ESPACIO,
TIEMPO
Y FORMA 30
AÑO 2017
ISSN 0214-9745
E-ISSN 2340-1362
SERIE III HISTORIA MEDIEVAL
REVISTA DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
ESPACIO,
TIEMPO
Y FORMA 30
AÑO 2017
ISSN 0214-9745
E-ISSN 2340-1362
SERIE III HISTORIA MEDIEVAL
REVISTA DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
http://dx.doi.org/10.5944/etiii.30.2017
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
La revista Espacio, Tiempo y Forma (siglas recomendadas: ETF),
de la Facultad de Geografía e Historia de la UNED, que inició su publicación el año 1988,
está organizada de la siguiente forma:
SERIE I
SERIE II
SERIE III
SERIE IV
SERIE V
SERIE VI
SERIE VII
— Prehistoria y Arqueología
— Historia Antigua
— Historia Medieval
— Historia Moderna
— Historia Contemporánea
— Geografía
— Historia del Arte
Excepcionalmente, algunos volúmenes del año 1988 atienden a la siguiente numeración:
N.º 1
N.º 2
N.º 3
N.º 4
— Historia Contemporánea
— Historia del Arte
— Geografía
— Historia Moderna
ETF no se solidariza necesariamente con las opiniones expresadas por los autores.
UNIVERSIDaD NacIoNal DE EDUcacIóN a DISTaNcIa
Madrid, 2017
SERIE III - HISToRIa mEDIEVal N.º 30, 2017
ISSN 0214-9745 · E-ISSN 2340-1362
DEpóSITo lEgal M-21037-1988
URl: ETF III · HISToRIa mEDIEVal · http://revistas.uned.es/index.php/ETFIII
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ARTÍCULOS
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LA INSCRIPCIÓN MEDIEVAL DE LA
ESTELA ROMANA DE DOMBELLAS
(SORIA): SU RAZONABLE RELACIÓN
CON LA LEYENDA DE MUÑO
SANCHO DE FINOJOSA
THE MEDIEVAL INSCRIPTION ON THE ROMAN
STELE FOUND IN DOMBELLAS (SORIA)
AND ITS PROBABLE RELATION TO THE
LEGEND OF MUÑO SANCHO DE FINOJOSA
Marisol Encinas Manchado1
Recepción: 2017/01/16 · Comunicación de observaciones de evaluadores: 2017/02/11 ·
Aceptación: 2017/03/2
dOI: http://dx.doi.org/10.5944/etiii.30.2017.18722
Resumen
La estela de Dombellas, conservada en el Museo Numantino (Soria), es una pieza
romana reutilizada en la Edad Media para grabar una inscripción. Después de
un largo proceso de análisis y lectura, teniendo en cuenta las letras conservadas,
el sentido del texto, el lugar del hallazgo de la pieza y la cronología del epígrafe
(principios del s. XII), planteamos que es razonable su relación con la leyenda de
Muño Sancho de Finojosa, cuya plasmación escrita más antigua conservada hasta
ahora se remontaba al s. XIII.
Palabras clave
Estela romana; epígrafe medieval; Soria; leyenda; Muño Sancho de Finojosa.
Abstract
The stele found in Dombellas, now part of the Museo Numantino (Soria), is
a Roman piece re-used during the Middle Ages to engrave an inscription. An
exhaustive analysis and reading of the object has been undertaken considering the
extant script, the meaning of the text, the place where the object was discovered
1. UNED (doctoranda). C. e.: marisol_em82@hotmail.com
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and the chronology of the epigraphs (dating from the early twelfth century).
We conclude that there is a reasonable likelihood that it is related to the Muño
Sancho de Finojosa legend. The oldest written record of this legend known and
preserved thus far dates back to the thirteenth century.
Keywords
Roman Stele; Medieval Epigraph; Soria; Legend; Muño Sancho de Finojosa.
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LA INSCRIPCIÓN MEDIEVAL DE LA ESTELA ROMANA DE DOMBELLAS (SORIA)
1. INTRODUCCIÓN2
En no pocas ocasiones, los materiales pétreos de distintas épocas aparecen
reutilizados en ediicaciones que poco o nada tienen que ver con el in para el que
fueron tallados en un principio. La idoneidad para servir a nuevos usos edilicios, o
la belleza de las piedras decoradas, ha tendido a convertirlas en elementos errantes,
no siempre valorados por aquello que supera a su función meramente estructural
o estética: su valor como documento histórico. Esta circunstancia hace que, igual
que cualquier otro material arqueológico, su importancia no se reduzca solo a la
pieza en sí, sino también al dónde o al cómo apareció, factores ambos esenciales
para reconstruir una parte de nuestra historia a través de estas piezas errantes. En
el caso que ahora analizamos, la estela de Dombellas, las gestiones emprendidas
hace más de un siglo por la Comisión Provincial de Monumentos supusieron el
ingreso de la pieza en el Museo Provincial, garantizando su preservación frente a
un destino incierto. En la actualidad se conserva en el Museo Numantino (Soria),
con el número de inventario C-1022 bis.
Esta interesante pieza es una estela romana reutilizada en la Edad Media para
grabar una inscripción en latín. Después de varios meses de análisis, consideramos
que existen datos para poder plantear su relación con la leyenda de Muño Sancho
de Finojosa, ancestro de personajes de alto rango, como Rodrigo Jiménez de Rada
o San Martín de Finojosa. Entre las ramas de esta familia aparecen otros individuos vinculados a la «reconquista» en Andalucía, Aragón, o Extremadura; incluso,
andando el tiempo, las crónicas indican su paso a América. Indudablemente, en
tan insigne familia se multiplican las páginas de historia, pero también los ecos de
la leyenda. Buen ejemplo de ello es la igura de Muño Sancho, personaje histórico
del alto Medievo enterrado en el claustro del monasterio de Santo Domingo de
Silos. Aunque sus hazañas, más o menos ciertas, pudieron sobrevivir a su muerte
insertas en la tradición oral, también se difundieron a través del testimonio escrito. Ninguna de estas dos vías es neutra a la hora de transmitir ideas, de forma
2. Queremos expresar nuestro agradecimiento a los profesionales que trabajan en el Museo Numantino (Soria),
por las facilidades prestadas para el desarrollo de nuestra investigación, especialmente a Elías Terés Navarro, por las
gratiicantes conversaciones habidas en torno a este epígrafe, en cuyo contexto surgieron algunas de las ideas que ahora
exponemos; a Marian Arlegui Sánchez quien, desde un primer momento, apuntó hacia un epígrafe conmemorativo, más
que sepulcral; a Blanca Martínez, Alejandro Plaza y Miguel Ángel Rufas, por su ayuda en lo referente a restauración,
fotografía y bibliografía, respectivamente.
Igualmente, agradecemos a José Ignacio Esteban Jáuregui el habernos facilitado la documentación relativa a la
Dehesa de la Hermandad; a Juan Antonio Gómez Barrera, sus precisiones sobre Blas Taracena; y a Javier de Santiago,
el transmitirnos su punto de vista sobre nuestra transcripción del epígrafe. Nuestra gratitud es extensible a Mercedes
Llorente (Biblioteca Pública de Soria), por sus gestiones para que pudiéramos consultar bibliografía dispersa por varias
bibliotecas; a los responsables de la biblioteca de la Real Academia de la Historia y del archivo de la Universidad de
Princeton, por la rapidez con que se nos remitió la documentación solicitada; y a Lorenzo Maté, por la amabilidad y
facilidades prestadas para consultar la documentación del Archivo del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Del
mismo modo, queremos agradecer la atención de los vecinos de Dombellas, especialmente a Dª. Sara y a D. Vitoriano,
por abrirnos las puertas de sus casas para regalarnos sus recuerdos. Cualquier posible error u omisión es absoluta
responsabilidad de quien suscribe este artículo.
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que el discurso está sujeto a múltiples interpolaciones y reinterpretaciones a lo
largo del tiempo. En las siguientes páginas abordaremos aspectos que lindan con
la leyenda y con la historia, con la transmisión oral y con la escrita. Con ello intentamos arrojar luz sobre un epígrafe inédito hasta la fecha.
2. HISTORIA DEL HALLAZGO
La estela de Dombellas llegó al Museo Provincial de Soria en la década de
los años veinte del siglo pasado gracias a la labor de la Comisión Provincial de
Monumentos, aunque las gestiones habían comenzado varios años antes. El 2 de
diciembre de 1915 el abad Gómez Santa Cruz informó a la Comisión sobre varias
lápidas antiguas «halladas por él» en algunos pueblos (incluido el que nos ocupa)
y, considerando las interesantes piezas de Santervás, se decidió «llamar la atención
del alcalde de Dombellas acerca de la necesidad de enviarlas al Museo Provincial
o de guardarlas bajo su responsabilidad asegurando su buena conservación»3. El
26 de diciembre de 1917, Blas Taracena informó sobre la conveniencia de trasladar las lápidas de Dombellas y Santervás al Museo Provincial4. Él mismo se había
personado en estos pueblos a comienzos de mes para recopilar información sobre
las piezas. Así, en la carta que le envió a José Ramón Mélida el 3 de diciembre,
donde adjuntaba un boceto de la estela (vid. tabla 1a), indicaba que había tomado
las medidas e intentado, infructuosamente, hacer una copia en papel secante:
La posición de la que el P. Fita interesa, que está colocada en pie, en el arranque de la tapia de
un jardín, y por otra parte la temperatura que retrasa enormemente que el papel llegue a secarse,
me lo impidieron. La procedencia de esta del jardín de D. Joaquín Febrel, me asegura D. Santiago
[Gómez Santa Cruz] que no [tachado: procede] es de Vinuesa. Según él se debe la confusión a
que la nota de ella enviada al P. Fita, lo fue por el maestro de Dombellas, persona que iba a cazar
y tenía frecuente trato con Vinuesa, sabedor de que aquella era la antigua Visontium y que debió
creer al ser romana la lápida y no conocer él cercana (relativamente) a Dombellas otra población
romana que aquella, que necesariamente de Vinuesa tenía que proceder. No he podido confrontar
si es esta la ya publicada en el Boletín de la R. A de la Historia por no tener ejemplar donde verlo5.
Según igura en una segunda carta que Taracena envió a Mélida (7/12/1917)6, en
las estelas de Santervás se pintaron las letras para que se vieran mejor en la fotografía, pero no se especiica este hecho para la pieza de Dombellas. En el Museo
Numantino se conserva un molde de la inscripción en escayola, sin documentación
asociada. No hemos podido relacionarlo con las gestiones de Taracena, ni con lo
3. Archivo Histórico Provincial de Soria (AHPSo), Actas de la Comisión Provincial de Monumentos, Sig. 5335, 2/12/1915.
4. Idem, 26/12/1917.
5. Archivo Histórico de la Provincia de Castilla de la Compañía de Jesús (AHPCCJ), «Carta de Blas Taracena a
José Ramón Mélida sobre inscripciones de Dombellas y Santervás (Soria) con dibujos», 3/12/1917.
6. AHPCCJ, «Carta de Blas Taracena a José Ramón Mélida», 7/12/1917.
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que pensábamos que pudo ser una posible solicitud de reproducción efectuada
por Mélida desde el Museo Arqueológico Nacional, ya que en dicha institución no
igura documentación sobre este asunto. Quizá el único in de tal copia fue algún
intento de estudiar el epígrafe. Además, en la segunda carta, Taracena también
indica la causa de su error sobre la publicación de la estela de Dombellas: «don
Teodoro [Ramírez] me dijo, o así lo entendí, que desde Zaragoza me mandaría el
nº del Boletín de la Academia en que la del jardín de Febrel se había publicado,
para que con las medidas se confrontara».
A
B
C
TAblA 1: (A) ESTElA dE dOMbEllAS SEgúN dIbUjO dE b. TARACENA. AhPCCj; (b) FOTOgRAFíA dE lA PIEzA EN lA CASA dE jOAqUíN
FEbREl. jUNTA dE CASTIllA Y lEóN, ARChIvO FOTOgRáFICO dEl MUSEO NUMANTINO (SORIA), Nº 135; (C) ESTElA dE dOMbEllAS (C1022 bIS) EN El MUSEO NUMANTINO. jUNTA dE CASTIllA Y lEóN, MUSEO NUMANTINO (SORIA); Fotografía: Alejandro Plaza.
Por otro lado, en las citadas cartas de Taracena, las referencias a Fita y a Vinuesa crean cierta confusión. No hemos localizado ninguna publicación de Fita
reiriéndose a la lápida de Dombellas, pero en 1912 sí había publicado una nota
sobre las «antigüedades romanas de Vinuesa» en el Boletín de la Real Academia
de la Historia7. En ella no aparece la estela que ahora nos interesa y, la lápida romana a la que alude, tampoco corresponde a aquel pueblo sino a Santervás de la
Sierra. Sáenz, en una artículo de 1967, señaló que esta referencia estaba equivocada,
7. FITA COlOMé, Fidel: «Antigüedades romanas de Vinuesa», BRAH, 60 (1912), pp. 98-99.
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adjuntando la que, según creemos, es la primera fotografía publicada de la estela de Dombellas en la casa de Febrel8. Dice haber tomado dicha imagen «hacia
1917», por lo que coincide con el momento en que estuvo allí Taracena, aunque no
conocemos datos que avalen que ambos fueran juntos. En el Museo Numantino
se conserva otra fotografía de la pieza en la citada casa9, sin autor ni fecha, pero
probablemente realizada en la misma época (vid. tabla 1b).
