JORGE A. EIROA RODRÍGUEZ (ed.)
LA CONQUISTA DE
AL-ANDALUS EN EL SIGLO XIII
MURCIA
2012
Portada: Restitución del perímetro amurallado y callejero de la villa de Alcoi
(1256) y su arrabal (1308). J. Torró, 2012.
© Sus autores
Centro de Estudios Medievales - Servicio de Publicaciones de la Universidad
de Murcia, 2012
I.S.B.N.: 978-84-15463-49-8
Depósito Legal: MU 1125-2012
Fotocomposición e impresión: COMPOBELL, S.L. Murcia
ÍNDICE
1. Presentación ..............................................................................................
Jorge A. Eiroa Rodríguez
2. La conquista del reino de Valencia. Un proceso de colonización
medieval desde la arqueología del territorio .........................................
Josep Torró
7
9
3. Conquista y colonización feudal: arqueología de los cambios producidos en los espacios irrigados de origen andalusí. El caso de las
Islas Baleares ............................................................................................. 41
Helena Kirchner
4. La incorporación de Murcia a la Corona de Castilla: el protectorado
(1243-1266) ................................................................................................ 65
Ángel Luis Molina Molina
5. Repoblación y castellanización del reino de Murcia ............................ 79
Francisco de Asís Veas Arteseros
6. La formación del mundo nazarí y su dimensión arqueológica ........... 101
Antonio Malpica Cuello
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL:
ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS
EN LOS ESPACIOS IRRIGADOS DE ORIGEN
ANDALUSÍ. EL CASO DE LAS ISLAS BALEARES
Helena Kirchner
Universitat Autònoma de Barcelona1
Hace años (Kirchner 1995, 1997, 2003) mostré cómo los procedimientos de
la «arqueología hidráulica»2, desarrollados para reconstruir los espacios irrigados
andalusíes en las Islas Baleares, implicaban el análisis minucioso de la documentación escrita producida por el proceso de colonización feudal. En Mallorca, esta
documentación está formada principalmente por el repartimiento real (Busquets
3;75="Uqvq"3;:6+."nc"Remenbrança de Nuno Sanç (Mut, Rosselló 1993), un listado de las alquerías y rahales de las porciones que le tocaron a este magnate, y
centenares de documentos notariales seriados en registros de minutas cronológicamente ordenadas.3 En Ibiza, contamos con un documento de repartición de la isla
entre los magnates participantes en la conquista (1235), el Memoriale Divisionis
(Marí Cardona 1976), que establece las líneas divisorias de las porciones y la lista
de distribución de alquerías y molinos, y diversos cabreves fechados entre los
siglos XIII y XV (Torres Peters 2003, 20084). Para Menorca no disponemos de
1
Grupo de investigación consolidado: Arqueologia Agrària de l’Edat Mitjana (ARAEM)
*CICWT."422;"UIT/526+0"Rtq{gevq"fg"kpxguvkicek„p"Þpcpekcfq"rqt"gn"Okpkuvgtkq"fg"Ekgpekc"g"Kppqvación: Aclimatación y difusión de plantas en al-Andalus (HAR2010-21932-C02-01).
2
Para los métodos de la arqueología hidráulica ver: Kirchner, Navarro 1993. Para los
principios generales de la hidráulica andalusí, así como el marco conceptual y terminológico ver:
Barceló 1989, 1995.
3
Especialmente los registros de la Escrivania de Cartes Reials (ECR) (Arxiu del Regne de
Mallorca, ARM).
4
Siguen inéditos el Capibrevium Reverendissimi Domini Archiepiscopi Terracone (1433)
(AHPE, V-62) (CRDAT) y el Capbreu del Capítol de Tarragona (1394) (AHPE, 2030-1) (CCT),
conservados en el Arxiu Històric de la Pabordia d’Eivissa (AHPE). F.X Torres Peters ha anunciado
su próxima edición.
42
HELENA KIRCHNER
repartimiento y solo se conserva una escueta colección de documentos notariales
*Tquugnn„"Xcswgt"3;:2."3;:7="Nqwtkg"3;:2/:3+0
La riqueza informativa de esta documentación, aunque desigual según las islas
e incluso entre regiones, fue inicialmente explorada para obtener la delimitación
fg"nqu"gurcekqu"citctkqu."nc"kfgpvkÞecek„p"fg"nqu"rctegnctkqu."gn"p¿ogtq"fg"oqnknos, el recorrido de las acequias, el emplazamiento de las zonas de residencia y
el registro toponímico andalusí con el objetivo de reconstruir el proceso de migración y colonización andalusí y los espacios agrarios existentes justo antes de las
eqpswkuvcu"hgwfcngu"*344;"rctc"Ocnnqtec="3457"rctc"Kdk¦c="34:9"rctc"Ogpqtec+0"
Así mismo, esta documentación proporcionaba las claves para entender el procedimiento jurídico de la ocupación y colonización.5 Finalmente, el mismo corpus
documental junto con la prospección arqueológica e hidráulica permitía, también,
estudiar las intervenciones posteriores a la conquista que alteraban los espacios de
cultivo, las plantas y las formas de gestión de los sistemas hidráulicos construidos
por los grupos campesinos andalusíes. A la vez que se reconstruían estos espacios
se localizaban las nuevas áreas de cultivo feudal posteriores a la conquista, las
oqfkÞecekqpgu"kpvtqfwekfcu"gp"nqu"gurcekqu"kttkicfqu"q"gp"ncu"qtfgpcekqpgu"fg"fkuvtkdwek„p"fg"ciwc"{"gn"rtqeguq"fg"uwuvkvwek„p"fg"ewnvkxqu0"C"guvg"rtqeguq"nq"ecnkÞswfi"
de «subversión» de las formas de gestión de los espacios agrarios, puesto que no
tenía consecuencias de tipo morfológico y espacial sobre los parcelarios (Kirchner
3;;7+0"Gu"oƒu."nqu"ecuqu"kpxguvkicfqu"kpfkecdcp"oƒu"dkgp"swg"ncu"oqfkÞecekqpgu"
formales habían sido de escaso alcance a lo largo del siglo XIII.
