,75 de
media, con límite superior 75,59 y límite inferior 67,91, presenta el
grupo de clase social “media-alta”; el grupo de clase social media-media
resulta con 69,89 de media y 71,40 como límite superior y 68,38 como
límite inferior. Los encuestados de la clase “Media-baja” tienen 66,23 de
media y sus límites superior e inferior son 68,14 y 64,32,
respectivamente. El grupo de clase “baja” obtiene una media de 64,82
con límite superior en 68,83 e inferior en 60,81.
Se aprecian diferencias significativas entre el grupo “Baja” y los
grupos “Media-media” (p = 0,01) y “Media-alta” (p = 0,015). También se
encuentran diferencias significativas entre el grupo Media-baja y los
grupos Media-media (p = 0,003) y Media-alta (p = 0,011). (Gráfico
5.2.5).
−90−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.2.6.- Influencia de la presencia de enfermedad crónica en la
percepción de las actividades de enfermería en Atención Primaria
Los encuestados que no padecen enfermedad crónica tienen una
media de 68,84, con 70,34 como límite superior y 67,34 como límite
inferior, mientras que los que padecen enfermedad crónica presentan
una media de 67,82, con límite superior en 69,42 e inferior en 66,22.
Los grupos formados con relación a esta característica no
muestran diferencia significativa en cuanto a las puntuaciones medias
obtenidas, (Gráfico 5.2.6).
5.2.7.- Perfil del usuario que mejor percibe las actividades de enfermería
en Atención Primaria
Por tanto, atendiendo a nuestros datos, el perfil del usuario que
mejor percibe el trabajo de la enfermera en Atención Primaria es mujer,
de entre 25 a 49 años, con estudios universitarios superiores, trabaja (o
estudia), que se percibe en la clase social media-alta y no padece
enfermedad crónica.
−91−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Limite superior (IC 95%)
Media
***
Limite inferior (IC 95%)
75
70
65
60
Hombre
Mujer
Gráfico 5.2.1.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia del sexo.
(Eje Y truncado – la puntuación se realiza en una escala de 0 a 100)
( *** p<0,001)
Sexo
Hombre
Mujer
Puntuación media
66,12
69,81
Límite superior (I.C. 95%)
67,82
71,21
Límite inferior (I.C. 95%)
64,42
68,41
Tabla 5.2.1.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia del sexo.
−92−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Limite superior (IC 95%)
Media
***
75
Limite inferior (IC 95%)
***
**
70
65
60
55
15 a 24 años
25 a 49 años 50 a 74 años 75 a 100 años
Gráfico 5.2.2.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la edad.
(Eje Y truncado – la puntuación se realiza en una escala de 0 a 100)
( ** p<0,01; *** p<0,001)
Edad
15 a 24 años
25 a 49 años
50 a 74 años
75 a 100 años
Puntuación media
70,30
71,37
67,15
61,17
Límite superior (I.C. 95%)
73,73
73,05
68,72
65,71
Límite inferior (I.C. 95%)
66,87
69,69
65,58
56,63
Tabla 5.2.2.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la edad.
−93−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Sin estudios
Estudios 1º Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universit. Universit.
Medios Superiores
Gráfico 5.2.3.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia del nivel de
instrucción. (Eje Y truncado – la puntuación se realiza en una escala de 0 a 100)
Estudios
Sin
Estudios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
estudios
Primarios
Secundarios
Medios
Superiores
Puntuación media
66,06
67,51
68,93
72,07
72,85
Límite superior (I.C. 95%)
68,53
69,22
71,12
75,40
77,26
Límite inferior (I.C. 95%)
63,59
65,80
66,74
68,74
68,44
Tabla 5.2.3.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia del nivel de
instrucción.
−94−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Trabaja
Jubilado Pensionista Parado
Busca Estudiante Ama de casa Otros
primer
Sus labores
empleo
Gráfico 5.2.4.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la ocupación.
(Eje Y truncado – la puntuación se realiza en una escala de 0 a 100)
$ El límite inferior de la columna otros es de 43,14 y el límite superior 93,78
(* p<0,05; ** p<0,01; *** p<0,001)
Ocupación
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
Busca 1º
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
Puntuación media
71,02
63,22
65,39
70,06
62,18
70,81
70,17
68,46
Límite superior (I.C. 95%)
72,66
65,64
69,09
73,94
71,10
75,55
72,69
93,78
Límite inferior (I.C. 95%)
69,38
60,80
61,69
66,18
53,26
66,07
67,65
43,14
Tabla 5.2.4.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la ocupación.
−95−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Limite superior (IC 95%)
Media
Limite inferior (IC 95%)
80
**
*
75
70
65
***
*
60
Baja
Media‐baja Media‐media Media‐alta
Gráfico 5.2.5.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la clase social
percibida.
(Eje Y truncado – la puntuación se realiza en una escala de 0 a 100)
(* p<0,05; ** p<0,01)
Clase social percibida
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
Puntuación media
64,82
66,23
69,89
71,75
Límite superior (I.C. 95%)
68,83
68,14
71,40
75,59
Límite inferior (I.C. 95%)
60,81
64,32
68,38
67,91
Tabla 5.2.5.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la clase social
percibida.
−96−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Limite superior (IC 95%)
Media
Limite inferior (IC 95%)
72
70
68
66
64
Sí
No
Gráfico 5.2.6.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la presencia de
enfermedad crónica.
(Eje Y truncado – la puntuación se realiza en una escala de 0 a 100)
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Puntuación media
67,82
68,84
Límite superior (I.C. 95%)
69,42
70,34
Límite inferior (I.C. 95%)
66,22
67,34
Tabla 5.2.6.- Percepción global de las actividades de enfermería: influencia de la presencia de
enfermedad crónica.
−97−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.- Análisis pormenorizado de la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
En este apartado vamos a estudiar la influencia de las distintas variables
socieconómicas en la forma en que los usuarios de los servicios de salud
perciben cada una de las actividades de enfermería, agrupándolas en dos
grandes grupos: aquéllas que no han sufrido cambio alguno en su competencia
por parte de la enfermera, y aquéllas que en los últimos tiempos han sufrido
variación en las mismas en cuanto a su adscripción a enfermería.
5.3.1.- Influencia del sexo en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
5.3.1.1.-
Actividades
que
no
han
sufrido
cambios,
tradicionalmente desarrolladas o no por enfermería.
A la pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas forma parte
del trabajo de enfermería?
650 mujeres, el 99,30% de las
encuestadas, responden SÍ, mientras que los hombres contestan
afirmativamente en 417 ocasiones, 98,90% de los encuestados. No
se ha encontrado diferencia significativa entre ambos grupos. En
la gráfica 5.3.1.1.1 se reflejan los resultados obtenidos y en la
tabla 5.3.1.1.1 se recogen los datos expresados.
Con relación a la pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros
forma parte del trabajo de enfermería? son 390 hombres y 629
mujeres, 93,70% y 96,90%, respectivamente, los que responden SÍ.
Existe diferencia significativa entre ambos grupos (p = 0,0004), las
mujeres responden más acertadamente que los hombres. En el
gráfico y en la tabla 5.3.1.1.2 se recogen los resultados obtenidos.
La pregunta ¿Cree Vd. que poner inyecciones forma
parte
del
trabajo
de
−99−
enfermería?
ha
sido
respondida
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
afirmativamente por 410 hombres, un 97% de los encuestados, y
653 mujeres, el 99,20% de las encuestadas. Existe diferencia
estadísticamente significativa entre las respuestas de hombres y
mujeres, en el sentido de un mayor acierto por parte de estas
últimas (p = 0,00007). Los datos correspondientes a esta actividad
se reflejan en la gráfica 5.3.1.1.3 y se encuentran en la tabla
5.3.1.1.3.
Respecto de la cuestión ¿Cree Vd. que vacunar forma
parte del trabajo de enfermería? el 97.60% de los hombres (411
encuestados) y el 98,70% de las mujeres (635 encuestadas) han
respondido SÍ; los resultados recogidos en el grafico y en la tabla
5.3.1.1.4 no ofrecen diferencia estadísticamente significativa entre
las respuestas de hombres y mujeres.
En cuanto a la pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar
enfermedades forma parte del trabajo de enfermería? vuelven a
ser las mujeres las que aciertan en mayor proporción; el 82,10%
de las encuestadas, 504 mujeres, y el 81,60% de los encuestados,
316 hombres, responden NO. Aunque no se aprecia diferencia
estadísticamente significativa (Tabla y gráfico 5.3.1.1.5).
−100−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
1,10%
0,70%
98,90%
99,30%
80%
60%
No
40%
Sí
20%
0%
Hombres
Mujeres
Gráfico 5.3.1.1.1.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
417
650
1067
NO
5
5
10
TOTAL
422
655
1077
VALORES PERDIDOS 34 (3,11%)
Tabla 5.3.1.1.1.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
.
100%
6,30%
3,10%
80%
***
60%
40%
No
96,90%
93,70%
Sí
20%
0%
Hombres
Mujeres
Gráfico 5.3.1.1.2.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería? (*** p < 0,001).
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
390
629
1019
NO
26
20
46
TOTAL
416
649
1065
VALORES PERDIDOS 46 (4,19%)
Tabla 5.3.1.1.2.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
−101−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
0,80%
3,00%
80%
***
60%
40%
97,00%
99,20%
Hombres
Mujeres
No
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.1.1.3.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería? (*** p < 0,001).
Hombres
Mujeres
TOTAL
1063
SI
410
653
NO
13
5
18
TOTAL
423
658
1081
VALORES PERDIDOS 30 (2,75%)
Tabla 5.3.1.1.3.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
100%
1,30%
2,40%
80%
60%
40%
No
97,60%
98,70%
Hombres
Mujeres
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.1.1.4.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
411
635
1046
NO
10
9
19
TOTAL
421
644
1065
VALORES PERDIDOS 46 (4,14%)
Tabla 5.3.1.1.4.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
−102−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
60%
81,60%
82,10%
No
40%
Sí
20%
18,40%
17,90%
Hombres
Mujeres
0%
Gráfico 5.3.1.1.5.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
71
110
181
NO
316
504
820
TOTAL
387
614
1001
VALORES PERDIDOS 110 (9,95%)
Tabla 5.3.1.1.5.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
−103−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.1.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los
últimos años respecto a su competencia por parte de la
enfermería.
Las respuestas correctas a la pregunta
¿Cree Vd. que
informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de
enfermería? suman 237, un 61% de las respuestas emitidas por
los hombres, mientras en el caso de las mujeres son el 70.90%, un
total de 432
respuestas. Existe diferencia significativa entre
ambos grupos (p = 0,000004).
Los resultados encuentran
recogidos en la tabla y en el gráfico 5.3.1.2.1.
Así mismo, se encuentra diferencia significativa entre las
respuestas de hombres y mujeres en relación a la pregunta ¿Cree
Vd. que informar sobre planificación familiar forma parte del
trabajo de enfermería? Con 322 respuestas correctas, un 58,80%
de las respuestas emitidas por las mujeres, éstas superan en acierto
a los hombres, que dan 166 respuestas correctas, lo que supone
un 50,80% del total de sus respuestas.
Se ha encontrado
diferencia significativa (p = 0,001. En el gráfico 5.3.1.2.2 se
reflejan los resultados y en la tabla 5.3.1.2.2 aparecen detallados
los datos correspondientes.
Las respuestas correctas correspondientes a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo
de enfermería? distribuidas por sexo son 186, el 51,60%, en el
caso de los hombres y 340, un 58,60%, en el caso de las mujeres.
Existe diferencia significativa entre ambos grupos (p = 0,003). Los
resultados anteriores están recogidos en el gráfico y tabla 5.3.1.2.3
se especifican los datos correspondientes.
A la pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado
de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
−104−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
tanto hombres como mujeres han obtenido un buen número de
aciertos, 327 los hombres (80,50%) y 542 las mujeres (86,30%),
aún así se han encontrado diferencia significativa entre ambos
grupos (p = 0,0005).
En el gráfico 5.3.1.2.4 aparecen
representados los resultados obtenidos y en la tabla 5.3.1.2.4 se
encuentran especificados los datos.
Las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los
estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la
enfermera? son correctas en 444 ocasiones en el caso de las
mujeres, con un 80,80%, y en relación a los hombres son correctas
265 respuestas con un 75,70% del total. Existe diferencia
significativa (p = 0,009).
Los datos se expresan en la tabla
5.3.1.2.5 y pueden apreciarse en el gráfico 5.3.1.2.5.
Los datos correspondientes a la pregunta ¿Cree Vd. que
establecer un plan de cuidados forma parte del trabajo de
enfermería? se reflejan en la tabla 5.3.1.2.6 y en el gráfico
5.3.1.2.6. Existe diferencia significativa (p = 0,0002) entre las
respuestas emitidas por hombres, 233 respuestas correctas, que
representa un 64,60% en su grupo, y mujeres, un 72,80% sobre el
total de respuestas de su grupo, 402 respuestas acertadas.
Por el contrario, no existe diferencia significativa entre
las respuestas dadas por hombres y mujeres a la pregunta ¿Cree
Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma
parte del trabajo de enfermería?, aunque es mayor el número de
mujeres que responden erróneamente, 293 mujeres, 49,90%,
frente a 173 hombres, 46,40%.
En la tabla 5.3.1.2.7 se
encuentran recogidos los resultados y son representados en el
gráfico 5.3.1.2.7.
−105−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar
recetas forma parte del trabajo de enfermería? es respondida
afirmativamente
por 349 mujeres, frente a 205 hombres,
(56,30% y 52,50% respectivamente), en este caso el mayor acierto
corresponde a los hombres aunque no se ha encontrado diferencia
estadísticamente significativa. Estos resultados se resumen en la
tabla 5.3.1.2.8 y en el gráfico 5.3.1.2.8.
−106−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
29,10%
39,00%
60%
40%
61,00%
***
No
70,90%
Sí
20%
0%
Hombres
Mujeres
Gráfico 5.3.1.2.1.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que informar
sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería? (*** p < 0,001).
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
237
432
669
NO
152
177
329
TOTAL
389
609
998
VALORES PERDIDOS 113 (10,22%)
Tabla 5.3.1.2.1.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
41,20%
49,20%
60%
No
***
40%
20%
50,80%
58,80%
Hombres
Mujeres
Sí
0%
Gráfico 5.3.1.2.2.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que informar
sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería? (*** p = 0,001)
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
166
322
488
NO
161
226
387
TOTAL
327
548
875
VALORES PERDIDOS 236 (21,29%)
Tabla 5.3.1.2.2.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
−107−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
41,40%
48,40%
60%
No
**
40%
20%
51,60%
58,60%
Hombres
Mujeres
Sí
0%
Gráfico 5.3.1.2.3.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería? (** p < 0,01).
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
186
340
526
NO
175
240
415
TOTAL
361
580
941
VALORES PERDIDOS 170 (15,35%)
Tabla 5.3.1.2.3.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
100%
19,50%
13,70%
80,50%
86,30%
80%
60%
40%
No
***
Sí
20%
0%
Hombres
Mujeres
Gráfico 5.3.1.2.4.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar
sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería? (*** p < 0,001).
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
327
542
869
NO
79
86
165
406
628
1034
TOTAL
VALORES PERDIDOS 77 (6,98%)
Tabla 5.3.1.2.4.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de
enfermería?
−108−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
60%
40%
19,20%
24,30%
**
No
75,70%
80,80%
Hombres
Mujeres
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.1.2.5.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a
los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera? (** p < 0,01).
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
265
444
709
NO
85
106
191
TOTAL
350
550
900
VALORES PERDIDOS 211 (18,9%)
Tabla 5.3.1.2.5.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
100%
80%
27,20%
35,40%
60%
40%
No
***
64,60%
72,80%
Hombres
Mujeres
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.1.2.6.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que establecer un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
(*** p < 0,001).
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
233
402
635
NO
128
150
278
TOTAL
361
552
913
VALORES PERDIDOS 198 (17,82%)
Tabla 5.3.1.2.6.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que establecer un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
−109−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
50,10%
53,60%
60%
No
40%
Sí
20%
46,40%
49,90%
Hombres
Mujeres
0%
Gráfico 5.3.1.2.7.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y la recién parida forma parte del trabajo de
enfermería?
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
173
293
466
NO
200
295
495
373
588
961
TOTAL
VALORES PERDIDOS 150 (13,55%)
Tabla 5.3.1.2 7.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de
enfermería?
100%
80%
43,70%
47,50%
60%
No
40%
20%
Sí
52,50%
56,30%
Hombres
Mujeres
0%
Gráfico 5.3.1.2.8.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
Hombres
Mujeres
TOTAL
SI
205
349
554
NO
186
271
457
TOTAL
391
620
1011
VALORES PERDIDOS 100 (9,00%)
Tabla 5.3.1.2.8.- Distribución por sexo de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
−110−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.2.- Influencia de la edad en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
5.3.2.1.-
Actividades
que
no
han
sufrido
cambios,
tradicionalmente desarrolladas o no por enfermería.
A la pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del
trabajo de enfermería? los encuestados, agrupados por edad,
responden SI en un porcentaje superior al 97% en todos los
grupos. Es el grupo de los más jóvenes el que proporcionalmente
alcanza menor corrección en sus respuestas, un 97,47%, y 77
respuestas correctas. El grupo de entre 25 y 49 años, con un
99,51%, alcanza el más alto porcentaje de respuestas acertadas,
404 personas contestaron correctamente. El siguiente grupo según
edad, de entre 50 y 74 años, ha respondido correctamente en 496
casos, lo que supone un 99,20% en su grupo. Los encuestados
mayores de 75 años obtienen 87 respuestas correctas, un 97,75%
en relación a su grupo.
Existen diferencias significativas entre las respuestas dadas
por el grupo de encuestados de entre 15 y 24 años y las obtenidas
del grupo de entre 25 y 49 años, (p = 0,016).
También entre el
grupo de los más jóvenes y el de los que tienen entre 50 y 74 años
existe diferencia significativa, así como entre el grupo de 25 a 49
años y el de los mayores de 75 años (p = 0,04 en ambos casos). El
gráfico 5.3.2.1.1 y la tabla de igual referencia presentan los
resultados obtenidos.
Respecto de la pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros forma
parte del trabajo de enfermería? Con un 93,67% de aciertos, (74
encuestados) son los más jóvenes los que obtienen peores
resultados, seguidos de los grupos de entre 25 y 49 años, con 386
y un 95,54% y los de entre 50 y 74, con 475 respuestas correctas
−111−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
y un 95,38% de aciertos. Los que obtienen mayor número de
respuestas correctas son los mayores de 75 años, 82 personas, un
98,80%.
No
existen
diferencias
significativas.
Los
datos
correspondientes se encuentran en los gráfico y tabla 5.3.2.1.2.
Conforme al contenido de la tabla y del gráfico 5.3.2.1.3, la
pregunta ¿Cree Vd. que
poner inyecciones forma parte del
trabajo de enfermería? es respondida con acierto por 403
personas de entre 25 y 49 años, un 98,77%, algo menor (98,41%)
es el porcentaje obtenido por los encuestados de entre 50 y 74
años, 496 personas, con menor número de respuestas acertadas
86 y un 96,63% respecto de su grupo, siguen los mayores de 75
años, siendo nuevamente los más jóvenes los que obtienen menor
número de aciertos, 76, equivalente al 96,20% en relación a su
grupo;
en
ningún
caso
se
han
encontrado
diferencias
significativas.
A la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar forma parte del
trabajo de enfermería? Las respuestas acertadas incrementan sus
porcentajes conforme aumenta la edad de los encuestados. Así, los
encuestados entre 15 y 24 años alcanzan un 96,15%, con 75
aciertos, las personas entre 25 y 49 años obtienen un 97,78%, con
396 respuestas correctas, los usuarios entre 50 y 74 años llegan al
98,59%, 488 respuestas acertadas y los mayores de 75, suman 84
respuestas correctas y un 98,82% de aciertos, respecto de su
grupo. No se aprecian diferencias estadísticamente significativas.
En el gráfico y la tabla
5.3.2.1.4 aparecen los datos
correspondientes.
En relación a la pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar
enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?, una vez
más,
los más jóvenes obtienen menor número de respuestas
acertadas, contestan NO en 48 ocasiones, lo que representa un
−112−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
67,61% respecto de su grupo. El resto de los grupos disminuye
sus porcentajes de aciertos conforme aumenta la edad.
Los
encuestados de entre 25 y 49 años obtienen 329 aciertos, un
84,14% en su grupo, mientras que las personas entre 50 y 74 años
suman 392 respuestas correctas, un 83,94% del grupo y los
mayores de 75 años, con 49 aciertos llegan al 70,00%. Existen
diferencias significativas entre las respuestas del grupo de 15 a 24
años y las de los grupos de 25 a 49 años y de 50 a 74 años
(p=0,000002 en ambos casos). También se encuentran diferencias
significativas entre las respuestas de los grupos de 25 a 49 años y
de 50 a 74 años respecto de las respuestas del grupo de ≥75 años
(p = 0,0001 y p = 0,00001, respectivamente). Los resultados
obtenidos se encuentran reflejados en la tabla y en el gráfico
5.3.2.1.5.
−113−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
80%
0,80%
2,25%
*
*
60%
40%
0,49%
2,53%
100%
99,51%
97,47%
99,20%
No
97,75%
Sí
*
20%
0%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.1.1.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que curar
heridas forma parte del trabajo de enfermería? (* p < 0,05).
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
77
404
496
87
1064
SI
NO
2
2
4
2
10
TOTAL
79
406
500
89
1074
VALORES PERDIDOS 37 (3,33%)
Tabla 5.3.2.1.1.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que curar
heridas forma parte del trabajo de enfermería?
