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2023, Editorial Universidad del Rosario
Al finalizar el siglo XIX, Colombia asistió a un tímido proceso de modernización material traducido en el estímulo a algunos tramos ferroviarios, líneas de comunicación y ferrerías. Como bien lo ha remarcado la historiografía de corte economicista, el común denominador de aquellas tentativas técnicas fue su carácter tambaleante. Otra particularidad menos conocida de esta ambivalente agenda modernizante, fue su capacidad de convocar voces muy diversas, entre otros a clérigos, notabilidades políticas, publicistas, quienes reflexionaron, con fascinante intensidad, sobre la personalidad histórica de su época y sobre los posibles horizontes de fraternidad que jalonaría el mundo industrial. Este libro rescata varias de esas reflexiones temporales inspiradas por las agridulces mejoras materiales acometidas en el ocaso del siglo.
Las tesis que avalan el progreso técnico como la panacea que cura todos los males pueden asumir posturas políticas muy variadas (desde el desarrollismo tecnocrático hasta el nacionalismo izquierdizante, pasando por el más crudo fundamentalismo de mercado). Igual panorama podría encontrarse entre quienes ven en el devenir de la técnica un proceso de destrucción creciente que acabará con los valores mismos de la naturaleza humana. Todas tienen en común, sin embargo, una concepción acrítica de los efectos de la tecnología en el curso de las transformaciones sociales concretas y del papel de la misma en la realidad conflictiva de la sociedad capitalista.
Se ofrece una revisión historiográfica sobre la historia de la tecnología en Colombia desde el último tercio del siglo xx hasta el presente. La revisión se centró en dos tipos de literatura, de un lado, la historia económica, incluyendo la historia empresarial e industrial, y, del otro, la historia social de la tecnología, mostrando los puntos de diferencia y conexión entre ambas perspectivas de análisis. El propósito es establecer un estado del arte en la materia analizando críticamente estas contribuciones, enfatizando los aportes positivos que las diversas corrientes han desarrollado y, en definitiva, promoviendo la apertura de la caja negra de la tecnología
Apuntes del Cenes, 2020
Este artículo analiza las condiciones que hicieron posible un incipiente proceso de industrialización en Bucaramanga, Colombia, durante siete décadas, cinco correspondientes al siglo XIX y dos al siglo XX. El origen y monto de los capitales, las profesiones y ocupaciones de los actores económicos, el nivel de riesgo empleado, el sentido de asociación, la conducta empresa-rial, la tenencia y el uso de la tierra y los diversos sectores de inversión son algunos de los factores que se examinan para comprender por qué la región santandereana no logró consolidar un proceso industrial y comercial similar al experimentado en los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca. A partir del concepto de negociante y su desempeño en sectores económicos de producción y comercialización, su vinculación en la industria cultural, la banca, las finanzas y la construcción, se analizarán las políticas y estrategias estatales para incentivar la industrialización en el ámbito nacional con el objetivo de mostrar el avance que hubo en Bucaramanga con referencia a contex-tos similares. El análisis de archivos notariales y de la prensa local como fuente primaria permite comprender el proceso económico de la región santandereana entre 1857 y 1929; para ello fue fundamental la consulta de protocolos notariales, evidencia de la constitución de empresas y de la transformación de capitales en la región bumanguesa. Este artículo abre una perspectiva para la realización de nuevos estudios que muestren el proceso de desarrollo económico en Santander y descubran las razones de su estancamiento en comparación con otros departamentos colombianos.
Artificios. Revista colombiana de estudiantes de historia
El artículo busca responder cómo fue introducida e idealizada la relación causal entre la industria y el progreso a través de la prensa colombiana en la segunda mitad del siglo XIX. A pesar del escaso desarrollo fabril presenciado en el país durante la temporalidad definida, diferentes publicaciones periódicas operaron como vehículos pedagógicos para introducir en la esfera pública un universo de conceptos, valores culturales y referencias acordes al porvenir presenciado en sociedades industrializadas asimiladas como de “mayor civilización”.
