Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 30 (1): 1-41 (2021)
ISSN impreso: 1852-1002 / Versión en línea: 2422-7749
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
Héctor Osvaldo Panarello1, Augusto Tessone2, Violeta Anahí Killian Galván3, Celeste Tamara Samec4,
Sayuri Kochi5, Malena Pirola6, Cecilia del Valle Chaile7, Suray Pérez8, Belén Pastora Sandoval9,
Atilio Francisco Zangrando10, Estela Ducos11, Nora Guida12 y Nasareno Piperissa13
Resumen
El objetivo de este trabajo es celebrar más de tres décadas de la integración de los análisis de isótopos
estables en investigaciones arqueológicas en nuestro país. Se presenta una síntesis sobre los conceptos,
Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. hector@
ingeis.uba.ar
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Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
gutitessone@gmail.com
3
Instituto Interdisciplinario Tilcara, Universidad de Buenos Aires / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas. Belgrano 445, Tilcara (C 4624), Jujuy, Argentina. violetakillian@gmail.com
4
Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina / Instituto
de Ciencias Naturales Alexander von Humboldt, Universidad de Antofagasta, Av. Universidad de Antofagasta
02800, 1271155, Antofagasta, Chile / Department of Archaeology, Max Planck Institute for the Science of Human
History, Kahlaische Strasse 10, 07745, Jena, Germany. celestesamec@gmail.com
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Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
kochisayuri@gmail.com
6
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires / Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. 25 de Mayo 221 3º piso, (C1002ABE). Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
malenapirola@gmail.com
7
Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
cecy.30.01@gmail.com
8
Centro Austral de Investigaciones Científicas / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Bernardo Houssay 200 (V9410CAB). Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina. surayperez@cadic-conicet.gob.ar
9
Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
b.sandoval.r@gmail.com
10
Centro Austral de Investigaciones Científicas / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Bernardo Houssay 200 (V9410CAB). Ushuaia, Tierra del Fuego. Argentina / Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires, Puan 480 (1420). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. panchozan@
yahoo.com.ar
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Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. estela@
ingeis.uba.ar
12
Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. guida@
ingeis.uba.ar
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Instituto de Geocronología y Geología Isotópica / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Pabelllón INGEIS, Ciudad Universitaria (C 1428EHA). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. nazareno@
ingeis.uba.ar
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CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
fundamentos teóricos y metodológicos y las aplicaciones, principalmente en tres grandes temas:
paleodieta, paleomovilidad y paleoambiente. A su vez, brindamos ejemplos de abordajes isotópicos
sobre problemáticas de paleodietas en sociedades cazadoras recolectoras y agricultoras; movilidad de
grupos humanos; estrategias de pastoreo; preparación y cocción de alimentos; estudios paleoambientales
y paleoclimáticos. Este compendio puede resultar una referencia útil para estudiantes e investigadores
que decidan adentrarse en este campo de investigación. Los casos mencionados no agotan el estado
de la cuestión, ni abarcan todas las regiones donde fueron desarrollados estos estudios, sino que el
propósito es mostrar la diversidad temática y el modo en que los isótopos estables permiten ampliar el
conocimiento sobre las sociedades en el pasado.
Palabras Clave: isótopos estables; arqueología; paleodieta; paleomovilidad; paleoclima.
Abstract
The main goal of this work is to celebrate more than three decades of the application of stable
isotope analyses in Argentinian archaeology. We present a synthesis of the concepts, theoretical and
methodological aspects and applications covering three main topics: paleodiet, paleomobility and
paleoenvironment. At the same time, we provide examples of isotopic approaches to study problems
such as paleodiets in hunter-gatherer and agricultural societies, human mobility, herding strategies, food
preparation and cooking, and paleoenvironmental and paleoclimatic studies. This compendium will be a
useful reference for students and researchers inclined to enter this field of research. However, the cases
mentioned here do not represent the state of art nor do they cover all the Argentinian regions where these
studies were carried out, but rather show the thematic diversity and the way in which stable isotope
analyses allow to broaden our knowledge about societies in the past.
Keywords: stable isotopes; archeology; paleodiet; paleomobility; paleoclimate.
Manuscrito recibido: 18 de noviembre de 2020.
Aceptado para su publicación: 15 de abril de 2021.
Introducción
carbono-13 en materiales orgánicos con el fin, entre
otros, de estudiar el fraccionamiento isotópico
durante la síntesis de benceno para dataciones por
14
C (Panarello, Albero & Angiolini, 1983) y, luego,
con el objeto de confirmar el síndrome de Kranz
en gramíneas argentinas (Panarello & Sánchez,
1985). En ese entonces, los datos de isótopos
estables no eran muy numerosos en arqueología a
nivel global, pero la importancia de registrar las
relaciones tróficas en poblaciones humanas en el
pasado quedó establecida en nuestro país a partir
de ese trabajo pionero. Por esos años, los mismos
autores publicaron un estudio de δ18O en aguas
meteóricas y su reflejo en valores de tejidos de
Los análisis de isótopos estables aplicados a
preguntas arqueológicas en Argentina se remontan
a fines de 1980 y principios de 1990 y fueron
pioneros en Latinoamérica. El primer trabajo
enfocado en la reconstrucción de paleodietas
humanas fue realizado a partir de mediciones
de δ13C en restos humanos recuperados en la
cueva Haichol, Patagonia norte (Fernández &
Panarello, 1988-1990). Esto fue posible porque
en el laboratorio de isótopos estables del Instituto
de Geocronología y Geología Isotópica (INGEIS)
se desarrolló una técnica para la medición de
2
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
humanos y camélidos de la Puna jujeña (Fernández
& Panarello, 1989-1990). Para el mismo momento,
Yesner y coautores publicaron en 1991 un trabajo
sobre la subsistencia de cazadores recolectores de
Tierra del Fuego, incorporando por primera vez
valores de δ15N en colágeno y de δ13C en bioapatita
de restos humanos, realizando en este caso los
análisis en el laboratorio Geochron en Estados
Unidos (Yesner, Figuerero Torres, Guichón &
Borrero, 1991).
En esos años y en el marco de proyectos
arqueológicos, se emprendieron trabajos que
buscaban reconstruir el contexto ambiental donde
se desenvolvieron las poblaciones humanas
(Fernández, Panarello & Valencio, 19881990; Panarello, 1987), como fue el estudio de
paleotemperaturas a partir de la medición de
δ18O sobre valvas de Diplodon del ambiente
fluvial patagónico (Fernández et al., 1988-1990).
Por otro lado, Panarello (1987) reconstruyó las
paleotemperaturas del agua superficial del canal
Beagle (Tierra del Fuego) a partir de valores de δ18O
de moluscos de diferentes taxones recuperados en
el sitio arqueológico Túnel I. Posteriormente, se
publicó un trabajo sobre las relaciones isotópicas
del carbono sobre distintas especies del Noroeste
Argentino, incluyendo materiales de la transición
Pleistoceno/Holoceno del sitio Barro Negro
(Fernández et al., 1991). En este trabajo, los autores
buscaron comprender los motivos de la extinción
del caballo americano y su relación con el cambio
climático en el altiplano de Jujuy. En el año 1992,
Fernández y coautores publican los primeros
valores δ13C sobre residuos carbonizados con la
intención de estudiar los alimentos cocinados en
las vasijas y detectar la presencia de maíz en las
preparaciones (Fernández, Panarello & Ramos,
1992). En suma, en seis años –entre 1987 y 1992–
se registraron una serie de trabajos que sentaron
las bases del posterior desarrollo de los isótopos
estables en nuestro país. Estos trabajos iniciales
cubrieron una gran diversidad de temáticas y se
desarrollaron casi con exclusividad en el INGEIS,
realizándose en el país todos los procesos
metodológicos y analíticos necesarios.
A partir de 1998 podríamos señalar el comienzo
de un “segundo período” en la historia de las
investigaciones, pues desde entonces todos los años
se ha publicado al menos un trabajo en donde los
isótopos estables son utilizados como metodología
para investigar un problema arqueológico (Figura
1). Su importancia también comenzó a reflejarse
en diversos eventos científicos, inicialmente a
partir de la organización de simposios en reuniones
científicas nacionales. El primero fue organizado
por el Dr. Ricardo Guichón en el marco de las
Figura 1. Número de publicaciones en revistas de habla hispana que incluyen resultados
inéditos de análisis de isótopos estables en Argentina durante los últimos 30 años según
búsqueda en Google Scholar (N = 144). Tomado con modificaciones de Samec, Pirola &
Killian Galván (2019).
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Jornadas Nacionales de Antropología Biológica
en el año 2001 (ver por ejemplo Revista Argentina
de Antropología Biológica 3 (2): 31-41) y luego
le siguió el “Taller de Arqueología e Isótopos
Estables en el Sur de Sudamérica” cuyo primer
encuentro tuvo lugar en la ciudad de Malargüe
(Mendoza) en 2006 (Neme, Barberena, Giardina
& Gil, 2006). El desarrollo de estas actividades
dio origen a volúmenes especiales en revistas de
circulación periódica (Barberena, Gil, Neme &
Tykot, 2009a; Morales, Tessone & Barberena,
2018; Otaola, Santana-Sagredo & Szpak, 2020;
Zangrando, Tessone, Ugan & Gutiérrez, 2014) y
al dictado de cursos y seminarios en diversas casas
académicas.
La relevancia que ha cobrado la aplicación
de isótopos estables en arqueología amerita
una síntesis sobre los principales conceptos,
métodos y aplicaciones, la cual puede resultar
útil para estudiantes que decidan adentrarse en
este campo de investigación. Particularmente,
este trabajo se enfoca en lo que podríamos definir
como los tres grandes temas en los que se aplica
el análisis de isótopos estables en arqueología:
paleodieta, paleomovilidad y paleoambiente. En
el primero, los isótopos estables se utilizan para
dilucidar el consumo de recursos, ya sea por parte
de poblaciones humanas o alguna especie en
particular recuperada en el registro arqueológico.
Dependiendo de la composición isotópica medida,
los recursos pueden ser alimentos sólidos o el agua
consumida. Este tipo de estudios busca caracterizar
la dieta (Panarello, Tessone & Zangrando, 2010).
En el caso de la paleomovilidad, los isótopos
estables de elementos como el estroncio y el
oxígeno permiten evaluar el lugar de origen, la
escala de movilidad y las migraciones dentro de
un marco interdisciplinario de las historias de vida
humana (Ugan et al., 2012; Barberena et al., 2017;
Serna et al., 2020a, 2020b). Por otro lado, en las
investigaciones paleoambientales, los análisis
isotópicos de elementos livianos (hidrógeno,
carbono, nitrógeno y oxígeno) se basan en la
fuerte influencia que tiene la actividad biológica y
los procesos fisicoquímicos del ciclo hidrológico
sobre la composición isotópica de diversos
sustratos. El objetivo final es la caracterización
del ambiente en el cual las poblaciones humanas
se desarrollaron para entender cómo fue esta
interacción y evolución a través del tiempo.
La segunda motivación de este trabajo es
celebrar la consolidación de un grupo de trabajo
cuya conformación fuera impulsada por el Dr.
Héctor Panarello en el INGEIS y que acompañó el
desarrollo de esta metodología en la arqueología
de nuestro país. A partir de esta experiencia
también brindamos algunos ejemplos sobre la
aplicación de isótopos estables en arqueología.
Los casos mencionados no agotan el estado de
la cuestión ni abarcan todas las regiones donde
fueron desarrollados estos estudios, sino que el
propósito de este artículo es mostrar la diversidad
temática y el modo en que los isótopos estables
permiten ampliar conocimiento sobre el pasado.