100%
4,46%
6,33%
4,62%
1,20%
80%
60%
40%
93,67%
95,54%
95,38%
98,80%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
No
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.2.1.2.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
sueros forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
74
386
475
82
1017
NO
5
18
23
1
47
TOTAL
79
404
498
83
1064
VALORES PERDIDOS 47 (4,23%)
Tabla 5.3.2.1.2.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
sueros forma parte del trabajo de enfermería?
−114−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
1,23%
3,80%
100%
1,59%
3,37%
80%
60%
40%
96,20%
98,77%
15‐24 años
25‐49 años
98,41%
No
96,63%
Sí
20%
0%
50‐74 años
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.1.3.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
76
403
496
86
1061
SI
NO
3
5
8
3
19
TOTAL
79
408
504
89
1080
VALORES PERDIDOS 31 (2,79%)
Tabla 5.3.2.1.3.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
1,41%
2,22%
3,85%
100%
1,18%
80%
60%
40%
96,15%
97,78%
15‐24 años
25‐49 años
98,59%
No
98,82%
Sí
20%
0%
50‐74 años
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.1.4.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar
forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
75
396
488
84
1043
NO
3
9
7
1
20
TOTAL
78
405
495
85
1063
VALORES PERDIDOS 48 (4,32%)
Tabla 5.3.2.1.4.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar
forma parte del trabajo de enfermería?
−115−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
***
80%
60%
67,61% ***
40%
20%
70,00%
84,14%
83,94%
***
32,39%
No
Sí
***
15,86%
16,06%
25‐49 años
50‐74 años
30,00%
0%
15‐24 años
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.1.5.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería? (*** p < 0,001).
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
23
62
75
21
181
NO
48
329
392
49
818
TOTAL
71
391
467
70
999
VALORES PERDIDOS 112 (10,08%)
Tabla 5.3.2.1.5.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
−116−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.2.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los
últimos años respecto a su competencia por parte de la
enfermería.
Respecto de la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería? el
mayor porcentaje de aciertos se encuentran en el grupo de 50 a
74 años, 69,40%, con 322 respuestas afirmativas; los mayores de
75 años resultan en segundo lugar, con un 68,75% de su grupo y
55 respuestas correctas; el grupo de entre 25 y 49 años alcanza
un 64,89%, con 244 respuestas afirmativas en su grupo y, por
último, de las respuestas de los más jóvenes se obtiene el
porcentaje más bajo, 61,84% y 47 respuestas afirmativas. No se
han encontrado diferencias significativas en ningún caso.
Los
datos están recogidos en recogidos en la tabla 5.3.2.2.1 y
representados en el gráfico 5.3.2.2.1.
La pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre planificación
familiar forma parte del trabajo de enfermería? ha sido
respondida acertadamente por 34 encuestados del grupo de
mayores de 75 años, un 68,00% respecto de su grupo. Los
porcentajes de acierto obtenidos por los restantes grupos
disminuyen conforme aumenta la edad; los encuestados de entre
15 y 24 años presentan un 56,76%, con 42 respuestas afirmativas;
los usuarios de entre 25 y 49 años obtienen un 55,07% con 201
respuestas correctas y las personas entre 50 y 74 años llegan al
54,69%, con 210 aciertos. No existen diferencias estadísticamente
significativas.
Estos resultados se reflejan en la tabla y gráfico
5.3.2.2.2.
Al responder a la pregunta ¿Cree Vd. que controlar a los
niños sanos forma parte del trabajo de enfermería? el 60,00% de
los mayores de 75 años aciertan, 42 personas responden
−117−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
afirmativamente; del grupo de entre 50 y 74 años 238
encuestados responden correctamente, un 55,74%; los menores de
25 años obtienen el 55,71% de aciertos, con 39 respuestas
afirmativas y los encuestados de entre 25 y 49 años, con 206
respuestas acertadas, alcanzan el 55,38% de su grupo. No se han
encontrado diferencias significativas entre los diferentes grupos.
En la tabla y en el gráfico 5.3.2.2.3 se resumen los resultados
anteriores.
Más del ochenta por ciento de los encuestados han
respondido afirmativamente a la pregunta ¿Cree Vd. que
aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del
trabajo de enfermería? Un 85,14% de acierto presenta el grupo
de los más jóvenes, seguido del grupo de entre 50 y 74 años, con
un 85,12% de respuestas afirmativas, y del grupo de entre 25 y 49
años con 328 respuestas correctas, equivalente al 83,04% de las
respuestas de su grupo; en último lugar, los mayores de 75 años,
obtienen un 81,25% de acierto, con 65 respuestas afirmativas.
No se han detectado diferencias significativas. El gráfico 5.3.2.2.4
y su tabla anexa recogen estos resultados.
También obtiene un alto porcentaje de respuestas
afirmativas la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los estudiantes de
enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
Los
encuestados de entre 15 y 24 años responden SI en 59 ocasiones,
con el 84,29% de acierto; con el 80,46%, 280 respuestas correctas,
aparece el grupo de entre 25 y 49 años; también 54 personas
mayores de 75 años han respondido correctamente, un 79,41%, y
321 de los encuestados del grupo de entre 50 y 74 años responden
con acierto (el 76,61%). No existen diferencias significativas. En
el gráfico 5.3.2.2.5 y en la tabla de igual referencia se detallan
todos los resultados.
−118−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
En relación a la pregunta ¿Cree Vd. que elaborar un plan
de cuidados forma parte del trabajo de enfermería? es también el
grupo de los más jóvenes el que responde con mayor acierto, un
72,97%, con 54 respuestas afirmativas; con un 70,69% y 41
respuestas correctas le sigue el grupo de mayores de 75 años; los
encuestados de entre 50 y 74 años, con 290 respuestas
afirmativas, alcanza un 69,54 % de acierto, mientras que las
personas del grupo de entre 25 y 49 alcanzan el 68,41%, con 249
respuestas acertadas. No existen diferencias significativas. Los
resultados pormenorizados se encuentran en el gráfico 5.3.2.2.6 y
en su tabla anexa.
En el gráfico y en la tabla 5.3.2.2.7 se resumen las
respuestas que, sobre la actividad “Controlar a la embarazada y a
la recién parida”, emiten las personas encuestadas, clasificadas en
grupos de edad.
Los más jóvenes, con 32 respuestas negativas, 46,38% de su
grupo, y los mayores de 75 años, con el 37,50% de respuestas
negativas, son los que contestan con menor acierto. Los
encuestados de entre 50 y 74 años son los que alcanzan mayor
porcentaje de respuestas correctas, 55,58%, en 244 ocasiones
responde NO, mientras que las personas de entre 25 y 49 años,
obtienen un 50,39% de acierto con 192 respuestas acertadas.
Existen diferencias significativas entre las respuestas dadas por los
grupos de 15 a 24 años, y de 50 y 74 años (p = 0,027). También
las respuestas emitidas por el grupo de 25 a 49 años presentan
diferencias significativas en relación a las respuestas de los grupos
de entre 50 y 74 (p = 0,019) y los de ≥75 años (p = 0,0005).
Asimismo, las respuestas obtenidas de los grupos de 50 a 74 años,
y de ≥75 años muestran diferencias significativas (p = 0,003). Los
datos anteriores y su representación se encuentran en la taba y
gráfico 5.3.2.2.7.
−119−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La mayor parte de los encuestados incurren en un error al
afirmar que “ayudar al médico a rellenar recetas” forma parte del
trabajo de las enfermeras. Entre 15 y 24 años sólo 31 personas, el
42,47%, responden NO, como el 42,25% de los encuestados cuyas
edades oscilan entre 50 y 74 años, 199 personas, y el 33,33%, de
los mayores de 75 años, con 26 respuestas negativas. Sólo supera
el 50% de respuestas negativas el grupo de entre 25 y 49 años,
51,55% de acierto, encontrándose diferencias estadísticamente
significativas entre este último grupo y los restantes, (p = 0,022
respecto del grupo de entre 15 y 24 años, p = 0,0001 en relación
al grupo de 50 a 74 años y p = 0,00004 comparando con el grupo
de 75 años y más). También existe diferencia significativa entre
los grupos de 50 a 74 años y ≥ 75 años (p = 0,025). Los resultados
se recogen en la tabla y en el gráfico 5.3.2.2.8.
−120−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
38,16%
80%
30,60%
35,11%
31,25%
60%
No
40%
61,84%
64,89%
69,40%
68,75%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.2.2.1.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
47
244
322
55
668
NO
29
132
142
25
328
TOTAL
76
376
464
80
996
VALORES PERDIDOS 115 (10,35%)
Tabla 5.3.2.2.1.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que informar
sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
43,24%
45,31%
44,93%
32,00%
60%
No
40%
20%
56,76%
55,07%
54,69%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
68,00%
Sí
0%
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.2.2.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
42
201
210
34
487
NO
32
164
174
16
386
TOTAL
74
365
384
50
873
VALORES PERDIDOS 238 (21,42%)
Tabla 5.3.2.2.2.- .- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
−121−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
44,62%
44,29%
44,26%
40,00%
60%
40%
No
Sí
55,71%
55,38%
55,74%
60,00%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
20%
0%
Gráfico 5.3.2.2.3.- .- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
39
206
238
42
525
NO
31
166
189
28
414
TOTAL
70
372
427
70
939
VALORES PERDIDOS 172 (15,48%)
Tabla 5.3.2.2.3.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que controlar
a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
100%
14,86%
16,96%
14,88%
18,75%
80%
60%
40%
85,14%
85,12%
83,04%
No
81,25%
Sí
20%
0%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.2.4.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
63
328
412
65
868
NO
11
67
72
15
165
TOTAL
74
395
484
80
1033
VALORES PERDIDOS 78 (7,02%)
Tabla 5.3.2.2.4.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar
sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
−122−
Eloísa Lagares Vallejo
100%
Tesis Doctoral
15,71%
19,54%
23,39%
80%
20,59%
60%
40%
No
84,29%
80,46%
76,61%
79,41%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.2.2.5.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar
a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
59
280
321
54
714
NO
11
68
98
14
191
TOTAL
70
348
419
68
905
VALORES PERDIDOS 206 (18,54%)
Tabla 5.3.2.2.5.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a
los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
100%
27,03%
80%
31,59%
30,46%
29,31%
60%
40%
No
72,97%
68,41%
69,54%
70,69%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
75‐100 años
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.2.2.6.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que elaborar
un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
54
249
290
41
634
NO
20
115
127
17
279
TOTAL
74
364
417
58
913
VALORES PERDIDOS 198 (17,82%)
Tabla 5.3.2.2.6.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que elaborar
un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
−123−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
***
46,38%
60%
*
No
*
40%
20%
37,50%
55,58%
50,39%
Sí
** 62,50%
53,62%
49,61%
15‐24 años
25‐49 años
44,42%
0%
50‐74 años
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.2.7.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05; ** p < 0,01; *** p<0,001)
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
37
189
195
45
466
NO
32
192
244
27
495
TOTAL
69
381
439
72
961
VALORES PERDIDOS 150 (13,5%)
Tabla 5.3.2.2.7.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que controlar
a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
42,47%
***
60%
***
*
40%
20%
33,33%
42,25%
51,55%
*
57,53%
48,45%
57,75%
15‐24 años
25‐49 años
50‐74 años
No
Sí
66,67%
0%
75‐100 años
Gráfico 5.3.2.2.8.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que ayudar
al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería? (*p < 0,05; *** p < 0,001).
15 – 24 años
25 – 49 años
50 – 74 años
75 – 100 años
TOTAL
SI
42
188
272
52
554
NO
31
200
199
26
456
TOTAL
73
388
471
78
1010
VALORES PERDIDOS 101 (9,09%)
Tabla 5.3.2.2.8.- Distribución por edad de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al
médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
−124−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.3.- Influencia de la formación en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
5.3.3.1.-
Actividades
que
no
han
sufrido
cambios,
tradicionalmente desarrolladas o no por enfermería.
La pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas curar heridas
forma parte del trabajo de enfermería? ha sido respondida
afirmativamente por 223 encuestados sin estudios, el 99,11% de
su grupo; por 414 usuarios con estudios primarios, equivalente
dentro de su grupo al 99,04%, asimismo, dentro del grupo de
encuestados con estudios secundarios contestan afirmativamente
249 personas, el 99,60%; menor es el porcentaje de respuestas
correctas en el grupo de los universitarios de grado medio
97,35%, 110 respuestas afirmativas, y en el grupo de
universitarios superiores encontramos 67 respuestas correctas, un
100% de acierto. No existen diferencias significativas. Los
resultados anteriores están detallados en la gráfica 5.3.3.1.1 y en
la tabla de igual referencia.
Los datos correspondientes a la pregunta ¿Cree Vd. que
poner sueros forma parte del trabajo de enfermería? se reflejan en
la tabla y en el gráfico 5.3.3.1.2. 213 encuestados sin estudios (el
94,67%) han respondido afirmativamente, así como 398 usuarios
con estudios primarios, el 96,37% de su grupo; con estudios
secundarios, responden correctamente 239 personas, el 95,98%
relativo a su grupo; los grupos de encuestados con estudios
universitarios alcanzan los porcentajes más bajos, 94,55% los
universitarios medios, 104 respuestas afirmativas, y 93,94% de
aciertos los universitarios superiores, con 62 respuestas correctas.
No se han encontrado diferencias significativas.
−125−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
A la pregunta ¿Cree Vd. que poner inyecciones forma
parte del trabajo de enfermería? son 225 usuarios sin estudios, un
98,68% los que responden SI, también el 98,09% de encuestados
con estudios primarios, 410 personas, responde correctamente, así
como 248 personas, 98,02% del grupo de estudios secundarios.
Los usuarios con estudios universitarios medios
suman 111
respuestas correctas, un 97,37%, y los universitarios superiores
dan 67 respuestas afirmativas, un 98,53%. No existen diferencias
significativas entre los distintos grupos. La tabla 5.3.3.1.3 y el
gráfico de igual referencia recogen los datos anteriores.
Tampoco se han encontrado diferencias significativas al
comparar las respuestas emitidas por los encuestados, agrupados
por nivel de instrucción, a la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar
forma parte del trabajo de enfermería?, como puede apreciarse
en la tabla y en el gráfico 5.3.3.1.4. El 98,21% del grupo de
encuestados sin estudios suman 219 respuestas afirmativas, son
correctas también 403 respuestas del grupo de usuarios con
estudios primarios, un 98,77%; del grupo de estudios secundarios,
243 personas contestan acertadamente, 97,20%, como lo hace el
99,12% del grupo de universitarios medios, 112 personas, y el
97,06%, 67 personas, del grupo de universitarios superiores.
El gráfico y la tabla 5.3.3.1.5 recogen las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte
del trabajo de enfermería?, agrupadas según el nivel de
instrucción y puede observarse que para la mayor parte de los
encuestados “diagnosticar enfermedades” no forma parte del
trabajo de las enfermeras.
También
se puede observar el
incremento de aciertos conforme asciende el nivel de formación:
77,29%, 160 personas sin estudios; 81,22%, 307 personas con
estudios
primarios;
secundarios;
82,77%,
197
personas
con
estudios
87,96%, 95 personas con estudios universitarios
−126−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
medios y 89,23%, 58 personas con estudios universitarios
superiores.
Existen diferencias significativas entre las respuestas dadas
por el grupo de personas sin estudios y los grupos de individuos
con estudios secundarios, universitarios medios y universitarios
superiores (p = 0,025, p = 0,001 y p = 0,001, respectivamente).
Además, comparando los porcentajes de respuestas dadas por el
grupo de encuestados con estudios primarios con las emitidas
por los grupos de “Estudios universitarios medios” y “Estudios
universitarios superiores”
también se encuentran diferencias
significativas (p = 0,013 y p = 0,016, respectivamente).
Así
mismo, entre las respuestas de los individuos que han cursado
estudios secundarios y los que cursaron estudios superiores existe
diferencia significativa (p = 0,045).
−127−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
0,89%
0,96%
0,40%
2,65%
0%
80%
60%
99,11% 99,04% 99,60% 97,35%
No
100%
40%
Si
20%
0%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.1.1.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
Sin
Estudios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Secundarios
TOTAL
estudios
Primarios
Medios
Superiores
SI
223
414
249
110
67
1063
NO
2
4
1
3
0
10
TOTAL
225
418
250
113
67
1073
VALORES PERDIDOS 38 (3,56%)
Tabla 5.3.3.1.1.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
100%
5,33%
3,63%
4,02%
5,45%
6,06%
80%
60%
No
94,67% 96,37% 95,98% 94,55% 93,94%
40%
Si
20%
0%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.1.2.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
SI
Sin
Estudios
estudios
Primarios
213
398
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
104
62
Secundarios
239
TOTAL
1016
NO
12
15
10
6
4
47
TOTAL
225
413
249
110
66
1063
VALORES PERDIDOS 48 (4,32%)
Tabla 5.3.3.1.2.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
−128−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
1,32%
1,91%
1,98%
2,63%
1,47%
80%
60%
No
98,68% 98,09% 98,02% 97,37% 98,53%
40%
Si
20%
0%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.1.3.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
Sin
Estudios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Secundarios
TOTAL
estudios
Primarios
Medios
Superiores
SI
225
410
248
111
67
1061
NO
3
8
5
3
1
20
TOTAL
228
418
253
114
68
1081
VALORES PERDIDOS 30 (2,7%)
Tabla 5.3.3.1.3.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
100%
1,23%
1,79%
0,88%
2,80%
2,94%
80%
60%
No
98,21% 98,77% 97,20% 99,12% 97,06%
40%
Si
20%
0%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.1.4.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
SI
Sin
Estudios
estudios
Primarios
219
403
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
112
66
Secundarios
243
TOTAL
1043
NO
4
5
7
1
2
19
TOTAL
223
408
250
113
68
1062
VALORES PERDIDOS 49 (4,41%)
Tabla 5.3.3.1.4.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
−129−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
*
80%
60%
40%
*
*
77,29% 81,22% 82,77%
87,96% 89,23%
*
No
***
Si
***
20%
0%
22,71% 18,78% 17,23%
12,04% 10,77%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.1.5.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, *** p = 0,001)
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
47
71
41
13
7
179
NO
160
307
197
95
58
817
TOTAL
207
378
238
108
65
996
VALORES PERDIDOS 115 (10,35%)
Tabla 5.3.3.1.5.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
−130−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.3.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los
últimos años respecto a su competencia por parte de la
enfermería.
Respecto de la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería? los
porcentajes de respuestas correctas decrecen mientras aumenta el
nivel de estudios de los encuestados. El grupo de las personas sin
estudios dan un 70,53% de acierto con 146 respuestas
afirmativas,
las personas con estudios primarios alcanzan un
68,57%, con 264 respuestas correctas, los encuestados con
estudios secundarios y los que han cursado estudios universitarios
medios tienen un 64,83% y 64,76% de corrección con 153 y 68
respuestas acertadas, respectivamente. El porcentaje más bajo,
58,73% y 37 respuestas correctas, corresponde a los usuarios con
estudios universitarios superiores. Se han detectado diferencias
significativas entre el grupo de individuos “Sin estudios” y los
grupos “E. Secundarios” (p = 0,037) y “Universitarios superiores”
(p = 0,008) ; también entre este último grupo el de las personas
con “Estudios primarios” (p = 0,017).
En la tabla y en el gráfico
5.3.3.2.1. se especifican los resultados obtenidos.
Las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
tienen una mayor proporción de aciertos en el grupo de personas
“sin estudios”, un 59,52% y 100 respuestas correctas. El grupo de
usuarios que tiene estudios primarios, con 182 respuestas
afirmativas, obtiene un 56,17% de acierto, mientras que el grupo
de encuestados con estudios secundarios presenta el porcentaje
más bajo, un 50,23%, con 111 respuestas correctas. En los niveles
universitarios suben los porcentajes, llegando al 58,33% en los
universitarios medios, con 56 afirmaciones y al 57,81% en los
−131−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
universitarios superiores con 37 respuestas afirmativas.
Las
diferencias no son estadísticamente significativas en ningún caso.
Los datos anteriores quedan expuestos en la tabla y en el gráfico
5.3.3.2.2.
A la pregunta ¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos
forma parte del trabajo de enfermería? Los encuestados que no
tienen estudios han emitido el mayor porcentaje de respuestas
correctas 61,14%, con 118 afirmaciones; el grupo que posee
estudios primarios llega al 55,49%, respondiendo SI en 197
ocasiones; los usuarios con estudios secundarios son los que,
proporcionalmente 51,57%, aciertan menos, con 115 respuestas
afirmativas; en los niveles universitarios se produce una
recuperación de los porcentajes 53,85% para los universitarios
medios, con 56 respuestas correctas, y un 60,00% para los
universitarios superiores, con 39 respuestas afirmativas en su
grupo. Existen diferencias significativas entre las respuestas del
grupo de encuestados que no tienen estudios y los que han
cursado estudios primarios (p = 0,039) y secundarios (p = 0,003).
Como en las actividades anteriores, los encuestados con menor
nivel de instrucción responden
con más acierto. Los datos
anteriores quedan reflejados en la tabla y en el gráfico 5.3.3.2.3.
Los resultados correspondientes a la pregunta ¿Cree Vd.
que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma
parte del trabajo de enfermería? tal como están reflejados en la
tabla 5.3.3.2.4 y en el gráfico de igual referencia, muestran unos
porcentajes de respuestas afirmativas superiores al 80% en todos
los grupos, entre los que no se aprecian diferencias significativas.
Los usuarios que no tienen estudios dan un 84,47%, 185
respuestas correctas; los encuestados con estudios primarios
llegan al 82,49%, con 325 respuestas acertadas; las personas con
estudios secundarios alcanzan el 85,25%, con 208 respuestas
−132−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
afirmativas, el grupo de usuarios con estudios
universitarios
medios obtiene el porcentaje más elevado, 86,38% y 95 respuestas
correctas y el grupo de estudios universitarios superiores presenta
el nivel más bajo, con un 80,30% y 53 respuestas acertadas.
