Aportaciones contra el dogmatismo:
una lectura del existencialismo de
Sartre y Beauvoir
Jhoan Sebastian David Giraldo
Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid
Son varias las posturas que sostienen que la relación de
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir en el campo
filosófico no encuentra mayores coincidencias, por lo que
se sugiere la interpretación de que no realizaron un trabajo
en conjunto en la construcción del existencialismo. Sin
embargo, también son muchas las posiciones que otorgan
un sentido de estrecho trabajo filosófico entre él y ella. A
pesar de las distintas posturas, podemos encontrar
claramente ciertas coincidencias en sus trabajos que
ayudaron a la construcción de esta postura filosófica. Este
texto se propone analizar la defensa del existencialismo
realizada por Sartre y Beauvoir en contra del pensamiento
dogmático del siglo XX. A partir del existencialismo
propuesto por ambos autores se intenta mostrar al hombre
de manera abierta, sin adornos que lo definan de manera
absoluta, negando entidades trascendentes que guíen su
destino: el destino del hombre es lo que éste hace de sí
mismo. Así pues, se busca presentar al existencialismo en
contravía de cualquier rasgo de mistificación que se genere
en el terreno de la existencia humana.
El existencialismo no pretende sentar las bases para una
teoría de la acción o para afirmar un comportamiento
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Aportaciones contra el dogmatismo…
humano absolutamente determinado, pues no impone una
forma de vida concreta que debe seguirse. Más bien se
preocupa por considerar las tendencias a partir de las
cuales se puede formular un diagnóstico de la condición
del ser humano conforme a la estructura de su subjetividad
y la relación de ésta con las condiciones objetivas en las
cuales confluye la acción. Es difícil asumir el
existencialismo como una postura ética ante la vida, sin
embargo, esto no quiere decir que no se pueda rastrear la
posibilidad de una ética existencialista a partir del
proyecto de Sartre y Beauvoir. En su canónico trabajo sobre
las éticas de Sartre, Thomas C. Anderson (1993), identifica
dos momentos bien definidos en la obra general del autor
francés donde aparecen ciertos argumentos tendientes a
una consideración teórica sobre la moral. El primero se
encuentra en los borradores que se publicaron en 1983 bajo
el título Cahiers pour une morale (Sartre, 1983). Allí Sartre
explora las posibilidades ontológicas que se relacionan con
las valoraciones humanas sobre el bien y lo bueno. Y, el
segundo momento, se encuentra vinculado a la
elaboración de la Crítica de la razón dialéctica (Sartre, 2004a,
2004b) y la famosa conferencia de Roma en la década de
1960 (Sartre, 2014); donde la subjetividad vuelve a jugar un
papel más que relevante. No obstante, otros intérpretes
insisten en marcar el carácter crítico del proyecto
existencialista, en vez de una teorización afirmativa:
“Beauvoir y Sartre querían idear un sistema de análisis de
la opresión social que no fuera ni marxista ni freudiano, y
que estuviera fundado en la existencia individual”
(Fullbrook & Fullbrook, 1994, p. 161).
Simone de Beauvoir en su texto Para una moral de la
ambigüedad realiza un estudio acerca de la libertad del
individuo. Para esto es importante la cuestión acerca de
cómo entender la libertad desde una sociedad que se
organiza con normas y prohibiciones más o menos
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Jhoan Sebastian David Giraldo
estrictas, que puede incluso ir en contra de la expresión de
la libertad. Beauvoir nos sugiere fijar la mirada en nosotros
mismos, en primer lugar. Se nos invita al conocimiento
individual, a la formación del sí mismo, en virtud del
enfrentamiento con el mundo. Ella reniega de la
formalidad de las relaciones, resaltando su inautenticidad,
fundadas en la resignación y el egoísmo. Acerca de estas
dice que “existe lo formal desde el momento en que se
reniega de la libertad en provecho de fines que se
pretenden absolutos” (Beauvoir, 1972, p. 50). Beauvoir
hace un llamado a la libertad individual del hombre, una
libertad comprometida con el mundo, pero una libertad
que se busca, y que además se proyecta en y a través de
conductas definidas desde la situación particular de cada
individuo. Precisamente la tendencia existencialista radica
en un optimismo en su concepción de hombre como dueño
de su propio destino, cuyos actos adquieren valor, puesto
que son la expresión más sincera de su libertad (Beauvoir,
1969)1. Esta idea justamente niega el reconocimiento de la
existencia del otro como un proyecto en constante devenir.