Rqt"nq"vcpvq."gn"rtqeguq"fg"kpxguvkicek„p"rqp c"fg"ocpkÞguvq"swg"rctc"gpvgpfgt"
cómo se instaura el nuevo orden colonial feudal6 era imprescindible realizar la
reconstrucción del espacio social agrario andalusí que encontraron los catalanes
rwguvq"swg"gtc"gn"gurcekq"swg"qewrctqp."oqfkÞectqp"{"uqdtg"gn"ewcn"ug"eqpuvtw{„"
gn"gpvtcocfq"fg"nc"pwgxc"iguvk„p"hgwfcn0"Nc"eqpenwuk„p"oƒu"ukipkÞecvkxc"fg"guvg"
proceso de investigación fue que la nueva sociedad feudal substituyó las formas
de gestión de los espacios irrigados andalusíes, coherentes con la organización
clánica de los grupos campesinos que los construyeron, por otras formas de gestión
adaptadas a la lógica de la renta feudal. Ello venía a dar respuesta, al menos para
las islas, a una vieja pregunta formulada por M. Barceló: ¿cómo la sociedad feudal
colonizadora integró en su nueva lógica productiva los espacios agrarios de origen
cpfcnwu "{"e„oq"nqu"oqfkÞe„A"*Dctegn„"3;:;<"ZZK/ZZKK="Mktejpgt"3;;7<"4:4/4:5+0
5
Existe una abundante bibliografía sobre esta cuestión condicionada por la desigual dedicación de los investigadores a las tres islas. Algunas referencias relevantes son: Portella 1985-86,
3;;6=" Uqvq" 3;;2." 3;;3." 3;;6." 3;;8." 4225=" Lqxgt." Uqvq" 3;;9." 4224=" Tqft iwg¦" Ecttg‚q" 3;:7/:8."
3;;6."4222="Oct "Ectfqpc"3;98="Nqwtkg"3;:2/:30
6
Para la coneptualización del «colonialismo feudal» ver Torró 2008.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
43
Diversos casos de estudio en Mallorca, en los valles de la Sierra de Tramuntana
*Mktejpgt" 3;;9+." Hgncpkvz" *Dctegn„." Mktejpgt" 3;;7=" Mktejpgt" 4225+." q" gp" Kdk¦c."
en Buscastell, Balançat o Santa Eulària (Argemí et al." 3;;9=" Mktejpgt" 4229+"
(Þi0"3), demostraron que los nuevos colonos catalanes y los nuevos gestores de la
eqnqpk¦cek„p"pq"kpvtqfwe cp"oqfkÞecekqpgu"gp"gn"rctegnctkq."gp"nqu"tgeqttkfqu"fg"
ncu"cegswkcu"q"gp"ncu"uwrgtÞekgu"tgicfcu0"Uqnq"cni¿p"oqnkpq"jkftƒwnkeq"pwgxq"gtc"
eqpuvtwkfq" vctf cogpvg." c" Þpcngu" fgn" ukinq" ZKKK0" Gzegrekqpcnogpvg." gp" nc" jwgtvc"
de la ciudad, algunas concesiones de agua para riego remiten a ampliaciones de
terreno irrigable difíciles de medir. El estudio de la documentación generada por
las concesiones de los derechos de agua posteriormente a la conquista feudal y los
litigios judiciales ocasionados por los abusos sobre las acequias que alimentaban
nc"ekwfcf"fg"Ocnnqtec"{"uw"jwgtvc"rwuq"fg"ocpkÞguvq"swg"nc"iguvk„p"tgcn"fg"guvc"
cegswkc"jcd c"eqpfwekfq"cn"ukuvgoc"jkftƒwnkeq"c"wp"guvcfq"fg"kpgÞekgpekc"eqortqmetedor (Fontanals 1984, 2004). La presión ejercida sobre sistemas hidráulicos
con molinos como los de Alaró, Bunyola y Coanegra, en la Sierra de Tramuntana,
o de Buscatell, Balançat y Santa Eulària, en Ibiza, fue mucho menor. En todos los
ecuqu."ukp"godctiq."nqu"dgpgÞekctkqu"fg"nc"eqnqpk¦cek„p"fg"guvqu"gurcekqu"vwxkgtqp"
interés, especialmente, en las rentas generadas por los molinos (Kirchner 1995,
1997, 2011).
44
HELENA KIRCHNER
La sustitución de cultivos
Otro de los efectos del proceso de colonización feudal fue el de la substitución de cultivos. Los cultivos de los grupos campesinos andalusíes habían
sido más variados. Al-Zuhrî recoge como especialidad de Ibiza la viña, las
cnogpftcu"{"nqu"jkiqu."gzrqtvcfqu"jcekc"Ocnnqtec="gp"Ocnnqtec"ug‚cnc"nc"guecug¦"
de higos aunque precisa la abundancia de productos de la tierra. Menciona,
vcodkfip"gn"cniqf„p"{"gn"nkpq="{"gp"Ogpqtec."ug"ogpekqpc"vcodkfip"nc"xk‚c0"Gn"
olivo, en cambio, según el mismo autor, era escaso y el aceite era importado
fg" cn/Cpfcnwu" *Cn/¥wjt " 3;8:<" 34:/352=" Dctegn„" 3;:6<" 57/73+0" Nc" xk‚c" kdkcenca estaba concentrada en la huerta de la madîna, creada como resultado
de un drenaje parcial del marjal costero situado a los pies del monte donde se
ubicaba la ciudad (Barceló et al. 1997). El Liber Maiolichinus —que narra la
expedición catalano-pisana del 1114— hace mención de la feracidad de las viñas
y de la producción de cebada (Calisse 1904: 43). También la documentación
inmediatamente posterior a la conquista feudal de Ibiza sitúa preferentemente
las menciones de viña en este área. Los olivos no eran cultivados en las islas
en el siglo XI a decir de Al-Zuhrî, sin embargo, después de la conquista feudal, en el valle de Bunyola, próximo a Palma, se hace referencia a olivares
consolidados (Barceló 1984: 41-42).
