“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
“Resiliencia de los Sistemas
Agroecológicos ante el Cambio
Climático”
Trabajo Integrador Final
Posgrado de Especialización en Agroecología
Escuela de Posgrado UNLAM (Argentina)
Autor: Ing. Marcelo C. Belloni (Esp. Agroecología)
Tipo de trabajo : Trabajo de investigación documental (bibliográfica).
Director de TIF: Biol. Gregorio Gavier Pizarro, Phd, MSc. (IRB CIRN INTA)
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TABLA DE CONTENIDOS
TABLA DE CONTENIDOS .......................................................................................... 2
DEDICATORIA ............................................................................................................ 3
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................. 3
RESUMEN .................................................................................................................. 4
1. Introducción............................................................................................................. 5
1.1.
Fundamentación de la relevancia del estudio para el campo de la
agroecología ............................................................................................................ 5
1.2.
Antecedentes y contexto del trabajo. ............................................................. 6
1.3.
Objetivos generales........................................................................................ 7
1.4.
Objetivos específicos ..................................................................................... 7
2. Percepción de las causas y los efectos del Cambio Climático sobre la producción
agrícola. ...................................................................................................................... 8
3. La vulnerabilidad de los sistemas agrícolas al Cambio Climático y su relación con
la biodiversidad. ........................................................................................................ 11
4. La Ciencia de la Agroecología .............................................................................. 16
5. Resiliencia socioecológica de los sistemas agroecológicos ante el Cambio
Climático.................................................................................................................... 17
6. Agroecología y Ecología del Paisaje. Estructura y función de los agroecosistemas.
20
7. Agroecología y Cambio Climático. Ejemplos......................................................... 27
8. Agroecología. Pautas de conversión hacia sistemas sustentables y resilientes. .. 28
8.1.
Chacra “La Aurora”. Ejemplo de experiencia exitosa de conversión
agroecológica (‘faro agroecológico’) en la Región Pampeana Argentina. .............. 33
8.2.
Limitantes para su adopción. ....................................................................... 34
9. Conclusiones......................................................................................................... 34
ANEXO I. Los 10 Principios de la Agroecología. ....................................................... 37
ANEXO II. Definiciones y conceptos dados por referentes nacionales e internacionales
relacionados con la Agroecología. ............................................................................ 38
ANEXO III. Monocultivos vs. Policultivos. ¿Por qué el monocultivo es el arreglo que
domina en el mundo? ................................................................................................ 41
ANEXO IV. La Producción de alimentos sanos. Su relación con los agroquímicos. . 44
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................... 47
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DEDICATORIA
“A mis padres por haber incentivado y apoyado desde pequeño mi formación
profesional en las ciencias”
AGRADECIMIENTOS
“Agradecer fundamentalmente a todas las personas que, de una forma u otra,
acompañaron, acompañan y acompañarán este proceso individual de formación en
las ciencias del área de la agroecología. Y un especial agradecimiento a Gregorio
Gavier Pizarro, en aportar su experiencia para dar revisión y orientación al presente
trabajo”
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“en pos del desarrollo humano, soberanía y libertad de los pueblos…”
RESUMEN
No hay duda que la variabilidad y cambio climático (CC) se ha acentuado en estos
últimos años, y está afectando tanto a agricultores familiares, pueblos originarios,
agricultores tradicionales, y sistemas productivos convencionales. La creciente
agudización del CC hace urgente encontrar o desarrollar técnicas y tecnologías para
minimizar los efectos negativos en los sistemas productivos, lo que incluye abordar
medidas de adaptación y en muchos casos plantear la necesidad de rever y readecuar
las prácticas y sistemas productivos. En este contexto, los sistemas agroecológicos
se presentan como un modelo interesante de adaptación al CC, que podría ser llevado
a otros sistemas productivos.
El objetivo del presente trabajo es analizar las características de los sistemas
agroecológicos que les permitirían adaptarse al CC y su potencial como una opción a
ser desarrollada a gran escala. Los resultados de esta revisión indican que la
diversidad de elementos naturales encontrados en los sistemas agroecológicos,
proveen una gran capacidad de resiliencia y resistencia al CC. Niveles altos de
biodiversidad y el mantenimiento de los procesos naturales en sistemas
agroecológicos proveen múltiples opciones para reducir los efectos y encontrar formas
de adaptarse a los cambios y eventos extremos relacionados al CC.
Finalmente, resaltamos la importancia de plantear la transformación de sistemas
productivos convencionales en agroecológicas diversificadas, como una estrategia
viable de adaptación al CC.
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1. Introducción.
1.1. Fundamentación de la relevancia del estudio para el campo de la
agroecología
Muchos agricultores que viven en entornos hostiles en África, Asia y América Latina,
han desarrollado y/o heredado sistemas agrícolas complejos manejados de las más
diversas y “creativas” formas, al tener que lidiar continuamente con fenómenos
meteorológicos extremos y la variabilidad climática a través de los siglos (Nicholls et
al, 2015). En este contexto, estos sistemas han permitido a los pequeños agricultores
satisfacer sus necesidades de subsistencia sin depender de tecnologías agrícolas
modernas (Denevan, 1995). Enormes extensiones cultivadas de manera tradicional
por estos productores por tanto tiempo prueban el éxito de estos sistemas (Wilken,
1987).
Los sistemas agrícolas tradicionales son una rica fuente de prácticas y principios que
pueden servir de base para el diseño de sistemas agrícolas adaptados y ayudar a que
los sistemas agrícolas modernos sean más resilientes ante la variación climática
extrema. Las estrategias agroecológicas utilizadas por estos productores, incluyen la
diversificación de cultivos, la integración de los animales silvestres, el mantenimiento
de la diversidad genética local, la adición de materia orgánica del suelo, la
conservación y la cosecha de agua, etc., siendo la base de la resiliencia de los
agroecosistemas tradicionales (Nicholls et al, 2015).
La adaptación es clave ante la severidad futura de los impactos del CC sobre la
producción agrícola. Pues estos impactos afectarán los niveles de producción de
alimentos y el abastecimiento de los mismos, alterando la estabilidad social y
económica y la competitividad regional. Al aun no haber soluciones tecnológicas que
ayuden a resolver los problemas presentados en los sistemas agrícolas modernos, y
entendiendo que la implementación de estrategias agroecológicas presenta una
buena estrategia para enfrentar al CC y una vía para abordar los problemas
planteados, es una buena razón para defender la expansión agroecológica a nivel
global.
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1.2. Antecedentes y contexto del trabajo.
Bajo el modelo hegemónico actual, el desarrollo de los sistemas de producción de
alimentos fue orientado a la búsqueda de paquetes de tecnologías generales y
universales, destinados a maximizar la producción por unidad de superficie. Como
consecuencia se produjo un deterioro en la biodiversidad de los sistemas, los servicios
ecosistémicos, el suelo, entre otros, tornándose más vulnerables al CC que otros
sistemas más complejos, y trayendo graves problemas impactando sobre el medio
ambiente y la sociedad (Marasas et al, 2014). El deterioro de los sistemas productivos
indica la necesidad de avanzar hacia una propuesta alternativa de producción más
sustentable y resiliente, siendo el enfoque o transformación agroecológica el camino
a seguir (Marasas et al, 2014).
En este sentido muchas de las comunidades rurales dominadas por agricultura
tradicional, parecen arreglárselas pese a las fluctuaciones extremas del clima. Las
estrategias que ellos implementan están estrechamente ligadas a un uso muy bajo de
insumos externos, un alto nivel de agrobiodiversidad, el uso de diversidad genética
local, la utilización de agroforestería y cobertura del suelo mitigando las variaciones
microclimáticas, el uso de indicadores naturales para el pronóstico del clima
reduciendo riesgos en la producción, entre otros (Koohafkan y Altieri 2010; Toledo y
Barrera-Bassols, 2008; Mijatovic et al, 2013).
Investigaciones recientes indican la necesidad de un cambio en los sistemas de
producción hegemónicos, y el aprovechamiento de valiosa información proveniente
de sistemas de producción tradicionales. Observaciones realizadas durante las dos
últimas décadas han revelado que la resiliencia a los efectos de los desastres
climáticos está íntimamente relacionada con los niveles de biodiversidad de las fincas
(Altieri y Nicholls, 2009), mientras que sistemas genéticamente uniformes u
ecológicamente homogéneas son más vulnerables a las invasiones y brotes de plagas
(Adams et al, 1971; Altieri y Nicholls, 2004).
La homogeneización del paisaje tiene una fuerte relación con la vulnerabilidad al CC.
En varios estados de EE.UU. la expansión del cultivo de biocombustibles como
monocultivo ha resultado en una menor diversidad del paisaje, disminuyendo el
suministro de enemigos naturales en las parcelas de soja y reduciendo los servicios
de control biológico en un 24%. Esta pérdida ha costado a los productores un estimado
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de US$ 58 millones por año a causa del menor rendimiento y el aumento en el uso de
pesticidas (Landis et al, 2008). Otros efectos del CC podrían agudizar estos procesos,
por ejemplo, la alteración de los patrones de viento podría cambiar la expansión tanto
de las plagas de insectos propagadas por el viento como de las bacterias y hongos
que son agentes de muchas enfermedades de los cultivos (Coakley et al 1999). Las
consecuencias de la homogenización agrícola han sido evidentes en EE.UU. desde
las perdidas masivas de producción en maíz (más de 15 millones de toneladas) por la
epidemia del hongo Bipolaris maydis (southern corn leaf blight) que equivalió a una
pérdida de 18,5 trillones de calorías (1 ton de maíz = 888.889 kcal) (Nicholls y Altieri,
2013; Heinemann et al, 2013).
Este estado ecológico en que se encuentra la agricultura industrial, constituye una
amenaza importante para la seguridad alimentaria de la humanidad (Heinemann et al,
2013).
1.3. Objetivos generales
Analizar la capacidad potencial de estabilidad y resiliencia de los sistemas
agroecológicos como una estrategia de adaptación ante el CC.
1.4. Objetivos específicos
Analizar la vulnerabilidad de los sistemas productivos ante el CC.
Analizar la capacidad de auto-organización de los sistemas agroecológicos, y
habilidad para adaptarse al estrés y al cambio después de una perturbación climática.