Por lo que respecta a la equívoca conexión entre Vinuesa, Dombellas y Santervás de la Sierra, resulta interesante retomar el caso de una estela de este último
pueblo, la nº 107 del repertorio publicado por A. Jimeno10. Abascal ha señalado
que el error topográico debió partir del marqués de Cerralbo, quien dio a conocer el epígrafe en una sesión de la Real Academia de la Historia el 5 de enero
del mismo año, indicando que «no es descartable que las notas de Fita sean los
apuntes tomados aquella tarde durante la intervención de Cerralbo»11. En efecto, Fita indica en el Boletín de la Real Academia de enero de 1912 que Cerralbo
había puesto a disposición de la Academia las copias del epígrafe, especiicando
sobre «la nueva inscripción romana de Vinuesa» que Cerralbo se encargaría de
conseguir fotografías y mayores datos. Como se nos informó en la RAH, en las
actas de dicha sesión no iguran apuntes sobre la estela, por lo que debió quedar
en una comunicación verbal.
En los años en que se dieron a conocer las estelas romanas existentes en Dombellas y Santervás de la Sierra (entre 1911 y 1917), pueblos separados por escasos
cuatro kilómetros, debió existir cierta confusión derivada de confundir el «estar
en» [el pueblo en cuestión en ese momento] con el «proceder de» [¿otro lugar? de
época romana]. De hecho, intuimos que a Taracena le traiciona el subconsciente
al redactar su carta del 3 de diciembre, lo que le lleva a tachar el «procede», para
indicar que «no es de Vinuesa». Él estaba hablando de la pieza de Dombellas, pero
parece insertarse alguna conversación habida con el abad Gómez Santa Cruz en
la que, quizá, ya se comentara el error topográico relacionado con la cercana
estela descubierta en Santervás, publicada por Fita no hacía mucho (enero de
1912), atendiendo a los datos aportados por Cerralbo. Según señala Fita en dicha
publicación, a Cerralbo le remitió los datos «el párroco actual». Sin indicar claramente de dónde es el párroco, de la lectura de su texto parece deducirse que es
el cura de Vinuesa12. Por su parte, Taracena transmite en su carta que, según el
8. SáENz GARCíA, Clemente: «Otras dos noticias en torno a Numancia», Celtiberia, 34 (1967), p. 242.
9. TERéS NAvARRO, Elías: «Orígenes del Museo Provincial del Soria», Catálogo de la exposición Gracias a… la
Comisión de Monumentos (1835-1970), Soria, 2005-2006, SENENT DíAz, Mª Pía (com.), Valladolid, Consejería de Cultura
y Turismo, 2005, p. 57.
10. JIMENO MARTíNEz, Alfredo: Epigrafía romana de la provincia de Soria. Soria, Diputación Provincial, 1980, p. 125.
11. AbASCAl PAlAzóN, Manuel: Fidel Fita (1835-1918): su legado documental en la Real Academia de la Historia.
Madrid, RAH, 1999, p. 210.
12. FITA COlOMé, Fidel: Antigüedades…., p. 98.
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LA INSCRIPCIÓN MEDIEVAL DE LA ESTELA ROMANA DE DOMBELLAS (SORIA)
abad Santa Cruz, la confusión se debía a que a Fita le envió la nota el maestro de
Dombellas, que solía cazar en Vinuesa.
Hay una noticia que introduce algunos matices aclaratorios en esta cuestión,
además de abrir nuevas vías de análisis para la pieza de Dombellas. En un artículo
de prensa del 23 de marzo de 191213 se habla de una «curiosa inscripción» que se
corresponde con la citada estela de Santervás de la Sierra. El artículo está irmado
por Anastasio González, en esas fechas, maestro de Vinuesa14. Indica que había
contactado con Cerralbo a cuenta de esta pieza, a quien le había remitido un
dibujo de la misma, transmitiéndole las erróneas ideas insertas en la tradición,
por las cuales se pensaba que podía proceder de Numancia o que correspondía a
los mineros que, en época visigoda, explotaron la sierra Carcaña. Sin embargo el
Marqués, quien tradujo el epígrafe, opinaba que era «de mayor antigüedad». Para
que la pieza se pusiera al mejor recaudo, el maestro («y en esta sana intención
me acompaña el citado Sr. Marqués»), contactó con el que había sido párroco de
Santervás hasta febrero de 1912, D. Eustaquio Rubio, para que se lo transmitiera al
Sr. Obispo, y llamó la atención de la Comisión de Monumentos. Si la carta enviada
a Cerralbo se remitió desde Vinuesa, es posible que ese sea el foco de la originaria
confusión. Pero más allá de esta vía, el artículo ofrece un dato de sumo interés, ya
que especiica dónde estaba la estela romana de Santervás en 1912:
En el dintel de la derruida ermita de San Andrés, junto a la huerta del mismo nombre en Santervás de la Sierra […] no cabe dudar fue utilizada por los monjes que vivieron en el convento que
hubo en el barranco de San Andrés -cuyos cimientos en circuito se conocen aun- poniéndola de
dintel en la ermita donde yo la he conocido y como tales tapias han desaparecido, tan signiicativa
piedra se encuentra (al menos hasta no ha muchos días) abandonada a la intemperie y expuesta
a que una mano ignorante la despedace por mero capricho o para que le sea más fácil llevarla a
formar pared como otro peñasco cualquiera.
En su carta del 3 de diciembre de 1917, Taracena ya indicaba que la pieza había
estado en una ermita al Suroeste del pueblo, pero en esta fecha iguraba «en el
poyo de la casa del Sr. cura». Nos hemos permitido esta divagación porque, de
todas las piezas romanas conocidas en Dombellas y Santervás de la Sierra, la que
tiene una mayor similitud estilística respecto a la que se reutilizó en la casa de
Febrel es, precisamente, la estela hallada en la que fuera la ermita de San Andrés
de Santervás. El hecho de que esta última se reutilizara en el dintel de la puerta
de un templo ya desaparecido a principios del s. XX nos habla de la antigüedad
de su reutilización. Hemos localizado esta ermita en un plano fechado entre los
ss. XVII-XVIII (Figura 1), aunque desconocemos cuándo pudo construirse o si la
estela estuvo allí desde el origen. Bien pudo insertarse en una reforma moderna
13. El Avisador Numantino, 23/03/1912, p. 1.
14. Cf. El Avisador Numantino, 19/07/1911, p. 3 o El Magisterio Español, 46, 16/07/1912, p. 15.
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FIgURA 1: dETAllE dE lA «CARTA TOPOgRáFICA dEl TéRMINO dE hINOjOSA dE lA SIERRA… (SORIA)». ARChv, PlANOS Y dIbUjOS,
ólEOS, 8. lEYENdA INSERTAdA POR lA AUTORA dEl ARTíCUlO: (1) ERMITA dE SAN ANdRéS (SANTERváS dE lA SIERRA); (2) ERMITA
dE SAN bENITO (hINOjOSA dE lA SIERRA); (3) dEhESA dE lA hERMANdAd.
pero, al cumplir una función estructural en el templo, quizá pueda tratarse de
una reutilización bastante antigua, idea que retomaremos.
Desconocemos cuándo se reutilizó la estela de Dombellas en la puerta de la tapia
de la casa de Joaquín Febrel. En nuestras visitas al pueblo nos informaron sobre la
familia y los solares ocupados por sus propiedades, en la actualidad, casas arruinadas y reformadas en su mayoría. Tampoco sabemos de quién eran estos inmuebles
antes de que pertenecieran a Joaquín Febrel, o si este los adquirió por compra, por
herencia, o si pertenecieron a la familia de su mujer, Vicenta Contreras (†1927). Al
haber sido Joaquín Febrel (†1937) médico e inspector provincial de sanidad, pueden rastrearse bastantes noticias sobre su familia en la prensa histórica, pero no
hemos localizado ningún dato sobre la casa de Dombellas. Por otro lado, aunque
conocíamos de antemano que existen otras dos estelas romanas reutilizadas en
el suelo de la iglesia, el hecho de que D. Vitoriano nos pusiera sobre la pista de
una antigua campana relacionada con la familia Febrel, a cuenta de un párroco
de nombre Gorgonio, nos hizo abrir una vía de análisis antes no contemplada.
Nos preguntamos entonces si alguna reforma de la iglesia pudo haber motivado
el acarreo de piedra que justiicara la llegada de lápidas romanas al pueblo. Tras
revisar los libros de fábrica de la iglesia de Dombellas correspondientes al periodo
1710-1930, no hemos conseguido avalar esta línea. No obstante, sí aparece la citada
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LA INSCRIPCIÓN MEDIEVAL DE LA ESTELA ROMANA DE DOMBELLAS (SORIA)
campana, fundida en 1827 siendo párroco Gorgonio Contreras y Contreras, quien
desempeñó el cargo desde 1824 hasta su muerte (1863)15. No hemos analizado si
puede tener relación de parentesco con la mujer de Joaquín Febrel. En la referida
documentación también aparece una obra de cierta envergadura en 1817 en «un
sitio de casa en que vivieron antes los curas», que comprendía además un corral
y un huerto contiguos; una inundación la había dejado en tan mal estado que se
decidió derribarla y construirla de nuevo, prestando el dinero Lorenzo Larred16. Si
se corresponde con la que actualmente se conoce como antigua casa de los curas,
enfrente de la iglesia, esta queda separada por un simple muro de las antiguas
propiedades de la familia Febrel. Gracias a la atención de su actual propietaria, Dª
Sara, tuvimos la oportunidad de revisar los muros del actual inmueble, sin que en
ellos detectáramos materiales escultóricos o epigráicos reutilizados.
En 1941 G. Bonfante17 publicó algunas estelas romanas sorianas, incluida la
citada de Santervás, señalando que fueron «discovered and photographed» por
Taracena, quien le entregó las fotografías en 1934, así como algunas indicaciones
sobre el lugar del hallazgo. Nada se dice en este artículo sobre la estela de Dombellas que estamos analizando, y tampoco aparece mayor información sobre el
asunto en la Universidad de Princeton, a la que acabaría vinculándose este autor.
Finalmente, en la sesión que la Comisión Provincial de Monumentos celebró
el 21 de septiembre de 1921, se comunicó que Taracena había conseguido los
fondos necesarios para trasladar a Soria «varias interesantes lápidas romanas,
existentes en diversos pueblos»18. No se especiica que entre ellas estuviera la
estela de Dombellas, aunque es muy probable, ya que en la siguiente reunión de
la Comisión, el 9 de enero de 1922, se incluye la recepción de dicha pieza «para el
Museo Provincial», por donación de Joaquín Febrel19.
Atendiendo a un trabajo del abad Gómez Santa Cruz, publicado en la prensa
en 193920, la pieza se expuso en el monasterio de San Juan de Duero, que acogía
la sección epigráica del Museo. Sin embargo, muy probablemente, en primer
lugar se conservó en las salas del Palacio de la Diputación, donde se custodiaban
las piezas del Museo Provincial, ya que el traslado de las lápidas romanas al monasterio no se decidió hasta 1923, y la Sección Epigráica no se coniguró hasta
15. Archivo Histórico de la Diócesis de Osma-Soria (AHDOS), Libro 4º de bautizados, conirmados, casados
y difuntos (1778-1851), fol. 82v; Libro 6º de bautizados, conirmados y difuntos (1863-1922), Libro de difuntos, fol. 1r;
Libro 2º de Carta-Cuenta de la iglesia de Dombellas (1813-1955), Caja 5, fol. 42r. Figuran con referencia antigua: 162/…
16. AHDOS, Libro 2º de Carta-Cuenta de la iglesia de Dombellas (1813-1955), 162/…, Caja 5, fol. 10v.
17. GóMEz-PANTOjA, Joaquín: «Experto credite. El P. Fita y el anticuarismo soriano», en MORA, Gloria & DíAzANdREU, Margarita (eds.): La cristalización del pasado: Génesis y desarrollo del marco institucional de la Arqueología en
España. Málaga, Universidad, 1997, p. 200. BONFANTE, Giuliano: «Some new inscriptions from Spain», American Journal
of Archaeology, 45 (1941), pp. 73-80.
18. AHPSo, Actas de la Comisión Provincial de Monumentos, Sig. 5335, 21/09/1921.
19. Idem, 9/01/1922.
20. El Avisador Numantino, 19/08/1939, p. 2. En el Archivo del Museo Numantino (Caja 27) se conserva este mismo
texto mecanograiado, sin fecha.