Por esto, la posición de existencialismo incomoda, pues
perturba la seguridad de la liberación de la
responsabilidad y el hábito de asentir y no cuestionar.
Beauvoir destaca que la importancia de su filosofía radica
en la confianza que tiene en los humanos y el poder que
tienen de asumir y de justificar su existencia
auténticamente. Se exige al humano enfrentarse sin
corazas morales a lo difícil que resulta responder, asumir
la existencia y justificar sus actos auténticamente.
Este es un intento de la autora por defender el existencialismo, como
lo hizo Sartre en El existencialismo es un humanismo. Sin embargo, para
Beauvoir es insuficiente la defensa que éste hace. Ella se refiere a la
sabiduría popular como la recepción y conservación de valores y modos
de actuar que el sentido común instituye y reproduce a través del
lenguaje como verdades inmediatas. Estos valores y modos de actuar
son introyectados por los individuos en el desarrollo de su vida.
1
65
Aportaciones contra el dogmatismo…
Por su parte, Sartre, en su texto El existencialismo es un
humanismo, intenta hacer una defensa del existencialismo
ante diversas críticas que se le han hecho desde diferentes
posiciones. Afirma que el existencialismo no es una especie
de quietismo o una filosofía meramente contemplativa,
pues, lejos de promover indiferencia, invita a la acción.
Invita a que el individuo por medio de su libertad tome las
riendas de su vida y actúe:
Solo hay realidad en la acción; y va más lejos todavía,
porque agrega: el hombre no es nada más que su proyecto,
no existe más que en la medida en que se realiza; por lo
tanto, no es otra cosa que el conjunto de sus actos, nada
más que su vida (Sartre, 2009, p. 56).
Así pues, las acciones de los individuos no están ligadas
más que a su propia actividad y su relación con los otros
de manera existencial. La libertad se asume como la
determinación decisiva a la hora de realizar la acción del
hombre en el mundo, lo cual igualmente implica a los
demás. En el existencialismo se concibe al humano como
su propio legislador, y es en el desamparo donde decidirá
sobre sí mismo: el ser humano está solo, no hay dios como
guía moral, sino que es el mismo humano el legislador y
dador de sentido a la vida (Sartre, 2009, pp. 85-86). Sartre
(2009) menciona que “queremos la libertad por la libertad
y a través de cada circunstancia particular. Y al querer la
libertad descubrimos, que depende enteramente de la
libertad de los otros, y que la libertad de los otros depende
de la nuestra” (p. 77).
Beauvoir (1995) afirma que “el lazo que me une al otro,
solo yo puedo crearlo; lo creo por el hecho de que no soy
una cosa sino un proyecto de mí hacia el otro, una
trascendencia” (p. 14). No nos captamos a nosotros
mismos sino frente al otro, y el otro es tan cierto para
nosotros como nosotros mismos. Una condición de la
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Jhoan Sebastian David Giraldo
existencia es que el individuo no es nada si no es
reconocido como tal. Somos seres que actuamos en una
sociedad, donde las acciones de cada individuo la afectan
de una u otra forma. Se hace mucho énfasis en que la
relación con el otro no determina lo que somos o como nos
manifestamos frente a él, pero en esta relación cada acción
de los individuos nos afecta, sin embargo, es nuestra
postura la que determina cómo asumimos la afección.
Por otro lado, se muestra que no es volviendo hacia sí
mismo, sino siempre buscando fuera de sí un fin que es tal
o cual liberación, tal o cual realización particular, como el
individuo se realiza precisamente en cuanto humano. El
existencialismo no es un subjetivismo individual que aísla
al hombre. Por una parte, se toma como punto de partida
la expresión pienso luego existo, ya que “esta es la verdad
absoluta de la conciencia captándose a sí misma” (Sartre,
2009, p. 62). Al no tomar al hombre en el momento en que
se capta a sí mismo se está suprimiendo la verdad; la
verdad absoluta trata de captarse sin intermediario. El
existencialismo es la única teoría que otorga una dignidad
al individuo, no lo convierte en objeto, a diferencia de
cierto materialismo que trata todo como objeto. Más bien
el existencialismo se quiere fundar sobre la base del reino
humano como un conjunto de valores distintos del reino
de lo meramente material.