La modernidad de América Latina, y por ende de Colombia, es una modernidad especial desde sus orígenes. A este respecto se plantean varias posiciones. Una visión que parte de que durante la conquista y la colonia, España y Portugal no se abrían a la modernidad sino que con la Contrarreforma se encerraban en el dogma y la fe única. De ahí el retraso en la sociedad, la política, la tecnología, la economía o la cultura. Las ideologías provenientes de Europa fueron asumidas en la América Latina con el fervor acrítico de una creencia religiosa. Inclusive el marxismo todavía tiene vida en muchos reductos de este "Lejano Occidente". Estoha sido así hasta ahora porque ..."tenemos una cultura filosófica mimética que repite los planteamientos que ormulan los pensadores alemanes, franceses, británicos, etc., sin vincular para nada esas reflexiones con nuestro pasado histórico, con nuestro ethos cultural, con nuestras necesidades y perspectivas"31. Aquí la ciudad, símbolo de lo moderno, no pertenece aún a sus habitantes; se importan y consumen ciencia y procesos tecnológicos, sin una apropiación de sus principios constitutivos, lo que en la práctica se traduce en una dependencia que llega a afectar la misma soberanía nacional; se busca la industrialización pero sin aceptar, en las instituciones su cultura política, e incluso en los rubros presupuestales, la fragmentación y demandas de autonomía individual. Tanto para las "castas señoriales" como para las "vanguardias revolucionarias", la modernidad aparece como un costo demasiado elevado que habría que evitar. En este contexto "Modernización" es el nombre con que se presenta hoy en nuestro país el proyecto neocolonial vinculado a la llamada "revolución post-industrial". Salvo, quizás, que el significado del término se fije desde el horizonte cultural de nuestro pueblo, cosa que-hasta ahora-no sucede. Para ello es necesario entonces, determinar que la mera industrialización nada produciría si no se formulan claras políticas públicas sociales. Esto implica parte de lo que se ha hecho, tratar de tornar eficiente el sector público; el diseño de programas sociales y la participación de las población y sus organizaciones en la implementación de los mismos; la intervención sobre los procesos de concentración del ingreso y un trato cuidadoso de la deuda externa.32 Es decir, que Colombia debe buscar sus vías para perfeccionar su modernización, porque no se trata de modernizar la dependencia, de copiar servilmente el desarrollo de los poderosos o de confrontarlos mediante regresiones invariables y todavía más costosas. Se habla de tres formas principales de modernización: La modernización equilibrada, en la que no se destruyen los valores tradicionales. Un ejemplo es Japón. La modernización conflictiva donde se plantean grandes antagonimsos con las tradiciones de una parte de la sociedad, como ocurre en los países musulmanes. La modernización gradual, como trata de hacerse en los países tercermundistas, laboratorios de modernidad donde lo moderno es frágil.33 Aunque Colombia haya pasado de país rural a país urbano-en 1938 el 70% de la población residía en zonas rurales y hoy el 75% vive en las cabeceras-, y en la ciudades las vanguardias pueden haberse trepado a la nave de lo posmoderno, parece un poco forzado tratar de encontrar posmodernidad precisamente en las características de una América Latina que no ha podido acceder a la modernidad. Nuestra modernidad es, cuando más, periférica y mestiza. "En América Latina y en Colombia en particular, lo moderno no puede jamás considerarse como un proyecto agotado. Muy al contrario, diría que el proyecto moderno aún tiene demasiadas porsibilidades, aunque el sendero de la modernidad no podemos recorrerlo del mismo modo como lo hicieron otros países para bien o para mal".34 Evidentemente, nuestro empeño debe ser la entrada a la modernidad con todo lo que eso implica y no simplemente a la modernización ni mucho menos el creernos posmodernos por influjo de unas artes que no están inscritas en el internacionalismo nivelador de la aldea global.
Anuario Colombiano De Historia Social Y De La Cultura, 1987
Francisco López Barajas, 2018
"La palabra técnica puede usarse para designar la eficiencia transformadora (y entonces es estrictamente sinónima de la palabra "trabajo", la formalización consciente de esos elementos y entonces su sentido es el de "saber hacer" (que históricamente se ha denominado técnica, arte y tecnología), o el resultado de lo ya hecho y entonces significa "utensilio", "artefacto" o "máquina". (Choza, 6, 2017), dando a entender la Técnica como aquella que posibilita todo, aquella que es capaz de transformar todo y dando apertura a nuevas posibilidades, pero también con sus consecuencias, dentro de estas consecuencias podemos encontrar al sistema capitalista, ojo no debemos de culpar a la técnica por la aparición del sistema capitalista al contrario debemos de entender el papel que jugó la técnica para que se posibilitara un sistema como en el que estamos inmersos hoy en día.
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Los Angeles Times, 2024
positions: asia critique, 2021
Archives de Pédiatrie, 2003
Ultrasound in Obstetrics & Gynecology, 2001
Prosiding Konferensi Nasional Pengabdian Kepada Masyarakat dan Corporate Social Responsibility (PKM-CSR)
Journal of Child Neurology, 2018