Tampoco se han encontrado diferencias significativas entre
las respuestas emitidas por los encuestados, agrupados según el
nivel de instrucción, a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los
estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la
enfermera?
Los universitarios superiores obtiene el mayor
porcentaje de respuestas afirmativas y correctas, un 84,45% y 47
respuestas acertadas; los universitarios medios se quedan en el
78,35%, con 76 respuestas afirmativas; el grupo de personas con
estudios secundarios presenta 78,67% y 166 respuestas acertadas;
un 78,39% de corrección y 272 aciertos dan los encuestados con
estudios primarios y los usuarios sin estudios son los que alcanzan
el porcentaje más bajo, 77,72%, con 150 respuestas afirmativas.
Los resultados se expresan en la tabla y en el gráfico 5.3.3.2.5.
Las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que establecer un
plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
distribuidas según el nivel de instrucción de los encuestados
presentan los siguientes resultados: El grupo “Sin estudios”, con
126 respuestas afirmativas obtiene un 70,39% de corrección; los
usuarios incluidos en el grupo “Estudios primarios” tienen un
67,16% de acierto, con 227 respuestas correctas; en el grupo de
“Estudios secundarios” sube el porcentaje de acierto, hasta el
70,74%, con 162 respuestas afirmativas,; en el grupo de
“Universitarios medios” vuelve a bajar el nivel de corrección de los
resultados con un 69,61% y 71 respuestas acertadas, mientras que
los “Universitarios superiores” alcanzan la mayor proporción en
su grupo, 76,19%, con 48 respuestas correctas.
diferencias estadísticamente significativas.
−133−
No se aprecian
Estos resultados se
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
encuentran expresados en la tabla 5.3.3.2.6 y representado en el
gráfico de igual referencia.
Al considerar las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del
trabajo de enfermería? se aprecia que los que responden con
mayor acierto son los encuestados con estudios secundarios,
54,55% de corrección, 126 respuestas negativas, seguidos de los
que tienen estudios primarios, 187 respuestas negativas y un
51,80% de corrección, igual porcentaje presenta el grupo de
personas sin estudios, con 101 respuestas correctas; los
universitarios medios sólo llegan al 48,60% con 52 respuestas
acertadas y los universitarios superiores son los que responden
con menos acierto con un 43,08% y 28 respuestas negativas,
encontrándose diferencia significativa entre éste último grupo y
los de personas con estudios primarios (p = 0,048) y de usuarios
con estudios secundarios (p = 0,015). En la tabla 5.3.3.2.7 y en el
gráfico 5.3.3.2.7 se encuentran expresados todos los resultados
anteriores.
En relación a la pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al médico
a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería? se
observa un aumento, casi continuo, en la proporción de respuestas
negativas, y por tanto correctas, cuanto más alto es el nivel de
instrucción de los encuestados.
Los porcentajes más bajos los
presentas los grupos “Sin estudios”, con un 37,67% y 81 respuestas
correctas; “Estudios primarios” con un 41,75% y 162 respuestas
negativas; y “Estudios secundarios”, con un 45,34% y 107
respuestas correctas.
Los niveles universitarios, medios y
superiores alcanzan un 62,62%, 67 respuestas acertadas, y un
61,90%, con 39 respuestas correctas, respectivamente.
−134−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Existen diferencias significativas entre las respuestas dadas
por el grupo de personas sin estudios y el grupo de encuestados
que tienen estudios secundarios (p = 0,013). También existen
diferencias significativas entre las respuestas de los grupos de
encuestados con estudios “universitarios medios” y “universitarios
superiores” con los grupos de personas “sin estudios”, con
“estudios primarios” y con “estudios secundarios, p < 0,000001 en
todos los casos. Los datos anteriores se encuentran representados
en el gráfico 5.3.3.2.8 y en la tabla de igual referencia.
−135−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
29,47%
35,17%
35,24%
41,27%
*
60%
40%
31,43%
**
No
*
70,53%
68,57%
64,83%
Sin estudios
Estudios 1º
Estudios 2º
64,76%
Si
58,73%
20%
0%
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.1.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01).
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
146
264
153
68
37
668
NO
61
121
83
37
26
328
TOTAL
207
385
236
105
63
996
VALORES PERDIDOS 115 (10,35%)
Tabla 5.3.3.2.1.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
40,48%
43,83%
49,77% 41,67%
42,19%
60%
No
40%
Si
59,52%
56,17% 50,23%
Sin estudios
Estudio 1º
20%
58,33%
57,81%
0%
Estudio 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.2.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
Sin
Estudios
estudios
Primarios
100
182
NO
68
TOTAL
168
SI
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
111
56
37
486
142
110
40
27
387
324
221
96
64
873
Secundarios
TOTAL
VALORES PERDIDOS 238 (21,42%)
Tabla 5.3.3.2.2.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
−136−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
38,86%
44,51% 48,43%
*
60%
40%
46,15%
40,00%
No
**
61,14%
20%
Si
55,49% 51,57%
53,85%
60,00%
0%
Sin estudios
Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.3.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01).
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
118
197
115
56
39
525
NO
75
158
108
48
26
415
TOTAL
193
355
223
104
65
940
VALORES PERDIDOS 171 (15,39%)
Tabla 5.3.3.2.3.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
100%
15,53% 17,51% 14,75% 13,64% 19,70%
80%
60%
40%
No
84,47% 82,49% 85,25% 86,36% 80,30%
Si
20%
0%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.4.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de
enfermería?
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
185
325
208
95
53
NO
34
69
36
15
13
866
167
TOTAL
219
394
244
110
66
1033
VALORES PERDIDOS 78 (7,02%)
Tabla 5.3.3.2.4.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de
enfermería?
−137−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
22,28%
21,61%
21,33%
21,65%
15,55%
80%
60%
40%
No
77,72%
78,39%
78,67%
Sin estudios
Estudios 1º
Estudios 2º
78,35%
84,45%
Si
20%
0%
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.5.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
Sin
Estudios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Secundarios
TOTAL
estudios
Primarios
Medios
Superiores
SI
150
272
166
76
47
711
NO
43
75
45
21
8
192
TOTAL
193
347
211
97
55
903
VALORES PERDIDOS 208 (18,72%)
Tabla 5.3.3.2.5.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
100%
80%
29,61%
32,84%
29,26%
30,39%
23,81%
60%
40%
No
70,39%
67,16%
70,74%
Sin estudios
Estudios 1º
Estudios 2º
69,61%
Si
76,19%
20%
0%
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.6.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que establecer un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
126
227
162
71
48
634
NO
53
111
67
31
15
277
TOTAL
179
338
229
102
63
911
VALORES PERDIDOS 200 (18%)
Tabla 5.3.3.2.6.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que establecer un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
−138−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
51,79%
48,60% 43,08%
51,80% 54,55%
60%
No
*
40%
20%
Si
*
48,21%
56,92%
51,40%
48,20% 45,45%
0%
Sin estudios Estudios 1º
Estudios 2º
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.7.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de
enfermería? (* p ≤ 0.05)
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
94
174
105
55
37
465
NO
101
187
126
52
28
494
TOTAL
195
361
231
107
65
959
VALORES PERDIDOS 152 (13,68%)
Tabla 5.3.3.2.7.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de
enfermería?
100%
80%
60%
*
37,67%
***
41,75%
45,34%
62,62%
***
No
***
***
40%
62,33%
58,25%
20%
37,38%
0%
Estudios 1º
Si
54,66%
***
Sin estudios
61,90%
Estudios 2º
38,10%
***
Estudios
Estudios
Universitarios Universitarios
Medios
Superiores
Gráfico 5.3.3.2.8.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, *** p < 0,001).
Sin
Estudios
estudios
Primarios
Estudios
Estudios Universitarios
Estudios Universitarios
Medios
Superiores
Secundarios
TOTAL
SI
134
226
129
40
24
NO
81
162
107
67
39
553
456
TOTAL
215
388
236
107
63
1009
VALORES PERDIDOS 102 (9,18%)
Tabla 5.3.3.2.8.- Distribución por nivel de instrucción de las respuestas a la pregunta
¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
−139−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.4.- Influencia de la ocupación en la percepción de las actividades de
enfermería en Atención Primaria
5.3.4.1.-
Actividades
que
no
han
sufrido
cambios,
tradicionalmente desarrolladas o no por enfermería.
La pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del
trabajo de enfermería? es contestada afirmativamente, con el
100% de corrección, por los parados y por los que en el momento
de la consulta se encontraban en situaciones distintas a las
recogidas en el cuestionario; los grupos de las amas de casa y de
las personas que trabajan, obtienen porcentajes similares de
respuestas acertadas 99,51% (203 respuestas) y 99,52% (411
respuestas); también alcanzan un alto porcentaje de respuestas
correctas los pensionistas, con 99,10% y 109 respuestas
afirmativas. Los jubilados con 233 respuestas correctas, llegan al
98,73% de aciertos, mientras que los estudiantes y los que buscan
su primer empleo obtienen los porcentajes más bajos, 95,00% (38
respuestas correctas) y 91,70% (11 respuestas), respectivamente.
Existen diferencias significativas entre el grupo “Estudiantes” y los
grupos “Trabaja” y “Amas de casa” (p = 0,017 y p = 0,031,
respectivamente). En el gráfico y en la tabla 5.3.4.1.1 se exponen
los datos anteriores.
Las respuestas correctas dadas por los distintos grupos a la
pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de
enfermería? alcanzan el 100% de corrección en el grupo de los
que buscan su primer empleo, todos contestan afirmativamente;
97,50% y 97,22% alcanzan los estudiantes y los pensionistas, con
39 y 105 afirmaciones, respectivamente; poco más del 95% de
respuestas acertadas se sitúan los jubilados (95,24%), los que
trabajan (95,20%) y las amas de casa (95,12%), con 220, 393 y
−141−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
195 respuestas afirmativas, respectivamente; los parados, con 50
respuestas correctas, alcanzan el 94,34% y sólo el 50,00%
obtienen los encuestados en “otra situación”, con 5 respuestas
afirmativas. No existen diferencias significativas. En la tabla y en
el gráfico 5.3.4.1.2 se especifican los datos correspondientes.
Tampoco se han encontrado diferencias significativas entre
las respuestas dadas por los distintos grupos a la pregunta ¿Cree
Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
Los mayores porcentajes de aciertos los obtienen los estudiantes y
los que se encuentran en “otra situación”, con el 100% , 39 y 5
respuestas afirmativas, respectivamente; por encima del 98% de
respuestas correctas se encuentran las amas de casa (99,03%), los
que trabajan (98,31%) y los pensionistas (98,18%), mientras que
los que menor acierto tienen en sus respuestas son los jubilados
(97,91%), los parados, con 96,43%, y un 91,67% presentan los
que buscan su primer empleo.
Los datos se detallan en la tabla
5.3.4.1.3 y se reflejan en el gráfico de igual referencia.
A la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar forma parte del
trabajo de enfermería? los que se encuentran en “otra situación”
alcanzan un 100% de acierto, con 5 respuestas afirmativas, el
99,09% alcanzan los pensionistas, con 109 respuestas afirmativas,
mientras que por encima del 98% se sitúan las amas de casa
(99,51%), los jubilados (98,73%) y los que trabajan (99,52%); los
parados y los estudiantes obtienen los porcentajes 96,36% y
94,87%, respectivamente. Existen diferencias significativas entre
el grupo “Estudiantes” y los grupos “Pensionistas” y “Amas de casa”
(p = 0,020 y p = 0,043, respectivamente).
Los datos quedan
recogidos en el gráfico 5.3.4.1.4 y en la tabla de igual referencia.
Los porcentajes de respuestas correctas a la pregunta ¿Cree
Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de
−142−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
enfermería? oscilan entre el 85,65% de los jubilados y el 72,22%
de los estudiantes. Los parados 83,02%, los que trabajan 82,66%,
las amas de casa 82,32% y los que se encuentran en “otra
situación” 80,00%, los pensionistas 77,23% y los que buscan su
primer empleo con 72,73%.
Se han encontrado diferencias
significativas entre los estudiantes y los jubilados; entre los
jubilados y los pensionistas y entre éstos y los que trabajan,
p=0,008, p = 0,005 y p = 0,042, respectivamente.
−143−
Eloísa Lagares Vallejo
100%
Tesis Doctoral
0,5%
0,9%
1,3%
0,0%
8,3%
5,0%
99,1% 100,0% 91,7%
95,0%
0,0%
0,5%
*
80%
*
60%
99,5%
98,7%
40%
99,5% 100,0%
No
Sí
20%
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer
empl.
Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.1.1.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
curar heridas forma parte del trabajo de enfermería? (* p < 0,05).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º
(Beneficiario)
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
411
233
109
56
11
38
203
5
NO
2
3
1
0
1
2
1
0
1066
10
TOTAL
413
236
110
56
12
40
204
5
1076
VALORES PERDIDOS 35 (3,15%)
Tabla 5.3.4.1.1.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que curar
heridas forma parte del trabajo de enfermería?
100%
4,8%
4,8%
2,8%
0,0%
5,7%
2,5%
4,9%
80%
50,0%
60%
40%
95,2%
95,2%
97,2%
94,3% 100,0% 97,5%
No
95,1%
Sí
50,0%
20%
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer
empl.
Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.1.2.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
SI
393
220
105
Busca 1º
Estudiante
empleo
50
12
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
195
5
39
TOTAL
1019
NO
20
11
3
3
0
1
10
5
53
TOTAL
413
231
108
53
12
40
205
10
1072
VALORES PERDIDOS 39 (3,51%)
Tabla 5.3.4.1.2.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
sueros forma parte del trabajo de enfermería?
−144−
Eloísa Lagares Vallejo
100%
Tesis Doctoral
1,69%
2,09%
1,82%
3,57%
8,33%
0,00%
0,00%
0,97%
80%
60%
98,31% 97,91% 98,18% 96,43% 91,67% 100,00% 99,03% 100,00%
40%
No
Sí
20%
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer
empl.
Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.1.3.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º
(Beneficiario)
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
408
234
108
54
11
39
204
5
NO
7
5
2
2
1
0
2
0
1063
19
TOTAL
415
239
110
56
12
39
206
5
1082
VALORES PERDIDOS 29 (2,61%)
Tabla 5.3.4.1.3.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
100%
0,48%
1,27%
0,00%
0,91%
80%
8,33%
*
*
60%
40%
0,00%
0,49%
5,00%
99,52% 98,73% 99,09% 100,00% 91,67% 95,00% 99,51% 100,00%
No
Sí
20%
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.1.4.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
vacunar forma parte del trabajo de enfermería? (* p < 0,05).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
Busca 1º
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
411
233
109
56
11
38
203
5
NO
2
3
1
0
1
2
1
0
10
TOTAL
413
236
110
56
12
40
204
5
1076
VALORES PERDIDOS 35 (3,15%)
Tabla 5.3.4.1.4.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
−145−
1066
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
*
80%
**
**
60%
72,73% 72,22% 82,32% 80,00%
82,66% 85,65% 77,23% 83,02%
40%
20%
0%
No
Sí
27,27% 27,78% 17,68% 20,00%
17,34% 14,35% 22,77% 16,98%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer
empl.
Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.1.5.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería? (* p < 0,05, ** p < 0,01).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
SI
69
31
NO
329
TOTAL
398
Busca 1º
Estudiante
empleo
23
9
185
78
216
101
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
3
10
35
1
44
8
26
163
4
837
53
11
36
198
5
1018
VALORES PERDIDOS 93 (8,37%)
Tabla 5.3.4.1.5.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
−146−
181
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.4.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los
últimos años respecto a su competencia por parte de la
enfermera.
Conforme al contenido en el gráfico 5.3.4.2.1 y su tabla
anexa, de la distribución de las respuestas por ocupación de los
encuestados a la pregunta
¿Cree Vd. que informar sobre
alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
resulta que los estudiantes son los que alcanzan un menor
porcentaje de acierto, 58,97% con 23 respuestas afirmativas,
mientras que los pensionistas obtienen el mayor porcentaje de
respuestas correctas, con un 76,04% y 73 respuestas acertadas,
entre ambos, están los que se encuentran en “otras situaciones”,
75,00%, las amas de casa, 68,56%, los que trabajan, 66,15%, los
jubilados, 64,98%, los que buscan su primer empleo, 63,64% y los
parados, 63,27%. Existen diferencias significativas entre el grupo
“Pensionista” y los grupos “Trabaja” (p = 0,005), “Jubilado” (p =
0,003), “Parado” (p = 0,022), “Estudiante” (p = 0,004) y “Amas de
casa” (p = 0,036).
En cuanto a la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?, las
respuestas afirmativas distribuidas por ocupación de los
encuestados muestran entre el 50% y 60% de acierto en todos los
casos, siendo los grupos de pensionistas, 59,49%, de amas de casa,
58,19%, y los que trabajan, 55,28%, los que obtienen las
puntuaciones más altas. Con puntuaciones inferiores están los
estudiantes, 54,05%, los jubilados, 53,13%, los parados, 53,06%, y
los que buscan su primer empleo y los que están en otras
situaciones”, con 50,00% en ambos casos. No existen diferencias
significativas.
Todos los datos están especificados en la tabla
5.3.4.2.2 y representados en el gráfico de igual referencia..
−147−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Las respuestas afirmativas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
agrupadas por ocupación de los encuestados suponen el 75,00%
en el grupo de los que se encuentran en otra situación. 61,96% de
aciertos para las amas de casa, los que buscan su primer empleo
llegan al 60,00%, los que trabajan, 55,12%, los jubilados con
53,40%, los pensionistas, 52,17%, los parados, 52,00%, y los
estudiantes 44,44% de respuestas correctas.
Se han encontrado
diferencias estadísticamente significativas entre los estudiantes y
los que trabajan (p = 0,041), así como entre las amas de casa y los
que trabajan, los jubilados,
los pensionistas y los estudiantes
(p=0,018, p = 0,012, p = 0,018 y p = 0,003, respectivamente). En
el gráfico 5.3.4.2.3 y en la tabla que sigue al mismo se encuentra
especificados todos los datos.
Con respecto a la pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar sobre
el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de
enfermería? los porcentajes de respuestas afirmativas alcanzados
son: 90,00% por los que buscan su primer empleo, 85,71% los
pensionistas; 84,58% los que trabajan; los parados 83,64%, los
jubilados 83,41%, los estudiantes 82,05%, las amas de casa
81,91%; y los que se encuentran en otra situación 75,00%. No se
han encontrado diferencias estadísticamente significativas en
ningún caso.
Los datos se detallan en la tabla 5.3.4.2.4. y en el
gráfico de igual referencia.
Se ha encontrado diferencia significativa al considerar las
respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los estudiantes
de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
distribuidas según la ocupación de los encuestados.
Esta
diferencia (p = 0,048) se encuentra entre el grupo de los que
buscan su primer empleo, 62,50% de aciertos, y el de parados;
éstos últimos son los que alcanzan el mayor porcentaje de
−148−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
respuestas correctas, 83,33%, con 40 respuestas afirmativas.
Entre ambos grupos se encuentran
los estudiantes con 81,08%,
las amas de casa con 81,03%, los pensionistas, 78,02%, los que
trabajan con 77,87%, los jubilados, 77,66% y los que se
encuentran
en
otras
situaciones,
75,00%.
Los
datos
pormenorizados se muestran en la tabla y en el gráfico 5.3.4.2.5.
En el gráfico 5.3.4.2.6 y en su tabla adicional están
representados los resultados obtenidos respecto de la pregunta
¿Cree Vd. que establecer un plan de cuidados forma parte del
trabajo de enfermería?
Con 67 respuestas afirmativas, los
individuos del grupo de pensionistas son los que dan mayor
porcentaje de respuestas correctas, el 78,82%, le siguen los que
están en otras situaciones, 75,00%, los parados, 71,43%, los que
buscan su primer empleo, 70,00%, los que trabajan, 69,44%, las
amas de casa, 68,64%, los estudiantes, 68,42%, y por último los
jubilados
con
65,43%
de
aciertos.
Existen
diferencias
significativas entre los pensionistas y los individuos que trabajan
(p = 0,009), están jubilados (p = 0,001) o son amas de casa (p =
0,010).
A la pregunta ¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a
la recién parida forma parte del trabajo de enfermería? algo más
de la mitad de las respuestas emitidas son No; distribuidas por
grupos según la ocupación de los encuestados, el más alto
porcentaje se encuentra en el grupo de los que buscan su primer
empleo, con 7 respuestas negativas, 70,00%, seguido de los
jubilados, 55,22%, los que trabajan, 52,97%, las amas de casa,
50,80%, los pensionistas, 49,46%, los parados, 46,15%, los
estudiantes, 41,18%, y el menor porcentaje, 40,00% y 2 respuestas
acertadas, lo muestra el grupo de encuestados que en el momento
de la consulta se encontraba en situaciones distintas a las
contempladas en el cuestionario. Se encuentran diferencias
−149−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
significativas entre las respuestas del grupo de estudiantes y los
grupos de encuestados que trabajan (p = 0,031), que están
jubilados (p = 0,016) y con los que buscan su primer empleo
(p=0,018); las respuestas de éstos últimos, a su vez, se diferencian
significativamente de las respuestas dadas por los parados
(p=0,043). Todos los detalles se encuentran en la tabla 5.3.4.2.7 y
el correspondiente.
Sin embargo, a la pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al
médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería? ,
las respuestas correctas no llegan al 50%; el mayor porcentaje de
acierto lo obtienen los que trabajan, 51,38%, seguidos de las amas
de casa, 47,21%, los parados, 47,06%, los que buscan su primer
empleo, 45,45%, los pensionistas, 41,18%, los jubilados, 39,46%,
los estudiantes, 38,89%, y, por último, los que se encuentran en
otra situación, con 20,00% de acierto, con una sola respuestas
correcta. Existen diferencias significativas entre el grupo “Trabaja”
con los denominados “Jubilado” (p = 0,0005), “Pensionista” (p =
0,005), ·”Estudiante” (p = 0,035) y “Otra situación” (p = 0,047).