***
Actualmente el individuo mantiene un papel
unidimensional y está alineado con la sociedad, mantiene
sus leyes y reglas, convive y acepta lo establecido. El
humano se desenvuelve frente a sus hábitos y costumbres,
sin olvidar sus responsabilidades, su trabajo, su vida, y día
a día cumple con rigor su rutina. El hombre se vuelve
extraño de sí y acepta los principios implícitos de
determinada sociedad sin más. Precisamente esto lo
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Aportaciones contra el dogmatismo…
intenta relatar Sartre en La náusea. La vida del hombre se
halla prácticamente predeterminada por un orden social
imperante. Sus órganos, su naturaleza, están ordenados y
organizados y en esto encuentra su rol, desarrollando así
su vida, manteniendo la estabilidad dentro de la sociedad.
Sartre nos lleva a pensar en la sensación de una vida
desperdiciada ante el sentimiento de hastío, ante la duda,
la obsesión y el miedo, y ante la pregunta por el sentido y
fundamentación de la existencia (Sartre, 2013). De ahí que
la figura de la náusea designe esas posibilidades de ser, es
decir, la contingencia de la existencia. La vida no se
fundamenta a priori, ni por un orden superior que
trasciende la existencia misma. La experiencia de la náusea
es la experiencia de la no fundamentación de la vida.
Nociones como las de náusea o angustia “definen la
condición existencial del hombre, su lucha con un mundo
hostil y extraño, privado de propósito y diseño” (Pugliese,
2023, p. 29). Además, sugieren que no existe:
una base fija e inmutable para nuestras creencias y
convicciones, ni esencias predeterminadas que nos guíen
en nuestras elecciones, del mismo modo que está ausente
cualquier sentido de predestinación que nos adscriba una
función y un valor específicos (Pugliese, 2023, pp. 29-30).
El existencialismo de Sartre tiene interés en demostrar
el enlace del carácter absoluto del compromiso libre, por el
cual cada hombre se realiza al realizar un tipo de
humanidad. Este compromiso es siempre comprensible
para cualquier época y por cualquier persona, y la
relatividad del conjunto cultural que puede resultar de tal
elección. Para Sartre no hay algo así como una naturaleza
humana, aunque no varíe la necesidad del ser humano de
estar en el mundo, de estar trabajando, de estar entre otros
y de ser mortal. Lo que hay más bien es una condición
humana que cambia de acuerdo con las situaciones
históricas: el hombre puede nacer esclavo en una sociedad
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Jhoan Sebastian David Giraldo
pagana, o señor feudal, o proletario. Dice Habib (1998): “no
hay nada propio del hombre [...] El plantear la primacía de
la existencia sobre la esencia, simplemente significa que el
hombre primero existe, surge en el mundo al mismo
tiempo que el mundo y luego se define” (p. 128).
Lo importante para el existencialismo es el modo en el
que el individuo supera su situación. La situación es
entendida como el estado en el cual se encuentran los seres
humanos en cada uno de sus momentos particulares. La
posibilidad de trascender una situación cualquiera es
propiamente el compromiso con la existencia y la vida, que
son una y la misma cosa. Menciona Sartre (2011) que “la
situación me refleja a la vez mi facticidad y mi libertad; con
ocasión de cierta estructura objetiva del mundo que me
rodea” (p. 363). El individuo es siempre el mismo frente a
una situación que varía y la elección es siempre una
elección en tal situación. Por lo tanto, podemos decir que
la situación es el terreno en el cual el hombre existe como
proyecto y se proyecta hacia lo otro. La superación de ello
es propiamente la afirmación de la existencia y la libertad.