Conceptos básicos, fundamentación y
notación de los análisis de isótopos
estables
De acuerdo a los modelos más sencillos,
los átomos se hallan compuestos por partículas
subatómicas, entre las que se encuentran los
protones, neutrones y electrones. Se denomina
número másico (A) a la suma de los protones y
neutrones que componen el núcleo de un elemento
químico, mientras que el número atómico (Z)
expresa solamente el número de protones presentes
en el mismo. Mientras el número atómico incide en
la configuración electrónica y en la ubicación del
elemento en la tabla periódica, el número másico
determina su masa atómica. Concretamente, el
término “isótopo” (“mismo lugar” en griego,
debido a que ocupan el mismo lugar en la tabla
periódica) hace referencia a variantes o “nucleídos”
de un mismo elemento que poseen el mismo
número atómico pero diferente número másico,
dado que difieren en el número de neutrones que
componen el núcleo. Esto no afecta la carga del
átomo, pero sí sus propiedades fisicoquímicas
debido a que su masa es ligeramente diferente.
Dentro de estas variantes de un mismo elemento
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35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
podemos encontrar isótopos estables –aquellos que
no presentan una actividad radiactiva apreciable
(emisión de radiación ionizante)– e isótopos
inestables –aquellos que sí presentan dicha
actividad y con el tiempo acaban transformándose
en átomos estables–. Por ejemplo, en el caso de un
átomo de carbono, en su forma más común este
presenta seis protones y seis neutrones, de forma
que su número másico es 12 (12C), aunque existen
otras versiones de los átomos de carbono con
siete u ocho neutrones en su núcleo, con lo que su
número másico es de 13 y 14 respectivamente (13C
y 14C) (Figura 2). Vale mencionar que 12C y 13C son
isótopos estables y 14C es inestable.
y el liviano (e.g.13C/12C). Justamente, dado que δ
representa diferencias relativas, su valor puede
ser tanto negativo como positivo, al tiempo que
la abundancia relativa del isótopo pesado con
respecto del liviano suele ser de una magnitud tan
pequeña que los valores δ se expresan en “partes
por mil” (‰). Sin embargo, vale mencionar que
las convenciones tratadas hasta aquí corresponden
a la expresión de los resultados del análisis de los
isótopos estables –e.g. δ13C, δ15N, etc.– mientras
que en el caso de los análisis que incluyen isótopos
radiogénicos no se emplea la notación delta,
sino que los valores de la relación se expresan
en términos absolutos –e.g.87Sr/86Sr–, aunque
Figura 2. Isótopos estables (12C y 13C) e inestables (14C) del carbono.
Al medir la composición isotópica de un
elemento, por ejemplo, del carbono contenido
en el colágeno de un hueso, lo que se está
midiendo es la proporción de un isótopo más
pesado y menos abundante del carbono (13C) en
relación con otro más liviano y abundante (12C).
Por razones de simplicidad, los resultados de
las mediciones de las composiciones isotópicas
se expresan con la nomenclatura delta (δ),
utilizando como superíndice el número másico
del isótopo más pesado seguido del símbolo del
elemento (e.g. δ13C). Entonces, las composiciones
isotópicas son valores que representan diferencias
relativas en las cantidades de dos isótopos de
una muestra comparada con un estándar de
referencia y calculadas a partir de la siguiente
ecuación: δ = (Rmuestra – Restándar) / Restándar donde
R representa la relación entre el isótopo pesado
en estos casos también se emplea un estándar
internacional.
El estándar utilizado para medir las
composiciones isotópicas es un material de
referencia internacional que cuenta con un valor
R conocido y aceptado que define la escala de
las mediciones isotópicas para cada elemento
(Tabla 1). Sin embargo, debido a una cuestión
de costos y accesibilidad, los laboratorios suelen
emplear materiales de referencia secundarios con
composiciones isotópicas conocidas y calibradas
según los estándares internacionales, distribuidos
por organismos tales como la International Atomic
Energy Agency (IAEA) y el National Institute of
Standards and Technology (NIST) o desarrollados
por los propios laboratorios (Panarello, 1989;
Szpak, Metcalfe & Macdonald, 2017).
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Relación Isotópica
Notación
Estándares Internacionales
Siglas
12
C/ C
δ C
Vienna Pee Dee Belemnite
VPDB
14
N/ N
δ N
N2 atmosférico
AIR
O/16O
δ18O
Vienna Standard Mean Ocean Water
VSMOW
1
H/ H
δH
Vienna Standard Mean Ocean Water
VSMOW
S/32S
δ34S
Vienna Canyon Diablo Troilite
VCDT
Sr/ Sr
87
Strontium Carbonate Isotopic Standard
SRM-987
13
15
18
2
34
87
86
13
15
2
Sr/ Sr
86
Tabla 1. Estándares Internacionales para cada relación isotópica.
Espectrometría de masas
ambos isótopos al mismo tiempo y directamente
sobre la muestra líquida.
En Argentina aún son pocos los equipos
disponibles para la medición de isótopos estables en
distintas fracciones y materiales. Recientemente,
se inauguró un laboratorio dedicado a la medición
de δ13C y δ15N en materia orgánica en San Rafael,
Mendoza. Asimismo, en San Luis y Mar del Plata
cuentan con equipos para medir δ18O y δ2H en
aguas. Por último, en la CNEA se dispone de un
espectrómetro para medir 87Sr/86Sr. En los dos
acápites que siguen nos referiremos en detalle a
los equipos disponibles en el INGEIS.
La medición de los isótopos estables se realiza
en un espectrómetro de masas de relaciones
isotópicas (IRMS por sus siglas en inglés). Para
poder ser analizadas en este equipo, las muestras
deben ser previamente convertidas a gases simples
(CO2 y N2). Existen dos formas diferentes de
realizar esta conversión: en el sistema off-line la
preparación y purificación del gas se realiza en
líneas de preparación independientes, en vacío, de
operación manual, mientras que en el sistema online las muestras son convertidas a gas utilizando
equipos periféricos directamente adosados al
IRMS. En este último caso la cantidad de muestra
necesaria es menor y el tiempo total del análisis es
significativamente menor para cada muestra. Un
espectrómetro de masas de relaciones isotópicas
tiene tres componentes fundamentales: la fuente
de ionización, el analizador y el detector. En la
fuente de ionización, los electrones emitidos por
un filamento caliente ionizan las moléculas de gas.
Los iones son acelerados hacia el analizador y
separados por campos magnéticos para afectar la
trayectoria de las partículas cargadas en función de
su relación masa-carga (m/z) que son detectadas
en copas Faraday. Las intensidades de los haces
de iones son medidas por electromedidores y
expresadas como voltios (V) o milivoltios (mV).
En la actualidad, la medición de la composición
isotópica del agua (δ18O y δ2H) por espectrometría
de masas se suele utilizar en casos de muestras
complejas (e.g. provenientes de sitios petroleros)
y la medición de forma rutinaria (e.g. aguas de
precipitación, subterráneas, etc.) se realiza por
espectroscopía láser, técnica que permite medir
δ13C y δ15N en materia orgánica
En el INGEIS el análisis de los isótopos
estables de carbono y nitrógeno en materia
orgánica (e.g. colágeno, músculo, pelo) se realiza
en un analizador elemental (EA1108 Carlo Erba)
acoplado a un IRMS de flujo continuo (Thermo
Scientific Delta V Advantage) mediante una
interfaz (ConFlo IV) (Figura 3). El mismo
funciona de manera ininterrumpida desde 2009.
El analizador elemental (EA por sus siglas en
inglés) es el responsable de convertir la muestra
a CO2 y N2 y luego un flujo de gas portador o
carrier (He) transporta los gases generados desde
el analizador elemental al IRMS. El EA consiste
principalmente en un reactor de oxidación y otro
de reducción que se encuentran a alta temperatura,
una trampa de agua y una columna cromatográfica
a baja temperatura. Dentro del EA se produce
la combustión de la muestra, facilitada por un
pulso de He enriquecido en O2 y por la reacción
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35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
exotérmica de la oxidación de la cápsula de
estaño donde se encuentra la muestra. Los gases
resultantes circulan por dentro de los reactores,
completando la oxidación y reducción de los gases
de forma de obtener únicamente CO2, N2 y H2O.
El agua es retenida en la trampa y así el CO2 y
el N2 ingresan en la columna cromatográfica cuya
función es separar ambos gases, eluyendo primero
el N2 y luego el CO2. Gracias a esta separación,
es posible medir en el IRMS la relación isotópica
del nitrógeno y del carbono de una muestra en una
misma serie de medición. El ConFlo IV es la interfaz
que permite conectar el EA al IRMS permitiendo
introducir, además, pulsos del patrón de trabajo.
Las muestras de materia orgánica son medidas
en una serie en forma conjunta con referencias
internas de valor conocido preparadas en cápsulas
de estaño al igual que los materiales medidos. Estas
referencias internas, calibradas contra patrones
internacionales, permiten normalizar los valores
de las muestras versus el patrón internacional,
independizándonos de esta forma del valor del
patrón de trabajo y permitiendo la comparación
con resultados de distintos laboratorios.
la muestra en una línea de alto-vacío off-line
mediante el ataque con ácido fosfórico (100%).
La muestra es insertada en un reactor cuyo diseño
incluye un brazo lateral en donde se coloca el
ácido. Una vez que el reactor se encuentra en
vacío, se vierte el ácido sobre la muestra y se
lo coloca en un baño de temperatura constante
(±0,1ºC) para que muestras y patrones reaccionen
en condiciones similares. Posteriormente, el gas
generado es purificado criogénicamente para
eliminar el agua y otros gases condensables. La
medición isotópica del gas resultante se realiza en
un IRMS (Finnigan Mat Delta S) de doble entrada
(dual inlet) (Figura 4). A diferencia del IRMS de
flujo continuo, este espectrómetro no necesita de
gas portador. Tanto el gas de la muestra como
el patrón de trabajo son introducidos en dos
reservorios de volumen variable. En el caso de
las relaciones isotópicas del carbono, el patrón
de trabajo se encuentra calibrado contra patrones
internacionales y, por lo tanto, no es necesario
realizar una normalización posterior de los
datos. En el caso del oxígeno, los resultados son
normalizados utilizando una referencia interna
Figura 3. Equipo disponible en INGEIS para la medición de valores de δ13C y δ15N en materia
orgánica.
δ13C y δ18O en carbonatos
de valor conocido correspondiente a la misma
serie de medición. Aunque este equipo puede
utilizarse para medir las relaciones isotópicas de
carbono en materia orgánica, desde el 2010 ha
sido remplazado por el equipo nuevo para esta
función.
En el INGEIS también se realiza el análisis de
la composición isotópica del carbono y el oxígeno
en bioapatita o carbonatos biogénicos. El método
consiste en generar el CO2 correspondiente a
7
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
Figura 4. Finnigan Mat Delta S de doble entrada utilizado en INGEIS para medir
la composición isotópica del carbono y el oxígeno en carbonatos biogénicos.
Relaciones isotópicas mayormente utilizadas
en arqueología
productores acuáticos (por ejemplo, las macroalgas
y el fitoplancton) exhiben una gran variabilidad en
valores δ13C, abarcando todo el rango comparable
a las plantas terrestres C3 y C4. Esto depende de
diferentes variables ambientales y fisiológicas, por
lo que la definición de la línea de base en sistemas
acuáticos suele ser más compleja que en sistemas
terrestres (Casey & Post, 2011).