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193421. En el citado artículo de prensa, el erudito abad realiza un somero análisis
sobre el epígrafe, a día de hoy el único que conocemos:
Aunque romana, en la cartela, bien porque antes no la tuviese, bien porque la picaran para poner
la actual, hay una inscripción en trece líneas, de las que se leen sin diicultad la primera que dice:
ORAT. EIS. PA-NR (Rogad por ellos, Padre Nuestro) y las tres últimas: REQUIESCANT IN PACE
MENSE AP-. HERA CLII. En las nueve líneas restantes se leen varias palabras y se ven no pocas
letras y de todo se deduce que es un monumento funerario erigido en 1105 a la memoria de varios
cristianos, para los que se piden oraciones y se impetra del Altísimo su descanso eterno, y no
será difícil a epigraistas profesionales descifrar toda la leyenda en la que puede presumirse que
se hiciera constar los nombre [sic], el número de las víctimas, el lugar o la causa de su muerte,
martirio, actuación de guerra, peste, fuego, inundación o terremoto, datos que dada la fecha
(1105), habrían de ofrecer excepcional interés para la historia de Soria de la que, hasta los años
1109 a 1114 en que se repuebla, apenas se tienen noticias.
En la actualidad, la estela de Dombellas se expone en el Museo Numantino;
como hemos señalado, su número de inventario es C-1022 bis.
3. ANÁLISIS DE LA PIEZA
3.1. DESCRIPCIÓN GENERAL
La iconografía de la estela romana de Dombellas fue descrita por A. Jimeno22.
Siguiendo a este investigador, nos encontramos ante una pieza rectangular, en
cuya zona superior aparece parte de la rueda solar en que iría rematada; bajo esta
igura se dispone un creciente lunar, dos rosáceas sexapétalas y dos escuadras cerrando el conjunto. El centro de la pieza está ocupado por la cartela, delimitada en
su zona superior por una ancha cenefa. El espacio inferior restante está decorado
con dos delines tragándose un pez (vid. tabla 1c).
Aunque en páginas posteriores profundizaremos sobre diversos aspectos de
nuestra propuesta de lectura del epígrafe, a modo de edición crítica, recopilamos
lo allí expuesto a in de ofrecer una visión general previa. En la siguiente icha
incluimos la fecha que se conserva en el epígrafe, la tipología de la inscripción, los
diferentes datos técnicos y bibliográicos, la transcripción epigráica y paleográica y su traducción. En la transcripción epigráica mantenemos las abreviaturas,
lagunas, etc., indicando las restituciones y pérdidas mediante corchetes. Estos
también se emplean en la transcripción paleográica, donde utilizamos la letra
cursiva minúscula y desarrollamos las abreviaturas.
21. TERéS NAvARRO, Elías: «El Museo Provincial de Soria bajo la dirección de la Comisión», Catálogo de la exposición
Gracias a… la Comisión de Monumentos (1835-1970), Soria, 2005-2006, SENENT DíAz, Mª Pía (com.), Valladolid, Consejería
de Cultura y Turismo, 2005, pp.63-67.
22. JIMENO MARTíNEz, Alfredo: op. cit., p. 215.
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TAblA 2: EPígRAFE dE lA ESTElA dE dOMbEllAS. jUNTA dE CASTIllA Y lEóN, MUSEO NUMANTINO (SORIA);
Fotografía: Alejandro Plaza. Digitalización de los trazos visibles en la actualidad (autora del artículo).
1105, abril.
Chronica sobre Munio Sancius.
A. Soria, Dombellas, casa de D. Joaquín Febrel, reutilizada como jamba de
una puerta exterior. En la actualidad se conserva en el Museo Numantino (Soria),
nº de inventario C-1022 bis. Escritura de traza visigótica, de 2-4’5 cm. de ancho x
2’5 - 3 cm. de alto; en la cenefa: 2-5 cm. de ancho x 4’5 cm. de alto. No se detectan
líneas de pautado. Conservación regular, con algunas pérdidas signiicativas. Pieza: 1’46 x 0’51 x 0’20 m.; campo epigráico del interior de la cartela: 0’42 x 0’53 m.
publ.: Epígrafe inédito, al margen de algunas palabras transcritas por el abad
Santiago Gómez Santa Cruz en un trabajo publicado en la prensa: El Avisador
Numantino, 19/08/1939.
Ref.: Taracena Aguirre, Carta Arqueológica de Soria, p. 63; Sáenz García, Otras
dos noticias en torno a Numancia, p. 242; Jimeno Martínez, Epigrafía romana de
la provincia de Soria, p. 215; Morales Hernández, Carta Arqueológica de Soria, p.
78; Gómez-Pantoja, Viejas piedras, nuevas lecturas, p. 543; Terés Navarro, El Museo
Provincial de Soria bajo la dirección de la Comisión, p. 63.
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Orate pro eis Pater Noster.
(Crux) In Dei nomine et [h]oc signum […] M[uni]o Sancius qui po[pula]vi<t> (?) Fenogosam de iustos (?) homines.
Vene[ru]nt almoravites super eum […] et fugavit cum illis
eius (?) […]evit dies eius Domini[cus] (?) et perierunt cum
eo sexa<gin>ta viris. Requiescant in pace [Amen Christus].
Mense aprile in era millesima centesima cuadragesima tertia.
Rezad por ellos un Padre Nuestro.
FIgURA 2.
(Cruz) En el nombre de Dios y este signo […] Munio
Sancius, el cual pobló Hinojosa de/con hombres justos.
Vinieron los almorávides sobre él […] y les puso en fuga
(o luchó contra ellos) […] en sus días Dominicus (?) y
perecieron con él sesenta hombres. Descansen en paz.
Amén Cristo (?). Mes de abril, en la era de 1143.
A modo de avance en el aparato crítico, es pertinente plantear algunas cuestiones. En este epígrafe encontramos toda la problemática que implica el análisis
de lo que podríamos denominar «contextos liminares». Es indudable su cariz
cristiano, pero también tiene vínculos con el ambiente repoblador asociado a la
denominada reconquista. Necesariamente, estos dos términos deben entenderse
con matices, y aún más en el territorio donde se localizó la pieza, la zona Noroeste
de la actual provincia de Soria, cuyo desarrollo durante la Alta Edad Media nos es
completamente desconocido. Por ello, cabe plantearse hasta qué punto se puede hablar de re-poblar y re-conquistar un territorio despoblado y recuperado al
previo poder musulmán. Creemos que es más oportuno hablar de permanencias
y mutaciones que de rupturas radicales.
Todo ello tiene relación con las valoraciones plasmadas en la icha previa, en
la que hemos mantenido la fecha grabada en el epígrafe: era 1143 (año 1105). Al
encontrar coherencia entre el epígrafe y hechos vinculados a un personaje histórico, y no detectar motivos de peso sobre su falsedad, debemos pensar en una
copia o en un original. En el primer caso, podríamos hallarnos ante una copia
epigráica, o entrar en el ámbito de las renovationes, pero ambas remitirían a un
texto anterior que, en caso de existir, desconocemos. Si tenemos en cuenta los
resultados del estudio realizado por García Morilla sobre la epigrafía medieval
burgalesa, por ser el análisis más cercano a nuestro ámbito de estudio, a falta de
una investigación de la misma profundidad para la provincia de Soria, vemos que
las copias y falsos representan un porcentaje menor, y con diferencia, respecto
a los epígrafes originales. Teniendo en cuenta lo dicho, y el análisis que desarrollaremos en las siguientes páginas, en principio, nos inclinamos a pensar que en
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nuestra pieza existe una alta probabilidad de encontrarnos ante un epígrafe original (A). En ese caso surge la duda sobre si es un original contemporáneo a 1105
o un original tardío, lo que conlleva buscar alguna precisión en el tipo de letra,
para la que hemos indicado una «traza visigótica», especialmente en la cartela
pues, como especiicamos en otro lugar de este trabajo, el texto de la cenefa quizá
sea algo posterior. De nuevo, llegamos a un contexto liminar, un momento de
transición entre la escritura visigótica y la carolina en un epígrafe hallado en un
territorio del que, insistimos, nada sabemos de su historia altomedieval. Quizá
eso explique la coexistencia de algunos caracteres de «traza visigótica» con un
módulo más próximo a la carolina. Por ello, es interesante preguntarse cuál puede
ser el grado de asimilación o pervivencia, en el ámbito de la escritura, y de dónde
proceden las inluencias. No obstante, en el estado actual de nuestra investigación,
no podemos llegar a mayores precisiones sobre estos aspectos.
3.2. NOTAS DE CONTEXTO
En 1967 C. Sáenz se refería a la estela de Dombellas como «romana de origen,
repicada en la Edad Media para ser utilizada en una nueva dedicatoria»23. Sin embargo, tras un análisis detenido, creemos que no fue repicada, es decir, que no
contó con epígrafe en época romana. Por ello, quizá no llegó a cumplir su función
en un cementerio coetáneo, hipótesis que nos llevaría a una pieza semielaborada
procedente de algún taller próximo a la zona de abastecimiento de piedra. Además, la estela está mutilada en su parte superior, perdiendo parte de la decoración
a través de un corte limpio. Es posible que este recorte se realizara a la hora de
colocarla en la casa de Febrel, donde se empleó como jamba de una puerta, dando perfecto acomodo al sillar colocado sobre ella. Sin embargo, tampoco puede
descartarse que el corte se hubiera hecho antes, y más considerando que en la
Alta Edad Media también se utilizó en posición vertical. No puede tener otro
sentido la concreta distribución de las trece líneas de escritura, ideadas para ser
leídas con la estela en posición enhiesta. La colocación horizontal de la pieza en
el momento de «uso» del texto es menos probable, no sólo porque la inscripción
se grabó en la cara moldurada, poco apta para una solera, sino también porque el
epígrafe hubiera sufrido un desgaste aún mayor.
La inscripción es un texto completo cuyos renglones no exceden el espacio
disponible; incluso queda libre una franja de 10 cm de ancho en la zona inferior
de la cartela. Aunque no hemos detectado restos de las líneas de pautado, este
debió existir habida cuenta de la regularidad del texto sobre el campo epigráico:
las doce líneas grabadas en la cartela mantienen un módulo bastante uniforme,
23. SáENz GARCíA, Clemente: op. cit., p. 242.
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con una altura de letra de 2’5 cm., excepto el último renglón, donde aumenta hasta
los 3 cm.; las letras del texto grabado en la franja superior de la cartela (fuera de
ella) llegan a los 4’5 cm. de altura. La uniformidad sólo se ve rota por la inclusión
de los signos de abreviatura.
Cabe pensar si el soporte se eligió antes o después de idear el texto. Como ha
indicado Pereira, la utilización de un soporte concreto no sólo depende de las
posibilidades de abastecimiento, sino que también constituye en sí «un recurso
publicitario y un símbolo de estatus»24. La cuestión no es accesoria porque tratándose de una estela romana anepigráica, se añade un elemento más: ¿dónde
estaba la pieza para que, en la Edad Media, alguien decidiera materializar en ella
una inscripción? No tenemos respuesta, y las posibles vías de análisis tampoco
están exentas de dudas. Si pensamos en los alrededores de Dombellas, resulta
indispensable mirar hacia la cercana Numancia. Según Gómez-Pantoja, las piezas romanas documentadas en los pueblos del entorno de Numancia pudieron
acarrearse desde esta o proceder «de necrópolis, villae y otros establecimientos
antiguos de menor entidad pero que posiblemente debían estar en la órbita de
inluencia de la ciudad»25. Antes hemos indicado que quizá no llegó a cumplir su
función en un cementerio, lo que puede llevarnos a un taller que trabajara para
un amplio territorio alrededor de Numancia. Sin embargo, también es muy sugerente lo expuesto por Gimeno y Ramírez26 sobre las estelas romanas reutilizadas
en la fábrica de la ermita soriana del Santo Cristo del Campillo de Alcubilla de
Avellaneda, para las que proponen una procedencia burgalesa: Lara de los Infantes
y Clunia. Los autores señalan una posible relación con el monasterio de Arlanza,
«-al que fueron a parar algunas inscripciones de la vecina Lara de los Infantes-,
el cual cedió a Alcubilla de Avellaneda los pueblos de Fuentearmegil y Guijosa en
censo eniteútico».
García Morilla ha incidido en la diicultad para identiicar los scriptoria medievales en la provincia de Burgos, apuntando que «su actividad debió ser análoga a la
existente en época romana, aunque su ubicación pudo estar ligada bien a centros
escriptorios librarios, bien a talleres artesanales»27. Siguiendo a este investigador,
en los primeros siglos altomedievales, la repoblación y el control territorial se materializó en pequeños monasterios, a los que quedó ligada la producción epigráica
para dar respuesta a unas necesidades publicitarias muy deinidas: consagraciones,
24. PEREIRA GARCíA, Irene: «Espacio y comunicación: una aproximación a los caracteres funcionales de la epigrafía
medieval»: Actas del I Congreso de investigadores noveles en Ciencias Documentales: Funciones y prácticas de la escritura,
Madrid, 2013, GAlENdE DíAz, Juan Carlos (coord.), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2013, pp. 179-186.
25. GóMEz-PANTOjA, Joaquín: «Viejas piedras, nuevas lecturas, II: lápidas romanas de Numancia y sus alrededores»,
en AlONSO ÁvIlA, Mª Ángeles et alii (coords.): Homenaje al Profesor Montenegro. Estudios de Historia Antigua. Valladolid,
Universidad, 1999, p. 540.
26. GIMENO PASCUAl, Helena & RAMíREz SáNChEz, Manuel: «Dos inscripciones inéditas en la provincia de Soria
(España)», Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, 139 (2002), pp. 273-278.