La documentación escrita posterior a la conquista ofrece escasos indicios sobre
el elenco de plantas cultivadas en los espacios irrigados andalusíes (Kirchner, Soto
2006). Los documentos notariales no suelen referirse a los cultivos, aludidos en
el mejor de los casos como «árboles de diversos géneros», cereal y viña. Para la
viña, a veces, se puede deducir un cultivo emparrado. Existen algunas menciones
esporádicas a cultivos de origen oriental como los dátiles, mencionados en un
documento referente a la carga de un barco que parte de Mallorca con destino a
Génova en 12427. Un excepcional documento referido a la alquería de Ortolug
enumera diversos frutales y plantas: moreras, habas, guisantes, cebollas, ajos,
coles, espárragos, cerezos, ciruelos, granados, calabazas, pepinos, albaricoqueros,
manzanos, melocotoneros, naranjos, limoneros y cidros8. También son frecuentes
las menciones a pagos en pimienta, o las referencias a cáñamo y lino. No hay
referencias a algodón y a la caña de azúcar pero sabemos que se exportaban desde
7
ARM, ECR 342 f. 121v (Kirchner, Soto 2006).
8
A.R.M., Actes del Pariatge (P-1). Se trata de un inventario de productos de una pequeña
alquería situada al norte de madîna Mayûrqa: la alquería de Ortulug de Puigpunyent. (Kirchner, Soto
2006). Algunas de estas plantas son de origen oriental, difundidas por los campesinos andalusíes a
partir del siglo X en las islas: moreras, granados, naranjos, limoneros, cidros. A estas cabe añadir el
algodón, la caña de azúcar y los dátiles.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
45
Mallorca a mediados del siglo XIII. 9 Son algo más frecuentes las referencias a
higueras, algarrobos y almendros, a menudo cultivados de forma promiscua, con
la viña o entre ellos. Finalmente, los cereales mencionados son la cebada y el trigo candeal. La recurrencia de menciones de viña, olivos en la zona montañosa al
norte de la ciudad, trigo y cebada, indica que estos eran los productos preferidos
para los señores promotores de la colonización. Las referencias a huertos y árboles
frutales se limitan mayoritariamente a parcelas adyacentes a los molinos hidráulicos
o complementarias en espacios destinados a viña o cereal. Aunque carecemos de
contrastación arqueológica, parece que la tendencia después de la conquista fue la
de privilegiar los cultivos de la viña y el cereal y restringir los cultivos hortícolas
a pequeños huertos de abastecimiento doméstico.
En el caso de Mallorca, la documentación notarial, que se hace regular a partir
sobre todo de 1242, muestra que en los espacios irrigados se introduce sistemáticamente la viña. Los permisos de plantación de viñas y las menciones a este
ewnvkxq"c"nq"nctiq"fgn"ukinq"ZKKK"{"nqu"etgekgpvgu"dgpgÞekqu"Þuecngu"fgtkxcfqu"fg"nc"
gestión de los olivares de Bunyola ya hicieron pensar a R. Soto, hace años, en una
verdadera «difusión» de estos cultivos por parte de la nueva sociedad feudal (Soto
3;;3="Lqxgt."Uqvq"4224="Mktejpgt."Uqvq"4228+0"Gn"glgtekekq"fg"nqecnk¦ct"ncu"rctegncu"
documentadas en el espacio, gracias a la toponimia y a las lindes proporcionadas
por los numerosos documentos, permitió establecer que la difusión de la viña en
los valles de la sierra de Tramuntana tuvo lugar dentro de los perímetros irrigados (Kirchner 1995, 1997). El análisis de las numerosas parcelas documentadas
{"fg"uwu"nkpfgu"rwuq"fg"ocpkÞguvq"swg"guvcu"xk‚cu"ug"gpeqpvtcdcp"ow{"htgewgptemente comprendidas entre la acequia del sistema hidráulico y el torrente que
lo limitaba en su cota más baja, o adosadas a los molinos hidráulicos o junto a
rctegncu"ecnkÞecfcu"fg"jwgtvq0"Guvc"tghgtgpekcu"gurcekcngu"kpfkecdcp"swg"ncu"xk‚cu"
no se plantaron en espacios de secano expresamente roturados (Kirchner 1997).
Hasta qué punto, pues, los permisos para plantar viña supusieron roturaciones y a
partir de qué momento no ha podido ser determinado hasta ahora. Igualmente, la
expansión del olivo o del cultivo del cereal que parece indicar la documentación
escrita (Jover, Soto 2002) no ha sido arqueológicamente contrastada y medida.
Para Menorca e Ibiza disponemos de menos información. En el primer caso, los
nuevos colonos mantuvieron en cultivo los parcelarios de secano del norte de la
isla, dedicados a cereal, reforzaron la ganadería y abandonaron la mayor parte de
los sistemas hidráulicos construidos en los barrancos del sur de la isla (Kirchner,
Retamero 2004). En Ibiza contamos con pocas información documental al respecto
9
En un documento de la Bibliothèque Nationale de Paris 1797 ms. Français 25545 fol
19, de mediados del silgo XIII, se mencionan estos productos como importaciones realizadas por
ogtecfgtgu"àcogpequ"*Mktejpgt."Uqvq"4228+0"
46
HELENA KIRCHNER
pero parece que los nuevos colonos feudales mantuvieron activos la mayor parte
de los sistemas hidráulicos y, especialmente, las zonas drenadas, como el Pla de
Vila, a los pies de la ciudad y las áreas correspondientes a la desembocadura del
torrente de Buscastell y entorno a los marjales del las Salinas. En estas áreas,
especialmente la primera, eran las que debieron alojar la mayor parte de viñas
que proporcionaban las pasas para la exportación mencionadas por Al-Zuhrî. Las
menciones a viñas en los cabreves de los siglos XIII, XIV y el XV indican que
su cultivo se mantuvo o tal vez se reforzó.