Así pues, como afirma Beauvoir (1969), “el individuo no
existe sino como superación de sí hacia los otros, el
presente como movimiento hacia el provenir. Encerrada en
sí misma, la existencia humana no sería ya sino una planta”
(p. 69).
Sartre dice que siempre es posible elegir, pero lo que
“no es posible es no elegir” (Sartre, 2009, p. 70). Y agrega
que no elegir ya es una elección2. Como seres con
De acuerdo con Marcuse, en forma de crítica, Sartre había llegado tan
lejos con su concepción de la libertad “como para decir que inclusive
judíos de los campos nazis de concentración retenían su libertad,
porque pudieron haber elegido no ir a las cámaras de gas y resistir en
cambio. En otras palabras, tenemos aquí una definición de la libertad
humana, según la cual la libertad humana —en un análisis final— es
puesta a prueba en una situación donde se tiene la opción de morir
2
69
Aportaciones contra el dogmatismo…
compromiso universal y absoluto con la humanidad
estamos obligados a elegir en una situación determinada.
El hombre se hace a sí mismo a lo largo del camino; no está
todo hecho desde el principio. Al elegir una moral, por
ejemplo, el individuo comienza a hacerse. No se define al
humano sino en relación con un compromiso. Se toman
como universales los valores que cada uno construyó en su
vida, de acuerdo con las condiciones determinadas en las
que se desarrolló. El personaje principal de La náusea,
Antoine Roquentin, se dedica a estar comprometido con la
vida, a asumirla y extraer de allí sus consecuencias. Este
cambio implica enfrentarse como en un espiral dialéctico a
anteriores sentimientos y preguntas. Después de su
sensación de náusea, éste es capaz de percibir el sinsentido
de la vida, la contingencia de nuestros actos y el
despropósito de nuestros sueños. Cuando Roquentin se
entera de que ha estado escribiendo una historia de otro
que no le permite conocer su propia existencia se vuelca a
sí mismo, se hace responsable de esa existencia propia que
ahora reconoce y evita encerrarse en cualquier definición
determinante de su humanidad. La existencia de
Roquentin no requiere de un sentido para la vida, es decir,
rehúye a encontrar algo por lo cual tener que vivir, pues la
existencia es el saberse de cara a las posibilidades de la
vida, en contraposición con la necesidad de ser algo
definitivo.
No se admite el disimular una postura donde se asumen
posiciones morales cómodas, que se fundamentan en una
comprensión positiva y absoluta de la realidad e inducen
a desconfiar de sí mismo, de las posibilidades de acción y
del valor de las acciones a través de la relación con otros
empujado hacia el horno de gas, o morir siendo torturado hasta el fin
por los guardianes del campo de concentración [...] quizá la más
tremenda definición de libertad humana dada alguna vez” (Marcuse,
2011, p. 81).
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Jhoan Sebastian David Giraldo
individuos. Se busca que los individuos asuman que están
desamparados en el mundo, por lo que nada distinto del sí
mismo puede justificar ni dar sentido a los actos, no hay
valor absoluto o Dios que lo hagan. Es al individuo a quien
le compete superar su realidad. Es el hombre quien es
responsable de sus propios actos como fundamento de sus
vidas. Beauvoir incluso pone de relieve que la ausencia de
Dios no autoriza toda licencia:
la ausencia de Dios no autoriza toda licencia, por el
contrario, es porque el hombre se encuentra desamparado
sobre la tierra, que sus actos son compromisos definitivos,
absolutos; lleva la responsabilidad de un mundo que no
es obra de un poder extraño, sino de él mismo, en el cual
se inscriben tanto sus derrotas como sus victorias. Un Dios
puede perdonar, borrar, compensar; pero si Dios no
existe, las faltas del hombre no tienen expiación (Beauvoir,
1972, p. 18).