27. GARCíA MORIllA, Alejandro: Las inscripciones medievales de la provincia de Burgos: siglos VIII-XIII, (Tesis doctoral,
s.p.), Universidad Complutense, 2013, pp. 97-99.
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(re)ediicaciones, óbitos, etc. Frente a esta producción de centros ocasionales,
habla de aquellas tareas epigráicas realizadas por los especialistas familiarizados
con los scriptoria librarios o documentales, cuyos hábitos y costumbres quedaron relejados en las inscripciones. En la Rioja Baja, zona que limita al Norte con
nuestra zona de estudio, Pereira señala que la escasez epigráica romana (excepto
en Camero Nuevo), se mantiene en época medieval, con escaso número de inscripciones conservadas. La autora indica que los centros con mayor número de
epígrafes y con una letra más cuidada, están ligados a lugares que contaron con
un importante scriptorium, como los monasterios de San Millán de la Cogolla y
Santa María la Real de Nájera, donde se preparaban los textos epigráicos que se
encargaban en función de las necesidades de los distintos artesanos.
Los epígrafes medievales más cercanos a Dombellas se encuentran en la iglesia
de los Santos Mártires de Garray, pero nada tienen que ver cronológica ni tipológicamente con el caso que analizamos. En la fábrica de este templo se reutilizan
piezas epigráicas romanas, como sucede en la propia iglesia de Dombellas pero,
para el solar soriano, carecemos de estudios amplios que permitan saber cómo
funcionan los talleres epigráicos medievales y su posible vínculo con las oicinas
lapidarias romanas. Paniagua28 ha trazado algunas líneas sobre los talleres epigráicos asociados al ambiente románico soriano (y hasta el s. XV). Sin embargo, la
pieza que analizamos es singular respecto a los epígrafes hasta ahora documentados
tanto por la fecha que aparece grabada en ella (era 1143, año 1105), como por ser la
única que no hemos conocido asociada a un templo que aún perviva. Los epígrafes
sorianos más próximos a esa cronología aparecen en iglesias románicas situadas
a unos sesenta kilómetros al sur del territorio que analizamos: San Esteban de
Gormaz (1081 y 1065?29) y Andaluz (segunda década del s. XII). El propio análisis
del contexto histórico altomedieval lleva a intuir que la inluencia de esos ejemplos meridionales en nuestra zona de investigación pudo ser bastante inferior a
las posibles conexiones con los territorios actualmente burgaleses y/o riojanos.
En cuanto al emisor, como ha expuesto Javier de Santiago30, el evergetismo de
las élites fue una de las fuentes de la producción epigráica urbana en la Antigüedad
romana, aspecto que se mantiene, aunque transformado, en la sociedad cristiana:
en ese nuevo contexto, las élites intentan perpetuarse y ser recordadas por honrar la grandeza de Dios, patrocinando la erección o reconstrucción de templos
para obtener la salvación eterna. Como veremos, en la pieza que analizamos el
elemento religioso es evidente, tanto como su función publicitaria; incluso sería
28. PANIAgUA FAIRéN, Marina: Epigrafía medieval soriana al norte del Duero (siglos XI-XV). Madrid, La Ergástula,
2013, pp. 81-85.
29. ESTERAS, José Ángel et alii: «La piel que habla. Graitos de los siglos XI-XIII sobre el revoco románico de la
iglesia de San Miguel de San Esteban de Gormaz (Soria)», en OzCáRIz GIl, Pablo (coord.): La memoria en la piedra:
estudios sobre grafitos históricos. [Pamplona], Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana, 2012, p. 97.
30. SANTIAgO FERNáNdEz, Javier (de): «Epigrafía y ciudad en el medievo hispano: inscripciones de origen real y
nobiliario», Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval, 28 (2015), p. 517.
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posible intuir hasta cierto matiz ejemplarizante. Sin embargo, resulta complejo
incardinar este epígrafe en una tipología concreta. Siguiendo la división de Martín y Lobo31, quizá quedaría dentro de las «chronicae», entendido en un sentido
amplio, ya que tiene algún elemento que podríamos asociar a las «hortationes»,
además de connotaciones necrológicas. Del conjunto del texto cabe deducir un
sentido conmemorativo, aunque otra cuestión sería poder precisar quién es el
autor moral de la inscripción, es decir, el emisor del mensaje. A juzgar por los
datos que expondremos en las siguientes páginas, no estamos en condiciones de
airmar si la iniciativa pudo partir de ámbitos eclesiásticos o si estaba detrás algún
miembro de la élite civil vinculado a los Finojosa.
En la estela de Dombellas no nos encontramos ante un epígrafe rural diseñado
por un artesano poco avezado en las cuestiones escriptorias. Se trata de un texto
en latín con frecuentes letras enlazadas y abreviaturas. Entre las primeras, aparecen algunas combinaciones convencionales (NP, NE, NT, AV…) y otras formas
más llamativas, como el modo de resolver la unión de la sílaba QVI. No hemos
encontrado paralelos para este último caso, lo que hubiera sido de gran utilidad.
En cuanto a las abreviaturas, se expresan mediante una simple línea horizontal
sobre la palabra reducida (como se aprecia en las abreviaturas de Dei, nomine, eum,
cum…) o mediante superposición de letras y cruzamientos (buen ejemplo es la
abreviatura de aprile). Uno de los casos de mayor complejidad es el de la última
palabra de la sexta línea de la cartela, donde se usa una doble abreviatura que nos
ha impedido descifrar su signiicado. En algunas ocasiones, en lugar de abreviar
la palabra, esta se corta al inal de la línea sin ningún tipo de indicación. Por otro
lado, se emplea como interpunción el doble punto vertical, excepto al inal del
texto, donde se disponen tres puntos en la misma posición.
Como apuntó García Lobo32, este empleo de abreviaturas, nexos, etc. encaja
bien con la escritura visigótica publicitaria, caracterizada además por el uso de
letras capitales y unciales mezcladas entre sí, así como de minúsculas agrandadas.
En el epígrafe que analizamos, aparece una h minúscula agrandada al inal de la
cuarta línea de la cartela, empleando para el resto letras mayúsculas. También
encontramos otros elementos que, según el mismo autor, caracterizan a este tipo
de escritura visigótica: O romboidal, A sin travesaño horizontal, R con tercer trazo
rectilíneo. Además, señala que la inluencia de la escritura carolina no aparece
de forma sistemática hasta principios del s. XII, manteniéndose las reminiscencias visigóticas hasta inales del mismo siglo. Por ello consideramos que, a nivel
paleográico, el tipo de escritura se corresponde bien con la data que aparece en
31. MARTíN LóPEz, Mª Encarnación & GARCíA LObO, Vicente: «La epigrafía medieval en España. Por una tipología
de las inscripciones», VIII Jornadas Científicas sobre Documentación de la Hispania altomedieval, Madrid, 2009, GAlENdA
DíAz, Juan Carlos & SANTIAgO FERNáNdEz, Javier (de) (dirs.), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2009, p. 194.
32. GARCíA LObO, Vicente: «La escritura visigótica I: inscripciones y códices», Actas de las IV Jornadas de la Sociedad
Española de Ciencias y Técnicas Iconográficas, Paleografía I: La escritura en España hasta 1250, Burgos, 2006, FERNáNdEz
FlóREz, José Antonio & SERNA SERNA, Sonia (coords.), Burgos, Universidad de Burgos, 2008, pp. 69-70 y 77.
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el propio epígrafe (1105). No obstante, como hemos indicado, nos movemos en
un contexto liminar, de tránsito entre la escritura visigótica y la carolina, a cuyo
módulo parece acercarse.
3.3. PROPUESTAS DE LECTURA
Decía Gómez-Pantoja en 1999, con razón, que esta inscripción «no se ha leído
nunca quizá por el desgaste que sufre y porque los epígrafes tardíos despiertan
menos interés que los romanos»33. En efecto, como ya se intuía en la fotografía de
principios del s. XX, parte de las letras de las tres primeras líneas de la cartela están
considerablemente desgastadas. Así, la lectura que ofrecemos de ellas es fruto del
análisis conjunto de dicha imagen con la pieza original y el uso de moldes. También hay que considerar la pérdida causada por grietas, trazos sobrepuestos a la
inscripción (los omitimos en la digitalización), algunas concavidades y la fractura
de parte de la moldura de la cartela en uno de sus laterales. Estos daños también
eran perceptibles en la imagen de hace un siglo. Si a ello sumamos los citados
nexos y abreviaturas, el resultado es un epígrafe de notable complejidad, del que
exponemos nuestros primeros planteamientos, analizando el texto de manera
segmentada y comenzando por la cartela.
+ IN D(E)I N(O)M(IN)E ET [H(?)]OC SI/GNV(M) : […]
La fórmula empleada tiene reminiscencias de los documentos jurídicos, aunque
tampoco es infrecuente encontrar epígrafes con esta doble invocación: una gráica (Cruz) y otra verbal (In Dei nomine). Algo muy similar aparece en el epígrafe
de San Julián de Lara (anterior al s. XII) y en el de la iglesia soriana de Andaluz
(según autores, 1112 o 1114), aunque en estos casos la cruz precede a la fórmula
«in nomine domini»34.
En los documentos también es muy habitual la expresión «hoc signum», por lo
general acompañada del verbo «fecit» (o sus variantes), pero no podemos asegurar
que aquí se trate de la misma estructura, ya que nos ha sido imposible asegurar
qué letras aparecen tras la interpunción, y si la palabra corresponde a la invocatio
o debe asociarse al fragmento que analizamos a continuación.
M[VNI]O SAN/CIVS QVI PO[PULA]VI<T>(?) FE/NOGOSA(M) DE I[V]STOS(?)
h/OMINES
33. GóMEz-PANTOjA, Joaquín: Viejas piedras…, p. 543.
34. ESTERAS, José Ángel; LORENzO, Josemi & MONTANER, Alberto: «Dos inscripciones sobre la fundación de Lara
y una sobre sus siete infantes, con un análisis evolutivo de su iglesia parroquial», Magnificat CLM, 3 (2016), pp. 95-160.
PANIAgUA FAIRéN, Marina: op. cit., pp. 182-188.
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Sin duda, este es un fragmento clave en el epígrafe y no poco problemático habida cuenta de las pérdidas señaladas. No obstante, el propio sentido del
conjunto del texto, la alusión a Hinojosa y la asociación de este topónimo a un
personaje de nombre M…o Sancius, nos ha hecho valorar la alta probabilidad de
encontrarnos ante aquel Muño Sancho que se cuenta entre los antepasados de
individuos tan ilustres como Martín de Finojosa o Jiménez de Rada. Este personaje
histórico fue enterrado en el monasterio de Santo Domingo de Silos y su igura
fue adornada por la leyenda35. El resto de las palabras de esta oración también ha
sufrido notables pérdidas, por lo que sólo cabe ofrecer los planteamientos que nos
han llevado a seleccionar la hipótesis de trabajo que planteamos: «el cual pobló
Hinojosa de hombres justos».
Primera cuestión: ¿a qué Hinojosa se reiere? A la hora de intentar responder
a esta pregunta nos encontramos con un tema evidente: la evolución fonética de
un término tan genérico como Hinojosa, itotopónimo que, según Carracedo36,
deriva del latín «fenuculu», hinojo. El mismo autor recopila la evolución para
los casos sorianos de Hinojosa de la Sierra (1587: Hinojosa; 1752: Ynojosa de la
Sierra; 1788: Hinojosa de la Sierra) e Hinojosa del Campo (1270 y 1352: Finoiosa
del Campo; 1587: Hinojosa del Campo; 1752: Ynojossa del Campo; 1785 y 1788:
Hinojosa del Campo). Las «crónicas trujillanas» del s. XVI, que hacían a Nuño
(sic) Sancho natural de Soria («cabeza de capitán general de los linajes de aquella
ciudad […] libertó a aquella comarca de los moros»), indican que «entre sus señoríos tenía villas de su nombre, que al presente son pequeños pueblos, llamados
las Hinojosas: son en los conines de Soria. De la una es señor don Diego de Mendoza, y esta se dice Hinojosa de la Sierra»37. Sin embargo, Salvador Remírez38, al
analizar las propiedades de los señores de Inestrillas (Miguel Muñoz de Finojosa
y su mujer, Sancha), opina que el «solar de origen» que dio nombre a la familia
de los Finojosa es Hinojosa del Campo, lugar de donde hace oriundo a Miguel, y
desde el cual esta familia nobiliaria castellana se extenderá por otros territorios,
especialmente por los valles del Queiles y Alhama. Cierto es que en las fechas que
analiza Remírez (desde, aproximadamente, mediados del s. XII), la zona estaba bajo
dominio cristiano pero, al margen de algunos datos puntuales, con anterioridad al
35. La leyenda es conocida a través de dos documentos medievales contenidos en la obra que Berceo dedicó a
la Vida de Santo Domingo de Silos: uno del s. XIII (Archivo del Monasterio de Santo Domingo de Silos -AMSDS-, Ms.