Nuevas formas de distribución del agua
La sustitución de cultivos, pues, debió ser una de las consecuencias de la conquista y resulta congruente, además, con formas nuevas de distribución del agua
en los sistemas hidráulicos que privilegiaban la moltura por encima del riego. Así,
para los valles de la sierra de Tramuntana tenemos abundantes indicios de estas
nuevas formas de gestión. En los valles de Alaró y Coanegra se promulgaron
ordenanzas para regular la distribución del agua que implicaban que los turnos se
atribuían a los molinos a lo largo de toda la semana, excepto un día —sábado o
domingo— en que ésta podía ser utilizada para el riego.10 Esta normativa habría
sido incompatible con cultivos hortícolas y de frutales, exigentes en agua, como
los enumerados más arriba. La introducción de la viña, el trigo y la cebada en el
rgt ogvtq" kttkicdng." ow{" rqeq" q" pcfc" gzkigpvgu" gp" ciwc" uk" nnwgxg" nq" uwÞekgpvg."
dejando solo pequeños huertos adyacentes a los molinos para uso doméstico de los
molineros, sí permitía la nueva forma de distribuir el agua. El procedimiento de
establecimiento de los colonos, a los que se adjudica un conjunto de parcelas asociadas a un molino, algo que también ocurre en Buscastell (Ibiza), también resulta
congruente con el nuevo procedimiento. Un mismo espacio irrigado compartido por
varias alquerías antes de la conquista, como por ejemplo, los de Coanegra (Þi0"4)
y Alaró (Mallorca) o los de Buscastell y Balançat (Ibiza), pasaba a ser distribuido
entre unas pocas familias de colonos y gestionado, en el mejor de los casos, por
aquéllos que recibieran los molinos hidráulicos.
De este modo, mientras que en el sistema de distribución del agua andalusí,
riego y molienda estaban equilibrados, en el sistema feudal, se primaban los molinos. Y ello sin que cambie necesariamente el número de molinos ni su ubicación.
La concentración de molinos en determinados sistemas hidráulicos andalusíes es
debida, en primer lugar, a la disponibilidad de caudal. Pero su número no está
condicionado por el volumen de cereal cultivado o que debe ser convertido en
harina si no que responde a una estrategia de crear multiplicidad de ocasiones de
10"
¥chqtvg¦c"3;84="Tquugnn„"Xcswgt"3;9;0
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
47
48
HELENA KIRCHNER
moltura, en función del punto del recorrido de la acequia en el que se encuentre
el turno de riego. Todos los molinos situados por encima de este punto podían
funcionar simultáneamente al riego, puesto que los molinos no consumen agua.
Ukp"godctiq."ewcpvq"oƒu"egtec"fgn"Þpcn"fgn"tgeqttkfq"fg"nc"cegswkc"ug"gpewgpvtc"
el molino, menos ocasiones tiene de ponerse en funcionamiento, puesto que al hacerlo, impide que se extraiga agua de la acequia en cotas superiores a su posición.
En un contexto social como el andalusí, donde la molienda de cereales no es el
objetivo primordial de las comunidades campesinas, construir varios molinos tiene
la ventaja de multiplicar las ocasiones de moltura sin estorbar el riego. Mientras
que para los nuevos gestores catalanes, el número elevado de molinos permite
multiplicar las ocasiones de captura de renta. De ahí, la necesidad de impedir la
irrigación por parte de los nuevos gestores catalanes, para garantizar el funcionamiento estable y simultáneo de los molinos de los sistemas hidráulicos (Kirchner,
2011) (Þi0" 5+0" Gp" Ocnnqtec" Ð{" vcodkfip" gp" OgpqtecÐ" ncu" oqfkÞecekqpgu" oƒu"
ukipkÞecvkxcu"tgcnk¦cfcu"fgurwfiu"fg"nc"eqpswkuvc"uqp"nc"fg"kpvtqfwekt"cni¿p"pwgxq"
molino, mediante un alargamiento de la acequia principal, como en Coanegra, para
eqpuvtwkt"wp"pwgxq"oqnkpq"c"Þpcngu"fgn"ukinq"ZKKK"*Mktejpgt"3;;9+."q"nc"fg"cnvgtct"
el recorrido de la acequia para instalar encima un molino, como en el barranco
de Algendar (Retamero 2005).
En Ibiza, la documentación del siglo XIII es muy escasa pero no contradice esta
valoración. La ocupación del sistema de Buscastell se hace mediante establecimientos
de los molinos hidráulicos y las tierras inmediatamente adyacentes (Argemí et al. 1997).
Nqu"ecdtgxgu"fg"nqu"ukinqu"ZKX"{"ZX"pq"kpfkecp."gp"gn"eqplwpvq"fg"nc"kunc."oqfkÞecciones en los sistemas hidráulicos o en la huerta drenada de la ciudad (Kirchner 2007).
Ncu"rtkogtcu"oqfkÞecekqpgu"gp"gurcekqu"kttkicfqu"fg"wpc"ekgtvc"gpvkfcf"ug"fqewogpvcp"
en el siglo XVII, en Buscatell (St. Antoni de Portmany), para construir una balsa para
lino (Argemí et al. 1997), y en el sistema d’es Yerns (Santa Eulària d’es Riu), donde
un nuevo azud permite elevar la cota de recorrido de las acequias principales (Kirchner
4229+0"Gu"c"rctvkt"fg"Þpcngu"fgn"ukinq"ZXKKK"ewcpfq."gp"nc"oc{qt c"fg"ukuvgocu"jkftƒwnkequ"fg"nc"kunc."fqewogpvcoqu"ncu"cornkcekqpgu"fg"gurcekq"kttkicfq"oƒu"ukipkÞecvkxcu"
(Kirchner 2007). En esta época Gaietà Soler llevó a cabo por encargo de la corona
un informe, una cabrevación y un plan de mejoras en la agricultura de la isla con el
qdlgvkxq"fg"cwogpvct"nqu"kpitguqu"Þuecngu0"Guvg"rncp"hwg"glgewvcfq"eqp"xctkcekqpgu"{."
aunque el proceso no ha sido detenidamente estudiado, en los sistemas hidráulicos de
oc{qt"gpxgticfwtc"uqp"kfgpvkÞecdngu"cniwpcu"fg"uwu"eqpugewgpekcu011
11 Mojonamiento de Ibiza, año 1791 (AHPE." E/35/4+=" Real capbrevación de Ibiza y Formentera (1791-97) (AHM."TR"53;."8."4/382+="Ickgv "Uqngt<"Extracto del siguiente plan instructivo
de agricultura, industria y policia de la campaña en las islas de Ibiza y Formentera, 1789 (AME+="
Expediente de egecución del Plan político y económico aprobado por S.M. en Real Orden de 15 de
setiembre de 1789 (AME).