También hay diferencia significativa entre el grupo “Jubilado” y
“Ama de casa” (p = 0,016).
Todos los datos se encuentran en la
tabla 5.3.4.2.8 y se reflejan en el correspondiente gráfico.
−150−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
33,85% 35,02%
60%
**
40%
23,96%
36,73% 36,36%
41,03%
31,44% 25,00%
*
No
**
66,15% 64,98%
**
76,04%
75,00%
63,27% 63,64% 58,97% 68,56%
Sí
20%
*
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer
empl.
Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.1.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º
(Beneficiario)
SI
258
NO
TOTAL
Estudiante
empleo
141
73
31
132
76
23
390
217
96
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
133
3
TOTAL
7
23
669
18
4
16
61
1
331
49
11
39
194
4
1000
VALORES PERDIDOS 111 (9,99%)
Tabla 5.3.4.2.1.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
44,72%
46,87%
40,51%
46,94% 50,00% 45,95%
41,81% 50,00%
60%
No
40%
20%
55,28%
53,13%
59,49%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
53,06% 50,00%
54,05% 58,19% 50,00%
Sí
0%
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.2.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
SI
199
NO
TOTAL
Busca 1º
Estudiante
empleo
85
47
26
161
75
32
360
160
79
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
103
2
487
5
20
23
5
17
74
2
389
49
10
37
177
4
876
VALORES PERDIDOS 235 (21,15%)
Tabla 5.3.4.2.2.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
−151−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
25,00%
*
80%
44,88%
46,60%
48,00%
47,83%
60%
40,00% 55,56%
38,04%
*
No
40%
55,12% 53,40%
20%
52,17%
52,00%
60,00%
44,44%
** 61,96%
*
Sí
*
0%
Trabaja
75,00%
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.3.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º
(Beneficiario)
SI
210
NO
TOTAL
Estudiante
empleo
102
48
26
171
89
44
381
191
92
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
114
3
525
6
16
24
4
20
70
1
423
50
10
36
184
4
948
VALORES PERDIDOS 163 (14,67%)
Tabla 5.3.4.2.3.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
15,42% 16,59% 14,29% 16,36% 10,00% 17,95% 18,09%
25,00%
60%
40%
84,58% 83,41% 85,71% 83,64% 90,00% 82,05% 81,91%
75,00%
No
Sí
20%
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer
empl.
Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.4.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
SI
340
186
90
Busca 1º
Estudiante
empleo
46
9
32
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
163
3
TOTAL
869
NO
62
37
15
9
1
7
36
1
168
TOTAL
402
223
105
55
10
39
199
4
1037
VALORES PERDIDOS 74 (6,66%)
Tabla 5.3.4.2.4.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
−152−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
22,13% 22,34% 21,98% 16,67%
37,50%
80%
18,92% 18,97% 25,00%
60%
40%
No
77,87% 77,66% 78,02% 83,33%
62,50%
81,08% 81,03% 75,00%
Sí
20%
*
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.5.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
(* p < 0,05).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º
(Beneficiario)
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
278
146
71
40
5
30
141
3
714
NO
79
42
20
8
3
7
33
1
193
TOTAL
357
188
91
48
8
37
174
4
907
VALORES PERDIDOS 204 (18,36%)
Tabla 5.3.4.2.5.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
100%
80%
30,56% 34,57% 21,18% 28,57% 30,00% 31,58% 31,36% 25,00%
60%
40%
No
**
69,44% 65,43% 78,82% 71,43% 70,00% 68,42% 68,64% 75,00%
20%
**
0%
Trabaja
Jubilado
Sí
*
Pensionista
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.6.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
elaborar un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería? (* p < 0,05; ** p<0,01).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
Busca 1º
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
259
123
67
35
7
26
116
3
636
NO
114
65
18
14
3
12
53
1
280
TOTAL
373
188
85
49
10
38
169
4
916
VALORES PERDIDOS 195 (17,55%)
Tabla 5.3.4.2.6.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
elaborar un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
−153−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
41,18%
49,46% 46,15% 70,00%
52,97% 55,22%
60%
50,80%
40,00%
No
*
40%
47,03% 44,78%
20%
* 50,54%
*
Sí
60,00%
53,85% 30,00% 58,82%49,20%
*
0%
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.7.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a la embarazada y a la recién parida es parte del trabajo de enfermería? (* p < 0,05).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
Busca 1º
(Beneficiario)
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
182
90
47
28
3
20
92
3
465
NO
205
111
46
24
7
14
95
2
504
TOTAL
387
201
93
52
10
34
187
5
969
VALORES PERDIDOS 142 (12,78%)
Tabla 5.3.4.2.7.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de enfermería?
100%
20,00%
80%
51,38%
39,46%
41,18%
47,06%
38,89%
45,45%
*
60%
0%
***
Trabaja
80,00%
60,54% 58,82%
48,62%
No
*
**
40%
20%
47,21%
52,94%
54,55%
Sí
61,11% 52,79%
*
Jubilado
Pensionista
Parado
Primer empl. Estudiante Ama de casa
Otros
Gráfico 5.3.4.2.8.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01, *** p < 0,001).
Trabaja
Jubilado
Pensionista
Parado
(Beneficiario)
Busca 1º
Estudiante
empleo
Sus labores
Otras
(Ama de casa)
situaciones
TOTAL
SI
194
135
60
27
6
22
104
4
552
NO
205
88
42
24
5
14
93
1
472
TOTAL
399
223
102
51
11
36
197
5
1024
VALORES PERDIDOS 87 (7,83%)
Tabla 5.3.4.2.8.- Distribución por ocupación de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que
ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
−154−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.5.- Influencia de la clase social percibida en la percepción de las
actividades de enfermería en Atención Primaria
5.3.5.1.-
Actividades
que
no
han
sufrido
cambios,
tradicionalmente desarrolladas o no por enfermería.
Agrupadas según la clase social en la que se perciben los
encuestados, los porcentajes de respuestas correctas a la pregunta
¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de
enfermería? van desde la clase baja, 98,95% y 94 respuestas
afirmativas, a la clase social media-alta, 98,80% y 82 respuestas
acertadas; el grupo “clase media-baja”, también con un 98,79%,
da 327 respuestas afirmativas, mientras que el grupo “clase
media-media” con 540 respuestas correctas, alcanza un 99,26%
de acierto. No existen diferencias significativas entre los distintos
grupos. Los datos anteriores se resumen en la tabla 5.3.5.1.1;
igual referencia tiene el gráfico en el que se reflejan los resultados.
A la pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del
trabajo de enfermería? son los usuarios que se autoincluyen en la
clase baja los que responden más acertadamente, un 96,74%, con
89 respuestas afirmativas. Los encuestados que se perciben en la
clase social media baja dan 311 respuestas correctas, un 93,96%;
asimismo, el grupo “clase media-media, da 519 respuestas
afirmativas, un 96,47%, y el grupo “clase media-alta” con 77
respuestas correctas, alcanza en 95,06% de aciertos. No existen
diferencias significativas. En el gráfico y en la tabla 5.3.5.1.2 se
resumen los datos anteriores.
Todos los encuestados que se perciben en la clase social
media-alta, 82 personas, responden acertadamente, al responder
SI, a la pregunta ¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del
trabajo de enfermería? Los encuestados que se incluyen en la
−155−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
clase baja obtienen un 97,92%, con 94 respuestas afirmativas y la
clase “media-media” con 538 respuestas obtiene un 98,35%;
El
grupo “clase media-baja”, con 326 aciertos, alcanza el 97,6% de
respuestas
correctas.
No
se
han
encontrado
diferencias
significativas. Los datos se muestran en la tabla y en el gráfico
5.3.5.1.3.
Respecto de la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar forma
parte del trabajo de enfermería? los usuarios del grupo “clase
media-media” son los que obtienen un mayor porcentaje de
aciertos, 98,52%, con 531 respuestas afirmativas; le siguen los
encuestados que se autoincluyen en la clase baja, con un 97,83%,
90 respuestas correctas; el grupo “clase media-alta” obtiene un
97,53% de corrección y 79 respuestas acertadas; mientras el
grupo “clase media-baja” emite 323 respuestas afirmativas, con
un 97,58% de respuestas correctas.
No se detectan diferencias
significativas entre los distintos grupos.
Estos resultados se
detallan en el gráfico y tabla 5.3.5.1.4.
La pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades
forma parte del trabajo de enfermería? ha sido contestada con
mayor acierto por los encuestados que se perciben en la clase
media-media, un 83,50%, con 420 personas que han contestado
NO; el grupo “clase media-baja” da 261 respuestas acertadas y
alcanza un 83,12% de corrección; y mientras el grupo “clase baja
obtiene un 79,78% de acierto, con 71 respuestas negativas, el
grupo de encuestados de clase media-alta es el que presenta el
porcentaje más bajo, 77,33%, con 58 respuestas correctas.
Existen diferencias significativas entre los grupos de clase “media
baja” y “media alta” (p = 0,0008) y entre éste último y el grupo de
clase “media-media” (p = 0,038). Estos resultados se detallan en el
gráfico y tabla 5.3.5.1.5.
−156−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
1,05%
1,21%
0,74%
1,20%
98,95%
98,79%
99,26%
98,80%
80%
60%
No
40%
Sí
20%
0%
Clase baja
Clase media‐baja
Clase media‐
media
Clase media‐alta
Gráfico 5.3.5.1.1.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
94
327
540
82
1043
NO
1
4
4
1
10
TOTAL
95
331
544
83
1053
VALORES PERDIDOS 58 (5,22%)
Tabla 5.3.5.1.1.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
100%
3,26%
6,04%
3,53%
4,94%
96,74%
93,96%
96,47%
95,06%
80%
60%
40%
No
Sí
20%
0%
Clase baja
Clase media‐ Clase media‐ Clase media‐
baja
media
alta
Gráfico 5.3.5.1.2.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
996
SI
89
311
519
77
NO
3
20
19
4
46
TOTAL
92
331
538
81
1042
VALORES PERDIDOS 69 (6,21%)
Tabla 5.3.5.1.2.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
−157−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
2,08%
2,40%
1,65%
0,00%
97,92%
97,60%
98,35%
100%
80%
60%
No
40%
Sí
20%
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
Gráfico 5.3.5.1.3.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
1040
SI
94
326
538
82
NO
2
8
9
0
19
TOTAL
96
334
547
82
1059
VALORES PERDIDOS 52 (4,68%)
Tabla 5.3.5.1.3.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
100%
2,17%
2,42%
1,48%
2,47%
97,83%
97,58%
98,52%
97,53%
80%
60%
40%
No
Sí
20%
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
Gráfico 5.3.5.1.4.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
90
323
531
79
1023
NO
2
8
8
2
20
TOTAL
92
331
539
81
1043
VALORES PERDIDOS 68 (6,12%)
Tabla 5.3.5.1.4.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
−158−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
***
80%
60%
79,78%
83,12%
77,33%
83,50%
40%
Sí
*
20%
20,22%
16,88%
16,50%
No
22,67%
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
Gráfico 5.3.5.1.5.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería
(* p < 0,05; *** p < 0,001).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
18
53
83
17
171
NO
71
261
420
58
810
TOTAL
89
314
503
75
981
VALORES PERDIDOS 130 (11,7%)
Tabla 5.3.5.1.5.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
−159−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.5.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los
últimos años respecto a su competencia por parte de la
enfermería.
Los encuestados que se autoincluyen en la clase social
“Baja”, alcanzan un 77,38% de aciertos, al dar 65 respuestas
afirmativas a la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería? El
grupo de clase social “Media-alta”, con 51 afirmaciones, obtiene
un 68,92% de corrección, mientras los grupos de clase “Mediamedia” y “Media-baja” obtienen un 66,87% (337 respuestas
correctas)
y
respectivamente.
un
64,13%
(202
respuestas
acertadas),
Se aprecian diferencias significativas entre los
grupos “Media-baja” y “Baja”, p=0,001, y entre éste último y el
grupo “Media alta”, p = 0,004. Estos resultados se recogen en el
gráfico y en la tabla 5.3.5.2.1.
En relación a la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería? los
encuestados del grupo “Media-alta” son los que obtienen mayor
porcentaje de respuestas acertadas, 62,50%, con 45 respuestas
afirmativas; seguidos de los del grupo que se incluyen en la clase
baja, que llegan al 61,90%, con 39 repuestas correctas. Menores
porcentajes alcanzan los grupos
“Media-media”, 55,89%
“Media-baja” 52,14%, con 261 y 134
y
respuestas afirmativas,
respectivamente. Se han encontrado diferencias significativas
entre los grupos “Baja” y “Media-baja”, p = 0,029, y entre éste
último grupo y el “Media-alta”, p = 0,02. La tabla y el gráfico
5.3.5.2.2 muestran el resumen de los resultados anteriores.
Las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que controlar a los
niños sanos forma parte del trabajo de enfermería? alcanzan un
68,92% de aciertos en el grupo de usuarios que se perciben como
−160−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
de clase “Baja”, con 51 respuestas afirmativas; los encuestados del
grupo clase “Media-alta” obtienen un 61,11% de aciertos, con 44
afirmaciones, los del grupo “Media-media” 55,83%, con 268
respuestas correctas y el grupo “Media-baja” es el que presenta el
porcentaje más bajo, con un 50,68% y 149 respuestas afirmativas,
encontrándose diferencias entre este último grupo y los restantes.
Existen diferencias significativas entre el grupo “Baja” y los
“Media-baja” y Media-media”, p = 0,00000001 y p = 0,001,
respectivamente; y entre los grupos “Media-alta” y los “Mediabaja” y los grupos “Media-baja” y “Media-media”, p = 0,027 y p =
0,017, respectivamente. Los gráfico y tabla 5.3.5.2.3 recogen los
datos anteriores.
Cuando se ha preguntado ¿Cree Vd. que aconsejar sobre el
cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de
enfermería? 71 encuestados de la clase “Baja” han respondido SI,
lo que equivale al 81,61% de acierto en su grupo; el grupo de
clase “Media-baja” obtiene un 80,43% de aciertos, con 259
respuestas correctas; las personas que se autoincluyen en la clase
“Media-media”, emite 450 respuestas afirmativas que corresponde
al 85,55% de su grupo y los usuarios que se consideran de clase
“Media-alta” llegan al 89,74% con 70 respuestas correctas.
Se
han encontrado diferencias significativas entre los grupos “Baja” y
“Media alta” (p = 0,023) y entre el grupo “Media-baja” y el grupo
“Media-media” (p = 0,004). En la tabla y el gráfico 5.3.5.2.4
queda expresados los datos anteriores.
La pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los estudiantes de
enfermería forma parte del trabajo de enfermería? ha obtenido 63
respuestas afirmativas del grupo “Media-alta”, que alcanza, un
86,30% de acierto, el porcentaje más alto respecto de esta
cuestión; 375 respuestas correctas han dado los encuestados del
grupo “Media-media”, el 80,82% de su grupo; el menor
−161−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
porcentaje, 74,55%, aparece en el grupo “Media-baja”, con 208
respuestas afirmativas; y con 56 respuestas correctas, el grupo
“Baja” obtiene un 76,71% de acierto. Existen diferencias
significativas entre el grupo de clase “Media-alta” y los grupos de
clase “Baja”, de clase “Media-baja” y de clase “Media-media” (p =
0,016, p = 0,001 y 0,046, respectivamente); también entre el
grupo de clase “Media-media” y el de clase “Media-baja” (p =
0,003). Los resultados anteriores se recogen en la tabla 5.3.5.2.5. y
en el gráfico de igual referencia.
De acuerdo con el contenido de la tabla 5.3.5.2.6, los
resultados correspondientes a la pregunta ¿Cree Vd. que elaborar
un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería? han
sido los siguientes: Los encuestados que se perciben como de clase
“Baja” da un 80,88% de respuestas correctas, equivalente a 55
respuestas afirmativas; el grupo de usuarios que se autoincluyen
en la clase “Media-baja” alcanza un 64,75% de respuestas
correctas, con 180 afirmaciones; las personas del grupo de clase
“Media-media”, con un 70,58% de aciertos, responde SI en 331
ocasiones; y el grupo de clase “Media-alta” da 54 respuestas
correctas
con
un
67,50%
de
aciertos.
Las
diferencias
estadísticamente significativas se encuentra entre el grupo “Baja” y
los grupos “Media-alta”, “Media-media” y “Media baja” (p = 0,006,
p = 0,008 y p = 0,00000001, respectivamente). Así mismo, existe
diferencia significativa entre el grupo “Media-baja” y “Mediamedia”; p = 0,011). Estos datos también se encuentran reflejados
en el gráfico 5.3.5.2.6.
A la pregunta ¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a
la recién parida forma parte del trabajo de enfermería? Las
respuestas de las personas que se consideran de la clase “Mediabaja” suman 179 negaciones, y obtienen el mayor porcentaje de
aciertos, 61,09%; los encuestados de la clase “Media-media” dan
−162−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
241 respuestas negativas, un 49,08% de su grupo; Las personas
de la clase “Media-alta” llegan al 45,33% de acierto con 34
respuestas correctas y el grupo de clase “Baja” es el responde con
menos acierto, con 33 respuestas negativas, el 41,77% de su
grupo.
Se han encontrado diferencias significativas entre el
grupo de clase “Baja” y el de clase “Media-baja”; así como entre
este último grupo y los de clase “Media-media” y de clase “Mediaalta”, p=0,00000001, en todos los casos. Los datos se encuentran
expresados en la tabla 5.3.5.2.7 y en el gráfico de igual referencia.
Respeto de la pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al médico a
rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
Las
respuestas de los encuestados de clase social baja alcanzan un
42,55% de acierto, 40 respuestas negativas; los usuarios que se
incluyen en la clase social “Media-baja” obtienen un 44,41% de
aciertos, en 139 ocasiones dicen NO; las personas del grupo
“Media-media” dan 238 respuestas negativas, lo que supone un
46,58% de su grupo, y, por último, los encuestados del grupo
“Media-alta”, con 35 respuestas correctas, llegan al 46,05% de
acierto.
No existen diferencias significativas entre los distintos
grupos.
En la tabla y en el gráfico 5.3.5.2.8 se encuentran
detallados los datos anteriores.
−163−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
22,62%
31,08%
33,13%
35,87%
80%
**
60%
40%
No
***
77,38%
64,13%
66,87%
68,92%
Clase media‐
baja
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
Sí
20%
0%
Clase baja
Gráfico 5.3.5.2.1.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
(**p < 0,01, ***p < 0,001).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
65
202
337
51
655
NO
19
113
167
23
322
TOTAL
84
315
504
74
977
VALORES PERDIDOS 134 (12,06%)
Tabla 5.3.5.2.1.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería?
100%
38,10%
80%
37,50%
44,11%
47,86%
60%
No
*
*
40%
52,14%
55,89%
62,50%
Clase media‐
baja
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
61,90%
20%
Sí
0%
Clase baja
Gráfico 5.3.5.2.2.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería? (*p<0,05).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
39
134
261
45
479
NO
24
123
206
27
380
TOTAL
63
257
467
72
859
VALORES PERDIDOS 252 (22,68%)
Tabla 5.3.5.2.2.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
−164−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
31,08%
80%
60%
49,32%
***
40%
68,92%
44,17%
*
**
No
Sí
55,83%
61,11%
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
50,68%
20%
38,89%
*
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Gráfico 5.3.5.2.3.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05; ** p < 0,01; *** p < 0,001).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
51
149
268
44
512
NO
23
145
212
28
408
TOTAL
74
294
480
72
920
VALORES PERDIDOS 191 (17,19%)
Tabla 5.3.5.2.3.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
100%
18,39%
19,57%
14,45%
10,26%
80,43%
85,55%
89,74%
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
80%
*
60%
81,61%
40%
No
Sí
20%
**
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Gráfico 5.3.5.2.4.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01)
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
71
259
450
70
850
NO
16
63
76
8
163
TOTAL
87
322
526
78
1013
VALORES PERDIDOS 98 (8,82%)
Tabla 5.3.5.2.4.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería?
−165−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
23,29%
80%
13,70%
19,18%
25,45%
*
60%
**
40%
76,71%
No
*
80,82%
86,30%
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
74,55%
Sí
**
20%
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Gráfico 5.3.5.2.5.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
(* p < 0,05, ** p < 0,01).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
56
208
375
63
702
NO
17
71
89
10
187
TOTAL
73
279
464
73
889
VALORES PERDIDOS 222 (19,98%)
Tabla 5.3.5.2.5.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la enfermera?
100%
19,12%
29,42%
35,25%
80%
32,50%
***
60%
No
**
40%
*
80,88%
70,58%
67,50%
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
64,75%
20%
Sí
**
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Gráfico 5.3.5.2.6.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que elaborar un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05, ** p < 0,01, *** p < 0,001).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
55
180
331
54
620
NO
13
98
138
26
275
TOTAL
68
278
469
80
895
VALORES PERDIDOS 216 (19,44%)
Tabla 5.3.5.2.6.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que elaborar un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
−166−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
***
41,77%
49,08%
45,33%
61,09%
60%
No
***
40%
58,23% ***
20%
Sí
50,92%
54,67%
38,91%
0%
Clase baja
Clase media‐
baja
Clase media‐ Clase media‐alta
media
Gráfico 5.3.5.2.7.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de enfermería?
(*** p < 0,001).
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
46
114
250
41
451
NO
33
179
241
34
487
TOTAL
79
293
491
75
938
VALORES PERDIDOS 173 (15,57%)
Tabla 5.3.5.2.7.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de enfermería?