12, fols. 20v-21r) y una copia del s. XIV (RAH, Colección Salazar y Castro, 09-00541 (H-18), fols. 17v-18v). Ambos han
sido publicados (respectivamente: ANdRéS, Alfonso: «Notable manuscrito de los tres primeros hagiógrafos de Santo
Domingo de Silos (siglos XIII-XIV», BRAE, 4 (1917), pp. 172-194 y 456-458; FRITz-GERAld, John: «Caballeros Hinojosas
del siglo XII», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 6 (1902), pp. 49-60), aunque también hemos consultado los
documentos originales. En las siguientes páginas aludiremos al manuscrito del s. XIII o al del s. XIV para referirnos a
estos documentos, omitiendo continuas notas al pie.
36. CARRACEdO ARROYO, Eleuterio: Toponimia de la tierra de Soria. Soria, Diputación Provincial, 1996, pp. 148-149.
37. MUñOz dE SAN PEdRO, Miguel: Crónicas trujillanas del siglo XVI (manuscritos de Diego y Alonso de Hinojosa, Juan
de Chaves y Esteban de Tapia). [Cáceres], Publicaciones de la Biblioteca Pública y Archivo Histórico de Cáceres, 1952, p. 55.
38. REMíREz VAllEjO, Salvador: «Los señores de Inestrillas y la Orden del Temple. Nueva aportación a los estudios
de los templarios en La Rioja», Berceo, 166 (2014), p. 182.
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entorno de la década de los veinte de esa centuria, resultaría muy forzado pensar
en unas propiedades cristianas sólidas en ese territorio. Si retomamos los datos
de Carracedo, vemos que la mención más antigua a esta última Hinojosa (s. XIII)
ya aparece con el sobrenombre «del Campo», mientras que el pueblo homónimo
más norteño, a ines del XVI aún se denominaba solo Hinojosa. Como hipótesis,
puede que la Hinojosa meridional fuera una «repoblación» cristiana relacionada
con la actual Hinojosa de la Sierra. Y todo ello sin descartar que las propiedades
originalmente vinculadas a Muño Sancho estuvieran en otros territorios. De hecho,
algún investigador ha planteado la posibilidad de que su palacio fuera el castillo de
Muñó, donde se celebraron las bodas de Urraca y Alfonso el Batallador en 110939.
Otros estiman que la familia debió vivir en las inmediaciones del monasterio de
San Sebastián, es decir, en el actual Santo Domingo de Silos40.
Aunque en el concilio de Husillos (1088) no aparece ninguna Hinojosa en
los deslindes, entre 1097 y 1109 se recurre a esos límites en relación a los pleitos
habidos por ciertas posesiones de las diócesis de Burgos y Osma: el monasterio
Valeranicense, la iglesia de Santa María de Rabanera y la villa llamada «Fenicularis». Según Flórez, esta última sería Hinojosa (sin mayor especiicación) pero,
para Serrano, es Henar, aludiendo a un posible enclave situado en los pinares de
Hontoria, Navaleno y San Leonardo41. En 1122 se documenta un «Pascasio Sancii
de Fenoiosa», en un documento sobre Tera42 y, avanzando hasta 1136, cuando se
establecen los límites entre las diócesis oxomense y burgalesa en el Concilio de
Burgos, entre los núcleos citados aparecen «Covaledas, Fenoliosam, Cabreillas
[…]»43, lo que nos lleva desde territorio burgalés al sector Noroeste de Soria. Además, en el occidente soriano, el Becerro de las Behetrías (mediados del s. XIV) cita
en el entorno de Espeja la aldea de «Finojosa» (igura como «despoblado») y «el
aldea de suso que llaman inojosa» (identiicándola como «yermo»)44.
Como hemos apuntado, en el trabajo de Remírez se vincula a Miguel Muñoz
con Hinojosa del Campo. Cuando al nombre de Miguel se une el topónimo con
la preposición «de», Hinojosa aparece como «Fenoiosa» (1140); «Fenellosa» (11351141); «Finojosa» (1158) o «Feneiosa» (1221); poco después, encontramos el término
«Fenolada» (1237), asociado a una propiedad de los señores de Inestrillas que se ha
39. MONTOYA MARTíNEz, Jesús: «Un ejemplo de la mauroilia de Washington Irving: su Spanish Romance», en
AlONSO GARCíA, Manuel José (ed.): Spanish U.S.A. Los Estados Unidos de América bajo la perspectiva europea, a partir del
imperio español y de las huellas de España. Melilla, Asociación de Estudios Hispano Africanos, 1996, p. 187.
40. MARTíNEz AñIbARRO Y RIvES, Manuel: Intento de un diccionario biográfico y bibliográfico de autores de la provincia
de Burgos. Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1889, p. 196.
41. FlóREz, Enrique: España Sagrada, vol. 26. Madrid, Oicina de Pedro Marín, 1771, pp. 237-240. SERRANO, Luciano:
El Obispado de Burgos y Castilla primitiva: desde el siglo V al XIII, vol. 1. Madrid, Instituto Valencia de Don Juan, 1935, p. 352.
42. Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla. Disponible on- line: <http://www.ehu.eus/galicano/
id643&l=es&tmp=1483126335954> [Consulta: 15/10/16].
43. LOPERRáEz CORvAláN, Juan: General Colección diplomática citada en la descripción histórica del Obispado de
Osma, vol. 3. Madrid, Imprenta Real, 1788, pp. 16-17.
44. HERNáNdEz, Fabián (ed.): Becerro. Libro famoso de las Behetrías de Castilla, que se custodia en la Real Chancillería
de Valladolid. Manuscrito del siglo XIV […]. Santander, Librería de Fabián Hernández, 1866, p. 234.
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identiicado con Hinojosa45. En la década de los cuarenta del s. XII, existen otros
dos documentos de interés. Por un lado, en 1144 Alfonso VII otorgó escritura de
permuta con un caballero llamado Anaya Gonzalo Núñez, dándole la villa de
Yanguas, propia del rey, con todos sus términos y pertenencias en trueque por la
de Finojosa, que era de aquel caballero46. Por cercanía con Yanguas, podríamos
inclinarnos a identiicar a Anaya como caballero de Hinojosa de la Sierra, pero
no es un argumento suiciente, y más teniendo en cuenta un documento del
año anterior (1143), cuando el rey donó al concejo de Soria «Fenolosa […] cum
suis terminis, tam populatis quam heremis»; entre los testigos aparece «Michael
Ioannis de Finolosa»47. Martínez Llorente opina que el núcleo donado es Hinojosa de la Sierra48.
En cuanto al nombre Muño Sancho, no es extraño en la Alta Edad Media ni
desconocido en el entorno de nuestro estudio, incluso en inscripciones, como
ejempliica el epígrafe de la iglesia de Neila («Mvnio Sancio magister»,1087),
donde se habla de un abad Nuño vinculado a Valvanera49. Además, ya desde el
propio s. XVI, existió confusión entre el Muño Sancho enterrado en Silos y otro
de los miembros de esta familia, homónimo pero muerto en 1206 y enterrado en
Santa María de Huerta. Este último fue marido de Marquesa, hermano de Martín
de Finojosa, e hijo de Miguel Muñoz de Finojosa y Sancha. Aparece conirmando
el documento por el cual Sancha hace oblación de su hijo Martín y donación de
Boñices al abad y monasterio de Santa María de Cántabos, documento irmado
en Oter de Selas en abril del año 115850. Zamora opinaba que «este documento,
por la fecha, debió redactarse en Tardesillas51, donde los Finojosas tendrían heredades, al regreso de los funerales del esposo de Dª Sancha en Silos»52. Después
de que J.I. Esteban Jáuregui nos facilitara tres documentos sobre la Dehesa de la
Hermandad53, creemos que la vinculación de la familia con la zona Noroeste de
la actual provincia de Soria es indudable: en el pleito del s. XVI sobre los usos de
45. LlORENTE, Juan Antonio: Noticias históricas de las tres provincias vascongadas. Álava, Guipúzcoa y Vizcaya,
vol. 4. Madrid, Imprenta Real, 1808, pp. 78-79; REMíREz VAllEjO, Salvador: op. cit., pp. 238, 240, 203; ÁvIlA SEOANE,
Nicolás: El proceso de señorialización de la Extremadura Castellana. Siglos XII a XVIII, (Tesis doctoral s.p.), Universidad
Complutense, 2005, p. 520.
46. MARTíNEz MARINA, Francisco: Ensayo histórico-crítico sobre la antigua legislación y principales cuerpos legales,
especialmente sobre el código de D. Alonso el Sabio, conocido con el nombre de las Siete Partidas. Madrid, Imprenta de
los hijos de Joaquín Ibarra, 1808, p. 97.
47. SERRANO Y SANz, Manuel: «Un documento bilingüe de Alfonso VII. Año de 1143», BRAE, 8 (1921), pp. 588-589.
48. MARTíNEz LlORENTE, Félix Javier: Régimen jurídico de la Extremadura castellana medieval: las Comunidades de
Villa y Tierra (s.X-XIV). Valladolid, Universidad de Valladolid, 1990, p. 142.
49. CARRETERO SANTAMARíA, Eduardo & FERNáNdEz SOMOzA, Gloria: «El conjunto epigráico de San Miguel de Neila
(Burgos) y el ceremonial romano de consagración de iglesias», Anuario de Estudios Medievales, 35/1 (2005), pp. 385-401.
50. ZAMORA LUCAS, Florentino: «Un monasterio cisterciense en Tardesillas (1212-1285)», Celtiberia, 1 (1951), p. 84.
GARCíA LlORENTE, Florentino: Bliecos. [s.l.], [s.n.], [2011], p. 304.
51. Población situada a 8 km. de Dombellas y a 12 km. de Hinojosa de la Sierra.
52. Ibidem.
53. Se trata de un documento accesible en PARES (Archivo de la Real Chancillaría de Valladolid (ARChV), Registro
de Ejecutorias, Caja 190,9), con fecha 15/12/1565, y dos conservados en el AHPSo: uno de 30/03/1600 (PN, 189-388-80)
y otro de 11/03/1651 (PN, 594- -357).
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la Dehesa de la Hermandad y el prado de la Conejera, se deiende que son propiedades donadas por Nuño Sancho y Marquesa a los lugares de Hinojosa (de la
Sierra), Villanueva (?), Langosto, Vilviestre y Derroñadas para que de su aprovechamiento y renta «se hiçiese una memoria en cada un año perpetuamente por su
anima e una hermita que se llamase de San Venito», así como reparto de caridad
de pan y vino. En el pleito se inserta una carta de Pedro I (1351) conirmando otro
documento de Alfonso XI (1329), donde se citan estas propiedades, especiicando
que fueron cedidas por Marquesa, aunque en otros puntos del texto aparece el
matrimonio: «para la memoria que dejó Nuño Sancho y Doña Marquesa, su muger, cuyo fue [sic] el dicho prado». En el documento de 1600 igura que la junta
de la Hermandad se celebraba anualmente en la ermita de San Benito y, en el de
1651, este templo aún iguraba vinculado a la Hermandad, dándose una colación
anual a los que fuesen allí en letanía; el ediicio aparece representado en el citado
plano de los ss. XVII-XVIII (vid. Imagen 1).
Por otro lado, hemos optado por el verbo «pobló» basándonos en el contexto,
aunque es una palabra realmente perdida, de la que sólo vemos con seguridad
cuatro letras: «po…vi». Esta opción genera algunas dudas ya que, para ser tercera
persona del singular le faltaría una «-t» inal, en cuyo caso desconocemos si pudo
estar abreviada por algún trazo previo perdido. No obstante, es un verbo bastante
frecuente en la documentación medieval, como se aprecia en «populavit rex Aldefonsus Soriam» (1119)54, solo uno de los múltiples ejemplos posibles. Analizando estas estructuras, creemos que el trazo superpuesto a la sílaba «-GO-» puede
indicar el acusativo del topónimo Hinojosa («FENOGOSAm»). Por otro lado, la
propia cercanía a nuestro ámbito de estudio hace que resulte de gran importancia el caso del monasterio de Santa María de Tera, lugar sobre el cual se conocen
dos documentos falsos (con datas de 927 y 1106, se crearon a mediados del s. XII
en el scriptorium emilianense) y otros dos de indudable interés: el primero una
notitia de 1106 (Era 1144), cuando «iussit Aldefonsus rex Garsie comiti populari
Garrahe», y el segundo de 1107, año en que Alfonso VI conirma a San Millán la
donación de Santa María de Tera y señala sus términos55.
Con estos datos cobran aún mayor sentido las ideas planteadas por M. Diago56
quien, al hablar de Muño Sancho, hermano de S. Martín, indica que perteneció
a una familia de ricoshombres de Castilla, instalada en el ámbito soriano en el s.
XII, y quizá parte del XIII, lo cual, según este autor, «demuestra que la alta nobleza
castellana estuvo ausente en el proceso repoblador de la Extremadura soriana».
Además, especiica que las inseguridades en las noticias genealógicas del linaje
54. FlóREz, Enrique: España Sagrada, vol. 23. Madrid, Oicina de la viuda e hijo de Marín, 1799 (2ª ed.), p. 322.
55. GAMbRA, Andrés: Alfonso VI. Cancillería, curia e imperio. vol. 2. León, Centro de Estudios e Investigación San
Isidoro, 1998, pp. 474-476. El autor indica que le parece «probable que la notitia releje unos hechos realmente acaecidos».