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
Fig. 3. Esquema basado en el sistema de
Coanegra (Mallorca) que muestra las áreas
que pueden irrigarse a medida que se ponen
en funcionamiento los molinos: el agua puede
utilizarse para regar simultáneamente con
la molienda si la parcela regada queda por
debajo del último molino en funcionamiento. Las
ordenanzas feudales determinan que todos los
molinos funcionen a la vez seis días a la semana.
Ello impide regar simultáneamente las parcelas.
La situación impuesta por las ordenanzas es la
tgÞglcfc"en el esquema n° 6 (Kirchner en prensa).
49
50
HELENA KIRCHNER
Gp"Ogpqtec"*Tgvcogtq"4227="Mktejpgt."Tgvcogtq"4226+."gn"xcekcfq"rqdncekqpcn"
tras la conquista fue tan severo que la mayoría de espacios irrigados, concentrados
en los barrancos del sur de la isla, quedaron abandonados, excepto el barranco de
Algendar y los huertos de Maó, donde se documentan concesiones para construir
molinos hidráulicos. Se trata de molinos nuevos que no vienen a añadirse a una
infraestructura molinera andalusí. El procedimiento de molienda utilizado por los
campesinos andalusíes se basaba en molinos manuales (Sánchez 2005). La opción
preferente de los nuevos colonizadores de la isla de Menorca fue la de mantener los
parcelarios destinados a cereal del norte de la isla que, por ahora, no han podido
ugt"kfgpvkÞecfqu."{"nc"fg"fgucttqnnct"wpc"icpcfgt c"qxkpc"qtkgpvcfc"eqogtekcnogpvg"
(Kirchner, Retamero 2004).
Los espacios de secano
El análisis de la documentación escrita sugiere a G. Jover y R. Soto (2002)
que el desarrollo de una agricultura de secano de cereal, viña y olivo fue el procedimiento que la nueva sociedad colonial feudal tuvo para hacer crecer el espaekq"ewnvkxcfq0"Rctgeg"swg"fiuvg"hwg"gn"tguwnvcfq"Þpcn."gp"wpc"etqpqnqi c"fkh ekn"fg"
delimitar, a partir del siglo XIV o su segunda mitad, aunque no contamos ni tan
siquiera con una aproximación a la magnitud de estas roturaciones ni tampoco a
su localización. El razonamiento implica, además, una tendencia al «crecimiento»
que no tiene explicación.
En aquellos casos en que se ha realizado un estudio arqueológico y espacial,
como en los valles de la sierra de Tramuntana (Kirchner 1997) y en Felanitx (Kirejpgt"4225+"kpfkecp"swg"nc"eqnqpk¦cek„p"kpkekcn."jcuvc"Þpcngu"fgn"ukinq"ZKKK."rqt"nq"
menos, no implicó roturaciones de secano. Los espacios destinados a cultivos no
regados eran adyacentes a los perímetros irrigados, situados en los fondos de valle,
donde se concentran las tierras de más calidad y que mejor conservan la humedad
o en zonas de llano, con suelos profundos, donde se generaban fácilmente marjales en cuyos márgenes era posible una agricultura de secano con un mínimo de
garantías de éxito. Buen ejemplo del primer caso, son la parte del fondo de valle
que quedaba fuera del alcance de la acequia principal de un sistema hidráulico,
en los valles de la sierra de Tramuntana. La construcción del sistema hidráulico
implicaba la deforestación de todo el fondo de valle, puesto que una de las operaciones ineludibles consistió en canalizar los torrentes mediante muros de piedra
seca que, a la vez, contenían el suelo de las parcelas. El recorrido de la acequia
principal permitía regar uno de los márgenes del torrente (Bunyola, Alaró) o uno
u otro margen alternativamente (Coanegra), dejando, en el lado opuesto, espacios
de fondo de valle que podían ser destinados a cultivos arbóreos poco exigentes
en agua (Kirchner 1997) (Þiu0"4."6). Hasta qué punto estos espacios sufrieron una
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
51
etapa de abandono inmediatamente después de la conquista es difícil de evaluar
pero en cualquier caso debieron ser los más inmediatamente accesibles. En el
valle de Bunyola, además, ha sido posible contrastar la medición en «jovadas»
en la documentación (Mut, Rosselló 1993) con los espacios que responden a estas
características y constatar su coherencia (Kirchner 1997). Por lo tanto, a pesar de
no poder establecer hasta qué punto eran espacios activos en su totalidad o parcialmente en el momento de la conquista, sí que, por lo menos, se corresponden
con la estimación efectuada por los responsables de listar las explotaciones de la
porción de Nuno Sanç. En el caso de Felanitx, ejemplo del segundo tipo de suelos
dedicados a cultivos de secano, la operación de las «Ordinacions» de Jaume II
*3522+"rqpg"fg"ocpkÞguvq"swg"gn"ƒtgc"fguvkpcfc"c"ugt"rctegncfc"gp"ÅswctvgtcfcuÇ"
y repartida entre colonos ya estaba en cultivo, al menos en parte, inmediatamente
después de la conquista. Un espacio de unas 38ha ya aparece documentada inmediatamente después de la conquista y, como en el caso de Bunyola, se corresponde
bien con las 14 «jovadas» documentadas en la Remenbrança de Nuno Sanç (Mut,
Rosselló 1993).