Ante la ausencia de una justificación divina del mundo,
emerge la responsabilidad del individuo para con éste. Al
suprimir a Dios, alguien tiene que inventar los valores y es
el propio individuo quien lo debe hacer. Éste debe asumir
el compromiso de su estadía en el mundo en el cual
participa y es susceptible de ser transformado mediante
acciones. Además, hay que decir que nosotros inventamos
los valores. Según Sartre (2009), no significa más que eso:
“la vida no tiene sentido, a priori” (p. 82). Es
responsabilidad de cada individuo darle un sentido y el
valor o el conjunto de valores es lo que cada uno elige. Ante
esto, Beauvoir manifiesta que no hay destinos declarados
con anterioridad a la aparición en el mundo, la marcha del
individuo sobre el mundo es la que él crea a través de sus
actos, así justifica su existencia: “nada está decidido de
antemano, y ello porque el hombre tiene algo que perder,
y puede perder, pero también puede ganar” (Beauvoir,
1972, p. 37). El hombre no es ni bueno ni malo
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Aportaciones contra el dogmatismo…
naturalmente, sino que es como él mismo se forje: “el
hombre es el dueño solo y soberano de su destino, con tal
que quiera serlo, he aquí lo que afirma el existencialismo;
y esto, ciertamente, es un optimismo” (Beauvoir, 1969, p.
42).
Beauvoir, igualmente, hace énfasis en que el
existencialismo no es una posición individualista ante la
vida, pues hay una profunda preocupación por el otro. Si
bien el ser humano como libertad despliega su poder
mediante la acción para dotar de sentido su existencia, es
en la sociedad, en la relación con los otros, en la conjunción
de una moral y una política, donde toma sentido la acción.
El hombre es un individuo que actúa y piensa, se reconoce
como proyecto y pasividad a la vez. Ésta es la condición de
ambigüedad en la que el individuo debe reconocerse como
totalidad si lo que pretende es encontrar justificación a sus
actos: “una moral de la ambigüedad sería una moral que
rehusara negar a priori que existencias separadas pudiesen
al mismo tiempo estar ligadas entre sí, que sus libertades
singulares pudiesen forjar al mismo tiempo leyes
valederas para todos” (Beauvoir, 1972, p. 20)3. Lo positivo
del existencialismo está en aprovechar la ausencia del
fundamento para forjar las condiciones materiales
necesarias para su realización auténtica, pues la acción es
el poder del hombre sobre su existencia. El valor de la
existencia del individuo está dado en que éste no está
realizado totalmente. Esto supone una necesidad para
realizarse mediante los actos, lo que da a entender que es
el modo como se asume la existencia lo que define al
Guisán (2009) parece sugerir una relación entre una moral
existencialista de Beauvoir y la moral kantiana y la ética utilitarista de
John Stuart Mill. Pero esta postura es cuanto menos problemática, pues
para el existencialismo no hay ni criterio de utilidad ni ley moral que
marquen los derroteros de la acción de los individuos.
3
72
Jhoan Sebastian David Giraldo
hombre: lo que el individuo sea depende únicamente de su
hacer orientado a su realización.
***
De otro lado, Sartre, en textos posteriores como Crítica de
la razón dialéctica y La república del silencio, ya en estrecha
vinculación con el marxismo, se preocupa por explorar una
relación entre el existencialismo y este como verdadero
materialismo concreto de la historia4. Aunque esto no evita
que Sartre haga un fuerte reproche al dogmatismo
marxista, y que además, se proponga hacer una aclaración
del materialismo como una tendencia que no puede
referirse sin más a la realidad; pretendiendo dejar atrás sus
bases filosóficas propiamente construidas con la ayuda del
idealismo. Esto va de la mano con la idea de que el ser
humano es acción, pero también reflexión, por eso su
postura no cae en el error del materialismo vulgar. El
materialista vulgar intenta convencer de la pertinencia y
necesidad de su doctrina, desechando la posibilidad de la
conjunción entre materialismo e idealismo, pues considera
que en el idealismo está la corrupción de cualquier
posibilidad revolucionaria. Para Sartre es erróneo no darse
tiempo para jugar con las ideas y decidir con los ojos
cerrados (Sartre, 1960, p. 89), además agrega que no hay
nada más peligroso que un supuesto revolucionario ciego
e inmaduro en días de fascismo. Así pues, Sartre se
dispone a examinar el materialismo con la intención de
esclarecer lo que llama el mito revolucionario. Se pregunta si
toda ideología es necesariamente falsa conciencia y si se
puede prescindir de ella y arrojarse a la objetividad para
hacer la revolución.