Al estudiar cadenas tróficas en momentos
prehistóricos o históricos es importante considerar
el cambio ocurrido en la composición isotópica del
CO2 atmosférico a lo largo del tiempo. Este cambio,
denominado comúnmente como “Efecto Suess”,
se produjo a raíz de la quema de combustibles
fósiles durante los últimos 200 años. El ingreso de
CO2 empobrecido en 13C en la atmósfera generó
que el valor δ13C promedio del CO2 atmosférico
haya pasado de ‒6,5‰ durante el Holoceno a
‒8,4‰ en la actualidad (Keeling et al., 2017).
En consecuencia, al realizar reconstrucciones de
cadenas tróficas con cronologías previas a la era
industrial a partir de muestras modernas, debemos
corregir los valores actuales para poder realizar
extrapolaciones correctas, i.e. añadiendo de 1-2‰
a los valores, según la antigüedad (Fry, 2006).
En la reconstrucción paleodietaria, los análisis
isotópicos del carbono permiten determinar el
Isótopos estables del carbono (13C/12C)
Los isótopos estables del carbono que se
utilizan en arqueología son dos: el 13C y el 12C.
Su ingreso en la biósfera tiene lugar a través
de la fotosíntesis de las plantas a partir del CO2
atmosférico. Existen diferentes vías fotosintéticas,
comúnmente denominadas C3, C4 y crasuláceas
de metabolismo ácido –CAM– (Tieszen, 1991).
El ciclo más común es el de Calvin-Benson o C3,
el cual comprende una discriminación importante
(~20‰). Por otro lado, el patrón fotosintético que
involucra cuatro átomos de carbono, denominado
Hatch-Slack o C4, es más corto y presenta un
fraccionamiento menor (~12‰). Pueden ser pastos
o gramíneas y, también, plantas de alto valor
nutritivo, como son el maíz, la caña de azúcar y
el sorgo. El tercer grupo se halla integrado por las
plantas CAM, entre las que encontramos cactáceas
y orquídeas. En el caso de los ambientes acuáticos,
en términos generales se observa una diferencia
entre los vegetales de agua dulce y de agua salada
debido a la diferencia entre el CO2 atmosférico
y el bicarbonato disuelto en el agua. Pero los
8
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
En el caso del nitrógeno, al igual que el δ13C,
la variación en los valores δ15N medidos sobre
colágeno óseo de animales herbívoros se halla
ligada a diferencias espaciales en los ambientes y a
la influencia de variables tales como la temperatura
y la disponibilidad de humedad en los valores de
plantas y suelos (Ambrose, 1991). Los organismos
marinos, por su parte, tienden a tener valores δ15N
más elevados respecto de los terrestres, pues el N2
atmosférico disuelto en el agua es convertido en
nitrato y amonio enriquecidos en 15N. El nitrato
enriquecido es utilizado por el fitoplancton en la
base de la cadena trófica marina (Montoya, 2007).
Este efecto, sumado a la extensión de las cadenas
tróficas, puede producir hasta valores superiores a
20‰ en depredadores tope (Newsome, Clementz
& Koch, 2010). Esta particularidad también se
registra en otros sistemas acuáticos (ríos, lagos
y pantanos), encontrándose organismos con
valores más elevados que aquellos pertenecientes
a sistemas terrestres (Katzenberg, 1989). Esta
diferencia entre ambientes terrestres y marinos ha
permitido el uso frecuente del δ15N para estimar
el consumo de recursos marinos por parte de las
poblaciones humanas. Otra de las aplicaciones
frecuentes del δ15N es el estudio del proceso
de lactancia y destete en poblaciones humanas
(Tsutaya, Ishida & Yoneda, 2015) y diversas
especies de animales (Balasse & Tresset, 2002).
patrón fotosintético predominante en la dieta
humana y animal. En el caso de los herbívoros, los
valores de δ13C medidos sobre sus tejidos reflejan
la proporción de vegetales C3 y C4 ingeridos,
resultando también de utilidad en diversos campos
de la ecología y la paleoecología. En el caso de
las dietas humanas, esta relación isotópica ha
sido fundamental para entender los procesos de
domesticación de plantas en distintas partes del
mundo (Hu, Ambrose & Wang, 2006; Katzenberg,
2006; Schoeninger, 2009). Esto se debe a que
gran parte de las primeras especies vegetales
inicialmente domesticadas pertenecen al tipo
C4 (e.g. el maíz en América o el mijo en Asia).
Este tipo de análisis también ha sido utilizado
para investigar la prevalencia del componente
marítimo en las dietas de las sociedades humanas,
por ejemplo, las dietas mesolíticas en Europa
(Lillie & Richards, 2000; Milner, Craig, Bailey,
Pedersen & Andersen, 2004). De esta manera, los
análisis de composición isotópica del carbono en
restos humanos han sido cruciales para discutir
los cambios en los modos de subsistencia de las
sociedades humanas a lo largo de la historia.
Isótopos estables del nitrógeno (15N/14N)
El nitrógeno posee dos isótopos estables: 15N
y N. Si bien este elemento es abundante en la
atmósfera como nitrógeno molecular o dinitrógeno
(N2), su presencia es un factor limitante tanto en
sistemas acuáticos como terrestres. La transferencia
del nitrógeno inorgánico de la atmósfera (N2) a
la esfera biológica se da a partir de un proceso
denominado “fijación de nitrógeno”. Uno de
los mecanismos para que ello suceda involucra
organismos especializados ubicados en las raíces
de las leguminosas que convierten el nitrógeno
gaseoso en formas posibles de ser utilizadas por
estas plantas. El resto de las plantas toman este
elemento del suelo en forma de nitratos, amoníaco
y amonio disueltos. Aunque hay una superposición
en los valores de las especies que pueden fijar el
nitrógeno de manera directa y aquellas que no
pueden hacerlo, estas últimas poseen valores δ15N
significativamente más elevados por lo general
(Heaton, 1987).
14
Isótopos estables del oxígeno (18O/16O) e
hidrógeno (2H/1H)
El estudio de la composición isotópica del
hidrógeno y el oxígeno del agua –precipitaciones,
agua subterránea, lagunas y ríos– es un componente
central de los estudios isotópicos paleoambientales
(Ehleringer & Rundel, 1989; Panarello & Dapeña,
2009) y de paleomovilidad (Daux et al., 2008;
Pellegrini, Pouncett, Jay, Pearson & Richards,
2016). A medida que las masas de aire cargadas
de humedad del Ecuador avanzan hacia los polos,
del océano hacia los interiores continentales y/o
ascienden por efectos orográficos, la precipitación
preferencial de isótopos pesados resulta en valores
de δ2H y δ18O del agua precipitada progresivamente
más bajos. A escala local, entonces, la composición
9
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
isotópica de las precipitaciones está determinada
por el origen de la masa de aire portadora de
humedad, la cantidad de precipitación previa –que
es función de la distancia al origen, altitud, etc.–
y la temperatura a la cual ocurre la precipitación.
La composición isotópica del agua en los
lagos estará determinada por estos procesos y,
particularmente en sistemas hidrológicos cerrados,
por la evaporación, que retira preferencialmente
los isótopos livianos del agua superficial. De esta
manera, la composición isotópica de la materia
orgánica, carbonatos biogénicos y autigénicos y
sílice biogénica formada en los distintos archivos
paleoambientales es utilizado como un registro de
la composición isotópica del agua a partir de la
cual precipitaron (Leng, 2004; Panarello, Sanci &
Wassenaar, 2019).
En estudios de paleomovilidad, al analizar la
composición isotópica del oxígeno de los tejidos,
debemos considerar que la misma depende de
los valores del agua ingerida por los humanos y
animales, la cual puede proceder de diferentes
fuentes –agua de lluvia, de ríos, manantiales, etc.–
Al mismo tiempo, debe considerarse al oxígeno
respirado e ingerido a través de los alimentos
(Ehleringer et al., 2008; Longinelli, 1984; Luz &
Kolodny, 1985). La importancia relativa de estos
componentes dependerá de la especie elegida. En
el caso del oxígeno en bioapatita, las mediciones
pueden realizarse sobre el carbonato (δ18Oc) o
sobre el fosfato (δ18Op). En general, los análisis
se realizan sobre el primero en la medida que
resulta más barato, simple y fácil que en el fosfato
y, muchas veces, viene asociado al análisis de
carbono en bioapatita (Miller et al., 2019).
De manera similar, la abundancia isotópica del
hidrógeno en los tejidos depende en gran parte del
agua consumida, el agua utilizada para la cocción
de alimentos y el hidrógeno que compone los
enlaces de los macronutrientes de los alimentos
(Ehleringer et al., 2008; Sharp, Atudorei, Panarello,
Fernández & Douthitt, 2003). En la medida que
es posible predecir la composición isotópica del
agua meteórica de un lugar según parámetros
ambientales como la latitud, altitud, distancia a la
costa, cantidad de precipitaciones, temperatura y
estación del año, el análisis de las composiciones
isotópicas del oxígeno –principalmente 18O/16O–
y el hidrógeno se convierte en un buen indicador
del origen geográfico de los individuos (Lightfoot
& O’Connell, 2016). La utilización de estas dos
relaciones isotópicas ha sido dispar debido a que
ambas no pueden medirse sobre el mismo tipo
de tejidos. Es muy frecuente medir el δ18O en
bioapatita ósea o dental, mientras que los valores
de δ2H se miden en materia orgánica, con lo cual
su uso se ha visto restringido a casos excepcionales
dentro de la arqueología a nivel mundial (van der
Sluis, Reimer & Ogle, 2019).
Otras relaciones isotópicas de interés: azufre y
estroncio
La composición isotópica del azufre (δ34S)
en los tejidos ha demostrado ser útil para la
reconstrucción paleodietaria, ya que los valores
isotópicos medidos sobre tejidos humanos y
animales reflejan los valores de δ34S de los
recursos consumidos (Nehlich, 2015; Richard,
Fuller, Sponheimer, Robinson & Ayliffe, 2003).
Asimismo, los valores isotópicos hallados
en la base de las cadenas tróficas dependen
de la mineralogía y geología local, los gases
atmosféricos y los procesos microbiales activos en
los suelos (Richards et al., 2003). En arqueología
se ha utilizado como indicador de dietas marítimas
versus dietas terrestres (Richard et al., 2003), dada
la composición isotópica homogénea que presentan
los océanos (Nehlich, 2015). No obstante, los
valores elevados asociados a contextos marítimos
pueden no ser el reflejo del consumo de recursos
con ese origen, pues puede presentarse el “efecto
de pulverización marítima” (sea spray effect),
generando valores δ34S en los suelos de costa
similares a aquellos oceánicos. Debido al contraste
que existe entre ambientes terrestres y marinos,
en el último tiempo estas mediciones han sido
utilizadas para mejorar los cálculos de calibración
de fechados por efecto reservorio en dietas que
contengan porcentajes variables de carbono de
distintos reservorios (Sayle et al., 2014).
Por último, resta mencionar el estroncio
87
( Sr/86Sr), el cual es medido sobre la fracción
10
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
mineral de huesos y dientes al igual que el oxígeno
y permite discutir aspectos relacionados con la
movilidad, migraciones e historias de residencia
(Price, Burton & Bentley, 2002; Sealy, van der
Merwe, Sillen & Krueger, 1991). A diferencia
de los casos anteriores, el 87Sr es radiogénico y
varía según la edad y el tipo de sustrato rocoso,
por lo que sería esperable que varíe según la
geología local. No obstante, en los estudios
arqueológicos lo importante es determinar el
estroncio biológicamente disponible, el cual puede
presentar variaciones respecto de dicho sustrato.