100%
80%
42,55%
44,41%
46,58%
46,05%
60%
No
40%
Sí
57,45%
55,59%
53,42%
53,95%
Clase baja
Clase media‐
baja
Clase media‐
media
Clase media‐
alta
20%
0%
Gráfico 5.3.5.2.8.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree
Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
Clase Baja
Clase Media-Baja
Clase Media- Media
Clase Media-Alta
TOTAL
SI
54
174
273
41
542
NO
40
139
238
35
452
TOTAL
94
313
511
76
994
VALORES PERDIDOS 117 (10,53%)
Tabla 5.3.5.2.8.- Distribución por clase social percibida de las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd.
que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de enfermería?
−167−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.6.- Influencia de la presencia de enfermedad crónica en la
percepción de las actividades de enfermería en Atención Primaria
5.3.6.1.-
Actividades
que
no
han
sufrido
cambios,
tradicionalmente desarrolladas o no por enfermería.
Los encuestados que padecen enfermedad crónica, a
la pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del
trabajo de enfermería?, responden SI en un 98,83% de las
ocasiones, 507 respuestas, mientras que los encuestados
que no padecen enfermedad crónica alcanzan un 99,46%
de corrección, con 549 respuestas afirmativas, aunque
no se aprecian diferencias significativas entre ambos
grupos.
Los datos se pueden observar en el gráfico
5.3.6.1.1 y en la tabla de igual referencia.
El 96,84%, de los usuarios que padecen enfermedad
crónica han emitido 491 respuestas afirmativas a la
pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del
trabajo de enfermería?; también los usuarios que no
padecen enfermedad crónica responden afirmativamente
en 517 ocasiones, lo que representa un 94,52% de su
grupo.
Se detecta diferencia significativa entre los dos
grupos, p = 0,006.
Los resultados anteriores están
registrados en la tabla 5.3.6.1.2 y representados en el
gráfico 5.3.6.1.2.
En relación a la pregunta ¿Cree Vd. que poner
inyecciones forma parte del trabajo de enfermería? las
personas que dicen padecer enfermedad crónica han
dado 508 respuestas afirmativas, un 98,64% de su grupo,
y 544 de los encuestados que dicen no ser enfermos
crónicos,
un
−169−
98,19%,
también
responden
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
afirmativamente.
No existen diferencias significativas.
Los datos se encuentran especificados en la tabla y en el
gráfico 5.3.6.1.3.
Los encuestados que dicen ser enfermos crónicos
han respondido a la pregunta ¿Cree Vd. que vacunar
forma parte del trabajo de enfermería? con 497 respuestas
afirmativas, un 98,61% del grupo, y las personas que no se
consideran enfermos crónicos dicen SI en 537 ocasiones,
un 97,81% de las veces. No se encuentran diferencias
significativas; los resultados se resumen en el gráfico
5.3.6.1.4 y en la tabla de la misma referencia.
A la pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar
enfermedades forma parte del trabajo de enfermería? han
respondido correctamente un 82,79% de los que dicen no
ser enfermos crónicos, con 433 respuestas negativas; en
el grupo de enfermos crónicos las respuestas negativas,
son 378, con un 80,94% de acierto. No existen
diferencias significativas. En el gráfico y tabla 5.3.6.1.5
están recogidos los datos anteriores.
−170−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
1,17%
0,54%
98,83%
99,46%
80%
60%
No
40%
Sí
20%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.1.1.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
1056
SI
507
549
NO
6
3
9
TOTAL
513
552
1065
VALORES PERDIDOS 46 (4,14%)
Tabla 5.3.6.1.1.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que curar heridas forma parte del trabajo de enfermería?
100%
3,16%
5,48%
80%
**
60%
No
96,84%
94,52%
40%
Sí
20%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.1.2.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería? (** p < 0,01).
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
1008
SI
491
517
NO
16
30
46
TOTAL
507
547
1054
VALORES PERDIDOS 57 (5,13%)
Tabla 5.3.6.1.2.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que poner sueros forma parte del trabajo de enfermería?
−171−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
1,36%
1,81%
98,64%
98,19%
80%
60%
No
40%
Sí
20%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.1.3.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
1052
SI
508
544
NO
7
10
17
TOTAL
515
554
1069
VALORES PERDIDOS 42 (3,78%)
Tabla 5.3.6.1.3.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que poner inyecciones forma parte del trabajo de enfermería?
100%
1,39%
2,19%
98,61%
97,81%
80%
60%
No
40%
Sí
20%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.1.4.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
497
537
1034
NO
7
12
19
TOTAL
504
549
1053
VALORES PERDIDOS 58 (5,22%)
Tabla 5.3.6.1.4.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que vacunar forma parte del trabajo de enfermería?
−172−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
60%
80,94%
82,79%
No
40%
Sí
20%
19,06%
17,21%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
0%
Gráfico 5.3.6.1.5.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
89
90
179
NO
378
433
811
TOTAL
467
523
990
VALORES PERDIDOS 121 (10,89%)
Tabla 5.3.6.1.5.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que diagnosticar enfermedades forma parte del trabajo de enfermería?
−173−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
5.3.6.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los
últimos años respecto a su competencia por parte de la
enfermería.
Con respecto a la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
alimentación adecuada forma parte del trabajo de enfermería? el
73,21%, 347 usuarios con enfermedad crónica han contestado
afirmativamente, así como 313 usuarios que no la padecen, un
61,01% de su grupo.
Existe diferencia significativa entre las
respuestas emitidas por ambos grupos (p=0,00000001). Los datos
se encuentran especificados en la tabla 5.3.6.2.1 y en el gráfico de
igual referencia.
Las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre
planificación familiar forma parte del trabajo de enfermería?
tienen una mayor proporción de aciertos en el grupo de personas
que padecen enfermedad crónica, 224 respuestas afirmativas y
57,88%, mientras que los usuarios que no padecen enfermedad
crónica responden afirmativamente en 258 ocasiones lo que
supone un 53,97% de las respuestas del grupo. No existe
diferencia significativa entre los dos grupos. En el gráfico y en la
tabla 5.3.6.2.2 están recogidos los datos anteriores.
¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del
trabajo de enfermería?
Esta pregunta ha sido contestada
afirmativamente por 58,39% del grupo de enfermos crónicos, 247
respuestas, y también 273 personas que no padecen enfermedad,
un 53,74%, han dado respuestas afirmativas. Existe diferencia
significativa entre los dos grupos (p = 0,022), los usuarios que
padecen enfermedad crónica responden con mayor acierto.
Los
datos anteriores se especifican en la tabla y en el gráfico 5.3.6.2.3.
−174−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado de
un enfermo en casa forma parte del trabajo de enfermería? ha
sido contestada afirmativamente por 422 personas enfermas
crónicas, un 86,12% del grupo, y por 438 personas que no sufren
enfermedad crónica, un 82,18% de su grupo. También en este
caso se observa diferencia significativa entre las respuesta de uno
y otro grupo (p = 0,009).
Los resultados se encuentran
especificados en la tabla y gráfico 5.3.6.2.4.
Las respuestas a la pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los
estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la
enfermera? no han producido diferencias significativas entre
ambos grupos; las personas con enfermedad crónica han dado
347 respuestas afirmativas, equivalente al 80,14% de acierto, y las
personas que no padecen enfermedad crónica responden SI en
358 ocasiones, alcanzando un 77,32% de respuestas correctas.
Los resultados se reflejan en la tabla y en el gráfico 5.3.6.2.5.
A la pregunta ¿Cree Vd. que establecer un plan de
cuidados forma parte del trabajo de enfermería? las personas que
no padecen enfermedad crónica dan 295 respuestas correctas, un
72,13% de total de su grupo; igualmente, los encuestados que
dicen no padecer enfermedad crónica dan 333 respuestas
afirmativas, que suponen un 67,41% de su grupo La diferencia
entre ambos grupos es estadísticamente significativa (p = 0,015).
Los encuestados que padecen enfermedad crónica responden con
mayor acierto.
La tabla y el gráfico 5.3.6.2.6 muestran los
resultados obtenidos.
Las respuestas correctas a la pregunta ¿Cree Vd. que
controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del
trabajo de enfermería? constituyen el 51,36% de las emitidas por
los encuestados que padecen enfermedad crónica, equivalente a
−175−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
226 respuestas negativas; un 51,76% de los usuarios que no
sufren enfermedad crónica responden No, un total de 265
respuestas correctas. No es significativa la diferencia entre los dos
grupos, Los resultados se detallan en la tabla y en el gráfico
5.3.6.2.7.
Los resultados correspondientes a la pregunta ¿Cree Vd.
que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de
enfermería? están especificados en el gráfico y en la tabla
5.3.6.2.8. Existe diferencia significativa (p = 0,005) entre las
respuestas de los encuestados con enfermedad crónica, 203
respuestas negativas, un 42,29%, y las respuestas de los usuarios
que no padecen enfermedad crónica, 250 respuestas negativa,
equivalente al 48,08% de las respuestas de su grupo.
−176−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
26,79%
80%
38,99%
60%
No
40%
***
73,21%
Sí
61,01%
20%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.2.1.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de
enfermería? (*** p < 0,001)
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
347
313
660
NO
127
200
327
TOTAL
474
513
987
VALORES PERDIDOS 124 (11,16%)
Tabla 5.3.6.2.1.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre alimentación adecuada forma parte del trabajo de
enfermería?
100%
80%
42,12%
46,03%
60%
No
40%
Sí
57,88%
53,97%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
20%
0%
Gráfico 5.3.6.2.2.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de
enfermería?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
224
258
482
NO
163
220
383
TOTAL
387
478
865
VALORES PERDIDOS 246 (22,14%)
Tabla 5.3.6.2.2.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que informar sobre planificación familiar forma parte del trabajo de
enfermería?
−177−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
41,61%
46,26%
60%
No
40%
*
Sí
58,39%
53,74%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
20%
0%
Gráfico 5.3.6.2.3.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05)
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
247
273
520
NO
176
235
411
TOTAL
423
508
931
VALORES PERDIDOS 180 (16,2%)
Tabla 5.3.6.2.3.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que controlar a los niños sanos forma parte del trabajo de enfermería?
100%
13,88%
17,82%
80%
60%
**
40%
No
86,12%
82,18%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.6.2.4.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del
trabajo de enfermería? (** p < 0,01)
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
860
SI
422
438
NO
68
95
163
TOTAL
490
533
1023
VALORES PERDIDOS 88 (7,92%)
Tabla 5.3.6.2.4.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en casa forma parte del
trabajo de enfermería?
−178−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
19,86%
22,68%
80%
60%
No
40%
80,14%
77,32%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Sí
20%
0%
Gráfico 5.3.6.2.5.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la
enfermera?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
347
358
705
NO
86
105
191
TOTAL
433
463
896
VALORES PERDIDOS 215 (19,35%)
Tabla 5.3.6.2.5.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que enseñar a los estudiantes de enfermería forma parte del trabajo de la
enfermera?
100%
27,87%
80%
32,59%
60%
No
40%
*
72,13%
Sí
67,41%
20%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.2.6.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que elaborar un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
(* p < 0,05)
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
295
333
628
NO
114
161
275
TOTAL
409
494
903
VALORES PERDIDOS 208 (18,72%)
Tabla 5.3.6.2.6.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que elaborar un plan de cuidados forma parte del trabajo de enfermería?
−179−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
100%
80%
51,36%
51,76%
60%
No
40%
Sí
48,64%
48,24%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
20%
0%
Gráfico 5.3.6.2.7.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de
enfermería?
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
214
247
461
NO
226
265
491
TOTAL
440
512
952
VALORES PERDIDOS 159 (14,31%)
Tabla 5.3.6.2.7.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que controlar a la embarazada y a la recién parida forma parte del trabajo de
enfermería?
100%
80%
42,29%
48,08%
60%
No
40%
20%
Sí
**
57,71%
51,92%
0%
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
Gráfico 5.3.6.2.8.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de
enfermería? (** p < 0,01).
Enfermedad crónica
No enfermedad crónica
TOTAL
SI
277
270
547
NO
203
250
453
TOTAL
480
520
1000
VALORES PERDIDOS 111 (9,99%)
Tabla 5.3.6.2.8.- Distribución por padecer o no enfermedad crónica de las respuestas a la
pregunta ¿Cree Vd. que ayudar al médico a rellenar recetas forma parte del trabajo de
enfermería?
−180−
6. DISCUSIÓN
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.- DISCUSIÓN
6.1.- Sobre la muestra
El procedimiento seguido para la obtención de la muestra estudiada, tal y
como se ha explicado en el apartado correspondiente, permite considerarla
como representativa de la población que acude a los centros de salud. Sin
embargo, en la medida en que se ha obtenido información adecuada, y para
confirmar esta representatividad, se ha procedido a hacer comparaciones con
otros estudios.
Las mujeres están presentes en la muestra en un porcentaje superior al
que cabría esperar según los datos demográficos publicados en el Anuario
Estadístico de la ciudad de Sevilla. 95
Esta mayor concentración de mujeres
responde al hecho de una mayor utilización de los servicios sanitarios, como se
recoge en la literatura científica 96 , 97 Además, de la consulta a la Encuesta
Nacional de Salud resulta que el 59% de las mujeres y el 41% de los hombres,
con edades comprendidas en la franja que se contempla en este estudio, han
“consultado al médico en las dos últimas semanas”. Estos datos corresponden
tanto a la atención especializada, mucho más personalizada, como a la AP, a
donde, a menudo, las mujeres no acuden sólo por sus propios problemas, sino
que lo hacen para resolver asuntos relacionados con algún familiar98, (el 83% de
95
96
Ayuntamiento de Sevilla. (2003).Anuario Estadístico de la Ciudad de Sevilla, 2002. Sevilla: Ayuntamiento de Sevilla.
Piédrola, G. Rey J del, Domínguez-Carmona M. et al. (1991). Medicina Preventiva y Salud Pública. Barcelona: Masson
Salvat,
97
Cockerham, W.C. (2001). Op. cit.
98
Valderrama, M.J. (2003). “Mujeres como responsables de la salud de la familia” Euskonews & Media 208. zbk (2003 /
04-25 / 05-09) www.euskonews.com/0208zbk/gaia20806es.html
−181−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
los cuidadores informales son mujeres) por lo que se ha considerado verosímil la
distribución por sexo de la muestra99.
En relación con la edad, a medida que aumenta la edad, también lo hace
el número de personas encuestadas en la muestra. Si atendemos al censo de
2001,100 éste indica que en la ciudad de Sevilla los individuos cuya edad está
entre 15 y 24 años constituyen el 15%, el doble de lo que está representado en la
muestra; el grupo de entre 25 y 49 años supone un 38,70%, aproximadamente
igual al porcentaje que aparece en la muestra (38%). Al siguiente grupo, de entre
50 y 74 años, corresponde el 47% de la muestra, mientras que en la población
censada representa el 25% y a las personas de 75 a 100 años el porcentaje que
les corresponde en la muestra (8%), es ligeramente superior al que se recoge en
el censo (6,32%). Evidentemente, los problemas de salud aumentan conforme el
individuo envejece y la composición de la muestra parece de acuerdo con ello,
con la excepción del grupo de 75 años del que, por la razón anterior, podría
esperarse una mayor representación; sin embargo, debido a la menor movilidad
de las personas de esta edad, con frecuencia son atendidas en sus domicilios o
son sus propios familiares los que, a veces, consultan en lugar de ellos, lo que
también contribuye a incrementar la presencia porcentual de los restantes
grupos, sobre todo el grupo de entre 50 y 74 años en el cual se encuentra la
franja de edad donde se sitúa el mayor porcentaje de cuidadores informales.101
Los resultados de explorar el nivel de instrucción de los encuestados,
comparados con los datos del Anuario Estadístico de Sevilla sugieren que los
encuestados han respondido según el nivel de estudios alcanzado, pero no
necesariamente terminados. De esta manera, si en la muestra el 21%
corresponde a los individuos sin estudios, la categoría equivalente (personas
analfabetas y sin estudios) en la población de Sevilla alcanza el 48,84%; las
personas que han cursado estudios primarios representan el 40% de la muestra,
99
Centro de investigaciones Sociológicas. (1996). (Datos de opinión. Ayuda informal a las personas mayores. Estudio
2217. http://www.cis.es/cis/opencms/-Archivos/Boletines/04/BDO_4_ayuda.html
100
Instituto Nacional de Estadística. (2005). Encuesta Nacional de Salud 2003.
http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t15/p419/p03/a2003/&file=pcaxis
101
IMSERSO (2000). http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/estadísticas/informe-mayores/2000/capitulo/8
2texto.rtf
−182−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
mientras que en la población suponen el 21,02%; con estudios secundarios se
encuentra un 23% de la muestra y sólo un 13,11% en la población; igualmente
ocurre con el nivel universitario medio, que representa un 4,67% de los
individuos en la población y un 10% en la muestra.
Sin embargo, en los
estudios universitarios superiores se produce una excepción, pues los individuos
que han cursado estos estudios suponen un 6% de la muestra y un 6,55% en la
población.
Con respecto a la ocupación, los datos disponibles se refieren a la
población de Sevilla y provincia, y se utilizan como orientación.
La población
activa, un 54,84% de la población, comprende a los que trabajan con un 43,67%
de la población que en la muestra están representados por un 37%, los parados
que son el 5% de la muestra y el 11,18% de la población y completan la
población activa los que buscan su primer empleo, un 1% en la muestra y un
1,32% en la población. Por diferencia, la población inactiva es el 45,16% en la
población y en la muestra acumulan un 56%, correspondiendo a los jubilados un
23% y a los pensionistas el 10%, mientras que en la población ambos son
considerados conjuntamente como un 20% de la población inactiva, un 4%
representan los estudiantes en la muestra y un 8,39% en la población; las amas
de casa están presentes en la muestra con un 19%, mientras en la población
suponen el 15,49%, y los individuos “en otras situaciones” aparecen con 1% en la
muestra y en la población lo hacen con un 1,34%.
Aunque no tendría por qué, en la distribución de esta variable, la muestra
se aproxima bastante a los datos de la provincia de Sevilla. Así pues, los grupos
más concentrados en la muestra son los jubilados, los pensionistas y las amas de
casa.
Con respecto a la
“clase social” su utilización como variable
independiente plantea dificultades, derivadas del problema de la validación de
las clasificaciones que se han propuesto. Muchas de estas clasificaciones son el
resultado de combinar indicadores simples, como el nivel de ingresos, la
titulación alcanzada, la situación laboral, etc. Se ha comprobado que, a veces,
−183−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
estos indicadores entran en contradicción, por lo que algunos autores102 optan
por utilizar un indicador simple.
La clase social se relaciona con el nivel de salud, de manera que los
niveles sociales más bajos tendrían menos recursos, tanto materiales, como
inmateriales (educación) para cuidar su salud, y esto generaría más problemas
y, por ello, una mayor frecuentación.103 También se ha relacionado la demanda
procedente de niveles sociales más altos con el mayor conocimiento de factores
de riesgo y de signos de alarma, por lo que, la frecuentación también puede ser
alta en las clases superiores.
Bien es cierto que la asistencia privada es una
alternativa accesible para las clases más altas, mientras que es bastante difícil
para las clases más bajas, y puede influir en la diferente concentración en los
centros de salud. En cualquier caso, todas estas circunstancias conducirán,
preferentemente, a unos hacia la prevención primaria y al diagnóstico precoz, y
a otros hacia estados de cronicidad e incapacidad, lo que vuelve a representar
una distinta frecuentación en ambos grupos.
Sin embargo, en este estudio se ha utilizado la “clase social percibida”, con
una finalidad descriptiva, sin que, necesariamente, haya que atribuirle a las
categorías resultantes las propiedades que se han propuesto para las clases
sociales, en relación a la utilización de los servicios sanitarios. Actualmente la
clase social percibida es un indicador que se utiliza con frecuencia en estudios
sociológicos que no requieren de una fuerte especificidad, como los estudios de
mercado. En estos casos las encuestas suelen ser muy complejas, incluyendo
cuestiones como ocupación del cabeza de familia, además de otros miembros
activos, nivel de estudios de los encuestados, propiedad de inmuebles y/o de
objetos de consumo que indican un determinado nivel (previamente
consensuado). Se podría preguntar directamente por los ingresos que tiene la
unidad familiar, pero se ha visto que la gente suele mentir; más sibilinamente se
puede preguntar por los ingresos familiares utilizando una escala que sitúa los
102
Regidor, E. (2001). La clasificación de clase social de Goldthorpe: marco de referencia para la propuesta de medición
de la clase social del grupo de trabajo de la Sociedad Española de Epidemiología. Rev. Esp. S. Publica, LXXV-13-22.
http://www.msc.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cdrom/vol75/vol75_1/RS751c_13.pdf
103
Piédrola, G. Rey J del, Domínguez Carmona M. et al. (1991). Op. Cit.
−184−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
ingresos entre un límite inferior y otro superior, preguntar cualitativamente por
la suficiencia de los ingresos mensuales y también preguntando en qué clase
social se percibe, lo que también da algún problema, pues algunas personas “por
principio” rechazan incluirse en ninguna de ellas.
Al observar la distribución de los encuestados por clase social percibida y
compararla con la correspondiente al nivel de instrucción, indicador simple con
el que podría estar relacionada (Gráfico 6.1.1), observamos un deslizamiento
hacia niveles superiores. Este deslizamiento hacia niveles superiores de la clase
social en que los sujetos se autoincluyen es un fenómeno conocido que suele
presentarse en situaciones de recuperación económica, tras periodos de fuerte
recesión, hecho que se condensa en la siguiente frase: “El presente no es más que
el esfuerzo de pasado por transformarse en futuro” (Unamuno)104.
3%
3%
11%
14%
20%
26%
52%
MEDIA-ALTA
67%
54%
MEDIA
71%
MEDIA-BAJA
BAJA
68%
36%
19%
24%
13%
9%
SIN ESTUDIOS
PRIMARIOS
3%
2%
6%
0%
SECUNDARIOS
UNIV. MEDIOS
UNIV. SUP.
Gráfico 6.1.1.- Distribución de los encuestados por clase social percibida y nivel de instrucción.