En el 1300, en Mallorca, se promulgan unas ordenanzas, las Ordinacions de
Lcwog"KK"*Mktejpgt"4225="Oqttq"4222="Owpvcpgt."Xkej"3;67+."swg"rtgvgpfgp"qtic-
52
HELENA KIRCHNER
nizar el establecimiento de colonos en las «viles», aldeas centrales de los nuevos
términos feudales. No se trata del primer esfuerzo de asentar colonos en ellas,
puesto que ya tenemos abundantes testimonios de la instalación de colonos por
lo menos desde los años 40 el siglo XIII, sino de reforzar la colonización y los
ingresos en rentas del rey, ofreciendo terrenos para construir casas y parcelas de
cultivo en el entorno inmediato de la «vila».12 Algunos de los colonos pueden ser
relacionados por sus nombres con pobladores del siglo XIII, por lo que la operación
tiene, en parte, el objetivo de reordenar el proceso colonizador. Se repartieron 185
«quarteradas», que corresponden a 131.35 ha, en un espacio adyacente al sistema
hidráulico de origen andalusí, donde todavía hay parcelas de medidas que se corresponden con una «quarterada» o múltiplos reconocibles. El parcelario donde
ug"wdkecp"guvcu"ÅswctvgtcfcuÇ"vkgpg"wpc"uwrgtÞekg"fg"wpcu"362"jc."eqpitwgpvg"eqp"
la que se ha documentado. Se trata de una zona deprimida, situada a lo largo del
vtcoq"Þpcn"fgn"okuoq"vqttgpvg"gp"vqtpq"cn"ewcn"ug"eqpuvtw{„"gn"gurcekq"kttkicfq."
con tendencia a inundarse. El torrente que no tiene salida a otro torrente, ni al mar.
Se trata, pues, de terrenos húmedos, aptos para el cultivo del cereal. El proceso
de las Ordinacions habría supuesto, pues, una reparcelación de una zona ya en
cultivo inmediatamente después de la conquista feudal y, por lo tanto, al menos
en parte, ya cultivada en época andalusí. Los documentos del siglo XIII permiten
situar las parcelas posiblemente cultivadas antes de la conquista en el interior de
los meandros del torrente, ocupando unas 38,1 ha (Þi0"7).
En Ibiza, las áreas de cultivo no regado se sitúan claramente en los tres llanos
con características de humedal: el Pla de Vila, donde el humedal fue parcialmente
drenado en época andalusí (Barceló et al. 1997), el Pla de Ses Salines, rodeado
de un denso anillo de alquerías, y la llanura de Portmany, en la desembocadura
del torrente de Buscastell, también rodeada de establecimientos campesinos anfcnwu gu0"Vcodkfip" gu" ukipkÞecvkxc" nc" wvknk¦cek„p" fg" guvqu" jwogfcngu" eqoq" rcuvq"
—«prados», en la toponimia y en la documentación— y como zonas de cultivo,
con menciones principalmente a la viña. No hay constancia de que antes del siglo
XVII, estas áreas fueran objeto de nuevas iniciativas de drenaje a costa del prado
rctc"cornkct"nc"uwrgtÞekg"fg"ewnvkxq"*Mktejpgt"4224."4229+0"Gp"Ogpqtec."gp"nqu"
dcttcpequ"fgn"uwt"fg"nc"kunc."vcodkfip"ug"jcp"kfgpvkÞecfq"gurcekqu"fg"hqpfq"fg"xcnng"
no irrigados y zonas de parcelario de secano en el norte de la isla (Retamero 2005)
o asociadas a madîna Manûrqa (Retamero, Moll 2010). F. Retamero ha señalado,
recientemente, cómo los espacios de secano en al-Andalus constituyen una parte
eqorngogpvctkc"fg"nc"guvtcvgikc"ecorgukpc"rctc"fkxgtukÞect"ncu"equgejcu"cn"ncfq"
12 A. Mas (2002) interpreta estas ordenanzas en el sentido de que no supusieron
una reorganización de los espacios de cultivo de gran impacto territorial. Su objetivo era
reglamentar la actividad agropecuaria para incrementar las rentas del monarca.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
53
54
HELENA KIRCHNER
de la opción preferencial del regadío. El cultivo de los secanos, cuando ha sido
eqttgevcogpvg"kfgpvkÞecfq."q"dkgp"ug"ukv¿c"gp"nqu"oƒtigpgu"fgn"gurcekq"kttkicfq"{"
se encuentra integrado en el calendario de trabajo de la comunidad campesina, o
bien, formando parte de gestiones separadas que implican el establecimiento de
intercambios regionales (Retamero, 2010). Para evaluar adecuadamente la forma
en que los feudales ocuparon e integraron estos espacios habrá que establecer con
precisión su ubicación, su tamaño, el tipo de gestión de que eran objeto por parte
de las comunidades andalusíes y cómo fue substituida por otro tipo de criterios.
Abandono de zonas de residencia y concentración de la población tras la
conquista feudal
Una de las consecuencias más visibles de la conquista feudal es el abandono
masivo de las zonas de residencia de las alquerías andalusíes. Todas las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en distintas regiones de las tres islas permiten
establecer mapas de lugares abandonados inmediatamente después de la conquista
*Ctigo "3;;:="Dctegn„."Mktejpgt"3;;7="Mktejpgt"3;;9="Mktejpgt"4224="Tgvcogtq"
2005, Sitjes 2010). Los colonos feudales se concentraron en las aglomeraciones
rurales de mayor tamaño, convertidas en «viles» en la documentación escrita. La
fqewogpvcek„p" eqpÞtoc" guvg" rtqeguq" fg" eqpegpvtcek„p" *Lqxgt." Uqvq" 4224+0" Ncu"
alquerías andalusíes estaban formadas, a veces, por más de una zona de residencia
y por más de un espacio de cultivo. En algunos casos, aparecen compartiendo un
mismo sistema hidráulico. Los territorios que se les asocian, de contenido clánico,
no siempre son perceptibles a través de la documentación y se da el caso, muy
frecuente, de redes de alquerías que comparten un territorio. El repartimiento y
colonización feudal consistió en reducir estos territorios a espacios de dominio,
términos, en los que se mantuvo eventualmente en funcionamiento los espacios
de cultivo, pero no los lugares de habitación. En el caso de Mallorca, las «viles»
feudales se corresponden con las alquerías de mayor tamaño, normalmente situadas
en lugares centrales respecto a la red de alquerías en las que se incluían. En estas
alquerías se construyeron las iglesias y se ocuparon las viviendas andalusíes. Hubo
casos de fracaso repoblador, con la iglesia construida y sin continuidad de poblaokgpvq0"Gzkuvgp"pwogtququ"kpfkekqu"fg"ncu"fkÞewnvcfgu"rctc"cugiwtct"wpc"rqdncek„p"
de colonos estable sustituyendo a la población andalusí. La primera generación de
colonos inmediata a la conquista de Mallorca parece que no se consolidó 15 años
después ya que la documentación notarial seriada a partir de 1240 ofrece nombres
nuevos que no coinciden con los del repartimiento (Soto 1990).