El estroncio biológicamente disponible depende
de una serie de factores como son los procesos
erosivos y meteorización de las rocas, como así
también la circulación, transporte y depositación
de los sedimentos. La composición isotópica de
estroncio no cambia por procesos biológicos una
vez ingresada a las cadenas tróficas, debido a la
pequeña diferencia en las masas relativas de los
isótopos de este elemento (Ericson, 1985). Su
incorporación en los tejidos se debe principalmente
al consumo de los diferentes recursos, aunque
depende del tejido considerado. Diversas especies
pueden utilizarse para estimar el estroncio
biológicamente disponible: las más usuales son
plantas o animales con rangos de acción pequeños,
como los roedores (Price et al., 2002).
Tejidos biológicos
En el caso de los restos humanos o animales,
las tareas de excavación comúnmente recuperan
restos óseos y dentales, debido a su mayor
capacidad de preservación en diferentes contextos
de depositación. No obstante, existen casos de
momificación natural o artificial que permiten
recuperar otro tipo de tejidos, tales como pelo,
uña y músculo. Los valores de isótopos estables
registrados en los distintos tejidos de los organismos
refieren, por un lado, al lapso particular de tiempo
en el cual este se forma y, por otro, al tipo de
crecimiento del tejido en cuestión (Tabla 2). Este
es un aspecto importante a considerar, pues cada
tejido implica escalas temporales diferentes, las
cuales deberán guardar coherencia con el problema
de investigación.
Tanto las dos fracciones óseas (colágeno
y bioapatita) como el músculo son tejidos que
presentan remodelación a lo largo de la vida de
los organismos (Ambrose, 1993). La diferencia
entre estos es que la composición isotópica de
los huesos refleja la dieta de los últimos 10 a 20
años, mientras que la del músculo abarca un lapso
temporal mucho más acotado (semanas). Por otro
lado, los restantes tejidos (dientes, pelo, uña) no
presentan remodelación y la información que se
obtiene analizando su composición isotópica puede
acotarse al tiempo específico de la formación de
ese tejido. De esta manera, los dientes registran
momentos relacionados con el nacimiento, niñez
y juventud de los individuos, dependiendo de
cuál diente se elija. Por su parte, el pelo y las
uñas siguen creciendo a lo largo de la vida del
individuo. La tasa de crecimiento del pelo es de
aproximadamente 1 cm por mes –0,35 mm / día–
Tejidos y materiales
Los tejidos y materiales sobre los cuales
se pueden realizar análisis de isótopos estables
son diversos. Su elección debe efectuarse según
las preguntas y objetivos de las investigaciones
arqueológicas propuestas.
Tejido
Resolución Temporal
Metabolismo
Colágeno óseo
Bioapatita ósea
Músculo
Colágeno diente
Esmalte dental
Pelo
Uña
Extensa, últimos 10 años
Extensa, últimos 10 años
Corta, semanas
Acotada, formación diente
Acotada, formación diente
Acotada, 1 cm cada mes
Acotada, 1 cm cada tres meses
Activo
Activo
Activo
Inerte
Inerte
Inerte
Inerte
Tabla 2. Distintos tejidos con sus resoluciones temporales y tipo de crecimiento.
11
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
de los tiestos cerámicos han demostrado ser una
herramienta rápida y económica que permite dar
un panorama general de los recursos procesados.
Se han aplicado en distintos ambientes para
resolver distintas problemáticas, mostrando tener
la capacidad de identificar grandes categorías de
recursos; como por ejemplo la contribución de
plantas C3 y C4 a las preparaciones alimenticias
o la presencia de recursos de marinos, terrestres
y/o de agua dulce (Hart, Lovis, Schulenberg &
Urquhart, 2007; Morton & Schwarcz, 2004). No
obstante, la lectura de los valores isotópicos de los
residuos orgánicos no es sencilla, ya que existen
variables que complejizan su interpretación. Por
este motivo, es importante el uso de múltiples
líneas de evidencias tales como análisis de fitolitos,
almidones y caracterización de lípidos, entre otros
(Beehr & Ambrose, 2007; Hart, Urquhart, Feranec
& Lovis, 2009).
y la de las uñas es de 1 cm cada tres meses –0,10
mm a 0,12 mm / día– (O´Connell, Hedges Healey
& Simpson, 2001). De esta forma, si segmentamos
el pelo o la uña podríamos observar la evolución
de la dieta y el lugar de residencia, mes a mes,
durante el lapso determinado por la extensión
de los mismos. Es usual combinar el análisis de
distintos tejidos para la realización de estudios
que se denominan de “historia de vida” (Sealy,
Armstrong & Schrire, 1995). Para ello, se utilizan
los restos óseos y dentales en conjunto, de forma
que pueda establecerse la existencia de cambios en
la dieta y/o de lugar de residencia entre la adultez
y la juventud/niñez de un individuo.
Residuos orgánicos
Los residuos orgánicos son sustancias
resultantes de la actividad humana –intencional
o no–, que pueden estar presentes en recipientes
cerámicos, artefactos de molienda, instrumentos,
entre otros materiales. Algunos de ellos pueden ser
visibles al ojo humano debido a su superficialidad
o invisibles ya que se encuentran absorbidos en la
estructura de los artefactos (Pollard, Batt, Stern,
Young & Young, 2007). Existen varias técnicas
analíticas que permiten su identificación, pero
las más comunes son la caracterización química
de lípidos y los estudios de isótopos estables
(Skibo, 1992). Por lo general, se analizan los
lípidos recuperados de la matriz, ya que perduran
a través del tiempo como resultado de sus
propiedades hidrofóbicas y, además, se encuentran
más protegidos de los efectos de degradación
(Malainey, 2011). Estos son el producto de la
acumulación de eventos culinarios a lo largo de
la vida útil de la pieza. No obstante, también se
han desarrollado trabajos que estudian los residuos
adheridos en calidad de restos carbonizados
macroscópicos que derivan de la combustión de
los alimentos, generalmente integrados por los tres
macronutrientes de la dieta humana (carbohidratos,
proteínas y lípidos) (Horiuchi, Miyata, Kamijo,
Cramp & Evershed, 2013). Los análisis de δ13C y
δ15N en residuos adheridos a las paredes internas
Carbonatos biogénicos
Los isótopos de oxígeno y carbono en los
minerales de carbonato de calcio (CaCO3)
que conforman los exoesqueletos de muchos
organismos acuáticos proporcionan información
paleoclimática y paleoambiental de gran utilidad
para los estudios arqueológicos. En particular,
la relación entre isótopos de oxígeno (18O/16O)
en el carbonato biogénico del caparazón de
moluscos fósiles y arqueológicos es empleada
en la reconstrucción de los antiguos regímenes
de temperatura, precipitación y monzones en
ambientes marinos y estuarinos (Prendergast
& Stevens, 2014). Esto se debe a que el valor
isotópico del oxígeno en el carbonato biogénico
(aragonita/calcita) es controlado por variables
ambientales como la temperatura del agua
circundante y su composición isotópica (δ18Ow),
esta última, correlacionada positivamente con
la salinidad. La relación entre estos factores ha
sido expresada en múltiples ecuaciones (Epstein,
Buchsbaum, Lowenstam & Urey, 1951; Grossman
& Ku, 1986). En los ambientes de latitudes medias
y altas, la temperatura del agua constituye el
12
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
factor de mayor influencia en los valores δ18O
del carbonato cálcico de los moluscos, por lo que
estos últimos son utilizados como proxies de la
paleotemperatura de los cuerpos de agua dulce
y de la superficie del mar (Epstein et al., 1951;
Flores, Gayo, Salazar & Broitman, 2018).
Asimismo, la variabilidad isotópica del oxígeno
contenida en el tejido acrecional de los moluscos
registra las fluctuaciones térmicas del agua en
una escala de tiempo estacional y subestacional
(Prendergast & Stevens, 2014). En arqueología,
el estudio combinado de los anillos y bandas de
crecimiento de la concha (esclerocronología) y su
composición geoquímica ofrece la posibilidad de
abordar cambios ambientales experimentados por
los grupos humanos debido a su corta duración.
Asimismo, esta línea de análisis ha sido clave
para determinar la estación de la recolección
de moluscos a partir del valor δ18O del último
incremento de sus caparazones, y para discutir,
por extensión, las pautas de ocupación humana
del espacio (Bailey, Deith & Shackleton, 1983;
Colonese et al., 2012).
acuática y la incidencia de minerales carbonáticos
propios de la cuenca hidrogeológica. Dado que los
organismos acuáticos toman carbono directamente
del pool de CO2 disuelto en agua, un aumento en
la bioproductividad de estos organismos afectará
la composición isotópica de dicho pool (Cohen,
2003). Esto permite realizar inferencias acerca de
cambios en parámetros climático-ambientales que
influyen sobre la bioproductividad acuática, tales
como la temperatura y salinidad.
Conservación, contaminación y diagénesis
Los valores resultantes de los análisis de
muestras arqueológicas pueden estar afectados
por diagénesis y contaminación. De esta manera,
un aspecto relevante es determinar si los valores
obtenidos corresponden a la relación isotópica
“primaria”, es decir, que sus composiciones
isotópicas no se hayan visto afectadas por
dichos procesos. En arqueología la fracción
más utilizada es el colágeno, pero a medida que
aumenta la antigüedad de las muestras, este se
degrada y la utilización de la fracción inorgánica
se hace inevitable. En estos casos, se recurre a
piezas dentales para asegurarse que los valores
obtenidos representan la relación isotópica
primaria. Los dientes tienen una mayor resistencia
a la contaminación debido a que se encuentran
recubiertos por el esmalte, con lo que el intercambio
con el ambiente de depositación es menor.
Sedimentos
La distribución de plantas de tipo C3 y C4,
como ya hemos mencionado, está determinada
directamente por factores climático-ambientales
(Tieszen, 1991). Las proporciones variables
de plantas de ambas vías fotosintéticas pueden
registrarse en la materia orgánica sedimentaria en
cuerpos de agua, paleosuelos y turberas. Entonces,
todos estos constituyen registros de variaciones
en la distribución de la composición de C3 y C4
de una comunidad vegetal dada y pueden ser
interpretados en términos de variaciones en las
condiciones climático-ambientales. Por su parte,
en ambientes acuáticos terrestres, la composición
isotópica del carbono de la materia orgánica
refleja la composición isotópica promedio de la
comunidad vegetal que le dio origen (Meyers,
2003), incluyendo plantas acuáticas y terrestres
del área de captación de la cuenca. También
influyen fuertemente el nivel de bioproductividad
Fracción orgánica o colágeno
Existen tres criterios para establecer si los
valores isotópicos obtenidos en colágeno óseo
representan valores isotópicos fidedignos. El
primero, y más importante, es la relación atómica
carbono-nitrógeno (C/N), la cual debe encontrarse
en el rango entre 2,9-3,6 (De Niro, 1985); si bien
algunos autores utilizan un rango más reducido al
trabajar con muestras arqueológicas (3,1-3,5, van
Klinken, 1999). En el pelo esta relación debe estar
dentro del rango 3,0-3,8 (O’Connell & Hedges,
13
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
1999). La misma se obtiene a partir de los %C y
%N totales, los cuales no siempre son brindados por
los laboratorios14. Diferentes autores vincularon la
presencia de valores por encima de dicho rango
con muestras que presentaron bajos rendimientos
en la obtención del colágeno o contaminación
(Ambrose, 1990; van Klinken, 1999). Un segundo
criterio consiste en considerar la concentración de
carbono y nitrógeno en las muestras analizadas
(Ambrose, 1993). Según van Klinken (1999) la
proporción de carbono (%C) en el colágeno óseo
arqueológico es del 34% ± 8%., aunque Ambrose
(1990) registra un rango de 22,6 a 47% en huesos
modernos. Los valores altos fuera de este rango
suelen asociarse a la presencia de carbono
exógeno –e.g. lípidos–, mientras que los valores
más bajos sugieren la presencia de sustancias
inorgánicas internas o externas a la muestra en
estudio (van Klinken, 1999). De forma similar,
la proporción de nitrógeno (%N) del colágeno
intacto se encuentra entre 5,5 y 17,3% para huesos
modernos (Ambrose, 1990). Por su parte, van
Klinken (1999) registró un rango de 11% a 16%
de %N en huesos arqueológicos. La proporción
de nitrógeno muestra un comportamiento similar
al del carbono en huesos con bajo contenido de
colágeno (Ambrose, 1990). Un tercer criterio es
el rendimiento del colágeno, expresado como un
porcentaje del peso inicial de la muestra. El hueso
fresco moderno contiene alrededor de 22% de
colágeno, aunque el mismo es variable. Ambrose
(1990) recupera hasta un 28% de colágeno en
huesos modernos. Esta proporción es dependiente
de la técnica de extracción de colágeno utilizada
(Sealy, Johnson, Richards & Nehlich, 2014).