En cuanto a la variable padecer enfermedad crónica, la proporción de
encuestados que dicen padecerlas es próxima al 50%. Si tenemos en cuenta que
un 6% de la población mayor de 16 años está diagnosticada de diabetes105,106 y
104
Consumer trends - Grupo CCR Estudios de mercado (2005) - 20 Focus groups/ Entrevistas a expertos/ Entrevistas
105
Instituto Nacional de Estadística. (2005). Op. Cit.
etnográficas en hogares. www.infobaeprofesional.com/adjuntos/herramientas/13/1001364.ppt
−185−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
que un 45% de la población de entre 35 y 64 años sufre hipertensión arterial,
aumentando en los mayores de 60 años, 107 por no mencionar más que las
enfermedades que, como crónicas, son más conocidas por el público en general,
no es excesiva la concentración, tratándose de una muestra tomada en centros
sanitarios.
106
Servicio Andaluz de Salud (2003). Plan integral de Diabetes en Andalucía 2003-2007. Sevilla: Consejería de Salud,
107
Servicio Andaluz de Salud (2005). Plan Integral de Atención a las cardiopatías de Andalucía 2005-2009. Sevilla:
Junta de Andalucía.
Consejería de Salud, Junta de Andalucía.
−186−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.2.- Análisis de la percepción global de las actividades de enfermería.
Valoramos en este apartado la forma en que las distintas variables
sociológicas inciden en una correcta percepción
de las actividades de
enfermería. En apartados posteriores se indagará sobre la influencia de los
cambios de competencia en los últimos años en la percepción
de dichas
actividades por parte de los usuarios.
6.2.1.- Influencia del sexo en la percepción global de las
actividades de enfermería.
El análisis por sexo es concluyente: las mujeres responden
con más acierto que los hombres y, en principio, tiene que ver con
la mayor frecuentación 108 que se justifica en parte por las
diferencias biológicas (embarazo, parto, trastornos hormonales,
osteoporosis...)
pero también por la acumulación de tareas,
trabajo doméstico y jornada laboral, y/o en el cuidado de las
personas del hogar.
109
que mantienen las mujeres, lo que
repercute en un nivel de salud peor, en general, que el de los
hombres.110
6.2.2.- Influencia de la edad en la percepción global de las
actividades de enfermería.
De la desigual presencia en la muestra de los distintos
grupos de edad se puede inferir una mayor o menor frecuentación
y, por tanto, una diferente percepción del trabajo de las
enfermeras; sin embargo, la frecuentación puede ser una razón,
como es el caso de los más jóvenes, menos frecuentadores, para
108
Asociación para la defensa de la Sanidad Pública de Andalucía. (2007). Conclusiones de las VII Jornadas sobre
109
Borrell, C., García Calvente, M.M. y Martí Bosca, J.V. (2004). La salud Pública desde la perspectiva de género y clase
desigualdades sociales y salud. Cádiz. Mayo 2007. www.fadsp.org/pdf/CONCLUSIONES%20JORNADAS%202007.doc
social. Gaceta Sanitaria; 18 (Supl 1), 2-6. http://sumaris.cbuc.es/cgis/sumari.cgi?issn=02139111&idsumari=A2004
N000000V000018%5Bsupl.1%5D
110
Durán, M.A. (2007). Las mujeres y el futuro de la salud. Eidón: Revista de la Fundación de Ciencias de la Salud,
23:11-15
−187−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
obtener puntuaciones más bajas, pero no la única. No hay
diferencia significativa entre el grupo de jóvenes con los grupos
más frecuentadores (de entre 50 y 74 años, y de entre 25 y 49
años), mientras que sí existen diferencias significativas entre los
tres grupos anteriores y el grupo de mayor edad, que es el que
responde con menor número de aciertos. Posiblemente la
formación de los encuestados y la información externa, entre otras
razones, pueden explicar esta diferente percepción.
6.2.3.- Influencia del nivel de instrucción en la percepción global
de las actividades de enfermería.
Aunque
no
existen
diferencias
significativas,
las
puntuaciones medias, en general, y, por tanto, la percepción del
trabajo de las enfermeras aumenta conforme lo hace el nivel de
instrucción. Existe, pues, una relación entre el nivel de instrucción
y la percepción del trabajo de las enfermeras, y recurrir a la
frecuentación es más para señalar la cualidad que la cantidad, ya
que los individuos con mayor nivel educativo poseen mejores
recursos para cuidar de su propia salud y generan menor
demanda, pero ésta se dirige más a la promoción y a la prevención
primaria, en donde se encuadran muchas de las actividades que
desarrollan las enfermeras tras la reforma de la AP. Sin embargo,
los niveles más bajos 111 tienen más problemas de salud y
demandan más atención, sobre todo del médico, que puede
derivar a la enfermera, lo que en cierto modo traslada la idea de
dependencia de la actividad médica.
111
Cockerham, W.C. (2001). Op. Cit.
−188−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.2.4.- Influencia de la ocupación en la percepción global de las
actividades de enfermería.
Los encuestados que trabajan son los que responden con
mayor acierto, seguidos de los estudiantes y sólo en tercer lugar
están las amas de casa. Los pensionistas y jubilados ocupan el
sexto
y
séptimo
lugar,
respectivamente,
con
diferencias
significativas respecto de los grupos de los encuestados que
trabajan, estudian, están parados o son amas de casa. Este hecho
estaría en contradicción con lo esperado puesto que los
pensionistas y jubilados, que suelen requerir con mayor
frecuencia los servicios de enfermería, bien en el centro de salud,
bien en sus domicilios, tendrían que percibir mejor cuáles son las
actividades que realizan las enfermeras habitualmente. Sin
embargo, con estos datos
es bastante cuestionable que la
percepción del trabajo de las enfermeras proceda exclusivamente
del contacto directo con la AP, y se podría plantear la existencia de
información externa, especialmente en el caso de los estudiantes,
cuyo nivel de salud suele ser el mejor y, por tanto, el grupo que
menos contacta en general con la Atención Primaria.
En principio, se podría pensar que el grupo de jóvenes
puede recibir información a través de las actividades de
orientación que desarrollan las instituciones educativas y que
podría circular también entre el grupo de iguales.
Más llamativo es que los que con mayor frecuencia
contactan con la AP, que, hipotéticamente, deberían tener una
percepción más acertada, por contacto directo con el objeto a
percibir, no alcancen un mayor acierto en sus respuestas.
Se pueden aventurar razones: la comunicación enfermerapaciente, que sigue al omnipresente modelo médico,
−189−
la
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
ambigüedad del papel asignado, la falta de interés por dar
significado a la intervención específicamente enfermera; sin duda
merece la pena profundizar en este asunto, a fin de conocer qué
obstáculos se interponen entre el usuario y el trabajo de la
enfermera en AP.
6.2.5.- Influencia de la clase social percibida en la percepción
global de las actividades de enfermería.
En este sentido, la clase social muestra un comportamiento
parecido a la instrucción. A medida que aumenta la clase social en
la que se incluye el individuo, mejora la percepción (mejora la
puntuación) de las actividades de enfermería. Pero, al contrario de
lo que ocurre con el nivel de instrucción, en la distribución por
clase social percibida se encuentran diferencias significativas
entre los grupos.
Esta variable se relaciona de forma muy adecuada con una
mejor o peor percepción de las actividades de las enfermeras en
AP, posiblemente porque muchos de los factores que pueden
influir en esta percepción (contacto con la AP, formación,
información externa, acceso a la asistencia privada, etc.) se
engloban en esta variable.
6.2.6.- Influencia de la presencia de enfermedad crónica en la
percepción global de las actividades de enfermería.
Los encuestados que no padecen enfermedad crónica
responden con mayor acierto a las preguntas planteadas. Sin
embargo, no existe diferencia con significación estadística
respecto de las respuestas del grupo que padece enfermedad
crónica. Aunque en el grupo de encuestados que no padece
enfermedad crónica puede haber un número de personas
−190−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
cuidadoras de otras que sí lo son, si el contacto con la realidad es
la forma más eficaz de conocimiento, a la vista de las
puntuaciones globales de los dos grupos, se podría decir que
muchos pacientes crónicos no son atendidos en las consultas de
enfermería y/o que la confusión de los que son atendidos es
evidente.
6.2.7.- Perfil del usuario que mejor percibe el trabajo de la
enfermera en Atención Primaria
Con los datos obtenidos en nuestro estudio podemos
establecer el perfil del usuario que mejor percibe el trabajo de la
enfermera en Atención Primaria. Éste es: mujer, de 25 a 49 años,
de clase media-alta, trabajadora (o estudiante), con estudios
universitarios (medios o superiores) y sin enfermedad crónica.
−191−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
−192−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.3.- Influencia de los cambios de competencia y las variables
sociológicas en la percepción de las actividades de enfermería
6.3.1.- Actividades que no han sufrido cambios, tradicionalmente
desarrolladas o no por las enfermeras.
Las preguntas incorporadas en este apartado, y en los
distintos contrastes en todas las variables sociológicas comparten
una característica común: presentan una muy alta tasa de acierto,
en torno al 98%, excepto la pregunta referida al diagnóstico de
enfermedades, cuyo nivel de acierto se cifra en torno al 80%. En
este sentido, pueden estar tranquilos quienes hubieran temido que
las nuevas actividades de la enfermera en AP y, concretamente,
que el diagnóstico enfermero interfiriera con las atribuciones del
médico. El margen entre el 80% y el 100% se puede explicar
sencillamente por una errónea interpretación que ha podido
existir siempre y es que, por ejemplo, cuando una enfermera al
curar una úlcera habla de tejido necrótico, o hace observación
sobre la existencia de edemas en el control de un paciente crónico,
el paciente u oyente puede entender por “diagnosticar” lo que no
es más que nombrar lo evidente o el simple señalamiento de un
síntoma.
La permanencia en el tiempo del ejercicio o no de las
actividades por parte de las enfermeras es un hecho claramente
diferenciador en cuanto a los resultados obtenidos, cuando se
comparan con las actividades que han supuesto cambios en la
competencia de la enfermera, tras la reforma de la AP.
Las actividades que no han sufrido cambios han obtenido
una gran visibilidad,
representada por el alto porcentaje de
aciertos de los encuestados, prácticamente sin diferencias
−193−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
significativas, en razón de las variables sociológicas consideradas,
tal y como veremos en apartados posteriores.
Respecto a la influencia de las distintas variables
sociológicas, y en concreto el sexo, son las mujeres las que mejor
perciben este grupo de actividades, de hecho son ellas las que casi
siempre toman el relevo en el cuidado de familiares con procesos
crónicos cuando, tras un periodo de adiestramiento, continúan las
curas o la administración de inyecciones subcutáneas, bajo la
supervisión de las enfermeras.
Con referencia a la variable ”edad”, los más jóvenes son los
que peor perciben las actividades tradicionalmente desarrolladas
por las enfermeras (aunque sólo para la actividad curar se
aprecian diferencias significativas) aunque más bien valdría decir
que los restantes grupos de edad las perciben mejor, dado que los
porcentajes de respuestas correctas son muy altos en todos los
grupos de edad. Para el resto de las actividades de este grupo no
existen diferencias significativas en los distintos grupos de edad.
Respecto a la actividad “vacunar” el mayor porcentaje de
identificación de la actividad corresponde a las personas de 75 a
100 años, por lo que podemos decir que se aprecia el impacto
perceptivo
de
las
campañas
de
vacunación
dirigidas
especialmente a los mayores.
Los encuestados con estudios primarios son los que mejor
perciben estas actividades tradicionales de enfermería, seguidos de
los que tienen estudios universitarios superiores, en lo que se
puede intuir la pinza que produce la formación en cuanto a la
demanda de atención (en el caso de estudios primarios) y el hecho
de que estas actividades están expresamente recogidas en la
norma escrita como actividades de enfermería (en el caso de los
−194−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
universitarios112. Por este hecho y por lo habitual de su ejecución,
llama la atención que sean los universitarios medios los que
contestan con menos acierto.
Con respecto a la ocupación, las amas de casa, los
pensionistas y los que buscan su primer empleo son los que mejor
perciben estas actividades de enfermería, aunque en general todos
se mueven en un alto porcentaje de aciertos. Los que buscan su
primer empleo y los estudiantes son los que peor puntúan en la
actividad “curar”, lo que concuerda con lo que se ha explicado
anteriormente con respecto a los más jóvenes, con diferencias
significativas respecto de los que trabajan y las amas de casa; igual
que ocurre con la actividad “vacunar” en la que las diferencias
significativas están relacionadas con las amas de casa y
pensionistas.
Aunque no se producen diferencias significativas, la clase
social percibida influye en las respuestas para este grupo de
actividades, mostrando los mayores porcentajes de aciertos los
encuestados que se autoincluyen en las clases “Media-media” y
“Media-alta”, conforme con lo que se ha apreciado para el nivel
de instrucción.
La presencia o no de enfermedad crónica afecta de forma
ligera en los porcentajes de acierto, que se mantienen en niveles
muy alto. Sólo se observan diferencias significativas en la
actividad “poner sueros”.
En conjunto, es la actividad “poner sueros” la que recibe
menor proporción de respuestas correctas, lo que puede deberse
al hecho de que dentro de este grupo es la actividad menos
habitual en la Atención Primaria.
112
Decreto 2319/60. Op. Cit.
−195−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.3.2.- Actividades que han sufrido modificaciones en los últimos
años respecto a su competencia por parte de la enfermería
Dentro de las actividades incorporadas más recientemente
al trabajo de la enfermera en AP, se han elegido aquéllas que
pueden ser más representativas y, a priori, más fácilmente
identificables por la población. No obstante, las actividades de este
grupo son percibidas de forma muy diferente por los usuarios
respecto a las anteriores.
Ninguna de estas actividades llega al mismo nivel de
visibilidad que las del grupo anterior. La mayor parte de estas
actividades son percibidas como trabajo de la enfermera en AP en
torno al 50% de los encuestados, teniendo ejemplo de ello tanto en
competencias adquiridas tras la reforma de la AP y que
actualmente permanecen, como en competencias que, habiendo,
sido desarrolladas por las enfermeras tras la reforma de la AP, no
se mantienen.
Por tanto, podemos concluir que el cambio en las
competencias conduce a una deficiente percepción del trabajo de
la enfermera y la confusión de los usuarios, toda vez que no se ha
aclarado nunca el porqué de la incorporación de la actividad ni la
causa de su cese, incluso en las carteras de servicios todo es
ambiguo.
La ausencia de norma escrita impide crear expectativas
que faciliten la percepción del trabajo que, específicamente, las
enfermeras deben realizar; por otra parte, el paciente que ha
recibido determinada atención de la enfermera y en otro momento
encuentra la negativa o es derivado a otro profesional no llega a
consolidar la percepción de la actividad en cuestión, pues no está
recibiendo el refuerzo necesario para ello. Por el contrario, esta
−196−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
situación favorece que el paciente no llegue nunca a saber muy
bien cuál es el papel de la enfermera, como se refleja en el bajo
nivel de respuestas correctas en general.
Existen, no obstante, algunas preguntas que presentan un
ligero repunte en el porcentaje de visibilidad: son aquellas que en
su enunciado contiene la palabra “cuidado”: Aconsejar sobre el
cuidado de enfermos en casa; Establecer un plan de cuidados; tal
vez por asociación con las tareas tradicionales ligadas al rol de la
mujer en la sociedad, estas preguntas sí son respondidas
adecuadamente por la mayor parte de los encuestados.
También se muestran unos resultados favorables respecto
de la actividad enseñar a los estudiantes de enfermería, en
comparación con otras actividades de este grupo, lo que
manifiesta el reconocimiento por parte de los usuarios de la
capacidad de las enfermeras para formar a los nuevos
profesionales, e indirectamente, la especificidad del trabajo de la
enfermera.
No obstante, también hay que considerar que,
aproximadamente, el 20% de los que responden negativamente
añaden espontáneamente que son los médicos los que forman a las
enfermeras, lo cual no es falso en una formación multidisciplinar,
pero, como está formulada la pregunta, supone una negación
expresa de la capacidad de las enfermeras, lo cual es un
anacronismo que mantiene la subsidiariedad de los profesionales
de enfermería.
De entre las variables sociológicas y su relación con la
percepción de las actividades que han sufrido modificación en su
adscripción a la enfermera, tras las reforma de la AP, la variable
sexo ejerce importante influencia, por el papel que la mujer sigue
representando en la sociedad, como cuidadora no profesional,
tanto en la salud como en la enfermedad. Sólo al considerar las
−197−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
ocho preguntas relativas a actividades que han cambiado, en
cuanto a su adscripción al trabajo de enfermería, tras la reforma
de la AP, las mujeres presentan un mayor número de respuestas
afirmativas (entre un 5 y un 10% de mayor presencia de
respuestas afirmativas que los hombres). Esto conlleva que su
acierto global sea mayor, pues en seis de las ocho preguntas de
este grupo la respuesta correcta es “SI”. Sin embargo, también se
encuentra un mayor número de respuestas afirmativas en aquellas
preguntas cuya respuesta es “NO”, haciendo descender la
puntuación global de las mujeres para estas actividades. Podría
pensarse que el grupo de mujeres, más frecuentador de los centros
de salud que los hombres, ha visto tantos cambios que hay
actividades que ya no sabe si, en el momento actual, forma parte o
no del repertorio de la enfermera.
En cuanto a la edad, en la actividad “Informar sobre
alimentación adecuada” los usuarios de más de 50 años son los que
mejor perciben esta actividad de las enfermeras, disminuyendo el
porcentaje de respuestas correctas en los grupos restantes. Son los
más jóvenes los que en mayor proporción responden que
informar sobre alimentación adecuada no forma parte del trabajo
de las enfermeras. En conjunto esta actividad muestra una
visibilidad del 67%. Dado que la alimentación es uno de los pilares
básicos en la mayoría de los procesos terapéuticos del adulto, ésta
podría ser, al menos en parte, la razón de los resultados obtenidos.
Informar
sobre
planificación
familiar
alcanza
una
visibilidad total del 56,33%, siendo los encuestados de más edad y
los más jóvenes son los que puntúan más. El contacto con los
primeros centros de salud, por parte de los mayores, y las
actividades educativas en institutos y programas específicos, como
“Forma joven”, con respecto a los más jóvenes, pueden servir para
explicar los resultados, obtenidos;
−198−
aparte de una hipotética
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
complicidad entre abuelos y nietos o, mejor, entre abuelas y nietas,
pues sabemos que actualmente la distancia intergeneracional se
ha acortado, al asumir los abuelos la suplencia de los padres
cuando ambos trabajan.113
En cuanto al control de los niños sanos, el perfil que se
puede componer con los datos obtenidos indica que el rango de
edad que mejor percibe esta actividad podría ser el de las abuelas
de aquellos niños, cuya salud fue controlada en el programa
correspondiente, en la década de los 80, en los primeros centros
de salud.
La actividad “Aconsejar sobre el cuidado de un enfermo en
casa” es bastante bien percibida por los usuarios encuestados, con
una visibilidad total del 79,29%, siendo mayor en los encuestados
de entre 50 y 74 años (edades entre las que se encuentran la
mayor parte de los cuidadores informales) y en los menores de 25
años.
La capacidad formativa de los profesionales enfermeros es
reconocida sobre todo por los más jóvenes (grupos de 15 a 24
años y de 25 a 49 años) y, como ya se ha indicado en otros
apartados, sugiere información externa o indirecta, más que la
influencia del contacto con la AP.
La actividad “Establecer un plan de cuidados” es mejor
percibida por los encuestados más jóvenes (posible información
externa) y por los más ancianos (receptores del sistema).
El control a la embarazada y la recién parida, (visibilidad
total del 49,26%,), que durante más de diez años fue realizada por
las enfermeras en los centros de salud, presenta una percepción
113
Valderrama MJ. (2003a). Op.Cit.
−199−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
dividida en dos en cualquiera de las variables que se contemple.
De nuevo los más viejos y los más jóvenes comparten, en este caso
los mayores desaciertos, al afirmar que esta actividad forma parte
del trabajo de las enfermeras. Esto puede explicarse porque han
coincidido durante muchos años enfermeras que a su vez han sido
matronas y por ello no captan la especificidad de ambas figuras.
En cuanto a la actividad “Ayudar al médico a rellenar
recetas”, la percepción de esta actividad no corresponde con la
realidad. La mayoría de los encuestados de mayor edad responden
que esta actividad forma parte del trabajo de las enfermeras.
Como se ha puesto de manifiesto en un trabajo anterior, 114 el
largo periodo de tiempo, más de quince años, que transcurre entre
la creación de los primeros centros de salud y la reconversión con
que finaliza la reforma de la AP, ha influido en la percepción de
los usuarios, pero también puede permanecer en la memoria de
los usuarios de los primitivos centros de salud cómo las
enfermeras, en los primeros tiempos de las consultas de
enfermería, cumplimentaban recetas para los pacientes con
Cartillas de Largo Tratamiento (CLT), recetas que luego eran
autorizadas con la firma del médico.
Respecto a la influencia de la formación en las respuestas,
aún sin existir grandes diferencias, son los encuestados que no
tienen estudios o sólo cursaron estudios primarios los que
responden de forma más acertada a las actividades “Informar
sobre alimentación adecuada”, “Control del niño sano”, “Informar
sobre planificación familiar”, “Aconsejar sobre cuidados en
domicilio”, “Establecer un plan de cuidados” y “Control de la
embarazada y la recién parida”, en todas ellas por delante de las
puntuaciones
obtenidas
por
encuestados
con
universitaria o de otro tipo.
114
Lagares E, Lomas MM, García Fernández J, Fernández Cubero I y Guardado MJ. (2004). Op. Cit.