Las Ordinacions" fgn" 3522" ogpekqpcfcu" oƒu" cttkdc" rqpgp" fg" ocpkÞguvq." cn"
ogpqu"rctc"Hgncpkvz"*Ocnnqtec+"nc"fkÞewnvcf"rctc"cugiwtct"nc"eqnqpk¦cek„p"kpenwuq"
en una «vila» que fue ocupada inmediatamente después de la conquista.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
55
El desarrollo de una hidráulica feudal
En otras zonas de conquista feudal se constata también la existencia de una
estructura agraria campesina consolidada que es sometida al dominio de señores
laicos y eclesiásticos. En la zona del Penedès, al sur de Barcelona, donde el conde
fg"Dctegnqpc"rtqowgxg"nc"eqpswkuvc"{"qewrcek„p"c"rctvkt"fg"Þpcngu"fgn"ukinq"Z."
los señores laicos que colaboran en la expansión y el monasterio de Sant Cugat
adquieren dominios donde se incluyen tierras cultivadas, molinos, casas, etc.
Crctgpvgogpvg." nqu" pwgxqu" ug‚qtgu" pq" korwnucp" vtcpuhqtocekqpgu" ukipkÞecvkxcu"
en esta estructura agraria (Batet 1996).
La apropiación de estructuras agrarias campesinas, inicialmente concebidas
para la sobrevivencia y convertidas, después, en fuentes de renta, sigue siendo
el procedimiento que caracteriza los centros monásticos más tardíos en las zonas
de conquista sobre territorios andalusíes. También, entonces, la construcción de
sistemas nuevos es muy esporádica. Es el caso del monasterio de Santes Creus
(Tarragona) que, en el siglo XII y en un área de conquista reciente, no impulsó
nuevas instalaciones molineras y se limitó a ocupar y, a veces, hacer reconstruir
aquellas existentes. El objetivo de este monasterio fue el de acaparar los molinos y
no el de crear nuevas instalaciones hidráulicas (Virgili 1985-86: 223). Los monasterios de Santa Maria de Poblet (Tarragona), en los siglos XI y XII y el de Santa
Maria La Real (Mallorca), después de la conquista catalana del 1229 (Batet 2006),
actuaron de la misma forma. Un proceso parecido al de las islas se ha detectado
en Aragón, con la introducción masiva del cereal y viña en los espacios irrigados
después de la conquista (Laliena 2008: 59).
En cambio, en el sarq al-Andalus, la construcción de nuevos sistemas hidráulicos
q"nc"cornkcek„p"fg"uwrgtÞekgu"kttkicfcu"gp"nqu"kpvgtuvkekqu"swg"gzkuv cp"gpvtg"nqu"
espacios irrigados de las alquerías andalusíes van a ser mucho más contundentes
después de la conquista feudal13. También en Aragón, el crecimiento comercial de
las ciudades a partir de 1250 conducirá a realizar ampliaciones y construcciones
de grandes canales de irrigación (Laliena 1994, 2008: 62). En el segundo cuarto
del siglo XIII, pues, la capacidad de la sociedad feudal de promover grandes obras
hidráulicas y parcelaciones a escalas considerables está consolidada, a pesar de
que no se practicó en las islas.
En la Catalunya Vella, los sistemas hidráulicos construidos por señores feufcngu"nckequ"q"gengukƒuvkequ"cpvgu"fg"Þpcngu"fgn"ukinq"ZKK"uqp"ow{"gzegrekqpcngu0"
Algunos de ellos, sin embargo, parecen más fruto de obras de reconstrucción o de
oqfkÞecek„p"fg"kpuvcncekqpgu"jkftƒwnkecu"oƒu"cpvkiwcu"swg"pq"etgcekqpgu"ex-novo,
13" Wpc"ugngeek„p"fg"kpxguvkicekqpgu"tgekgpvgu<"Hwtk„."Octv pg¦"4222="Vqtt„"4225."4227."422;."
Iwkpqv"4227."4229="Guswkncejg"42290
56
HELENA KIRCHNER
como es el caso de los canales condales de Girona y Barcelona. Estos canales
podrían tener origen en anteriores canalizaciones romanas, extremo propuesto
por algunos autores pero con escasas pruebas por ahora (Canal et al0"3;;7="Octv "
3;;3="Qtv "3;;5+0"Gp"gn"ecuq"fg"Iktqpc."{c"gp"gn"ukinq"KZ"ug"fqewogpvcp"oqnkpqu"
y canalizaciones en las zonas del recorrido del Rec Comtal, aunque como tal no
aparece mencionado antes de principios del siglo XI (1015) (Martí 1991: 54). Y en
el caso de Barcelona, hay alguna referencia documental a un regario en el siglo X,
citado por diversos autores (ver Ortí 1993: 244, nota 3), que indica la existencia
de sistemas hidráulicos ya antes de la primera mención al Rec Comtal que es del
3297"*Dwuswgvc"3;;3<"384/385="Qtv "3;;5<"466+0"Nc"fgpqokpcek„p"fg"ÅeqpfcnÇ"
parece, pues, aplicarse a un sistema hidráulico que ya existe antes, quizás en época
de Ramon Berenguer I. Bonnassie, sin embargo, basándose en el hecho de que
las primeras menciones seguras de una acequia con molinos corresponden a la
época de Ramon Berenguer I, considera que éste es responsable de la construcción
de la canalización y de la mayor parte de los molinos (Bonnassie 1975: I, 466)
ya que «el trabajo que supone sobrepasaba las fuerzas de un individuo o de una
familia». En Sabadell, la huerta de la ciudad —orta maiore— se menciona por
primera vez en el 1240, pero no es una creación ex novo sino que es resultado del
acondicionamiento de los terrenos aluviales del rio Ripoll para el cultivo regado,
gp"nqu"ogcpftqu."{"rctc"nc"kpuvcncek„p"fg"oqnkpqu0"Fgufg"Þpcngu"fgn"ukinq"Z"{"c"
lo largo del XI se suceden actos jurídicos que conducen a la desposesión de los
campesinos de huertos y molinos por parte de señores feudales laicos y eclesiásticos, un proceso parecido al que habría tenido lugar en los «Recs comtals» (canales
condales) (Argemí, Masagué 2003).