Enumerar los principales componentes del sistema y sus interacciones que le otorgan
a los sistemas agroecológicos propiedades deseables de resiliencia al CC.
Resaltar la importancia del uso de esquemas basados en la agroecología y soberanía
alimentaria de los sistemas de producción tradicionales para adaptarse al CC.
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2. Percepción de las causas y los efectos del Cambio Climático sobre la
producción agrícola.
El CC se define como el cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la
actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial, y que se suma
a la variabilidad natural del clima observado durante períodos de tiempo comparables.
El CC global, explicado en gran parte por una serie de procesos antrópicos ligados al
consumo y al comercio, al cambio de uso de la tierra, a la poca educación ambiental,
a la falta de políticas preventivas y, en general, a los actuales modelos de desarrollo
imperantes como guías rectoras de los deseos de la sociedad contemporánea, es uno
de los mayores problemas ambientales a los que la sociedad actual debe hacer frente
(Córdoba y León, 2013).
El último informe del IPCC1 (2014) indica que el aumento de CO2 y de gases de efecto
invernadero asociados, podría causar un aumento de entre 1,4 a 5,8°C en las
temperaturas superficiales globales, con consecuencias en la frecuencia y cantidad
de las precipitaciones. Respecto a América Latina el informe indica que la temperatura
ha aumentado entre 0,7 y 1°C desde mediados de la década de 1970, y esto ya tiene
repercusiones en los ciclos hídricos, la salud de los bosques, la salud de los arrecifes
de coral, etc. Existe una tendencia al aumento de las lluvias anuales en el sudeste de
Sudamérica (0,6 mm/d en el período 1950-2008) y un decrecimiento en Centro
América (-1mm/d entre 1950 y 2008).
En la Argentina se han observado cambios en el clima desde la segunda mitad del
siglo pasado que, según las proyecciones de los modelos climáticos, en general se
intensificarían o no se revertirían en este siglo. En la mayor parte de la Argentina no
patagónica, hubo un aumento de temperatura de hasta 0,5°C entre 1960 y 2010 con
menores aumentos en el centro del país. En la Patagonia el aumento de temperatura
fue mayor que en el resto del país, llegando en algunas zonas a superar 1°C. Los
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido como IPCC
(Intergovernmental Panel on Climate Change), es una organización internacional, constituido a petición
de los gobiernos miembros. Fue establecido por primera vez en 1988 por dos organizaciones de
Naciones Unidas, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA), y posteriormente ratificada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas. Se encuentra formado por expertos en la evolución del clima y sus consecuencias ambientales,
ecológicas y sociales. Este panel tiene por finalidad el brindar asesoría a los gobiernos sobre las
consecuencias del cambio climático y las posibles medidas de adaptación y mitigación del mismo.
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cambios en el este y norte del país en los índices relacionados con las temperaturas
extremas, como menos heladas y más frecuentes olas de calor fueron consistentes
con el calentamiento observado. Entre 1960-2010, la precipitación media aumentó en
casi todo el país, aunque con variaciones interanuales e interdecadales. El ascenso
de la isoterma de 0°C ha ocurrido en toda la extensión de la Cordillera de los Andes,
lo que es consistente con la recesión de los glaciares documentada con numerosas
fotografías. Los excesos hídricos producidos por prolongados periodos de
precipitación intensas, generan inundaciones por desbordes de lagunas o de cursos
de agua o simplemente han ocupado grandes zonas en las áreas más bajas de las
grandes llanuras que se extienden por el este del país, generando cuantiosas pérdidas
en el sector agropecuario. Las proyecciones de los modelos climáticos indican en
general que los extremos de las altas temperaturas y de precipitación extremas
seguirán aumentando en la mayor parte del país (Secretaría, 2014).
Respecto a América Latina el aumento del nivel del mar ha afectado y seguirá
afectando a los sistemas costeros y marinos. La gran variedad de ecosistemas
latinoamericanos, que ya se encuentran debilitados por el aumento de la agricultura,
las actividades extractivas y la industrialización, sufrirán los efectos del clima, dado
que esta región está cada vez más expuesta a presiones relacionadas con el
incremento de cambio de uso del suelo, la industrialización y la creciente necesidad
de exportaciones hacia el mercado global. Buena parte de los ecosistemas han sido
destruidos o degradados. La deforestación es la principal causa de la pérdida de
ecosistemas y biodiversidad y es uno de los principales contribuyentes al CC de la
región. Se prevé que el CC repercuta negativamente en la productividad agrícola, lo
que tendría importantes consecuencias para la seguridad alimentaria y la economía
de varios países (Honty y Gudynas, 2014).
La agricultura contribuye al CC y se ve afectada por el CC. A nivel global la agricultura
es uno de los sectores económicos de mayor impacto ambiental. La agricultura en
particular libera importantes cantidades de metano y óxido nitroso, dos potentes gases
de efecto invernadero (digestión del ganado, estiércol, residuos orgánicos, fertilizantes
nitrogenados orgánicos y minerales, etc.). Entre 2001 y 2011, las emisiones globales
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de la producción agrícola y ganadera crecieron un 14%, y se estima que la demanda
global de alimentos crecerá hasta un 70% en las próximas décadas2.
La productividad de los cultivos y del ganado podría disminuir debido a las altas
temperaturas y al estrés causado por las intensas lluvias y sequías, variando los
efectos según las regiones (Nicholls et al, 2015). El rendimiento del maíz, el trigo y
otros granos importantes de producción a gran escala, ya ha sufrido reducciones
considerables relacionadas con el clima equivalentes a 40 millones de toneladas por
año desde 1981 hasta 2002 a nivel global (Lobell et al 2011; Nicholls et al, 2015). Se
proyecta una reducción de alrededor del 10% en la producción de maíz en África y
América Latina en diversos escenarios climáticos para 2055, lo que equivaldría a
pérdidas de US$ 2 billones por año (Jones y Thornton, 2003; Nicholls et al, 2015).
Desde las ciencias sociales cuestiones tales como las fuerzas socioeconómicas que
dirigen el CC han sido identificadas y analizadas. Estas incluyen (el aumento de la
demanda de energía y de recursos básicos, el estilo de desarrollo dominante que se
caracteriza por el manejo destructivo de los recursos naturales, el mercado3, entre
otras) (Pardo, 2007).
En cuanto a la percepción que la sociedad tiene respecto al CC, diversos estudios se
han llevado a cabo. Citando por ejemplo algunos de los resultados:
-
Estudios realizados en México, permitieron observar que, en general, las
poblaciones humanas en estudio, se han percatado y tienen el conocimiento
empírico de cambios en el ambiente, derivados del CC (Martínez et al, 2013).
-
Estudios realizados en Colombia, indican que el CC es reconocido, pero aún
no tiene mucha difusión y hay poco conocimiento sobre sus causas,
consecuencias y formas de mitigarlo. Sin embargo, la gente lo percibe como
una problemática local, regional y global que potencialmente puede tener
solución mediante la acción colectiva (Pinilla Herrera et al, 2012).
Informe Agencia Europea de Medioambiente. Link: http://www.eea.europa.eu/es/senales/senales2015/articulos/la-agricultura-y-el-cambio-climatico.
3 El informe Stern sobre la economía del cambio climático - Cambridge Univ. Press, UK, p.xviii (Stern,
N. 2007), define que: «El cambio climático es “la mayor falla de mercado que el mundo haya nunca
visto”, e interactúa con otras imperfecciones de mercado…». Atribuible a que los distintos sectores
económicos nunca han internalizado los costos de las externalidades negativas derivadas de sus
emisiones de gases de efecto invernadero (Comisión Intersecretarial de Cambio Climático México,
2009).
2
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No es suficiente que las sociedades sepan del CC para involucrarse en el tema, ya
que se necesita que el público tenga interés, esté motivado y sienta que pueda tomar
acciones. Es necesario entonces promover estrategias de comunicación locales sobre
los impactos del CC, las cuales deben usar medios masivos (televisión y radio local)
para informar y llamar la atención sobre la necesidad y facilidad de ejecutar acciones
por parte de las personas, teniendo la precaución de no generar con que dicho
mensaje, que el CC sea visto como un problema que no tiene solución (Pinilla Herrera
et al, 2012; Lorenzoni y Pidgeon, 2006; O’Neill, 2008). Se requiere la participación del
conjunto de la sociedad para afrontar el CC, con el objetivo de conseguir la cohesión
social necesaria para resolver los complicados problemas a los que se enfrentan las
sociedades actuales, en factores tales como los biológicos, sociales, económicos y
políticos.
3. La vulnerabilidad de los sistemas agrícolas al Cambio Climático y su
relación con la biodiversidad.
Las actividades pecuarias y agrícolas inherentes a los agroecosistemas, afectan la
biodiversidad desde el momento mismo en que se decide transformar o eliminar la
cobertura vegetal natural para dar lugar a los sistemas productivos específicos. De la
misma manera, las prácticas que incluyen la incorporación de elementos que
subsidian el gasto energético del agroecosistema o que lo mantienen en estados
fitosanitarios aceptables, inciden en los distintos niveles de la biodiversidad
ecosistémica, específica o genética (Nicholls et al, 2015). El grado de afectación sobre
la biodiversidad de las prácticas agropecuarias, depende de muchos factores
específicos del lugar y del sistema productivo. Siendo la creación de los
agroecosistemas condicionada por el ser humano, las decisiones en este sentido
están mediadas por el poder político, la capacidad tecnológica y las señales de
mercado que se imponen sobre las restricciones naturales (vocación natural o
capacidad de uso) de las tierras (León, 2014).
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La gran expansión de la producción agrícola mundial orientada al monocultivo4, cuya
transformación se encuentra dominada por capitales extranjeros, no solo homogeniza
los paisajes con la consecuente pérdida de biodiversidad, sino que está desplazando
de sus tierras a las poblaciones rurales productoras de alimento, implicando esto
problemas de seguridad alimentaria para la región, y en muchos casos obligándolos
a migrar a las urbes, agravando en ellas problemas sociales, entre otros (León, 2014).