Sartre resalta del marxismo la necesidad de concretitud y de crítica
constante de lo que se nos presenta como dado: “el marxismo concreto
tiene que profundizar a los hombres reales en lugar de disolverlos en
un baño de ácido sulfúrico” (Sartre, 2004a, p. 47).
4
73
Aportaciones contra el dogmatismo…
Sartre se encuentra en una fuerte oposición a la postura
del materialismo dialéctico, especialmente representado
por Stalin y otros autores soviéticos. Afirma acerca del
materialismo dialectico que éste posee un carácter
metafísico: “es una doctrina metafísica y [...] los
materialistas son metafísicos” (Sartre, 1960, p. 91). Según
Sartre, el problema con el materialismo dialéctico estriba
en su ímpetu de ser un método científico, que explica el
desarrollo de la historia de la materia, de las relaciones
sociales y del modo de producción de las condiciones de
existencia. Agrega que Engels fue el primer responsable de
la desviación del materialismo histórico, pues trató de
dialectizar la naturaleza5.
El mundo está determinado por las mismas
contradicciones que el mismo Engels considera como
dialécticas. Pero el error estriba en que se confunde la
dialéctica con la mecánica y se equiparan las leyes
naturales a todos los campos que implican movimiento,
incluida la sociedad y el hombre. Por lo que la lucha de
clases también se podría interpretar como la lucha por la
supervivencia de la especie, algo a lo que el mismo Marx
Dice Engels: “No cabe duda de que constituye un hecho históricouniversal el proclamar por vez primera bajo la forma de su vigencia
general una ley universal que rige para el desarrollo de la naturaleza,
de la sociedad y del pensamiento” (Engels, 1961, p. 46). Según Lukács,
igualmente en modo de crítica, Engels plantea que “en la dialéctica se
disuelve la rigidez de los conceptos [...]; que la dialéctica es un constante
proceso de fluyente transición de una determinación a otra, una
ininterrumpida superación de las contraposiciones, su mutación
recíproca; y que, por lo tanto, hay que sustituir la causalidad unilateral
y rígida por la interacción” (Lukács, 1985, p. 60). Con esto se pierde el
carácter crítico de la dialéctica ya que cae en una sucesión necesaria de
la historia, regida por leyes naturales. Aceptar esto es aceptar que la
dialéctica sea una configuración de leyes naturales que guían el destino
y devenir de la humanidad sin espacio a la transformación del mundo,
como actividad propia del hombre. Eso sería aceptar la dominación total
del sistema dominante.
5
74
Jhoan Sebastian David Giraldo
se opuso, pues apuntaba por la disolución de las clases y
no por la muerte de ninguna especie.
La materia, según Sartre, no es productora por sí misma
de movimiento debido a su principio de inercia. Siguiendo
a Hegel, Sartre (1960) afirma que la dialéctica “se basa por
entero en el dinamismo de las ideas” (p. 94). El problema,
entonces, de la formulación del materialismo dialéctico
estriba en su pretensión de ser un método científico que
explica la evolución histórica de la materia, de las
relaciones sociales y del modo de producción de las
condiciones de existencia. Sartre, refiriéndose a Garaudy,
declara que el materialismo dialéctico no es marxismo,
concepción que llega a reducir a delirio metafísico que cree
descubrir cierta dialéctica en la naturaleza. Por eso, la
concepción del materialismo dialéctico se resume a mero
discurso vano, lleno de pompa y pereza sobre las ciencias
fisicoquímicas y biológicas. Sartre, más bien, en referencia
al materialismo histórico, dice que este es la experiencia
que cada uno puede hacer de su praxis y su alienación, al
mismo tiempo, que es un método que reconstruye y
permite tomar la historia humana como totalización en
curso. Ésta es una concepción del mundo, se nos presenta
como la posibilidad de surgimiento al estudio del mundo
para el ser humano.