56. DIAgO HERNANdO, Máximo: «Repoblación e integración política en el reino de Castilla del ámbito de la tierra
de Soria», RICUS, 11/3 (1991-1992), pp. 41-42.
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impiden determinar si la presencia de sus miembros como señores de aldeas en
el ámbito de la Tierra de Soria se debe a acciones repobladoras emprendidas por
miembros de esta familia en la segunda mitad del s. XI / primera mitad del s. XII,
tomando como punto de partida la merindad de Santo Domingo de Silos aunque,
según el mismo autor, el hecho de haberse enterrado en el monasterio silense el
primer representante del linaje, «identiicado ya como señor de Hinojosa», parece un indicio que apunta en este sentido. No obstante, señala que este hecho
no resuelve «la cuestión de determinar si los señoríos sorianos del linaje fueron
obtenidos por privilegio regio o gracias a una iniciativa repobladora privada, llevada a cabo independientemente de la repoblación oicial».
En cuanto a nuestro planteamiento sobre el inal de la frase («de/con hombres justos»), son pertinentes ciertos matices. En primer lugar, «homine» se lee
con claridad, pero creemos muy probable que sea plural, ya que hay suiciente
espacio hasta la siguiente palabra y, en ese hueco, se distinguen leves trazos que
interpretamos como «-s». La palabra, por tanto, quedaría en nominativo o, más
probable, en acusativo plural. Sin embargo, la preposición «de» unida al acusativo
y la propia palabra «iustos» plantea serias dudas, ya que existe una concavidad en
el centro de este último vocablo. No podemos asegurar si el fallo de la piedra, en
su dimensión actual, es posterior o anterior a la escritura. Afecta al renglón inferior, donde sí parece clara la pérdida de letras por la rotura, pero no sabemos si el
hueco pudo ser de menor tamaño en épocas previas. Aceptar el término «iustos»
supondría que esa zona ya estaba rota al grabarse la palabra y dar como válido el
nexo «-VST-». Hemos descartado que pudiera tratarse de la característica «T»
visigótica con curvatura a la izquierda porque en la fotografía de principios de
siglo nos parece ver con claridad una «S» entre dos trazos verticales.
Aunque el término «homines» se documenta desde mediados del s. X, su deinición resulta compleja, ya que alude tanto a un grupo con conciencia de colectivo
vinculado a un lugar concreto, como a beneiciarios de un fuero, a «populatores»
de solar o casa ajena, o a personas en diferentes situaciones de dependencia57.Y en
cuanto a su asociación al adjetivo «iustos», no faltan referencias bíblicas o incluso
posibles vinculaciones con la época de los Jueces de Castilla, pero el término es
problemático.
VENE[RV]NT AL/MORAVITES SUPER EU(M) : I[…]OVL/ ET FVGAVIT CV(M)
ILLIS EI(V)S (?) / […]EVIT DIES EIVS: DO(MINI)[CVS] (?)/
57. PEñA BOCOS, Esther: La atribución social del espacio en la Castilla altomedieval. Una nueva aproximación al
feudalismo peninsular. Santander, Universidad de Cantabria, 1995, p. 161.
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La leyenda sitúa a Muño Sancho en una batalla contra los musulmanes, en
la cual no solo perdería el brazo derecho, sino también la vida. El primer asunto
solo nos es conocido completo por la copia del s. XIV:
ovieron de cortar el braço/ diestro a don Munno Sancho. Estonçe dixe-/ronle [tachado:s] sus
gentes que se saliese de diesses aguarir./Dixo el: non sera ansi que fasta oy me dixe-/ron Munno
Sancho, de aquí adelante non quiero/que me digan Munno Manco. […] dixoles: ferit caualleros
e/moramos oy aqui por la fe de nuestro sennor/ Ihesu Christo.
No es una realidad nada extraña en los campos de batalla; el propio Cantar
de mío Cid señala «tanto braço con loriga vieredes caer» (verso 2404). Por ello
llama la atención que la leyenda repare en este aspecto. Quizá tenga relación con
el reparto del botín y la honra del caballero. Según Maíllo58, «entre los cristianos,
para recibir parte del botín, muchas veces no bastaba con acudir a la lucha, había
que llegar a tiempo, participar y vencer», siendo la peor de las ignominias en que
se podía caer la huída del combate que, en el Fuero de Cuenca aparece penada
con el destierro y una multa que, de no poder pagarse, se saldaba con la muerte.
El mismo autor señala entre los excluidos de participar en la guerra y en el botín a
mujeres, niños y personas con ciertas discapacidades (ciegos, paralíticos, locos…)
que no eran admitidos en la hueste. Sin embargo, según su análisis, «no ocurría
lo mismo con algunos disminuidos físicos (ciertos cojos y mancos) capaces de
desempeñar un buen papel en la lucha». Además de ello, debemos considerar
que sería un ejemplo de valentía.
En el fragmento del epígrafe que analizamos no hay alusiones a ninguna manquedad, pero sí se especiica que «vinieron los almorávides sobre él». Respecto a la
siguiente palabra, la doble abreviatura y las pérdidas nos han impedido dilucidar
su signiicado. La interpretación del resto de este fragmento también se ve condicionada por las pérdidas, que afectan al inal de la séptima línea de la cartela y
al principio de la octava. Puede entenderse que “les puso en fuga/les hizo huir de
él”, pero existe una rotura entre los dos trazos horizontales de la «F», con lo cual
no podemos asegurar si debe leerse «FUGAVIT» o «PUG[N]AVIT», en el sentido
de pelear con(tra) ellos. Los dos verbos se constatan en la documentación medieval vinculados a enfrentamientos entre cristianos y musulmanes. Incluso, aunque
demos por válido el sentido de “hacerles huir”, eso tampoco es garantía de que el
cristiano saliera con vida. Es conocida la táctica de las falsas huídas para atacar a
los perseguidores mediante una maniobra envolvente, estrategia característica de
las tribus árabes y bereberes, aunque también practicada por los cristianos, que la
denominaban «tornafuye»59. Esta fue, por ejemplo, la maniobra empleada por el
Campeador en Cuarte (1094), lo que supuso la primera derrota de los almorávides
58. MAíllO SAlgAdO, Felipe: «La Guerra Santa según el derecho malikí. Su preceptiva, su inluencia en el derecho
de las comunidades cristianas del Medievo hispánico», Studia Histórica. Historia Medieval, 1/2 (1983), pp. 49-50.
59. GARCíA SANjUáN, Alejandro: Coexistencia y conflictos. Minorías religiosas en la Península Ibérica durante la Edad
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en campo abierto, o la que casi le costó la vida a Alfonso I en un ataque de los
almorávides cerca de Fraga, la última batalla de este rey (1134)60.
Según la leyenda, la muerte de Muño Sancho se produjo en un enfrentamiento con los musulmanes en Almenar(a?). El topónimo se cita solo dos veces en el
relato. En el manuscrito del s. XIV aparece como «campos dalmenar» y «campos/
de almenara», y en el del s. XIII solo aparece una vez («Campos dal-/menara»), ya
que parte de la página está mutilada. Así pues, solo hay constancia del topónimo
bajo su forma Almenar en el manuscrito más moderno, sin que sepamos si también era así en la versión antigua. En ambos manuscritos se señala que Aboadil
«veno con toda su compana muy bien guisado alli do fue la Batalla». De ello parece deducirse que Aboadil no estuvo directamente relacionado con la muerte
de Muño Sancho (que luchó «con un moro muy poderoso», según el texto del s.
XIV) y que la batalla se produjo en algún lugar ubicado entre el territorio donde
el redactor sitúa a Aboadil y el lugar donde él está redactando (dice «vino…allí»,
no dice «fue»). Al señalar dónde llevaron el cuerpo muerto de Muño («aduxieron
aquí al Monesterio de Sancto Domingo de Silos»), el redactor delata su ubicación,
pero existe un total desconocimiento sobre el lugar de la contienda. Si Sandoval
consideraba que el enfrentamiento se produjo en 1108 en Almenara, «cerca de
Uclés»61, Blasco apuntaba hacia el lugar de Almenar, en Soria. Esta última opción
es muy sugerente, pero carecemos de datos fehacientes para avalarla. Sin embargo, cerca de este lugar sí consta que Alfonso el Batallador, intentando extender
la observancia benedictina en tierras sorianas, anexionó a Valvanera el antiguo
monasterio de Santa María de la Llana, conocido vulgarmente como Las Calongías, junto con la iglesia del lugar de Andabo62.
Por otro lado, las «crónicas trujillanas»63 añaden un punto de vista interesante.
El relato resulta anacrónico, ya que hace contemporáneo, y primo, del Campeador
al Nuño Sancho que murió en 1206, pero es buena muestra de esa mezcolanza con
que se componen unas leyendas que, seguramente, tienen algún punto de verdad.
Según esta narración, el Cid envió a Nuño a luchar con los musulmanes, prometiéndole que le socorrería; estos, al ver que el Cid no llegaba, mataron a «mucha
gente [de Nuño] y a él le cortaron el brazo». En ese momento llegó un musulmán
al que Nuño había liberado tiempo atrás, cuando le apresaron sus hombres el día
Media. Granada, Universidad de Granada, 2015, p. 175. FONTENlA BAllESTA, Salvador: «Dos expediciones almohades
contra Ibn Mardanîx», Alberca, 1 (2002), p. 112.
60. SUáREz FERNáNdEz, Luis: Historia de España: Edad Media. Madrid, Gredos, 1970, p. 202. DORRONzORO RAMíREz,
Pablo: «El episcopado «batallador» en tiempo de Alfonso I de Aragón y Pamplona», Estudios Medievales Hispánicos,
3 (2014), pp. 36 y 39.
61. SANdOvAl, Prudencio: Historia de los Reyes de Castilla y de Léon […]. Pamplona, Carlos Labayen, 1615, p. 101.
BlASCO JIMéNEz, Manuel: Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. Soria,
Tipografía de Pascual P. Rioja, 1909, p. 52.
62. PéREz AlONSO, Alejandro: Historia de la Real Abadía-Santuario de Nuestra Señora de Valvanera en La Rioja. La
Rioja, [S. n.], 1971, p. 89.
63. MUñOz dE SAN PEdRO, Miguel: op.cit., p. 57.
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que se había casado; para devolverle tal favor quiso sacarle del campo de batalla,
a lo que Nuño le respondió que ya no era Nuño Sancho, sino Nuño Manco, y que
donde hallase su cuerpo pusiera una piedra con la leyenda «Tardóse el Cid». La
misma fuente especiica que otros dicen que, viendo que el Cid llegaba, sin que ya
sirviera el socorro, dijo «tarde ensilla, como se dice en el lugar que está cerca de
donde fue la batalla». Además, el relato dice que fue el Cid el que llevó el cuerpo
muerto de su primo, que está enterrado en el monasterio de Santa María de Huerta, en cuya puerta está hoy día [s. XVI] la piedra con las letras que dijo. La misma
fuente dice que en algunas zonas de Soria se hace plegaria cada domingo por el
alma de Nuño y Marquesa, además de velada y caridad en las letanías mayores.
Aunque ya hemos apuntado que los rezos y la caridad por el alma de Nuño y
Marquesa son un hecho veriicado, no conocemos el citado epígrafe en el monasterio hortense, lo cual no quiere decir que no exista o existiera, ni la piedra
con la leyenda referida. Sin embargo, da buena cuenta del recurso al testimonio
epigráico para dejar constancia de estas gestas. En Trujillo existe un escudo con
brazo armado empuñando una rama de hinojo, precedido del lema «Tardó el Cid»64
asociado a los Hinojosa y, entre los Sánchez Muñoz turolenses, una rama de esa
misma familia, un caballero manco pasaría a formar parte del emblema heráldico65;
en Soria no encontramos estos testimonios artísticos. Sí resulta curioso el hecho
de que Blasco, en alusión a Tardesillas, se hiciera eco de la mención a «tardensillas, como se lee en manuscritos antiguos», vinculando el término al pesar por
la tardanza de algunos jinetes66. Esta airmación, desacreditada por F. Zamora67,
debió de tener algo de cierto, por lo menos en el imaginario colectivo. Así, en
1854, se pone en boca de un viajero lo que contaban los ancianos sobre Tardesillas: «en otro tiempo se llamó Tarde-ensillas» porque en un ataque por sorpresa
de los «valientes numantinos» a las tropas romanas, un mancebo [numantino]
mató al jefe romano mientras ensillaba su caballo para huir, al tiempo que le decía
«Tarde ensillas, enemigo»68. Casualidad o no, ya hemos señalado que es en este
lugar donde Sancha hizo oblación de su hijo Martín y la donación de Boñices69.
En cuanto al vocablo «almoravites», nos encontramos con un término que
tiene implicaciones cronológicas, ya que los almorávides arribaron a la Península
en 1086; parece lógico que se empleara el término después de la llegada de estos.
Siguiendo el análisis de Barkai70 sobre las crónicas cristianas de la primera mitad
64. CIlláN CIlláN, Francisco: «El convento de Santa Cruz de la Sierra: de oratorio alcantarino a convento agustino»,
Alcántara. Revista del Seminario de Estudios Cacereños, 47 (1999), p. 73.