En América Latina la agricultura convencional, que ocupa el 35,8% de su superficie
total, se expande a expensas de los bosques naturales. Los bosques naturales se
deforestan a una tasa de 4,3 millones de hectáreas anuales para dar paso a la
agricultura de monocultivo para la exportación y al incremento de pasturas,
plantaciones de eucaliptus y cultivos como la soja –mayoritariamente transgénica–, la
caña de azúcar y la palma africana. Estos cultivos, ahora llamados flexibles (flex
crops), crecen a una tasa anual de 3,25% (Altieri et al, 2014).
Este avance de la agricultura convencional, el cambio en el tipo de sistema productivo
y las grandes plantaciones de agrocombustibles, han hecho que desaparezca la
diversidad biológica, tanto de especies silvestre como de variedades y tipos de cultivos
(Altieri et al, 2014).
Investigaciones revelan las maneras de como la biodiversidad se relaciona con la
capacidad funcional y la resiliencia de agroecosistemas (Lin, 2011; Vandermeer et al,
1988). La biodiversidad incrementa la función del agroecosistema pues diferentes
especies juegan roles diferentes y ocupan nichos diversos. Por ejemplo, la
polinización se vuelve más eficiente dado el incremento de la diversidad de
polinizadores; la disponibilidad de corredores biológicos, atraen insectos benéficos
que luchan contra las plagas, etc. En general hay más especies que funciones en un
agroecosistema diverso, por lo que existe redundancia en los sistemas. Esos
componentes que parecen ser redundantes en un tiempo determinado, son
importantes cuando ocurre un cambio ambiental. De esta manera las redundancias
del sistema permiten que en medio de cambios ambientales el agroecosistema siga
cumpliendo funciones y prestando servicios ecológicos (Nicholls et al, 2015).
Ver ANEXO III. “Monocultivos vs. Policultivos. ¿Por qué el monocultivo es el arreglo que domina en el
mundo?”
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La reducción drástica de la diversidad de plantas cultivadas en los sistemas agrícolas
industrializados, ha puesto a la producción de alimentos del mundo en mayor peligro
(Adams et al 1971; Altieri y Nicholls, 2004). Tal como, la gran hambruna de Bengala
en la India en 1943 fue el resultado de una enfermedad devastadora (Cochliobolus
miyabeanus) que casi acabó con la producción de arroz. La hambruna irlandesa por
la destrucción del cultivo de la papa fue el resultado de la diseminación de un clon
genéticamente uniforme (de una sola variedad llamada Lumpers) y el brote de una
epidemia de un hongo, el tizón tardío de la papa (Phytophthora infestans), que causó
una reducción del 80% en el rendimiento. En las cercanías del 1900, en Francia
ocurrió una devastación a gran escala por plagas de insectos cuando las cepas de
vides fueron totalmente eliminadas por ataques de Phylloxera vertifoliae (Thrupp,
1998).
Dada la homogeneidad ecológica de este tipo de agricultura, estos sistemas se tornan
muy inestables o vulnerables, pudiendo ser gravemente afectados por invasiones y
brotes de plagas, o eventos climáticos, afectando directamente la abundancia y
diversidad de los enemigos naturales de insectos plaga (Adams et al 1971; Altieri y
Nicholls 2004).
Los agroecosistemas biodiversificados, presentan propiedades emergentes que
permiten comprender la relación entre resiliencia y biodiversidad, y su importancia en
los agroecosistemas (Altieri y Nicholls, 2013):
-
Compensación: la biodiversidad incrementa la función del agroecosistema pues
diferentes especies juegan roles diferentes y ocupan nichos diversos. Si una
especie falla, existe otra que la reemplaza en su función.
-
Complementariedad: resulta de combinaciones espaciales y temporales de
plantas que facilitan el uso complementario de los recursos o brindan otras
ventajas, como en el caso de las leguminosas que facilitan el crecimiento de
cereales al suplirlos de una dosis extra de nitrógeno, o de flores que proveen polen
y néctar a enemigos naturales que controlan una plaga específica.
-
Redundancia: en un agroecosistema muy diverso hay más especies que
funciones, por lo que existe redundancia y son precisamente aquellos
componentes, redundantes en un tiempo determinado, los que se tornan
importantes cuando ocurre un cambio ambiental. Ante cambios ambientales la
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redundancia construida por varias especies permite al ecosistema continuar
funcionado.
-
Resiliencia: los agroecosistemas diversos retienen su estructura organizacional y
su productividad tras una perturbación.
La implementación de prácticas para incrementar la diversificación de las parcelas, se
produce a través en incrementar la variedad genética y diversidad de especies, como
en las mezclas varietales y los policultivos, y en diferentes escalas a nivel de parcelas
y paisajes como en el caso de la agrosilvicultura (cultivo-bosque); la integración de
cultivos y ganadería; la implementación de setos vivos y los corredores, etc.
Resultando en un mejor aprovechamiento de la luz solar, el agua, los recursos del
suelo y la regulación natural de las poblaciones de plagas, y proporcionando a los
agricultores una amplia variedad de opciones y combinaciones para la implementación
de esta estrategia (Nicholls et al, 2015).
Según Altieri et al (1987) los campesinos aumentan y manejan la diversidad de sus
agroecosistemas a tres niveles:
-
Nivel paisajístico: muchos campesinos practican una “agricultura de mosaicos”
caracterizada por campos pequeños insertos en una matriz paisajística dominada
por vegetación natural. Por ejemplo, los sitios SIPAM5 comprenden paisajes
rurales que no han sufrido fragmentación ni homogenización por la intensificación
productiva y donde la matriz agrícola es clave para el control de la estructura y
dinámica de la biodiversidad (LEISA, 2014).
-
Nivel predial: los sistemas de cultivo múltiple constituyen sistemas agrícolas
diversificados en el tiempo y el espacio tomando la forma de cultivos en franjas,
cultivos intercalados, cultivos con cubierta vegetal, sistemas agroforestales y
silvopastoriles. Entre las ventajas potenciales que surgen del diseño inteligente de
estos policultivos se encuentran: la disminución de la población de plagas de
insectos por enemigos naturales albergados en ambientes complejos, la supresión
Con el fin de salvaguardar y apoyar los sistemas del patrimonio agrocultural mundial, la FAO, con el
apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrario y
otros donantes, inició la gestión de la conservación y adaptación de los Sistemas Ingeniosos del
Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), con el objetivo de establecer las bases para su reconocimiento
internacional, su conservación dinámica y el manejo adaptativo de su biodiversidad cultural y agrícola
asociada, como son los sistemas de conocimiento, la seguridad alimentaria y los medios de vida en
todo el mundo.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
de arvenses (mal llamadas malezas) por el sombreado de doseles (copas y
regiones superiores de los árboles) más densos o por alelopatías (compuesto
químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta),
el uso más eficiente de los nutrientes del suelo, y la mejora de la productividad por
unidad de superficie. Un estudio realizado en América Central después del
huracán Mitch en 1998, reveló que los agricultores que utilizaban prácticas de
diversificación como cultivos de cobertura, sistemas intercalados y sistemas
agroforestales, sufrieron menos daño que sus vecinos con monocultivos
convencionales (Altieri y Nicholls, 2013).
-
Nivel genético: Los campesinos poseen una gran variedad genética para sus
cultivos, producto de cosechas y costumbres ancestrales. Dicha diversidad
genética proporciona: El uso de múltiples variedades de cada cultivo proporciona
diversidad intra (miembros de una misma especie) e interespecífica (miembros de
especies diferentes), mejorando así la seguridad de las cosechas; hace que los
cultivos sean resilientes y menos vulnerables a condiciones de estrés biótico
(plagas, enfermedades) como abiótico (sequías y heladas); actúa como un seguro
para enfrentar el cambio ambiental o las necesidades sociales y económicas
futuras, ya que la riqueza varietal disminuye la variabilidad de la producción. En
promedio se pueden encontrar fácilmente 50 variedades de papas en los campos
de los agricultores de pueblos andinos y, por referencias locales, la existencia de
hasta 100 variedades nativas en un solo pueblo (LEISA, 2014).
Las propiedades emergentes y el manejo son claves en los agroecosistemas
biodiversificados, dado que las redundancias del sistema y una mayor diversidad de
especies permiten que los ecosistemas continúen funcionando y proporcionando
servicios ante cambios bruscos en el entorno (Nicholls et al, 2015). Los sistemas
agrícolas complejos que incorporan variedades nativas, como los que utilizan o han
heredado muchos agricultores que viven en entornos hostiles en África, Asia y
América Latina, se encuentran adaptados de mejor manera a los fenómenos
meteorológicos extremos y la variabilidad climática, a través los siglos (Nicholls et al,
2015).
Mientras que, incrementar la diversidad genética y ecológica de los principales cultivos
reduce el riesgo de futuros brotes de plagas y enfermedades, la vulnerabilidad de los
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
sistemas agrícolas modernos más simplificados, representan un mayor riesgo al
enfrentarse al CC. Los monocultivos homogéneos y variedades transgénicas, carecen
de mecanismos de compensación o de resiliencia frente a eventos climáticos
extremos (sequías, huracanes, etc.), y no poseen los mecanismos de defensa
ecológica necesarios para prevenir o tolerar el impacto de los brotes de plagas
(Pimentel y Levitan, 1986; Nicholls et al, 2015). Asimismo, las características de los
granos genéticamente modificados pueden extenderse hacia las variedades locales
que los pequeños productores suelen sembrar, afectando la sustentabilidad natural
de estas razas (Nicholls et al, 2015). De esta manera, El nivel existente de
biodiversidad puede marcar la diferencia entre que el sistema se estrese o sea
resiliente al enfrentarse a perturbaciones bióticas o abióticas. En todos los
agroecosistemas se requiere una diversidad de organismos para que funcione el
ecosistema y para proporcionar servicios ambientales (Altieri y Nicholls, 2004).