−200−
formación
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Sin
embargo,
los
universitarios
contestan
más
acertadamente respecto de las actividades “Rellenar recetas” o
“Formar a los estudiantes de enfermería”. Ello podría indicar que
el mayor nivel de formación, como tal, permite percibir mejor
aquellas actividades que marcan el progreso de la profesión
enfermera, papel autónomo y no subordinado y la existencia de
una
disciplina
enfermera,
profesionales, percepción
transmitida
por
los
propios
que puede estar más influida por
información indirecta que por el contacto directo con la AP.
Pero, también es posible que la mayor formación juegue en
contra de la percepción
directa de otras actividades de las
enfermeras, bien porque estos grupos no necesiten la información
que les ofrece la enfermera en estos grupos (por poseer ellos
mismos información suficiente) o bien porque se corresponden
con personas poco frecuentadoras de la AP por disponer de otras
alternativas. Además, no debemos perder de vista que la
información externa procedente del entorno y de las relaciones
personales permitiría explicar aquellos datos que no se justifican
por la frecuentación y el contacto directo con el profesional.
A continuación se discute la influencia de la variable
ocupación en la percepción de las distintas actividades de este
grupo.
Respecto a la actividad “Informar sobre alimentación
adecuada”, es mejor percibida por el grupo de pensionistas. Este
grupo es también el que mejor percibe la actividad “Establecer un
plan de cuidados”.
−201−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
No existe diferencia entre los distintos grupos de
ocupación con respecto a las actividades “Informar sobre
planificación familiar” y “Elaborar un plan de cuidados”. Siendo
esta última actividad una de las más novedosas y mejor acogidas
por la población, junto con la visita domiciliaria, a la que
frecuentemente va unida, se podría esperar, al menos una
puntuación igual a la que recibe la actividad “Aconsejar sobre el
cuidado de un enfermo en casa”. Ésta diferencia puede explicarse
por un déficit en la utilización de la terminología enfermera, por
cuanto que la enfermera, al menos en nuestro medio, no suele
decir “Vamos a establecer su plan de cuidados”, sino que
directamente explica y acuerda con el paciente los cambios a
introducir en su vida cotidiana, y tampoco suele entregar una
nota en donde, por escrito, se diga: Plan de Cuidados...
Son las amas de casa las que perciben mejor la actividad
“Controlar a los niños sanos”, algo que parece coherente con el
papel que desempeñan como madres y abuelas. En cuanto a la
actividad enseñar a los estudiantes de enfermería, no es percibida
como trabajo de las enfermeras por el grupo de personas que
buscan su primer empleo. Los parados, los estudiantes y las amas
de casa son los que mejor perciben esta actividad, ya que
frecuentemente pueden observar, tanto en la visita domiciliaria
como en la consulta de enfermería al alumno acompañando al
profesional.
Finalmente, los grupos formados por los estudiantes y
aquellos que buscan un primer empleo son los que peor perciben
la actividad “Controlar a la embarazada y a la recién parida” y
contestan que ésta forma parte del trabajo de la enfermera. Esto
puede ser debido a que son jóvenes que ha crecido e incluso
−202−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
nacido, en la época en que la enfermera desarrollaba estas
acciones.
El grupo de trabajadores es el que mejor percibe (con
bastante acierto) que rellenar recetas no forma parte de las
actividades actuales de la enfermera, posiblemente porque de
forma reciente han podido observar el rol de la enfermera cuando
han acudido a la consulta médica.
En cuanto a la clase social, se observa que la mejor
percepción se muestra en la clase social “Baja” y, en segundo
lugar en la clase “Media-alta”, así como que las clases intermedias
tienen una deficiente percepción de este grupo de actividades. En
el caso de la clase “Baja” es importante remarcar que los primeros
centros de salud se ubicaron en zonas especialmente aisladas,
deprimidas e incluso con focos de población marginal. Los
habitantes de estas zonas son los que durante más años han
permanecido en contacto con la AP reformada y desde el
comienzo de la reforma han conocido más de cerca el cambio de
rol de las enfermeras; esta circunstancia muestra su peso al
considerar todas las actividades de este grupo, por lo que aquéllas
que hoy ya no forman parte de las actividades de enfermería,
como el control de la embarazada y de la recién parida, han dado
lugar a respuestas erróneas, al adjudicar su ejecución
a las
enfermeras, o han causado confusión en el encuestado, que al
final no ha respondido.
La acertada percepción de la clase social “Media-alta”, que
ocupa el primer lugar en la actividad “Informar sobre
planificación familiar” y el segundo lugar en actividades como
“Informar sobre alimentación adecuada” y “Controlar a los niños
sanos” puede estar más influenciada por los medios de
−203−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
comunicación y por el
entorno de estudio, de trabajo o de
relaciones personales que por el contacto directo con la AP.
Respecto a la variable “Padecer enfermedad crónica”, se
observa claramente un mayor acierto en el grupo de personas con
enfermedades crónicas en la mayor parte de las respuestas lo que
es lógico justificar por la mayor frecuentación de los centros de
salud de estos encuestados. Estos datos no se trasladan a la media
global, en la que el grupo de no enfermos crónicos presenta una
mayor puntación que los enfermos crónicos. Esto se debe al menor
acierto en las respuestas relacionadas con las actividades que han
sufrido cambios recientemente. No se observan diferencias entre
ambos grupos respecto a la actividad “Controlar a la embarazada
y a la recién parida” y, seguramente debido al uso de las CLT, los
encuestados que dicen padecer enfermedad crónica contestan con
mayor frecuencia que ayudar al médico a rellenar recetas forma
parte del trabajo de las enfermeras.
−204−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.4.- La información directa o indirecta, del contacto directo a las fuentes
externas
Es necesario diferenciar lo que el usuario percibe en contacto directo con
la Atención Primaria y lo que pudiera derivarse de información externa y que
justificaría las respuestas de los que suelen tener un círculo de relaciones más
amplio: los estudiantes, los que trabajan y, en general, las clases sociales más
altas.
Concretamente, una información externa sobre el trabajo de las
enfermeras la pueden recibir los estudiantes a través de las actividades que,
desde hace varios años, organiza la Universidad de Sevilla para los que acceden a
los estudios universitarios y que proporcionan información sobre la duración,
contenidos, alternativas laborales de las distintas titulaciones, etc.
Sin embargo, no siempre la información que se recibe por diversos
medios es coherente. Entre los profesionales que se dedican a la docencia de la
Enfermería hay un sentimiento generalizado de insatisfacción por la situación
de conflicto que existe entre lo que se enseña en las escuelas y lo que luego los
alumnos ven hacer, y hacen, en las prácticas clínicas.
Este conflicto también es percibido por el alumnado, sobre todo en la
asistencia hospitalaria, en donde los profesionales, generalmente, muestran su
escepticismo al contrastar las nuevas propuestas profesionales: identidad,
autonomía, investigación..., y las excesivas cargas de trabajo que deben afrontar
en el día a día.
En la Atención Primaria, el alumno ve lo que más se parece al trabajo en
equipo, lo que puede representar autonomía, responsabilidad propia y
coordinada, la aplicación del marco conceptual enfermero.
El cambio que
percibe el alumno es tan radical que, en el tiempo que duran las prácticas en el
centro de salud, la ilusión no le permite ver más allá. De esta manera no conoce
la otra cara de la moneda: la insistente demanda de trabajo sobre el modelo
−205−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
médico y las limitaciones para desarrollar el modelo de cuidados enfermeros, la
continua sensación de ser fiscalizado y estar siendo objeto de un “ensayo
laboral”, en el que el profesional de enfermería tiene arte pero no tiene parte.
Un claro ejemplo de la diferencia entre lo que informa el contacto directo
y lo que se lee o se oye es la frustración que los profesionales de enfermería,
recién egresados de la Universidad, que iniciaron su andadura al comienzo de la
AP muestran ante la realidad que fueron descubriendo: “Son las necesidades de
desarrollo de la Atención Primaria de Salud, las que cambian nuestro horizonte
formativo y extienden un panorama maravilloso ante nuestros ojos, que como
los cantos de sirena nos cegarán a algunos, los más, durante mucho tiempo.”
“...¿Para qué tener especialistas de enfermería más preparados, si no se
delimitaba un campo mayor de actuación, de autoridad y responsabilidad,..., si
no se estimulaba que los enfermeros trabajaran en lo suyo: los cuidados, no como
algo exótico para que los chavales “se lo crean”, sino porque es nuestra tarea,
nuestra auténtica función.”115
Cuando las informaciones relativas a un mismo objeto, y procedente de
dos fuentes,
no coinciden o, partiendo de una misma fuente, se generan
informaciones contradictorias, ya sea sincrónica o asincrónicamente, se produce
el fenómeno conocido como “disonancia cognitiva” que da lugar a insatisfacción
y a respuestas distintas, según el estado de necesidad: de búsqueda de más
información o de evitación de conflictos, mostrando desinterés y olvido de las
informaciones recibidas.
La percepción es un proceso gradual en el que se van produciendo
reconstrucciones de la información, en principio fragmentada, que se va
acumulando en la experiencia y se acerca poco a poco a la realidad concreta del
objeto. Si este proceso se interfiere con múltiples cambios se pueden generar
situaciones de confusión. En este sentido, no sólo son elocuentes los resultados
115
Benazet A, Sánchez Olmedo E. Benalte A y García Miret MT. (2003). La enfermería comunitaria. Su aplicación en la
Atención Primaria de Salud Andaluza Enfermería Científica 250 -251, Enero-Febrero 2003: 8-11
−206−
Eloísa Lagares Vallejo
obtenidos, sino que también
Tesis Doctoral
es digno de consideración el alto número de
personas que no saben o no contestan a las preguntas formuladas.
Los cambios en las actividades de enfermería causan ese efecto disonante,
por lo que convendría que estas modificaciones fueran meditadas en cuanto a su
necesidad y objetivos, pues la mayoría de las veces no obedecen al interés de las
enfermeras ni al de los pacientes, sino a intereses ajenos que, en cualquier caso,
apartan a los profesionales de enfermería de su genuina razón de ser.
−207−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
−208−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
6.5.- Una cuestión de principio y también de género
La dificultad de percepción del trabajo de la enfermera en AP viene dada
por su aparente simplicidad, derivada de la propia filosofía de la Atención
Primaria de Salud, inspiradora de la reforma de la AP. De baja tecnología, son
cuidados prácticos y sencillos, como los que se pueden dar en un domicilio, que
pueden ser participados y, en determinadas fases, asumidos por la familia, bajo
la supervisión y el apoyo del equipo de salud; cuidados que satisfacen al paciente
y elevan la autoestima de la familia. Eso sí, tras un completo proceso de
valoración y recuento de alternativas de actuación, seguido de una planificación
conjunta, que incluye negociación, adiestramiento y evaluaciones sucesivas.
Por esa aparente simplicidad del trabajo de la enfermera-mujer en AP,
ésta no es valorada por lo que hace, pues se considera genérico, sino por el cómo
lo hace, y así los usuarios preguntan por vinculaciones religiosas o altruistas.
Uno de los problemas de la enfermería es estar identificada con el género
femenino y por contigüidad con el ámbito doméstico, en donde, se llevan a cabo
más del 80% de los cuidados de salud. La madre de familia es la “experta” a los
ojos del hombre, que, a menudo, delega en ella los asuntos relacionados con las
atenciones de salud que puedan necesitar él mismo, los hijos e incluso los
abuelos.
Aunque algunos hombres también lo hacen, en la gran mayoría de los
casos, los cuidados informales son proporcionados por la mujer. Sin embargo,
mientras se considera una obligación que afecta a la mujer y, por tanto, es
normal que sea ésta la que la asuma, la valoración social del hombre aumenta
por el mismo hecho, pues en él se considera graciable. Por el contrario, si por las
razones que sean el hombre no asume el cuidado de los suyos se considera
normal, mientras que si es la mujer la que lo hace, se considera una dejación de
sus obligaciones116.
116
Valderrama M. J. (2006). El cuidado, ¿una tarea de mujeres? Vasconia, 35, 373-385. http://www.euskoikaskuntza.org/es/publicaciones/colecciones/cuadernos/publicacion.php?o=15165
−209−
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Esta situación de agravio comparativo trasciende contextos y llega hasta
el plano profesional. La experiencia muestra que para los hombres la enfermera
es una mujer que ha hecho de su habilidad una profesión; por su parte, las
mujeres ven en la enfermera a una “colega de curso superior” y así, tanto unos
como otras, cuando se dirigen a la enfermera mujer la suelen llamar
sencillamente por su nombre, mientras que si se trata de un hombre, casi
siempre lo hacen anteponiendo el don.
La proximidad de los cuidados enfermeros los hace invisibles, no se les da
importancia porque se siguen considerando “saberes intuitivos”, que se atribuyen
a la persona y no a la profesión. Bien es verdad, que la intuición constituye el
arte que acompaña a las ciencias aplicadas y en grado superior a las ciencias
humanas, pero un profesional, además, reúne el método, la técnica y la
orientación a resultados; porque a los profesionales se les exigen resultados, a
diferencia de lo que ocurre con los cuidadores informales.
El trabajo específico de la enfermera es identificar y trabajar sobre las
respuestas humanas del individuo, familia o comunidad ante los distintos
procesos vitales, ante la salud y ante la enfermedad, respuestas que influyen en
los resultados finales y que no encuentran lugar en el modelo biomédico. De
manera que la evaluación después de muchos años sigue siendo un mero análisis
cuantitativo del volumen asistencial. La satisfacción del usuario es considerada
por algunos autores como una medida del resultado global o impacto de una
intervención. 117 Cuando la medición
de esta satisfacción distinguía entre
distintos profesionales sanitarios, la más alta puntuación era obtenida por las
enfermeras. En las últimas encuestas se hace de forma conjunta para los
profesionales sanitarios.
117
Espinosa, J.M., Benítez, M.A., Pascual, L. et al. (2000). Modelos de organización de la atención domiciliaria en
Atención Primaria. www.semfyc.es/www/semfyc/es/tienda/documentos-semfyc/ficha35.html.
−210−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
La práctica asistencial, que no la gestión, orientada a resultados consiste
en la planificación del cuidado, con la participación del paciente y/o su familia,
que desde la situación inicial propone objetivos a alcanzar, incluyendo criterios
de éxito o fracaso. Es un plan individualizado y adaptado a cada circunstancia,
por lo que el avance siempre estará relacionado con la posición de partida y no
exclusivamente con un criterio externo. No es posible estandarizar las metas,
como no es posible estandarizar el proceso; cada individuo, cada familia tiene su
propia idiosincrasia y hay que contar con esto, pues son sujetos activos que
deben consentir y participar no sólo en el proceso desde la enfermedad a la
salud, sino también en el proceso de su salud y de su enfermedad; no se trata de
un episodio, sino de toda la vida. Muchas veces hay que renunciar a lo mejor y
conformarse con lo bueno porque los verdaderos protagonistas no “pueden”
hacer más.
Cambiar actitudes no es fácil, y sólo a base de una relación
genuinamente terapéutica se consigue, trabajando la autoestima, junto con los
conocimientos y las habilidades, cambiar el “no puedo” por el “no quiero”. Y este
es el verdadero comienzo. Entre tanto quizás se han cambiado algunas pequeñas
cosas que no son los objetivos, pero son “beneficios colaterales”, y las personas y
las familias empiezan a sentirse más seguros y también más saludables y es que
el éxito, como la salud es un proceso y no un estado. Pero, ¿cómo se cuantifica
esto?
.
Sin embargo, es posible y necesario enriquecer el lenguaje enfermero, de
manera que sin ser críptico transmita la idea de acción razonada, producto de la
reflexión y no del impulso errático. Identificar etapas, estrategias y
procedimientos, lo que significa investigar sobre la base del marco conceptual
enfermero, cuyo desarrollo ha sido espectacular en los últimos cincuenta años.
−211−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
−212−
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6.6.- Permanencia y dinamismo. Los cambios en la profesión.
La profesión enfermera debe ser dinámica, como corresponde a una
función social que cambia con la propia sociedad a la que sirve, pero no todos
los cambios son válidos. “Hay que desechar aquellas actividades que no están
dentro del campo de la enfermería, prestando máxima atención y desarrollando
aquéllas que constituyen la naturaleza de la profesión: las necesidades de los
pacientes y sus cuidados.118
Pero son rechazables los planteamientos de la Federación de Sanidad de
Comisiones Obreras que dicen textualmente: “Los equipos de Atención Primaria
deben clarificar las tareas y responsabilidades de todos sus miembros, teniendo
como principales objetivos la coordinación de la asistencia, la flexibilidad , la
comunicación interprofesional y el trabajo en equipo. Debe tenerse en cuenta, a
la hora de las diferentes intervenciones que pudieran ser susceptibles de ser
llevadas a cabo por diferentes profesionales, el que éstas sean efectuadas por la
especialidad o profesión más idónea y que ofrezca mayor eficiencia.”119
contenido encierra una verdadera trampa que mantiene la situación
Este
de
alienación de la profesión enfermera, como más débil, pues no plantea ni
siquiera la negociación de qué es y qué no es responsabilidad de la enfermera, a
todos los efectos, de manera que pueda defender los cuidados de enfermería, su
genuina contribución, para la que está específicamente preparada, sin necesidad
de reciclajes “para apagar los fuegos” que provocan la imprevisión, la mala
gestión o el oportunismo de las instancias superiores. Otra cosa es la flexibilidad
y armonía que debe primar en el equipo de trabajo, pero basarse en la eficiencia
(coste-beneficio) para asignar las tareas, es hipotecar a las enfermeras en lo
profesional y en lo económico.
Los cambios que se introduzcan deberían tener unas condiciones:
-
Que afecten a todos los enfermeros que ejercen en AP,
118
García-Morales I. y Buendía A. (2001). Op. Cit.
119
Canals, J. Duque, A. y González, R. (2002). Op. Cit.
−213−
Eloísa Lagares Vallejo
-
Tesis Doctoral
Que respeten la atención personalizada, tanto de las familias como de
los individuos.
-
Que no suponga asumir responsabilidades para las que las
enfermeras no están cualificadas.
Aunque la tercera condición se ha cumplido y se cumple, las dos
primeras condiciones no se han dado desde el comienzo de la reforma de la AP,
pues los programas fueron asumidos según las preferencias de los profesionales,
tanto médicos como enfermeras; por lo tanto no todos los enfermeros estaban
implicados en las mismas actividades ni todos los usuarios tenían atención
personalizada.
Más recientemente, la tendencia es que todos los profesionales
asuman las actividades programadas que puedan afectar a la población a su
cargo; estos cambios deben ser favorecidos.
Actualmente, hay actividades como las que se refieren a la “Cirugia
menor”, que no pueden ser personalizadas, pues no son asumidas por todos las
enfermeras y en cuanto a la competencia profesional, en la formación básica no
ha sido contemplada.
Un reciclaje no es suficiente garantía para asumir una
responsabilidad que no está acreditada académicamente.
Es cierto que estos cambios a veces son llevados a cabo con la
complicidad de algunos profesionales enfermeros, que se complacen al hacerlo,
porque obtienen compensación económica, lo que es una aberración por parte
del sistema, y además, porque les parece que esto eleva su status pues se sienten
más cerca del médico.
Las enfermeras
deben controlar los cambios que se pretenden
introducir en su actividad profesional desde el “convencimiento de que su
trabajo es fundamental para el cuidado de los pacientes, desarrollando un fuerte
sentimiento de identidad y orgullo profesional.”120
120
Lerch V, Peter E. y Gastaldo D. (2006). “¿Es ética la sumisión de las enfermeras? Una reflexión sobre la anorexia de
poder” Enfermería Clínica, XVI(5) 268-274.
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Hay actividades que, protocolizadas, pueden ser asumidas por la
enfermera, pero hay que contar que junto a la actividad delegada siempre debe
estar la aportación específicamente enfermera.
Una enfermera generalista, como se define a la enfermera comunitaria,
está preparada para controlar a la embarazada y a la puérpera, siguiendo el
programa correspondiente; sin embargo, si el sistema cuenta con suficientes
matronas es normal que éstas se ocupen del programa de Embarazo, parto y
puerperio. Pero esto hay que explicarlo, los usuarios tienen derecho a saber qué
y por qué cambian los servicios que recibe y no quedarse con la idea de que han
recibido una atención deficiente y que la enfermera no está cualificada para esta,
y por extensión, ni para otras actividades.
Son lógicos los cambios que se producen por el progreso de la tecnología;
las cartillas de largo tratamiento, por negativo que hayan sido para seguir
asociando a la enfermera con la actividad de rellenar de recetas, llevaban
consigo un aspecto del cuidado de los pacientes crónicos: el control del
tratamiento médico, evitando excesos o defectos, detectando una información
mal entendida, un abuso deliberado e incluso una limitación para este aspecto
del autocuidado; educando al paciente en el uso correcto del medicamento,
utilizando las alternativas más favorables para el cumplimiento, implicando a la
familia, movilizando los recursos de la comunidad e incluso participando la
enfermera como recurso de salud.
Gracias a la informatización de las consultas y a la receta electrónica, la
tarea burocrática de la receta está desapareciendo, para alivio de todos.
El control de pacientes con tratamiento anticoagulante tiene una misma
significación. La rutina del control no requiere más que un protocolo, pero la
interacción con el paciente (su inseguridad, su miedo, la preocupación de la
familia) que sabe del riesgo de un tratamiento, por otra parte necesario requiere
−215−
Eloísa Lagares Vallejo
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de otros aspectos fundamentales como la comprensión, la educación o el apoyo
al enfermo. Lo que es específico de enfermería no puede faltar, por eso es un
insulto a la profesión que se numeren las punciones que se hacen, como que se
cuenten las recetas que se hacían, para una evaluación de las intervenciones
enfermeras.