65. Árbol genealógico de la familia Sánchez Muñoz, de Teruel: <http://www.europeana.eu/portal/es/record/2022701/
lod_oai_fondohistorico_cortesaragon_es_956_ent1_.html?q=familia+sanchez+mu%C3%B1oz> [Consulta: 17/12/16].
66. BlASCO JIMéNEz, Manuel: op. cit., pp. 537-538.
67. ZAMORA LUCAS, Florentino: op. cit., p. 82.
68. Periódico de la infancia, 5/12/1867, p. 130. El relato es de 7/04/1854.
69. ZAMORA LUCAS, Florentino: op. cit., p. 84.
70. BARkAI, Ron: Cristianos y musulmanes en la España medieval (el enemigo en el espejo). Madrid, Rialp, 1991, pp.
136-141 y 237.
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del s. XII, se deduce que ya se distinguía entre los musulmanes andalusíes (agarenos, sarracenos, ismaelitas) y los norteafricanos recién llegados; en las crónicas
de mediados del s. XII los almorávides son apodados casi siempre moabitas y en
algunos casos se aplican los términos almorabitas, almorávides. El mismo autor
señala que «la denominación tradicional de moabitas era más corriente entre los
círculos cultos, mientras que el pueblo adoptó la denominación más próxima al
origen árabe, usando la palabra almoravedes»71. En otros tipos documentales hemos detectado la forma «almoravites» en Tudela (111972, 115573) y Tortosa (1148)74,
así como en el Libro Verde de Lérida75. Lo dicho tiene implicaciones en cuanto
al rogatario de la inscripción. Por vía de hipótesis, nos inclinamos a pensar en
la acepción vulgar del término en contextos navarro-aragoneses, donde aparece
con la terminación «-Tes». Si la premisa es correcta, aún surge la duda sobre si
puede deberse a un acto inconsciente del rogatario, por formar parte de su vocabulario habitual.
Por otro lado, el signiicado del inal de este fragmento (/ --EVIT DIES EIVS:
¿DO(MINI)[CVS] (?)/) se ve condicionado por la pérdida de las primeras letras de
un verbo (tercera persona del singular) acompañado de la expresión «en sus días»
y una palabra abreviada que interpretamos como «Dominicus», aunque debe tenerse en cuenta que no hay plena seguridad de que el trazo que acompaña a las
letras DO sea una C.
ET PERIERVNT CVM EO SE/XA<GIN>TA :V(IRIS): REQVIESCANT/ IN PACE
[AMEN CHRISTVS] (?):
«Y perecieron con él sesenta hombres». Este fragmento del epígrafe, de nuevo,
coincide con la leyenda de Muño Sancho. Según narra el relato del s. XIII: «ouieron de acresçer los moros e fueron a tantos que cogieronlos en medio/e mataron
a Munno Sancho e setaenta de sus caualleros e a toda su gent». En este último
texto se aprecia el incremento de «efectivos» vinculados a Muño Sancho (setenta),
pero sesenta hombres también es una cifra considerable, aunque el epígrafe no
especiica el grado de dependencia. El propio componente esencial del ejército
de Alfonso VI, y de todo ejército europeo de la época, era la caballería en escuadrones de cuarenta a sesenta caballeros, tamaño óptimo para que el escuadrón
71. Idem, p. 225.
72. LEMA PUEYO, José Ángel: Colección Diplomática de Alfonso I de Aragón y Pamplona (1104-1134). San Sebastián,
Eusko Ikaskuntza, 1990, s.p. Consulta on-line [15/12/16]. Disponible en: <http://dara.aragon.es/opac/doma/rey04-AlfonsoI.
jsp>. Aunque el documento está fechado en la era 1153 (1115), el autor argumenta que debe ser el año 1119; en este caso
aparece como «almorabites».
73. BECERRA PéREz, Miguel: «El léxico de los documentos navarro-aragoneses de la crestomatía del español medieval
(Segunda serie: documentos de la España cristiana 1067-1140. Primera parte)», Anuario de Estudios Filológicos, 14 (1991), p. 18.
74. HINOjOSA MONTAlvO, José: Los mudéjares. La voz del islam en la España cristiana, vol. 2. Teruel, Centro de
Estudios Mudéjares, 2002, pp. 15-17.
75. FITA COlOMé, Fidel: «Fraga. Inscripciones romanas e ibéricas», BRAH, 25 (1894), p. 261.
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produjese un considerable impacto contra el enemigo, al tiempo que respondía
en grupo a las órdenes dadas76. Además, el texto legendario añade información
suplementaria: «aquel dia que ellos inaron/ fallamos que aparesçieron las sus
almas de don Munno Sancho e de sus caualleros e de toda la gent en la casa Santa
de Jerusalem, que auyan prometido en su vida de yr al Sepulcro de yogo el nuestro
Sennor Ihesu Christo»77.
El epígrafe continúa pidiendo que sus almas «descansen en paz», quedando
el inal de este fragmento casi perdido. Teniendo en cuenta que a continuación
igura la data, hemos valorado la posibilidad de que se tratara de las kalendas de la
referida fecha, con una abreviatura similar a la del epitaio leonés de Mumadomina
(año 950), aunque las lagunas, y la apreciación de una posible interpunción nos
inclina a pensar que quizá pertenezca al fragmento que analizamos, en lugar de
al siguiente, en cuyo caso no sería improbable la inclusión de fórmulas como «in
pace Domini», ya usada en época tardoantigua78, o «amen Christus», empleada
en el epígrafe zamorano que da noticia de la muerte de Alfonso VII (1157)79.
MENSE AP(R)IL(E)/ IN ERA Mª Cª XLª: IIIª ⋮
En cuanto a la data, hemos dudado entre era 1143 y la de 1146. Esta última encaja con el año, no con el mes, de la batalla de Uclés (1108). A la luz del resultado
de esta contienda para las ilas cristianas, durante un periodo de la investigación
hemos mantenido esta fecha y contexto como una de las opciones más probables.
No obstante, inalmente nos decantamos por el año 1105, fecha ya señalada en su
momento por el abad Gómez Santacruz. Tras revisar detenidamente los tres últimos trazos de la data, los dos primeros aparecen unidos en su parte inferior por
una rotura, lo que nos impide saber si, realmente, estaban unidos para formar el
«VI» necesario para hablar del año 1108 (Era 1146). En cualquier caso, es de notar
que, en el epígrafe, la letra «V» siempre remata su parte inferior por convergencia de los dos trazos en un vértice, y no por la unión de ambos mediante trazo
horizontal, a modo de una «U» cuadrada.
Podría pensarse que abril de 1105 es el momento de la muerte de Muño Sancho
pero quizá solo sea una conmemoración puntual en ese año, vinculada a algún
76. REIllY, Bernard: El reino de León y Castilla bajo el reino de Alfonso VI (1065-1109). Toledo, Instituto Provincial
de Investigaciones, Estudios Toledanos e Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de San Eugenio, 1989, p. 209.
77. Este aspecto ha sido tratado en DElPECh, François: «Le chevalier-fantôme et le maure reconnaissant. Remarques
sur la légende de Muño Sancho de Finojosa», en WAlTER, Philippe (ed.): Le mythe de la Chasse sauvage dans l’Europe
médiévale. Paris, Honoré Champion, pp. 73-123.
78. Sirva como ejemplo el caso de Beja (Portugal): <http://edabea.es/pub/record_card_2.php?refpage=%2Fpub%2Fsearch_
select.php&quicksearch=%22in+pace+domini%22&rec=25911> [Consulta: 20/12/16]
79. Sobre la lápida leonesa: <http://www.museodeleon.com/cgi-bin/zdoc30/buscador.pl> [consulta: 18/12/16].
PéREz GONzálEz, Maurilio: «Las inscripciones medievales latinas de la provincia de Zamora. Estudio Lingüístico», en
PéREz ROdRígUEz, Estrella & MORAlA ROdRígUEz, José Ramón: Scripta philologica de media latinitate hispanica. Estudios
sobre el latín medieval hispánico reunidos con ocasión de su 70º cumpleaños. Maurilio Pérez González. León, Universidad
de León, 2016, p. 136.
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acontecimiento que desconocemos. Los manuscritos medievales de la leyenda
aportan como fecha la era de 1098 (año 1060), aunque la data resulta tan comprometida que, generalmente, se viene fechando la muerte en un amplio margen
entre 1060 y hacia 1080. Diferentes investigadores han tratado sobre este tema
y sobre el mausoleo silense de los Finojosa, identiicado con la estructura excavada en los años setenta del siglo pasado en un lugar aproximadamente central
del claustro80. Aun sin poder profundizar en estos asuntos, sí queremos plantear
algunas cuestiones al respecto, con intención de retomarlas en el futuro. En los
dos manuscritos medievales de la leyenda se especiica que la muerte fue en el
año 1060, utilizando la expresión «Era entonz la Era» 1098. Pensando que quizá
pudo existir cierta confusión con el verbo ser y la era cronológica, nos hemos planteado si, en lugar de aludir a la Era, debemos pensar en el año 1098, pero la idea
no resulta del todo satisfactoria. Es más, el texto del s. XIV empieza la narración
hablando de la Era 1108 (año 1070), siendo emperador de España el rey Alfonso,
fecha perdida en el manuscrito del s. XIII. El año es improbable, ya que Alfonso
VI no adoptó este título imperial hasta 107781. Ahora bien, si se buscó conscientemente contextualizar la leyenda en el momento en que este rey era emperador
de España, debemos suponer que la muerte de Muño se produjo no sólo después
de la de Santo Domingo (1073), sino de la fecha del traslado del cuerpo del Santo
al interior de la iglesia (1076).
Según la leyenda, Muño había realizado una algarada con sus hombres tiempo atrás, apresando a Aboadil. Al saber que este se desplazaba con motivo de su
matrimonio, se apiadó de él y le abrió las puertas de su palacio, agasajándole con
viandas y festines para que pudiera celebrar allí su boda con Allifra. Por ello, el
musulmán, al encontrar el cuerpo muerto del manco decidió devolvérselo a su
mujer, María Palacín, y a sus hijos, «que eran pequennos entoz» (esta mención a
Fernando y Domingo aparece en el texto del s. XIII, pero no en la copia del s. XIV).
Para ello amortajó el cuerpo suntuosamente, con «xemet bermeio», y lo dispuso
en un ataúd con guadalmecí y clavos de plata, pasaje muy similar al narrado en el
poema de Fernán González82, aunque cambiando los personajes. La descripción
de la boda de Aboadil también tiene puntos de conexión con dicho poema, con
la boda de Dª Lambra recogida en el relato de los infantes de Lara, o con la boda
de las hijas de D. Rodrigo, relatada en el poema de Mio Cid. Así pues, cuando
la leyenda se plasma por escrito, se hace eco de otros elementos que circulaban
por el ambiente. Quizá se repetían de modo oral, aspecto que indirectamente se
80. Sobre las excavaciones: CAROT TORRES, Rafael & YARzA LUACES, Joaquín: «Hallazgos románicos en el claustro
del monasterio de Santo Domingo de Silos», BSEAA, 37 (1971), pp. 187-197.
81. GAMbRA, Andrés: op. cit., p. 49.
82. SERRANO, Luciano: Poema de Fernán González. Madrid, Junta del Milenio de Castilla, 1943. Versión on-line
disponible en <http://www.cervantesvirtual.com/obra/poema-de-fernan-gonzalez--1/> [Consulta: 08/08/2016].
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releja en la leyenda de Muño, ya que en los manuscritos medievales se incluye la
expresión «assi como auedes /oido suso».
El relato legendario dice que María y Aboadil enterraron el cuerpo de Muño en
el monasterio de Santo Domingo de Silos; no se reiere al cenobio como San Sebastián, como correspondería si el entierro se hubiera producido antes de la muerte
del Santo: «en el campo de la Claustra, en el derecho do yogo sancto Domingo
primero». En esta línea, resulta muy interesante la propuesta mantenida por J.L.
Senra83 sobre el enterramiento inicial del Santo en el entorno de la Puerta de San
Miguel. Así, enterrar a Muño a su derecha, supondría sepultarle en algún lugar
cercano a la esquina NE del claustro, en cuyos muros se aprecian rozas restauradas y un arco ojival, así como un sepulcro que aún tenemos en estudio. Ibarreta
(†1785) realizó el calco de una inscripción situada en esta zona, identiicándolo
como lugar del panteón de los Finojosa84 (Figura 3). Aunque las fechas que propone
son problemáticas, hay que tener en cuenta que los manuscritos medievales sobre
la leyenda simplemente dicen que se ubicó «en el campo de la claustra [… Aboadil
mandó hacer una honrada sepultura] assi como es oy en dia», es decir, en los ss.
XIII-XIV. La primera persona en transmitir literalmente que el enterramiento de
los Finojosa estaba «en medio del claustro» fue Jerónimo Nebreda, ya mediado el
s. XVI85. Quizá, como hipótesis, el templete central fue fruto de una reubicación
de los sepulcros, en la que pudieron reutilizarse materiales previos.