4. La Ciencia de la Agroecología
Según la definición de Agroecología6 dada por León y Altieri (2010): “… es la ciencia
que estudia la estructura y función de los agroecosistemas tanto desde el punto de
vista de sus interrelaciones ecológicas como culturales...”, que propone además el
estudio o abordaje de: “la capacidad de resiliencia7 de estos agroecosistemas a
eventos extremos externos (cambio climático u otros)”8. El término agroecología debe
desbordar la concepción ecologista y aprehender las variables complejas que propone
el enfoque cultural o el enfoque ambiental (entendiendo también, por supuesto, que el
término ambiental no es equivalente a la idea ecologista, sino que se refiere al
complejo ecosistema-cultura). Un problema del término agroecología en su
etimología, remite al interesado a tratar las relaciones ecológicas de los campos de
Otras definiciones, conceptos y enfoques aportados sobre Agroecología, son citados en el ANEXO II
desde varios referentes nacionales e internacionales
7 La resiliencia de los ecosistemas es la capacidad de un ecosistema de recuperarse de un disturbio o
de resistir presiones en curso. Se refiere a los complejos procesos físicos y ciclos biogeoquímicos
regenerativos que realizan los componentes bióticos y abióticos de un ecosistema en un tiempo
determinado como respuesta para recuperar su estado anterior al efecto producido por el factor
externo, y en esa medida tender al equilibrio (Chamochumbi, 2005).
8 Ver los diez Principios de la Agroecología citados en el ANEXO I.
6
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
cultivo, y a olvidar el profundo significado cultural de la producción agraria. La palabra
“agroecología” puede tener por lo menos tres significados (León, 2014):
-
la descripción de un paradigma científico que emerge y se consolida en el siglo
pasado;
-
un movimiento social que critica los postulados de la revolución verde y las ideas
del desarrollo clásico;
-
o un estilo de agricultura ecológica (eco agricultura), práctica o sistema que hace
parte de las llamadas agriculturas alternativas.
Por tal, no es una ciencia que se limita al estudio ecológico de lo que sucede al interior
y al exterior de las fincas o de los campos de cultivo. Es una ciencia que abarca los
estudios simbólicos, sociales, económicos, políticos y tecnológicos que influyen en el
devenir de las sociedades agrarias. Incluye, por supuesto, los análisis ambientales de
las tecnologías utilizadas, del manejo de bienes naturales, de las visiones del
desarrollo rural, de las externalidades económicas. Es en este proceso de estudios y
reflexiones ambientales, cuando la agroecología se convierte en un proceso político y
social, en un movimiento contestatario y crítico de la sociedad y, a la vez, en una
alternativa como sistema agrario (León, 2014).
5. Resiliencia socioecológica de los sistemas agroecológicos ante el Cambio
Climático.
La resiliencia socioecológica se define como: “la habilidad de grupos o comunidades
de prepararse y hacer frente a estresores externos y/o disturbios como resultado de
un cambio ambiental, socioeconómico o político, y que se refleja en acciones
colectivas para aplicar diseños agroecológicos resilientes en sus fincas”. Se refiere a
la capacidad de un sistema de auto-organizarse y su habilidad para adaptarse al
estrés y al cambio después de una perturbación (Nicholls et al, 2015; Cabell y Oelofse,
2012).
Los agricultores de más bajos recursos son los más afectados ante los impactos al
CC, dada la exposición geográfica, bajos ingresos, mayor dependencia en la
agricultura para su sobrevivencia y su limitada capacidad de buscar otras alternativas
de vida (Altieri, Nicholls, 2013). No obstante, muchos agricultores se enfrentan a la
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variabilidad del clima, con técnicas sencillas pero eficientes y económicas, mediante
la implementación de técnicas de conservación y cosecha de agua, el cuidado y
conservación de los suelos, técnicas tradicionales de cultivo (la utilización de especies
resistentes a sequía o ambientes extremadamente húmedos), sistemas diversificados
(policultivos), sistemas agroforestales, etc. (Fig. 1).
Figura 1 - Diversidad paisajística y a nivel de finca y prácticas de manejo y conservación de suelo y
agua que incrementan la resiliencia ecológica al cambio climático (Nicholls et al, 2015)
Los agroecosistemas serán más resilientes cuando estén insertados en una matriz
compleja del paisaje, con sistemas de cultivo genéticamente heterogéneos y
diversificados, manejados con suelos ricos en materia orgánica y técnicas de
conservación del agua. Estas características contribuyen sustancialmente a minimizar
la pérdida de rendimiento ante una contingencia climática (Nicholls et al, 2013).
Pero, la vulnerabilidad no está determinada tanto por la magnitud del stress ambiental
y las características ecológicas del sistema, sino en mayor parte por la capacidad
social de lidiar y/o recuperarse del cambio ambiental (Fig. 2). La resiliencia ecológica
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de los agroecosistemas, se encuentra íntimamente ligada a la resiliencia social
(capacidad de generar estructuras sociales para soportar y recuperarse antes
perturbaciones extremas) particularmente en comunidades dependientes de los
recursos ambientales para su sobrevivencia (Nicholls et al, 2013). Esta relación
llamada resiliencia socioecológica, se debe a que estos sistemas no ocurren en un
vacío social, sino que más bien han sido el producto de un proceso coevolutivo entre
grupos étnicos interactuando con la naturaleza.
Figura 2 - Características socio-ecológicas que determinan la capacidad reactiva de los agricultores
para mejorar la resiliencia de sus sistemas y sus comunidades (Nicholls et al, 2013)
La vulnerabilidad de las comunidades agrícolas, depende de que tan bien este
desarrollado su capital natural y social (cuadros centrales de la Fig. 2). La capacidad
de amortiguar y ser resilientes a las perturbaciones climáticas por parte de estas
comunidades, se encuentra relacionada con los métodos agroecológicos adoptados
(biodiversidad, el uso de especies nativas, etc.) y diseminados a través de la autoorganización y la acción colectiva (cuadros conectados por el anillo en la Fig. 2). Las
estrategias de organización social (redes de solidaridad, intercambio de alimentos,
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
etc.) utilizadas por los agricultores para manejar circunstancias difíciles impuestas por
tales eventos son un componente clave de resiliencia (Tompkins y Adger, 2004).
Los elementos de la resiliencia socioecológica, incluyen el estado de los procesos
sociales, tales como el aprendizaje y la memoria social, los modelos mentales y la
integración del sistema de conocimiento, la visión y la creación de escenarios, el
liderazgo, los agentes y grupos de actores, las redes sociales, la inercia institucional
y organizativa y su cambio, la capacidad adaptativa, la transformabilidad, y los
sistemas de gobernabilidad adaptativa que permitan la gestión de los servicios
esenciales de los ecosistemas (Folke, 2006).
Estos sistemas de agricultura tradicional que conservan y regeneran los recursos
naturales, son modelos de resiliencia y sostenibilidad socioecológica ante al CC, ya
que minimizan riesgos, promueven diversidad nutricional, estabilizan los rendimientos,
limitan el uso de insumos externos, maximizan retornos con el uso de recursos locales,
y mantienen una oferta alimentaria local todo el año contribuyendo a la seguridad
alimentaria a nivel local, regional y nacional (Altieri et al, 2014; Netting 1993).
En este sentido la agroecología se enfoca más en la necesidad de aprender a vivir en
o con sistemas cambiantes, más que en “controlarlos” (Nicholls et al, 2013).
6.
Agroecología y Ecología del Paisaje. Estructura y función de los
agroecosistemas.
Uno de los puntos claves para la implementación de los sistemas de base
agroecológica, es el diseño del paisaje. En este sentido aparece la Ecología del
Paisaje definida como: 'el estudio de las relaciones físico-biológicas (entre el patrón
espacial y los procesos ecológicos) que gobiernan las unidades espaciales de una
región; relaciones tanto verticales (dentro de cada unidad), como horizontales (entre
unidades)" (Troll, 1950). Focalizando su atención en tres características: la estructura,
la funcionalidad y el cambio (Forman y Godron, 1986).
Como tal, brinda las herramientas de análisis y diseño del paisaje, para abordar el
diseño de un sistema o paisaje agroecológico sostenible. Para ello es necesario definir
la mejor unidad de análisis en un agroecosistema, considerando la escala (a niveles
muy pequeños, el paisaje dominante convoca a utilizar categorías amplias como
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
cuencas hidrográfcas o territorios; y en escalas muy grandes, a usar el cultivo o la
finca como objeto de estudio), y la inconmensurabilidad (las variables culturales son
continuas en el tiempo y el espacio, y su inclusión incide en la manera de nombrar los
agroecosistemas) (León, 2014).
La finca es adoptada como la unidad de análisis en los agroecosistemas, con
muchísima mayor permanencia en el tiempo y el espacio (Agroecosistema de Nivel
Mayor) que las parcelas de cultivo,
praderas o sistemas agroforestales
(Agroecosistemas de Nivel Menor). La finca (como sistema complejo de elementos
culturales y ecosistémicos), expresa varios componentes o subsistemas que
interaccionan entre sí, como el suelo, agua, cultivos, sitios agroforestales, praderas,
animales silvestres y domésticos, enfermedades, y agro-biodiversidad, agrupados
como las dimensiones: ecosistémica, simbólica, tecnológica, política, económica y
social. Podrían incluirse otras dimensiones como, por ejemplo, las estéticas, éticas,
artísticas o psicológicas, entre otras. Se maneja y se comprende mejor en términos
culturales. Los efectos de las tecnologías se manifestan mejor a escala de finca que
de cultivo (Fig. 3) (León, 2014).
Figura 3 - Posición jerárquica de los agroecosistemas en el territorio (León, 2014).
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Se podría adicionar una categoría superior al Agroecosistema Mayor o finca, para dar
cuenta de los agregados de agroecosistemas en el paisaje, en donde el paisaje
ecosistémico se interrumpe y/o superpone con el paisaje cultural. Empleando
categorías
agroecológica
de
orden
superior,
que
podrían
ser
territorio
agroecológico, provincia agroecológica, zona homogénea agroecológica u otro
similar, que diera cuenta de esta relativa homogeneidad. (León, 2014).
Las pautas de cómo abordar de mejor manera el complejo campo de relaciones
presentes en un finca, se encuentran reflejadas en las características especiales que
estas relaciones presentan (León, 2014):
- Son complejas, en la medida en que relacionan los mundos ecosistémicos y
culturales.
- Generan muchas vías de impacto, que se producen al unísono y que generan
efectos sinérgicos y acumulativos.
- Son dinámicas y continuamente generan cambios, difíciles de estudiar en límites
definitivos de tiempo y espacio.
- No son lineales.
- Difícilmente predecibles.
- Involucran diversos actores que poseen disímiles visiones del mundo, aun
perteneciendo a clases sociales y económicas similares.
- Afectan y son afectadas por otras esferas decisionales, ubicadas tanto en espacios
virtuales como materiales (biofísicos).