Cuando el contenido de colágeno es menor a 0,5%
los contaminantes son difíciles de remover, por lo
tanto, el peso mínimo admitido para la medición
isotópica es 1%, siendo observables los casos que
se encuentran en el rango entre 0,5 a 1% (Ambrose,
1990, aunque ver criterios en van Klinken, 1999).
Fracción Mineral o Bioapatita
La fracción mineral comprende entre el 65%
y el 70% del peso total del hueso. Su componente
principal es un fosfato de calcio del grupo de las
apatitas, denominado bioapatita. La porosidad
de los huesos en comparación con el esmalte
dental hace a este tejido más susceptible a la
disolución. Sin embargo, se han reportado casos
en los que mediciones de δ13Capa en hueso no
resultan sistemáticamente alterados a pesar de la
exposición a iones exógenos (Koch et al., 2001).
Por ejemplo, modificaciones post mortem como
la recristalización no necesariamente implican
cambios en la composición isotópica original, ya
que puede resultar de la reorganización interna
de la estructura mineral (Lee-Thorp, 2008). Dado
que las condiciones postdepositacionales locales
determinan gran parte de las causas de intercambio
isotópico, cada estudio deberá evaluar las posibles
alteraciones isotópicas de la fracción inorgánica
en relación con factores como la humedad,
la temperatura y el pH de la matriz. También
se debe tener en cuenta que hasta los mismos
procedimientos de laboratorio para la extracción
de la bioapatita generan variaciones isotópicas
(Pellegrini & Snoeck, 2016). Finalmente, se
recurre a la coherencia de mediciones isotópicas
obtenidas como parte de los criterios de control
(Kohn & Cerling, 2002; Lee-Thorp, 2008), lo
que requiere conocer el grado de variación de la
distribución natural de los isótopos en el área de
estudio.
Frecuentemente, se utilizan cuatro técnicas
para estudiar el estado de las muestras óseas:
espectroscopía infrarroja por transformadas
de Fourier (FTIR por sus siglas en inglés),
espectroscopía Raman, métodos de fluorescencia
(XRF por sus siglas en inglés) y difracción de
rayos X (XRD por sus siglas en inglés) (Pollard et
al., 2007). Uno de los indicadores más utilizados
para estimar la conservación de la bioapatita es
La fórmula se realiza considerando el número másico
de los elementos: C/N = (%C/12) / (%N/14). De esta
manera, si consideramos una situación hipotética de
una muestra con un %C de 43 junto a un %N de 15, la
relación C/N es de 3,3. Es decir dentro del rango normal
establecido (De Niro, 1985). Es importante aclarar que
muchas veces los laboratorios informan la relación C/N
sin considerar el número másico por lo que las muestras
caen fuera del rango normal, pero en realidad es un
artefacto de la fórmula utilizada.
14
14
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
el índice de cristalinidad (CI por sus siglas en
inglés) generado a través de la FTIR o XRD. El
CI permite inferir el tamaño de los cristales de
bioapatita. Si bien hay pocos huesos modernos
de referencia, los índices obtenidos a través de la
FTIR se encuentran en torno a 2,77-3,14 (Wright
& Schwarcz, 1996). Un valor muy elevado de
CI en especímenes arqueológicos indicaría un
crecimiento post mortem de los cristales o una
disolución selectiva de los más pequeños, con
posibles cambios isotópicos asociados. Otros
indicadores derivados de la FTIR, como la
relación carbonato/fosfato (C/P), proporción de
CO2, proporción de carbonato tipo A/B a fosfato
(API y BPI, respectivamente) miden la proporción
de carbonatos presentes en el mineral. Estas cifras
también pueden compararse con huesos modernos
de referencia (Sponheimer & Lee-Thorp, 1999).
A su vez, en los espectrogramas se pueden buscar
picos correspondientes a otros minerales como
la brushita, calcita, fluoroapatita y francolita.
La formación de estas fases indicaría pérdida o
incorporación de iones, así como reprecipitación
mineral, con posibles alteraciones isotópicas
asociadas. En suma, no hay una relación unívoca
entre procesos diagenéticos, indicadores y el
estado del hueso a nivel molecular. Por tal razón,
Kohn y Cerling (2002) sugieren prestar atención a
la coherencia de las mediciones isotópicas como
un criterio de control; por ejemplo, asumir cierto
rango esperado de variabilidad y preguntarse si un
espécimen con composición isotópica inesperada
estaría afectado por la diagénesis. Este sería
el punto de partida para generar y evaluar los
parámetros reseñados por espectroscopía.
trófico, lo que genera cierta confusión. Con estos
términos nos referimos a diversas reacciones
físico-químicas, como la fijación del carbono
por parte de las plantas durante la fotosíntesis, la
evaporación de los isótopos del oxígeno durante
el ciclo hidrológico o la asimilación del nitrógeno
durante la formación del colágeno en los humanos.
Siguiendo a Bond y Hobson (2012) corresponde
mencionar como factor de discriminación
isotópica a las reacciones que involucren procesos
biológicos, ya que los mismos implican múltiples
procesos/reacciones bioquímicas entre el sustrato y
el producto. En cambio, factor de fraccionamiento
debería utilizarse para las diferencias que surgen
entre un sustrato y un producto en un proceso que
se da en un único paso. Este podría ser el caso de
medir el δ18O y δ2H en un cuerpo de agua y el vapor
resultante de un proceso de evaporación. Estas
variaciones ocurren en función de las propiedades
físico-químicas de los isótopos y es proporcional a
sus diferencias en masa. Una regla importante es
que en las reacciones de intercambio los isótopos
más pesados crean enlaces que son más difíciles
de formar y más difíciles de romper, es decir que
hay una concentración diferencial. Es así como,
ante la misma energía los isótopos más livianos
reaccionan más rápido que los pesados, por lo que
la velocidad en la reacción hace que las relaciones
isotópicas del producto sean diferentes a las del
sustrato (Fry, 2006).
La discriminación isotópica genera que los
tejidos de un consumidor reflejen la composición
isotópica de la dieta con una diferencia, la cual se
simboliza con la letra delta mayúscula (Δ); por
ejemplo, en el caso de la composición isotópica del
carbono: Δ13Cconsumidor-dieta = δ13Cconsumidor − δ13Cdieta.
No obstante, dicho factor de discriminación
resulta extremadamente variable, dependiendo de
factores tales como la relación isotópica analizada
(Ambrose, 2000; Ambrose & Norr, 1993), la
especie animal considerada (Sponheimer et al.,
2003), las características del sistema digestivo
(Kelly, 2000; Sponheimer et al., 2003), el tejido
y/o componente macromolecular analizado
(Kelly, 2000), el estado nutricional y la fisiología
particular del organismo analizado (Ambrose,
1991; Sponheimer, et al., 2003), entre muchos
Discriminación y fraccionamiento isotópico
Un concepto importante para la utilización de
los análisis de isótopos estables es la diferencia
isotópica existente entre el sustrato y el producto,
es decir, el fraccionamiento isotópico. En
arqueología y ecología su denominación es
variable, por ejemplo: fraccionamiento trófico,
fraccionamiento, factor de discriminación, factor
de enriquecimiento o factor de enriquecimiento
15
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
otros condicionantes (Post, 2002). En la Figura 5 se
plasman los factores promedio de discriminación
isotópica del δ13C y δ15N de un ambiente terrestre.
En arqueología y ecología la importancia de este
concepto radica en poder estimar cuál fue la dieta
y los recursos consumidos por los organismos. En
el caso del oxígeno se puede calcular el valor de
agua consumida a través de diversas ecuaciones
de regresión. Como se ha mencionado arriba
las mismas son dependientes de la especie en la
que estamos interesados en estudiar (Daux et
al., 2008; Luz, Kolodny & Horowitz, 1984). Los
distintos factores se basan en supuestos que deben
ser tenidos en cuenta al usarlos (Wolf, Carleton
& Martínez del Rio, 2009. Los errores en su
estimación, así como su variabilidad, influye en
la incerteza de las reconstrucciones paleodietarias
posteriores (Phillips et al., 2014).
En el caso del estroncio en los procesos
biológicos, si bien su composición isotópica
presenta diferencias dependientes de la masa,
la magnitud de estas es muy pequeña. De esta
manera, los isótopos del estroncio de los distintos
tejidos biológicos no registran cambios a lo largo
de toda la cadena trófica (Lewis, Pike, Coath &
Evershed, 2017; Price et al., 2002). Algo similar se
registra para el δ34S, con leves diferencias durante
los procesos metabólicos (Krajcarz, Krajcarz,
Drucker & Bocherens, 2019). De esta manera, si
se lo compara con los elementos livianos, estos
presentan diferencias de masa relativas muy
pequeñas entre sus isótopos (Lewis et al., 2017;
Krajcarz et al., 2019).
Interpretación paleodietaria y ecología
isotópica
Dentro de los estudios paleodietarios en
arqueología la pregunta más relevante es cómo
caracterizar la dieta de un consumidor a partir
de la composición isotópica de sus tejidos. Los
consumidores de interés pueden ser poblaciones
humanas o especies animales. De esta manera,
además de tener que caracterizar isotópicamente
al consumidor y el factor de discriminación
isotópica
también
resulta
fundamental
comprender la variabilidad isotópica de los
recursos potencialmente consumidos. Este campo
de estudio se denomina “ecología isotópica”,
entendiendo por tal a la distribución natural de
valores isotópicos de distintas especies animales y
vegetales y los factores de discriminación isotópica
correspondientes que permiten establecer las
relaciones de naturaleza trófica existentes en un
ecosistema (Fry, 2006; Weber, Link & Katzenberg,
2002). El acercamiento principal, o más común,
es de carácter cualitativo. El mismo se establece
a través de diagramas de dispersión cuyos
ejes corresponden a los marcadores isotópicos
Figura 5. Esquema simplificado de las cadenas tróficas terrestres, contemplando la composición isotópica del
carbono (arriba) y del nitrógeno (abajo) y los valores medios de los distintos factores de discriminación para
colágeno óseo (Δ13Ctejido-dieta y Δ15Ntejido-dieta respectivamente). Tomado de Samec (2015).