C"rctvkt"fg"Þpcngu"fgn"ukinq"ZKK"{"gn"ukinq"ZKKK"gu"ewcpfq"gorkg¦cp"c"tgcnk¦ctug"
grandes obras hidráulicas promovidas desde instancias reales o urbanas, coincidiendo cronológicamente, en parte, con los procesos de conquista en el sarq al-Andalus
y las Islas Orientales. El de Puigcerdà es un buen ejemplo de un sistema hidráulico,
promovido por un rey, consistente en un canal de largo recorrido, 9 km, destinado
a alimentar molinos harineros y traperos del rey y secundariamente, a regar la
huerta urbana de la villa real. Esta obra tiene por objetivo generar ingresos, por la
gestión de los molinos y por las concesiones de agua de riego. Sin embargo, tuvo
que realizarse en un espacio ya colonizado agrícolamente desde antiguo, cuyos
pequeños sistemas hidráulicos y molinos de fondo de valle, de probable origen
campesino, habían sido apropiados por un monasterio y un obispado, donde «no
cabían», pues, más molinos ni canales. La única alternativa era salir del fondo
de valle: realizar una gran obra, un canal de 9 km que recorre la vertiente hasta
el emplazamiento de la recién fundada villa de Puigcerdà (Kirchner et al 2002).
Más tardíamente, en el siglo XV, el canal de Manresa, de 20 km de recorrido, sale
fuera del fondo de valle y se dirige a una huerta urbana que estaba situada en en
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN FEUDAL: ARQUEOLOGÍA DE LOS CAMBIOS PRODUCIDOS…
57
los terrenos adyacentes a las murallas de la ciudad (Piñero, en prensa Alabern,
Virós 2002). Igualmente, a mediados del siglo XV se construye la canalización del
agua de una fuente para abastecer una nueva huerta en Sabadell, la huerta Novella
(Argemí, Masagué 2003).
Esta hidráulica regia, urbana, quizás señorial en algunos casos como alguno
de los descritos por S. Caucanas en el Rosselló (1995), de gran envergadura por
ncu" fkogpukqpgu" fg" ncu" guvtwevwtcu" eqpuvtwkfcu" rwgfg" ugt" ecnkÞecfc" fg" octikpcn0"
Es resultado de iniciativas tardías en el proceso de ocupación agraria e hidráulica
del territorio que, en sus fases más antiguas, había privilegiado los fondos de
valle (Kirchner 2006). Éstos se encuentran densamente ocupados cuando a partir
fg"Þpcngu"fgn"ZKK"ug"swkgtgp"tgcnk¦ct"pwgxcu"qdtcu"jkftƒwnkecu0"Nc"¿pkec"hqtoc"fg"
llevarlas a cabo es la de construir nuevas captaciones y canalizaciones fuera de los
espacios ya ocupados, en zonas, pues, marginales que, eventualmente obligan a
trazar largos recorridos de la acequia principal para llevar el agua al lugar deseado,
una huerta o una ciudad.
Conclusión
La gran envergadura de estas nuevas obras es debida a la necesidad de llevar el
agua fuera de estos fondos de valle. Estas operaciones requieren caudales importantes, normalmente procedentes de ríos y posibilidades de establecer recorridos
con pendiente adecuada de las canalizaciones hasta los nuevos espacios irrigados.
El tamaño de estos espacios dependerá de la existencia de estas pendientes favorables, del caudal disponible y de la exigencia de riego de las plantas introducidas
en estos espacios. Estas exigencias determinan igualmente las obras hidráulicas
llevadas a cabo en Aragón o el Reino Valenciano, tras la conquista. En las islas,
ukorngogpvg."pq"gtcp"rqukdngu."pq"jcd c"ecwfcngu"uwÞekgpvgogpvg"itcpfgu"{"guvcbles que pudieran ser susceptibles de abastecer mediante canalizaciones de largo
recorrido espacios exteriores a los de los valles ya irrigados. Los qanât(s) —galerías subterráneas de captación—, fuentes naturales, norias de sangre —en los
márgenes de zonas de marjal— o azudes en pequeños e inestables cursos de agua
uwrgtÞekcngu"swg"jcd cp"rgtokvkfq"c"nqu"itwrqu"ecorgukpqu"cpfcnwu gu"eqpuvtwkt"
espacios irrigados en los fondos de valle o en las vertientes aterrazadas, regados
a partir de caudales relativamente discretos, no admitían el trazado de acequias
alternativas a las ya existentes para conducir el agua a parcelarios nuevos. Solo a
partir del siglo XVII y sobretodo del XVIII documentamos los primeros intentos
de ampliar espacio irrigado en algunos sistemas hidráulicos cuyas captaciones son
particularmente abundantes, alargando los recorridos de las acequias ya existentes
(valles de la Sierra de Tramuntana), contruyendo azudes aguas abajo de los sistemas
originales andalusíes para aprovechar sobrantes de agua (Balançat, Eivissa), o, más
58
HELENA KIRCHNER
excepcionalmente, substituyendo un sistema anterior por otro nuevo, estableciendo
pwgxcu"cegswkcu"*Gu"[gtpu."Gkxkuuc+"*Mktejpgt"3;;9="4229+0"Cu ."rwgu."oƒu"cnnƒ"fg"
ncu"fkÞewnvcfgu"fg"qtfgp"fgoqitƒÞeq"{"cfokpkuvtcvkxq"swg"gpvtc‚„"nc"eqnqpk¦cek„p"
feudal (Jover, Soto 2002), el impacto ecológico provocado por el establecimiento
de sistemas hidráulicos asociados a las redes de alquerías andalusíes condicionó
muy estrechamente la colonización feudal posterior.
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