- Poseen varios hilos conductores que facilitan su estudio: los cambios tecnológicos,
los flujos de materia, los ciclos y eficiencias energéticas, los procesos sociales,
económicos y políticos, los cambios ecosistémicos. Ello, conservando siempre la
dependencia e integralidad de sus variables.
- Pueden ser aprehendidas con mayor facilidad por grupos interdisciplinarios.
- Para su estudio e interpretación requieren el concurso de distintas visiones del
mundo y de diversos modos de generar y trasmitir conocimientos.
- Son definitivas para marcar el rumbo de los estilos de sostenibilidad ambiental de
las sociedades rurales.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Para entablar el diálogo necesario entre la Ecología del Paisaje y la Agroecología, se
define el concepto de “Estructura Agroecológica Principal” (EAP) de la finca, que, al
estar relacionado estrechamente con la biodiversidad funcional del paisaje, aporta un
interesante marco para abordar el estudio de la resiliencia socioecológica de los
sistemas productivos ante el CC.
León (2010) define la EAP como: “… la configuración o arreglo espacial interno del
agroecosistema mayor (la finca) y la conectividad entre sus distintos sectores, parches
y corredores de vegetación o sistemas productivos (agroecosistemas menores), que
permite el movimiento y el intercambio de distintas especies animales y vegetales, les
ofrece refugio, hábitat y alimento, provee regulaciones funcionales de distinto orden e
incide en la producción, conservación de bienes naturales y en otros aspectos
ecosistémicos y culturales”.
Una finca con EAP completa y funcional, comprende todos los espacios físicos de la
finca conectados por medio de cercas vivas y presentando su perímetro externo,
límites ocupados por distintas especies de plantas (izquierda Fig. 4).
Fig. 4 - Agroecosistema Mayor con Estructura Agroecológica Principal (EAP) completa (Izquierda) y
Agroecosistema Mayor (finca) sin EAP (León, 2014)
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Las propiedades de la EAP pueden ser valoradas definiendo los siguientes 10
elementos o índices (León, 2014). Cada una de ellos valorados entre 1 a 10:
1. Conexión con la Estructura Ecológica Principal del Paisaje (EEP).
2. Extensión de Conectores Externos (ECE).
3. Diversificación de Conectores Externos (DCE).
4. Extensión de Conectores Internos (ECI).
5. Diversificación de Conectores Internos (DCI).
6. Uso y Conservación del Suelo (US).
7. Manejo de Arvenses (MA).
8. Otras Prácticas de Manejo (OP).
9. Percepción – Conciencia (PC).
10. Capacidad de Acción (CA).
Siendo, la evaluación final de la Estructura Agroecológica Principal de la finca, la
sumatoria de los índices anteriores:
EAP = EEP + ECE + DCE + ECI + DCI + US + MA + OP + PC + CA
La escala de interpretación del estado de la EAP es la siguiente:
Interpretación de la EAP de la finca
Valor numérico
Fuerte
80 – 100
Medrada
60 – 80
Ligera
40 – 60
Débil
20 – 40
Sin estructura o con estructura débil sin potencial
cultural para establecerla
< 20
Los valores cercanos a 100 corresponden a fincas fuertemente desarrolladas
(biodiversidad, corredores biológicos, conciencia ambiental, etc.), en contraposición a
valores menores 20 “sin estructura”, correspondientes a típicas fincas de agricultura
convencional de monocultivos o de praderas aisladas, sin corredores biológicos, etc.,
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
y cuyos propietarios tampoco conocen o no se interesan por los problemas
ambientales y de manejo de la biodiversidad.
La EAP es uno de otros tantos métodos9, que tratan de reunir la agrobiodiversidad en
una expresión numérica que ayude en la descripción de una cualidad o característica
de los agroecosistemas, para posteriormente dar sustento a las explicaciones en los
cambios del paisaje10. Pues, lo que sucede a nivel individual en las fincas, se refleja a
nivel colectivo en el paisaje (León, 2014).
Es importante enfatizar la conexión entre la finca y el paisaje, valorándose en relación
a la distancia con los fragmentos cercanos de vegetación natural, principalmente a las
coberturas boscosas y con la calidad de los corredores existentes. Pudiendo una finca
estar desconectada de los dichos flujos biológicos o servicios ecosistémicos que el
paisaje provee (Fig. 5 – A), estar parcialmente conectada a través de uno de sus lados
(Fig. 5 – B), o estar íntimamente conectada (Fig. 5 – B).
Figura 5. Relaciones espaciales de fincas con EAP completa (León, 2014).
Existen otros enfoques metodológicos que podrían ser utilizados en este sentido. Uno de ellos es el
método MESMIS, en donde los resultados obtenidos por indicadores, se presentan de forma integrada
mediante un mapa multicriterio tipo Amoeba (Masera et al, 2000).
10 Otros investigadores continúan mejorando este método incorporando otros criterios de estudio y
ponderaciones, como el estudio de la variabilidad climática en fincas de pequeños agricultores en
Colombia (Pradilla, 2016), estudios de ordenamiento territorial, relaciones con la salud de productores
y consumidores, entre otros.
9
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Estas características de finca fuertemente desarrollada y su integración con la
estructura del paisaje (la importancia de incrementar la diversidad vegetal y la
complejidad de los sistemas agrícolas), va a jugar entre otros factores, un rol
determinante a la hora de reducir la vulnerabilidad a los eventos climáticos extremos,
tal como se ejemplificará en el siguiente capítulo.
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7. Agroecología y Cambio Climático. Ejemplos.
El impacto ocasionado sobre los modernos sistemas de producción, dada la alta
variabilidad y condiciones extremas del clima, el aumento de las temperaturas, la
aparición de procesos súbitos o crónicos de inundaciones, las sequías, huracanes, y
la aparición de plagas y enfermedades, entro otras, requiere de una forma de
agricultura que sea resiliente y que permita aumentar la capacidad adaptativa de los
agricultores (Nicholls et al, 2015).
Los sistemas productivos de base agroecológica resultan herramientas claves en la
adaptación y resiliencia ante el CC. Resultan más resilientes a fuerzas biofísicas
externas, que los agroecosistemas convencionales (o de revolución verde), porque la
Estructura Agroecológica Principal (EAP) de la finca está más desarrollada (tal como
se ha detallado en el capítulo anterior), o porque incluyen otras prácticas que le
imprimen estabilidad, que hacen que determinadas características permanezcan en
el tiempo y en el espacio (según se trate de las poblaciones animales y vegetales del
agroecosistema, de los microorganismos presentes en el suelo, de la producción
económica, o a su estabilidad social, económica o política). (León, 2014).
Estudios realizados por Holt-Giménez (2001; 2008) en fincas agroecológicas y
convencionales afectadas por el paso del huracán Mitch en América Central (oct-nov
de 1998), con aproximadamente 1.000 explotaciones afectadas, en Honduras,
Guatemala y Nicaragua, demuestran como los agroecosistemas con base
agroecológica se adaptaron o se recuperaron, reduciendo o mitigando los efectos del
CC. Las fincas agroecológicas comparadas con las parcelas convencionales luego del
paso del huracán, arrojaron los siguientes resultados:
-
40% más de capa fértil superficial (horizonte A).
-
70% menos de hundimientos.
-
50% menos de fenómenos de erosión y deslizamientos de tierra.
-
18% menos de perdida de tierras de cultivo.
-
47% menos de cárcavas (zanjas producto de la erosión que generalmente sigue
la pendiente máxima del terreno).
-
58% menos en la frecuencia de cárcavas.
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Esta cualidad de resiliencia en los agroecosistemas fue posible dada la intervención
de los agricultores que (por décadas) implementaron prácticas ecológicas en sus
fincas (León, 2014).
Estudios realizados en Cuba posteriores el paso del huracán Ike (2008), arrojaron los
siguientes resultados en las fincas agroecológicas comparadas con las parcelas
convencionales, en varias provincias (Altieri y Nicholls, 2013; Rosset et al, 2011):
-
50% de pérdidas de cultivo frente al 90%-100% en fincas vecinas con
monocultivos.
-
80-90% más rápida de recuperación de la producción 40 días después del paso
del huracán, que las fincas bajo monocultivos.
Resultados arrojados en la Chacra “La Aurora”11 (Benito Juárez, Bs. As., Argentina),
sistema productivo de base agroecológica, durante 2008/09 en la mayor sequía de los
últimos 70 años (en donde perecieron 15.000 cabezas por falta de alimento en la
región) indican que no ha evidenciado pérdidas, gracias a que el suelo y los pastos
así trabajados resistieron la debacle (Aranda, 2014).
Estos y otros estudios, enfatizan la importancia de incrementar la diversidad de la
vegetación y la complejidad de los sistemas agrícolas para reducir la vulnerabilidad
ante eventos climáticos extremos. Las observaciones anteriores reafirman que la
biodiversidad es esencial para mantener el funcionamiento de los ecosistemas, y de
la utilidad de las estrategias de diversificación de cultivos utilizadas por los
agricultores, como una importante estrategia de aumento de resiliencia en los
agroecosistemas (Altieri y Nicholls 2013).
8. Agroecología. Pautas de conversión hacia sistemas sustentables y
resilientes.
La transición o conversión agroecológica, se define como el proceso de
transformación de los sistemas convencionales de producción hacia sistemas de base
11
Para mayor detalle consultar (Cercá et al, 2012).
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agroecológica12, que comprende no solo elementos técnicos, productivos y
ecológicos, sino también aspectos socioculturales y económicos del agricultor, su
familia y su comunidad. También es un proceso político, que involucra cambios en las
relaciones de poder y que atraviesa a todos los actores sociales activos en la
transición agroecológica (Marasas et al, 2012; Caporal y Costabeber, 2004).
El desafío de la reconversión agroecológica como proceso complejo implica, lograr
capacidades internas, recuperar y conservar los recursos naturales, mejorar la calidad
como hábitat para las especies productivas y los trabajadores, así como ser eficiente
en el orden productivo, económico, ecológico y social, de manera que se pueda
alcanzar la sostenibilidad, la soberanía en amplio sentido (tecnológica, alimentaria,
etc.), y aumentar la resiliencia ante perturbaciones externas (variabilidad climática,
globalización, conflictos locales, etc.) (Fig. 6) (Vázquez y Funes, 2014).