ORATE P(RO) EIS PATE(R) N(OSTE)R
A través de este fragmento del epígrafe, dispuesto en la zona superior de la cartela, se pide a los lectores/espectadores del texto que recen por los inados: «Rezad
por ellos (un) Padre Nuestro». La misma fórmula aparece en un epitaio francés
fechado en 126986. Según Mª Encarnación Martín87, entre los epígrafes que piden
una oración por el alma del difunto («orate pro eo»), la variante más extendida es
«orate pater noster»: «los préstamos de partes de la misa son frecuentes: se pide
rezar un Credo, el Sanctus o el Gloria o el mencionado Pater Noster». Siguiendo
a la misma autora, algunos epitaios e inscripciones monumentales (hortationes)
83. SENRA GAbRIEl Y GAláN, José Luís: «El monasterio de Santo Domingo de Silos y la secuencia temporal de una
singular arquitectura ornamentada», en HUERTA, Pedro Luis (coord.): Siete maravillas del románico español. Aguilar de
Campoo, Fundación Santa María la Real, 2009, p. 221.
84. AMSDS, Dibujos, Carpeta 5, documento 3. Vivancos llamó la atención sobre la existencia de este documento
y las contradicciones en la ubicación del sepulcro: VIvANCOS GóMEz, Miguel: «El claustro de Silos y las fuentes
documentales», Studia Silensia. Series Maior I: El románico en Silos. IX centenario de la consagración de la iglesia y claustro.
Burgos, Abadía de Silos, 1990, nota 53.
85. Cit. por FEROTIN, Marius: Histoire de l’abbaye de Silos. París, Ernest Léroux, 1897, p. 361 y p. 160.
86. DEbIAIS, Vincent: Messages de pierre: la lecture des inscriptions dans la communication médiévale (XIIIe-XIVe
siècle). Turnhout, Brepols, 2009, p. 271.
87. MARTíN LóPEz, Mª Encarnación: «La salvación del alma a través de las inscripciones medievales», IX Jornadas
Científicas sobre Documentación: La muerte y sus testimonios escritos, Madrid, 2011, GAlENdA DíAz, Juan Carlos & SANTIAgO
FERNáNdEz, Javier (de) (dirs.), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2011, pp. 255-279.
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FIgURA 3: CAlCO dE UNA INSCRIPCIóN dEl ClAUSTRO SIlENSE, SITUAdA «EN El SITIO dEl ENTIERRO dE lOS
CAvAllEROS FINOjOSAS dE El SIglO Xº […] hASTA El AñO dE 1716». AMSdS, dIbUjOS, CARPETA 5, dOCUMENTO 3.
conjugan la función informativa, es decir, el nombre del difunto, con la ediicatoria o la doctrinal, en el sentido didáctico de preparar o mostrar los caminos
hacia la buena muerte, informando sobre la vida ejemplar del inado en cuestión.
Es una fórmula cuyo sentido encaja bien al inal del texto, donde hay suiciente
espacio libre, y, sin embargo, se coloca al principio de la inscripción. También es
apreciable un formato de letra distinto, en la que aparece una «A» con trazo central horizontal que no se repite en el resto del epígrafe. Quizá una segunda mano
lo grabó después de que se hubiera escrito el texto de la cartela.
4. RECAPITULANDO
No siempre es fácil rastrear la «andadura» de las piedras errantes. En el caso de
la estela de Dombellas solo hemos conseguido averiguar su paradero en el último
siglo, aunque sí se ha avanzado en el desenredo de la cuestión visontina, iniltrado
en el asunto de esta pieza. En cuanto a su texto, con matices, la escritura encaja
bien con el año de su data, 1105, por lo que, entre los epígrafes medievales sorianos
conocidos, es uno de los más antiguos, solo superado por los ejemplos de la iglesia
de San Miguel (San Esteban de Gormaz). Tanto la cronología, como el análisis
de otros factores internos y externos, nos han llevado a valorar las coincidencias
de su contenido con la leyenda de Muño Sancho de Finojosa. En esta última, se
amplía el contenido de lo dicho en la estela, pero hay que tener en cuenta que
entre ambas transcurre algo más de un siglo, tiempo más que suiciente para tejer
un discurso legendario.
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A la luz de los datos analizados, creemos posible que, por lo menos en el momento en que el mensaje de su texto estuvo vigente, pudiera cumplir su función
publicitaria y legitimadora formando parte de los muros de algún templo. Del
fragmento que hemos transcrito del pleito de la Dehesa de la Hermandad, parece
deducirse que Muño Sancho (†1206) y Marquesa, a pesar de enterrarse en Santa
María de Huerta, tuvieron alguna responsabilidad en la construcción de la ermita
de San Benito de Hinojosa de la Sierra, cuyo rastro documental puede seguirse,
por lo menos, hasta el s. XVII. Ahora bien, carecemos de datos para asegurar si
se trató de un ediicio de nueva planta, una reconstrucción o un mero cambio
de advocación. Aclarar este matiz sería de interés, ya que permitiría relexionar
sobre si tal acto pudo enlazar con algún tipo de vinculación previa de la familia
con dicho ediicio, y si ese sería el lugar oportuno para la pieza que analizamos.
Llegamos a este planteamiento no sólo por haber visto la pauta seguida en otra
ermita del entorno (San Andrés de Santervás de la Sierra), sino también porque
a través de la documentación de la Dehesa es evidente la importancia de perpetuar eternamente los rezos pro anima, aspecto también relejado en la estela «de»
Dombellas. Desde luego, sería buena manera de legitimar un linaje.
Nada podemos asegurar sobre el rogatario del epígrafe, pero la complejidad del
texto grabado en la cartela y su perfección técnica nos hace mirar hacia algún monasterio: Santo Domingo de Silos, Valvanera o San Millán de la Cogolla aparecen en
diferentes momentos de la historia o de la leyenda que hemos analizado. Dejamos
pendiente para otra ocasión un análisis detenido sobre los primeros compases de
la familia Finojosa y su relación con el contexto benedictino. Además, no parece
anecdótico que, a mediados del s. XII, los intereses territoriales de la familia se
ampliaran hacia el Este del actual solar soriano, una zona ya en manos cristianas
donde el monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, tan vinculado a la
familia Finojosa, se erigiría como «panteón de la nobleza castellana»88. En relación
con ello, y con los estudios de la historiografía reciente sobre la construcción de
relatos apócrifos y legendarios en los monasterios burgaleses, estamos analizando
hasta qué punto tanto la leyenda que nos ha llegado en su versión escrita del s.
XIII, como la monumentalización del sepulcro de Muño Sancho y su familia en
el centro del claustro silense pueden obedecer a realidades pleno/bajomedievales,
distantes y distintas a aquellas en que un personaje real, Muño Sancho, murió en
una escaramuza contra los musulmanes, igual que varios de los hombres que le
acompañaban. En el estado actual de la investigación, creemos que este último
aspecto puede contener la esencia de un hecho histórico, y estimamos altamente
probable que ese sea el contexto relejado en el epígrafe de la estela de Dombellas,
conservada en el Museo Numantino.
88. LóPEz dE GUEREñO SANz, María Teresa: «Santa María de Huerta, panteón de la nobleza castellana», De Arte,
6 (2007), pp. 37-56.
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ESPACIO, TIEMPO Y FORMA SERIE III hISTORIA MEdIEvAl
30 · 2017 · PP. 273–307 ISSN 0214-9745 · E-ISSN 2340-1362 UNEd
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30 · 2017 · PP. 273–307 ISSN 0214-9745 · E-ISSN 2340-1362
UNEd
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AÑO 2017
ISSN: 0214-9745
E-ISSN 2340-1362
30
SERIE III HISTORIA MEDIEVAL
REVISTA DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
Artículos · Articles
15
VICENTE ÁNgEl ÁlvAREz PAlENzUElA
Del gobierno de la oligarquía a la tiranía de D. Álvaro (1435-1439)·
From the Government of the Oligarchy to the Tyranny of Don Álvaro
(1435-1439)
83
CARlOS BARqUERO GOñI
Hospitalarios y obispos en Castilla durante los siglos XII y XIII ·
Hospitallers and Bishops in Castile during the Twelfth and Thirteenth
Centuries
ESPACIO,
TIEMPO
Y FORMA
MARíA FRANCISCA GARCíA AlCázAR
335 Los
«continos» reales de Castilla durante la Baja Edad Media.
Estado de la cuestión · Royal Continos in Castile during the Late Middle
Ages. A State of the Question
MARíA DOlORES GARCíA OlIvA
359 Conlictos
en torno a las tierras comunales en el término de
Plasencia hacia inales de la Edad Media · Conlicts Concerning the
Communal Lands of Plasencia at the End of the Middle Ages
SANTIAgO GONzálEz SáNChEz
387 Las
Cortes durante la minoría de Juan II de Castilla · The Cortes
during the Minority of Juan II of Castile
121
GONzAlO CARRASCO GARCíA
Ritual político, antropología e historiografía bajomedieval
hispánica · Political Ritual, Anthropology and Scholarship on Late
Medieval Spain
CASSANYES ROIg
193 ElAlbERT
cabildo catedralicio de Mallorca y la política de Fernando
II el Católico · The Cathedral Chapter of Majorca and the Politics of
Fernando II the Catholic
CASEllI
221 ElElISA
antijudaísmo en la administración de justicia ordinaria. El
caso de un corregidor castellano de inales del siglo XV · Anti-Judaism
in the Administration of Justice. The Case of a Castilian Magistrate in
the Late Fifteenth Century
247
MáXIMO DIAgO HERNANdO
Violencia en las actuaciones políticas del clero catedralicio en
Plasencia a ines del siglo XV y comienzos del XVI · Violence in the Political
Action of the Cathedral Clergy of Plasencia in the Latter Fifteenth and
Early Sixteenth Centuries
ENCINAS MANChAdO
273 LaMARISOl
inscripción medieval de la estela romana de Dombellas
FRANCISCO MARMOlEjO CANTOS
455 Movimientos
migratorios en el reino de Granada. El caso
de La Torrecilla, despoblado del alfoz de Coín (Málaga) · Migratory
Movements in the Kingdom of Granada. The Case of La Torrecilla, a
Deserted Settlement in the Hinterland of Coín (Málaga)
ROzAS ESPAñOl
485 LaÁNgEl
ruta atlántica (siglos XIII-XIV): análisis de la formación de
una ruta comercial · The Atlantic Route (Thirteenth and Fourteenth
Centuries): Analysis of the Development of a Trade Route
JUAN JOSé SáNChEz CARRASCO
505 Las
dos dotaciones fundacionales del monasterio de Santa
María de la Concepción de Granada · The Two Founding Endowments
of the Monastery of Santa María de la Concepción of Granada
JOSUé VIllA PRIETO
539 Cronística
y nobleza en la Italia bajomedieval: la Casa de Este
(Ferrara-Módena-Reggio) · Chronicles and Nobility in Italy during the
Late Middle Ages: The House of Este (Ferrara-Modena-Reggio)
(Soria): su razonable relación con la leyenda de Muño Sancho de Finojosa
· The Medieval Inscription on the Roman Stele found in Dombellas (Soria)
and its Probable Relation to the Legend of Muño Sancho de Finojosa
Evocación · Evocation
MARíA JESúS FUENTE
309 Más
allá del amor: mujeres moras y judías víctimas de violencia
FRANCISCO AbAd NEbOT
575 Joan
Reglà (27 de Julio de 1917- 27 de Diciembre de 1973) y el
en la Castilla del siglo XV · Beyond Love: Muslim and Jewish Women,
Victims of Violence in Fifteenth-Century Castile
medievalismo · Joan Reglà (27 of July, 1917 - 27 of December, 1973) and
Medievalism
30
ESPACIO,
TIEMPO
Y FORMA
SERIE III HISTORIA MEDIEVAL
REVISTA DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
Libros · Books
583
AgUIAR ANdRAdE, Amélia, MIlláN dA COSTA, Adelaide (eds.), La ville
médiévale en débat (ANA MARíA RIvERA MEdINA)
591
CASEllI, Elisa, Antijudaïsme, pouvoir politique et administration de la justice.
Juifs, chrétiens et converts dans l’ espace jurisdictionnel de la Chancillería de
Valladolid (XVe-XVIe siècles) (ENRIqUE CANTERA MONTENEgRO)
595
GONzálEz MíNgUEz, César, A vueltas con la crisis bajomedieval. El entorno
económico del reinado de Fernando IV de Castilla (1295-1312) (ENRIqUE
CANTERA MONTENEgRO)
601
JUNCOSA BONET, Eduard, Estructura y dinámicas de poder en el señorío de
Tarragona. Creación y evolución de un dominio compartido (ca. 1118-1462)
(RAFAEl NARbONA VIzCAíNO)
607
PEEl, ChRISTINE (trad.), Guta Lag. The Law of the Gotlanders (JOSé
MIgUEl GARCíA PIMENTEl
611
ROdRígUEz WITTMAN, Kevin, Las islas del fin del mundo. Representación de
las afortunadas en los mapas del occidente medieval (RObERTO J. GONzálEz
ZAlACAIN)
615
TORRES JIMéNEz, RAqUEl y RUIz GóMEz, FRANCISCO (EdS.), Órdenes
militares y construcción de la sociedad occidental (siglos XII-XV) (JOSé
MANUEl ROdRígUEz GARCíA)
619
ZAPATERO, MARIANA, Alimentación y abastecimiento de carne. El caso
castellano durante la Baja Edad Media: mercado, consumo y cultura (ANA
MARíA RIvERA MEdINA)