16
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
utilizados. A partir del posicionamiento del
consumidor con respecto a los valores isotópicos
de los potenciales recursos consumidos es posible
realizar inferencias generales acerca de la dieta
(Newsome, Martinez del Rio, Bearhop & Phillips,
2007). En la Figura 6 se observan los valores
δ13C y δ15N para los recursos potenciales –con
media y desvío estándar– del Centro Oeste de la
provincia de Santa Cruz durante el Holoceno. Los
mismos conforman dos polígonos, el primero con
recursos que habitan en la estepa y el segundo,
con el huemul, especie de bosque conformando el
espacio isotópico denominado Polígono BosqueEstepa (Tessone, 2010).
f1= (δ13Cconsumidor − δ13Cplanta C4)
(δ13Cplanta C3 − δ13Cplanta C4)
f2=1− f1
Ecuación 1. derivado de modelo de mezcla
lineal con un marcador isotópico para estimar
la contribución de dos fuentes a la dieta de un
herbívoro.
Dichos modelos contienen una serie de
supuestos a tener en cuenta al momento de
emplearse (Wolf, Carleton & Martinez del Rio,
2009). Entre los más importantes, se asume que la
composición elemental de carbono y nitrógeno de
Figura 6. Polígonos de los recursos del centro oeste de Santa Cruz, marco de referencia
para interpretación de paleodietas de cazadores recolectores del Holoceno tardío. Tomado
de Tessone (2010).
Por otro lado, existen acercamientos
cuantitativos que se fundamentan en una serie de
ecuaciones, conocidos como modelos de mezcla
(mixing models en inglés). Con un número n
de marcadores isotópicos es posible estimar la
contribución proporcional de n+1 fuentes a la
composición isotópica de un tejido (Phillips, 2012).
En Argentina con datos de δ13C se ha calculado la
proporción en que contribuyen plantas C3 y C4 a la
dieta de un camélido (Ecuación 1, Killian Galván,
Grant, Escola, Panarello & Olivera, 2016a) o el
porcentaje de proteínas marinas versus terrestres
en la dieta de un individuo (Barberena, 2002).
los alimentos es similar (Phillips & Koch, 2002)
y que no hay asimilación diferencial (routing)
de macronutrientes en los tejidos (Boecklen,
Yarnes, Cook & James, 2011). Lamentablemente,
el análisis de las dietas omnívoras –como es el
caso de las dietas humanas– no se adecúa a estos
principios, por lo que las interpretaciones de los
modelos de mezcla lineal deben dar cuenta de estas
limitaciones. Por otra parte, se señala que el uso
de valores individuales genera estimaciones que
subestiman los efectos de la variación isotópica
intragrupal, tanto en los consumidores como en los
recursos (Phillips & Gregg, 2001). Otro problema
fundamental en las aplicaciones arqueológicas es
17
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
la indeterminación. Cuando se desea estimar la
contribución de múltiples recursos que superan a
la cantidad de marcadores isotópicos disponibles
no hay una única solución posible (Parnell, Inger,
Bearhop & Jackson, 2010). Una alternativa es
la agrupación de recursos. El desafío entonces
consiste en agrupar alimentos isotópicamente
similares, pero con un criterio coherente para
realizar interpretaciones en términos ecológicos o
de estrategias de subsistencia (Phillips, Newsome
& Gregg, 2005).
A su vez, existen modelos de mezcla bayesianos
basados en un enfoque estadístico diferente al
frecuentista que permiten trabajar con sistemas
indeterminados (Parnell et al., 2013). Estos modelos
también contemplan la variabilidad en múltiples
parámetros, i.e. los factores de discriminación,
las mediciones y la composición isotópica de
cada grupo de alimentos, entre otros. El resultado
informa sobre distribuciones de probabilidad, i.e.
cuál habría sido la combinación más probable de
recursos consumidos dada la composición isotópica
medida en la muestra. Dichas distribuciones
pueden ser acotadas mediante la inclusión de
información a priori en los modelos, la cual puede
derivarse de otras líneas de evidencia como la
zooarqueología. Estas son muy frecuentes en
ecología, pero su uso es incipiente en arqueología.
En contextos arqueológicos de Argentina se han
utilizado SISUS (Giardina et al., 2014), MixSIAR
(Bernal, Gonzalez, Gordón & Pérez, 2016; Gil
et al., 2017; Gordón, Pérez, Hajduk, Lezcano &
Bernal, 2018) y FRUITS (Killian Galván, 2018;
Oliszewski et al., 2020; Kochi, 2017). Sólo este
último permite modelar los efectos del routing
(Fernandes, Millard, Brabec, Nadeau & Grootes,
2014; Fernandes, Grootes, Nadeau & Nehlich,
2015). La crítica más importante a estos modelos
es que son altamente sensibles a diferencias en
los factores de discriminación utilizados (Bond &
Diamond, 2011). Esto exige evaluar la robusticidad
de los resultados, cambiando los parámetros y
comparando su influencia en las estimaciones
posteriores (Fernandes, 2015). Por otra parte, se
advierte que la capacidad de discriminación de
los modelos de mezcla decrece drásticamente
a partir de seis fuentes (Phillips et al., 2014), lo
cual también depende de la ecología isotópica
(Newsome, Wheatley, Tinker & Yeakel, 2012).
Abordajes isotópicos de problemáticas en
arqueología argentina
a) Paleodieta en cazadores recolectores
Los primeros trabajos de isótopos estables
estaban destinados a determinar la dieta y
las estrategias de subsistencia de cazadores
recolectores en Patagonia (Fernández & Panarello,
1988-1990; Yesner et al., 1991). Posteriormente,
los trabajos paleodietarios en cazadores
recolectores se han extendido a las diversas
regiones del país (Barberena, Berón & Luna,
2018; Barrientos, Catella & Oliva, 2015; Bonomo,
Scabuzzo, Politis & Zucol, 2017; Killian Galván,
et al., 2016b; Laguens, Fabra, Santos & Demarchi,
2009; Loponte, Acosta & Corriale, 2016;
Scabuzzo, Frontini, Vecchi & Bayón, 2016). Estos
han sido utilizados para discutir hipótesis surgidas
a partir del registro etnográfico y etnohistórico
(Barberena, 2004; Yesner et al., 1991), el registro
zooarqueológico y arqueobotánico (Barberena,
L´Heureux & Borrero, 2004; Ottalagano y Loponte,
2017), otras líneas de evidencia bioarqueológicas
(Gómez Otero & Novellino, 2011) o la distribución
de materias primas líticas (Borrero, Barberena,
Franco, Charlin & Tykot, 2009).
La Patagonia y Tierra del Fuego han sido
las áreas con mayor cantidad de trabajos en la
aplicación de isótopos estables en cazadores
recolectores. Uno de los principales aportes de
estos estudios ha sido reconocer la existencia de
una gran variabilidad paleodietaria asociada a
la diversidad ecológica de la región (Figura 7).
La misma se ha manifestado tanto en la escala
espacial como en la temporal. Se registraron
dietas terrestres, dietas mixtas con diferentes
proporciones de recursos marinos y terrestres,
dietas marinas y, en el último tiempo, dietas
asociadas a recursos obtenidos en el bosque. En la
Figura 7 se observa esta variabilidad paleodietaria,
con valores bajos de ca. −22‰ y +7‰ para δ13C y
δ15N respectivamente asociados al bosque andino
de Patagonia norte, y valores altos de δ13C de −12‰
18
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
y de δ15N de +17‰ para ambientes marinos de la
costa atlántica; también se puede observar que las
dietas terrestres esteparias pueden ser definidas
entre −20‰ y −18‰ en el δ13C y entre +11‰
y +13‰ en el δ15N. De esta manera, se observa
una gran diversidad de estrategias de subsistencia
implementadas por los cazadores recolectores de
Patagonia durante el Holoceno.
la alimentación cotidiana de las poblaciones. Esta
línea de evidencia fue utilizada particularmente en
el Centro Oeste Argentino (COA) y en el Noroeste
Argentino (NOA).
En el caso del COA, este fue usualmente
considerado el área límite para la distribución del
maíz en los Andes. El análisis de los valores δ13C
permitió discutir la importancia del consumo del
Figura 7. Distribución de valores δ13C y δ15N en restos humanos de Patagonia.
Referencia: PM: Península Mitre (Yesner et al., 1991; Panarello et al., 2006); CB:
Canal Beagle (Panarello et al., 2006); CGSM Bte: Costa Golfo San Matías Bloque
Temprano (Favier Dubois et al., 2010); CCH: Costa Chubut (Gómez Otero, 2007);
CNSC: Costa Norte Santa Cruz (Zilio, Tessone & Hammond, 2018); CSSCyEM: Costa
Sur de Santa Cruz y Estrecho de Magallanes (Borrero et al., 2001; Barberena, 2002);
VIRCH: Valle Inferior Río Chubut (Gómez Otero, 2007); NTDF: Norte de Tierra del
Fuego (Barberena, 2004; Guichón, Borrero, Prieto, Cárdenas & Tykot, 2001); PM
I:Patagonia Merdional Interior (Borrero et al., 2001; Barberena, 2002) CGSM Bta:
Costa Golfo San Matías Bloque tardío (Favier Dubois et al., 2010); RC: Río Colorado
(Flensborg et al., 2018, 2020) ; SAC: Sierra Colorada (Tessone, García Guraieb, Goñi
& Panarello, 2015); BNP (Fernández & Tessone, 2014; Perez et al., 2019).
b) Introducción del maíz en la dieta humana
Una de las líneas de investigación más
importantes en la aplicación del análisis de
isótopos estables en arqueología es el estudio
de la domesticación y producción de plantas por
las economías en el pasado (e.g. maíz, mijo). A
diferencia de otros indicadores, como el estudio de
macro y micro restos vegetales, la medición en los
tejidos humanos proporciona un indicador claro
sobre la importancia de estos recursos dentro de
19
maíz en las dietas de las sociedades prehispánicas
a través del tiempo. Los resultados destacan
un consumo variable de este cereal durante los
últimos 2000 años, vinculado entre otros aspectos
con variaciones climático ambientales (Gil, Neme
& Tykot, 2010; Gil et al., 2014a).