Figura 5 - Redes locales para la soberanía, sostenibilidad y resiliencia. Agricultura del futuro (Vázquez
y Funes, 2014)
Es importante tomar como base para comprender las pautas implicadas en la conversión
agroecológica, los diez principios que han definido los investigadores Miguel Altieri, y Luis L. Vázquez
(ver ANEXO II).
12
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Abordar el proceso de transición requiere de comprender la complejidad de los
sistemas de producción, comprendiendo cómo funciona el agroecosistema desde un
abordaje sistémico, adoptando los principios13 de la agroecología a diferentes escalas,
a nivel de finca o de paisaje, sea en lo temporal o espacial. Es pasar de una agricultura
de insumos (sistemas agrícolas modernos), a una agricultura de procesos (Marasas
et al, 2014; Vázquez 2014; Altieri 1995).
Acorde con lo planteado por Altieri y Nicholls (2007) y Gliessman (1998), el proceso
de transición de la agricultura convencional (basada en el uso intensivo de insumos
de síntesis química), hacia una agricultura ecológica, puede dividirse en tres grandes
fases de duración variable:
1. Eliminación progresiva de insumos agroquímicos mediante la racionalización y
mejoramiento de la eficiencia de los insumos externos a través de estrategias
de manejo integrado de plagas, arvenses y suelos.
2. Sustitución de insumos sintéticos por otros alternativos u orgánicos.
3. Rediseño de los agroecosistemas con una infraestructura diversificada y
funcional que subsidia el funcionamiento del sistema sin necesidad de insumos
externos sintéticos u orgánicos.
Estas pautas a seguir como estrategias claves en el diseño o conversión hacia una
agricultura sostenible con base agroecológica, se basan en implementar prácticas
para estabilizar los agroecosistemas, incluyendo la diversificación de las parcelas
agrícolas y los paisajes circundantes y manejarlas más eficientemente, suelos
cubiertos y ricos en materia orgánica, cosecha de agua de lluvia, la restauración de
tierras degradadas, entre otras. Con el fin de lograr una producción estable y de
calidad, poco dependiente de insumos extremos, disminuyendo los costos de
producción, y alcanzar los objetivos de la resiliencia socioecológica tal como se han
descripto en el capítulo 5. Estas prácticas que hacen que el sistema se torne más
resiliente a nivel de paisaje, son condicientes con las pautas o lineamientos a llevar a
cabo en un proceso de conversión agroecológica (Altieri y Nicholls, 2004; Nicholls et
al, 2015).
13
Ver los diez Principios de la Agroecología citados en el ANEXO I.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Tabla 1 - Resultados esperados y actividades potenciales de la red COMDEKS como estrategia para
incrementar resiliencia a nivel de paisaje (UNDP 2014)
Resultados esperados a
nivel de paisaje
Actividades recomendadas para obtener resultados
a) Restauración de bosques;
Manutención e incremento
de la biodiversidad y
servicios ecosistémicos
b) Conservación de suelos y sistemas mejorados de
manejo de agua;
c) Restauración de humedales;
d) Remoción de especies invasoras;
e) Sistemas de pequeña escala de recarga de acuíferos.
a) Diversificación de paisajes (e.g., agroforestaría);
Más sistemas sostenibles
de producción y mayor
seguridad alimentaria
b) Diversificación de sistemas de producción (e.g., mayor
diversidad de cultivos e integración de cultivos, animales y
arboles);
c) Sistemas agroecológicos de bajo insumo;
d) Establecimiento de bancos de semillas comunitarios.
a) Actividades que promueven acceso a mercados
amigables a la biodiversidad;
Sistemas de vida
b) Actividades que promueven ecoturismo que genera
sustentables; mayores
ingresos a las comunidades locales;
ingresos familiares
c) Actividades que diversifican los modos de vida
aumentando y proveyendo alternativas viables a la
agricultura de subsistencia.
a) Actividades que promueven sistemas de gobernanza
participativa para tomar decisiones e implementar
estrategias a nivel de paisaje;
b) Fortalecer las organizaciones de base y ONGs para un
Mejor gobernanza a nivel
mejor manejo y gobernanza del paisaje;
del paisaje o territorios
c) Promoción de redes para acciones colectivas,
aprendizaje y comercio;
d) Establecimiento de lazos colaborativos con agencias
gubernamentales de gobierno, municipalidades,
instituciones académicas y el sector privado.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Estas prácticas hacen que estos agroecosistemas, presenten las siguientes
propiedades:
Tabla 2 - Propiedades de agroecosistemas socio-ecológicamente resilientes (Cabell y Oelofse, 2012)
Procesos de producción ecológicamente autorregulados vía retroalimentaciones del
sistema
Alta conectividad entre los componentes bióticos y abióticos
Alta diversidad funcional y responsiva
Alta redundancia
Alta heterogeneidad espacial y temporal a nivel de finca y paisaje
Alta autonomía de control exógeno
Comunidades socialmente auto-organizadas formando configuraciones basados en
necesidades y aspiraciones colectivas
Personas reflexivas y que anticipan cambios
Alto nivel de cooperación e intercambio entre miembros de la comunidad
Comunidades que honran el legado y mantienen elementos claves del conocimiento
tradicional
Grupos que constantemente construyen capital humano y movilizan recursos a través de
redes sociales
Sin embargo, dada la heterogeneidad ecológica y/o cultural vinculada a la complejidad
de los sistemas de producción, no existen recetas únicas a la hora de diseñar o
proponer transformaciones hacia esquemas productivos sustentables con base
agroecológica. Se deberán buscar y pensar estrategias adecuadas a las condiciones
propias de cada lugar. Los procesos de transición dependerán de los diferentes modos
de intervención de los productores al modificar un ecosistema para transformarlo en
un agroecosistema con fines productivos, y de como ellos logren adaptarse o
amortiguar las perturbaciones frente a estresores sociales, políticos o ambientales
externos, propios de cada lugar. Es fundamental dentro de este marco, instaurar o
recuperar las capacidades o reorganización de los productores, grupos o
comunidades14, y puedan difundir y compartir las experiencias de aquellos casos que
La metodología Campesino a Campesino utilizada por miles de agricultores en Mesoamérica y Cuba,
que consiste en un mecanismo horizontal de transferencia e intercambio de información, es tal vez la
estrategia más viable para difundir las estrategias de adaptación basadas en la agroecología (Nicholls
et al, 2015; Holt-Gimenez, 1996, Rosset et al, 2011).
14
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
sean exitosos (‘faros agroecológicos’) para sean adoptados por la comunidad en
forma auto-organizada (Tompkins y Adger 2004; Nicholls et al, 2013).
8.1. Chacra “La Aurora”. Ejemplo de experiencia exitosa de conversión
agroecológica (‘faro agroecológico’) en la Región Pampeana Argentina.
La chacra “La Aurora” (ubicada en el partido de Benito Juárez, Bs. As., Argentina), es
un claro ejemplo de ‘faro agroecológico’ producto de una transición agroecológica a
gran escala con detallada sistematización de la experiencia, seleccionada por la
FAO15 como una de las mejores experiencias mundiales en agroecología. Con un
predio de 650 hectáreas de trigo, pasturas y vacunos, en los últimos diez años “La
Aurora” produjo un promedio de trigo de 3100 kg. por hectárea (sólo 200 gramos por
debajo del promedio de la zona con manejo convencional de uso de químicos), y un
promedio de 100 toneladas de carne por año. Siendo los costos directos por hectárea
en la zona (campos con cultivos transgénicos) de UDS 350 dólares por hectárea, en
“La Aurora” son de USD 100 por hectárea. Un ahorro de USD 250 dólares dado el
menor gasto de insumos. Logrando un margen bruto de ganancias muy por encima
que el de campos con cultivos transgénicos (Cercá et al, 2012; Aranda, 2017).
Las prácticas implementadas de control de plantas arvenses, consisten en el manejo
o convivencia en forma equilibrada, y hacer competir otros cultivos asociados con ellas
(trébol rojo, leguminosas, etc.), mejorando la fijación del nitrógeno en suelo, y sin que
ello repercuta en el rendimiento de los cultivos. El suelo nutrido y rico en biodiversidad,
sumado a sistemas que permiten el hábitat natural de insectos, anula la necesidad de
uso de herbicidas, fungicidas, insecticidas, y fertilizantes químicos (Cerdá y Sarandón,
2011).
Las prácticas agroecológicas aplicadas a este campo, permitieron el aumento de stock
ganadero, engorde más eficiente, y alta estabilidad en la producción (95 toneladas
anuales). En la mayor sequía de los últimos 70 años (2008/9) murieron 15.000
cabezas por falta de alimento en la región. “La Aurora” no tuvo pérdidas, gracias a que
el suelo y los pastos así trabajados resistieron la debacle (Aranda, 2014).
15
Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Caso que demuestra que los sistemas de producción con base agroecológica son
rentables a gran escala, presentando ventajas respecto a los sistemas de producción
convencionales de alto consumo de insumos externos y agroquímicos. Los resultados
obtenidos muestran las potencialidades de este enfoque para ser aplicado en
sistemas extensivos de producción de clima templado como los de la Región
Pampeana Argentina, como así también, evidenciando su resiliencia en este caso ante
el impacto provocado por la sequía.
8.2. Limitantes para su adopción.
Las respuestas a las principales limitantes para la adopción o promoción de los
procesos de transformación a sistemas productivos con base agroecológica,
están dadas en el orden cultural. El ANEXO III: “Monocultivos vs. Policultivos. ¿Por
qué el monocultivo es el arreglo que domina en el mundo?”, describe en forma
detallada las principales limitantes.
Esta limitante radica, podría decirse, en el inadecuado enfoque que prevalece en la
agricultura moderna, y en la generación y transmisión del conocimiento agrario que
subsiste, domina y se encuentra inmerso en la actual sociedad.
En este sentido Sarandón (2002), propone la necesidad de un cambio en los procesos
educativos que deben producirse en la totalidad de la institución educativa, no
solamente en los planes de estudio sino también en los paradigmas dominantes de
agricultura y, por ende, en la figura del profesor/instructor del alumno, y de las técnicas
pedagógicas y didácticas.