Igualmente, para Sartre, el rechazo de la especulación a
priori y las afirmaciones de la legitimidad única del saber
científico y del materialismo dialéctico como un
descubrimiento progresivo de las interacciones del mundo
que se realiza con la ayuda de la praxis del hombre, no son
más que definiciones que avalan el estatus metafísico del
materialismo dialéctico. Es decir, la premisa del ateísmo de
los materialistas dialécticos, que parte del supuesto
progreso de las relaciones naturales, es ya un punto dado
de antemano, más parecido a un dogma que a un punto de
vista histórico. Es otras palabras, el materialismo dialéctico
75
Aportaciones contra el dogmatismo…
reniega de la metafísica, pero no puede evitar construir sus
bases en ella. Este punto es importante resaltarlo para dar
cuenta de la convicción del existencialismo en su
vinculación con el marxismo, pues se potencia como una
filosofía en contra de cualquier dogmatismo.
***
A modo de conclusión, podemos decir que, si bien hemos
hallado varios puntos de acuerdo entre Beauvoir y Sartre,
también hallamos diferencias. Una de estas diferencias es
evidente cuando se analizamos la obra de Beauvoir. Para
ella la cuestión de género se vuelve decisiva y sin ella no
es posible establecer ningún criterio para las relación es
morales entre individuos (Beauvoir, 2015). En su
exposición, la mujer como lo otro absoluto aún debe
procurar su emancipación respecto del conjunto de las
relaciones sociales que la definen como tal. Asunto que
para Sartre no aparece como momento principal, ni
siquiera como uno subordinado.
Tampoco es posible establecer una radical separación
entre las propuestas tratadas en este texto, como hemos
visto. Lejos de establecer una oposición, más bien se puede
decir que la discusión enriquece el pensamiento
existencialista. Es importante seguir cavando críticamente
en el terreno común en el cual surgen estas dos posiciones
filosóficas: el existencialismo. Podemos encontrar una
posición fuerte de rechazo contra el dogmatismo con el que
se nos presenta el mundo en general y diversas posturas
filosóficas, que evita que aparezcan la responsabilidad y la
acción como condiciones propias del ser humano.
También hay un claro rechazo a la definición fija del
comportamiento humano, por lo que, tanto Sartre como
Beauvoir, recalcan una y otra vez que la vida no está
determinada de antemano por un plan secreto de alguna
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Jhoan Sebastian David Giraldo
instancia trascendente que domina el destino, llámese Dios
o la fría conciencia calculadora, tan claramente expresada
dentro de la sociedad moderna. Se sugiere que la condición
propia del humano es su constante devenir como existente,
lo cual niega cualquier tipo de antropología que lo defina
como una entidad determinada y de manera absoluta en
conjugación con la eternidad. Como señala Habib, el
rechazo a una antropología fija le da dignidad al ser
humano: “rechazar la idea de una antropología fija
también es dar al hombre una dignidad, dignidad humana
contra cualquier posible cosificación o reificación” (Habib,
1998, p. 127).
En el existencialismo podemos encontrar una filosofía
con amplia dimensión histórica, pues asume las
determinaciones propias de cada contexto. Pero no se
asume ante el mundo como pasividad, pues considera que
las condiciones en las cuales se encuentra el ser humano
son susceptibles de modificación por la acción del
individuo. El ser humano se desenvuelve de acuerdo con
la capacidad que le confiere la libertad, que no es una
libertad en sentido negativo de hacer lo que simplemente
plazca, sino una que está en relación con las posibilidades
objetivas del mundo. Por lo que esta postura nos muestra
una manifiesta posibilidad de una libertad individual,
pero también de una colectiva en tanto se piensa al
individuo en estrecha relación el otro.
El existencialismo se erige como una doctrina contra el
dogmatismo, no hay nada que determine qué es el ser
humano. Como bien resalta Beauvoir, nada de lo que
sucede al hombre es natural, puesto que su sola presencia
cuestiona el mundo. La libertad se erige como el principio
de la acción que busca empujar al individuo al mundo
ético que debe compartir con los demás, en donde debe
reconocer que como él hay muchos proyectos en desarrollo
y que, a su vez, deben reconocer el suyo como legítimo. La
77
Aportaciones contra el dogmatismo…
libertad no es propiamente una elección, sino una
condición propia del ser humano.
Referencias
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