Por su parte, en el caso del NOA, la aplicación
de estas técnicas permitió cuestionar al desarrollo
agrícola como una tendencia progresiva, lineal
y finalista, así como también la visión del maíz
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
como un alimento intrínsecamente más rendidor
y/o más estable respecto a otro tipo de recursos
alimenticios (Killian Galván, 2015). El análisis
simultáneo de sitios arqueológicos en las diferentes
ecorregiones del NOA (Figura 8) permitió discutir
en qué condiciones tuvo lugar la intensificación
en la producción de este cereal y su consecuente
consumo. Estos estudios han destacado que las
diferencias climáticas en la estación de crecimiento
que presentan las diferentes ecorregiones del
NOA han sido una variable de importancia en el
consumo y producción de los recursos vegetales
y animales por parte de las poblaciones (Killian
Galván, 2015). Una estación de crecimiento con
temperaturas elevadas, como es el caso de las áreas
valliserranas (e.g. Quebrada de Humahuaca y Valle
de Ambato; Gordillo & Killian Galván, 2017;
Killian Galván et al., 2014), habría favorecido
el desarrollo agrícola, con dietas donde el maíz
jugó un rol de mayor importancia (Figura 8). En
las áreas restantes, tanto la Puna Norte como Sur,
su aporte fue menor, y se privilegió otros recursos
vegetales o animales, como tubérculos y camélidos
(Killian Galván, 2018).
desarrollo dispar en Argentina. Hasta el momento,
se ha utilizado mayormente el oxígeno (Berón,
Luna & Barberena, 2013; Gil et al., 2014b; Serna,
Salazar-García, Valenzuela & Prates, 2020a; Ugan
et al., 2012) y solo unos pocos trabajos han utilizado
estroncio para evaluar la movilidad en sociedades
humanas (Barberena et al., 2017, Barberena et
al., 2019, Barberena, et al., 2020; Serna, Prates,
Mange, Salazar-García & Bataille, 2020b). En
líneas generales, podemos distinguir dos estrategias
dentro de este tipo de estudios. La primera busca
reconocer casos anómalos en un grupo. Los
valores que se escapan al comportamiento medio
del conjunto bajo análisis serían los individuos no
locales, por lo que son identificados como migrantes
o individuos que en algún momento de su vida
–dependiendo del tejido analizado– vivieron en otra
región (Berón et al., 2013). La segunda estrategia
implica el análisis de valores referencia –δ18O en
aguas o 87Sr/86Sr en distintos roedores o plantas–
para lograr, no solo identificar los casos anómalos,
sino tratar de acotar la región de procedencia de ese
individuo no local (Barberena et al., 2019; Gil et
al., 2014b; Serna et al., 2020b).
Figura 8. δ13C sobre colágeno y bioapatita en restos correspondientes a individuos
adultos del NOA según su procedencia geográfica: Yungas (Jujuy), Valles mesotermales
(Catamarca y Salta), Quebrada de Humahuaca (QH; Jujuy), Puna Norte (Jujuy) y Puna
Sur (Catamarca). Tomado de Killian Galván (2015).
Un caso interesante a mencionar, por el
volumen de información y trabajos que se
registran, es el de la movilidad de las poblaciones
humanas del Centro Oeste de la Argentina con
c) Movilidad y Migración
El uso de la composición isotópica del oxígeno
y el estroncio para estudiar la movilidad y la
migración de los grupos humanos ha tenido un
20
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
los isótopos estables del oxígeno y el estroncio
(Barberena et al., 2017; Barberena et al., 2019; Gil
et al., 2014b; Ugan et al., 2012). A partir del δ18O
en restos óseos y dentales, como también en aguas
del área, se observó cierta homogeneidad en los
valores δ18O en individuos recuperados en distintas
regiones del COA, lo que llevó a plantear una alta
movilidad de los grupos que hizo que promedien
los valores de las diferentes fuentes de agua (Gil
et al., 2014b; Ugan et al., 2012). No obstante, a
partir de estudios recientes de 87Sr/86Sr –en los
mismos sectores en los que fueran medidos estos
valores δ18O– se observó una situación contraria,
con una mayor variabilidad en los valores de
estroncio y sin que las señales de las distintas áreas
se solapen, permitiendo pensar por el contrario
en una movilidad más reducida de los grupos
humanos (Barberena et al., 2017; Barberena et al.,
2019). Esto estaría poniendo en evidencia que la
performance de cada par isotópico es de carácter
regional y parte de la tarea metodológica es
evaluar los niveles de resolución de los marcadores
isotópicos en las distintas áreas bajo estudio. Por
último, a partir de la combinación de distintas
líneas de evidencia se ha identificado un grupo de
migrantes en el valle de Uspallata, Mendoza antes
de la llegada del imperio incaico a dicha provincia;
destacando la presencia de valores estroncio no
locales y dietas con un fuerte componente C4 –i.e.
maíz– en el sitio Potrero Las Colonias (Barberena,
et al., 2020).
distintos momentos de la historia o por cambios
climático-ambientales que la podrían haber
afectado (Bas et al., 2019). Al mismo tiempo,
algunos investigadores han incursionado en el
estudio de los hábitos de las especies en función
de las variaciones en el carbono y el nitrógeno
en el ambiente marino (nearshore/offshore) a
lo largo del Holoceno y sus implicaciones para
conductas humanas en el pasado (Kochi et al.,
2018; Zangrando, Riccialdelli, Kochi, Nye &
Tessone, 2016). Si bien la escala temporal de estos
trabajos es variable, usualmente buscan integrar
la situación actual de las especies estudiadas,
siendo el registro arqueológico un reservorio de
información del ambiente marino previo a la era
industrial, con las consiguientes modificaciones
producto de la pesca y caza a gran escala. En
el canal Beagle se ha discutido cómo la presión
predatoria de los cazadores recolectores afectó
los valores isotópicos de lobos marinos (Nye,
Zangrando, Martinoli & Fogel, 2020) o cómo los
valores en peces reflejan cambios en los ambientes
de aprovisonamiento de los cazadores recolectores
(Zangrando et al., 2016).
En el ámbito terrestre, por su parte, se
desarrollaron estudios isotópicos sobre el venado
(Loponte & Corriale, 2020), guanaco (Barberena
et al., 2009b; Gil et al., 2019; Kochi et al., 2020;
Loponte & Corriale, 2020; Tessone, Rindel,
Belardi, Panarello & Goñi, 2014a) y huemul
(Barberena, Méndez, Mena & Reyes, 2011;
Fernández & Tessone, 2014; Méndez, Barberena,
Reyes & Nuevo Delaunay, 2014; Tessone,
Fernández, Bellelli & Panarello, 2014b; Tessone,
Fernández, Fernández & De Nigris, 2020a) entre
otros. Los mismos buscan entender la variabilidad
espacial y temporal de los valores obtenidos en los
restos y su vinculación con variables climáticoambientales. En el caso del huemul, se han
discutido aspectos relacionados con la distribución
pasada de la especie y como esta ha sido afectada
por la colonización del oeste de la Patagonia por
parte de los Estados-nación de Chile y Argentina
(Barberena et al., 2011; Tessone et al., 2020a).
Asimismo, durante el Pleistoceno final se
produjo la extinción de diversas especies de mega,
meso y microfauna en Sudamérica; sobre lo que
d) Zooarqueología
Los estudios de isótopos estables en
zooarqueología han crecido en el último tiempo.
Los objetivos de este tipo de aproximaciones han
sido estudiar la relación de las especies faunísticas
y las poblaciones humanas a través del tiempo,
inferir las características del ambiente para diversos
momentos del Pleistoceno y Holoceno, evaluar la
distribución de las diferentes especies en el pasado
y discutir aspectos relacionados a la biología de la
conservación (Zangrando et al., 2014).
En el ambiente marino de la Patagonia
argentina, las investigaciones apuntaron a establecer
cambios temporales en las cadenas tróficas, sea
por la interacción con las poblaciones humanas en
21
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
se discute la importancia relativa de los humanos
y el ambiente en dicha extinción. El trabajo
pionero de Fernández y coautores (1991) mostró
el potencial de la interacción entre diferentes
indicadores, entre ellos δ13C y δ18O, en el estudio
de las ocupaciones humanas y fauna extinta en el
NOA. Trabajos posteriores utilizaron valores de
carbono y oxígeno sobre carbonatos procedentes
de materiales óseos o dentales de fauna extinta en
el área de la Pampa argentina para comprender
aspectos paleocológicos (Prado, Alberdi, Azanza
& Sánchez, 2001; Sánchez, Prado & Alberdi,
2006). Se destacan los trabajos sobre caballos
del Pleistoceno, tanto del género Equus como
Hippidion (Prado, Sánchez & Alberdi, 2011; Prado
& Alberdi, 2017). Asimismo, se ha estudiado la
composición isotópica del carbono y el nitrógeno
en colágeno óseo de fauna extinta, muchas veces
recolectada en sitios arqueológicos y/o vinculados
a los fechados radiocarbónicos (Bocherens et
al., 2016, 2017; Pradeiro et al., 2012; Prevosti &
Schubert, 2013; Steele & Politis, 2009). En relación
con Xenartras, los isótopos estables han sido
utilizados para discutir los hábitos de herbivoría
de las distintas especies de este género (Bocherens
et al., 2017, 2018; Czerwonogora, Fariña & Tonni,
2011; Fariña & Varela, 2018). En Patagonia,
si bien la mayoría de las muestras provienen
del sector chileno, se destaca el estudio de la
paleocología de los depredadores del Pleistoceno
final (Prevosti & Martin, 2013) y variaciones en el
ciclo del 15N en herbívoros durante el Pleistoceno
final y la transición al Holoceno (Rabanus-Wallace
et al., 2017). A su vez, en la meseta central de
Santa Cruz, se han presentado valores δ13C y δ15N
sobre diversas especies de fauna extinta (Paunero,
Valida, Rindel & Tessone, 2017; Tessone, Miotti,
Marchionni, Hermo & Mosquera, 2020b).
Por último, asociado al registro zooarquelógico,
los isótopos estables también han sido aplicados
al estudio de las estrategias de pastoreo de las
sociedades andinas. Desde temprano los análisis
mostraron la existencia de una correlación negativa
entre la altitud y los valores de δ13C en colágeno
óseo de camélidos silvestres y domésticos de la
Puna jujeña (Fernández & Panarello, 1999-2001a,
1999-2001b; Samec, Yacobaccio & Panarello,
2018; Yacobaccio, Morales & Samec, 2009). Estos
resultados se explican por la distribución diferencial
de las especies vegetales con vías fotosintéticas C3
y C4 en función de la altitud (Samec 2014; Samec,
Yacobaccio & Panarello, 2017). Posteriormente,
este patrón se ha complementado con la correlación
entre el δ15N y la altitud, debido a su vinculación
con las variaciones con la humedad (Samec et al.,
2017). Estas tendencias han permitido evaluar y
discutir los rangos altitudinales ocupados por los
pastores durante el Holoceno tardío a partir de los
análisis de composición isotópica del carbono y
el nitrógeno en contextos arqueológicos (Figura
9) (Samec, Pirola, Yacobaccio & Panarello, 2020;
Yacobaccio, Samec & Catá, 2010). Asimismo,
Figura 9. Representación de las medias (y desviaciones estándar) de los valores isotópicos medidos sobre
colágeno óseo de los materiales recuperados en Cueva Chayal en relación con los modelos de regresión lineal
según la altitud creados a partir del análisis de materiales modernos (Samec et al., 2018). A) Media (y desviación
estándar) del grupo grande según el modelo de regresión lineal para valores de δ13C de llamas modernas, B)
Media (y desviación estándar) del grupo grande según el modelo de regresión lineal para valores de δ15N de
llamas modernas.
22
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
partiendo de la ecología isotópica propuesta en
el área se han estudiado diversas problemáticas
tales como la explotación de camélidos silvestres
durante la primera parte del Holoceno en la Puna de
Catamarca (Grant, Mondini & Panarello, 2018), las
estrategias de manejo de rebaños durante el primer
milenio AD en diferentes contextos arqueológicos
del área valliserrana de Salta y Catamarca (Dantas,
Figueroa, Laguens & Izeta, 2014; Izeta, Laguens,
Marconetto & Scattolin, 2009) y las estrategias de
caza y pastoreo en contextos incaicos de valles y
quebradas de Salta y Jujuy (Mengoni Goñalons,
2007, 2015), solo por mencionar algunos.