9. Conclusiones.
La sociedad, sea cual sea su percepción respecto de los impactos producidos por el
CC y entorno socio-ambiental, debe tomar conciencia que es necesaria una
participación conjunta para lograr una cohesión social, que permita afrontar los
diversos y complicados problemas, actuales y próximos a llegar, en el orden de los
ámbitos biológico, ambiental, social, político y económico. Otorgándole a la comunidad
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
la capacidad de auto-organizarse, y adaptarse al estrés y al cambio, luego de
producida una perturbación extrema (resiliencia socioecológica).
La disponibilidad y el acceso al agua, el acceso a la tierra, la degradación del
medioambiente, el uso inadecuado de las fuentes de energía, la distribución,
disponibilidad, y forma de producción de alimentos16, entre otros, son los graves
problemas que deberá enfrentar la humanidad en las próximas décadas.
Los sistemas modernos de producción no son una excepción y presentan una
marcada vulnerabilidad ante los efectos producidos por el CC, evidenciando la
necesidad de repensar dichos sistemas hacia sistemas de producción más
sustentables y resilientes. Al no haber aún soluciones tecnológicas que ayuden a
solucionar los problemas que presentan los sistemas modernos de producción, la
implementación o transición a sistemas de producción con base agroecológica
representan una buena estrategia, y una buena razón para defender la expansión
agroecológica a nivel global. En este sentido los sistemas de producción tradicionales,
de campesinos y agricultores de subsistencia, presentan ricas experiencias, prácticas
y herramientas a tener en cuenta de analizar, para ser utilizadas en las propuestas de
conversión de los actuales sistemas hegemónicos de producción. No obstante, se
requiere también que estas comunidades, refuercen sus prácticas socioecológicas de
base agroecológica, para mejorar aún más la manera de afrontar y amortiguar los
efectos producidos por el CC (disturbios dentro del ámbito ambiental, socioeconómico,
etc.).
Diversas investigaciones realizadas y evidencias sistematizadas provenientes de
variados sistemas de distintas partes del mundo, legitiman la capacidad y ventajas de
promover nuevos sistemas de producción o de transición de base agroecológica ante
los impactos del CC, respecto de los modernos sistemas de producción. Sea a
pequeña o a gran escala.
Siendo demostradas estas ventajas, ¿por qué los sistemas de producción con base
agroecológica no son adoptados o incentivados a ser adoptados globalmente? Tal
16
Ver ANEXO IV. La Producción de alimentos sanos. Su relación con los agroquímicos.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
como se detalla en el Anexo III, las respuestas estas relacionadas con aspectos
culturales de nuestra sociedad.
Ante el contexto del CC se requiere entonces abordar una transformación cultural,
cambiando la forma de cómo se percibe y es percibido el sector agropecuario, y
promover lo antes posible la adopción de sistemas productivos sustentables de base
agroecológica. Considerando entre otros que:
-
Se aseguraría la permanencia de los esquemas productivos de base
agroecológica de los pequeños productores, como fuentes de ejemplo y
experiencias de sostenibilidad, de los cuales el mundo debe aprender.
-
Se aseguraría el resguardo y continuidad de especies genéticas nativas
adaptadas a variaciones climáticas extremas.
-
Se incentivaría la figura del productor agrario y permanencia en el campo junto a
su descendencia, evitando las migraciones y concentración a las grandes urbes,
con los amplios perjuicios socio-culturales que ello conlleva para estos
productores.
-
La transformación y democratización del sistema alimentario mundial, enfrentaría
directamente las causas que originan la desigualdad y la degradación ambiental,
pudiendo erradicar al mismo tiempo el hambre y la pobreza.
-
Se incentivaría el cuidado del medioambiente y se reducirían los conflictos socioambientales dada las externalidades causadas por lo modernos sistemas de
producción. Se resguardaría la biodiversidad, asegurando los amplios derechos
humanos tales como, el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, el acceso
a la tierra, al agua.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
ANEXO I. Los 10 Principios de la Agroecología.
Los diez principios a seguir, definidos por los investigadores Miguel Altieri, y Luis L.
Vázquez para la implementación o conversión hacia un sistema agroecológico
(actualizados a septiembre de 2015):
1. Aumentar el reciclaje de biomasa, con miras a optimizar la descomposición de
materia orgánica y el ciclo de nutrientes a través del tiempo.
2. Proveer las condiciones de suelo más favorables para el crecimiento vegetal, en
particular mediante el manejo de la materia orgánica y el mejoramiento de la actividad
biológica del suelo.
3. Fortalecer el sistema inmunológico de los sistemas agrícolas, mejorando la
biodiversidad con funciones de regulación natural de organismos nocivos.
4. Minimizar las pérdidas de energía, agua, nutrientes y recursos genéticos,
mejorando la conservación y regeneración de suelos, recursos hídricos y la diversidad
biológica agrícola.
5. Diversificar las especies y recursos genéticos en el agroecosistema en el tiempo y
el espacio a nivel de campo y paisaje
6. Aumentar las interacciones biológicas y las sinergias entre los componentes de la
biodiversidad agrícola, promoviendo procesos y servicios ecológicos claves.
7. Articular el sistema de producción a nivel local mediante su pertenencia a
organizaciones, el establecimiento de sinergias en servicios, insumos y la
participación en innovaciones, entre otros.
8. Aumentar la soberanía en el autoabastecimiento en alimentos, insumos, energía,
tecnologías y otros.
9. Aumentar la capacidad de resiliencia a eventos extremos externos (cambio
climático u otros).
10. Contribuir a la seguridad y soberanía alimentaria local, ofreciendo al mercado y
otras vías diversidad de productos sanos e inocuos a la población de manera continua.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
ANEXO II. Definiciones y conceptos dados por referentes nacionales e
internacionales relacionados con la Agroecología.
Seguido se lista un compendio de definiciones y conceptos provenientes de diversas
fuentes de referencia sobre agroecología, con el objetivo a abarcar las diferentes
miradas y matices:
-
Altieri, Miguel (Univ. Berkeley. EEUU): “La agricultura del futuro será
agroecológica. La agroecología debería considerarse como política de Estado,
debido a que permite instaurar otro esquema que corte los circuitos hegemónicos
entre productores y consumidores y actúe como bypass hacia un sistema
alimentario local y justo” (Tittonell et al, 2016).
-
Chinotti, Luca (asesor de la campaña CRECE, de Oxfam, Italia): “Sigue habiendo
una gran incomprensión relacionada con la agroecología. Mucha gente piensa que
la agricultura orgánica es lo mismo que la agroecología”, y “distintas personas
utilizan los términos ‘agricultura sostenible’ con sentidos muy diferentes”.
Podemos citar, por ejemplo, que la expresión ‘agricultura sostenible’ la utilizan
tanto Monsanto (trasnacional estadounidense de productos agroquímicos y
biotecnológicos), como Greenpeace (organización ecologista que combate el uso
de las semillas modificadas genéticamente o transgénicas). (Genevieve, 2014).
-
Delachapelle, Quentin (agricultor francés y vicepresidente de la Federación
Nacional de Centros de Iniciativas para Valorizar la Agricultura y el Medio Rural
de Francia): “uno de los principales obstáculos para la adopción de la agroecología
es que se basa en una visión a largo plazo. Lamentablemente, las actuales
políticas públicas y de mercado se basan únicamente en una perspectiva a corto
plazo” (Genevieve, 2014).
-
Giobellina, Beatriz (INTA. Argentina): “Es una oportunidad de integrar distintas
dimensiones: ecológica, social, económica, política y tecnológica en el desarrollo
del territorio. También un valioso aporte para pensar la sustentabilidad de las
ciudades, cómo se alimentarán en el siglo XXI y cómo contribuirá a la resiliencia
de los asentamientos humanos” (Tittonell et al, 2016).
-
Marcatto, Celso (téc. en agricultura sostenible. Brasil): “No se debe ver a la
agroecología como un modelo o un paquete tecnológico que se pueda replicar en
cualquier lugar y en cualquier momento. Hay muy pocas prácticas que puedan
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
aplicarse a una gran cantidad de situaciones”. La agroecología “tiene más que ver
con la introducción de nuevas formas de pensar que con la distribución de
soluciones predefinidas” (Genevieve, 2014).
-
Pérez, Maximiliano (INTA. Argentina): “es una herramienta que permite a los
productores aumentar los niveles de autonomía”. Reduciendo los niveles de
dependencia que “hoy les plantea la agricultura y la tecnología”. Otro factor
importante “es el aumento de la diversidad”, ya que hay distintas formas de
practicarla (Tittonell et al, 2016).
-
Tittonell, Pablo (coordinador del Programa Nacional Recursos Naturales, Gestión
Ambiental y Ecorregiones. INTA. Argentina): Respecto a cómo se aborda la
Agroecología en otros lugares del mundo comenta: “es increíble que en
situaciones tan disímiles como la de China, la India o la de Europa, las discusiones
y las posiciones son similares. Y a veces el problema es que estamos
produciendo, viviendo y consumiendo en un marco cultural y tecnológico que
hemos construido nosotros mismos, que lleva bastante tiempo y por lo que es
difícil de cambiar y modificar. Parece que es imposible producir de otra forma,
consumir de otra forma” (Primicias Rurales, 2015). “la agroecología es agronomía
de alto nivel” (Tittonell et al, 2016).
-
Sarandón, Santiago (Argentina). “Una Agricultura Sustentable es aquella que
mantiene en el tiempo un flujo de bienes y servicios que satisfagan las
necesidades alimenticias, socioeconómicas y culturales de la población, dentro de
los límites biofísicos que establece el correcto funcionamiento de los sistemas
naturales (agroecosistemas) que lo soportan” (Sarandón et al, 2006).