Las enfermeras deben esforzarse en definir y defender científicamente el
papel que desempeñan en la AP121 y difundirlo y exigir que sea difundido por la
empresa que les contrata, pues de otra manera se seguirá mixtificando la imagen
enfermera, y es que “la imagen la haces o te la hacen”122
No es deseable emular a los médicos tratando “enfermedades leves”123, no
es deseable prescribir,124 ni siquiera es ético, pues, si se toma con seriedad una
profesión, en la complejidad que el desarrollo científico impone, y en la
diversidad de las respuestas humanas en el continuo intento de adaptación, se
comprende que en la pretensión de abarcar competencias ajenas, algo tiene que
quedar desatendido: mientras una enfermera hace el trabajo de otros, el suyo
está por hacer.
Otra interferencia en el devenir de la profesión enfermera es la aparición
de la enfermera de enlace, que actualmente trabaja en la atención primaria,
siguiendo el modelo desarrollado en la comunidad canaria.
El Servicio Canario de Salud, en 1999, puso en marcha el proyecto de la
Enfermera Comunitaria de Enlace, con la finalidad de potenciar los servicios de
Atención Domiciliaria.
125
Parece ser que esta innovación nace como
consecuencia de un estudio serio sobre las condiciones sociosanitarias y, es de
121
Corrales, D. (1996). Op. Cit.
122
Antona A. (2007). Gabinetes de comunicación. www.departamento.us.es/dp/mat/gabinecomunic.htm (Consultado
123
Pancorbo, PL, García Fernández FP. (2001). “Atención por enfermeras a pacientes con enfermedades leves en
20-6- 2007).
consulta de Atención Primaria” Index de Enfermería, X(32-33) 57-59.
124
Asociación de Enfermería Comunitaria.(2005) No queremos prescribir. www.enfermeriacomunitaria.org. (consultado
Noviembre 2005).
125
Duarte, G. (2002). La enfermera comunitaria de enlace: una propuesta de mejora en Atención Domiciliaria. Bol
Enferm Comunit VIII(2):27-28.
−216−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
suponer, de recursos humanos de las islas, el caso es que el conocimiento de esta
incorporación al panorama sanitario no suscitó polémica alguna.
Por el contrario, cuando en 2003, el Servicio Andaluz de Salud incorpora
el modelo canario de la enfermera de enlace, inmediatamente se suscitó la
polémica. En los foros de debate creados por la Asociación de Enfermería
Comunitaria, agora@AEC, se pueden ver las quejas de los profesionales que se
refieren a las “enfermeras de primera” y a las “enfermeras de segunda”.
En un esfuerzo por comprender la intención de la incorporación de la
enfermera de enlace se señalan algunas circunstancias que podrían explicar esta
decisión.
La reconversión de la AP, que parecía no tener fin. Poco a poco, los
antiguos ambulatorios iban asumiendo más actividades, con más o menos
resistencia por parte de los profesionales sanitarios.
Para las enfermeras, la
visita domiciliaria era la actividad que despertaba más “respeto”.
Dejar la
seguridad del recinto sanitario y salir a la calle, entrar en el terreno del paciente,
adaptarse a los recursos del ambiente doméstico; eran muchos elementos
imposibles de reproducir en situaciones de laboratorio y no se pensó en el apoyo
que podrían prestar las enfermeras más avezadas en el dominio de esta
competencia de primordial importancia en AP.
Otra razón que se podría argüir es la falta de integración entre los niveles
primario y secundario y es verdad que los pacientes son dados de alta sin unas
mínimas previsiones sobre las condiciones en que volverán a su domicilio. Pero,
para mejorar esta situación, es en el nivel especializado donde debe crearse el
dispositivo que centralice el informe al alta y gestione los recursos necesarios
para la vuelta a casa del paciente,126 como ocurre en Cataluña, y que sea el
hospital el que asuma los costes que un alta precoz le revierte a su presupuesto y
gestione la forma de que éstos sean los mínimos.
126
Jódar, G., Cadena, A., Parellada, N. et al. Continuidad asistencial: rol de la enfermera de enlace. Atención Primaria
XXXVI(10), 558-562.
−217−
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Por otra parte, la presión de los profesionales que reclamaban la
reubicación, en el caso de tener plaza en propiedad, o la estabilidad en el empleo,
en el caso de los interinos. Desde 1989 no se había convocado nuevo concurso
de traslado ni oposiciones a AP. Sin embargo, se creaban plazas interinas, se
ocupaban plazas en comisión de servicios, a veces por motivos de enfermedad, lo
que favoreció la idea de que la AP era el espacio de la prejubilación.
El poco
interés que despertó la primera convocatoria para ocupar las plazas en la AP
reformada, se tornó en un ferviente deseo de cambiar los destinos hospitalarios
por la asistencia extrahospitalaria. Era previsible que en el momento en que se
pusiera en marcha cualquiera de estos procedimientos, oposición o traslado o
ambos, se generaría un movimiento muy importante de los recursos humanos
del sistema, con la consiguiente crisis de acomodación.
Con los antecedentes expuestos, llegan en la prensa diaria los problemas
que desde hacía varios años se venían denunciando, respecto del cuidado de los
ancianos en “residencias” privadas para la tercera edad127, 128.
Estas noticias
pondrían de manifiesto el total abandono por parte de las autoridades sanitarias
de la problemática relativa al cuidado de los ancianos, abocados a ser internados,
en condiciones deplorables, en antros, llamados residencias, sin ningún tipo de
control administrativo ni sanitario. Estas situaciones despertaron alarma social y
fueron motivo de conversación y debate entre los sanitarios y entre los
ciudadanos de a pie.
La miopía de los gestores que no supieron ver una realidad que las
enfermeras comunitarias ya conocían bien, familias sobrecargadas por el
cuidado de ancianos, y cuyos recursos no permitían costear ayudas externas,
padres de familia que para dormir lo suficiente y acudir al día siguiente al
trabajo tenían que descansar en el coche, cuidadoras que claudicaban, ancianos
a los que sólo se podían atender en la mañana, pues estaban solos y obligados a
127
Fernández, D. (1999). Sevilla. Una familia denunció hace dos años las malas condiciones de la residencia. El Mundo.
128
Titos, F.J. (1999). Un asilo expedientado en Junio por hacinamiento permanece abierto. Granada. El País. 26 de Agosto
Periódico. Sociedad. 25 de agosto de 1999.
de1999.
−218−
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estar en cama, por indicación de la única persona que podía cuidarles, que
trabajaba durante la mañana.
La trabajadora social sabía cuan extrema debía ser la situación que
mereciera la atención de los servicios sociales, con ayudas a domicilio o el
ingreso en residencias públicas. El simple hecho de que el anciano tuviera hijos,
y sobre todo hijas, era suficiente para descargar todo el peso sobre ellos y eludir
cualquier responsabilidad.
Incluso, cuando haciendo un esfuerzo, a veces
colectivo, buscaban ayuda en alguna “residencia privada” al alcance de sus
presupuestos, no encontraban el apoyo de las instancias sociales y sanitarias,
que, al menos, velaran por unas condiciones mínimas de habitabilidad, higiene y
cuidados.
Tampoco los profesionales de la AP estaban obligados a
asumir la
asistencia de la población asilada y sólo acudían en caso de urgencia, pues al
tratarse de un “negocio”, sus titulares debían contratar asistencia
privada, lo
que nadie se ocupaba de comprobar. Puesto que la residencia se convertía en el
domicilio del anciano, al menos se podrían haber hecho “visitas domiciliarias”,
pero tampoco se asumían, para alivio de los “gestores” del establecimiento, pues
evitaban inspecciones oculares y recomendaciones molestas.
Grandes problemas, derivados de la falta de previsión de los servicios
sociosanitarios, y un proyecto importado, como solución de última hora, para
seguir experimentando. Con urgencia había que poner en marcha acciones para
afrontar problemas que no admitían dilación pues en democracia, ya se sabe, la
opinión pública es muy importante. Y en Canarias encontraron la solución.
Había que potenciar la visita domiciliaria e implantar las valoraciones
sistemáticas, sobre todo de las personas mayores atendidas en sus domicilios. Se
optó por dar por finalizada la reconversión de la AP en 2002 y por formar
“enfermeras de enlace” que, en principio, iniciaran y apoyaran a las enfermeras
comunitarias en la valoración de los mayores de la población a su cargo y,
posteriormente, ayudaran a la adaptación de los profesionales que habían de
−219−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
incorporarse a la AP, procedentes de la atención especializada, tanto hospitalaria
como ambulatoria. Pero en ningún caso se justifica la usurpación de funciones
de los profesionales del
trabajo social, pues ellos están específicamente
preparados para hacer la valoraciones sociales, para intervenir en la dinámica
familiar y para proponer alternativas, desde el conocimiento que poseen de los
recursos sociales y desde la visión de conjunto de la problemática social, que
ellos han desarrollado en su formación.
Se podría pensar que la enfermera de enlace es una figura con “fecha de
caducidad”, que se justifica en la necesidad de superar una situación crítica y
que la enfermera comunitaria volverá a desarrollar una única modalidad de la
enfermería asistencial, tras haber adquirido competencias para la realización de
valoraciones sistemáticas de la población a su cargo.
Si por el contrario, la enfermera de enlace permanece, la percepción del
trabajo de la enfermera en AP vuelve a estar en riesgo, dificultades gratuitas,
pues la enfermera de enlace, como otras soluciones que podrían haberse
propuesto, sólo tiene un fundamento coyuntural, pues la enfermera
comunitaria es por definición “enlace, coordinadora y facilitadora de los
diferentes servicios que requieren los usuarios”129 y esta condición, como todas
las que componen el perfil de la enfermera comunitaria, son las que se deben
reivindicar, defender y consolidar, sin fisuras ni clases.
La enfermera
comunitaria está tomando un relieve como antes nunca tuvo y no es conveniente
secundar iniciativas que vayan en la dirección de desunir a los profesionales,
pues la historia debe servir para no repetir los errores del pasado.
La enfermera de enlace no aporta nada nuevo, de hecho, a veces las
familias no entienden a qué viene otra enfermera (de enlace) que interfiere en la
sensación de seguimiento y continuidad de los cuidados. “…en un momento
dado necesitas hablar y necesitas hablar no con una persona que no te lleva, sino
129
Úbeda, I. y Pujol, G. (1993). La enfermera comunitaria. En C. Caja y R.M. López-Pisa (Coords.), Enfermería
Comunitaria III. (Págs. 65-75 Barcelona: Ediciones Científico Técnicas.
−220−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
con la persona que realmente te lleva, que te conoce y sabe el problema que tú
tienes…” todo lo que viene a hacer la enfermera de enlace ya lo hacían las
enfermeras comunitarias “...me han dado información para cuidar a mi madre...y
el curso que hicimos en el centro estuvo fenómeno...”130
Además, las opiniones de los profesionales del trabajo social, en contra de
esta invasión de sus competencias por parte de la enfermera de enlace, pueden
verse tanto en la prensa diaria, como en la especializada.131, 132, 133
En Andalucía, el colectivo de Trabajadores Sociales siempre sufrió graves
limitaciones para el desarrollo de su trabajo en el contexto de la AP. Una sola
trabajadora social formaba equipo con el resto de profesionales, una media de
doce médicos y otro tanto de enfermeras, atendiendo a poblaciones que ya
excedían las posibilidades de los sanitarios; ni que decir tiene que los
trabajadores sociales no podían ejercer adecuadamente su labor. A lo largo del
tiempo, la situación no fue mejorando, sino todo lo contrario, dos o más centros
de salud compartían una misma trabajadora social; no se cubrían bajas por
enfermedad ni vacaciones, teniendo que desplazarse los usuarios a otros centros
e incluso al centro cabecera de distrito.
Aún así, durante más de quince años, el médico, la enfermera
comunitaria y la trabajadora social han realizado un buen papel en la atención
de los pacientes domiciliarios y de sus cuidadores y mejor hubiera sido si se
hubiera aumentado la plantilla de enfermeras comunitarias como se ha hecho
después de 2000, año en que las enfermeras comunitarias eran 4144, mientras
en 1997 eran 3133134 y se hubieran dotado los recursos sociales de que ahora se
dispone,135, 136 pues más de una iniciativa, dirigida al cuidado de los ancianos no
130
Nieto, E. y Bolaños, E. (2003). “Representación social de los cuidadores de pacientes dependientes. Sobre la Atención
131
Sánchez-Robles M. El SAS copia El País. 7 Junio 2003.
132
Diario 20 Minutos. (2007). Trabajo Social: no al intrusismo. 20 Minutos. (Andalucía).7 de Septiembre
de los Profesionales de enfermería de Atención Primaria” Index de Enfermería, XII (42) 14-8.
133
Sánchez Robles, M. (2006). El papel del trabajo social en una atención primaria integral. Jano EMC, 0(1593), 39-40
134
Servicio Andaluz de Salud. (1998). Memoria 1997. Consejería de Salud. Junta de Andalucía.
135
http://www.tuenfermeria.net/modules,php?op=modload&name=Ne... El SAS incrementa con 418 plazas más su
plantilla de enfermería par… (consultado 04/09/2007).
136
Mayordomo J. “Una jornada particular” El País, 5 Junio 2003
−221−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
vio la luz por esa falta de recursos. “En los análisis de la atención domiciliaria en
el entorno europeo se observa que el principal déficit en la asistencia
domiciliaria no afecta a la ausencia de profesionales sanitarios sino a la escasez
de los recursos sociales pertinentes.”137
La creación de la enfermera de enlace en Andalucía refleja la falta de
interés que las enfermeras asistenciales, y concretamente las enfermeras
comunitarias, tienen para el Servicio Andaluz de Salud que, como ocurre en
otras comunidades, actúa sin conocimiento de la realidad del trabajo de
enfermería.138
Las enfermeras, tan sensibles a los abusos en la relación interprofesional,
al invadir el terreno de la trabajadora social están negando la especificidad de las
áreas de conocimiento y, con ello, indirectamente, preparan el camino para
futuros asaltos a su propia profesión o a otras, sin consulta ni consenso, cuando
los intereses económicos y políticos así lo indiquen.
Muchas disciplinas que tienen como objeto de estudio al ser humano
comparten una concepción holística del mismo. Y así como “La visión enfermera
nos debe permitir ver a la persona por encima del órgano y al proceso por
encima de la enfermedad”139, “Cada disciplina es diferente en la interpretación
que hace de los fenómenos”140 Hay caminos paralelos que confluyen, no en un
punto, sino en la complejidad de una persona, única e irrepetible; el enfoque
multidisciplinar es válido y cada aportación, por diferente, no duplica sino que
complementa.
El cambio que supone para la enfermería comunitaria la aparición de la
enfermera de enlace no cumple ningunas de las condiciones que se han
propuesto para aceptar esos posibles cambios, pues:
137
Espinosa, J.M., Benítez, M.A., Pascual, L. et al. (2000). Op. Cit.
138
García Olmos, A., Abad, C., Corral, A, et al. Plan estratégico del Insalud: ausencia de un verdadero análisis del trabajo
139
Morilla JC. y Martín FJ. (2001). Consulta de enfermería para pacientes crónicos. Revista ROL de Enfermería, XXIV(6):
140
García-Suso A. “20 años de Enfermería Comunitaria” Metas de Enfermería, Feb. 1998; 1(2): 45-52
de enfermería en atención primaria. Centro de Salud, Octubre 1998, 529-531.
467-471.
−222−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
El trabajo de la enfermera de enlace no es compartido por todas las
enfermeras de AP, lo que además de dividir a las profesionales, dificulta la
personalización de la atención.
La enfermera de enlace rompe la personalización de la atención,
introduciéndose ella misma como elemento extraño.
El trabajo de la enfermera de enlace invade competencias de otro grupo
profesional, el de las trabajadoras sociales.
Todavía queda por ver qué pasará con la especialidad en Enfermería
Comunitaria
regulada
por
la
normativa
pero
que
aún
no
se
ha
desarrollado141“No parece muy lógico que coexistan las figuras propuestas, con
las especialistas una vez éstas últimas empiecen a incorporarse
(bien por
homologación, bien por el sistema EIR) en el ámbito de la Atención Primaria”.142
La mayor autonomía de la que pueda gozar la enfermera de enlace tiene
que ser compartida por todas las enfermeras, asumiendo la gestión de casos, la
atención domiciliaria y la orientación de la AP hacia la familia y la comunidad.
Como han apuntado algunas organizaciones europeas de pacientes “el ideal es
que las enfermeras no trabajen a las órdenes de un médico, sino que ambos sean
cabezas visibles de un equipo; dejemos que la Enfermería tenga capacidad de
gestionar directa y “libremente” los cuidados enfermeros, de manera integral y
coordinada dentro del equipo multidisciplinar con la mejor calidad y eficiencia
posible, por el bien de los propios ciudadanos que componen la Sociedad de
nuestro entorno.”143
141
Real Decreto 450/2005 de 22 de Abril sobre especialidades de Enfermería.
142
Arriaga, E. y Martínez Riera J.R. (2006). “Las enfermeras y el anteproyecto de Ley de Promoción de la Autonomía
Personal y atención a las personas en situaciones de Dependencia. Retos y oportunidades” Index de Enfermería,
XV(54) 35-38.
143
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(2005).
Las
enfermeras
y
la
salud
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el
siglo
XXI.
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de
http://www.faecap.com/documentos/libro-de-los-documentos-publicados-o-dirigidos-a-la-prensa-y-lasinstituciones/las-enfermeras-y-la-salud-en-el-siglo-xxi/
−223−
Málaga.
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
Es necesario consolidar las funciones, actividades y servicios ya asumidos
por la enfermera comunitaria en el marco del autocuidado y la promoción de la
salud, con aportaciones tan interesantes como la educación para la salud y la
contribución en la detección precoz de problemas de salud;144 reconocer ciertas
capacidades de las enfermeras no significa generalizar ni asumir mayores
responsabilidades que las que permiten sus competencias y, mucho menos,
perder el rumbo sobre el camino a seguir, en la búsqueda de una identidad
profesional.
Sean bien recibidas aquellas actividades que siempre debieron estar en el
repertorio profesional. Nunca hasta ahora ha sido requerida la enfermera, sin
más apellidos, para llevar a cabo valoraciones de autonomía y discapacidad,
cuando hace más de treinta años que se viene echando en falta un informe de
enfermería como los que emiten el médico y la trabajadora social en las
valoraciones para el ingreso en las residencias de mayores o en el nivel de
dependencia para el acceso a prestaciones sanitarias sociales.
La Enfermería como disciplina y como profesión tiene un buen futuro,
pero mientras tanto, en el presente no debe perder el norte. Poner en palabras y
en escritos la razón de ser de la enfermería no ha sido fácil; hoy es posible
expresar el pensamiento enfermero en un lenguaje profesional y al mismo
tiempo comprensible. Salvar los obstáculos que dificultan la percepción del
trabajo profesional es un reto que se abre en varios frentes, y desde el respeto a si
mismas y a los demás, las enfermeras deben conseguir que la profesión sea
respetada, sin olvidar que “Cuando las enfermeras aceptan trabajar en
condiciones en que no pueden poner en práctica lo que han aprendido, están
negando sus creencias y sus valores y, probablemente, dejando de respetar a sus
pacientes”.145
144
Pino R. del (2002). La enfermera como primer contacto para la atención a pacientes con patología leve en Atención
145
Lerch V, Peter E. y Gastaldo D. Op. Cit
Primaria. Index de Enfermería, XI(38) 66-68.
−224−
7. CONCLUSIONES
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
7.- CONCLUSIONES
1.- Son bien percibidas por los usuarios como actividades de
enfermería en Atención Primaria aquellas, de tipo más técnico
que las enfermeras han desempeñado tradicionalmente; además
reconocen claramente que “diagnosticar enfermedades” no
forma parte del trabajo de las enfermeras.
2.- Algunas de las actividades que la enfermera viene desempeñando
tras la reforma de la Atención Primaria han alcanzado una
visibilidad importante, mientras otras no han alcanzado la
misma relevancia, según se deduce de la percepción de los
usuarios.
3,- Las actividades que peor son percibidas por los usuarios de la
Atención Primaria son aquellas que en principio no fueron
asumidas
por
todas
las
enfermeras,
como
las
que
correspondientes a los programas de planificación familiar y
del niño sano.
También se aprecia confusión con respecto a
las actividades que fueron y ya no son actividades de
enfermería.
−225−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
4.- Con los datos obtenidos en nuestro estudio podemos establecer el
perfil del usuario que mejor percibe el trabajo de la enfermera
en Atención Primaria. Éste es: mujer, de 25 a 49 años, de clase
“Media-alta”,
trabajadora
(o
estudiante),
con
estudios
universitarios (medios o superiores) y sin enfermedad crónica.
5.- Respecto al sexo, las mujeres presentan una mejor percepción de
las actividades de enfermería.
6.- Respecto a la edad, es mejor la percepción de las actividades de
enfermería en el grupo de edades intermedias.
7.- Pese a no obtenerse diferencias significativas, la influencia del
nivel de instrucción en la percepción de las actividades parece
coherente, al mejorar dicha percepción a medida que lo hace la
formación.
8.- La variable ocupación influye de forma diferente en las distintas
preguntas realizadas, siendo muy difícil resumir su aportación
de forma global a la percepción
de las actividades de
enfermería por parte de los usuarios, más allá de señalar a los
grupos de trabajadores y de amas de casa como los que mejor
perciben estas actividades.
−227−
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
9.- Las clases sociales percibidas baja y media-alta presentan una
mejor percepción
posiblemente
a
de las actividades de enfermería, debido
su
frecuentación
y
a
su
formación,
respectivamente.
10.- La no presencia de enfermedad crónica parece presentar una
mejor percepción de las actividades de enfermería, sin que esta
diferencia sea significativa.
11.- La falta de desarrollo de una ley de funciones de las profesiones
sanitarias en lo referido a enfermería y la inexistencia de una
cartera de servicios específica dificulta la percepción por parte
del usuario de sus funciones, a la vez que facilita la
incorporación y/o eliminación discrecional de las actividades de
la enfermera.
−229−
8. BIBLIOGRAFÍA
Eloísa Lagares Vallejo
Tesis Doctoral
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