Recientemente se ha introducido el análisis de
estroncio para evaluar hipótesis acerca de la
gestión de rebaños de camélidos en el Valle de
Ambato (Dantas & Knudson, 2016).
niños o adolescentes, realizados en santuarios de
altura luego de largos peregrinajes. Algunas de
estas capacochas han sido objeto de análisis de
isótopos estables realizados sobre el pelo de los
individuos sacrificados, tales como las momias
del Aconcagua (Fernández et al., 1999; Panarello,
Valencio & Schobinger, 2003), Llullaillaco
(Wilson et al., 2007) y el cerro Chuscha (Killian
Galván et al., 2020; Panarello et al., 2003),
incluyendo el análisis simultáneo de isótopos del
carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno y azufre.
Estos estudios han permitido evaluar cambios en
la dieta y la movilidad durante los últimos dos
años de vida de los individuos sacrificados. En la
Figura 10 se puede observar el cambio de una dieta
predominantemente C3 a una C4 en el último año de
vida del individuo sacrificado en el Cerro Chuscha,
integrada seguramente por preparaciones a base
de maíz. Este cambio registrado en el pelo implica
una modificación de la dieta de esta persona a
medida que se acercaba el sacrificio en el santuario
de altura (Killian Galván et al., 2020). Asimismo,
a partir de la comparación de los distintos casos
disponibles en la bibliografía, Killian Galván y
coautores (2020) han puesto en duda el carácter
centralizado de esta práctica ceremonial del
imperio incaico, señalando múltiples trayectorias
en las historias de vida de estos individuos.
e) Historias de vida
En el país aún son pocos los trabajos de historias
de vida (sensu Sealy et al., 1995). Se destacan los
estudios a través de la segmentación de pelo de
individuos que participaron de rituales y sacrificios
durante el imperio incaico (Fernández, Panarello
& Schobinger, 1999; Killian Galván, Tessone,
Valenzuela, Sharp & Panarello, 2020; Sharp et
al., 2003; Wilson et al., 2007). Las capacochas
fueron sacrificios de individuos, generalmente
Figura 10. Dieta del individuo sacrificado del monte Chuscha a través del
análisis de pelo segmentado, se observa el cambio de una dieta basada en
cadenas tróficas C3 a C4. Tomado de Killian Galván et al. (2020).
23
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
f) Preparación y cocción de alimentos
Fernández y coautores (1992) fueron pioneros
en el estudio isotópico de residuos adheridos en
las piezas cerámicas con el fin de identificar los
recursos procesados y comprender los sistemas de
subsistencia de las poblaciones, siendo su área de
interés la Puna jujeña. Dos décadas después en la
misma región, se usó esta técnica para estudiar el rol
del maíz en la alimentación de las poblaciones en
el Noroeste de la Argentina (Lantos, 2014; Lantos,
Spangenberg, Giovannetti, Ratto & Maier, 2015).
Asimismo, se analizaron cambios y continuidades
en las prácticas de preparación y consumo de este
cereal con relación a los cambios sociopolíticos
sucedidos entre los siglos III y XVI DC (Lantos,
2014; Lantos et al., 2015). Esta línea también
fue aplicada en sitios arqueológicos del nordeste
de la Argentina para indagar sobre los usos de la
cerámica y la subsistencia de estas poblaciones
(González & Frère, 2017; Ottalagano, 2019). En
Patagonia, de manera más continua, se han usado
los análisis isotópicos para la identificación de
recursos cocinados en contenedores de cerámica,
los cuales demostraron que variaron de acuerdo
con el área de estudio. En la costa norte de Chubut,
esta tecnología fue utilizada para procesar mezclas
de recursos vegetales C3, animales terrestres
consumidores de plantas C3 y, en menor medida,
recursos marinos (Gómez Otero, 2007; Gómez
Otero, Constenla & Schuster, 2014), mientras que
en el centro-oeste de Santa Cruz se procesaron
mayormente animales terrestres (Chaile, Lantos,
Maier, Cassiodoro & Tessone, 2018a). En los sitios
del bosque y ecotono del sur de Río Negro y norte de
Chubut, los recipientes cerámicos fueron utilizados
para cocinar animales terrestres provenientes del
bosque, como por ejemplo roedores y huemules
(Chaile et al., 2018a). Finalmente, valores δ13C y
δ15N en sitios arqueológicos ubicados en la estepa
santacruceña han señalado la cocción de animales
de la estepa (Figura 11) (Cassiodoro & Tessone,
2014; Chaile et al., 2018a; Chaile, Tessone,
Cassiodoro, Bellelli & Belardi, 2018b; Cirigliano,
Montenegro, Franco, Brook & Cherkinsky, 2019).
Estos resultados, juntos con la caracterización
química de lípidos, permitieron inferir el uso de
la cerámica para la obtención de grasa de guanaco
entre los grupos cazadores recolectores del centrooeste de Santa Cruz (Chaile et al., 2018a, 2018b).
g) Paleoambiente y Paleotemperaturas
El análisis de isótopos estables del carbono
en sedimento se ha utilizado para explicar
diferencias en la distribución de plantas C3 y C4
en diversos momentos del Holoceno (Silva et al.,
2011). Asimismo, la influencia de la abundancia
de humedad en la composición isotópica de la
vegetación C3 ha sido utilizada para explicar
Figura 11. Valores de δ13C y δ15N de residuos adheridos a tiestos cerámicos del centro-oeste
de Santa Cruz y de la ecología isotópica del área. Tomado con modificaciones de Chaile et
al. (2018b).
24
35 años de análisis de Isótopos Estables en la Arqueología Argentina:
Conceptos, fundamentos, metodología y aplicaciones
patrones altitudinales en los valores δ13C de
materia orgánica en turbas y paleosuelos de la
Puna argentina (Morales, Pirola & Samec, 2015;
Schittek et al., 2016). En el caso de los ambientes
acuáticos terrestres, se han realizado estudios en
cuerpos de agua para el estudio de paleoambientes
del Pleistoceno y Holoceno en distintos contextos
de Argentina, tales como en lagos patagónicos
(e.g. Fey et al., 2009; Markgraf et al., 2003), en
lagunas de la Puna catamarqueña (Valero-Garcés,
Delgado-Huertas, Ratto, Navas & Edwards, 2000)
y en la región Pampeana (Piovano, Ariztegui,
Bernasconi & Mckenzie, 2004). Asimismo, se
han desarrollado algunos trabajos de enfoque
paleoclimático, que incluyen el uso de los valores
δ18O para inferir paleotemperaturas y la incidencia
relativa de la evaporación en la Puna (Fernández et
al., 1991, Olivera, Tchilinguirian & Grana, 2004) y
en la región Pampeana (Piovano et al., 2004).
Por otro lado, en la Patagonia Argentina,
se ha estudiado la composición isotópica del
oxígeno en el carbonato de los exoesqueletos
de moluscos arqueológicos para reconstruir las
paleotemperaturas del agua superficial en la costa
Atlántica y costa sur de Tierra del Fuego. Los
trabajos pioneros se desarrollaron en el canal
Beagle. Primero, a partir de mediciones de δ18O en
muestras arqueológicas de moluscos procedentes
del sitio Túnel I (Panarello 1987). En segundo
término Obelic y coautores (1998) establecieron
una curva de paleotemperaturas para el canal
Beagle durante los últimos 6000 años 14C AP a
partir de los valores isotópicos (δ18O) en muestras
arqueológicas de Mytilus edulis. La dinámica
estacional de las aguas del canal Beagle en el
pasado también ha sido discutida a fines de evaluar
la estacionalidad en la explotación antrópica de
los recursos costeros (Obelic, Álvarez, Argullós,
& Piana, 1998). Esto se ha logrado a partir de
la medición de valores δ18O sobre las líneas de
crecimiento de lapas modernas y arqueológicas
del canal Beagle (Colonese et al., 2012; Nicastro
et al., 2020). Por su parte, Favier Dubois y
coautores (2010) exploraron las fluctuaciones de
valores de δ18O y δ13C en muestras arqueológicas
de mejillones y analizaron variaciones de la
temperatura superficial del agua de mar y en
productividad del ambiente marino costero de
Patagonia septentrional durante el Holoceno
medio y tardío. En conjunto, estos datos sugieren
tendencias semejantes en la paleotemperatura del
agua marina durante la ocupación humana de la
región (Favier Dubois, Borella & Tykot, 2010).
Por último, en trabajos más recientes del canal
Beagle, el estudio combinado de isótopos estables
y esclerocronología en especímenes arqueológicos
de moluscos ha permitido abordar las oscilaciones
climáticas del Holoceno medio y tardío con un
mayor grado de resolución temporal y detectar
cambios diacrónicos en el patrón estacional de
fluctuaciones térmicas del agua de mar superficial
(Gordillo, Brey, Beyer & Lomovasky, 2015).
Consideraciones finales y perspectivas
futuras
Este trabajo presentó una síntesis sobre
los fundamentos, conceptos y herramientas
utilizadas en la aplicación de isótopos estables en
arqueología, con especial énfasis en el desarrollo
de esta metodología en la Argentina, la cual tiene
aproximadamente unos 35 años de historia. Este
ámbito muestra un notable crecimiento y dinámica
en el país, acompañando el desarrollo a nivel
mundial. En el marco de esta dinámica, aunque los
resultados todavía son escasos, se ha empezado
a desarrollar nuevas aplicaciones en el ámbito
académico nacional que queremos mencionar. En
primera instancia, en el área de la Antropología
Forense, está comenzando la aplicación de
análisis de isótopos estables para colaborar en la
identificación de personas sin identidad conocida
(NN) (Sandoval, 2019; Valenzuela, 2017).
Segundo, referido al estudio de la dieta y nutrición
de individuos en la actualidad en el marco de
estudios de antropología nutricional (Valenzuela,
et al., 2018). Tercero, la aplicación de la técnica
GC-C-IRMS en residuos absorbidos en cerámica
es una vía prolífica para identificar con mayor
precisión los recursos alimenticios, que ya ha
empezado a utilizarse en el NOA (Lantos, et al.,
2015). A futuro se busca ampliar este campo de
estudio y aplicar esta técnica también en Patagonia,
25
CUADERNOS 30 (1): 1-41 (2021)
con el fin de profundizar el conocimiento acerca
de la adopción de la cerámica en grupos cazadores
recolectores del centro-oeste de Santa Cruz
(Chaile, et al., 2018b). Como reflexión final,
destacamos el esfuerzo que ha llevado posicionar
a la Argentina como promotora de la aplicación de
metodologías basadas en los análisis isotópicos
en Latinoamérica, siendo primero INGEIS y
ahora también el LIECA (UNCuyo-CONICET),
instituciones formadoras de investigadores y
recursos humanos especializados en esta técnica.
Este reconocimiento es fruto del diálogo fraterno
entre campos disciplinares que muchas veces se
presentan como alejados: las humanidades y las
ciencias naturales. Lejos de ello, han demostrado
potenciarse de manera mutua cuando se persiguen
objetivos comunes. Este intercambio estimula
una reflexión continua sobre los alcances y
limitaciones de las diferentes líneas de evidencia,
enriqueciendo discusiones teórico-metodológicas
acerca de las unidades de análisis y las escalas
adecuadas para caracterizar los procesos socioeconómicos que ocurrieron en el pasado.
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Nuestro agradecimiento a los compañeros y
compañeras de INGEIS que han colaborado con el
desarrollo de este grupo de trabajo. Un recordatorio
muy especial para Susana Valencio quien fue una
persona clave en el surgimiento de este grupo. Por
último, a los evaluadores por las sugerencias y
comentarios que mejoraron el manuscrito.
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