-
Sevilla-Guzmán, Eduardo (España). La agroecología puede ser definida como el
manejo ecológico de los recursos naturales a través de formas de acción social
colectiva que presentan alternativas a la actual crisis civilizatoria. Y ello mediante
propuestas participativas, desde los ámbitos de la producción y la circulación
alternativa de sus productos, pretendiendo establecer formas de producción y
consumo que contribuyan a encarar el deterioro ecológico y social generado por
el neoliberalismo actual (Sevilla-Guzmán, 2009):
-
Ullé, Jorge (Coordinador REDAE INTA. Argentina): “La agroecología, como
ciencia, busca establecer relaciones con los sistemas científicos y tecnológicos,
pero su validación depende además del contexto socio-productivo y ambiental en
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
que los agricultores se desempeñan. La ciencia agroecológica tiene riqueza
conceptual y empírica, y se desarrolla en universidades, centros de estudios,
estaciones experimentales, foros internacionales y sociedades científicas. A su
vez, también es una herramienta práctica de los sistemas de extensión en los
territorios que estos operan, en la medida en que los agricultores le dan vida y
sustento a la aplicabilidad de nuevos conocimientos. Este nuevo enfoque
interdisciplinario, que abarca desde formas participativas de investigación-acción
hasta metodologías que permitan comprender mejor la complejidad experimental
en que la agroecología se desenvuelve, motiva a los investigadores a generar
nuevos conocimientos y a los agricultores a cambiar paulatinamente viejos
paradigmas” (Marasas et al, 2012).
-
Vanloqueren, Gaëtan (agroeconomista. Bélgica): “la agroecología incluye un
conjunto de prácticas, como la diversificación de las especies y los recursos
genéticos y el reciclaje de nutrientes y materia orgánica. Pero también es más que
el estudio científico de la ecología aplicado a la agricultura, ya que abarca
principios socioeconómicos y políticos que cuestionan la base del actual sistema
agrícola dominante”. “Los principios de la autonomía, la importancia de la
combinación del saber tradicional y el conocimiento económico, la elaboración
conjunta de soluciones por parte de organizaciones campesinas, investigadores y
ciudadanos son fundamentales para definir la agroecología y son la base de lo
que distingue al movimiento de la llamada ‘intensificación ecológica sostenible’”
(Genevieve, 2014).
-
Wezel, Alexander (Francia), entre otros, definen a la agroecología como: una
disciplina científica, como un sistema de prácticas agropecuarias y como un
movimiento social-político de agricultores, científicos, organizaciones de base y
consumidores. Es decir: “ciencia, práctica y movimiento” (Tittonell et al, 2016).
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
ANEXO III. Monocultivos vs. Policultivos. ¿Por qué el monocultivo es el arreglo
que domina en el mundo?
Quienes se inclinan por los monocultivos aducen que ellos son necesarios e incluso
esenciales en los procesos de escalamiento de la producción (León, 2014), puesto
que:
-
permiten economizar insumos,
-
hacer más eficiente el trabajo manual y mecánico,
-
controlar con mayor precisión los focos de enfermedades y las explosiones de
plagas,
-
operar con rapidez las distintas fases de desarrollo y manejo de los cultivos,
-
y atender eficiente y oportunamente a las demandas del mercado.
En contraposición al sistema de monocultivo, la mezcla de cultivos tiene varios
beneficios. Sus defensores ven en ellos la estrategia ideal para:
-
liberarse de la dependencia que generan los agroquímicos,
-
manejar con menores impactos ambientales los problemas de enfermedades y
plagas,
-
resistir de mejor manera cambios bruscos en las condiciones climáticas o en las
alteraciones económicas,
-
preservar bienes naturales,
-
y estabilizar la producción.
Se ha demostrado que la asociación de cultivos permite un mayor control de plagas y
arvenses, ayuda a evitar la erosión por viento, y mejora la infiltración de agua en el
suelo permitiendo al agricultor utilizar menor cantidad de herbicidas y plaguicidas los
cuales afectan la biodiversidad (MacLaughlin y Mineau, 1995). Se ha demostrado
también, que la asociación de cultivos permite la presencia de una mayor abundancia
de coleópteros edáficos, en comparación con áreas donde se practican monocultivos.
Estas y otras ventajas, indican que mantener niveles altos de biodiversidad
(policultivos) en los agroecosistemas mayores, siempre será una estrategia que aporte
múltiples beneficios en todos los planos ambientales.
León (2014) formula la siguiente pregunta: “si ello es así, ¿Entonces por qué el
monocultivo es el arreglo que domina en el mundo?”
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
Las respuestas están en el lado de la cultura, tanto en el plano simbólico como en el
organizacional. A nivel simbólico se imponen:
-
las regulaciones normativas que aplican mejor para un determinado cultivo que
para su mezcla,
-
la inclinación de la ciencia a aislar y a simplificar los procesos para entenderlos,
-
los deseos comprensibles de magnificar las ganancias a través de procesos
uniformes de cultivo,
-
y la educación basada en la competencia, entre otros factores.
En el orden organizativo de la sociedad, el monocultivo ofrece:
-
mayores posibilidades de acceso a mercados de alta demanda,
-
ganancia económica inmediata sobre la base de posibles monopolios,
-
mayores posibilidades de planear y organizar la empresa agraria,
-
más ventajas en el control de la producción y de las relaciones obrero-patrón,
-
y facilidades de acceso a créditos con garantías únicas.
En términos tecnológicos los monocultivos ofrecen mayores posibilidades de manejo
con maquinaria agrícola y riego y son el objeto perfecto para introducir aplicaciones
continuas de plaguicidas. En este sentido, los monocultivos son funcionales a los
desarrollos de la tecnociencia, a las demandas del mercado, al poder de empresas
fabricantes de estos insumos y a la acumulación de capital.
Siendo los policultivos estar relacionados con la mayor diversidad y con la prestación
de más y mejores servicios ecosistémicos e incluso servicios ambientales, no logran
permear por completo el sector agropecuario. Esto se debe en parte, a que las
decisiones de manejo del productor agropecuario pasan por:
-
presiones del mismo mercado (ofertas y demandas),
-
por la presencia de compañías vendedoras de insumos funcionales al
monocultivo,
-
por procesos educativos y la visión del mundo que tenga cada individuo,
-
por la conciencia ambiental del productor,
-
por el equipamiento tecnológico disponible,
-
por el acompañamiento institucional,
-
por los conocimientos disponibles,
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
-
y por una serie de otras relaciones y circunstancias complejas en que se desarrolla
el proceso agrario.
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
ANEXO IV. La Producción de alimentos sanos. Su relación con los
agroquímicos.
El asignarle a los agroecosistemas una función de producción de alimentos sanos, es
una manera de reafirmar, desde la ética, que “ésta es su verdadera y más importante
función”, que sobrepasa incluso la muy extendida y acogida función de producción
(León, 2014).
La salud humana está íntimamente relacionada con la comida y los hábitos
alimenticios y ellos con la calidad de los alimentos, lo cual está determinado, a su vez,
tanto por la calidad del suelo y del agua utilizada en la producción como por los tipos
de manejo (con o sin plaguicidas) fitosanitario que se realicen.
Uno de los temas más visibles respecto a la salud humana y los agroecosistemas, es
el uso y abuso de plaguicidas que generan intoxicaciones agudas o crónicas, las
primeras producto de contactos súbitos con venenos y las últimas relacionadas
principalmente con exposiciones por largos periodos de tiempo y generalmente de
carácter ocupacional17.
Uno de los enemigos ocultos más importantes y menos visibles de todos son los
Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs), grupo especial de Compuestos Tóxicos
Persistentes (CTPs). Entre estos se destacan los organoclorados como DDT, Aldrín,
Dieldrín, Endrin, Clordano, Heptacloro, Mírx, Metoxicloro, Hexaclorobenceno y
Toxafeno; los bifenilos policlorados (PCB) y las dioxinas y furanos. Los COPs se
bioacumulan en los tejidos de los organismos y causan diversos efectos tóxicos a
seres humanos y animales. Constituyen una enorme amenaza a la salud pública,
principalmente por su nocividad, persistencia, capacidad de bioacumulación y
biomagnifcación y presencia global, que hace de ellos un problema de gran
complejidad (Porta et al, 2009).
Un estudio piloto realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad Monte Sinaí
de Nueva York, encontró hasta 106 sustancias distintas en un mismo individuo, de un
León (2007) ha realizado una síntesis de algunos problemas que afectaban la salud de productores
y consumidores de alimentos en Colombia, citando estudios que contienen datos verdaderamente
alarmantes.
17
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“Resiliencia de los Sistemas Agroecológicos ante el Cambio Climático”.
total de 210 sustancias analizadas. El promedio de sustancias por individuo fue de 91
(Weinhold, 2003).
Vale traer textualmente lo sintetizado por Porta et al (2009): “…La contaminación por
COP es un conflicto sociológico y sanitario consustancial a nuestros modelos de
economía, cultura y sociedad. Los contaminantes tóxicos persistentes son sistémicos:
son una de las principales características del sistema. La contaminación generada por
los COP es el resultado de nuestra organización social y de nuestros hábitos
individuales y colectivos (agricultura, consumo, residuos, transporte). La distribución
poblacional de los COP es consecuencia de las políticas públicas y privadas que
promovemos o aceptamos. Las que ejercen las instituciones políticas y también todas
las organizaciones sociales (consumidores, sindicatos, cooperativas, empresas,
grupos de presión, organizaciones en defensa del automóvil o de la agricultura
ecológica…). Políticas sobre piensos, ganadería y agricultura, políticas de la industria
alimentaria y sobre la seguridad alimentaria, sobre riesgos químicos, energía, medio
ambiente, residuos, reciclaje, educación, industria, transporte, impuestos, salud
pública, sanidad… La contaminación generalizada por COP es el resultado tanto de
las componentes más activas de esas políticas como de las componentes más pasivas
y negligentes: de sus inacciones y omisiones, de las rutinas cómplices e interesadas,
de quienes eligen no visualizar los muertos, el sufrimiento y el gasto que los COP
contribuyen a causar…”.
Muchos productores agropecuarios no toman aún conciencia, de las implicancias del
uso de agroquímicos18, tanto respecto a la exposición a los mismos por el ser humano,
otros seres vivos y medio ambiente (suelo, agua, aire), como en la producción de
alimentos. Entre varios factores, debido a la falta de información sobre el tema, o
determinantes sociales y económicas, de creencias y ritos, de intereses y de
presiones, que se expresan en modelos generales de agricultura. Implicando a todos
los actores de nuestra sociedad, tanto en lo político, económico y social.
Ver la recopilación bibliográfica de trabajos científicos internacionales y nacionales sobre el
agroquímico glifosato realizada por Rossi (2016): “Antología Toxicológica del Glifosato”, ordenado por
tipo de muestras a analizar, enfermedades vinculantes y mecanismos patológicos más frecuentes.
18
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